POR TU FELICIDAD P2
Nota
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
PVO POPP
En ese tiempo los monstruos habían destruido los campos de Papunika, dejando a todo el reino sin los alimentos que se obtienen de las cosechas.
Avergonzado por mi debilidad y falta de apoyo, usé toda mi energía en invocar la cantidad de magia celestial que se necesita para curar heridas de aura oscura en los cuerpos de los aldeanos y los de mis amigos.
-¡Te ves peor que antes! -la princesa Leona me ayudó a sentarme en las escaleras de una iglesia después de que curé a los últimos aldeanos -¡Popp, deja de sobre esforzarte!, necesitas confiar más en nosotros. Ya tienes suficientes problemas con la amenaza de ese maldito de KillVearn de matar a Dai si no vas al Inframundo. Gracias a Dios, regresaste vivo, pero a leguas se ve que estás exhausto.
-Es cierto, Popp -el maestro Aván se sentó a mi lado -también está el hecho de que acabas de curar heridas de aura oscura, utilizando una magia extraña que empeoró tu condición y no trates de negarlo. Tu apariencia se asemeja más a la de un moribundo.
-¡Tonto! -Chiu me dio un levísimo golpe en la cabeza -si te pasa algo, harás llorar a la señorita Maam.
Hyunckel es bueno en ocultar sus emociones, pero esta vez pude ver la tensión que le produjo escuchar esas palabras.
-Hyunckel, ¿podrías ayudarme a regresar al palacio? -me levanté con dificultad y él se apresuró a sostenerme -voy a usar Ruura para llegar más rápido.
-¿No crees que no es buena idea que uses más magia? -contestó serio -tengo la suficiente fuerza para cargarte hasta el palacio.
-Yo los llevo -se ofreció el maestro.
-No pasa nada, maestro -dije lo más alegre que pude -ustedes deben continuar apoyando a los aldeanos para quitar las cenizas de la tierra.
-Aunque las quitemos todas, le tierra no se recuperará en mucho tiempo -la princesa se notaba muy triste -en esta situación, lo único que nos queda es comprar los alimentos en otro lugar.
-El problema es que los demás reinos también han recibido ataques similares -dijo Crocodine -a este paso ninguno tendrá comida, y sin alimentos, nadie tendrá fuerzas para combatir.
-Confiemos en que nuestro estratega encontrará una manera de resolver esto -Him me miró al decirlo y supe por su tono de voz que en verdad estaba confiado en que lograría solucionarlo.
-Por ahora me conformo con que consiga traer de vuelta al señorito Dai -Larhart hizo un intento de sonrisa que se vio más como una mueca, pero al igual que Him, parecía tener la misma confianza en mí.
"¿Cómo es que confían en una persona que siempre mete la pata?", me pregunté mentalmente, "ni Maam me tiene ese nivel de confianza, a pesar de que es la que más ha estado conmigo en los combates".
-¿Te encuentras bien, Popp? -Hyunckel me sacó del estado de inconsciencia que amenazó con envolverme nuevamente.
-Sí, gracias -respondí con una voz muy baja -¡regresemos!, tengo que recuperar energía porque hace rato me pareció percibir un aura maligna muy poderosa y si se trata de quien sospecho, no les será fácil enfrentarse a los monstruos que tengan su protección.
-Ve a descansar, pero no se te ocurra venir a ayudarnos -Larhart habló serio -si no lograste recuperarte en una semana, dudo que lo hagas en unas horas. El señorito Dai me pidió cuidarte junto a esa niña durante la batalla contra Vearn y continuaré haciéndolo porque es lo que él querría.
-Exacto -Him usó una pose de combate y sonrió -somos muy resistentes, así que no te preocupes y mejor recupera fuerzas para cuando tengas que trasladarte con esa magia astral al Inframundo. Nosotros nos haremos cargo de los enemigos que ataquen la superficie.
Todos mis amigos me miraron demostrando en sus ojos la esperanza que tienen en mí. Ninguno dudaba de que traeré a Dai de regreso y me sentí bien al tenerlos como apoyo en esta dura batalla.
Asentí con la cabeza a sus nobles sentimientos y usé Ruura para irme con Hyunckel al palacio.
Nos aparecí en el jardín que va hacia el bosque porque necesitaba hablar con él y así se lo hice saber.
-¿Qué quieres decirme? -me dejó sentado en la fuente y él se quedó de pie frente a mí.
-Necesitas confiar más en lo que siente Maam por ti -lo miré fijamente -en menos de cuatro meses ella cumplirá la mayoría de edad y podrás convertirla en tu esposa. Si mis cálculos no fallan, su hijo será concebido un mes después de su unión.
-¿Te estás escuchando? -me respondió ¿enojado? -hablas de que conciba un hijo con la mujer que amas y parece que no te importa, ni te duele.
-Te he dicho que mis sentimientos por ella han cambiado -crucé mis brazos como medio de protección a mis propias palabras.
-Hace unos meses dudaba que hablaras en serio, pero hoy te siento más honesto y tengo que decirte que si Maam descubre que has dejado de amarla, le destrozarás el corazón.
-¡Otra vez esa tontería! -toqué mi sien por el inminente dolor de cabeza -estoy cansado de oír eso. Como no quieren entenderme, entonces seré más directo y no me interesa si me crees o no. Para mi Maam es sólo una amiga y sin importar si se casa contigo o con cualquier otro, jamás voy a estar con ella porque ya no existe ningún sentimiento amoroso en mi corazón.
-Espero que no lo digas en serio. ¿Acaso eres ciego?, su insignia brilla cada que estas cerca de ella. Le borraste los recuerdos de ustedes, pero su corazón se niega a olvidarte y le demuestra quien es su dueño con lo único que puede revelar lo que siente y es con la insignia del amor.
-¡El ciego es otro! -me puse de pie, aunque estoy muy mareado -¿para qué aceptaste que la amas si a la primera prueba de amor huyes como un cobarde?
-Supongo que no todos somos tan valientes como tú -su mirada era dura, pero nada conseguirá que desista.
-Eres mil veces más valiente que yo, pero ahora quieres escapar a tu destino porque ya no es una ilusión, sino una realidad que te atemoriza porque estabas resignado a quedarte solo.
Bajo ese argumento, el poderoso guerrero inmortal no supo qué responder.
-Sabes lo mucho que la amas y en el fondo de tu alma deseas estar a su lado, pero tienes inseguridad porque con mi confesión, creé dudas en el inocente corazón de Maam que la hicieron forzarse a amarme, pero eso se terminó cuando le borré la memoria. Su insignia brilla porque como bien dices, busca revelarle que ama a alguien y los dos somos conscientes de que esa persona siempre has sido tú.
Hyunckel bajó la mirada y permaneció unos minutos evaluando mis palabras.
-En ese futuro en el que estamos juntos, ¿ella es feliz?
-Es la mujer más feliz de todo el mundo humano -me le acerqué para palmear su hombro -nunca verás una sonrisa tan resplandeciente como la suya en nadie más, y es porque te ama con todas las fuerzas de su corazón.
Esa afirmación le dio la tranquilidad que necesitaba y lo reflejó en su mirada pacífica.
-Confiaré en lo que me has dicho y me esforzaré para cumplir con lo que me pediste una vez -lo miré desconcertado -en el combate contra los maestros dragontinos, me dijiste que hiciera muy feliz a Maam. En ese entonces no podía aceptar esa responsabilidad tan grande, pero ahora nada impedirá que luche por ella y por mi propia felicidad.
La única respuesta que logré darle fue una sonrisa bastante simple. Esto debido a que aunque el dolor en mi corazón fue mínimo, me di cuenta de que aún conservo un poco de esperanza de que un milagro suceda y pueda estar con Maam algún día. Por suerte Hyunckel no notó lo que me pasaba y con la recomendación de que me fuera a descansar, él regresó con los demás para organizar la estrategia de protección al reino de Papunika.
Hacer caso de la sugerencia habría sido mejor, pero mis piernas no me sostendrían hasta mi habitación y decidí irme a sentar bajo la sombra de un árbol del pequeño bosque. Mi cansancio era demasiado grande y no tardé en quedarme dormido, sin embargo, desperté abruptamente por el intenso brillo de la insignia de Maam.
Últimamente recibo reclamos de su parte, pero en esta ocasión tuve que aceptar que no he sido un buen amigo. Crear el futuro que necesitamos, no es excusa para dejarla sola y menos cuando por una apuesta maligna, su mente corre peligro de perderse en un abismo del que nadie podría traerla de regreso.
Sus lágrimas fueron las que consiguieron derrumbar mi voluntad de alejarme y la abracé para consolarla.
Maam se estaba negando a aceptar su destino. Una parte de mí tampoco terminaba de aceptarlo, pero me obligué a decirle que siempre ha amado a Hyunckel, y que sus dudas palidecen ante ese amor que existe entre ellos.
Para mi alivio, esas palabras lograron tranquilizarla e incluso reímos como en los viejos tiempos.
Su manera de abrazarme era la misma que usaba en nuestras noches compartidas durante la búsqueda de Dai y mi tonto corazón volvió a latir como hace mucho tiempo no lo hacía.
Mi cuerpo estaba tan relajado, que me permití abandonarme a la necesidad de dormir, pero nuevamente sentí un aura maligna muy poderosa y lo peor es que se encontraba en este bosque.
Una luz plateada iluminó momentáneamente el lugar y frente a nosotros apareció Koré.
-Necesito hablar contigo, sin interrupciones -pronunció seriamente -usa tu poder astral para trasladarnos al sitio de tu preferencia.
-¿Por qué debería hacer semejante estupidez? -abracé a Maam protectoramente, pero extrañamente esa demonio, ni siquiera hizo una mueca de diversión ante mi proceder.
-Te voy a mostrar algo que Astrid no quiere que veas.
No era una buena idea hacerle caso, pero tenía curiosidad de lo que me mostraría, además, le prometí a Dai que descubriría el motivo por el que nos necesitan a los dos y presiento que hoy conseguiré esa información.
-Para poder llevarte conmigo a un plano astral, debo tener el control absoluto de tu alma. En otro ser vivo eso es sencillo, pero en tu caso, tu aura maligna te protegerá en cuanto intente dominarte -hablé muy bajito para no despertar a Maam, (que afortunadamente se quedó dormida antes de que apareciera esta mujer).
-No te preocupes por ella -la miró un segundo y luego mantuvo su atención en mí -en este momento se encuentra en un hermoso sueño del que no querrá despertar en mucho tiempo.
-¿Le hiciste algo? -quise levantarme, pero si Maam despierta, no sé qué podría suceder si ve a la demonio.
-No le hice nada, hechicero. Esa niña sólo desea sentir felicidad en su corazón y esa insignia la ayudó a encontrar una manera de obtenerla, aunque sea fugaz... Acerca de lo que me dijiste, te aseguro que no tengo intenciones malignas por ahora. Lo que quiero decirte es importante y si para eso necesito bloquear mi poder, lo haré para que puedas usar tu magia sin dificultades.
-Está bien -me recargué en el árbol porque enserio estaba muy agotado -siéntate para que no te caigas cuando tu alma abandone tu cuerpo y luego despeja tu mente -cerré los ojos para concentrarme -te advierto que no soy un maestro en esto y tiendo a lastimar la mente de aquellos a los que encierro en el plano astral. Sobre todo, si permanecemos mucho tiempo en él.
-No me tardaré demasiado, te lo aseguro -únicamente la escuchaba porque no intenté abrir los ojos, ni con el peligro latente de que me traicionara al verme vulnerable.
Cuando dijo que estaba lista, liberé mi poder mágico y tal como prometió, disminuyó su aura maligna lo suficiente como para permitirme trasladar su alma a mi plano astral.
Una vez ahí, aparecí unas rocas para sentarnos, pero solamente yo lo hice.
-Y bien, ¿qué quieres decirme?
-Esas creaciones las hiciste sin gastar energía mágica y sólo los dioses o demonios, pueden hacer eso -no lo preguntó, lo afirmó -¿tienes idea de lo poderoso que te has vuelto y lo corta que será tu vida humana si continúas usando magia divina?
-¿Te preocupa mi vida? -me reí por la incredulidad -o quizás te preocupa la de tu hija... En cualquier caso, sabes que viviré los mismos años que Astrid y para mi buena suerte, es una humana muy longeva -lo último lo dije en tono burlón.
-Te estás comportando diferente, hechicero -la miré interrogante -te observé durante la travesía que tuviste junto a tus demás compañeros en la amenaza que representó Vearn para tu mundo. Siempre vi en ti a un joven risueño, amable, y dispuesto a darle esperanzas a sus amigos, pero ahora siento como si estuvieras perdiendo esas emociones humanas.
-¿Y eso a ti qué puede importarte? -apreté mis puños al sentir una gran ira por sus palabras.
"¿Qué derecho tiene a juzgarme, si ella misma traicionó al Dios de los humanos para servir al mal?".
-Tienes razón. No debería importarme que tu corazón se haya convertido en una roca de hielo, al contrario, es muy conveniente para mis planes.
Su aura mágica cubrió todo el plano en el que estamos y aunque pude detenerla gracias a que aquí soy más hábil que ella, la esencia que liberó me hizo permitirle continuar.
Varias imágenes se reprodujeron en mi mente al tocar una piedra del destino que apareció con su poder.
-Esa niña pronto te confesará un supuesto amor que siente por ti -mencionó con el tono lastimero que siempre me dedican al compadecerme -la razón; KillVearn también conoce el futuro que acabas de ver, aunque no completo, como el que yo te mostré, pero en la siguiente batalla le revelará que ese los ayudará a obtener lo mejor de los otros dos.
-Si existía un tercer futuro, ¿por qué Astrid no me dijo nada?
-Porque para que ese futuro exista, esa niña debe ser mí aliada.
-Y por eso necesitas que pierda la tercera prueba... Cuando no logre demostrar su valor, su alma le pertenecerá a la oscuridad y este futuro desplazará a los otros dos.
-Entiendes todo sin que tenga que decirlo.
-Lo entiendo tan bien, que has de saber que no puedo dejarte ganar. Si Maam se vuelve tu aliada, el que tendría que demostrar su valor sería Dai, pero todo es una trampa. Ese futuro no es lo que promete ser. Nadie obtendrá lo que desea y al final uno de nosotros debe morir si se desea la paz en el mundo humano.
-Sí, pero a diferencia de los otros, esa niña no vivirá sumida en la tristeza y un muerto es mejor que cuatro, ¿no crees?
-Y tu padre se liberaría en algún momento porque al absorber el aura maligna de Maam, no solamente ganará energía negativa, sino todas las habilidades que ella posee -Koré se sorprendió y no era para menos -Astrid sí me contó que puede conseguir un poder igual al de Eira y este no tendrá la desventaja de ser exclusivo de los dioses, por lo que su vida no correrá peligro al usarlo a pesar de ser humana, y tampoco se corromperá al purificar auras malignas.
-¡Deberán escoger un futuro, hechicero! -por fin dejó notar su ira -yo lucharé con todas mis fuerzas para tener a mi aliado y no me interesa si es esa niña o cualquiera de ustedes.
-En eso debo darte la razón... Si fueras fiel a tu "padre", no nos habrías dejado salir con vida del volcán y con tu conocimiento del futuro, pudiste echarnos a perder nuestro plan de sellar la dimensión donde se encuentra. También te estás tomando demasiadas molestias para crear las pruebas y aunque no he descubierto el por qué, algo me dice que debo ayudarte a conseguir lo que deseas.
-¿Traicionarás a tus amigos?
-"Para ganar, a veces tienes que perder" -fue mi respuesta.
-Siempre supe que serías el único que lo entendería... Mi poder es más grande que el de Astrid y en este universo hay miles de líneas de tiempo. Cada una posee un destino diferente y mi habilidad sirve para acomodarlas conforme lo necesite -caminó para sentarse a mi lado -el alma de esa niña fue contaminada en la batalla anterior. Los dioses no van a intervenir para ayudarla y el Dios de los humanos también es un esclavo que no puede contradecir sus órdenes. Sólo podrán salvarla ustedes mismos.
Guardó silencio y mientras tanto me puse a pensar que eso último lo dijo para que comprendiera que ni ella está interesada en ayudar a Maam, pero que la usará por su deseo egoísta.
Es obvio que conoce el poder del Dios demonio y ha pasado siglos esperando el momento indicado para conseguir un objetivo que no tengo claro.
-Mencionaste que Maam me confesará que siente algo por mí, pero si dijiste "supuesto amor", significa que ¿lo hará para crear el tercer futuro?
-Quizás sí te ama, pero en las pruebas ha fallado dos de las más importantes muestras que determinan la veracidad de sus sentimientos. La tercera prueba será la más dura, porque debe enfrentarse al hombre en el que mantuvo ambas emociones.
-Y ese fue Hyunckel -mi corazón me demostró que aún le quedan algunas partes por romperse -si lo lastima, ganará la tercera prueba, pero habrá perdido a la persona que ama.
-Si cambias ese escenario, la salvarás, pero antes tendrías que alejarla de su amado.
-Y eso la hará odiarme -una idea se presentó y supe lo que tengo que hacer para evitarle ese dolor.
Una intensa cantidad de aura maligna se percibió incluso en el plano astral donde nos encontramos e inmediatamente me levanté de la roca.
-¿Qué le hiciste a KillVearn para que te odie tanto? -Koré también se puso de pie -si no fueras el novio de mi hija, habría dejado que intentara aniquilarte cuando eras menos poderoso.
-¡Nunca he entendido el motivo de su absurda obsesión de matarme! -liberé mi aura mágica -te mandaré de vuelta al bosque. Yo entraré al Inframundo porque ese desgraciado dividió su ejército en dos y uno ya está con Dai.
-¿Me dejarás en el mismo lugar en donde está esa niñita?, me sorprende que me tengas tanta confianza... querido yerno.
-Después de lo que hablamos, sé que no le harás nada. La necesitas si es que quieres conseguir a tu aliado en lo que sea que has planeado para acabar con tu enemigo.
-¿Me ayudarás entonces? -su pregunta fue en un tono de esperanza que me sirvió para tomar una decisión.
-Haré lo que sea para proteger a mis amigos. Incluso unirme a un ser malvado.
-¡Me alegra que seas mi yerno! -esto sí lo dijo burlona.
-¡No soy tu yerno, ni lo seré jamás! -mi mal genio reapareció por culpa de sus tonterías.
-Ya lo veremos, hechicero -fue lo último que dijo, antes de que la regresara al mundo real.
Yo me quedé un poco más en el plano astral. Quería tranquilizarme, pero ya no lograba deshacerme fácilmente de las emociones negativas y comencé a reconsiderar mi decisión.
El incremento de las energías malignas me obligó a dejar de lado mis dudas y me apresuré a trasladarme al Inframundo.
Astrid ya se encontraba ahí, defendiendo a mi amigo.
-¿Qué tanto estabas haciendo que no venías? -Astrid habló mientras esquivaba el golpe de un monstruo.
-¿Te encuentras bien, Popp? -Dai estaba preocupado por mi aspecto deplorable y para tranquilizarlo le sonreí.
-Estoy bien -coloqué una mano en la cúpula -Dai, necesito que hagas lo mismo que la última vez. Con esta segunda curación, tu herida se cerrará por dentro y solamente quedará curarte el exterior de tu cuerpo cuando te saquemos de aquí.
Esta vez tardó en hacerme caso. No sé qué tan mal me veo, pero me imagino que lo que mi maestro me dijo es lo más cercano a mi apariencia, (un moribundo).
Afortunadamente, cerró los ojos después de un rato de estame evaluando y por fin pude hacer la curación.
Astrid detuvo el tiempo al ver que los enemigos aumentaron en número, y no se le ocurrió nada mejor que venir a observarme, pero su excesiva insistencia al mirarme me estaba desconcentrando.
-¿Y ahora qué? -mi mal genio me hizo hablarle de forma grosera y ella me miró molesta.
-¿Cuándo me tratarás con el cariño con el que los machos humanos tratan a sus novias?
-¿Te parece el lugar indicado para reclamarme semejante tontería?
-Seremos esposos algún día. Mínimo háblame con amabilidad.
-¡Nunca me casaré contigo! -lo dije tan fuerte que Dai abrió los ojos.
El rostro de Astrid palideció y de sus ojos empezaron a caer cuantiosas lágrimas.
-¿Por qué provocas que estas gotas de agua salgan de mis ojos? -se limpió rápidamente las que pudo -si fuera esa niña egoísta, no me tratarías de esta manera.
Hace unos meses me habría disculpado, pero he perdido incluso el deseo de consolar a cualquiera que sienta dolor en su alma, por eso no hice nada cuando la vi alejarse para continuar luchando contra los monstruos.
-¿Por qué te comportaste de esa forma tan cruel, Popp? -la decepción que escuché en la voz de Dai me llevó a mirarlo y lo que encontré en sus ojos me hizo sentir terriblemente arrepentido -quería creer que mi intuición estaba fallando, pero el aura que te cubre últimamente no refleja nada y antes, tu sola presencia era capaz de infundirme el valor de seguir luchando.
-Yo no quería decírselo de esa forma, pero tampoco iba a mentirle... no siento amor por ella... en realidad, creo que ya no seré capaz de amar a nadie -esto último lo dije en un susurro para que no lo escuchara.
-Sé que estás enamorado de Maam, pero no es necesario que te comportes como si no te importaran los sentimientos de los demás... Tú no eres así, Popp -volvió a sonreírme como siempre -¡ve con Astrid y discúlpate!, estoy seguro de que si no lo haces pronto, te remorderá la conciencia todo el día.
-¿Ahora me das consejos de hermano mayor?, ¿acaso no recuerdas que te llevo cinco años? -respondí juguetón y me alegré porque su bondad consiguió recordarme mis emociones humanas.
-Eres viejo por fuera, pero por dentro sigues siendo un niño inmaduro -me guiñó el ojo y se rio por primera vez en mucho tiempo.
-Me da gusto ver que no has perdido tu esencia pura, a pesar de todo lo que has tenido que pasar -dejé de emitir la magia curativa -iré a disculparme con Astrid.
Dai levantó su pulgar y me dijo que me apurara a arreglar las cosas con ella.
Rápidamente volé hacia el lugar donde Astrid seguía combatiendo. Estaba por decirle que lo sentía, cuando percibí la presencia de KillVearn. Volteé a todos lados intentando ubicarlo, sin embargo, no vi ni a la marioneta. Eso quería decir que se escondió para atacarnos por sorpresa. Miré hacia la cúpula pensando que ese sería su objetivo, pero ese error de cálculo me costó muy caro.
Su risa reveló su posición y apenas y tuve tiempo de proteger el cuerpo de Astrid con una barrera y el hechizo astral que evita que mis heridas la afecten, antes de que le clavara su guadaña, pero yo no alcancé a cubrirme y recibí una herida en mi abdomen demasiado profunda y con una gran cantidad de energía maligna que afectó mi alma.
Sin mucho poder celestial para curarla, no me quedó más remedio que trasladar la herida a mi cuerpo real, (era preferible a que mi alma se corrompa o muera).
-¡Popp! -Astrid me sostuvo cuando mi magia de levitación desapareció -¡perdóname!, de nuevo te lastimaron por culpa mía -sus ojos seguían teniendo lágrimas, aunque ahora me imagino que eran porque me hirieron.
-¡Tranquila, yo...
-No estarás bien, hechicero -KillVearn se carcajeaba por su triunfo -¡quién diría que las mujeres son tu debilidad!... van dos veces que caes por culpa de esa hermosa ex diosa humana -de pronto su cuerpo empezó a difuminarse -me gustaría quedarme para seguir disfrutando de tu derrota, pero hay que aprovechar que no seguirás interfiriendo en la destrucción de Papunika.
-¿De qué hablas? -le pregunté, pero el maldito desapareció -¡maldita sea! - grité con las pocas fuerzas que tengo.
"¡Popp, despierta!", escuché la voz de Maam en mi mente.
-¿En dónde estás, Maam? -me solté de Astrid porque pensé que ese maldito la había enviado al Inframundo y quise buscarla.
-¿Qué sucede, Popp? -Astrid sujetó mi brazo, pero me zafé enseguida -¡esa niña no está aquí! -dijo desesperada -¡ven, cariño!, tenemos que curar tu herida y...
"¡Popp, te lo suplico!, ¡abre los ojos!", la voz Maam se escuchó más angustiada.
El miedo me invadió al pensar que ese maldito lastime a la mujer que amo y no pensé en nadie, (ni siquiera en Dai), y regresé a mi cuerpo real.
Cuando abrí los ojos, mi cerebro no fue capaz de recordar el motivo por el que volví, es más, incluso pensé que seguía en el Inframundo, pero mi breve lapso de amnesia desapareció en el momento en que Maam dijo que estaban atacando el castillo.
Estúpidamente me levanté demasiado aprisa, porque tampoco recordaba que mi cuerpo real tenía la herida que me hizo KillVearn en mi estado astral y caí al suelo por el dolor.
Maam preguntó dónde me había hecho la herida, pero decírselo derivaría en muchas preguntas que no tenía tiempo de responder. Tampoco le permití usar su magia para curarla, (de todos modos, no podría hacerlo, puesto que son de aura oscura).
Un número exagerado de seres malignos se acercaban a nosotros. En la ciudad eran menos, así que le pedí que fuera a buscar al maestro Aván para que trajera a Nova, (necesitaba los cetros de oricalco urgentemente). Le dije que mientras hacía eso, yo me encargaría de proteger el castillo, pero como siempre, Maam quería quedarse a cuidar del inútil mago y ni mi advertencia de que Hyunckel estaba herido, consiguió que cambiara de opinión.
El día de hoy ya había lidiado demasiado con la necedad de las mujeres, y sinceramente estaba muy cansado como para aguantar su terquedad, por lo que usé mi poder y la envié a la ciudad.
Al quedarme solo, observé mi herida; era profunda y sangraba bastante. Usar magia celestial la curaría, pero con la cantidad de monstruos que se acercaban, el castillo y sus alrededores, serían completamente devastados si no la reservo para enfrentarlos.
-¿Cuánto se corromperá mi alma si purifico todas esas energías malignas? -me senté unos minutos para encontrar otra solución -si le pido a Eira que venga, evitaré perder más emociones humanas, pero la tercera prueba requiere que lo haga -suspiré frustrado -Maam, si consigo cambiar a tu enemigo, deberás ganar esa prueba y recuperarte rápidamente, o de nada valdrán mis esfuerzos.
Con una gran fe en mi compañera, me teletransporté al centro del castillo.
*****
Comentarios finales en la siguiente parte.
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