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MALDICIÓN P1

Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

-¡Despierta, niña! -un leve golpe en mi cabeza me sacó de mi tranquilo sueño, y al abrir los ojos, me encontré con Astrid, (que estaba arrodillada sobre la cama y demasiado cerca de mi).

-¿Qué te pasa? -me senté rápidamente para buscar a Popp, pero el movimiento me mareo otra vez.

-Tu lindo novio no está -habló seria y me miraba con algo de coraje -pero antes de que vayas a pensar que estuvo engañándote conmigo mientras dormías, te aclaro que ni siquiera yo sé en dónde se metió. Cuando entré, él ya no estaba.

-¿Por qué necesitaste aclararme algo que no te pregunté? -su explicación me hizo pensar que a lo mejor sí pasó algo entre ellos.

-Porque no le tienes confianza a ese ingenuo y eres capaz de reclamarle.

Mi boca se secó ante sus palabras porque sí llegué a dudar, y un nuevo tache en mi historial de estupideces se añadió a la lista de, "injusticias que cometo contra Popp".

-¡Sabía que sí lo malinterpretaste! -me apuntó con su dedo y casi me pica un ojo -¡está bien! -se hizo hacia atrás y se dejó caer de sentón -no vine a enseñarte a ser una buena novia. Vine a avisarte que vas a tener la dicha de descansar de mi presencia.

-¿Los dioses te están pidiendo que regreses al reino celestial? -le pregunté preocupada por lo que pueda significar para los humanos.

-No finjas que te importo -quise hablar, pero se lanzó hacia mí para taparme la boca -no es nada de eso. Solamente quiero espacio para curar lo que ustedes llaman, desilusión amorosa, y acepté la invitación de ese bocón de Him de visitar la isla Dermilín.

-¿Le aceptaste una invitación a Him? -quité su mano para reírme -¿y se van a ir los dos solos?

-No es lo que piensas inmadura -volvió a sentarse arrodillada -ese tipo es muy extraño. Es un ser creado de una pieza de ajedrez, pero tiene más emociones humanas que yo, y me dijo que como siente pena por mi situación, me llevará a pasar unos días en compañía de su jefe y sus amigos para que olvide mi tristeza.

-Y si no es lo que pienso, ¿por qué aceptaste ir con alguien con el que te la has pasado discutiendo desde que se conocieron?

-Porque soy coqueta por naturaleza y me gustan los machos con carácter y decisión, así que no le veo nada de malo divertirme un poco con él... Dicen los humanos que "un clavo, saca a otro clavo", ¿no?

Esas palabras no me gustaron y le demostré mi inconformidad a través de mi mirada.

-¿Qué?, ¿no te parece mi plan? -se empezó a peinar el cabello con sus dedos -¡verás niña!, soy seiscientos años mayor que tú, y tengo mucha experiencia con los machos debido a que mi herencia demoniaca despierta mi lado lujurioso y necesito apaciguar mi pasión de alguna manera.

-Con...con... -mi garganta se cerró ante lo que iba a preguntar -... con Popp... ¿lo... lo hacías a menudo?

-Hacer ¿qué? -esto la estaba divirtiendo, mientras que a mí me estaba lastimando -¿te refieres a que si Popp apaciguaba mi pasión? -cerré los ojos y cubrí mis oídos con mis manos -¡Ah no, niña!, ¡tú preguntaste y yo voy a responderte! -se subió sobre mí para poner mis brazos al lado de la almohada -con Popp únicamente conocí lo que es estar con alguien incapaz de sentir pasión, si no es con la persona amada.

-¿Qué dijiste? -mis fuerzas regresaron y ahora fui yo la que la empujó para quedar sobre ella -¡repítelo, por favor!

-Del breve momento en que fue mío, ni su alma, ni su cuerpo, me respondieron -sus ojos reflejaron el dolor que sintió ante el recuerdo -la voz de su mente te nombró varias veces, y para proteger su dignidad, liberó una gran cantidad de aura fría que me obligó a separarme de él.

-¿Es cierto lo que dices? -quizás para ella no es importante esa información, pero para mí es de vida o muerte saberlo, para empezar a superar esa parte de la vida íntima de Popp.

-No tengo por qué mentirte -se desvaneció y apareció de pie junto a la cama -antes te había mentido para disfrutar de tu sufrimiento, pero mis hermanas no estaban de acuerdo con mi insistencia de retener a Popp, y aunque no me contaron sus planes, sé que estuvieron ayudándote a entender el amor que dices sentir por él.

-¿Tampoco crees que lo amo? -su silencio fue la respuesta -si es así, ¿por qué tocas un tema tan delicado como ese?

-Lo hago porque, aunque crees que los dioses apoyan a Koré, mi misión no ha cambiado... tienes que ganar la apuesta. Sé que esa mujer habló contigo en algún momento durante la batalla que enfrentamos. Su poder es demasiado grande como para pasar desapercibido y aunque fingió estar encerrada en mi cúpula de tiempo, la sentí cerca de ti... No necesito conocer lo que hablaron para saber que trató de jugar con tu mente. La tercera prueba aún no inicia y es lógico que quiere desestabilizarte para que la pierdas.

-Le dije que no perderé -la miré con decisión -sea cual sea su prueba, la pasaré porque quiero tener un hermoso futuro con Popp.

-Ojalá seas sincera, pero eres tan inconstante, que entiendo las dudas de Popp -soltó un suspiro y se sentó en la orilla de la cama -lo que voy a advertirte, no debes contárselo a él, ¿lo entiendes? -en realidad no lo hacía, pero asentí para que continuara -Popp quiere que pierdas la prueba.

-¡¿Qué dices?! -me alteré tanto, que me puse de pie a pesar de que mis piernas no tenían fuerza.

-Bueno, no estoy segura de sí se refería a que la perdieras, o a que su plan haría que pareciera que la pierdes, cuando en realidad la estarías ganando.

-Popp no querría que perdiera una prueba que pondría en riesgo a nuestro mundo -negué firmemente con la cabeza.

-Para mí es desconocida la forma en la que piensa, pero es un sabio y por algo decidió que eso es lo mejor.

-¿Qué es lo que planeó?

-Lo conoces y ya deberías deducir que no va a contarle a nadie su plan. Lo único que puedo aconsejarte, es que aproveches estos cuatro meses para convencerlo de que no es mentira que lo amas.

-¡Lo haré!, no sólo por esa prueba, sino por nuestra felicidad juntos -me erguí con determinación, pero el mareo me obligó a sentarme antes de que mis piernas no pudieran mantenerme de pie.

-Al parecer no fuiste capaz de usar tu propia magia celestial... de haber usado tu poder, unas horas de descanso habrían sido suficientes para recuperarte... Debes agradecerle a Popp la ayuda que te dio a pesar de estar casi muerto ­-la miré interrogante.

-¿Podrías decirme lo que sucedió en ese momento?

-Popp tenía almacenadas dentro de su cuerpo las auras de mis hermanas. No estuve ahí para poder explicar cómo es que supo liberarlas a tiempo para ayudarte, pero lo que acabó con los monstruos y selló los portales, fue su aura combinada con la de Eira y Skadi. Tú solamente curaste a tus amigos, pero igualmente tuviste su ayuda porque, aunque la magia celestial sana cualquier herida, no es capaz de curar almas sin el apoyo de la magia astral... Como tu cuerpo fue utilizado como trasmisor de esa energía, se debilitó porque no soportó tantas auras juntas.

-Por eso sentí su aura -toqué mi pecho por una punzada de culpa -Popp siempre me ha ayudado, pero mi soberbia me hacía pensar que era yo la que lo salvaba.

-Es bueno que empieces a reconocerlo -se levantó de un salto -lo siento cerca. Me voy antes de que se enoje porque estoy molestándote -me dio la espalda, pero de nuevo volteó a mirarme, (con demasiada insistencia) -tiene buen gusto -me sonrojó su declaración -no hablo de ti, niña... me refería a ese bonito camisón que te creó con su magia.

Por primera vez evalué mi atuendo y descubrí que llevaba puesto un camisón largo de color rosa, (de tela suave, pero no era seda). El escote es discreto, con adornos de piedras preciosas multicolores que evitan que se transparenten partes sensibles, aunque por mis medidas, me queda pegado al cuerpo y mi sonrojo aumentó al pensar en que me vio desnuda al cambiarme de ropa.

-No te emociones -se rio con un poco de amargura -Popp nada más apareció el camisón. La princesa de Papunika y la adivina llamada Merle, fueron las que te cambiaron de ropa -su cuerpo empezó a diluirse -ya me voy, pero recuerda, ni una palabra de lo de la prueba.

Astrid desapareció y casi enseguida la puerta se abrió.

La alegría me inundó al ver a Popp entrando con una charola de comida en sus manos.

-¡Oh! -exclamó al verme -pensé que seguías durmiendo -su sonrisa adornaba su rostro y cuando se fue acercando, mi corazón empezó a latir como loco -fue bueno haber ido a robar comida a la cocina -colocó la charola en el buró junto a la cama -hay pastelillos, leche caliente, fruta variada, huevos fritos y pan dulce.

Lo que Astrid me contó sobre su "unión", había sanado mi alma, pues él no le correspondió apasionadamente, y también me llenó de alegría saber que estuve presente en sus pensamientos en todo momento.

Esto me conmovió tanto, que no fui capaz de hablar, y Popp me dirigió una sonrisa divertida.

-Parece que sí tienes hambre... miras la comida como si fuera un gran manjar, pero antes de que te la dé, tenemos que acomodarte en la cama. Me imagino que sigues muy cansada para ir a sentarte en la silla, así que... -pasó sus manos por mi cintura y jadeé por una intensa descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo al sentir su calor -¿hice algo malo? -se apartó con un leve sonrojo en el rostro y no pude evitar reírme -¡oye!, ¡no te rías! -fingió haberse ofendido, pero al no desaparecer su sonrisa, sentí alivio de que no me hubiera malinterpretado.

-No me reí por burla, sino de felicidad -extrañamente eso sí consiguió que borrara su sonrisa -¿no te gusta que sea cariñosa? -ahora fui yo la que dejó de sonreír.

Su silencio casi me confirma que ese es el problema, pero enseguida se rio quedamente y de un rápido movimiento me cargó para dejarme sentada en la cama, con la espalda recargada en la almohada, (la que acomodó mentalmente).

-Y bien, ¿qué quieres comer primero? -su animosidad regresó, aunque es obvio que en esta ocasión si era fingida.

-¿Tú ya comiste? -estrujé mis manos porque los nervios me invadieron al no saber cómo dirigirme a una persona que no cree en ninguna muestra afectuosa, (curiosamente sólo las que provienen de mí).

-Sí... Dai y yo casi acabamos con todos los postres que se sirvieron en el desayuno -el recuerdo de esa travesura le devolvió la alegría y de nuevo sentí envidia por esa camaradería tan natural que tienen ambos.

Sirvió en un plato varios trozos de fruta para luego ofrecérmelo.

Yo lo tomé, pero no fui capaz de hablar después de ese momento tan incómodo.

Popp pareció no darse cuenta de mi estado depresivo y se dedicó a contarme las cosas que dijeron en el desayuno.

Dai protagonizó todos sus relatos, aunque únicamente presté atención a los que lo involucraban a él.

Por fin conocí parte de lo que Popp nos había ocultado, empezando por el hecho de que Dai se comunicaba mentalmente con él para pedirle ayuda, (información que sabía, sólo compartió con Merle). El encuentro con las diosas, su pacto con Astrid, (omitiendo su momento íntimo), su pelea contra el dios demonio al que sirve la mujer de nombre Koré, su entrenamiento para usar magia divina, algunos de sus planes en los combates que enfrentamos, y el motivo por el que decidió abrir todos los portales.

Mientras relataba, yo trataba de comer, pero algunos temas me quitaron el apetito.

-¿No te gusta la comida? -se subió a la cama para sentarse más cerca de mí, y pude sentir su calor en mi piel, a pesar de que nuestros cuerpos no se estaban tocando.

-No tengo mucha hambre -no me atreví a mirarlo y mejor me dediqué a picar la comida con el tenedor.

-Tienes que comer, o no recuperarás tus fuerzas.

Podía sentir su mirada. Sé que su intención era presionarme para que comiera, pero nada conseguiría quitarme el mal sabor de boca que estaba dejando su conversación, (la cual me rebeló lo poco que confiaba en mí, incluso antes de que le confesara que lo amo).

De pronto sus manos sujetaron las mías para arrebatarme con delicadeza el tenedor.

-Si continúas jugando con la comida, no estarás lista para que te lleve a ver algo realmente impresionante -ensartó tres frutas y después me las acercó -¡abre la boca!

No fue una orden, pero fui obediente e hice lo que me pidió.

En cuanto mi boca engulló el alimento, ambos nos sonrojamos, (desconozco si él sintió lo mismo, pero en mi caso fue porque en mi mente imaginé cosas nada decentes que se podían hacer usando la comida).

-Creo que... -pasó saliva -... es mejor que te deje comer sola -iba a devolverme el tenedor, pero negué con la cabeza.

-Descubrí que no podía comer porque mis brazos están cansados, por eso, ¿podrías ayudarme a terminar mi desayuno?

Fue una declaración bastante descarada, pero Popp sigue siendo un poco ingenuo a pesar de haber sido un pervertido en el pasado, y aunque su cara estaba más roja que un tomate, continuó alimentándome hasta que me terminé la fruta y un pastel de fresa, (no tan rico como el que me preparó en mi cumpleaños).

-Ya sólo falta la leche, pero esa sí te la tomas solita -se levantó como rayo y corrió hacia la puerta -vengo en media hora para llevarte a dónde te dije.

-No me dijiste a dónde -me deslicé por la cama y al levantarme intenté parecer coqueta, pero el maldito mareo regresó y de no ser porque se apresuró a llegar a mí, habría caído en el suelo -¡lo siento!, pensé que se me habían quitado los mareos -me sujeté a sus brazos y Popp me ayudó a sentarme en la cama.

-Estarás débil algunos días -se hincó frente a mí -tu cuerpo es el que está resentido por la acumulación de auras.

-Y es porque únicamente te ayudé a canalizar la magia celestial que habías reunido en tu cuerpo -solté un fuerte suspiro -ahora no sólo soy una inútil que no sabe invocar magia celestial. También soy como cualquier débil mujer, a pesar de mi entrenamiento de artista marcial.

-Lo que hiciste, no lo hace cualquiera -mi cuerpo se llenó de su calidez cuando sus manos tomaron las mías -absorbiste las auras de Eira y Skadi, junto con la mía. Por ti misma y sin instrucciones, las dirigiste hacia los cetros para continuar con el hechizo que selló los portales, y por si eso fuera poco, usaste mi poder astral para curar las almas del maestro y la princesa.

-¿Cómo pude usar tu poder sin saberlo?

-Pues... -volvió a sonrojarse -...creo que es porque en esa parte sí intervine... te cedí gran parte de mi poder astral para que pudieras salvarlos -bajó la cabeza y su voz tenía un tinte de arrepentimiento -aún sin verlos, sabía que los que invocaron el hechizo que abrieron las puertas, podían morir debido al exceso de energía vital que se consume.

-Tú usaste más energía que ellos, así que se puede decir que eres el más fuerte de todos nosotros -quería que se sintiera orgulloso de su proeza, pero apenas y me dedicó una mueca de sonrisa.

-Se me entrenó para soportar magia divina con ayuda de la astral, pero ni mi maestro, ni la princesa Leona, hacen uso de esa clase de poder -me soltó y se puso de pie -olvidemos ese asunto -acarició mi mejilla con suavidad -no creo que sea buena idea que salgas hoy... lo mejor es que duermas para que te recuperes.

-¡Espera! -sostuve su mano cuando vi que iba a alejarse -me gustaría ver lo que querías enseñarme.

-No es importante, pero tu salud sí lo es.

-Entonces... ¿po... ¿podrías quedarte conmigo hasta que me duerma? -desvié la mirada porque dudaba que quisiera quedarse, teniendo cosas que hacer junto a Dai.

-¡Claro que sí! -nuevamente me ayudó a recostarme y luego acercó una silla para sentarse -¡descansa!, yo haré lo mismo para solidarizarme contigo -me guiñó un ojo antes de cerrarlos.

Por la manera en que se acomodó en la silla y el poco tiempo que le tomó dormirse, fue un indicio de que él no se encontraba en mejores condiciones que yo, pero es de las personas que oculta su debilidad y presiento que también tengo la culpa de eso, pues siempre lo regañaba por quejarse cada que lo herían.

Pasé casi media hora observándolo.

Tenía la esperanza de que estuviera fingiendo, pero su cuerpo estaba muy relajado como para seguir pensando esa tontería y caí en cuenta, que él fue quien más sufrió en la batalla.

Me levanté despacio. Mi idea era llevarlo a la cama para que estuviera más cómodo, pero no quería que se despertara y tardé en decidirme de qué manera conseguiría mi objetivo.

La respuesta llegó con el recuerdo de que ya lo he cargado antes, y pasé mis brazos debajo de sus piernas para elevarlo. El problema fue que no consideré mi estado actual, y tampoco el hecho de que es más alto que aquella vez y también adquirió más masa muscular a pesar de seguir siendo delgado. Con tantos inconvenientes, mis brazos no pudieron sujetarlo el tiempo suficiente para llegar a la cama y al perder fuerza, lo solté y los dos terminamos en el piso, (conmigo encima de él).

-¡Auch, mi trasero! -quiso pararse rápido, pero yo no logré quitarme porque mi cuerpo no tenía fuerza -¡Maam!, ¿qué pasó? -gritó bastante alto y se sonrojó hasta las orejas.

-Quería acostarte en la cama, pero pesas mucho y como mi cuerpo está débil... -decía apenada, pero perdí el habla y también me sonrojé al darme cuenta de la posición en la que estaban nuestros cuerpos, (una en la que podía sentir más cosas que sólo su pecho aplastado por el mío) -... yo... ¡perdón!... no quería... -me disculpaba, pero por alguna razón incomprensible, no intenté levantarme.

-¡Está bien, no te preocupes! -fue Popp quién me elevó usando su habilidad mental y me depositó sobre la cama.

De reojo lo vi ponerse de pie, pero sólo alcancé a ver su espalda porque se negó a voltear.

-Voy a mi cuarto para... -carraspeó fuerte -... resolver un asunto y no creo volver en unas horas -se apresuró a la puerta -sigue durmiendo para que recuperes tus fuerzas.

En cuanto se fue, me dejé caer en la cama boca arriba. Mi respiración estaba agitada y me abracé a mí misma.

-¡Ay no! -suspiré fuerte -pensé que era madura, pero estoy sintiéndome como una adolescente con demasiada curiosidad en temas de adultos -dirigí mi vista a la puerta -en este momento me gustaría que siguieras siendo el chico pervertido que tenía la costumbre de tocar sin pedir permiso -analicé mis palabras y me incorporé para sentarme -¿qué dije? -grité alterada -¡cómo se me ocurre decir esas tonterías!, soy muy joven como para estar pensando en esas cosas -toqué mi pecho y sentí mi corazón acelerado -tengo que hablar con alguien... no está bien tener estos pensamientos.

Ni el malestar de mi cuerpo impidió que me arreglara, (con mi acostumbrado atuendo de mis anteriores estadías en Papunika), y salí a buscar a mi madre.

Revisé casi todo el palacio, pero no logré encontrarla, así que decidí buscar a Leona para preguntarle su paradero, (tardé en ubicarla porque estaba en el jardín de atrás junto a todos mis amigos).

Chiu y su ejército jugaban a las luchas. Nova y Merle platicaban animadamente cerca de la fuente. El maestro Aván y la reina Flora comían unos dulces mientras observaban con diversión las peleas de Chiu. Larhart se encontraba parado en la columna de un muro del castillo, mirando hacia el cielo. Crocodine jugaba con el pasto sin prestar atención a nada más y Hyunckel estaba a su lado mirando sin interés los combates. No vi a Astrid ni a Him, y supuse que ya se habían ido a la isla Dermilín, (es lo más lógico porque Him nunca se aleja de Chiu).

-¡Maam! -Leona alzo su brazo para saludarme y con su otra mano señaló el asiento libre en la banca de piedra en la que estaba -¿cómo te encuentras? -preguntó en cuanto me senté a su lado.

-Un poco mejor -observé todo el lugar en busca de los otros ausentes, (Popp y Dai), pero no había ni rastro de ellos.

-Dai ha estado descansando al igual que tú, y Popp se ha dedicado a intercalar sus cuidados entre los dos, así que lo más seguro es que ahora esté con él en su cuarto -pareció que Leona me leyó la mente y respondió a la pregunta no hecha.

-Debí imaginarme algo así -contesté desanimada al enterarme de que nunca seré su prioridad.

-¿Te molesta que Popp esté con Dai? -volteé a verla y en su mirada se reflejó el desconcierto.

-No es que me moleste. Sé que ambos se tienen mucho cariño y Popp sufrió más que nadie la pérdida de Dai, por eso es natural que desee estar con él la mayor parte del tiempo -fingir que entiendo su relación me ayuda a ocultar mis sentimientos egoístas.

-Popp no es el único que sufrió la pérdida de Dai -su actitud desenfadada cambió por una melancólica -sabes bien que amo a Dai desde la primera vez que lo conocí... Cuando explotó junto con KillVearn, me sentí morir con él, al pensar que no lo vería nunca más, pero las palabras de Lon Beruk y la determinación de Popp al buscarlo, me ayudaron a recuperar mis esperanzas y gracias al cielo, Dai está nuevamente con nosotros.

-Si estás tan contenta por su regreso, ¿por qué no estás con él?... ¿Popp no te lo permite?

-Popp no haría eso -se rio de mi tonta idea -sé que al principio llegué a pensar que era egoísta, pero con tantas cosas que hemos compartido, descubrí que no lo es... él fue el primero en dejarme a solas con Dai -se acercó para susurrarme -los demás no dejaban de atosigarlo con preguntas y de no ser por Popp, no nos habrían dado privacidad, pero como mi cuerpo aún estaba cansado debido al hechizo que casi me mata, me pidió que me fuera a dormir mientras él se encargaba de cuidar a Dai en mi lugar... Según me contaron los guardias, se retiró a la media noche para ir a tu recámara y se quedó contigo hasta el amanecer... A la hora del desayuno, nos ayudó a los dos a llegar al comedor usando su poder mental y ahí sí se comportaron como dos niños traviesos que nos dejaron sin postres -se rio fuerte y los demás voltearon a vernos -después de que terminamos de comer, me dejó con Dai en su cuarto para ir a verte... el pobre ha estado cuidándonos a pesar de que él también debe sentirse muy cansado después de esa batalla tan complicada.

-Yo... -me avergonzaron mis pensamientos -... yo no tenía idea y... ¡soy una idiota! -toqué mi frente por el dolor de cabeza que indica que mi aura maligna quiere emerger.

-No eres idiota -seguía riéndose como si le divirtiera mi situación -lo que pasa es que acabas de iniciar tu relación con Popp, y por mala suerte no has tenido tiempo de disfrutarla por culpa de las batallas.

-Tú acabas de recuperar a Dai, pero no te veo molesta o incómoda con el hecho de no estar con él.

-Popp tiene pensado irse con sus padres en un mes y quiero que los dos convivan todo lo que les sea posible -voltee tan rápido que casi me tuerzo el cuello -¿no lo sabías? -se dio un golpe en la cabeza -¡tonta! -se dijo así misma -me imagino que te lo iba a contar en un momento romántico, o algo por el estilo.

-Te tiene bastante confianza -cerré mis puños ante el mal humor que amenazaba con salir -¿platicas mucho con Popp?

-Cuando estamos juntos sí -respondió como si eso fuera lo más obvio -Popp siempre me dice "princesa Leona", a pesar de que le he pedido que me llame por mi nombre -volvió a reírse con fuerza -pero aun con esa formalidad, platicamos mucho... Siendo el mejor amigo del chico que amo, es importante que también forje un lazo fuerte de amistad con él, porque siempre va a estar presente en la vida de Dai, al igual que yo.

Las palabras de Leona fueron como una cachetada. Es la segunda más joven de nosotros, pero su madurez es superior. Entiende perfectamente la amistad entre Popp y Dai y no pretende separarlos, al contrario, busca tener una buena relación con Popp, para formar parte del círculo de amistad que hay entre ellos.

-¡Mira, ahí viene tu amado tormento! -se levantó para llamarlos, (Dai venía con Popp).

Alcé la mirada lentamente y cuando los vi caminando hacia nosotras, detallé a los dos con demasiada insistencia.

Dai adquirió más altura y su cabeza casi llega al hombro de "mi amado tormento", (como bien lo definió Leona).

Por otro lado, mis ojos se desviaban más hacia Popp, y mis constantes suspiros regresaron al aceptar que entre más pasa el tiempo, lo noto más guapo.

-Nunca creí ver esa expresión en tu rostro -Leona acercó su cara a la mía -casi estás babeando.

-¿De qué hablas? -puse mis manos en mis mejillas en un absurdo intento de desaparecer el sonrojo -no soy como Popp. Él sí babeaba por las mujeres.

-¡Oye Popp!, ¡ven rápido o harás que a tu novia le dé un infarto con esa manera de caminar tan sexy! -Leona agitó sus brazos y con su grito consiguió que los demás dejaran lo que estaban haciendo para mirarnos.

Dai se rio igual de exagerado que Leona, y Popp se puso tan rojo como yo, al escuchar las risas de nuestros amigos, (excepto las de Hyunckel y Larhart). Leona los calló e instó a que continuaran con lo suyo porque se dio cuenta de que estábamos incómodos.

-¡Hola, Maam! -Dai fue quien habló en cuanto llegó frente a mí -ayer ya no pude decirte lo feliz que me hizo volver a verte.

-Yo también estoy feliz de verte de nuevo, Dai -increíblemente esas palabras eran verdad.

-Fue una suerte que Popp se diera cuenta de lo que te pasó y se teletransportó hacia ti a tiempo para evitar que cayeras al piso -Dai continuó hablando y en su rostro demostró la preocupación que sintió en ese momento -por cierto, Popp, ¿cómo es que la escuchaste, si ninguno de nosotros la oímos quejarse?

Los tres esperamos atentos la respuesta, sin embargo, Popp parecía desconcertado.

-¿A qué te refieres Dai? -rascó su cabeza -Maam gritó demasiado fuerte mi nombre como para que digas que no la escuchaste.

-Pues que yo recuerde las cosas no pasaron así -Leona contestó con su dedo en su mentón -bueno, me imagino que ahora que son novios, desarrollaron una conexión espiritual más fuerte que la unión de pensamientos que tenías con Merle, y la prueba de que estoy en lo correcto, es que de acuerdo con lo que los chicos me contaron, fue gracias a la insignia de Maam, que ella pudo abrir una especie de portal hacia el lugar donde estabas y te salvó antes de que el maldito de KillVearn te lastimara... si cualquiera de los discípulos de Aván tuviera esa habilidad, Dai o Hyunckel, hubieran podido hacerlo, pero sólo Maam fue capaz de conectarse con tu insignia.

-De todo lo que acabas de decir, lo de que son novios es lo que más llamó mi atención -Dai pasó su mirada de mí, a Popp y a él lo apuntó con el dedo -¿qué no tú y Astrid... -puso sus manos en su boca de una forma demasiado exagerada -¡perdón!, ¡olvida lo que iba a preguntar Maam! -se inclinó varias veces con sus manos unidas.

-¡Tranquilo Dai! -traté de decirlo amablemente, aunque por dentro quería gritar -yo sabía en el lío en el que me estaba metiendo al aceptar que amo a Popp -crucé mis brazos y evité mirar a mi "novio" -últimamente se ha vuelto muy popular con las mujeres y crea conexiones físicas, mentales o espirituales con cualquiera de ellas, es por eso que no es extraño concluir que por esa cualidad mágica o lo que sea, haya sido capaz de escucharme... si Astrid, Merle o cualquier otra mujer lo llaman mentalmente, lo más seguro es que él podrá escucharlas de la misma manera... no soy para nada especial -lo último no pude evitar decirlo con amargura.

El elocuente Popp que nunca podía quedarse callado, ahora permaneció en silencio. Leona y Dai tampoco dijeron nada en un buen rato, pero luego de algunos minutos escuchando únicamente los sonidos de los combates de Chiu y su ejército, ambos se despidieron de nosotros para unirse a ellos en sus juegos.

Yo mantuve la vista en las batallas porque nuevamente me sentí como una tonta y no tenía el valor de mirar a Popp.

-¿Ya no estás mareada? -su aliento fue una caricia en mi oído y supe que se sentó demasiado cerca de mí.

-No, ya me encuentro mejor -mis mejillas se pusieron calientes debido al sonrojo -¿tú cómo estás? -giré para mirarlo y en efecto, estaba tan cerca que nuestras narices se tocaron -¡Popp! -pronuncié su nombre en un susurro.

-Todas las mujeres con las que he llegado a compartir mis pensamientos son importantes. Eira y Skadi siempre serán como mis hermanas. Sus enseñanzas me ayudaron no sólo a crecer como hechicero, también me hicieron más maduro y por eso pienso varias veces lo que voy a contestar antes de cometer una tontería como lo hacía cuando me conociste... Con Merle ya no tengo ninguna conexión, sin embargo, en el tiempo en que la teníamos, fue un gran apoyo en los combates que enfrentaba. Gracias a ella no morí en alguno... De Astrid no estoy seguro si aún existe la conexión mental, pero supongo que ella la bloqueo debido a que terminamos el noviazgo -alzó su mano para posarla en mi mejilla -tú y yo no nos comunicamos mentalmente, no que yo sepa, pero para mí, eres la mujer más especial del mundo y la única a la que le pertenece mi corazón -su otra mano sujetó la mía y la colocó en su pecho -éste es solamente tuyo.

Los latidos acelerados de su corazón me confirmaron que no estaba mintiendo.

¿Somos capaces de enamorarnos más y más cada día que pasa?... ahora sé que es posible y también he descubierto que no hay límites para amar.

*****

Hola!

Dejaré mi comentario para la siguiente parte.

Nos leemos más adelante.

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