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FELICIDAD

Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

Después de dos días de convalecencia, mi cuerpo recuperó fuerzas y Popp empezó a ser el amoroso novio que siempre quise.

A partir de aquella visita al claro de Nayle, adquirimos una divertida rutina y pasábamos juntos casi todas las horas del día.

En cuanto amanecía, Popp venía a buscarme para ir a desayunar con nuestros amigos, y me alegraba que no limitara ninguna muestra de cariño. Varias veces nos comportamos como dos niños que peleaban por el pedazo de postre más grande y todos se reían al ver que siempre le ganaba gracias a mi fuerza, (aunque presiento que él me dejaba ganar a propósito).

El Popp infantil y juguetón estaba regresando. Compartía el medio día con Dai y ambos le hacían bromas a Leona escondiéndose cada que la veían acercarse, pero lo más dulce es que siempre tomaba mi mano para incluirme en sus juegos y los tres terminábamos agazapados en los armarios de las distintas habitaciones del castillo. Con una esfera de hielo que invocaba, veíamos a la pobre de Leona revisando cada rincón de los salones. Cuando Dai se arrepentía de hacerla rabiar, se apresuraba a ir con ella. Al estar solos nos reíamos y nos dábamos pequeños besos antes de trasladarnos a alguno de los reinos.

Como la gente conocía a los héroes que los salvaron de Vearn, Popp usaba su magia para cambiar nuestro aspecto y así poder pasear con tranquilidad. Esto nos permitió ir a los lugares más bonitos de cada país y aprender sus costumbres.

En un mes recorrimos por completo el reino de Bengana, que es de los más grandes. También visitamos Ringaia en compañía de Nova y Merle y por increíble que parezca, notamos demasiada cercanía entre esos dos. A punto de retirarnos, Nova quiso hablar con Popp. Tardaron poco y luego de irnos me contó que le había preguntado si alguna vez sintió algo por Merle. Popp le respondió que siempre la vio como una buena amiga y le aconsejó luchar por ella en caso de que le gustara, porque es una gran mujer. Yo tuve que aceptar que tiene razón aún con la pizca de celos que sentí ante su afirmación.

El tiempo en el que Popp iría a visitar a sus padres se había cumplido, pero nos quedamos otra semana para ayudar a nuestro pequeño amigo Dai en sus clases de lectura. Leona le había pedido que se instruyera para ser un digno rey de Papunika. Popp se rio de su cara apesadumbrada ante semejante reto y este se sintió tan avergonzado que se lanzó sobre él. Los dos se dedicaron a fingir que combatían a muerte, pero por sus débiles golpes y hechizos, era obvio que en realidad estaban jugando.

En las clases descubrí otra cualidad de Popp al verlo explicarle a Dai la manera correcta de leer los manuscritos.

Nuestro amigo tiene mucha dificultad para entender las palabras y la pronunciación adecuada, pero Popp fue muy paciente y nunca se desesperó cuando se equivocaba. En ocasiones le hacía algunas bromas, sin embargo, ninguna fue con el objetivo de ofenderlo, sino de hacer sus clases más relajadas.

Yo los observaba sentada en una silla frente a la ventana y varias veces recordé a nuestros hijos del segundo futuro.

"Si es tan paciente y amable como maestro, me imagino que así será para educar a nuestros niños". Ese pensamiento me provocaba un gran sonrojo, pero Popp estaba más concentrado en las clases y nunca se dio cuenta de nada.

El reto de Dai fue satisfactorio. No se convirtió en un gran orador porque seguía leyendo lento, pero ya entendía con mayor claridad los textos más complicados.

Con la promesa de vernos en la villa de Nayle en mi cumpleaños, finalmente nos fuimos con los papás de Popp.

Su padre nos recibió con su acostumbrada cara de pocos amigos, pero su mamá fue tan cálida como siempre y su abrazo igual de reconfortante como los de su hijo.

Lo primero que hizo Popp, fue presentarme como su novia. La alegría y el orgullo con el que lo hizo casi me hace llorar, más aún cuando afirmó que soy la mujer de su vida.

Sus padres se asombraron porque no estaban enterados del repentino aumento de años de su hijo, y pensaban que era demasiado joven para asegurar algo así, pero una vez aclarado el asunto, me abrazaron y me dijeron que desde ahora también sería su hija.

Gracias a eso nos permitieron compartir cuarto, (cosa en la que insistí para no separarme de él como tenía que hacerlo en Papunika).

Las primeras noches Popp estaba demasiado tenso. Para él no era una buena idea dormir en la misma cama porque actualmente es el mayor y pensaba que me sentiría incómoda, sin embargo, yo quería estar a su lado todo el tiempo que pudiera. Además, ya dormíamos de ese modo en nuestro viaje y sabía que aunque los dos sintiéramos el deseo de pertenecernos, jamás haríamos nada precipitado. Por buena suerte su tensión se redujo conforme pasaban los días y me sentí dichosa cuando me permitió abrazarlo.

Cada mañana despertaba antes que él y me quedaba varios minutos viéndolo dormir. Con mis dedos detallaba las facciones de su rostro y fue en una de esas ocasiones que anhelé más que nunca ser una adulta.

El calor de su cuerpo, el tacto de mis manos tocando la dureza de sus músculos sobre su pijama, entre otras cosas de las que empezaba a ser consciente debido a que no dejábamos ningún espacio entre los dos, estaban haciendo surgir un deseo que iba más allá de compartir unos simples abrazos cariñosos.

"¿Me estaré convirtiendo en una pervertida?... a veces siento que lo acoso demasiado, pero Popp no se ha quejado de mi insistencia de no alejarnos ni para dormir y quiero suponer que es porque él también desea sentirme cerca".

Cuando la curiosidad me superaba y quería ver más piel de la que me mostraba su pecho por la abertura de su camisa, me levantaba para ir a preparar el desayuno, (aunque su mamá siempre me ganaba y lo único que hacía era el jugo de naranja).

Los desayunos ahí eran realmente agradables y mucho mejores que los que llegamos a tener en Papunika, porque el comportamiento de Popp era más amoroso. En cuanto salía del cuarto, me daba un beso en los labios y me llevaba a sentar en la mesa para ser él quien me sirviera. Estaba atento a lo que pudiera necesitar y jamás me permitió lavar un plato, ni hacer el quehacer de "nuestra habitación", pero como su padre quería que lo ayudara a conseguir más clientes, se lo llevaba a la tienda de armas para generar interés en los vecinos al ser un compañero del héroe que combatió a uno de los dioses del Inframundo.

En esas horas de ausencia, me dediqué a aprender a cocinar los platillos que más le gustan.

Stein, (como me pidió su mamá que la llamara), aceptó de inmediato ayudarme a conseguir un delicioso sazón similar al del señor Jank, (quien fue el que le enseñó a cocinar).

Durante los preparativos de las comidas, ella tenía por costumbre contarme la niñez de Popp. Casi todo lo había escuchado de él las veces que platicaba con Merle, pero lo que sí no sabía, es que desde pequeño ya corría detrás de algunas niñas de su aldea que le gustaban, sin embargo, no tenía nada de suerte en conquistarlas porque ellas preferían jugar con niños más valientes y fuertes. Esa aclaración no evitó que estrujara la carne que estaba preparando en un infantil ataque de celos y a la hora de la comida estuve seria.

Popp se esforzó en alegrarme, pero este defecto que tengo es enorme y sería difícil que olvidara lo enamoradizo que era de niño, más porque ahora se había convertido en un chico atractivo a la vista y si le sumamos que es un héroe reconocido, sería difícil que esas jovencitas siguieran rechazándolo.

Mi teoría quedó confirmada ese mismo día.

Su padre nuevamente le había pedido que lo acompañara a la tienda. Al parecer había un cliente que deseaba comprar una gran cantidad de espadas para la guardia de una familia rica de Bengana, y como se enteraron de que el "Gran Hechicero" estaba de visita, prometieron incluir otros enseres en el trato.

Yo fui unos minutos más tarde al entender que me había comportado como tonta al encelarme por algo que pasó en su niñez, pero mi ira reapareció al ver a una joven de la aldea secando con un pañuelo la frente de mi novio.

Popp se veía muy a gusto con ella y más relajado que conmigo. Mis pies se movieron por sí solos y estaba a nada de gritarle cuando él me miró y se apresuró a caminar hacia mí con una resplandeciente sonrisa.

El largo beso que me dio disipó mi enojo y me sentí la mujer más feliz del mundo en el instante en que le dijo a esa chica que yo era su prometida.

Esa era la primera vez que confirmaba que nuestra relación se convertiría en matrimonio y como era de esperarse, mi corazón se llenó de una inmensa alegría porque estaba segura de que la barrera de su desconfianza empezaba a derrumbarse.

De ahí en adelante, él no dejaba pasar la oportunidad de informarle a cada vecino de la aldea, que sería su esposa.

Todos nos felicitaban y nos deseaban prosperidad.

Las jóvenes me miraban con envidia al vernos caminar tomados de la mano, y su enojo aumentaba cada que Popp se ponía a contarles nuestra extraña pero romántica historia de amor.

Su elocuencia había regresado y se dedicaba a exaltar mis habilidades como guerrera y la bondad de mi alma. Siempre mencionaba que lo tenía loco de amor desde que me conoció, y sus vecinos me miraban como si fuera alguien muy especial porque también les dijo que fue gracias a mí, que él pudo encontrar el valor de enfrentar a Vearn.

Todos esos detalles románticos propiciaron que comenzara a desear que llegara el día de nuestra boda.

Tenía muy poco tiempo porque faltaban escasas semanas para mi cumpleaños y aunque desconocía si Popp planeaba que nos casáramos inmediatamente, quería tener listo lo necesario para ese maravilloso momento.

Junto con Stein nos dimos a la tarea de buscar diseños de trajes para novios que suelen usar en Lankirks. Sólo una tienda se dedicaba a esas creaciones. Todos eran bonitos, sin embargo, yo buscaba algo verdaderamente especial y también quería combinar los atuendos tradicionales de su aldea y la mía, así que opté por intentar hacerlos con mis propias manos.

Para ese fin, le pedí que me llevara a visitar al tío Matriv, pero como había quedado con su padre en ayudarlo a imbuir con magia algunas armas para darle más prestigio a su negocio, únicamente me trasladó, y sin pasar a la cueva, se retiró luego de indicarme que regresaría por mí en dos horas.

El tío Matriv me recibió con sus acostumbradas palabras jocosas, pero no intentó tocarme indebidamente y tampoco demostró su actitud pervertida, ni siquiera cuando me dio el abrazo de bienvenida.

Después de preguntarnos recíprocamente ¿cómo hemos estado?, quise saber si se había peleado con Popp, pues no entró a saludarlo, pero el tío Matriv se rio y me respondió que iba a visitarlo cada tercer día a traspasarle un poco de su magia celestial para mantenerlo sano, y esa mañana no había sido la excepción.

Me pareció extraño que no me hubiera informado de esas visitas, pero no quería amargarme el día y mejor dejé pasar mis dudas.

Mientras tomábamos el té, le conté el motivo por el que vine a verlo y por la cara seria que puso, me di cuenta de que no le agradó la noticia de mi compromiso con Popp, sin embargo, al preguntarle si había algún problema, lo negó y se apresuró a buscar libros que enseñan a crear atuendos con magia.

La siguiente hora conversamos sobre nuestros demás amigos y cosas triviales, pero nunca me permitió volver a tocar el tema de mi compromiso.

Popp llegó a la hora prometida a recogerme. Ambos hablaron poco y al despedirse, se dieron un abrazo muy largo y aunque no puedo asegurarlo, me pareció que el tío le habló al oído y cuando se separaron, Popp simplemente le dijo "todo estará bien, mentor".

En la noche me quedé más tiempo cepillando mi cabello a causa de la intriga que me generó la actitud del tío Matriv.

-¿Qué tienes Maam? -Popp me envolvió en sus brazos y después me levantó de la silla del tocador porque no me creyó cuando negué con la cabeza -nunca has sido buena para mentir. Siempre sé cuándo te ocurre algo y has estado angustiada desde que regresaste de ver a mi mentor.

-¿Crees que el tío Matriv no está de acuerdo con que sea tu futura esposa?

-¿Esposa? -lo preguntó con nerviosismo y lo miré triste porque a lo mejor había malinterpretado las cosas-¡Ah sí!, me la he pasado diciéndole a toda la aldea que estamos comprometidos, pero ni siquiera te lo pregunté y creí que lo habías tomado como una broma -se rio como si esto en verdad fuera gracioso y me solté de sus brazos.

Mis ojos se estaban llenando de lágrimas y enseguida pensé que quizás esto es parte de la maldición que me lanzó Koré, e intenté salir del cuarto para escapar a un lugar donde pudiera llorar sin humillarme, pero Popp me volvió a abrazar y cuando iba a usar mi fuerza para alejarlo, besó mi cuello y todo mi cuerpo vibró ante la suavidad de sus labios.

Lentamente me giró y con su dedo limpió las pocas lágrimas que alcanzaron a salir de mis ojos.

-Nunca dejo de decir tonterías -juntó nuestras frentes -quería esperar a que fuera tu cumpleaños para pedirte que me aceptaras como tu compañero de vida, pero se me ocurrió comportarme como un idiota y te lastimé con mi absurda negación de lo que más deseo.

-Entonces... -quería que él lo dijera para que fuera real.

-¿Me permitirías nombrarme tu esposo?

Fue desconcertante que usara esa pregunta tan poco común, pero el título de esposo es el que anhelo decirle cada día de mi vida y con un grito de "sí quiero", lo besé con pasión.

Esa noche nos dedicamos a besarnos hasta quedarnos dormidos.

Por la mañana, desperté sola en la cama y temí que lo de anoche hubiera sido mentira.

Salí desanimada del cuarto y mi estado decayó más, al ver que no había nadie en la casa.

Hace mucho no sentía el aura maligna, pero la tristeza de mi corazón la estaba despertando y para contenerla, me puse a leer el libro de hechizos que me prestó el tío Matriv.

Crear ropa con magia no es complicado. Lo difícil es materializar el diseño en el que pensamos porque hay detalles que requieren mucha concentración.

Intenté varias veces aparecer un traje para Popp, pero ninguno alcanzó a completarse y ni siquiera fui capaz de recrear el emblema que lleva en el pecho.

Todo el tiempo que invertí para distraerme no iba a servir para detener al aura maligna, porque nadie regresó a comer y mis constantes dudas me hacían caer en el abismo de la tristeza.

Casi a punto de permitir que mis emociones negativas se liberaran, Stein entró diciendo que todo estaba listo y que me cambiara de ropa porque Popp me tenía una sorpresa. Sin esperar a que saliera de mi aturdimiento, me tomó del brazo para llevarme a la recámara y puso en la cama un hermoso vestido rosa de falda corta.

Con cuidado lo evalué y quedé impresionada por la finura de la tela. Jamás había sentido una tan suave, pero si el vestido me dejó maravillada, los accesorios de oro me deslumbraron por el hermoso grabado de símbolos divinos.

Al ponerme el vestido me sonrojé porque el escote en forma de corazón era mucho más pronunciado que de costumbre, y la pequeña abertura de una de las piernas, llegaba arriba del muslo, aun así, me agradó el diseño porque deseaba que Popp me viera como la mujer que pronto sería su esposa, y no la adolescente que únicamente comete estupideces, pero Stein me mostró cómo usar adecuadamente los accesorios para darle una apariencia más recatada. El exceso de piel de mis pechos fue cubierta por unas tiras que iban colocadas alrededor del escote. El cinturón tenía mi emblema y era tan grueso, que supuse que tenía la función de proteger mi abdomen. De los dos brazaletes, uno abarcaba la mitad de mi brazo y el otro únicamente mi muñeca. Como no tenía tirantes, me puso unas hombreras doradas y lo completó colocándome una capa de la misma tela que el vestido. Mi cabello lo sujetó con un prendedor decorado con piedras de rubí, y por último, me dio unas botas de oro que por dentro tenían una cómoda tela afelpada.

Al mirarme al espejo me quedé impresionada porque esa Maam que se reflejaba en él no era la sacerdotisa guerrera, o la artista marcial, ni tampoco la del segundo futuro. Esta mujer se asemejaba más a la apariencia que tenían las diosas humanas, pero con una perfecta mezcla entre la delicadeza femenina y la fuerza.

Mi insignia de Aván brilló intensamente y al hacerlo, las piedras incrustadas en los brazaletes y el cinturón también brillaron.

Todo era hermoso, excepto el color de las piedras. No había ninguna verde y la mayoría era de color morado.

-¿Puede decirle a Popp que si quiere que acepte su regalo, cambie el color de las piedras? -mi voz fue brusca, pero no pude evitar demostrar mi molestia, aunque Stein no tuviera la culpa.

-Es que el color de las piedras combina perfectamente con el del vestido -tomó mi mano y me sonrió con cariño -si rechazas el regalo de Popp, lo entristecerás, y hoy es su cumpleaños.

-¿Su cumpleaños? -Stein asintió con la cabeza -pero si es su día especial, ¿por qué yo soy la que recibió un regalo?

-Pregúntale a él. Sé que estará encantado de decirte el motivo.

Stein me abrazó antes de dirigirnos a la plaza de la aldea.

Desde lejos se podía escuchar una alegre melodía. Incontables luces de faroles adornaban las calles y el quiosco en el que Popp me estaba esperando vestido con su traje de hechicero.

Se podría decir que toda la aldea estaba reunida para celebrar a uno de los héroes que salvó al mundo, pero fue a mí a la que le aplaudieron al verme llegar.

Tanta atención me cohibió, no obstante, recuperé la calma en el instante en que mi cuerpo fue atraído al de Popp al mirarlo a los ojos, y subí corriendo las escaleras del quiosco para lanzarme a sus brazos.

-¡Feliz cumpleaños! -le dije antes de darle un beso suave y duradero.

Al separarnos, Popp me pidió que lo dejara admirarme y aunque mi sonrojo aumentó con su escrutinio, giré lentamente para que pudiera observarme por completo.

-¡Te ves muy hermosa! -me tomó de la cintura para atraerme a sus brazos de nuevo.

-¿Por qué no me dijiste que hoy es tu cumpleaños? -puse mis manos detrás de su nuca -no me diste la oportunidad de preparar nada bonito y en vez de eso, fuiste tú quien me dio un regalo a mí.

-Tú ya me has dado un regalo -lo miré desconcertada -mi mejor obsequio es tu compañía. No podría pedirle nada más a la vida, que tener un instante a tu lado.

-Tendremos toda la vida juntos para disfrutarnos, por eso es importante para mí darte algo más.

-Un beso tuyo es como mil regalos para mí.

Dicho eso, reclamó mi boca con más ansias que otras veces.

Comúnmente me pierdo en la magia de sus besos, pero en esta ocasión me distraje con el deseo de cambiar su atuendo, por uno que fuera acorde al mío.

Mi mente empezó a imaginarlo vestido con una túnica verde ceñida a su cintura, con protectores de hombros ocultos. El emblema que usa, lo pensé más grande que el que tiene actualmente. La ropa debajo de la túnica quise que fuera un conjunto de camisa y pantalón, (estos ligeramente holgados). Sus botas de un verde más oscuro le llegaban casi a la rodilla. En lugar de sus acostumbrados guantes, amplié las mangas hasta cubrir parte de sus manos, (y se mantendrían sujetas con unos anillos en sus dedos medios). Finalicé mi diseño con una capa larga y ligera del mismo tono.

Una luz rojiza me obligó a separarme de él por ser demasiado intensa.

No vi nada por un minuto, pero cuando la luz se disipó, mi boca se abrió por el asombro de ver que Popp tenía puesto el traje que había imaginado.

"Se ve realmente guapo y elegante", estaba segura de que lo estaba mirando como tonta, pero era imposible no hacerlo al verlo con ese porte gallardo que aumenta conforme pasa el tiempo.

-Es... es... -Popp tampoco salía de su asombro -... ¡es increíble! -me miró sonriente -nunca creí que pudieras materializar ropa con esa facilidad. Incluso fuiste detallista y a los accesorios les diste la consistencia del oro -evaluó la tela y levantó su pulgar -esta resistencia no la han tenido mis otros trajes... esto demuestra que estás controlando a la perfección tu nueva magia.

"¿Controlando?", ni siquiera he entrenado para aprender a invocarla.

Popp continuó alabándome, pero al notar que el cinturón con la cara del tío Matriv era lo único que no pude cambiar, me recomendó estudiar cómo quitar maldiciones.

"Si supiera que no he investigado nada acerca de mi poder, probablemente se decepcionaría, (yo lo estoy de mí misma). Si al menos hubiera recordado que la malvada Koré me puso una maldición, ya me habría librado del temor a que se cumpla, pero como no ha dado muestras de haber sido efectiva, me confié".

Dejé en el olvido mi debate mental porque Popp me pidió bailar, y como aún tengo el amargo recuerdo de lo sucedido en mi cumpleaños hace un año, me prometí que no permitiría que esta vez se me escape de las manos la oportunidad de disfrutar lo que antes se me negó.

Los aldeanos aplaudieron cuando comenzamos a bailar y Popp no dejó de sonreír mientras danzábamos al ritmo de la delicada melodía que los músicos tocaban.

Su alegría siempre es contagiosa y también sonreí a pesar de la timidez que me embargaba por ser el centro de atención de las personas.

Bailamos tres canciones y después degustamos los más deliciosos platillos que los aldeanos prepararon especialmente para nosotros.

Todo estaba siendo divertido gracias al carácter animoso de Popp. Él era quien más platicaba con sus vecinos, pero me incluía en las conversaciones cada que podía y esto me ayudó a integrarme mejor con ellos e increíblemente, empecé a contar algunas cosas de mi aldea y mi familia con más soltura.

A la media noche Popp desapareció. Estaba pensando en ir a buscarlo, cuando lo vi regresar con un pastel bastante grande. Al enseñármelo, mi corazón se conmovió porque era igual al que me preparó hace un año, (hasta tenía el mismo decorado de las fresas formando un corazón).

Antes de partirlo dijo que era un regalo adelantado por mi próximo cumpleaños, y todos entonaron una canción de felicitación típica de su aldea, en la que únicamente me nombraron a mí.

-¡Pero este es tu día! -exclamé al aceptarle un gran trozo de pastel -no es justo que sea yo la que reciba las felicitaciones y mucho menos los regalos -lo dije por los que me dio la gente.

-Quiero que conozcas lo que es ser festejado en mi aldea natal -me acomodó un cabello suelto detrás de mi oreja -verte contenta en un lugar que es tan significativo para mí, me hace muy feliz.

-Popp -su padre acompañado de Stein le entregó una caja pequeña -como bien sabes, no pertenecemos a un gran linaje. Somos simples comerciantes, pero este es un tesoro muy valioso que ha pasado de generación en generación en la familia, y es especialmente para la mujer que has elegido como esposa.

Popp tomó el obsequio y luego de que sus padres nos dejaron solos en la mesa, abrió la cajita para revelar un precioso anillo de oro con una esmeralda rodeada por diminutos rubíes.

"Este anillo ya lo he visto", dije en mi mente, "es el que la Maam del segundo futuro lleva en su mano izquierda".

Mis lágrimas salieron de inmediato en cuanto lo tomé.

Aquella vez únicamente alcancé a ver la esmeralda y los rubíes, pero no sabía si tenía alguna figura.

Con la yema de mi dedo delinee la esmeralda en forma de corazón circundada por los rubíes.

"En verdad es el anillo más hermoso que he visto en mi vida".

Mi madre no tiene uno porque es una costumbre limitada a familias de un alto estatus, (como los gobernantes de los países). La familia de Popp es como la mía, pero con la diferencia de que sus ancestros han sido forjadores de armas y es lógico que pudieran crear esta preciosa joya.

-Solamente tú podrías ser la dueña de este anillo -Popp alzó mi mentón con su dedo para que lo mirara -soy hijo único y conmigo se termina la descendencia de mi familia, pero mi amor por ti perdurará en este objeto.

-Tu descendencia no se terminará porque si todo sale bien en nuestra lucha contra Koré, tendremos al pequeño Popp y él heredará el anillo. Cuando se lo entregue a la chica de la que se enamore, el ciclo comenzará de nuevo.

Popp no respondió. Simplemente se limitó a juntar nuestras frentes y mi corazón fue atacado por una fuerte angustia.

Quise preguntarle el motivo por el que no me contestó, pero la felicidad que sentí cuando colocó el anillo en mi dedo, sepultó cualquier pensamiento, sobre todo al recibir uno de sus más tiernos besos.

-Yo también quiero darte un anillo de compromiso -sujeté sus dos manos y cerré los ojos para concentrarme en invocar mi magia.

-Que yo sepa, los hombres no usamos anillos de compromiso -trató de alejar sus manos, pero las detuvo al ver que sí logré liberar mi aura.

El resultado fue mejor de lo que esperaba. Ambos anillos en sus dedos medios tenían mi emblema y se apreciaban bastante porque me esforcé en detallar la imagen.

-Ahora todo el mundo sabrá que somos una pareja gracias a estas pequeñas joyas -coloqué mi mano entre las suyas para admirar nuestros anillos.

Los dos sonreímos y nos abrazamos.

El resto de la fiesta nos la pasamos bailando algunas piezas con sus padres, y otras como la pareja de enamorados que somos.

Los fuegos artificiales fueron su último regalo.

Las luces iluminaron el cielo. Popp usó su magia en mí para que pudiera volar, y así apreciar desde más arriba el grandioso espectáculo que se estaba desarrollando, pero aunque volar es increíble, me gusta más que me sostenga en sus brazos y se lo hice saber.

Popp me abrazó por la espalda y estuvimos admirando las figuras que formaban los fuegos artificiales hasta que se acabaron todos.

Ya casi amanecía, pero no tenía nada de sueño y de no ser porque los demás estaban cansados, habría pedido que extendiéramos la celebración hasta que saliera el sol.

Al estar en nuestro cuarto, me cambié primero y me dediqué a mirar mi anillo de compromiso recostada en la cama.

-¿Es que acaso el anillo es más interesante que yo? -Popp estaba de pie con su pijama verde puesta y sin la cinta de su cabeza.

Sé que tengo mucho viéndolo de esa forma, pero esta noche luce más atractivo que nunca y en un movimiento demasiado descarado, lo jalé haciendo que terminara acostado en la cama, (conmigo sobre él).

-¡Maam! -pasó saliva y abrió los ojos por la incredulidad.

Era difícil contener mis deseos, pero también soy consciente de que no podemos llegar a más y me dejé caer a su lado.

-Una semana y media -dije en un suspiro -pronto seré una adulta y... -soy descarada, pero aún tengo un poco de timidez y mis mejillas se colorearon -... en cuanto cumpla dieciocho, ¿podemos casarnos?

-No crees que sería muy pronto -Popp miraba el techo y el tono de su voz fue melancólico -aún hay algo que tienes que hacer, y una boda te distraería.

-Nunca mencionas la tercera prueba... No voy a preguntarte la razón, pero sí tienes que saber que lo más importante para mí, eres tú -voltee a mirarlo - quiero que seamos esposos, no por el bien de nadie, sino por mi propia felicidad... La vida es muy corta y no debemos desperdiciarla. Como héroes que luchan por la paz del mundo humano, corremos el riesgo de morir en combate y lo único que deseo, es tener la oportunidad de experimentar la dicha de estar con la persona que amo en todos los sentidos.

Popp se mantuvo en silencio un largo tiempo.

Mi mente pensó que quizás estar conmigo no es algo que desee, y estaba a punto de darle la espalda, pero giró rápido para abrazarme y enrollamos nuestras piernas como cada noche al dormir.

-Está bien. Vamos a esforzarnos para que vivas todas esas experiencias que deseas - acarició mi cara y su sonrisa consiguió que sonriera también -mañana nos iremos a la villa de Nayle para aprovechar los días que faltan para tu mayoría de edad... Es importante que aprendas a controlar completamente tu magia.

-¿Serás mi maestro? -le sonreí coqueta.

-Algo así -beso mi nariz -nos soy muy bueno como instructor de magia, pero por ti haré mi mejor esfuerzo.

-Eres un excelente instructor -el cansancio hizo acto de presencia y respondí somnolienta -sé que contigo lograré usar esa magia tan complicada, y es porque... -busqué refugio en su pecho -... mi magia proviene de mi amor por ti.

Enseguida me quedé dormida. Estoy segura de que mi rostro mantuvo una sonrisa porque soñé con todo lo bello que he vivido hasta ahora, al lado de la persona que más amo en la vida.

«Sin importar lo que veas y escuches, debes mantenerte fuerte»

La voz de la mujer desconocida se coló en mis sueños y pronunció esas palabras con lastima.

El miedo comenzaba a dominarme, pero una suave caricia en mis labios envió a mi alma una sensación de paz que consiguió desaparecerlo.

Abrí los ojos y encontré a Popp besándome delicadamente.

Él nunca se despierta antes que yo, por eso no había tenido la oportunidad de recibir este hermoso gesto.

Quise corresponderle y coloqué mis manos en su cara para poder profundizar el beso, pero enseguida se alejó con la cara más roja que he visto en él.

-¡Perdóname!, ¡te juro que no iba a hacer algo pervertido!, ¡no pude evitarlo!, ¡eres muy hermosa y yo te amo tanto que no conseguí controlarme!, ¡no vuelvo a sobrepasarme de esta manera!... -hablaba tan rápido y se notaba tan nervioso, que sonreí porque en verdad es un hombre tierno.

-No estoy molesta, al contrario -sujeté su camisa para atraerlo hacia mí -a partir de hoy, no me levantaré de la cama, a menos de que me des los buenos días con un beso.

-¿En serio? -sonrió coqueto y yo moví mi cabeza afirmativamente -entonces, buenos días, o más bien, tardes.

Acepté feliz su beso y aunque no duró lo que me hubiera gustado, fue suficiente para que mi día comenzara con alegría.

Nos pusimos la ropa de siempre porque los trajes nuevos los guardamos en las bolsas de viaje, y salimos del cuarto.

Como bien dijo, era muy tarde y en lugar de desayuno, preparé la comida junto con Stein.

En otro momento, Popp no hubiera permitido que hiciera labores domésticas, pero se puso a platicar con su padre en el comedor, y por la cara seria de ambos, supuse que era un tema delicado.

Para cuando servimos la comida, el ambiente regresó a la normalidad y almorzamos entre conversaciones de la fiesta y nuestro próximo viaje a la villa de Nayle.

Yo les pedí que nos acompañaran para que conocieran a mi madre, y así los tres nos ayudaran a decidir la fecha de la boda.

Jank y Stein se dedicaron una extraña mirada, pero inmediatamente me sonrieron y prometieron ir al día siguiente de mi cumpleaños, pues tienen una costumbre que no permite que se hable de matrimonio hasta la mayoría de edad de los jóvenes prometidos.

Claramente era una excusa y al mirar a Popp lo vi más atento a su comida que a lo que estábamos platicando.

Ese comportamiento empezó a preocuparme. Parecía que los tres tenían un secreto y a pesar de que sus padres dijeron que era como su hija, su lealtad era mayor con Popp y ninguno me diría lo que estaba pasando.

Al terminar de comer, nos dedicamos a arreglar nuestras cosas porque partiríamos pronto.

Estaba metiendo el bonito camisón que he usado desde que Popp lo creó para mí, pero él me detuvo e intentó quitármelo.

-¿Por qué no lo dejas aquí? -tuvo que decir algo al ver que no lo soltaría.

-¿Por qué lo dejaría? -lo apreté fuerte a mi pecho -me gusta mucho y por eso siempre lo mantengo limpio porque no quiero usar otro.

-Te puedo aparecer uno nuevo, aunque será hasta el día de tu cumpleaños -sonreía, pero mi sexto sentido me advirtió que algo tramaba y no era bueno para mí -¡por favor Maam!, me gustaría que dejaras algo de ti en este lugar.

-Lo haré la siguiente vez que visitemos a mis suegros.

-¡Está bien! -suspiró y soltó el camisón -no hay manera de ganarle a tu terquedad -me lo dijo en tono de broma y de no ser por sus ojos que reflejan amor, habría mantenido mi desconfianza por su actitud.

Me dio un leve coscorrón en mi cabeza y luego se dedicó a hacerme plática de cosas sin mucha importancia.

La hora de partir fue difícil porque en este lugar pasé días muy felices.

Jank es un hombre que mantiene su seriedad todo el tiempo, sin embargo, me dio un abrazo que me hizo sentir como si mi padre hubiera sido el que me estaba abrazando por la calidez fraternal que desprende su alma.

Con Stein duré más tiempo abrazada y al separarnos, acarició maternalmente mi rostro.

-¡Gracias por hacer feliz a mi hijo! -pronunció con lágrimas en los ojos -espero que también seas muy feliz con la persona que amas.

-Mientras Popp esté conmigo, sé que seré muy feliz -le sonreí, pero Stein se puso más triste -¿pasa algo?

-No me hagas caso. Así somos las madres.

No me convenció su explicación, pero no tuve tiempo de indagar el motivo de su cambio de actitud, porque Popp me apartó de ellos para invocar su hechizo.

La última imagen que tuve de sus padres fue a Stein abrazando a Jank mientras lloraba como si fuera la última vez que verían a Popp.

*****

Hola

BetheDiaz, como prometí, estoy publicando una parte del siguiente capítulo desde la perspectiva de Maam, (en realidad dije que sería el fin de semana, pero me tocó trabajar). Todavía falta la otra parte, convirtiendo este PVO en uno de los más largos que he escrito. Dudo que el de Popp sea igual de grande porque la trama se ha enfocado más en Maam. De todas maneras, me esforzaré para darles un final digno. Mil gracias por tus bonitos comentarios y por seguir la historia.

Estefania Montero, casi no alcanzas mención, (tú me has comentado que te gusta ver tu nombre en los "créditos", y sabes que trato de cumplir si el comentario entra antes de publicar). Gracias por tu apoyo en ambas plataformas. Aquí no aparece la escena que pediste, aunque parezca que sí. Comenté que no sería fuerte, pero sí la describí en más de tres párrafos, por lo que aún deberás esperar otra semana, ¡lo siento!

Este capítulo contiene más narración que diálogo. Si hay algún formato que no les agrade, me lo pueden indicar para intentar corregir mi estilo.

Gracias a los demás lectores que continúan leyendo la historia.

Nos leemos si me lo permiten allá arriba, la próxima semana.

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