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TRAICIÓN - PARTE 1

PVO MAAM

La luz del sol embellece la habitación en la que he estado desde hace una semana y es lo único bueno que le veo a mi extraña situación. El aburrimiento es desesperante porque no he podido levantarme de la cama a causa de la debilidad de mi cuerpo.

Mis cuerdas vocales han dejado de dolerme y ya siento más mis piernas, sin embargo los dolores de cabeza continúan molestándome cada vez que intento recordar algunas cosas que me ayudarían a completar el momento en que tuve el valor de confesarme a Hyunckel.

«¿Cómo es que le pedí una oportunidad, si ni siquiera había logrado descubrir si lo amaba o le tenía cariño?»

De no ser por el recuerdo de mi conversación con Popp, una noche antes de nuestra batalla contra Vearn, no creería que eso fuera real, pero mi amigo es la persona en la que más confió en el mundo y sé que nunca me engañaría.

Hablando de él, me entristece que no me ha visitado ni un solo día. Todos lo hacen por lo menos una vez, (incluso mi madre vino desde la villa de Nayle en cuanto supo que me habían atacado), pero parece que a Popp no le importa que su amiga casi muere a manos de un hechicero maligno.

«Seguramente está muy entretenido buscando mujeres hermosas junto al tío Matriv»

Aprieto con fuerza las sábanas ante ese pensamiento; un toquido en la puerta evita que desgarre la tela.

Por un instante me alegro al creer que la persona que ha venido es él, pero me decepciono al ver que me equivoqué, pues el que entra es Hyunckel.

La tensión entre los dos es grande y sé que es por mi culpa.

Desde que desperté y empecé a tener esos recuerdos románticos entre los dos, he sentido un poco de rechazo porque me parecen irreales, y en consecuencia mi trato hacia él se volvió frío.

Ante mi silencio se queda parado evaluando si es conveniente sentarse en la cama o en la silla.

–Puedes sentarte en la cama.

Hyunckel duda, (supongo que porque no me he atrevido a mirarlo), pero finalmente se sienta al lado mío.

Un silencio bastante incómodo se instala en la habitación, (jamás me habría imaginado que me pasaría esto con él).

Siempre que lo veía, corría a su lado por la alegría de saber que se encontraba bien, pero eso era porque desaparecía constantemente y la gran mayoría de las veces era debido a los combates que teníamos y en ese entonces, MystVearn era quien lo atacaba con la ventaja de haber sido su maestro de aura oscura y me preocupaba que lograra que regresara al lado del mal.

Sin embargo, ahora nuestra relación es de pareja y aunque existen muchos recuerdos bastante cursis entre los dos, algo me detiene cuando intento hablarle amorosamente y termino usando un tono de voz serio que seguramente lo hace sentir mal.

–¿Te encuentras bien, Maam?

Pregunta sin mirarme, y si me di cuenta es debido a que lo vi de reojo porque ni yo tengo el valor de verlo a la cara, así que únicamente asiento con la cabeza para responderle.

Otros desesperantes minutos de silencio me hacen pensar que tal vez no somos esa pareja enamorada que aparece en mi mente.

–Maam, no quiero presionarte, pero necesito saber si hice algo malo.

–¿Qué? –por fin me atrevo a mirarlo y él me está observando con esa tristeza que siempre he querido desaparecer de sus ojos –¡lo siento, Hyunckel!, no me he comportado como una buena novia, ¿cierto?

–"Novia" –pronuncia la palabra con dolor –¿de verdad me quieres como tu novio?

–¡Sí te quiero! –pongo mi mano sobre la suya y la acaricio suavemente –si no lo hiciera, ¿por qué te pediría que aceptaras mis sentimientos?

Le sonrío para que vea que hablo en serio, aunque la realidad es que siento que acabo de decir una gran mentira, (lo que me parece irreal después de la dedicación que siempre le demostré en el pasado).

Hyunckel no dice nada, pero de pronto veo que empieza a acercarse más a mí.

Su rostro está a escasos centímetros del mío y me pongo tensa cuando mira hacia mi boca.

Al cerrar sus ojos entiendo lo que quiere, sin embargo no consigo encontrar dentro de mí el mismo deseo y me mantengo inmóvil mientras él continúa avanzando.

Estoy resignada a lo que vendrá, (después de todo, en mis recuerdos ya hemos hecho esto varias veces), pero en el instante en que uniría sus labios con los míos, escucho la voz de mi madre.

«Quizás ames a muchas personas, pero sólo con una querrás compartir esos momentos»

Ante esas palabras me hago hacia atrás para alejarme y Hyunckel me mira sorprendido por mi reacción.

–¡Yo... yo... ¡lo lamento! –bajo la mirada porque me es difícil soportar el dolor que le estoy provocando.

–No te preocupes. Ya me suponía que esto iba a pasar.

–¿Por qué lo dices?

–Lo digo porque nuestro noviazgo no se dio naturalmente... Maam, tú me quieres, incluso has dicho que me amas, pero es un amor compasivo. De no ser porque siempre estoy melancólico por culpa de mis pecados, tú no insistirías en entregarme tu amor y no te importa renunciar a tu verdadera felicidad si con eso logras que deje de sufrir.

Quisiera decirle que está equivocado, pero lo que acaba de suceder me dejó muy confundida porque no iba a besarlo por amor, si no por resignación.

La puerta se abre y entra una agitada Leona.

–Necesito que vengas conmigo, Hyunckel –le ordena sin tacto mientras lo mira como si quisiera golpearlo.

Hyunckel busca en mí el permiso para irse, (o más bien, para que le pida que se quede conmigo), sin embargo el malestar que siento es tan grande que necesito un tiempo a solas, por eso no digo nada y me acuesto para cubrirme con las sábanas.

Pasos alejándose y el sonido de la puerta al cerrarse, es la señal de que puedo volver a descubrirme.

La debilidad en mi cuerpo se hizo más intensa después de este acontecimiento y los siguientes cuatro días estuve durmiendo todo el tiempo, aunque difícilmente descansé porque siempre tenía pesadillas en las que una sombra está atacándome con rayos color esmeralda que impactan en mi cabeza. Defenderme era imposible debido a que me mantenía sujeta con unas cuerdas mágicas, pero varias veces me solté y aquí es dónde viene lo más desconcertante, pues en lugar de atacar, trataba de huir mientras le suplicaba con gritos angustiantes, que no continuara destruyendo los únicos recuerdos hermosos que he tenido en mi vida.

Con casi dos semanas en cama y una debilidad mental más acentuada por culpa de las pesadillas, finalmente consigo ponerme en pie.

Lo primero que hago es darme un largo baño. Luego me visto con un atuendo de mi aldea, que estoy segura usé en algún momento en este castillo de Papunika, (sólo que no recuerdo prácticamente nada de mi estadía aquí).

Mi animosidad regresó porque iba a desayunar con todos en el comedor.

Al llegar ahí observo a cada uno de mis amigos, pero uno de ellos no está presente y de inmediato mi estado de ánimo empieza a decaer.

Chiu es el primero en correr a darme un abrazo. El siguiente es mi maestro, Leona y Merle, (mi madre no se levantó porque ha estado conmigo desde mi ataque y supongo que no vio la necesidad de saludarme si ya lo hizo en la mañana).

Larhart, Him y Crocodine son más reservados y únicamente me saludan con un movimiento de cabeza.

El desayuno estuvo lleno de felicitaciones por mi recuperación. Todos expresaron lo preocupados que habían estado y lo mucho que se alegraron de saber que aunque casi muero, pude salir adelante gracias a mi fuerza de voluntad.

Afortunadamente su cariño consigue minimizar la decepción por la ausencia de mi mejor amigo y sonrío por primera vez en muchos días, pero el ambiente se vuelve pesado cuando me doy cuenta de que la señorita Amy está mirándome como si me detestara, (ella nunca me había dedicado una mirada tan rencorosa).

Quise ignorarla, pero la furia que emana es demasiado fuerte y cuando terminamos de desayunar, salí al jardín a tomar aire fresco.

–¿Estás contenta? –la voz de la señorita Amy tiene un tinte de ironía que me incomoda –debes estarlo... Antes pensaba que eras una niña y por eso no me preocupó tu cercanía con Hyunckel, pero gracias a ese hechicero, ahora entiendo que siempre estuviste luchando para que él te amara y con ese esplendoroso futuro que les espera, tienes todo a tu favor para quedártelo.

–¿De qué habla, señorita Amy?

–¿Quieres saber quién es el hechicero que te atacó y por qué lo hizo?

–Fue un hechicero maligno y me atacó durante un combate en el que por poco matan a Hyunckel y yo lo protegí –al menos ese es el recuerdo que existe en mi mente.

–¡Claro!, tengo que felicitar a ese gran hechicero porque ha mejorado bastante y su poder cada día es mayor. Incluso puede crear recuerdos tan reales que sientes que son verdad.

–Habla como si conociera a la perfección a ese hechicero –¿será posible que la señorita Amy esté traicionando a Leona?

–Tú lo conoces más que yo –sonríe irónica y se cruza de brazos –¿te digo su nombre?

Asiento con la cabeza porque necesito entender lo que está pasando, pero cuando iba a responderme, Leona la llama y luego la obliga a retirarse, (no sin antes advertirle que tendrán una larga charla).

El extraño comportamiento de Leona abre la puerta a mi desconfianza y muchas preguntas se agolpan en mi mente.

«¿Por qué casi no quieren hablar de lo sucedido?, ¿quién es el hechicero maligno que me atacó?,¿por qué si consiguió dejarme debilitada, no me mató si ya me tenía a su merced?, ¿por qué no me atreví a lastimarlo a pesar de que mi vida corría peligro?, y la más importante, ¿dónde estuvo Popp mientras era atacada?»

Mi amigo es un gran hechicero y siempre me ha protegido. No puedo creer que no le haya importado lo que me pasó, (aunque su ausencia me está indicando lo contrario).

–¿Quieres ir a la playa? –Leona intenta parecer alegre, pero se nota que está tensa.

–¿Tú conoces al hechicero que me atacó? –la pregunta la sobresalta y de nuevo guarda silencio –¿dónde está Popp?

–¿Él?, bueno... es que... no lo sé –se pone a reírse con algo de histeria –seguramente fue a entrenar con su mentor.

–¿Supo que fui ataca?

–Sí –su risa se detiene y baja la mirada cuando responde.

–¿Y qué hizo después de enterarse? –mi cuerpo entero estaba temblando ante el dolor de lo que mi mente supuso –¿alguna vez vino a verme o siquiera envió un mensaje?

–Popp ha estado muy ocupado buscando a Dai. Cuando pasó lo de tu ataque, él estaba al otro lado del mundo y no pudimos avisarle hasta varios días después, pero le dijimos que ya te encontrabas bien y me imagino que pensó que no era necesario venir.

«¿Que no era necesario venir a comprobar si su "gran compañera", estaba a salvo?... ¿ese es el cariño que siente por mí?»

–La señorita Amy dijo cosas muy raras. Entre ellas mencionó un futuro esplendoroso que tendré con Hyunckel, ¿sabes a qué se refiere?

Leona evita mirarme y esa actitud me confirma que lo sucedido es más grave de lo que me han contado, pero ¿qué puede ser tan malo, como para ocultármelo?

–Leona, no soy tonta. Sé que te niegas a hablar porque la situación es delicada y sin varios de mis recuerdos, es lógico pensar que el ataque no fue hacia Hyunckel, si no hacia mí... Después de todo es mi memoria la que resultó afectada y si ese hechicero se tomó el tiempo para borrarla, es debido a que tiene un motivo oscuro, y si a eso le añadimos la desaparición de Popp, la respuesta probable es que lo hirió y no quieren decírmelo.

–¡Ese tonto hechicero! –dice Leona en un tono bastante bajo –escucha Maam, deja de preocuparte por Popp. Si continúas así, a tu novio no va a gustarle escuchar que lo único que te importa del ataque que sufriste, es saber si tu amigo está bien.

–Yo no... –mis mejillas se colorean y me pongo nerviosa –yo... no me estoy preocupando por ese pervertido.

–Antes era divertido –exclama con ¿tristeza? –pero ahora tienes que dedicar tu vida a Hyunckel.

–Lo dices como si fuera un deber.

–Siempre lo amaste y toda tu atención estaba sobre él... tú buscaste esa unión, así que hazte responsable y en lugar de pedir respuestas que ya te dimos, mejor alegra al pobre de Hyunckel que ha estado deprimido desde que despertaste y te dedicaste a crear un abismo entre los dos.

Leona me miró demasiado seria y me siento mal porque jamás me había tratado así.

Quise disculparme, pero dio media vuelta alejándose rápidamente.

«No entiendo lo que pasa», tengo miles de dudas, pero si Leona no quiere aclararme nada, es posible que los demás tampoco quieran hacerlo.

Desanimada, regreso a mi habitación y me paso otros días aislada y tratando de entender lo que sucedió en ese ataque.

Una mañana, el brillo de mi dije me despierta.

Es la primera vez que lo veo reaccionar sin que yo lo toque y lo más sorprende es que parpadea como si emulara los latidos de un corazón.

El tiempo avanza y su brillo no desaparece, así que me arreglo y salgo en busca del maestro para que me explique el motivo por el que se activó.

Estoy pasando por el jardín cuando me topo con una escena incómoda que despierta mi ira.

Popp está abrazando cariñosamente a Merle y le susurra quién sabe qué cosas al oído.

Cualquiera que los mire dirá que se trata de dos enamorados declarándose amor eterno, pero Popp es un coqueto con cualquier mujer y la pobre de Merle no merece tener a un tipo de esa calaña a su lado.

Mi enojo crece a niveles alarmantes cuando el brillo del aura de mi amigo los cubre en el momento en que él besa su mejilla con ternura.

Para ese instante dejé de pensar y me acerqué a ellos llena de furia.

Popp sigue hablándole al oído, pero consigo separarlos con un fuerte jalón a su cabello que lo hace gritar.

–¿Qué demonios... –se queda callado al darse cuenta de que soy yo y de inmediato aparta la mirada.

–Pensé que quizás estabas herido y por eso no habías venido a verme en todo este tiempo –mi voz tiembla ante mi deseo de llorar –pero ahora entiendo que no te importó lo que me pasó, porque de haberlo hecho, habrías ido a buscarme antes que a cualquiera.

–Señorita Maam, no es lo que usted piensa –Merle sujeta a Popp de sus brazos y mi ira crece –lo que pasa es que está...

–¡Merle! –alza la voz para callarla y la adivina le dedica una mirada preocupada –Maam tiene derecho a reclamarme. Después de todo, es cierto que sabía de su ataque, pero le di prioridad a mi búsqueda de Dai y como me contaron que ya estaba mejor, olvidé el asunto y por eso apenas vine y no fue precisamente a verla a ella, si no a mi maestro Aván.

–Al menos eres sincero –caminé hacia atrás para escapar de sus crueles palabras –no te quito más el tiempo... ve con el maestro o quédate con Merle... ¡no me importa!

Les doy la espalda y camino lo más erguida que puedo para que no se dé cuenta de la desilusión que embarga mi ser.

«¿Qué te pasa, Popp?, creí que éramos buenos amigos, pero ahora te siento muy lejos de mí y me duele porque parece que a ti no te importa esta lejanía»

Quería encerrarme en mi cuarto a llorar libremente, sin embargo el día estaba pintando para ser el peor de mi vida, pues en el camino me encontré con Leona y casi me suplicó que dejara de esconderme de todos y más de Hyunckel, (que estaba considerando irse para no incomodarme).

Sin mucho ánimo la acompañé al comedor y me obligué a sonreírles a todos.

Hyunckel evitó mirarme y eso me hizo sentirme culpable. El pobre no la ha pasado bien desde mi ataque y más porque la novia que se supone lo ama con el alma, está huyendo de la relación que ella misma propició.

Decidida a dejar de lastimarlo, me senté a su lado y sujeté su mano para hacer que me viera. Cuando volteó, le sonreí y de inmediato me correspondió con una sonrisa más pequeña, aunque linda a su manera.

Todos empezamos a desayunar entre pláticas banales, (del clima, la cosecha de las aldeas, la casi completa reconstrucción del reino de Karl, la próxima visita de Nova, entre otras cosas).

De pronto mi cuerpo se estremeció sin razón y el brillo de mi insignia se activó de nuevo dejándonos a todos con una cara de sorpresa.

–¡Hola! –Popp saludó con efusividad mientras entraba al comedor seguido de Merle, y mi insignia volvió a emular los latidos de un corazón –¿pasa algo? –tomó una postura seria que me intrigó.

–No lo sabemos –respondió el maestro Aván sin apartar su mirada de mi insignia –Maam, ¿estás pensando en alguien?

–¡No! –alcé la voz por nerviosismo y sujeté entre mis manos el dije en un intento de evitar que siguiera brillando –es la segunda vez que hace esto y en la primera ni siquiera la traía puesta.

–Seguramente brilla así porque está sentada junto a su novio –Chiu intervino con enojo y de inmediato mis mejillas se colorearon.

El silencio incómodo que me ha venido persiguiendo desde hace mucho, se instaló en el comedor. Al mirar a los presentes, noté en su semblante un halo de tristeza que sólo vi cuando Dai desapareció.

–¡Vamos muchachos! –Popp exclamó con su acostumbrado tono divertido –Maam es discípula del amor y es bueno que su insignia brille por lo que siente hacia su persona especial y no únicamente por caridad.

–Supongo que tienes razón –Leona respondió desanimada –bueno, mejor continuemos desayunando... Popp, debes estar muy cansado y con lo que pasó es indispensable que comas bien para que te recuperes, así que por favor, siéntate con nosotros.

–Princesa –la tímida voz de Merle se adelantó a la respuesta de nuestro compañero hechicero –como usted bien dijo, Popp está cansado y lo mejor es que se acueste; yo le llevaré el desayuno a su cuarto.

–¡Tranquila, Merle!, estoy bien gracias a ti –el aludido puso sus manos en los hombros de la adivina y se volvieron a mirar como una pareja de novios –¡ven!, sentémonos con nuestros amigos y pongámonos al día.

Popp tomó la mano de Merle y caminaron juntos en busca de un asiento, pero los únicos disponibles eran los que estaban al lado mío.

La desilusión por lo que sucedió en el jardín aún persistía y rogaba para que la que se sentara junto a mí fuera Merle, pero la adivina se apresuró a ganar la silla junto a Him y Popp terminó donde menos deseaba, aunque lo más frustrante es que a la única incómoda era yo, porque él incluso me sonrió antes de tomar asiento.

El resto del desayuno permanecí en silencio mientras que el culpable de mi mal humor se la pasó platicando como si nada y se reía con el relato de Crocodine acerca de la devoción que Him le profesa a Chiu y con el temor del maestro porque la reina Flora venía en camino para darle una lección por haberla abandonado hace más de dos semanas.

Mi insignia continuaba emitiendo su aura y en ocasiones el tono rojizo se elevaba, pero nadie le dio importancia, (me imagino que aceptaron la teoría de Chiu).

Sin poder evitarlo, varias veces dirigí mi mirada a Popp y empecé a notar que debajo de los ojos tenía unas ligeras ojeras y me pregunté el motivo de su cansancio, aunque de inmediato recordé que Leona mencionó que debía descansar para que se recuperara y supuse que estaba en ese estado a causa de su empeño en buscar a Dai.

Cuando todos terminamos el desayuno, Popp se levantó y se despidió con su habitual alegría para después salir del comedor seguido de Merle y Leona.

–La insignia ha dejado de emitir su brillo –dijo mi maestro con una seriedad que casi nunca usa y miraba atento la piedra en mi cuello –creo que la teoría de Chiu está descartada.

En un primer momento no entendí a lo que se refería, pero al observar a mi alrededor, la claridad de sus palabras llegó con un sentimiento de culpabilidad.

Hyunckel seguía junto a mí, pero la piedra ya no estaba brillando. Si en verdad lo hizo a causa de mis sentimientos por él, lo más lógico sería que continuara emitiendo su aura.

–Es imposible engañar a la insignia porque conoce su corazón mejor que ella misma –Hyunckel habló con frustración y me sentí miserable al comprender que herí sus sentimientos.

Luego de eso se levantó y se fue sin despedirse de nadie, (Larhart lo siguió).

Mi mente me decía que tenía que ir con él para consolarlo, sin embargo mi cuerpo se negó a moverse.

Era la primera vez que no anteponía los sentimientos de otra persona sobre los míos. Comprendo que mi egoísmo contrasta con el poder de mi alma que es el amor y la caridad, pero en este momento mi corazón también estaba herido y mi deseo era que alguien me consolara a mí.

–Maam –me llamó mi maestro –no te tomes muy en serio lo que dijo Hyunckel. La piedra no brilla necesariamente por amor. Quizás el estrés en el que has estado sumergida está ocasionando que te sientas decaída anímicamente y la forma en que la insignia trata de ayudarte, es envolviéndote en su aura cálida.

Lo que mi maestro dice tiene mucha lógica y el alivio se presentó de inmediato al poder darle un sentido a lo que estaba pasando conmigo y con mi insignia.

¡Gracias, maestro! –me levanté de mi asiento y fui a darle un abrazo –en verdad necesitaba comprender al menos lo de la piedra. Tengo demasiadas dudas en mi cabeza que están drenando mis energías de tanto pensar.

–¡Lo siento, señorita Maam! –Chiu se lanzó a mis brazos –estaba tan enojado con ese tonto hechicero por lo que hizo, que me olvidé de acompañarla en su recuperación.

–¿Estás hablando de Popp? –Chiu saltó y se fue a esconder detrás de Crocodine –¿por qué estabas molesto con él?

–El jefe no se refería a ese chico –respondió Him –recuerda que él ni siquiera estuvo presente cuando te atacaron y apenas llegó hoy.

–Bueno –Crocodine se levantó y sujetó a Chiu de sus pantalones para alzarlo –nosotros tenemos que ir a dar una ronda de seguridad. Con los ataques que se están presentando por todos los reinos, necesitamos proteger los campos para que no destruyan la fuente de alimento de las personas.

–¿Han atacado los reinos? –pregunté enojada por la falta de comunicación –¿por qué nadie me informó?

–Que te lo explique tu maestro –respondió Him –.

Los tres salieron del comedor dejándonos únicamente a mi madre y al maestro, pero antes de que pudiera interrogar a mi instructor, escapó usando un hechizo diferente a Ruura, pero con la misma función.

Mi madre no me dio oportunidad de ir a buscar a alguna persona que me aclare lo que estaba pasando porque me obligó a regresar a mi habitación, (según dijo, Leona le contó que no conseguiría recuperar mis energías si no descansaba adecuadamente). Prácticamente me empujó a la cama y me arropó como si fuera un bebé.

Repentinamente recordé que fue su voz la que escuché cuando Hyunckel iba a besarme y sujeté su mano, (reduciendo mi fuerza todo lo que pude para no lastimarla).

–Tú me dijiste que quizás ame a muchas personas, pero sólo con una querré compartir esos momentos, ¿no es así?... ¿cuándo lo hiciste y a qué te referías?

–Nunca te dije nada parecido –pronunció con seguridad y sin apartar su mirada de la mía.

–¿En serio?, pero entonces ¿por qué es tu voz a la que escuché decirme aquello?

–Probablemente es un reflejo de tus verdaderos sentimientos. Si embargo, por tu bien, ¡olvídalas!

Si más se soltó de mi agarre y salió de la habitación.

«¡Esto era demasiado!», ya estaba harta de tantos secretos y verdades a medias. «Si nadie quiere ser sincero, entonces seré yo quien busque respuestas», y con ese pensamiento, me levanté para huir del castillo. Para mi buena suerte conseguí escabullirme gracias a que nadie se interpuso en mi camino, pero al llegar a la ciudad entendí el motivo por el que no encontré obstáculos en mi escape.

Un gran incendio estaba consumiendo los campos de los agricultores. La gente corría hacia sus casas para resguardarse mientras los soldados y algunos voluntarios cargaban cubetas con agua.

A pesar de la lejanía, el humo negro había cubierto el cielo de la ciudad y la ceniza caía como lluvia oscura.

Los gritos de aquellos que no lograron escapar del lugar eran tan lastimeros, que corrí con todas mis fuerzas para poder salvarlos.

Cuando llegué suspiré aliviada al ver que mi maestro apagaba las llamas usando Hyadarko con ayuda de Leona y los tres sabios de Papunika.

Him, Larhart, Hyunckel, Crocodine, Chiu y su grupo, cargaban a los heridos, pero el único que podía volar era Him, (el águila dorada de Crocodine no estaba por ningún lado y el pterodáctilo ya llevaba muchos heridos), eso limitaba la rapidez con la que los sacaban de ese infierno, así que me adentré en el fuego para ayudarlos.

Vi a Hyunckel a punto de caer a causa del estado de sus huesos y afortunadamente logré sostenerlo antes de que soltara a los dos hombres que cargaba en sus hombros.

El humo era tan denso que empezó a afectar mi visión y respiración. Era obvio que aún no estaba recuperada y mi cuerpo quería desfallecer, pero necesitaba sacar a Hyunckel y a los heridos, por eso usé todas mis energías para cargar a los aldeanos en lugar de mi compañero y lo insté a correr delante de mí.

El camino hacia la salida se me hizo eterno. El dolor de las quemaduras en mi piel también era inmenso y mermó mi velocidad, pero afortunadamente logramos escapar a tiempo, pues en segundos las llamas crecieron más allá del cielo y presentí que eran del inframundo y éstas no pueden desaparecer con hechizos comunes.

Para nuestra buena suerte las plumas que creó mi maestro eran el aditamento ideal para darle más poder a sus hechizos y aunque les costó trabajo, Leona y él finalmente pudieron apagar el incendio.

Merle apareció después de un rato y se unió a Leona y a mí en la curación de los aldeanos.

La tranquilidad regresó unas horas más tarde, pero la devastación que dejó el incendió era demasiada y ni las plumas del maestro podrían devolver todo lo destruido a la normalidad.

Observando a los que estuvimos ayudando, me percaté de que Popp era el único de nuestro grupo que no estaba y eso me molestó.

–Merle, ¿en dónde se metió Popp? –la increpé tratando de contener mi enojo –¿por qué siendo un hechicero supuestamente poderoso, no vino a ayudarnos?

–Él... bueno... lo que pasa es que todavía está cansado y no pudo venir.

–¿Está cansado? –me reí ante semejante excusa –Hyunckel tiene la mayor parte de sus huesos rotos y aun así vino a ayudar, así que no tiene justificación siendo que su magia pudo reducir la cantidad de heridos... por culpa de su egoísmo, muchos aldeanos tendrán su piel marcada para siempre. Las quemaduras causadas por las llamas del inframundo no pueden ser curadas completamente y lo peor es que se perdió toda la cosecha y no habrá alimento suficiente para nadie.

–Maam –intervino Leona –no estás siendo justa. Popp tiene sus motivos para no haber venido.

–¡Dime cuales y quizás entienda en qué momento estoy siendo injusta!

–¡Es tu mejor amigo!, lo conoces más que yo... –su mirada se endureció –¿acaso necesitas explicaciones para comprenderlo?

–¡Dejé de comprenderlo en el momento en que decidió ignorar lo que me pasó! –dije eso tan fuerte que incluso los aldeanos voltearon a verme –el injusto es él... Sin Dai, el Popp cobarde y egoísta regresó.

–¡Ciega! –Leona también alzó la voz –si es lo que piensas, no mereces explicaciones.

Me dio la espalda y se encaminó de regreso al castillo. Merle se fue tras ella poco después y aunque los demás no dijeron nada, me miraron con la misma decepción que vi reflejada en los ojos de Leona y me pregunté el motivo por el que al final la que terminó siendo la mala fui yo.

*****

Hola!!

Me tardé en actualizar, pero de nuevo traigo un capítulo bastante largo que dividiré en dos partes.

Tenía planeado que tratara del viaje, (el pasado), pero mi mente prefirió pensar en la continuación del anterior. Espero que en los siguientes mi inspiración dé para hablar de los puntos que dieron origen a los acontecimientos que se describen en los dos últimos capítulos.

Sin más que decir en este apartado, les dejo la siguiente parte.

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