Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TRISTEZA P2

Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

Mi felicidad no hizo más que aumentar en los siguientes días.

Popp cumplió todas mis peticiones, empezando por la de caminar tomados de la mano, hasta la de cocinar juntos.

Preparar comida no era divertido para mí. Es una necesidad básica de supervivencia que todos hacemos, pero cocinar con Popp es muy distinto. Siempre se la pasa ideando cosas que hagan más ameno el momento. A veces jugaba a lanzarme harina y yo le regresaba el ataque hasta que quedábamos cubiertos de polvo blanco, pero riéndonos como si fuéramos niños traviesos. Otras veces se dedicaba a hacer galletas de distintas figuras. Cuando era mi turno, se colocaba a mi espalda y sujetaba mis manos para guiarlas. El resultado nunca fue bueno, pero aprendí algo bonito que podría preparar en días especiales.

Los paseos son igual de amenos y en ellos veo a un Popp muy romántico, que no le avergüenza hacer coronas de flores o formas de animales, que me obsequia cada que estamos solos en el claro, (el cual se ha convertido en nuestro sitio exclusivo para pasar tiempo juntos).

El único instante en que la seriedad regresó a él, fue cuando mi madre y yo lo llevamos a la tumba de mi padre, un día antes de mi cumpleaños.

Al principio se negó a acompañarnos argumentando que era un asunto familiar, pero mi madre le respondió que ya era parte de nuestra familia y que por lo menos debería ir a visitar a quien sería su suegro a pesar de ya no estar en este mundo.

-¡Cariño mío! -mi madre se arrodilló frente a la tumba de piedra -¿sabes?, Maam finalmente encontró a su amor destinado, y hoy lo ha traído para que lo conozcas, aunque tal vez ya lo hiciste -sus ojos se cristalizaron, pero al mirarnos nos sonrió -¡ven, Popp! -le ofreció su mano y él la tomó al tiempo que se arrodilló junto a ella -¡mira!, aquí está mi amado esposo, padre de Maam y ahora el tuyo también.

Popp miró la tumba y se inclinó tanto que su frente casi tocó la tierra.

-¡Perdón! -habló como si estuviera angustiado -le prometo que Maam será muy feliz. Daré mi vida para compensarlos por todo el sufrimiento que le he causado.

-No me has hecho sufrir -me hinqué a su lado y lo abracé -bueno, sí has hecho cosas que me entristecen, pero sé que lo hacías por mi bien.

-Nada lo justifica -el temblor de su voz me indicó que quería llorar.

Él no dijo nada más. Mi madre me miró confundida debido a su actitud, pero yo lo estaba mucho más y no pude darle ninguna explicación.

Había pensado que Popp diría muchas cosas. Es su naturaleza ser elocuente y solamente él sería capaz de convertir momentos tristes, en unos llenos de risas, sin embargo, se negaba a mirar la tumba de mi padre y no levantó la cabeza hasta que nos fuimos de ahí.

Durante el camino de regreso a la aldea, lo hizo en silencio. Tampoco quiso tomar mi mano y optó por caminar al frente de nosotras para no hacer notorio que me estaba rechazando.

Al llegar nos dijo que tenía que ir con sus padres por unas decoraciones para mi cumpleaños y desapareció rápidamente con su hechizo.

Yo lo esperé sentada afuera de mi casa. No comí nada y en la noche mi madre me pidió entrar porque era evidente que no volvería.

Me acosté abrazando su almohada, pero me la pasé en vela hasta que me quedé dormida por culpa de mi cansancio emocional.

El dulce sabor de su boca me despertó e inmediatamente me dejé dominar por la inmensidad del amor que le tengo.

No me importaba saber la razón por la que me abandonó ayer, pues había vuelto a mi lado y eso era suficiente para mí.

-¡Feliz cumpleaños! -me dijo con una bonita sonrisa adornando su rostro -¡lamento haber... -puse un dedo en sus labios.

-¡Está bien!, estás aquí y es todo lo que necesito para ser feliz -le contesté acariciando amorosamente su rostro.

-Señorita Maam -me dijo de manera solemne -ya es una mujer adulta y por eso me atreví a crearle un vestido acorde a su edad de viejita.

-¡No soy viejita! -le di un ligero coscorrón -tú sí eres un anciano.

-Anciano pero muy guapo -guiñó el ojo -¡hay que levantarse!, ya todos tus invitados te están esperando.

Me levanté emocionada, pero no por mis invitados, (que por supuesto quería ver), lo hice más que nada porque tenía muchas ganas de saber cómo era el vestido que había hecho para mí, y quedé maravillada por la hermosa creación que estaba colgada en la puerta del armario.

Popp me conoce muy bien porque este vestido también era de falda corta, al igual que el que me regaló antes, salvo el tono que era de un rosa más claro. Otra diferencia radicaba en que no tenía la abertura del muslo, aunque la tela sí era más pequeña a los lados que la de las partes de enfrente y atrás, (las que formaban un triángulo invertido decorado con holanes). El escote era menos atrevido que el otro y la parte del torso era de pliegues. Sus tirantes de metal dorado y unas botas blancas a media pierna, le dieron un toque elegante y sensual.

Si ese iba a ser su primer regalo, no me alcanzarían todas las emociones contenidas en mi cuerpo para expresarle lo feliz que estoy por sus preciosos detalles.

Popp salió del cuarto para permitirme cambiarme de ropa.

Rápidamente me vestí y arreglé con esmero.

En pocos minutos estuve lista y al salir, Popp me esperaba con una indumentaria casi igual al traje que le hice, pero de una sola pieza, (muy parecido al que usó en la guerra contra Vearn y que quedó hecho jirones). Al no tener mangas, sus brazos desnudos mostraban la musculatura que ha adquirido con el tiempo. No tiene los músculos prominentes de un guerrero, pero me di cuenta de que su cuerpo esbelto me atraía de una manera demasiado indecorosa y me preocupé por las sensaciones que estaban recorriéndome de pies a cabeza.

"¿Cómo puedes estar pensando en esas cosas cuando apenas tienes minutos de haberte convertido en adulta?", quise darme un golpe en la cabeza por ser tan lujuriosa.

Mi pelea mental se detuvo abruptamente al sentir las manos de Popp cobijando las mías. Los guantes que llevaba no eran completos. Sus dedos estaban desprotegidos y enviaban agradables ondas de calor por todo mi cuerpo, pero fue mi corazón el que se llenó de la emoción de la felicidad, al ver que traía puestos los anillos con mi emblema, que representan el compromiso que tiene conmigo.

-¿Lista para tener un día colmado de felicidad? -me preguntó al tiempo en que besó mis manos.

-Si lo comparto contigo, por supuesto que sí.

Popp me sonrió cálidamente antes de salir a saludar a los demás.

Recibí abrazos y emotivas felicitaciones de todos mis amigos, mi madre, mis dos maestros y mis vecinos. Los únicos ausentes fueron el tío Matriv, Him y Astrid. De estos últimos, Chiu dijo en tono burlón que su "pequeño guerrero" estaba pasándola mejor que nosotros, porque esa mujer es tan apasionada que no lo deja descansar ni una hora. Ese comentario nos hizo sonrojar a la mayoría, pero el maestro Brokina, el maestro Aván e incluso Crocodine, se preguntaron cómo es que un ser de oricalco puede complacer a una ex diosa. Popp les aclaró la duda, y nuevamente sentí celos de esa mujer al escucharlo decir que Astrid tiene poderes del Inframundo que le permiten cambiar la consistencia de cualquier objeto.

Más tardó en decirlo, que en notar que me incomodó su comentario y se apresuró a cumplir otra de mis peticiones, la cual fue la de esmerarse en hacer de mi cumpleaños el más maravilloso del mundo.

Por supuesto tuvo el apoyo de Dai cuando requería amenizar la fiesta con bromas o pláticas divertidas.

Verlos trabajar unidos para mantenernos entretenidos, aclaró mi mente y entendí que mis celos hacia nuestro pequeño amigo habían sido muy injustos.

Dai y Popp se quieren mucho, y en ellos sí se puede apreciar ese amor de hermanos que tontamente quise usar conmigo misma, para justificar mi ignorancia en los sentimientos.

Como bien dijo KillVearn, Popp es el alma de nuestro equipo y Dai la esperanza, pero si faltara Popp, todo se vendría abajo porque Dai perdería a la persona que lo ayuda a levantarse, y en consecuencia nosotros también caeríamos, (yo más que cualquiera).

Ese pensamiento atrajo mis constantes miedos, pero me obligué a olvidarlos porque Popp me pidió bailar, y no es justo que arruine este día con pensamientos negativos.

Bailes, deliciosos platillos, juegos, risas, y un sinfín de momentos felices, los guardaré en mi memoria para siempre porque todos fueron propiciados por Popp.

Antes de la medianoche decidimos partir el pastel, (Leona lo había traído y era de dos pisos con demasiado merengue). Yo le pedí a Popp que lo partiéramos juntos, pero primero quiso dedicarme unas palabras.

-Maam, a partir de hoy comenzará una nueva etapa en tu vida. La tristeza desaparecerá definitivamente de tu corazón, porque tienes un alma fuerte, capaz de vencer cualquier obstáculo que se presente en tu camino y además, cuentas con amigos que te quieren y que te apoyarán siempre. Tus sueños se materializarán en el instante en que recuperes el deseo que dejaste olvidado y conocerás la verdadera felicidad.

Fueron deseos bonitos, pero algo impidió que me sintiera alegre, e incluso el rostro de los demás era de pena y bajaron la mirada ante mi escrutinio. Dai era el único que estaba tan confundido como yo, porque hasta mi madre miró hacia otro lado, y presentí que aquellas palabras escondían un secreto que me causarían un gran dolor, sobre todo porque no hizo referencia a él en ninguna parte de su discurso.

Popp volvió a demostrar que es cierto que me conoce muy bien porque luego de partir el pastel, mi animosidad decayó, y de inmediato me pidió ir al claro para tener un poco de privacidad.

La música seguía escuchándose ahí a pesar de que estábamos bastante alejados.

En un intento por tranquilizarme, quiso que bailáramos aprovechando el armonioso sonido de los instrumentos que tocaban algunos de mis vecinos para amenizar la fiesta.

Yo me aferré a sus brazos, ante el pensamiento de que mañana enfrentaría la prueba de Koré.

Tendría más confianza si Popp no se hubiera estado comportando extrañamente, y lo que terminó por reducir mi valor, fueron sus palabras de hace unos minutos.

Mi corazón y mi alma tenían el mismo temor. Perder la prueba ya no me importaba. Lo que me aterrorizaba era dejar de verlo. Teníamos tantas cosas que no compartiríamos si nos separamos, que si ésta es nuestra última noche con vida, quiero cumplir el único deseo que he querido desde que descubrí la pasión de sus besos. Lo más seguro es que me considere una lujuriosa pervertida, pero a estas alturas tampoco me importa.

-¿Puedes cumplirme un último deseo? -hablé tan bajito que dudaba que me hubiera escuchado.

-Sabes que siempre hago lo que me pides -dejó de bailar, pero tuvo que alzar mi mentón para poder verme -¿estás temblando? -tocó mi frente -no es fiebre. Tu piel está demasiado fría.

-Quiero que vayamos al lago -vi que iba a negarse y lo abracé de nuevo -desconozco el motivo por el que no te gustó que te llevara ahí, pero considéralo como si fuera la última petición de un moribundo.

-No vas a morir, Maam. Yo no lo permitiré.

-Lo sé, pero todo puede pasar y hay una sola cosa que quiero tener antes de abandonar este mundo.

-¿Qué cosa?

-Te lo diré en el lago.

Ir a ese lugar es realmente odioso para él, sin embargo, aceptó quizás al ver mi desesperación.

El lago estaba iluminado por la luz que desprende la luna. Brillaba tanto, que no había necesidad de encender una fogata.

Caminé hasta la orilla. Me quité las botas para meter los pies en el agua y me senté con las piernas flexionadas hasta mi pecho.

Popp se sentó a mi lado y esperó paciente a que me decidiera a hablar.

*****

-Antes de pedirte mi deseo, necesito que me comprendas -miré el agua ondeante por el viento para darme valor -jamás había sido una chica que pensara en la intimidad que comparte un hombre y una mujer. No era un asunto que me preocupara, mucho menos porque le daba más importancia a convertirme en una guerrera poderosa como lo fue mi padre, y olvidé por completo lo que es ser femenina. Tampoco me causaba vergüenza mostrar parte de mi cuerpo en las batallas, porque desconocía lo que es la sensualidad y no pensaba que eso motiva el instinto primitivo de los hombres... Tú fuiste el primero que me puso nerviosa con sus "descuidados" toqueteos y tu mirada pervertida -sonreí al recordar esas veces en las que se comportó de esa manera -te golpeaba por atrevido, pero más que nada porque hacías que mi cuerpo sintiera cosas que no debía sentir en ese entonces, y las odiaba.

-¡Perdón, Maam!, sé que no es excusa, pero era demasiado inmaduro para darme cuenta de que te estaba faltando al respeto. A mi favor diré que ninguna de las ocasiones que me sobrepasé con mis toqueteos, fueron premeditadas, sino accidentales.

-Lo sé. De no haberlo entendido, no me habría enamorado de ti... El verdadero problema es que me hiciste consciente de que tengo las mismas debilidades de los hombres -mis mejillas iban adquiriendo más tonalidad rojiza conforme más me sinceraba -días antes de iniciar nuestro viaje, mi madre dijo algo que despertó un deseo que intenté sepultar porque todavía lo consideraba insano, pero me arrepentí de haberlo hecho cuando me enteré de que alguien ya me lo había ganado.

Voltee a mirarlo. Esperaba que hubiera comprendido a lo que me refiero, sin embargo, su cara denotaba confusión.

-¡Por favor, Popp, no me hagas ser más específica! -grité con la cara ardiendo de vergüenza.

-No lo hago a propósito. En serio no te entiendo -de no ser por la sinceridad de su mirada, pensaría que miente.

-Está bien, seré directa -bajé la mirada porque lo que diría cambiaría la imagen que tiene de mí y no quería ver su decepción -al aceptar mis sentimientos, me di cuenta de que a pesar de ser compasiva y amable con todo el mundo, cuando se trata de ti, también me invaden emociones negativas. Las dos más fuertes son la envidia y los celos... No soporto que admires la belleza de otras mujeres, o que dividas tu cariño entre Dai y yo, pero lo que más me destroza, es el saber que Astrid me robó el momento que quería que vivieras únicamente conmigo.

De la confusión pasó a la sorpresa. Supongo que nunca se imaginó que aun siguiera recordando que su primera vez fue con esa mujer, o tal vez pensó que lo superé muy rápido porque no me importó, cuando la realidad es que es algo que sigue carcomiéndome el alma y no lo supe hasta que lo escuché aclarar una habilidad de esa mujer que sólo sabría alguien que compartió su intimidad.

-Te dije que lo de Astrid fue por... -guardó silencio al ver que levanté mi mano para callarlo.

-Podrás decirme mil veces que lo hiciste para revivirla y así obtener la ayuda de las diosas para salvar a Dai, pero eso no me va a quitar este dolor que me hiere cada que lo recuerdo -coloqué mi mano sobre mi pecho -sólo existe una manera en la que lo superaré definitivamente.

-¿Cuál sería? -pasó saliva y sus mejillas también se colorearon. Es un sabio después de todo y presiente lo que voy a pedirle, aunque el hecho de haberme acercado para colocarme encima de su cuerpo pudo ser más revelador que mis palabras.

-¡Quiero hacerte el amor! -por fin dije lo que tanto he deseado, y lo hice con una gran firmeza que no daba pie a la duda -quiero borrar de tu cuerpo las caricias de esa mujer para que sólo queden las mías -puse mi mano en su pecho y me sentí dichosa al percibir los acelerados latidos de su corazón -¡por favor, te suplico que no me rechaces!... te amo demasiado y no quiero morir sin haberte amado también con mi cuerpo.

-No sabes lo que estás pidiendo -trató de quitarme, pero lo empujé lo más suave que pude para acostarlo en el piso.

-¡Sí lo sé!, aunque más bien, sospecho que tú eres el que no desea nada de mí -de ser cierto lo que pienso, él acabaría conmigo más rápido que cualquier enemigo.

No respondió con palabras, sino con algo que me demostró que a pesar de que en apariencia contiene sus emociones, su cuerpo es incapaz de hacerlo. Sus brazos me atrajeron para quedar recostada sobre él y enseguida fui consciente de la diferencia que hay entre el calor bondadoso que siempre me trasmite, con este calor intenso que me estremeció. No logré identificar el tipo de emoción que era, pero la supuse al percibir una parte de su anatomía que evidenciaba que al menos me deseaba con la misma fuerza con la que yo lo deseo a él.

-La única mujer que consigue despertar mi cuerpo, eres tú -sus ojos se cristalizaron de repente -antes dijiste que lo que pasó con Astrid te destroza, pero para un hombre que te ama más que así mismo, perder la oportunidad de conocer contigo lo que es hacer el amor por primera vez, sepultó la emoción de la pasión, o eso quise creer... acabas de darte cuenta de que sí te deseo y no te imaginas cuántas veces tuve que envolverme con mi poder mágico de hielo para que no pensaras que soy un pervertido... Dormir en la misma cama, un simple abrazo, unir nuestras manos al caminar, o un pequeño beso, despierta mi cuerpo tal y como lo estás sintiendo ahora -lo último lo dijo como si se estuviera humillando y apartó su mirada de mí.

Su declaración debió devolverme mi orgullo de mujer, pero la tristeza que emanaba de su ser era demasiado grande y no entendí la razón por la que se sentía de esa manera, si los dos nos deseamos con una pasión desbordante.

-Mi amor -tomé su cara delicadamente y por fortuna me miró -En las mujeres no se nota a simple vista el deseo que tenemos hacia un hombre, pero así como tu cuerpo despertó por lo que sientes, el mío está al mismo nivel, y te darás cuenta que no miento, en el momento en que seamos uno en cuerpo y alma.

-No quisiera que te arrepientas después... Yo aceptaría adorarte con mi cuerpo porque sí te amo, pero tú, ¿lo harías por amor, o porque piensas que es un paso obligado entre nosotros?

-Es obvio que quiero hacerlo porque te amo -le sonreí para darle confianza en mis palabras.

Sabía que la probabilidad de que se negara a causa de sus dudas era alta, por eso decidí olvidarme de la vergüenza y volver a ser aquella Maam desinhibida del pasado, por lo que me incorporé para bajar los tirantes del vestido, pero las manos de Popp me detuvieron.

-¿Podemos tomar turnos para prodigarnos caricias? -el tono de su voz fue más varonil y sus ojos brillaron como cada vez que miraba a una mujer hermosa.

-Entonces ¿sí aceptas cumplir mi deseo? -mi voz salió ahogada por la emoción.

-Cumplir tu deseo es cumplir el mío... Si esta es nuestra última noche juntos, al menos quiero llevarme como recuerdo tus caricias y tus besos -me atrajo de nuevo para besarnos y se acostó completamente en el suelo -puedes tomar el primer turno para empezar a conocer este cuerpo que siempre será tuyo.

Guio mi mano hasta su pecho y aunque estaba nerviosa, me puse a acariciarlo sobre la ropa.

El beso que inició tierno fue subiendo de nivel conforme mis manos tocaban su cuerpo. Había pensado que me costaría más trabajo olvidarme de mi timidez, pero la pasión que sentía era demasiada y prácticamente lo despojé de su ropa con ansiedad, (incluso creo que hasta la rompí por la fuerza que usé). Sentir su piel ardiendo, tocar los músculos de sus brazos, los oblicuos de su abdomen, la firmeza de sus muslos, me enloquecieron tanto, que sin pudor quité la prenda que me impedía conocerlo completamente.

-¡No puedes ser Maam!... ¡esto... esto no es verdad! -pronunció con enojo.

-¿No te gusta que me comporte así? -me alejé un poco y me quedé sin aliento al ver su magnífico cuerpo.

Desde nuestros viajes con Dai, hasta el que hicimos con Merle, era común verlo en ropa interior cuando nos bañábamos en los lagos. Siempre dirigía mi mirada a su torso y aunque quería evitarlo, era difícil porque ya en ese entonces despertaba en mí una gran atracción, pero a diferencia de Hyunckel, a él jamás me atreví a tocarlo debido a que no habría sido un toque inocente... "ahora lo sé".

"¡Es hermoso!", mis ojos admiraron con detenimiento su cuerpo, mientras mis manos continuaban explorándolo, "¡demasiado hermoso!", no sé si la palabra está bien empleada en un hombre, pero no encontré otra que se acercara a lo que estaba viendo.

Quería decirle lo que pensaba, pero la necesidad de unirme a él era demasiada y lo jalé al tiempo en que me tiré en el suelo para que quedara sobre mí.

-No... no creo poder esperar a que sea tu turno de tocarme -jadee por el intenso deseo -¡ámame, por favor!

Popp tardó en hacer un movimiento y quise incentivarlo con un beso que le demostrara lo mucho que necesito sentirlo mío. Seguí tocándolo y hasta lo besé desde su cuello hasta su pecho, pero aunque me deleitó con sus gemidos, extrañamente mantuvo sus brazos a lado de mi cuerpo, como si estuviera evitando ponerme un dedo encima.

-¿Qué pasa? -pausé el beso ante su comportamiento -¿ya no me deseas?, ¿no te atraigo porque no soy tan hermosa como Astrid?

-¡Eres mil veces más hermosa que cualquier otra mujer! -sentí que su cuerpo empezó a temblar -no te imaginas lo que me está costando contenerme -su aura fría regresó, al igual que el tono serio de su voz -incluso he tenido que invocar la magia de hielo otra vez, para evitar cometer el error de dejarme llevar.

-¿Por qué dices que sería un error? -en este punto también me puse a temblar por un horrible miedo a que me abandone.

-No puedo hacer contigo, lo mismo que me pasó a mí -acarició mi rostro con su mano temblorosa -sería peor que un monstruo si te quito el privilegio de entregarte al hombre que en verdad amas -sus ojos se llenaron de lágrimas y quise detenerlas, pero eran demasiadas y mi intento fue infructuoso.

-¡Tú eres el hombre que amo! -también lloré al entender que estuve engañándome al pensar en que estaba derrumbando la barrera de su desconfianza.

-¡No lo soy, Maam!... sabes perfectamente quién es tu verdadero amor, pero te estás sacrificando por el bien de los demás y debiste pensar que si tenemos intimidad, conseguirás olvidarlo.

-No es cier... -su mano brilló y al colocar un dedo en mi frente empecé a sentir mucho sueño -¿qué... qué me estás haciendo?

*****

-Mañana abrirás los ojos y verás el rostro de la persona a la que estabas renunciando, pero que amas más que a nadie en el mundo... Con él irás a enfrentar la prueba de Koré y cuando logres pasarla, podrás tener lo que siempre deseaste. La casa que construiste la decorarán juntos y tendrán varios hijos -eso lo dijo con dolor -por suerte pensaste en hacer muchas habitaciones para cada uno -trató de sonreír, pero sus lágrimas salieron más abundantes -¡sé muy feliz!

De nuevo estaba diciendo esas palabras que son todo menos verdad. Si tanto quisiera que fuera feliz, no me lastimaría de este modo.

Estiré mis brazos en el momento en que se puso de pie, pero no tenía casi nada de fuerzas y las perdí por completo al verlo cubrir su cuerpo con el atuendo de hechicero que usó en el viaje en busca de Dai.

"Ya no serás mío", lloré más con esa horrible realidad.

Cuando me dio la espalda para mirar el lago, me arrastré como pude. El hechizo era demasiado fuerte y amenazaba con hacerme perder el conocimiento en cualquier momento, pero mi voluntad me ayudó a mantenerme despierta.

Al tocar su pie se sobresaltó y se apresuró a cargarme al ver mis intentos de abrazarme a sus piernas.

Sabía que esta sería la última vez que podría tocarlo, así que me aferré a su cuerpo.

La luz brillante del hechizo Ruura nos cubrió y aparecimos en la tarima que usamos como pista de baile en mi fiesta de cumpleaños.

A nuestro alrededor estaban nuestros amigos y por sus rostros tristes, comprendí que todos estaban al tanto de lo que iba a suceder.

-¡Es hora! -Popp les anunció y ellos simplemente asintieron con un movimiento de cabeza.

Mi madre depositó un beso en mi frente. Sus ojos llorosos me confirmaron que también estaba enterada de las decisiones de Popp, y las aceptaba.

-Yo no podré acompañarlos, pero te lo suplico... -mi madre lo miró sin una gota de reproche -...¡protege a mi hija!

-¡Así lo haré, señora! -me miró un segundo y luego volvió a invocar un hechizo que nos trasladó a todos sin necesidad de que lo tocaran.

Esta vez aparecimos en el castillo de Papunika.

Dai, Leona, el maestro Aván, la reina Flora, Merle, Nova, Hyunckel, Larhart, Crocodine, Chiu y su ejército, eran los que estaban aquí, tan callados como una tumba.

Leona y Popp intercambiaron miradas. Ella caminó adelante, y él la siguió.

El lugar a donde me llevaron fue a la habitación en la que me he quedado siempre. Ahí me acostó con cuidado y luego de cubrirme con el cobertor, se sentó a un lado.

Sus ojos continuaban reflejando tristeza y lloró otra vez cuando se puso a acariciar mi cabello.

-¿Qué está pasando, Popp? -Dai entró al cuarto y preguntó alterado, pero él no le respondió -Leona, ¿tú sí me vas a decir lo que todos están tratando de ocultarme?

-Popp -Leona colocó una mano en su hombro -¿no crees que deberías reconsiderar tu plan?... Maam está muy mal y dudo que pueda enfrentar esa prueba así.

-Su estado actual es lo que le permitirá pasar esa prueba -cerró sus ojos con fuerza -ya debo irme -se levantó evitando mirarme -¡cuídenla mucho!

Verlo encaminarse a la salida me llenó de desesperación y como pude me moví para ir tras él, pero caí al suelo golpeando mi rostro en la dura baldosa.

Leona y Dai intentaron levantarme, sin embargo, me zafé de sus manos para al menos arrastrarme y así poder detenerlo.

-¡No te vayas! -logré pronunciar y estiré mi mano en un intento estúpido por alcanzarlo.

Popp ni siquiera volteo a verme a pesar de que supo que me había caído y que me estaba humillando a mí misma al suplicarle.

En el instante en que la puerta se cerró, me rendí a su hechizo.

Mi subconsciente trajo a mis sueños los recuerdos de nuestros días en Lankirks. Aquellos momentos habían sido los más felices de mi vida, y daría lo que fuera por regresar el tiempo para evitar que partiéramos a mi aldea.

-¡Maam! -Popp me estaba llamando y abrí los ojos esperando verlo, pero nadie estaba en el cuarto -¡Maam! -volví a escucharlo, aunque esta vez afuera.

«Tu amado te espera en la entrada del bosque del castillo», después de no saber de ella en mucho tiempo, la amable mujer había regresado.

Si me estaba diciendo que Popp me esperaba, seguramente era cierto. Mi cuerpo todavía estaba débil por el hechizo de letargo, pero mi deseo de ver al hombre que amo me dio fuerzas para saltar por la ventana y correr hacia el bosque.

De lejos lo vi sonriéndome y aumenté la velocidad cuando abrió los brazos.

Una extraña sensación invadió mi alma en cuanto lo abracé. Su calor era diferente y hasta su piel no tenía la misma textura que mis manos conocían a la perfección.

Alcé la mirada para asegurarme que fuera Popp, y en efecto, era él.

Su rostro sonriente era el mismo, sin embargo, las sensaciones que me trasmitía no eran ni de cerca a las que me hacen sentirme feliz.

Con su mano alzó mi mentón y al verlo acercarse para besarme, mi instinto me hizo alejarme.

-¿No deseas que te bese? -su mirada se entristeció y sentí lástima por él.

"¿Lástima?, Popp nunca ha despertado esa clase de emoción en mí. Me hace enojar, me provoca celos si admira a otras mujeres, envidio a cualquiera que tenga su atención, y hasta quiero golpearlo por hacerme sufrir, pero jamás le he tenido lástima".

-Tengo mucho tiempo anhelando besarte. Si me niegas ese pequeño contacto, no seré capaz de entender lo que siento -habló con angustia.

Estaba tan confundida que no dije nada. Simplemente le permití cumplir su petición para descubrir si su beso conseguía devolverme la cordura, pero apenas me había rozado los labios, cuando supe que este hombre no era Popp. Desafortunadamente no fui tan rápida y por la fuerza que ejerció para mantenerme quieta, no logré evitar que me besara con profundidad y tuve que darle un golpe en el estómago para que me soltara.

El hombre se quejó, y poco a poco la imagen que tenía de Popp se desvaneció revelando que a quien acababa de besar, no era otro más que Hyunckel.

-¿Maam? -su asombro me indicó que él también pensó que estaba con otra persona.

"¿Acaso no he tenido suficiente dolor?... incluso me han arrebatado el último beso que recibí de Popp".

«Por cada momento de felicidad, tendrás también uno de tristeza», la maldita Koré repitió en mi mente la sentencia de su maldición.

Esta última estocada a mi corazón consiguió destruirme finalmente. Ninguna fuerza le quedaba ni a mi cuerpo, ni a mi alma, y ante la debilidad, me dejé caer en el suelo.

Mi eterno llanto volvió a surgir al descubrir que tampoco tenía el anillo de compromiso en mi dedo, sino en el brazalete.

Hyunckel no se atrevió a tocarme y en vez de eso se fue a buscar ayuda.

El maestro Aván me llevó adentro del castillo y trató por todos los medios que comiera algo, sin embargo, yo ya era como un cadáver viviente que lo único que conservaba, eran sus lágrimas.

Los demás discutían sus distintas opiniones respecto a las decisiones de Popp.

Dai, Merle, la reina Flora, Chiu, y Hyunckel, reclamaban que el plan era cruel. Los demás optaron por defender a Popp, argumentando que sus planes nos habían dado la victoria en las batallas que hemos enfrentado. Ahí supe que ellos tenían conocimiento de todo y no pude evitar odiarlos por no ser sinceros conmigo.

El aura maligna estaba emergiendo, pero todavía tenía una pizca de esperanza de que Popp regresaría a mi lado como siempre lo hace y me esforcé por contenerla.

No tenía idea de qué hora era, pero supuse que ya debíamos irnos al sitio en donde se llevaría a cabo la prueba, debido a que nos pidieron a Dai y a mí, que nos pusiéramos nuestros trajes de combate.

En mi habitación estaba el vestido que Popp me regaló en su cumpleaños. En ese momento pensé estúpidamente que era hermoso, pero ahora que lo observaba con más detenimiento, me di cuenta de que lo hizo para que enfrentara la maldita prueba de la que nunca quiso hablar en ese entonces.

Mientras me colocaba los accesorios dorados, pensé que si no me quisiera, no habría puesto tanto empeño en protegerme a través de estos aditamentos.

"Seguramente tienes un motivo por el que te viste forzado a herirme de esta manera, por eso no me rendiré al aura maligna... te lo prometo".

A pesar de mi determinación, caminé de regreso con los demás con movimientos rígidos, y mantuve mi mutismo porque no es fácil soportar el dolor de la desilusión.

En el salón estaban Dai, Larhart, Hyunckel y Crocodine, revisando sus armas. Leona y el maestro Aván hablaban acerca de un plan de contingencia con la reina Flora, Nova, Merle y Chiu.

"Son unos egoístas. No les importa mi dolor. Sólo piensan en ganar la prueba para que el mundo esté en paz".

Tal vez no era una interpretación acertada, pero me han decepcionado demasiado, que hasta desconfío de mis amigos.

Una luz dorada apareció en medio del salón y observé sin mucho ánimo que Astrid había llegado en compañía de Him.

Verlos tomados de la mano como una pareja, provocó que mis lágrimas volvieran a salir.

Astrid preguntó lo que estaba pasando y Leona le informó lo sucedido.

-¡Popp es un idiota! -increíblemente la ex diosa lo dijo enojada -en ese estado dudo que pueda luchar.

-¿La prueba sí es un combate? -Dai preguntó al mismo tiempo de envainar su espada.

-Es lo que imagino. Koré disfruta las peleas a muerte.

-Entonces por eso el tonto hechicero le pidió a Hyunckel, Larhart y Crocodine, que entrenaran día y noche -lo que dijo Chiu atrajo mi atención.

-A mí me pidió lo mismo -Dai se señaló -pasé dos meses entrenando porque dijo que necesito controlarme al transformarme en dragón. También me regaló esto -mostró su mano que llevaba un brazalete idéntico al mío. Lo único distinto era la falta del anillo, pero se compensó con el grabado de los símbolos protectores.

-Parece que nuestro amigo quiere prevenir alguna traición de la mujer demonio -Hyunckel se quitó el protector del antebrazo para revelar que también llevaba un brazalete.

-Hay muchas cosas que Popp quiso prevenir -Merle dijo con su acostumbrada timidez -espero que todos podamos regresar con bien, para que sea él quien se las muestre.

-¿Y tú no podrías adelantarnos algo? -Him no soltó la mano de Astrid ni siquiera al acercarse a Merle y lo más increíble es que ella se dejó llevar dócilmente.

-Es que tampoco entiendo lo que pasa. Hay una fuerza que limita mis visiones, pero varios de ustedes hablaron con Popp y es así que me enteré que están guardando algunos secretos que sólo dirán cuando lo consideren necesario.

Todos se miraron entre sí. Al parecer, ninguno sabe quiénes tienen esos secretos a resguardo, y tuve que admitir que Popp en verdad es un gran estratega.

-Maam -el maestro Aván quiso tomar mi mano, pero aumenté mi rigidez y apreté mis puños para que no lo hiciera -debes estar pensando que somos las peores personas de este mundo, al pedirte que enfrentes la prueba de la mujer demonio a pesar de estar sufriendo, pero confío en todos mis discípulos y sé que Popp no te habría puesto en esta situación, si no creyera en la fortaleza de tu alma.

-Ahórrese sus palabras. Si voy a enfrentar a esa mujer, no será por nadie de este mundo. Lo haré para devolverle con creces los golpes que le dio a mi alma -lo miré furiosa -pierda o gane la prueba, no voy a permitir que esa maldita siga viviendo.

-Deberías intentar tranquilizar tu ira -Astrid al fin soltó la mano de Him para acercarse a mí -si liberas la maldad que tienes dentro, Koré ganará sin la necesidad de que haya una prueba.

-¡A ti qué más te da si se destruye el mundo!, no eres ni humana, ni diosa. Simplemente estás aquí para divertirte. Ya lo hiciste con Popp, ahora lo haces con Him, y cuando te aburras ¿quién será tu siguiente amante?

El rostro de Astrid se descompuso y miró a Him con preocupación. Por la manera en que él le devolvió la mirada, entendí que no le contó que la relación con Popp fue más allá de un simple noviazgo, y lo confirmé al verla correr para sujetarle su brazo. Him la apartó sutilmente y le dijo que luego hablaban. Observar su angustia cuando se dio cuenta de que la relación que habían estado manteniendo, no sería la misma, consiguió alegrarme.

"Si mi destino es no ser feliz, por lo menos mi dolor será más llevadero si otros sufren igual que yo".

Nadie fue capaz de decir nada en varios minutos después de esa dramática escena, pero al final, alguien tenía que movilizarnos y el encargado fue Dai.

El maestro Aván y Nova, nos trasladaron a Alkid, (Larhart los había llevado previamente para que supieran en donde está localizado).

Al llegar, pensaba que encontraríamos un castillo y casas del tiempo en el que aun existía el reino, pero lo único que estaba en la isla, era un coliseo demasiado antiguo como para ser de la época en la que Dai había nacido.

-¡Bienvenidos héroes de la superficie! -Koré apareció envuelta en su neblina oscura -aquí solamente deben estar tres personas; la representante humana, que en este caso eres tú -me señaló con su dedo -el guerrero inmortal y el Caballero del Dragón... La principal regla es que esta niña, o más bien, señorita -la infeliz se rio -es la única que puede enfrentar la prueba. Si alguno de ustedes dos intenta ayudarla, perderán automáticamente y su mundo será destruido en segundos.

-Si esa es tu regla, ¿para qué quieres tenernos aquí? -Hyunckel le preguntó bruscamente.

-Porque quizás necesiten suplicar por una segunda oportunidad en caso de que tu enamorada sea incapaz de enfrentar la prueba.

-No soy la enamorada de Hyunckel -caminé hacia ella con un enorme deseo de aniquilarla -nunca más vuelvas a decir esa estupidez. Sabes mejor que nadie a quien le pertenece mi corazón y sólo por él estoy dispuesta a enfrentar tu maldita prueba.

-Ya veremos si continúas deseando llevarla a cabo cuando sepas de qué se trata -su sonrisa se amplió y de no ser porque Dai sostuvo mi mano, habría intentado golpearle la cara.

-Bueno, los demás pueden ir a sentarse para disfrutar del evento -Koré estiró su brazo hacia los escalones.

-¿No cree que está convirtiendo la prueba en un espectáculo? -el maestro Aván había dejado de lado su carácter afable para hablarle duramente.

-Es un espectáculo para los dioses celestiales -Koré cruzó sus brazos -¿qué más puede ser, si aceptaron una apuesta en la que los humanos serán destruidos si la pierden?... de quererlo, me aniquilarían usando su ejército de obedientes creaciones, o le permitirían al Caballero del Dragón enfrentarme en vez de esta mujercita, ¿no cree?

El maestro Aván no dijo nada. Muy a su pesar tuvo que darle la razón.

Podemos enfrentarnos a los monstruos más poderosos del inframundo, e incluso a los demonios, pero luchar contra los dioses celestiales sería una blasfemia, porque ellos son los creadores de la superficie y las distintas razas que la habitan.

Los demás se retiraron a regañadientes. Leona le dio un amoroso beso a Dai y luego se acercó a Hyunckel para darse un apretón de manos. Cuando se despidió de mí, lo hizo con un fuerte abrazo y finalmente se fue deseándonos suerte.

Koré les dijo a Dai y a Hyunckel que se colocaran a los extremos de la arena del coliseo, (que al ser redonda, los dejó en las esquinas del diámetro y a mí en medio de ambos).

-¿Lista para divertirte, Maam? -Koré extendió sus alas de murciélago para volar hacia una enorme puerta de piedra -tu prueba es muy sencilla. Sólo deberás demostrar tu valor, enfrentando a mi poderoso aliado. Si lo matas antes de que se ponga el sol, habrás ganado la prueba.

La puerta empezó a abrirse. El sonido fue ensordecedor debido a los años o siglos que esa puerta no fue utilizada.

Una sombra fue saliendo del interior y conforme se acercaba, los latidos de mi corazón aumentaron hasta que me fue difícil respirar.

"El destino de nuestra raza siempre fue desaparecer... la aniquilación total de los humanos es un hecho que no podré cambiar jamás", fue lo que pensé al tener frente a mí a quien tenía que enfrentar en esta cruel prueba.

****

Hola de nuevo.

Espero que la escena no la hayan sentido vulgar. Como no es la esencia de Dragon Quest trato de evitarlas, pero es una situación común en historias de romance y no vi nada de malo incluirla.

Estefania Montero, espero que se haya acercado a lo que me solicitaste. Sé que te habría gustado leer otro final en esa escena, pero así la pensé y mi mente se negó a cambiarla. Quizás en el futuro te compense con lo que realmente querías. Gracias por darme ánimos con tus mensajes y en serio no me presionas, es más, me motivas a escribir los días de descanso. Ya falta poquito para finalizar esta parte de la historia, por eso te prometo dedicarle más minutos para no retrasarme tanto en la actualización.

BetheDiaz, siempre me alegras con tus comentarios. Detallas los puntos que te gustan de la historia y eso me ayuda para saber si la estoy narrando bien. Las sugerencias de escenas como habrás leído en el párrafo para Estefanía, jamás las hago tal cual me las piden y no siempre puedo incluirlas porque la historia ya está planeada desde el momento en que la empecé a crear en mi mente, aunque puedo meter algunas que no afecten el desarrollo, así que si tienes una idea que quieras leer, puedes decirla, pero si no, ojalá siga sorprendiéndote con la trama y sobre todo, que te agrade lo que lees.

Gracias a los demás lectores que le han dado una oportunidad a este Fanfic.

Espero que nos leamos en pocas semanas.

Que tengan un maravilloso mes de mayo.

Felicidades a sus mamás y si ustedes también lo son, les mando un abrazo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro