POR TU FELICIDAD P1
Nota
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
POPP
Apenas puse un pie en el suelo, me maldije porque la previne al pisar una rama y Maam se levantó del árbol donde estaba sentada.
Detrás de ella vi al maestro Aván, pero el intenso brillo de color verde que emanaba de la mano de Maam me deslumbró y no supe si estaban enojados por no haber estado en la junta que yo solicité.
Decidí aprovechar esa luz para comenzar a invocar mi poder astral.
Maam estaba a unos pasos de mí, pero antes de que pudiera decir o hacer algo, lancé mi hechizo hacia su cabeza.
Ese golpe fue para seleccionar los recuerdos que le voy a borrar y si Maam hubiera cooperado, todo habría terminado rápidamente, pero su terquedad fue mayor al resistirse a olvidar, así que me vi obligado a trasladarla a su plano astral y como su alma fue la atrapada, su cuerpo perdió fuerzas.
La sostuve en mis brazos y le dije que de este modo le sería más fácil cumplir su destino porque el mundo humano depende de ella y de Hyunckel.
Su rostro se llenó de lágrimas e intentó decirme algo, pero la contención de su alma se completó y por fin perdió el conocimiento.
-¡Más te vale tener una buena razón para lastimar a Maam! -el maestro Aván estaba frente a mí con una mirada molesta.
-Sí la tengo, pero ahora no puedo decírsela. Primero tengo que entrar en su mente para finiquitar un asunto importante -lo miré suplicante -¡por favor, maestro!, no intervenga. Lo que voy a hacer es para salvar a Dai y por la paz del mundo.
-Voy a permitirte actuar como me pides, pero te exijo que no la lastimes.
Acepté su petición y luego me trasladé a una habitación que conservaba la esencia de Maam, (seguramente es la que le asignó la princesa Leona).
La acosté con cuidado en la cama y con una última mirada a su rostro bañado en lágrimas, me senté en la silla junto a ella para enviar a mi alma a su plano astral.
El espacio en el que se encontraba era oscuro y con varias rocas altas que me dificultarían las cosas si se le ocurre esconderse detrás de ellas.
Camine un rato y conseguí hallarla antes de que corriera.
El hechizo que me enseñó Eira tiene la desventaja de que hay que formar un triángulo con las manos para lanzarlo, y debe ir directamente en la frente para desvanecer los recuerdos.
Es un ataque muy doloroso para el que lo recibe y también podría ocasionar un daño mental si se excede demasiado la cantidad borrada. Además, la energía vital de Maam se haría menor si la mantenía mucho tiempo dentro del plano astral.
Ni las cuerdas mágicas conseguían mermar sus fuerzas. Por alguna razón Maam se aferraba a evitar el borrado de memoria y se mantuvo luchando casi diez días.
-Si esa determinación no te demuestra que eres muy importante para esa niña, no sé qué más lo hará -Astrid se apareció de pronto.
-¿Cómo entraste?, esto no es un sueño y no posees la habilidad de usar magia astral -le pregunté sin dejar de buscar a Maam, (que había logrado esconderse por culpa de la distracción de Astrid).
-Le pedí a Skadi que me ayudara. Es necesario que hable con esa niña.
-Me imagino que acerca de la tercera prueba -voltee a mirarla -deja eso para después. Habla con ella para que se ponga en evidencia. Si la desconcentras lo suficiente, me darás la oportunidad de acabar rápido con mi plan.
-Te estás volviendo insensible y no me gusta.
No le contesté porque tendría que darle la razón y aun no quiero aceptar esa verdad.
Astrid no insistió en obtener una respuesta, pero al menos me hizo caso y poco después el grito de Maam reveló su escondite.
El tiempo que llevamos dentro del plano astral ya la estaba matando y me obligué a usar toda mi fuerza contra ella. La inmovilicé con las cuerdas y lancé varios ataques mentales uno tras otro. Sus lágrimas me confirmaron que la había lastimado y me sentí un maldito al hacerle eso a la persona que más amo.
«¡Déjala ya, Popp!», Skadi me regañó, «no te enseñé magia astral para satisfacer tus necesidades personales»
-No lo hago por mí, sino por Dai.
-¿Por qué? -la voz de Maam apenas se escuchaba y sus lágrimas salían en cascada de sus ojos.
-Es que es la única manera de que te sea más fácil cumplir con tu destino -no pude evitar que mis propias lágrimas demostraran el dolor que sentía al lastimarla.
-Tú eres mi... -estiró su mano como si quisiera alcanzarme, pero la distancia entre los dos era demasiada.
Tenía que terminar pronto o la mataría, así que le lancé más ataques y por fin todos los recuerdos que compartimos después de mi confesión se eliminaron para siempre.
-¡Se muy feliz, Maam! -mi llanto fue incontrolable, pero sonreí al saber que con esto aseguraba no sólo su felicidad, sino también la de Dai.
Cuando regresamos al mundo real, recibí el reclamo de todos al ver el estado en el que la dejé, pero se tranquilizaron al enterarse que existía un futuro que nos traerá la esperanza de una paz duradera.
Esa noche, Astrid hizo un último intento de convencerme de que el futuro con Maam era el mejor, pero al ver mi decisión de no permitir que se haga realidad, dejó de mencionarlo y sus muestras de amor se hicieron más constantes.
Solucionado el asunto del futuro, me concentré en el rescate de mi querido amigo Dai, pero luego de hablar con las tres diosas, mis esperanzas volvieron a desaparecer.
Astrid viajó al Inframundo y se dio cuenta de que KillVearn había reunido miles de monstruos para matarlo. La cúpula que detiene el tiempo también lo está protegiendo de los ataques, sin embargo, ahora que es casi una humana, ya no controla grandes cantidades de energía, perdió su estatus de diosa y al faltar una de ellas, es imposible abrir los portales. La magia del Inframundo es la única que puede utilizar, pero tampoco es capaz de sacarlo porque hay una barrera que sólo admite la entrada y salida de seres malignos. Quitarle la cúpula sería una opción, aunque al hacerlo, el tiempo avanzaría de forma normal y como no invoca magia curativa, mi amigo moriría antes de regresar a la superficie.
Como si esto no fuera suficientemente malo, los reinos comenzaron a ser atacados por los monstruos.
Villas, aldeas, todos los lugares en donde se encuentran los campos de cultivo que producen los alimentos que permiten la subsistencia de las personas, estaban siendo arrasados. Su plan siniestro es mermar las fuerzas de los humanos al dejarlos sin comida.
Ante esa terrible situación, Hyunckel, el maestro Aván, Crocodine, Larhart, Him, Chiu junto con su grupo y yo, nos encargamos de enfrentar a los monstruos en la superficie, pero un día nos atacaron en dos frentes y tuve que trasladarme solo al reino de Bengana mientras mis compañeros luchaban en Terán. Fue ahí cuando el infeliz de KillVearn se apareció de nuevo.
-La cúpula que detiene el tiempo de tu querido amigo se puede romper, ¿lo sabías? -preguntó burlón.
-¿De qué hablas maldito?
-Esa mujer demonio no quiere que los mate, pero tengo un asunto inconcluso contigo y me importa poco desobedecerla.
-Estoy solo. Ninguno de mis amigos está cerca, ¿por qué no comienzas a atacarme si tanto deseas verme muerto?
-No lo hago porque quiero divertirme... ven al Inframundo. En ese lugar será nuestro combate. Si no te atreves a ir, despídete de Dai.
-Sabes bien que su barrera no me dejará entrar.
-Tienes diosas poderosas que te dirán cómo puedes sortear el problema.
El maldito se rio y desapareció junto con la horda de monstruos.
Después de regresar con mi grupo, les comenté lo que quería ese desgraciado, (omitiendo la información de las diosas humanas).
Todos se ofrecieron a acompañarme, sin embargo, tuve que negarme. Aun me cuesta usar la magia astral y aunque todavía no sé si me ayudará a entrar al Inframundo, perdería demasiada energía si llevo a más personas conmigo.
El maestro Aván dijo que él podía usar esa magia, pero al final aceptó que le sería imposible llegar al nivel necesario, además, se dio cuenta de que sus flechas no le estaban sirviendo porque una fuerza maligna bloqueaba su poder.
Al no tener un plan mejor, se resignaron y me permitieron irme a un lugar donde pudiera amplificar mi poder; la montaña de Eira, (mi excusa de ir ahí fue que me sería más fácil acceder al Inframundo gracias a que funciona como un puente entre ambos mundos).
La princesa Leona y Merle fueron la que más me pidieron cuidarme por el bien de Maam. Su petición me incomodó, pero no quise repetir lo mismo de siempre y les prometí que lo haría.
Una vez en la montaña, pensé que las diosas apoyarían mi plan, sin embargo, no estaban de acuerdo.
-Sin un portal abierto, sólo puedes acceder al Inframundo astralmente y no sabemos si Koré manipulará el tiempo para debilitarte -Skadi fue la primera en intentar convencerme de no caer en la trampa de KillVearn.
-Yo puedo llevarlo -Astrid quiso convencerlas, sin embargo, Eira contradijo su idea.
-Tú si puedes entrar y salir del Inframundo, pero sabes bien que un humano no puede ir a ese lugar con la misma facilidad. El aura maligna es tan grande, que su cuerpo se quemará antes de que logre atacar a los enemigos o siquiera llegar a Dai.
-¿Entonces quieren que deje que mate a mi amigo? -apreté los puños por la impotencia.
-Yo no te iba a detener -respondió Skadi -te confirmé la forma que pensaste para entrar sin arriesgar tu cuerpo humano ¿no?... lo que sí necesito que tomes en cuenta, es el tiempo de permanencia. No es cosa de nada ir al Inframundo de manera astral. La energía vital se desgasta muy rápido.
-Si lo acompaño puedo resolver ese inconveniente -Astrid dio una sugerencia irrefutable.
-Está bien -Eira suspiró resignada -pero Astrid, por favor, enfoca tu atención en Popp. Una distracción y su vida estará en peligro.
-Mi atención siempre está puesta en mi amado novio -sujetó mi brazo y se estiró para darme un beso en la mejilla -siempre voy a protegerte.
Quería agradecerle, pero mi carácter ya no es el de antes y apenas le dirigí una pequeña mueca de sonrisa.
Con un plan trasado, entré por mi lado al Inframundo, (Astrid lo haría aparte). Para mi alegría, aparecí justamente en donde está Dai.
-¡Popp! -gritó mi amigo de felicidad -tardaste mucho en venir por mí -reclamó juguetón.
-Quisiera decirte que vine a sacarte, pero...
-Eres predecible pequeño mago, ¿o debería llamarte, Gran hechicero? -la burla de KillVearn me puso furioso.
El maldito chasqueó los dedos y en segundos nos vimos rodeados de hordas de monstruos.
-Es mi deber infórmate, Gran Hechicero, que el Inframundo es igual de enorme que la superficie, y que la cantidad de monstruos es ilimitada gracias a que tenemos la ayuda de una emisaria de un Dios demonio de otra dimensión -el cíclope dejó de usar a la marioneta para hablar y voló hacia nosotros -la primera ronda de ataques serán exclusivamente para destruir esa cúpula donde se encuentra el héroe... aniquila a este ejército y te permitiré retirarte a descansar, con la promesa de no atacar a tu amigo hasta que vuelvas a venir.
Para este infeliz es divertido crear situaciones desesperadas para nosotros y veo que no le importan los deseos de su señor Velzar, pero es benéfico que existan esos pensamientos en su retorcida mente, ya que me dará tiempo de conocer este lugar y de ese modo encontrar una forma de abrir el portal donde tienen a Dai.
Sin mediar más palabras, los monstruos empezaron a lanzar ataques de fuego.
Debo agradecer a Skadi el que insistiera en que mejorara mis ataques de hielo. Esa energía oscura quema tanto que mi cuerpo no soportaría mucho tiempo, pero con un aura fría combinada con magia celestial, me permitió bloquearlos y contraatacar con Mahyado para congelarlos y posteriormente lanzar flechas astrales que atravesaron sus cuerpos para herirlos en su interior.
Lo que no recordé es que no todos los monstruos atacan a distancia. Algunos esquivaron mi magia y cuando estuvieron cerca, lanzaron golpes que me costaba mucho esquivar y varias veces alcanzaron a golpear mi cuerpo. Un monstruo muy grande iba a herirme con sus garras, pero Astrid apareció a tiempo y con su grandiosa fuerza consiguió mandarlo a volar de una patada.
-Sigues haciendo trampa, Gran Hechicero -KillVearn se notaba molesto con la presencia de Astrid -te dije claramente que vinieras solo, pero eres tan cobarde que trajiste a una hermosa mujer contigo.
-¡El tramposo eres tú! -Astrid se colocó frente a mí -¡no te permitiré lastimarlo, me oyes!, antes de que siquiera lo toques, te mataré.
Extendió los brazos con la intención de protegerme y a mi mente vino un recuerdo que me demostró que Maam sí ama a Hyunckel.
Cuando combatimos contra el castillo Roca Soberana, MistVearn hirió a Hyunckel y Maam se interpuso entre los dos para advertirle que no lo lastimara y que ella sería su oponente. En ese momento no quise entender el significado de arriesgar su vida por él. Pensé ingenuamente que lo haría con cualquiera, pero es obvio que de haber sido yo, jamás habría actuado de esa manera tan protectora.
A mi corazón ya no le queda ni un espacio libre de grietas. Está demasiado roto que esta verdad no fue tan dolorosa como las de antes, sin embargo, sí hubo una emoción que se instaló en mí y fue la admiración por esta chica que a pesar de mi mal carácter hacia ella y mis crueles palabras por lo que pasó en nuestra unión, está exponiendo su vida por mí.
Una elevación de energía maligna regresó mi concentración a la batalla y pude ver que detrás había un monstruo que lanzó varias llamaradas hacia nosotros.
El tiempo avanzó exageradamente a prisa, quitándome la oportunidad de teletransportarnos lejos o de colocar una barrera como las de Eira, así que todo lo que pude hacer, fue usar mi cuerpo para que las llamas no la tocaran y mientras la protegía, invoqué un hechizo que evitaría que mis heridas se trasladaran a ella, (Skadi me lo enseñó a regañadientes).
-¡Popp, cariño! -su grito retumbó por todo el lugar, junto al llamado de angustia de mi amigo.
El cuerpo de Astrid con todo y lo atlético que es, sigue siendo de una constitución más pequeña que el mío, pero eso no evitó que me sostuviera en sus brazos para buscar refugio en una de las cuevas por donde salieron los monstruos.
-¡Popp, resiste! -su rostro se llenó de lágrimas y en un intento de detener su llanto, me incorporé -¡no te muevas!, tu espalda tiene heridas muy profundas y empeoraras las cosas si haces esfuerzos.
-Se te olvida que... -tomé aire para disimular el dolor -... que puedo curarme -invoqué mi magia curativa, sin embargo, mi nivel no es como el de Eira y solamente me sané superficialmente -¡ves!, ya estoy mejor -le sonreí con animosidad por primera vez -¡vamos con Dai!, esos miserables monstruos están tratando de romper la cúpula.
-¿Por qué no recibí tus heridas? -su llanto había desaparecido para dar paso a la sorpresa.
-Jamás volveré a permitir que otros sean heridos por mi culpa -a mi mente vino el sacrificio de Merle y cerré los ojos con fuerza -el poder astral tiene varios usos, entre ellos, impedir que mis heridas se reflejen en otras personas, sin importar si tenemos un pacto o no.
Astrid quiso convencerme de no volver a hacerlo, pero nada me haría cambiar de opinión y para detener sus regaños, le recordé que tenemos que ayudar a Dai.
Volar me costó más de lo que creí, aunque Astrid se dio cuenta de mi mala situación y me abrazó para ayudarme.
-Escucha, Astrid... voy a necesitar que distraigas a los monstruos y si te es posible, detén el tiempo unos minutos únicamente para ellos.
-¡Está bien!, ¡cuenta con ello!
Otra cualidad que la diferencia de Maam, es su plena confianza en mí. Astrid, al igual que Merle, no necesita que le explique el por qué hago lo que hago, (para mi amiga soy tan débil, que siempre quiere estar tras de mí para evitar que eche las cosas a perder).
Aprovechando que los monstruos no nos prestaban atención, usé un Begiragon que combiné con magia astral, haciendo que por fuera no se notaran las heridas, pero la mayoría murió porque fue su alma la que se consumió con las llamas del ataque.
Con un camino libre hacia Dai, me solté de Astrid.
-¡Eso fue grandioso, Popp! -mi amigo estaba emocionado por la cantidad de monstruos que eliminé -¿desde cuándo puedes manejar hechizos tan potentes?
-Es algo que te platicaré cuando salgas de aquí -le guiñé el ojo y coloqué una mano sobre la cúpula -Dai, necesito que te relajes y si te es posible, cierra los ojos.
Mi querido amigo también me demostró su confianza al hacer lo que le pedí sin preguntar nada.
En el momento en que Astrid detuvo el tiempo, liberé una gran cantidad de aura mágica celestial para curar lo que pudiera de la herida de Dai. Desafortunadamente me falta mucho para purificar las energías negativas que están debilitando el cuerpo de mi amigo. La herida podría ser curada más fácilmente si no estuviéramos en territorio enemigo, pero es obvio que Koré pensó en todo y por eso lo trajo al centro del Inframundo, (por culpa del poder maligno que proviene de ella, la herida se contaminó al grado de convertirla en una de aura oscura).
Mientras emitía mi poder, me dediqué a observar el lugar y sonreí al descubrir dos pilares enormes a lo lejos. No vi más de ellos, sin embargo, por cómo estaban colocados, supuse que habría otros cuatro y si eso fuera cierto, entonces existe una manera de abrir un portal.
-Popp -Astrid tocó mi hombro y al mirarla vi en sus ojos preocupación -debes detenerte. El tiempo sigue avanzando para ti y sé por mis hermanas que cuando usabas la combinación de magia astral con la celestial, anexabas años a tu cuerpo, pero debido a nuestro pacto, ahora estás perdiendo años de vida.
-¿Qué? -Dai abrió los ojos y gritó -¿qué quieres decir con eso?
-Bueno, yo... -Astrid se apenó por su imprudencia.
-No te preocupes Dai -le sonreí como si no fuera un problema -Eira tiene el poder de restaurar mi vida en caso de necesitarlo, ¿verdad, Astrid? -ella asintió, pero su rostro reflejó que no entendió mis palabras.
-¿En serio? -Dai frunció el ceño -ya se me hacía raro verte más grande que hace casi dos meses. Ahora comprendo muchas cosas y te pido que dejes de usar tu magia para salvarme.
-Dai... -lo miré disgustado por su terquedad.
-¡No, Popp!, ya moriste una vez y no voy a dejar que mueras de nuevo -sus ojos se cristalizaron y supe que lloraría -juntos iniciamos nuestra aventura y juntos disfrutaremos de la paz cuando logremos derrotar a todos los enemigos.
-Dai -Astrid se colgó de mi cuello y besó mi mejilla -no te angusties. Popp y yo estamos unidos a través de nuestras almas y él vivirá los años que yo viva. Ya no seré una diosa, pero mi cuerpo no envejecerá tan rápido como el de ustedes. Mínimo viviré unos trescientos años humanos. Los que acaba de perder Popp, son unos dos, así que no pasa nada.
-¿Cómo que están unidos? -el ceño de Dai aumentó -¿y qué pasa con Maam?
-¡Ay, niños! -la voz de Koré interrumpió nuestra conversación -ustedes parecen creer que se encuentran en un día de campo, o algo así -se rio y se sentó en el aire con las piernas cruzadas -hechicero, regresa a la superficie. Por hoy has cumplido al haberte desecho de casi todos los monstruos. KillVearn no te molestará en unos días, de eso me encargo yo.
-¿Y a qué debo tu amable ayuda? -le pregunté con ironía.
-Astrid ya debió hablarte de las pruebas, y para que esa niña sea mía, necesito que tú y tu amigo, hagan el último movimiento, por eso te permitiré llevar a cabo tu plan de escape.
-¿De qué pruebas habla, Popp? -Dai quiso saber.
-Luego te lo contarán con más tranquilidad cuando salgas de aquí, pequeño -Koré respondió amable -bien, ahora voy a ser quien detenga el tiempo mientras el hechicero y su prometida regresan a su mundo.
-¡Vamos, cariño! -Astrid fue la primera en obedecer a esa mujer -Dai, no quisiera dejarte aquí, pero te prometo que la tercera vez que vengamos, será el día en que volverás con nosotros.
En Dai se vislumbró la sorpresa por su confianza. En mi caso supuse que vio algo muy bueno en nuestro destino y con esa esperanza, regresé al mundo real, no sin antes pedirle a mi querido hermanito que resista y prometerle que pronto sería libre.
Ya en la montaña, les expliqué a Eira y Skadi la situación y mi plan para abrir un portal. La diosa de hielo viajó astralmente hacia el reino celestial y trajo consigo el material que le pedí. Enseguida me teletransporté hacia la casa de Lon Beruk para pedirle a Nova que me forjara seis cetros de oricalco, pero únicamente aceptó hacerlos si le revelaba el motivo por el que los necesitaba con urgencia y no tuve más remedio que darle toda la información, (más que nada porque también los tendría que imbuir con magia celestial).
El proceso duró cinco días. El desgaste de energía fue demasiado para mi cuerpo y tontamente no le había pedido a Eira que me curara las heridas que sufrí en el combate del Inframundo, antes de venir con Nova.
Desde hace mucho me acostumbré a desvelarme en los viajes que hice con el maestro Aván, con Dai, y con mis compañeras en la búsqueda de mi amigo, pero últimamente he adquirido ojeras por la falta de descanso y cuando volví al castillo de Papunika, Merle se dio cuenta de mi deplorable estado porque iba pasando por el patio justamente en el momento en que alcancé a sostenerme de la fuente. De inmediato corrió hacia mí para abrazarme. Lo malo es que no pude evitar quejarme a causa de la quemadura de mi espalda y ella se apresuró a usar su magia para curarme. Sabía que su hechizo no sería suficiente, pero no quise hacerla sentirse inútil y aunque no me curó por completo, al menos consiguió reducir el dolor.
Como agradecimiento le di un beso en la mejilla y le susurré que su noble acción me salvó.
De pronto sentí un tirón a mi cabello y maldije a quien quiera que se haya atrevido a molestarme, pero me callé al ver que fue Maam y aparté la mirada, (no sabía cómo tenía que actuar con una persona que no recuerda varias cosas de nuestra relación amistosa).
Jamás pensé que lo primero que haría es reclamarme por no haberla visitado a pesar de saber que la habían atacado. Lo más absurdo fue que dio a entender que Merle me importa más que ella. Para calmarla, la aludida intentó explicarle que me estaba curando, pero la callé porque en serio estoy harto de recibir la lastima de mi ex mejor amiga y estúpidamente se me ocurrió inventarle que aunque estaba enterado de su situación, no vine porque Dai es mi prioridad y además, mi visita no era por ella, sino por el maestro Aván. Esto debió herir su orgullo y sus ojos se cristalizaron. Con toda su furia me gritó que ya no me quitaba el tiempo y que me fuera con quien quisiera.
Su actitud me desconcertó. Por un instante me pareció que le dolió mucho mi falta de interés, pero deseché la idea porque mientras tenga a su lado a su amado Hyunckel, no es capaz de pensar en nadie más.
Después de ese penoso incidente, Merle volvió a usar su magia para continuar atendiendo mi herida, sin embargo, no logró desaparecerla y mejor le pedí que fuéramos a desayunar, (llevaba días comiendo poco y tenía mucha hambre).
Al entrar al comedor saludé efusivamente a todos, pero me intrigó ver el brillo de la insignia de Maam, (¿será que Koré está tratando de sumirla en una de sus pesadillas?).
Chiu amablemente dijo que seguramente brillaba porque estaba sentada junto a su novio y por increíble que parezca, mi corazón no latió al recibir el impacto de esas palabras.
Lo siguiente sucedió como un sueño. Mi cuerpo estaba en el comedor, pero mi mente no registraba nada de lo que acontecía. Mis ojos casi se cerraban y al terminar de desayunar, opté por retirarme a descansar.
La princesa Leona y Merle me acompañaron, e incluso me ayudaron a acostarme.
Antes de quedarme dormido, les conté el plan que ideé para sacar a Dai del Inframundo. También le pedí a la princesa que lo compartiera con los demás y que estuvieran al pendiente de la llegada de Nova.
Mis ojos se cerraron al fin y cuando volví a abrirlos, descubrí que pasé una semana en estado inconsciente.
*****
Hola!
No pensaba volver a publicar de nuevo este fanfic en esta plataforma, pero debido a causas de fuerza mayor, estaré haciéndolo hasta que se resuelva el problema que tiene la otra, sobre todo por consideración a mis dos lectoras que siempre han apoyado este proyecto; Eliz Palomino y Estefania Montero.
El capítulo viene en sus acostumbradas tres partes.
No me extenderé en mi comentario, aunque regreso a despedirme en la tercera parte.
Gracias y feliz lectura.
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