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LUCHAR POR LO QUE AMAS - PARTE 1

Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

MAAM

La calidez que envuelve mi cuerpo me hizo sonreír.

Dejar el plano astral después de vivir un hermoso momento fue muy difícil, pero Popp me prometió que podríamos continuar viviendo ese maravilloso sueño en el mundo real y solamente así le permití regresarme.

Al abrir los ojos, lo primero que vi fue su rostro, (los dos seguíamos en la cama de su habitación; él estaba dormido y parecía que no tenía intenciones de despertar).

Aprovechando su estado de inconsciencia, me dediqué a observarlo. Sus facciones eran serenas y me alegró encontrarlo más repuesto. Las ojeras que ensombrecían su cara habían desaparecido y aunque era notoria su madurez, su expresión relajada le había devuelto la apariencia juvenil de antaño.

Sus brazos se cerraron más a mi alrededor y nuestros cuerpos perdieron el poco espacio que nos separaba. Mis mejillas se pusieron calientes al darme cuenta de que aquí no tenía su camisa puesta y mis manos estaban tocando la piel de su pecho, (no tan desnudo a causa de las vendas que cubrían su torso).

La curiosidad que nació con aquella visión del futuro amenazaba con hacerme cometer la misma tontería que hice en el plano astral y me pondría a acariciarlo indecentemente.

"No tendría nada de malo... no quedamos en nada, pero si aceptó mis sentimientos, entonces significa que seremos novios, ¿no?", era un pensamiento lógico después de besarnos con esa pasión tan grande que me convirtió en una adicta de su boca.

Con la yema de mis dedos toqué sus labios.

"¿Esto es amar?", acerqué mi boca a la suya, "el deseo es parte de ese sentimiento y es la primera vez que lo experimento", junté nuestros labios en un tímido intento de beso, "¡despierta, por favor!, soy bastante torpe y necesito que me enseñes a demostrarte lo mucho que te amo".

A pesar de mi nerviosismo, me atreví a depositar pequeños besos en sus labios.

Aprovecharme de su inconsciencia debería haberme hecho sentir mal, pero la sensación de felicidad que me provoca ese sencillo contacto es demasiada y luego de un minuto de timidez, me encontré besándolo con ansiedad.

Popp no tardó en corresponderme y si antes me había abrazado con fuerza, ahora incluso pasó sus piernas por las mías haciendo que prácticamente quedáramos enredados.

No sé qué sucedió, pero de pronto lo sentí tenso y se alejó de mí tan rápido que mis manos quedaron en el aire cuando traté de detenerlo.

Abrí los ojos y lo encontré sentado en la orilla de la cama, dándome la espalda.

–¿Qué te pasa, Popp? –me incorporé para colocarme a su lado –¿hice algo malo? –le pregunté al notar que estaba respirando muy aprisa.

–¡No!, tú no hiciste nada mal –se escuchó agitado –soy yo el que sigue siendo un niño e iba a cometer una estupidez que por poco te pone en una situación muy incómoda.

Dije que soy ignorante de estas sensaciones, pero no tanto como para no saber a lo que se refiere y aunque me sonrojé, mi orgullo femenino aumentó bastante al ser consciente de lo que quiso decir.

–Yo... yo no me hubiera sentido incómoda –quise ser sincera, pero él volteó a mirarme como si me hubiera vuelto loca.

–¿Tienes idea de a qué me estaba refiriendo? –estaba alterado y sonreí porque me pareció tierno.

–Popp, sé perfectamente lo que pasa entre un hombre y una mujer cuando se dejan llevar por la pasión que sienten –tomé su rostro entre mis manos para acercarlo al mío y le di un beso en la nariz –si fuera mayor, no me negaría –le sonreí, pero frunció el ceño y presentí que se había enojado –¿te molestaste por mi descaro?

–¿En verdad eres Maam? –con sus manos quitó las mías de su rostro –tú no eres así conmigo. Tu carácter la mayoría de las veces es brusco y esa manera cariñosa que estás usando, jamás la dirigirías a mí.

–¿Tan mal te he tratado, como para que te disguste que te hable con amor?

Toda mi alegría desapareció ante esta revelación.

–Te he lastimado más de lo que pensé y no puedo culparte por no creerme –mis ojos se llenaron de lágrimas que no intenté detener –yo... yo me odio por haberte ocasionado tantas heridas en el corazón.

–No, Maam, ¡perdóname! –limpió mis lágrimas con sus pulgares –no quería que mis palabras se entendieran de esa manera. Simplemente me siento raro al escucharte hablarme así.

–Porque como has dicho, siempre te traté mal –recargué mi cabeza en su hombro –pero ahora que he aceptado mis sentimientos y estoy permitiéndome ser amorosa, mi comportamiento te disgusta porque piensas que todo es mentira.

–No me disgusta, al contrario, me gusta demasiado, pero siendo sincero, esta faceta no es propia de ti –se rio nervioso –creo que estoy más acostumbrado a tus golpes y los extraño porque esa sí eres tú.

Dejó su nerviosismo y lo cambió por una de sus acostumbradas risas para aligerar el ambiente, pero su declaración me demostró que siempre me comporté como una salvaje con él y sería difícil cambiar su manera de verme.

A mi mente llegó el recuerdo de la conversación que tuve con el Popp del segundo futuro.

"–No te habrías casado conmigo de no ser porque ese maldito te lo arrebató –dijo refiriéndose a Hyunckel. –Todos los días me pregunto cuándo vas a terminar con esta vida que no escogiste por voluntad propia, pero eres muy necia y sigues fingiendo que eres feliz, aunque creo que yo soy más necio al aceptar quedarme a tu lado.

–Estás diciendo que ¿no eres feliz? –tenía miedo de su respuesta.

–Lo soy gran parte del tiempo, pero hay días en los que prefiero escapar de tus excesivas demostraciones amorosas y paso semanas en casa de mis padres junto con mis hijos".

Ese es el resultado de haberme dedicado a maltratarlo en un absurdo intento de que no permitirme enamorarme de una persona que creí que sólo jugaría con mis sentimientos, porque nunca tomaba en serio a ninguna mujer. Convencerlo de que era mi medio de defensa ante una posible decepción amorosa, no será fácil, pero si quiero que nuestro futuro sea completamente feliz, tengo que esforzarme.

–Lucharé para desaparecer de tu mente a esa Maam malvada –sujeté su mentón para hacer que me viera –sé que no servirá de nada que te explique la razón de mi comportamiento, por eso no me entretendré en lo que no querrás creer, pero desde hoy verás a una Maam sincera, que anhela demostrarte que cuando ama de verdad, es cariñosa y quizás un poco empalagosa –le sonreí tímidamente –ojalá que no seas como los hombres sadomasoquistas que disfrutan de los golpes porque ahí sí no podré hacer nada.

–Me gusta que me traten bien, pero no puedes culparme por acostumbrarme a verte en tu modo violento –su sonrisa sincera regresó –si quieres consentirme, no me negaré.

–No te consentiré porque has estado haciendo cosas en solitario que no te voy a aplaudir y estoy muy molesta por tu falta de confianza –fingí molestia, pero luego sonreí coqueta –aunque si me das muchos besos, quizás te perdone.

Su mirada volvió a demostrarme que esas palabras lo incomodan, sin embargo, él también sabe fingir y sonrió con un poco de perversión.

–Si me lo pides así, te daré tantos besos que luego me rogarás que me detenga.

–No lo haré –con el dorso de mi mano acaricié su mejilla y el tono de mi voz fue suave –descubrí que un beso tuyo es capaz de darme la fuerza que mi alma necesita para desaparecer cualquier energía negativa, y creo que sabes bien de lo que hablo –asintió con la cabeza –entonces –atraje su rostro al mío –ayúdame a liberarme de la maldad.

Afortunadamente no tuve que rogar para que me besara porque Popp sigue amándome como siempre lo ha hecho y tuve la dicha de recibir un beso amoroso y tierno.

–En verdad quisiera cumplirte la promesa de los besos –se alejó después de un rato –pero creo que lo mejor es que regreses a tu habitación. No faltan muchas horas para el amanecer, y ella pronto vendrá.

–¿Hablas de esa chica que se autoproclamó tu prometida? –cerré los ojos porque sentí que el aura oscura quería salir.

–Sí –contestó desanimado –en realidad, no te mintió... Astrid es prácticamente mi prometida.

–Y supongo que se debe a que estás unido a ella, ¿verdad? –me alejé un poco para poder controlar la ira que estaba naciendo con cada palabra que dice –¿vas a contarme la razón de esa unión?

–Lo haré, pero prefiero hacerlo en otro momento porque...

–Porque ya viene... ¡ya lo dijiste! –mi voz se convirtió en un grito que estoy segura que se escuchó fuera del cuarto.

Antes no me daba cuenta de las veces que el aura maligna me cubría, pero ahora soy capaz de identificarla y puedo sentir que quiere corromperme.

La calidez del cuerpo de Popp, consiguió contenerla en el momento en que me abrazó.

–¡Lo siento tanto! –recargó su cabeza sobre la mía –Eira siempre decía que tu aura se liberaba por mi causa, pero nunca quise creerle. Esta es otra prueba más, de que no debemos estar juntos.

–No volvamos con lo mismo, por favor –me recargué en su pecho –en algún momento aceptarás que siempre estuvimos destinados, pero ahora necesito que me ayudes a controlar esta maldad.

–Dime ¿cómo?, y te aseguro que lo haré.

–¡Déjame dormir a tu lado las horas que faltan para el amanecer!

–Es que Astrid...

–Sé que puedes evitarla si en verdad lo quisieras, y si lo que pienso es correcto, la única razón por la que te estás negando, es porque no me quieres cerca –mi voz adquirió un tono furioso y supe que un parte de la maldad que hay dentro de mí, estaba controlándome.

–Que estés a mi lado es lo único que quiero –besó mi cabeza antes de soltarme para dirigirse hacia la puerta –Eira debe estar por aquí. Astrid siempre obedece a sus hermanas mayores y si ella le dice que no puede verme, sé que no entrará.

La maldad que tengo me hizo alegrarme al escuchar eso, y aunque debí sentirme enojada por mis sentimientos negativos, una parte de mí se libera a través de esa aura.

Desconozco la unión que tiene Popp con esa mujer, pero ahora que estamos juntos, no permitiré que nos separen.

–¡Listo! –entró sonriente –Eira dijo que no cree que Astrid venga porque sigue en el inframundo, así que podemos estar tranquilos –se subió a la cama y se puso rojo al dejarme un espacio grande –puedes... puedes dormir ahí... yo voy a...

Me dejé caer muy cerca de él y lo abracé de la cintura.

–Hemos dormido juntos tantas veces, que me parece increíble que te pongas nervioso.

–No soy yo quien se pone nervioso –pasó su brazo por mi cintura y mi cuerpo entero se estremeció –justamente es la reacción de tu cuerpo, la que me dificulta tocarte.

–¿Y no entiendes, o al menos sospechas, el por qué me pongo nerviosa cada que me tocas? –esta vez fueron mis mejillas las coloreadas.

–No es propio de ti mostrar nerviosismo. Te he visto abrazarte a... –se calló y luego se aclaró la garganta –bueno, mejor dejemos de hablar y descansemos las dos o tres horas que faltan para el amanecer.

Popp cerró los ojos dando por terminada la conversación.

Si tuviera las fuerzas necesarias para pelear contra su creencia de que amo a Hyunckel, en serio lo haría, pero es demasiado obstinado y sólo el tiempo y mi lucha para demostrarle que únicamente él tiene mi corazón, irá desapareciendo su desconfianza.

Me acurruqué más cerca para que mi cabeza quedara sobre su pecho y su respiración agitada me devolvió la confianza, porque también lo pongo nervioso.

El cansancio por todos los acontecimientos me hizo quedarme dormida muy rápido.

Para cuando desperté de nuevo, Popp ya no estaba conmigo.

En mi desconcierto y preocupación, me levanté muy aprisa y de no ser por la voz de Eira, habría salido corriendo a buscarlo.

–¿Dónde está Popp? –estoy teniendo la mala costumbre de hablarle mal, pero a pesar de mi mala educación, Eira me miró amablemente –¡perdón! –fui muy sincera al decirlo.

–No te preocupes –me señaló la cama para que me sentara –hay algo importante que Popp me pidió que te dijera antes de que te reúnas con tus amigos.

–¿No pudo esperarme para decírmelo él mismo? –me senté de mala gana y Eira lo hizo al lado mío.

El silencio fue largo. Sea lo que sea que Popp le pidió que me dijera, debe ser malo y me dediqué a estrujarme las manos.

–Lo que ha estado aconteciendo últimamente, no debe sufrir variaciones –habló como si lo hubiera memorizado y evitó mirarme.

–No entiendo.

–Para el guerrero inmortal, todavía sigues siendo su novia y así debe mantenerse... Al menos hasta que se enfrenten a Velzar y logren derrotarlo.

–¿Qué? –me puse de pie violentamente y el aura maligna me rodeó –¡es increíble!, el valeroso Popp, no tuvo la delicadeza de decirme en persona algo tan importante... no estamos jugando... todo lo que hemos pasado para estar juntos ha sido muy difícil y ahora me dice que tengo que seguir en una relación amorosa, que él mismo me obligó a aceptar cuando no tenía recuerdos.

–Comprendo tu molestia, pero debes entender, que el futuro que deseas depende del resultado de la batalla contra Velzar... el guerrero inmortal muere porque no estabas con él durante ese enfrentamiento. Para ese chico eres muy importante y un aliciente a la hora de luchar.

–Hyunckel nunca me ha necesitado para ganar sus batallas –el dolor en mi cabeza era un indicador que esto no terminaría nada bien si continuamos hablando.

–Es solamente un tiempo, no toda la vida –se levantó e intentó tocarme, pero el aura maligna se expandió y tuvo que alejarse –¡tienes que controlarte! –su voz autoritaria apareció, al igual que su aura divina –¡está bien! –cerró los ojos y desapareció su energía –voy a llevarle la contra a Popp para ayudarte.

Sus palabras consiguieron que el aura maligna se debilitara y aunque no desapareció totalmente, ya no era tan fuerte.

–¿En serio puedes ayudarme? –incluso mi voz sonó tranquila y esperanzadora.

–Si... pero dudo mucho que te guste o por lo menos consideres mi idea, pero es necesaria para deshacer tu noviazgo.

–¡Haré lo que sea para no seguir mintiéndole a Hyunckel!... alguna vez creí que era amor lo que sentía por él y ese error es el causante de todos los malentendidos –nuevamente la culpa le iba a dar fuerza al aura negativa, pero Eira me abrazó y logré controlarla.

–Era muy pequeña cuando dejé el mundo humano, y aunque digo que los entiendo, honestamente no lo hago bien –alzó mi mentó y la vi sonreír –te lo comento porque no le veo problema a que continúes siendo novia de ese joven... Siento sus emociones y a pesar del alma poderosa que posee, también existe una debilidad con la que ya no puede lidiar, y esa es la soledad.

–Soy consciente de esa soledad, pero ¿no crees que es más injusto darle una falsa ilusión? –sus ojos demostraron que en verdad no entendía nada de emociones –Popp también sufrió cuando no supe manejar su confesión de amor, pero siguió adelante y jamás me hizo sentir mal por eso... La confusión de Hyunckel es culpa mía. Dudo mucho que yo sea la mujer que más ame en este mundo... Me quiere porque lo he ayudado a salir de la oscuridad, pero es un cariño fraterno, y así como yo he aprendido a diferenciarlo, es mi obligación ayudarlo a que se dé cuenta de que todavía no encuentra a su persona destinada.

–¡Mmmm! –me soltó y caminó unos pasos lejos –aún soy muy mala para empatizar completamente con ustedes –de repente recuperó su buen ánimo –olvidemos de eso y mejor voy a explicarte lo que tenemos que hacer.

De acuerdo con Eira, una de las razones por las que Hyunckel murió, fue porque nunca se recuperó del daño sufrido en la batalla contra Vearn, y sin todas sus capacidades de combate, los enemigos tuvieron ventaja. Por eso debemos curarlo, pero los dioses no le permitirán ayudar a un humano que no tenga el corazón puro, (los crímenes pasados de Hyunckel lo descartan, aunque se haya reformado).

En su montaña existe una fuente de agua curativa, sin embargo, para tratar las heridas que tiene mi amigo, no será suficiente que se meta ahí. Lo que necesita es un hechizo curativo celestial que sólo ella puede invocar.

Alguno de nosotros podríamos ser usados como un medio para que invoque el hechizo, pero debe elegir al adecuado.

Las plumas del maestro únicamente aumentan el poder de purificación de energías malignas y sanan y restauran heridas no demasiado graves o mortales, así que pensar en usarlas no es una opción.

Otra persona que quizás podría ayudar es Leona.

Su preparación como sacerdotisa y su buen manejo en hechizos curativos nos pueden servir, pero para Eira, la que más podría ayudar, soy yo.

–Tienes un poder escondido increíblemente grande y lo mejor es que es purificador y sanador –dijo emocionada mientras caminábamos hacia el comedor –sé que tu magia llegará al nivel necesario para restaurar los huesos de tu novio por completo.

–Mi novio es Popp –la seriedad de mi voz es por el aura maligna y Eira se puso frente a mí para que dejara de caminar.

–¡Escucha!, lo que te dije hace rato no cambiará hasta que no cures al guerrero inmortal, por lo tanto, cuando entres en el comedor, ve directamente al lado del guerrero y trata de no darle importancia a lo que veas que hace mi hermana con Popp.

–¿Qué es lo que va a hacer esa descarada? –si su idea es calmarme, está fallando estrepitosamente.

–Astrid es muy posesiva y siempre está tratando de dejar en claro que Popp es suyo... Él dijo que al igual que tú, debe mantener su compromiso con ella.

–¿Estás diciendo que debo soportar que ella lo acapare o que incluso lo bese? –sujeté sus brazos y ni su mueca de dolor me hizo soltarla.

–Popp tuvo que padecer cosas similares contigo, niña –la voz de la mujer malhumorada se escuchó detrás de mí y solté a Eira para voltear a verla.

La mujer es tan alta que hasta mi cuello sufre para mantener mi mirada desafiante sobre ella.

Su pose nunca cambia. Sus brazos cruzados no son una garantía de que no es capaz de atacarte sin necesidad de usarlos.

–Astrid me enseñó el pasado de Popp –dijo la mujer –vi cada una de las ocasiones en las que demostraste que ese guerrero era más importante para ti que cualquiera de tus otros amigos, así que no vengas con esas tonterías de que no puedes soportar ver que otra mujer bese al hechicero y le demuestre que es un hombre importante.

–En el pasado estaba confundida y...

–Y ¿qué? –extrañamente, el aura maligna no es capaz de enfrentarse a la poderosa aura que emana de esta mujer –no puedes escudarte en la tontería de que no comprendías a tu corazón –mi sorpresa se vio reflejada en mi rostro ante su afirmación –conozco a la perfección los sentimientos humanos... al menos en mis recuerdos–sonrió, pero no era de triunfo –siempre es lo mismo, primero lastiman y luego piensan que pueden remediar sus tonterías con un simple "lo siento"... Escucha niña, y espero que te quede muy claro, el corazón de Popp está completamente destruido, y ni tus juramentos de amor o los millones de besos y cariños que le hagas, lo va a reparar. Ni siquiera la magia poderosísima que dicen que tienes, lograría sanarlo. Así que te exijo, que dejes de quejarte y de darle problemas al hombre que dices amar, y hagas lo que te pidió... No te costará nada –la mueca de asco que me dirigió me incomodó –te encantaba estar pegada al guerrero inmortal y eso es algo que no creo que haya cambiado de la noche a la mañana.

Después de decir eso camino rumbo al comedor.

Yo me quedé estática. Sus palabras calaron demasiado hondo en mi corazón y ese asco que me dirigió, también lo sentí hacia mí misma.

No importa cuántas veces me mienta diciendo que desconocía el verdadero amor. Las cosas que hice en el pasado, son las causantes de mi desgracia.

Popp está intentando confiar en mí, pero presiento que sigue pensando que luchar por un futuro en el que no cree, es una pérdida de tiempo. Por eso quiere mantener vivo el primer futuro.

–¡Maam! –Eira colocó su mano en mi hombro –debemos ir al comedor. Nada más faltamos nosotras para que la junta comience.

–¿No vas a trata convencerme de que lo que dijo no es cierto? –no me respondió y en vez de eso desvió su mirada –tu silencio es la confirmación de que también piensas lo mismo.

Sin esperarla, me encaminé hacia el comedor.

Al llegar vi que todos estaban en sus respectivos asientos, y lo peor fue que "la prometida" de Popp, estaba a su lado, sujetando su brazo, (él me dedicó una mirada de advertencia que me dejó en claro que no quería que le llevara la contraria a sus órdenes).

La mujer más alta se había sentado junto a Crocodine y fue la única que no volteó a mirarme.

Había dos sillas libres, sin embargo, era obvio que ya tenían determinado a quienes correspondían, (la de Eira era la que estaba al lado de la mujer alta y la mía con Hyunckel).

Apreté mis puños y caminé lo más erguida que pude hacia mi lugar.

Al sentarme, no me atreví a saludar a mi "novio" por decreto de Popp, y supongo que eso fue muy grosero, pero ya no tengo energía ni para aparentar.

–Este ambiente está muy pesado y demasiado frío –Chiu se frotó los brazos para darse calor.

–¡Buenos días! –la animosa voz de Eira los obligó a responderle con el mismo tono, y por fortuna, el ambiente se aligeró un poco –y bien ¿en qué van? –tomó asiento y como también estaba junto a Larhart, la pregunta fue para él.

–Pues yo... no sé –el susodicho le respondió nervioso porque se estiró para estar más cerca de él.

–Popp dijo que la junta no podía comenzar hasta que llegaran todos –Leona lo ayudó a salir del problema y miró a Popp para darle la palabra.

–Esta vez no seré yo quien comience –contesto el susodicho y tomó la misma postura que la mujer alta –Eira, Skadi, o Astrid, les cedo el honor de presentarse.

–Ellas dos son malas para eso –Eira señaló a las otras dos mujeres y posteriormente se puso de pie –pues no es muy difícil de suponer. Sé que tres de ustedes tienen una idea de quienes somos, ¿verdad, legendario héroe Aván?

–¡Vaya! –el maestro se tocó la cabeza y se río –¿me estaba leyendo la mente?

–Hoy no, eso lo hice ayer y no fue a propósito... usted estaba pensando muy alto.

–¿Y quiénes son? –Leona se lo preguntó al maestro.

–Usted también conoce la leyenda de los dioses humanos, ¿no es así, princesa? –fue su respuesta inmediata.

–¡Ah!, ¡es cierto! –Leona golpeó la mesa –la escuché de los antiguos sabios, pero no creí que en vez de tres guapos dioses, fueran tres lindas diosas, las protagonistas de la leyenda.

–¡Eso no es posible! –Larhart se levantó de su silla un poco exasperado –mi señor Baran, es la única creación real de los dioses... Estas humanas se ven demasiado frágiles como para tener ese poder que describe la leyenda.

–¡No somos débiles! –Eira emitió un brillo azul y Larhart fue obligado a sentarse sin que ella lo tocara –nuestra magia es ilimitada, aunque acepto que necesitamos ser cuidadosas a la hora de luchar. El cuerpo humano que tenemos se daña igual que el de cualquiera.

Eira relató una antigua leyenda que habla acerca de los humanos elegidos para convertirlos en dioses. Con su historia comprendimos la razón por la que no pueden intervenir en todos los combates y me quedaron más claras sus palabras respecto a que me necesita para curar a Hyunckel.

También fue la encargada de presentar a la mujer alta que lleva por nombre, Skadi, (la cual no abrió los ojos en toda la conversación y de no ser por los breves momentos en los que fruncía el ceño por algún dato que no le gustaba, hubiera pensado que estaba dormida).

Casi a punto de presentar a la "novia" de Popp, esta se levantó para hacerlo por sí misma.

–Mi nombre es Astrid, diosa de la fuerza y el tiempo, pero lo más importante, es que soy la futura esposa de Popp –terminó con un exagerado gesto triunfal.

La muy maldita se notaba orgullosa de autonombrarse de esa manera y todos emitieron un ruidoso sonido de sorpresa.

–Popp, ¿serías tan gentil de aclarar lo que esta muchacha está diciendo? –era la primera vez que el maestro Aván se veía molesto, (algo que también se reflejó en varios de nuestros amigos).

–Astrid y yo tenemos un pacto de almas –respondió Popp sin alzar la mirada hacia nosotros.

Lo siguiente que dijo, fue que esa mujer salvó a Dai de morir en la explosión de la marioneta de KillVearn y que lo estuvo protegiendo por meses. Cuando lo encontró en ese volcán al que no quiso que lo acompañáramos, un Dios demonio, (más poderoso que Velzar), hirió a las diosas, y ella murió al usar toda su aura divina para crear la cúpula que mantiene vivo a nuestro amigo. Al ser la única que puede liberar a sus hermanas de la esclavitud de los brazaletes, él creó un pacto eterno para unir sus almas y de esa manera, esa mujer revivió.

–Señorita –el maestro tomó la palabra –comprendo que sienta que Popp tiene una relación con usted debido a ese pacto, pero es importante que entienda que no necesariamente existe un lazo de amor entre ustedes.

–Nosotros tenemos algo mucho más fuerte que un simple lazo de amor –dirigió su mirada hacia mí en forma retadora –Popp no está siendo obligado a aceptar el compromiso. Si él quisiera, lo habría roto cuando le ofrecí hacerlo.

–Popp –mi madre estiró su mano para tocar la de mi verdadero "novio", y él volteó a verla –¿verdad que no seguirás con el compromiso?

–Yo... –me miró por un segundo, pero luego centró su atención en mi madre –Astrid es mi compañera destinada. Le debo la vida de Dai y el pacto que tenemos es indestructible –si su intención es romperme el corazón, va por buen camino.

–Si, pero... –mi madre iba a insistir.

–Señora, no se preocupe por ese asunto –intercambió la posición de sus manos y ahora la suya estaba arriba de la de mi madre –ahora lo que necesitamos es enfocarnos en el plan para liberar a Dai del Inframundo.

–Para mí también es importante el tema de tu compromiso –Hyunckel se puso de pie y vi sus puños fuertemente apretados.

–Después conversaremos tú y yo, todo lo que quieras –Popp retiró sus manos de las de mi madre y cruzó sus brazos –el tiempo de Dai se está acabando y no admitiré que nos desviemos en temas que carecen de importancia.

Si antes nos sorprendimos por las revelaciones que escuchamos, en este instante ninguno de nosotros logró salir de la impresión que nos causó escuchar la forma tan fría en la que estaba dando por terminado el asunto.

Su voz y la postura que adoptó era incluso más tosca que la actitud que tenía Hyunckel en el tiempo en que odiaba a los humanos, e incluso la tal Astrid parecía afectada, pues dijo que su compromiso carece de importancia.

Sin permitirnos recuperarnos de la incómoda situación, dirigió la conversación a su plan.

Tranquilamente describió lo que teníamos qué hacer y en un mapa nos señaló seis puntos de la superficie a los que teníamos que ir para colocar los cetros de oricalco.

Eira y Larhart, al Este... Skadi y Crocodine, a la zona uno del sur... Leona, Nova, Him y Chiu, (con sus guerreros), a la zona dos del sur... El maestro Aván, Hyunckel y yo, al Oeste... Finalmente, Popp y la tal Astrid, al norte.

–¡Yo iré contigo! –no fui capaz de callarme ante la manera en que nos organizó y a pesar de que volvió a mirarme con la advertencia de que no continuara, no me importó –siempre hemos luchado juntos. Los dos conocemos las habilidades del otro y nos será más sencillo vencer a los enemigos que nos ataquen.

–¿En verdad piensas que están complementados a la hora de luchar? –la cínica risa de la diosa de la fuerza amenazaba con liberar mi aura maligna –niña, observé su pelea contra MistVearn, y creo recordar, que perdieron miserablemente –se cruzó de piernas y recargó su cara sobre su mano –tú nunca has confiado en tu compañero de aventuras. Eso jamás les va a permitir ganar una batalla en conjunto, pero las cosas cambian cuando estás con tu novio, el famoso guerrero inmortal. Incluso eres capaz de sacrificarte por él... lo demostraste al salvarlo de morir en su enfrentamiento contra el mismo sujeto con el que perdiste con Popp.

¿Qué podía responderle?

Nada era mentira y al observar a Popp, me di cuenta de que el objetivo de esa mujer era abrir las heridas de su corazón, (su rostro se descompuso al escucharla).

En mi mente empezó a visualizarse el momento que mencionó, pero otro que apareció después, me hirió también.

"–Me he dado cuenta en esta batalla, que jamás he sabido, lo que es el amor –le dije a Popp antes de enfrentarnos a Vearn –la señorita Amy, Merle y Albinass, estaban dispuestas a morir por aquellos que aman... Amar de verdad a alguien es muy poderoso... Me pregunto si soy capaz de sentir algo así.

–¿Ahora recuerdas que sí eres capaz de sacrificarte por amor? –la voz de la diosa de la fuerza se coló en mi mente –lo hiciste esa vez por el guerrero inmortal y tu respuesta en la otra ocasión, fue porque te negaste a romperle el corazón a tu amigo".

–Astrid –la voz de Eira me sacó de ese recuerdo y toqué mi cabeza por el dolor que sentí.

Las dos mujeres se miraban como retándose, pero al final, fue la tal Astrid quien bajó la mirada.

–Maam –Eira me habló con suavidad –la forma en la que Popp organizó los equipos tiene una razón importante... Cada uno lleva consigo un integrante que utiliza poderes casi sagrados... El héroe Aván tiene sus flechas de purificación, la princesa Leona ha realizado varios rituales espirituales, nosotras como diosas humanas, tenemos poderes que combaten seres demoniacos, aunque la esencia de las tres sea distinta, y tú también tienes habilidades de purificación al ser hija de una sacerdotisa.

–Entiendo lo que dices, pero me preocupa que de todos los grupos, Popp vaya únicamente con su... con la diosa de la fuerza que ha ocasionado que lo hieran constantemente... algo que tú misma diste a entender ayer.

–Lo han herido porque no quiere que nada malo me pase, pero de todas formas, nosotros estamos más compenetrados que cualquiera de su grupo –la mujer seguía defendiendo sus tonterías –confío plenamente en Popp y no cuestiono ninguno de sus planes. Tú eres incapaz de devolverle la misma confianza y eso les puede costar la vida si se enfrentan a KillVearn.

Miré a Popp en busca de ayuda, pero él se mantenía en la misma postura que la diosa del hielo, (cerró los ojos y parecía estar pensando en otras cosas... o dormido).

–¡Ya basta, Astrid! –la diosa Skadi por fin habló y nos miró a todos –tú tampoco eres de mucha confianza en los combates –se puso de pie –si te permitimos acompañarlo, es solamente porque tu energía es menos peligrosa que la de esa niña –se encaminó a la salida con un porte elegante que contrastaba con su falta de tacto al hablar –Eira, iré a descansar a la montaña. Avísame cuando inicien con el plan.

El ambiente helado que estuvimos sintiendo desapareció en cuanto la diosa se desvaneció.

–Bien –Popp habló de nuevo –ya que todo está aclarado y cada uno sabe lo que hay que hacer, sólo me resta decir que es mejor que vayamos a descansar. Sobre todo, los que usarán magia curativa, purificadora o celestial. Los cetros requieren un hechizo en conjunto que consumirá muy rápido nuestra energía.

Su seriedad fue tan desconcertante para todos, que no pudimos decir nada y fue el siguiente en abandonar el comedor sin esperar a su "prometida", (que al verse sola, se desvaneció como su hermana).

–¿Qué le pasa al tonto hechicero? –Chiu como siempre haciendo las preguntas que los demás no nos atrevemos a decir en voz alta.

–Eso es lo que quisiera saber yo –el maestro Aván lo dijo mirando a Eira –diosa de la sanación, podría explicarnos el motivo por el que Popp se comporta tan raro.

–A él no le gusta que divulguemos sus asuntos –Eira contestó apenada.

–Si es algo malo, es mejor que nos lo diga –Hyunckel le habló con su habitual tono serio, pero algo pasó, porque cuando Eira lo miró con tristeza, desvió la mirada –¡lo lamento!, no quise ser rudo.

–No pasa nada, guerrero inmortal –su expresión triste no cambió, pero al hablar no lo hizo molesta –sé que te preocupas mucho por Popp y sólo por eso les diré una parte de lo que sucede –suspiró y se recargó más en su silla –la magia celestial es un poder de purificación increíblemente fuerte. Ningún ser maligno lograría defenderse contra ella, salvo los demonios de alto nivel, y el motivo por el que no puede ser usada por cualquiera, es porque se absorben las energías negativas dentro de nuestros cuerpos para purificarlas, y las almas son las que llegan a ser poseídas por la esencia del mal... Popp sigue siendo humano a pesar de su pacto con Astrid. Su alma es resistente, pero no tiene protección divina y mi error fue enseñarle a usar magia celestial... Su inteligencia le permitió encontrar una forma de erradicar gran parte de las energías negativas que intentan controlarlo, pero para eso expone sus emociones humanas, conformadas por la caridad, la paciencia, la confianza, y el amor. Incluso la alegría se corrompe y deja en su lugar la apatía.

–¿Estás diciendo que el Popp risueño, ha desaparecido? –Hyunckel estaba igual de impresionado que yo.

–Sigue ahí –Eira movió su mano para pedirle que se tranquilizara –aunque debe ser cauteloso al usar magia celestial. Si dejara de invocarla por lo menos unos días, le permitiría a su alma recuperar fuerzas para expulsar las energías malignas.

–Popp ha estado peleando sin descanso desde hace meses –Leona prosiguió –es natural que siga teniendo energías malignas dentro de su cuerpo y lo más preocupante es que hasta que Dai no sea liberado, él no va a dejar de usar ese poder.

–Por el momento no corre mucho riesgo –Eira recargó sus brazos en la mesa –lo único malo es que ustedes tendrán que soportar su mal humor.

–Ese tonto hechicero ya tenía mal humor desde antes –Chiu no se cansa de atacar a Popp, ¿a qué se deberá?

–Eso sí es cierto –¿Eira se río de las tonterías de Chiu? –bueno, vamos a seguir el consejo del enojón de Popp y descansemos.

Una luz azul la envolvió y Eira desapareció junto con ella.

–¿Es que acaso las diosas no comen? –Leona miró el plato que tenía enfrente, (que también teníamos nosotros) –ni Popp probó bocado.

Un gruñido proveniente del estómago del maestro Aván, se dejó escuchar.

–Pues yo sí quiero comer –se frotó la panza y tomó los cubiertos –¡coman chicos!, las energías también se obtienen de la comida.

Sin más, el maestro empezó a servirse grandes porciones de comida.

La mayoría lo imitó, pero Hyunckel se levantó y como siempre, se fue sin despedirse.

Yo opté por comer. Mis fuerzas no se repondrían si no lo hacía y como no estoy dispuesta a que esa mujer/diosa, me siga menospreciando, me serví bastante ante la vista incrédula de todos.

Cuando terminamos nuestro desayuno, cada uno tomó caminos diferentes.

Mi objetivo fue buscar a Popp. Tenía la esperanza que con lo bien que nos conocemos, lo encontraría rápidamente y al menos por esta vez, no me equivoqué.

El bosque de Papunika también tiene algún significado importante para él, (igual que para mí).

Desde lejos pude visualizarlo sentado bajo un árbol gigante tal como lo encontré la vez anterior, y me preocupó el hecho de que siguiera durmiendo si se notaba repuesto cuando estuvimos juntos.

"¿Es tan difícil usar magia celestial para ti, querido Popp?", era en lo único que podía pensar mientras me le acercaba.

Una luz dorada apareció antes de que llegara con él y para mi desgracia, esa luz no era otra más que la mujer llamada Astrid.

–¿Cómo te encuentras, cariño? –le preguntó luego de que se sentara a su lado.

–Te mentiría si te dijera que me encuentro bien –le contestó sin abrir los ojos –mis energías no están restableciéndose.

–Entonces debes preguntarle a Eira. Ella podría sanarte si se lo permites.

–Odio admitirlo, pero tienes razón.

La coqueta mujer aprovechó que él seguía aletargado para acercársele. Con su mano sostuvo su mentón y me decepcionó ver que Popp no hizo nada para evitar lo que bien sabía que ella iba a hacer.

Mi corazón sintió un gran dolor en el instante en que se besaron. Esa mujer reclamaba su boca con ansias, y aunque Popp apenas y movía sus labios, tampoco se estaba resistiendo.

De repente mi insignia brilló e inexplicablemente, la de Popp también lo hizo.

Este extraño acontecimiento, consiguió que él se alejara de la mujer, para luego dirigir su mirada hacia donde yo estaba parada.

–¡Maam! –pronunció mi nombre con culpa, pero cuando vi que iba a levantarse, di la vuelta y empecé a correr con todas mis fuerzas.

Mis lágrimas eran tan abundantes, que no me dejaban ver el camino, sin embargo, mi velocidad me permitió alejarme lo suficiente.

No entendí cómo es que las casas de los aldeanos habían quedado atrás de mí, pero eso era lo que menos me importaba y no me detuve hasta llegué a los campos de cultivo y fue ahí donde me dejé caer de rodillas.

–¡Sé que me merezco todo esto! –grité a la nada con todas mis fuerzas –pero, me duele demasiado y no me veo capaz de soportarlo.

El aura maligna me rodeo. Mi mente se puso en blanco, una mano siniestra se abrió paso de entre la neblina oscura y estuve a nada de estirar la mía para tomársela, pero un intenso frío me ayudó a recuperar el control de mi mente y la visión de la mano desapareció.

Estaba agitada y sentía que algo me impedía respirar. Esa sensación me llenó de miedo, pero no tuve tiempo ni de quejarme, porque de pronto me vi atrapada por una cúpula de agua que posteriormente se congeló.

Varios recuerdos de mis interacciones con Hyunckel se presentaron muy nítidos. En cada uno, observé a una Maam entusiasmada cada que lo encontraba y si mis amigos eran atacados, siempre corría hacia él y me olvidaba de todos los demás. En la batalla contra MistVearn, me mantuve abrazándolo e incluso cuando nos liberaron de la joya pupila y estábamos discutiendo quién haría la Cruz Magna, volví a colgarme de su brazo.

Un nuevo dolor me embargó cuando me di cuenta de que en todos esos momentos, Popp me vio, pero jamás dijo nada y mucho menos demostró que mi actitud le afectaba.

Caí de sentón en el suelo al ser liberada de la cúpula y cuando levanté la mirada, me encontré con la diosa Skadi.

–Espero que con esto aprendas a soportar la relación de Popp con Astrid –su voz sonaba tranquila, aunque sus ojos me miraban con reproche –tu inestabilidad libera esa aura maligna y si continúas dejando que te controle, mi poder te atacará a ti y a quienes estén cerca, sobre todo a los machos.

–Lo siento yo no...

–No te pedí excusas vanas... Limítate a comportarte como una guerrera y si le tienes un mínimo afecto a Popp, usa tus habilidades para terminar con el enemigo y no para tus rabietas.

–¡Yo amo a Popp! –alcé la voz al ver que iba a irse –no es fácil ver que esa mujer toma de él lo que sólo debería compartir conmigo.

–Dudo mucho que sepas siquiera lo que es el amor y sinceramente, no me importa, aunque sí debo advertirte que separes el cuerpo del alma. Astrid es dueña del cuerpo de Popp, pero su alma sigue libre a pesar del pacto. Reclama de él lo que en verdad importa y demuestra tu madurez cuando lo hagas.

–¿A qué se refiere con eso de que es dueña de su cuerpo?

–Presiento que muy pronto lo vas a saber –se desvaneció sin darme tiempo a decir nada más.

Esas palabras tenían un trasfondo que me produjo más dolor y sólo espero que me esté equivocando en mis sospechas.

–¡Maam! –escuchar su voz no fue lo que me indicó que había llegado, sino el brillo de mi insignia que luego se combinó con la suya en cuanto se arrodilló a mi lado.

No me atreví a mirarlo. Si lo hacía, querría que me aclarara lo que la diosa del hielo me dijo, pero a la vez no me sentía preparada para esa verdad que va a destrozarme.

Sus brazos a mi alrededor emitieron esa calidez que me transforma en otra persona y aunque seguía dolida por lo de hace rato, me permití abrazarlo también.

–¡No llores! –se está haciendo costumbre que limpié mis lágrimas con su dedo –te dije que las cosas tendrían que mantenerse como hasta ahora. Ese es el motivo por el que no le he dicho nada a Astrid sobre lo que hablamos en el plano astral.

Si por un instante me negué a creer que el Popp risueño estaba desapareciendo, sus frías palabras me confirmaron que es cierto.

–Eira me contó acerca de lo que van a hacer para curar a Hyunckel -siguió hablando como si no se hubiera dado cuenta de mi mal estado -ella vino a buscarte justo cuando te echaste a correr y le pedí que le informara a Hyunckel que se prepare mientras yo venía a buscarte.

Guardó silencio a la espera de que dijera algo, pero así como su energía no se ha restablecido, (cosa que solamente le contó a su "novia"), tampoco yo he podido recuperar mi energía para enfrentar esta situación y opté por no decirle nada. Simplemente me levanté para ir en busca de Eira.

–¡Maam, espérame! –corrió detrás de mí al ver que ni siquiera tengo la intención de ir con él –¿qué te pasa?

–¿Qué me pasa? –me detuve abruptamente y elevé mi voz –entiendo que usar magia celestial te está perjudicando, pero eso no te justifica en cuanto lastimar los sentimientos de los demás –mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas y apreté mis puños en un intento de contener mi llanto.

–Eira te lo dijo, ¿cierto? –su tono seguía siendo frío y supe que esta conversación sería inútil, así que continué mi camino –¡Maam!

Popp siguió llamándome el resto del camino, pero si ese insensible piensa que aceptaré sus estúpidos planes, está muy equivocado. Por fortuna dejó de háblame cuando vio a Eira, Hyunckel y su "novia", a unos metros de la entrada del bosque de Papunika.

–¿Lista? –Eira preguntó y moví mi cabeza afirmativamente como respuesta –¡bien!, ya que todos estamos listos, Popp, ¡haznos el favor de trasladarnos a mi montaña!, yo debo guardar mi poder para el hechizo de curación.

Dio la explicación al notar en mi rostro que no me gustó para nada enterarme que "los novios" vendrían con nosotros.

Popp se nos acercó. Yo me retiré porque pensé que nos pediría que lo tocáramos para invocar Ruura, pero esta vez me sorprendió que no tuviera que hacerlo, pues de un pestañeo aparecimos afuera de una montaña

Eira era la única entusiasta, (más al presentarnos lo que llamó "hogar"). De Hyunckel no me extraña su actitud, siempre está serio. La tal Astrid no dejaba de mirarme con molestia y el que debería estar diciendo cosas divertidas, (ósea Popp), se quedó recargado en un pilar con los ojos cerrados y sus brazos cruzados.

En esta ocasión mi preocupación aumentó. No es normal que adopte esa pose. Además, puedo percibir, (aunque sea ligeramente), la esencia de su aura mágica.

"¿Será que está acumulando energía?, pero si es lo que está haciendo, ¿por qué vino con nosotros?, lo más lógico sería que estuviera descansando cómodamente en una cama".

–Es hora de comenzar –Eira tocó mi hombro porque yo me encontraba atenta a Popp –guerrero inmortal, voy a tener que pedirle que se quite su ropa.

–¿Para qué? –al menos Hyunckel está aprendiendo a hablarle amablemente a la dulce Eira, y aunque sigue usando su tono serio, lo ha modulado para que no se oiga brusco.

–La fuente contiene agua sagrada. No se permite usar ningún objeto impuro –¿sabrá Eira lo que acaba de pedirle?

Ese dato puso nervioso a Hyunckel, (el pobre incluso está pálido).

–Estas diciendo que debo estar... –carraspeó bastante fuerte –... ¿debo estar desnudo?

–Sí –o es muy inocente o ha visto bastantes hombres desnudos... es que sigue sonriendo.

–Hermana, desconoces demasiadas costumbres humanas y eso que tú sí viviste con ellos –sorprendentemente la tal Astrid no lo dijo burlona o con cinismo –lo mejor es que le expliques cómo es el proceso de curación que ejecutarás, mientras yo me encargo de preparar a la sanadora que entrará con él a la fuente –la odiosa mujer caminó hacia mí con una sonrisa maliciosa –por cierto, tú eres la sanadora.

Mi cerebro todavía no registraba la información, cuando la tipa me sujetó del brazo para llevarme a una de las cinco habitaciones que hay en este lugar.

Hola!!

Nuevamente una disculpa por la tardanza. Parece que entre más ideas tengo, menos tiempo me queda para escribir, pero en la semana me puse a trabajar en el capítulo y aunque lo siento un poco lento y quizás repetitivo, opté por publicarlo, así que si le notan errores, les agradecería me los indiquen.

Está dividido en dos partes y daré mi comentario más largo en el siguiente.

Disfruten la lectura.

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