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EMPEZANDO A CONOCERTE - PARTE 2

Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

En los primeros rayos del sol de la mañana, nos alistamos para marcharnos.

–¿No seguiremos con la búsqueda de Dai? –últimamente sentía que cuestionaba todas sus decisiones, pero es que no lo entiendo.

–Sí, pero antes tenemos que festejarte –me guiñó el ojo y luego cargó a la niña en sus brazos.

–¿Ella también irá? –"por favor, que diga que no".

–Por supuesto –me contestó como si no hubiera notado que me molestaba esta situación.

–Pensé que la dejarías aquí, o que la llevarías con Leona para que la ayude a regresar a su casa. Recuerda que no tenemos tiempo de hacerlo nosotros porque nuestra prioridad es encontrar a Dai.

–Ya me dijo dónde vive y pensé en llevarla, pero antes quiere conocer tu aldea.

–Es cierto, señorita Maam –finalmente la niña me estaba hablando y lo hacía como si ayer no hubiera sido grosera –Popp me contó que le van a festejar su cumpleaños, y como yo jamás he estado en una de esas celebraciones, me gustaría ver cómo se divierten los humanos normales.

–¿Humanos normales? –pregunté curiosa por sus palabras.

–¡No le hagas caso! –Popp se carcajeo algo exagerado –es que estuvo perdida en el desierto por mucho tiempo y no está acostumbrada a la convivencia con otras personas, ¿verdad que sí, Eira?

–¿Eira? –incluso a él le dijo su nombre.

–¡Así es! –afirmó Popp –nunca había escuchado un nombre como ese, pero es muy bonito.

–Más bien, es un digno nombre para una diosa –la niña se estiró orgullosa y se rio.

–¿Diosa? –en serio esto estaba siendo demasiado raro.

–Es que le dije que es tan hermosa como una diosa y desde entonces no deja de autonombrarse de esa manera –Popp y la niña se pusieron a reír como locos y eso en lugar de tranquilizarme, me enojó y di la vuelta para alejarme de ellos antes de que les diga algo desagradable.

–"Ahora incluso se cree diosa y todo porque ese tonto está empezando a coquetear con una niña... en verdad es un pervertido".

Minutos después nos reunió fuera de su casa y con un abrazo fraternal se despidió de sus padres. La niña pidió que la cargara de nuevo en cuanto se nos acercó y se mantuvo pegada a él incluso después de que llegamos a mi aldea.

A mi madre le dio mucho gusto que viniera a celebrar con ella mi cumpleaños y noté que Popp le cae bastante bien porque al verlo le sonrió y hasta lo abrazó.

–Hija, lleva a Popp al cuarto en el que se quedó la otra vez mientras yo llevo a la señorita Merle y a la pequeña, a casa de Nina.

–No es necesario, señora –Popp le habló antes de que saliera –quedé con mis padres de regresar con ellos esta noche. Únicamente Merle y Eira necesitan un lugar donde dormir, pero yo puedo ir con la mamá de Nina a pedirle permiso para que se queden ahí.

–Si tú no te vas a quedar, entonces ellas pueden dormir aquí –le sugerí, pero estaba un poco decepcionada de su decisión de irse.

Al parecer Popp no estaba de acuerdo con la idea, pero fue Merle la que declinó la propuesta argumentando que quizás necesitaré el cuarto para unas visitas inesperadas, (pero muy queridas para mí), que vendrán pronto.

–"¿Lo habrá visto en una de sus visiones?".

Me tuve que guardar mis dudas porque los tres salieron muy rápido dejándonos a mi madre y a mí bastante desconcertadas por su actitud.

–Popp está diferente, ¿no lo crees Maam? –habló mi madre mientras me señalaba la silla para que me sentara.

–Está triste desde lo de Dai –apreté mis puños ante la frustración y afortunadamente mi madre no los vio porque los tenía en mis piernas y la mesa los ocultaba.

–Me imagino... bueno, ahora tenemos qué pensar cómo vamos a festejar tu cumpleaños –la alegría con la que habló me ayudo a sonreír por primera vez en mucho tiempo –después de mañana, faltará un año para que seas una adulta, eso me emociona porque recuerdo que cuando yo tenía esa edad, empecé a formar una familia con tu padre y quizás tú hagas lo mismo.

–¿Qué? –me ruboricé ante semejante idea –¿cómo piensas que haré eso?... primero que nada, debo ayudar a Popp a encontrar a Dai... No tengo tiempo de estar pensando en el romance mientras mi amigo puede estar sufriendo en quién sabe dónde.

–Confió en que lo encontrarán, pero no puedo creer que todavía no te guste ningún muchacho –recargó sus brazos en la mesa y se estiró para verme más de cerca –estás muy sonrojada y eso me hace suponer que hay alguien que te gusta... ¡vamos, hija!, ¡dime quién es!

–¡No me gusta nadie! –alcé la voz por nerviosismo y aparté la mirada de la suya –creo que mejor voy a buscar a Popp y a Merle, por si necesitan algo.

Me apresuré a salir de mi casa, (cosa que se me está haciendo costumbre cuando vengo a visitar a mi madre), y es que parece que le obsesiona mi vida amorosa mucho más que a mí.

A lo lejos vi a Popp caminando con la niña; la traía sujeta de la mano y me dio la impresión de que platicaban seriamente, "¿una niña puede conversar como lo hacen los adultos?".

La curiosidad me hizo acercarme a ellos, pero en cuanto me vieron, dejaron de hablar.

–¿Qué les dijo la mamá de Nina? –conocía la respuesta, pero algo tenía que preguntar.

–Dijo que no había problema y más porque Nina se emocionó mucho cuando vio a Eira.

–¡Si! –la pequeña respondió bastante alegre –siempre he adorado a los niños y como hace mucho no veo a ninguno, le dije que trajera a sus amigos para ir a jugar –sus palabras no tenían sentido y necesitaba saber a qué se refería, pero antes de que pudiera preguntarle, Popp la cargó y le susurró al oído –me refiero a que estuve mucho tiempo lejos de mis hermanas y me desacostumbré a la presencia de los niños como yo.

Me crucé de brazos porque por supuesto no quedé conforme con ese comentario. Popp la bajo al piso cuando vio que Nina venía con los demás niños y la pequeña corrió hacia ellos.

–Esa niña es muy extraña –necesitaba una explicación y Popp era el único que podía dármela.

–Un poco, pero es natural que después de estar meses escapando de ese monstruo de arena, haya perdido la capacidad de comunicarse con los demás. Recuerda que en ese desierto no había nadie más que ella.

–Y eso es lo más raro... ¿cómo pudo sobrevivir sola en semejante lugar?, además, creo recordar que mencionó que ese monstruo absorbe magia y si lo analizamos, ella debe tener algún poder si la perseguía con tanta insistencia.

–Estás pensando demasiado –sonrió como siempre y pasó un brazo detrás de mí para ponerlo sobre mi hombro –mejor vamos con los niños. Nina me invitó a participar en sus juegos y ahora tú me ayudarás a entretenerlos. Espero que con eso te tranquilices y disfrutes de la estancia en tu aldea.

–Yo he cuidado de Nina, pero como mi deber en la aldea era protegerlos, casi nunca jugué con ellos –me puso nerviosa no solamente la idea de hacer algo que jamás intenté, sino también el calor que desprende su cuerpo.

–Pues es tiempo de que aprendas a divertirte –me soltó e inmediatamente tomó mi mano para correr hacia los pequeños.

Lo primero que hizo fue elevarnos con el hechizo que usó en el desierto para cubrirme con su capa. Todos gritaron de emoción cuando estuvimos bastante alejados del suelo y es que la sensación de flotar es indescriptible. Yo también me maravillé al poder moverme como si de verdad volara y recorrimos toda la aldea unas tres veces. Luego de eso, los niños pidieron jugar a las escondidas y aunque quise escapar antes de que me asignaran la noble labor de ser la primera en ir a buscarlos, Popp maliciosamente tocó mi hombro y corrió a esconderse junto con los demás y para darles ventaja, usó una luz brillante que me cegó al menos un minuto. Resignada me puse a revisar cada rincón de la aldea. Algunos niños no encontraron un buen lugar y los hallé demasiado rápido. El susto que se llevaban cada que los encontraba me hizo reír y continué jugando hasta que di con casi todos. Únicamente faltaba Popp y la misteriosa niña, pero el estornudo de Eira los delató y los encontré escondidos debajo de un montículo de paja. El juego reinició, pero esta vez Popp era quien tenía que buscarnos, aunque el muy tramposo usó una habilidad que supongo es como la de Merle y no tardó nada en descubrir nuestro escondite. Los niños tenían demasiada energía y quisieron seguir jugando. Yo pedí un receso y me fui a sentar en uno de los escalones de la casa de Nina. Desde ahí observé a Popp usar su magia para crear imágenes sólidas de ponis, que los niños montaron enseguida. Verlos reír me alegraba, pero más lo hacía ver la sonrisa de mi amigo y es que tenía tanto tiempo de fingirla, que me conmovió sobre manera que estuviera feliz.

«Tiene el alma de un niño, pero también los cuida mucho, así que me imagino que será un gran padre en el futuro», de pronto mi consciencia expresó esas tonterías y me ruboricé.

–Popp es muy tierno, ¿verdad? –la niña misteriosa se sentó a mi lado y habló sin apartar su mirada de mi amigo – tiene una pena muy grande en su corazón y aun así no demuestra su dolor, nunca conocí a un humano como él.

–No hablas como una niña y además ya van dos veces que dices "humano" para referirte a alguien. ¿Acaso no eres como nosotros?

–Ya te dijimos que estuve secuestrada varios meses por un monstruo que quería matarme, solamente porque sintió un aura mágica que no era la mía, ¿acaso crees que es raro que los llame "humanos," después de no convivir con uno durante todo ese tiempo?

–Dicho de esa manera tiene bastante lógica –tenía que aceptar que era una posibilidad y me recriminé por ser demasiado paranoica.

Después de eso nos quedamos en silencio. Eira miraba a Popp con admiración y aunque no debería darle importancia a que una niña le dedique tanta atención a mi amigo, no pude evitar sentirme incómoda al ser consciente del interés que despierta incluso en las pequeñas. 

Popp la llamó para que se uniera al grupo de niños y ella corrió contenta hacia sus brazos. Él la cargó como si fuera una princesa y elevó a los niños porque les había gustado volar y querían dar otra vuelta por la aldea. Todos gritaban emocionados y la pequeña reía divertida cuando mi amigo giraba como si estuvieran bailando.

–"Esa niña tiene razón... es bastante tierno".

Las horas pasaban y nadie quería regresar a sus casas a pesar de que sus mamás los llamaron a comer. Popp tuvo que prometerles que en la noche les mostraría algo interesante y sólo así aceptaron retirarse. Increíblemente Eira quiso irse con Nina y le dijo a Popp que podía acompañarme a comer a mi casa. Por un momento pensé que él se negaría, (como últimamente lo hace cada vez que se trata de pasar tiempo conmigo), pero no fue así y juntos regresamos con mi madre.

–¡Lo siento! –mi mamá estaba apenada –salí a comprar algunas cosas que necesitaré para mañana y no me dio tiempo de cocinar.

–No se preocupe, señora. Yo conozco un platillo bastante rápido que puedo preparar –Popp habló con orgullo.

Mi madre lo llevó a la cocina para mostrarle los utensilios y los pocos ingredientes que había, (al parecer no estaban los que necesitaba porque salió de la casa y volvió media hora después, cargando varias cosas).

Yo quise ayudarlo, pero me contestó que este sería su regalo de cumpleaños y me llevó a sentarme en la mesa con mi madre.

Se quitó los guantes y la capa para ponerse un delantal que encontró colgado en un mueble, (rosa, para su mala suerte).

Estuvo unos minutos evaluando todo lo que usaría y después se puso a partir las verduras, las frutas y la carne, con una velocidad asombrosa. En un cuenco mezcló algunas hierbas y esencias. En otro puso harina, huevo, mantequilla y vainilla, las cuales revolvió creando una masa que si no me equivoco es para un postre. Todo lo hacía bastante rápido y sin mancharse, (no como yo, que terminé llena de harina cuando le hice el postre que ni siquiera comió).

Un rico aroma se esparció por la casa y se me hizo agua la boca cuando nos sirvió una ensalada de carne bien surtida.

Mi madre cocina muy bien, pero esta comida tiene un sabor increíblemente delicioso y el aderezo que acompaña la ensalada está muy rico.

–Tienes un don para la cocina, Popp –mi madre lo alabó y sus mejillas se colorearon. Yo también quería decirle que me encantó la ensalada, pero me dio miedo que no le gustara mi comentario y preferí quedarme callada.

Los tres platicamos animadamente. La alegría de Popp parecía genuina cada que contaba una anécdota de su vida con sus padres o sobre cuando viajaba con el maestro Aván, (que siempre lo ponía a cocinar).

El tiempo se fue volando gracias a su plática amena y sin darnos cuenta ya era de noche. Mi madre iba a lavar los platos, pero Popp se ofreció a hacerlo y ella se retiró a descansar. Como él nos cocinó, decidí que lo justo era ayudarle.

Mientras guardaba los platos que había secado, descubrí una caja de cartón escondida detrás de las ollas, (seguramente es el postre que hizo junto con la ensalada).

–¿Qué es esto? –le mostré la caja y rápidamente me la quitó de las manos.

–Es tu otro regalo, pero primero vamos a dejar todo limpio y luego nos sentamos afuera para que lo disfrutes.

No era el mejor plan y menos para alguien tan poco paciente como yo, pero hice lo que dijo y al terminar de ordenar todo, salimos a sentarnos en el escalón de la entrada de mi casa.

Al ver el pastel hermosamente decorado con un corazón hecho de fresas, no pude evitar recordar el postre que le hice con mucho esfuerzo y que rechazó de la peor manera.

Popp no se dio cuenta de mi cambio de humor porque estaba más entretenido cortando un trozo grande de pastel.

–Espero que no me haya confundido con la sal y la azúcar como me sucedió con el que una vez le preparé al maestro Aván –me ofreció el trozo en una cuchara y estuve tentada a hacerle la misma grosería que él me hizo, pero tenía curiosidad de saber si es mejor que yo al preparar postres y le di una gran mordida.

En cuanto mi paladar percibió el sabor, quedé encantada con ese delicioso pastel y me puse a devorar el resto con mucho placer.

–¿Te gustó? –preguntó nervioso.

–No –me miró avergonzado –en realidad me encantó –le sonreí amablemente para tranquilizarlo, pero cuando me devolvió la sonrisa, pensé que se veía muy guapo demostrando su alegría, y mis mejillas volvieron a enrojecerse.

–Tu mentira no habría durado mucho –con uno de sus dedos quitó una borona de pastel cerca de mis labios.

Su toque aceleró mi corazón y no pude evitar dirigir mi mirada hacia su boca, "¿cómo se sentirán sus labios unidos a los míos?".

Tanto su boca, como su presencia, estaban llamando a mi cuerpo como un imán, y lentamente me fui acercando a él.

Su calor me indicaba que no faltaban muchos centímetros para terminar con el espacio entre los dos. Posé mis manos en su pecho para impulsarme y alcanzar su cara, (que se mantenía impasible a pesar de mi atrevimiento). Mi corazón latía demasiado fuerte y cuando sentí su respiración, cerré los ojos esperando que entendiera lo que deseaba, pero en el momento en que mis labios iban a rozar los suyos, sujetó mis brazos y me obligó a alejarme.

–¡Hola, niños! –se levantó para ir con los pequeños con los que jugamos en la tarde –¿están listos para ver algo realmente hermoso?

Todos gritaron que sí y algunos se colgaron de sus brazos mientras caminaban hacia un claro de la aldea.

Yo no pude moverme. La decepción y la vergüenza eran demasiado grandes y las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.

«¿Qué esperabas?, él le dijo a Merle que ya no puede verte más que como a una hermana. Deberías agradecerle que no se aprovechara de tu debilidad y desperdiciar tu primer beso en una persona que ya no te quiere»

Quizás sea cierto. Popp conoce mis sentimientos por Hyunckel y además, en su corazón y pensamientos, solamente existe Dai.

Aun entendiendo que me rechazó por mi bien, mi corazón no dejaba de doler y estaba a punto de ponerme a llorar, pero Popp vino corriendo y sostuvo mis brazos para ayudarme a levantarme.

–¡Ven!, este es otro regalo que quiero darte –me abrazó de la cintura y nos elevó con su magia –lamento no poder dártelo a solas, pero los niños no se irían a sus casas si no les prometía que serían parte de esto.

Al llegar al claro me bajó delicadamente y sin soltar mi mano me condujo en medio de los niños.

Su aura mágica empezó a rodearlo y de sus manos salieron varias luces de colores que lanzó al cielo y se dispersaron para finalmente explotar cuando él dio la orden.

Varias figuras se formaron con las luces; unicornios, sirenas, águilas, otros animales y monstruos muy hermosos que no había visto antes, Hyunckel, Crocodine, el maestro Aván, Leona, Him, Larhart, mi madre, el tío Matriv, Chiu, mi maestro Brokina, y todos a los que hemos conocido a lo largo de nuestra aventura con Dai, (que también apareció junto a Popp chocando sus puños).

La decepción de lo que pasó antes, se fue esfumando conforme aparecían las figuras.

Los niños gritaban emocionados y saltaban para que Popp los elevara y de esa manera poder verlas de cerca, (él lo hizo con todos sin importar que se lo pidieran muchas veces).

Por último, me extendió los brazos en una clara invitación para que me dejara llevar hacia ese cielo cubierto por las imágenes de las personas más importantes para mí.

–Este regalo es un adelanto de una sorpresa mejor que tendrás mañana.

–Dudo que haya una sorpresa mejor que esta –quería ser sincera a pesar de que aún estaba dolida.

–Siempre hay algo mejor –la agradable sensación de estar flotando en el cielo, combinada con el calor de su cuerpo, hicieron latir mi corazón de una manera que nunca había experimentado.

Sé que no debo obligarlo a hacer cosas que no quiere, pero necesitaba hacer de este momento uno de los más hermosos de mi vida, por eso me arriesgué a abrazarlo y por fortuna no me rechazó.

Desde lo alto del cielo, pude ver que ya no solamente estaban los niños, sino también los adultos, mi madre, Merle y Eira.

Todos nos miraban, pero no sentí vergüenza de ser el centro de atención y eso se debía a la tranquilidad que la presencia de mi amigo me transmitía a través de su cálida aura.

Las luces que irradiaban las figuras se estaban diluyendo y supe que este instante se terminaría, pero antes lo abracé fuerte y aspiré su aroma porque más tarde lo tendría que ver partir.

Lentamente descendimos al suelo y pasó lo que temía; me soltó para ir con los niños a entregarles unas bolsas de dulces que seguramente compró cuando salió por los ingredientes de la ensalada.

Poco a poco, la gente se retiró a sus casas, (mi madre, Merle y Eira también), dejándonos solos en el claro.

–Ya es muy noche y debes descansar –Popp volvió a tomarme de la mano para acompañarme de regreso a mi casa.

–¿Es necesario que te vayas a tu aldea? –sabía que no, porque una vez abandonó a sus padres para irse con el maestro Aván.

–En casa dejé una pintura de la montaña donde vive Eira... Es importante que la lleve lo más pronto posible a ese lugar antes de que salga el sol.

–¿Te irás con ella? –le pregunté molesta.

–Es más fácil si nos vamos juntos. Las montañas también son muy similares y me costará un poco hallar la suya... Si viene conmigo, no perderé tiempo en regresar a preguntarle si es, o no es, el lugar donde vive.

–Tengo una idea –me detuve para que me mirara a la cara –iré con ustedes para ayudarlos a buscar su hogar más rápido.

–Tú tienes quedarte porque mañana es un día muy especial y debes estar tranquila para que disfrutes de la fiesta que tu madre te está preparando. Además, van a venir nuestros amigos y me imagino que quieres saber lo que han estado haciendo desde que dejamos de vernos.

–¿Vendrán todos? –él asintió –pero tú regresarás a tiempo para acompañarme en la fiesta, ¿verdad?

–¡Claro que sí!, quiero ser uno de los primeros en darte tu abrazo.

–Siendo así, no abrazaré a nadie hasta que vengas.

–No llegues a los extremos –se río ante mi ocurrencia –no sería justo para los demás que les niegues un abrazo.

Llegamos a mi casa y me fue muy difícil soltarlo.

–Nos vemos mañana –me dijo antes de ser él quien separara nuestras manos.

Se echó a correr y desde la distancia volvió a despedirse.

Yo me quedé observándolo hasta que desapareció y lo hice incluso varios minutos después de haberse ido.

"¡Por favor, no olvides tu promesa!"

Dormir después de que me diera tan hermosos regalos, no fue sencillo. Aún podía sentir la calidez de su cuerpo y mi corazón continuó latiendo acelerado conforme las imágenes de este día se volvieron a recrear en mi mente.

En la mañana me levanté temprano para comprobar con Merle que Eira se hubiera ido con Popp, y desafortunadamente así fue.

Intenté por todos los medios de no pensar que estaban juntos y me concentré en la fiesta que se avecinaba.

El primer regalo del día me lo dio mi madre. Se trataba de un hermoso vestido rosa pálido sin mangas, con adornos de esmeraldas alrededor del escote, (nada revelador). Merle me regaló unas zapatillas que iban a juego con el vestido, y la mamá de Nina me hizo un elaborado peinado en forma de chongo, que sujetó con cintas blancas.

"¿Qué me dirá Popp cuando me vea así?"

Mis amigos empezaron a llegar antes del mediodía; Chiu fue de los primeros junto con sus subordinados, (Crocodine, Him, y los demás monstruos que lo siguen), el maestro Aván vino con la reina Flora, mi maestro Brokina se apareció con su disfraz, el tío Matriv llegó con el grupo de héroes falsos que conocimos en el reino de Romos, Nova y Lon Beruk, me dieron un prendedor con símbolos extraños, y por último llegaron Leona, Hyunckel, Larhart y la señorita Amy.

Mi madre había preparado un gran banquete en el patio detrás de nuestra casa y nos sentamos a comer mientras contábamos las cosas que hemos hecho.

Verlos a todos tan animados debió alegrarme, pero había algo que no me dejaba disfrutar mi cumpleaños.

–¿No te gusta la fiesta? –Hyunckel me preguntó muy bajito para que nadie más escuchara.

–Sí me gusta, sólo que estoy un poco preocupada por Popp. Hace dos días encontramos a una niña muy misteriosa que se obsesionó con él y le pidió que la llevara a donde vive... Se fueron desde anoche y prometió que vendría temprano, pero ya es muy tarde y no llega.

–Popp es demasiado poderoso e inteligente, así que dudo que caiga fácilmente en una trampa, si es lo que estás pensando.

–Es que la niña es muy bonita y ese pervertido incluso la comparó con una diosa –estrujé el mantel ante ese recuerdo.

–¿Te encelas de una niña? –Hyunckel nunca hace bromas y esta no era la excepción, por eso me di cuenta de que le molestó lo que dije.

–¡No!, pero es muy extraña y no quisiera que se aprovechen de su servilismo.

–Tienes que confiar más en él. De todos los que estamos aquí, tú eres las única que sigue pensando que necesita ayuda, cuando la realidad es que sin Popp, Dai nunca hubiera podido derrotar a Vearn. Eso debería demostrarte que es más fuerte que cualquiera de nosotros.

–Confío en él, pero hay algo que no me permite estar tranquila cuando no lo veo.

–Entonces creo que el problema va más allá de una simple preocupación de compañera de batallas.

–¿A qué te refieres?

–Eso debes descubrirlo tú misma.

Hyunckel ya no volvió a decir nada después de eso y yo tampoco tuve ganas de conversar, únicamente me dediqué a escuchar los relatos de mis amigos.

La luz del sol desapareció a pesar de que rogué muchas veces que se mantuviera brillando un poco más, sin embargo, no tuve suerte y en su lugar la oscuridad de la noche cubrió el cielo.

Finalmente llegó el momento que no quería y todos se levantaron para acercarse a darme un abrazo.

–¿Por qué no lo dejamos para cuando se termine la fiesta?, además, aún falta que bailen –les sugerí para conseguir más tiempo.

–No se me da para nada ese tipo de cosas –Larhart fue el primero en excusarse –aunque conozco una costumbre humana que involucra a la festejada cuando se trata del baile. En este caso, tú debes iniciarlo y Hyunckel es el más adecuado para ser tu pareja.

El susodicho le dedicó una mirada seria y al observar a los demás noté que estaban igual.

No es que no tuviera ganas de bailar con Hyunckel, (era una buena oportunidad de descubrir qué siento al compartir un momento especial con él), pero bailar es casi lo mismo que abrazarnos y Popp dijo que quería ser uno de los primeros en darme mi abrazo de cumpleaños.

–¿Me concedes este baile? –Hyunckel extendió su mano y al ver su rostro iluminado por una sonrisa nada común en él, no tuve el valor de negarme.

–¡Por supuesto! –mi voz no se escuchó muy convencida, pero afortunadamente no se dio cuenta.

Tomados de la mano nos dirigimos al centro del patio que estaba más parejo. El maestro Aván, con ayuda del tío Matriv, recrearon con su magia, una melodía tranquila y armoniosa.

Hyunckel me rodeo la cintura con un brazo y yo coloqué una de mis manos en su hombro, (la otra la mantuve sujeta a la de él).

Los dos nos miramos y empezamos a movernos tratando de imitar el ritmo de la melodía.

Sus ojos antes tristes, estaban brillando como nunca y me alegré por él. Jamás he podido soportar la tristeza en ninguno de mis amigos y Hyunckel es el que más ha sufrido, por eso quiero verlo feliz.

«Pero eso no puede llamarse amor», de pronto me vi en un plano oscuro y una voz diferente a la de mi consciencia fue la que dijo eso, aunque su tono amable me ayudó a no temer.

"Tal vez, pero con Hyunckel nunca siento enojo, decepción o abandono, como con Popp".

«Entonces le tienes miedo a sufrir, pero niña, el amor verdadero es una mezcla de felicidad, pasión, angustia y dolor, si escapas de él, lo que tendrás es una vida tranquila, pero tan vacía que será lo mismo que estar muerta»

"Sé que si me esfuerzo, podré ser feliz con Hyunckel... él lo merece más que nadie por todo el dolor que ha soportado".

«No hay nadie en el mundo que no haya sufrido, la diferencia es la manera en la que enfrentamos el dolor. Unos se dejan caer y lo peor es que no se atormentan solos, también atormentan a quienes los rodean con su depresión... Quieres ser su salvadora, pero ¿quién te salvará a ti?»

"Yo estaré bien. Quiero mucho a Hyunckel y confió que a su lado aprenderé lo que es el amor porque siempre me he sentido atraída hacia él".

«¿Te atrae como hombre, o te atrae su dolor?... tocas su cuerpo como una sanadora toca a su paciente, pero te pones nerviosa con el simple roce de los dedos de tu amigo»

"Yo no..."

«Tu obstinación destruirá tu futuro... la segunda prueba se acerca, no me hagas perder»

–¡Maam! –la voz de Hyunckel sonaba preocupada –¡Maam, despierta, por favor!

Abrí los ojos y me encontré acostada en el sillón de mi casa. Hyunckel estaba a mi lado, al igual que mi madre, el maestro Aván y Chiu.

–¿Qué... qué me paso? –me senté y tuve que poner mi mano en mi cabeza por un fuerte dolor.

–Perdiste el conocimiento poco después de que empezaron a bailar –respondió el maestro Aván.

–¿Podrían permitirme un momento con mi hija?

Todos asintieron y Hyunckel besó mi mano antes de retirarse.

Su beso fue cálido y me estremeció, pero lo que pasó dentro de mi mente me hizo preguntarme si fue por atracción, o por incomodidad.

–Me gustaría que me tuvieras más confianza –mi madre se sentó a mi lado y me abrazó –cuando te revisé, me di cuenta de que debiste estar muy alterada y por eso tu cuerpo no resistió tanta presión... Me puedes decir ¿qué te está pasando?, tú siempre has sido muy fuerte, pero últimamente te veo decaída y me preocupas.

–No es nada, mamá –le contesté sin mirarla.

–Está bien, no voy a insistirte... Lo mejor es que descanses. Tus amigos ya se fueron y aquí solamente se van a quedar Hyunckel y su amigo.

–¿En dónde se van a quedar? –ante esa información sí la miré, porque la última esperanza de que mi amigo me demuestre que le importo más que cualquiera, desaparecerá con su respuesta.

–En el cuarto de visitas de nuestra casa –contestó intrigada por mi exceso de interés –bueno, te dejo porque voy a terminar de recoger lo que faltó. Tus amigos me ayudaron con lo de afuera, pero quedó lo de la cocina... No se te ocurra querer hacerlo tú. Prefiero que descanses –besó mi frente y luego se fue.

Al quedarme sola, me levanté y me acerqué a la puerta. Aún estaba mareada, pero necesitaba comprobar algo o no estaría tranquila.

–Popp no vino –giré sorprendida en dirección de la voz de Hyunckel y lo encontré parado en el marco de la recámara, mirándome con tristeza –su nombre fue lo último que dijiste antes de desmayarte.

–Hyunckel, yo... –quería disculparme por haber arruinado la celebración, pero él levantó la mano para detenerme.

–No te sientas mal conmigo. Es entendible lo que sucedió. Popp te preocupa y de haber llegado, seguiría pensando que exagerabas, pero es muy extraño que no viniera a tu cumpleaños, queriéndote como te quiere, por eso me gustaría proponerte que mañana vayamos a buscarlo, ¿estás de acuerdo?

–¡Sí!, ¡muchas gracias, Hyunckel! –me conmovió su ofrecimiento y me acerqué a darle un abrazo –pero ¿por qué no partimos de una vez?, si nos tardamos, no me quiero imaginar lo que podrían hacerle... Merle puede ayudarnos a encontrarlo.

–Es muy noche y aunque esa joven logre guiarnos a él, ni Larhart, ni yo, usamos magia que nos teletransporte hacia el lugar donde está. Los que pueden se fueron hace rato y no hay manera de contactarlos.

–Tienes razón –lo solté para abrazarme a mí misma.

–¡Tranquila!, mañana temprano iremos a buscarlo hasta por debajo de las piedras.

Moví la cabeza para aceptar sus palabras y me retiré a mi cuarto no muy convencida de que ese plan sea lo mejor.

La noche anterior no pude dormir por la felicidad que sentí por todas las cosas hermosas que Popp preparó para mí, y esta noche tampoco lo haría, pero por la angustia de no saber si está bien.

Fui testigo de la salida del sol por culpa de insomnio y de inmediato me puse mi ropa de viaje. Hyunckel ya me esperaba junto con Larhart, pero al abrir la puerta me encontré con Popp viniendo hacia mi casa junto a Merle. Estaba como sin nada y mi preocupación fue reemplazada por una gran ira.

–¡Hola! –alzó la mano para saludarnos –Maam, siento mucho no haber llegado a tu cumpleaños, pero Eira me invitó a conocer su montaña y como el tiempo pasa más lento en ese lugar, no me di cuenta de que ya era otro día.

–Pues debiste venir inmediatamente después de dejar a esa niña –Hyunckel le contestó enojado –Maam es tu mejor amiga y le arruinaste su cumpleaños porque estaba preocupada por ti.

–Ya dije que lo siento –sonrió y se rascó la cabeza –quizás no logré venir a la fiesta, pero esto que les voy a mostrar hará muy feliz a Maam –de sus ropas sacó un rollo antiguo que al descubrirlo mostró un mapa –esto nos servirá para encontrar portales del inframundo.

–¿Portales del inframundo? –estaba molesta, pero esa información me interesó.

–En la montaña donde vive Eira, hay una cueva en la que sus ancestros escondieron tesoros del cielo, la tierra y el inframundo. Aún no estoy seguro de que mi presentimiento sea real, pero he tenido la corazonada de que algo sucedió en la explosión, que hizo que Dai cayera en el inframundo, y si logramos encontrar un portal abierto, es posible que encontremos a mi amigo –dijo emocionado.

–Si el portal estuviera abierto, habría cientos de demonios y monstruos atacándonos –analizó Hyunckel –aunque tu teoría no es descabellada si recordamos que KillVearn o Piroro, se teletransportó a alguna parte, y lo más seguro es que se fue al inframundo.

–¡Exacto!, y lo más recomendable es que busquemos los portales entre nuestros dos grupos –invocó su aura mágica y el mapa se duplicó –te doy la copia, en rojo están los lugares que les toca explorar ustedes y en azul los que nos corresponde a nosotros. Ahora si me disculpan, me voy para no perder tiempo –corrió hacia Merle para cargarla.

–¡Oye! –le grité –¿te olvidas que soy la tercera en tu grupo? –también corrí para alcanzarlo.

–¡Ah sí, perdón! –tuvo que bajar a Merle para que pudiera sujetarme a él –¡Nos vemos Hyunckel!

Miré hacia mi amigo y me sentí mal por haberlo olvidado en cuanto este tonto apareció, pero ya no pude despedirme porque el hechizo de Ruura se había activado.

Un aire frío golpeó mi cara y al mirar el lugar donde estábamos, me di cuenta de que esto sería peor que el desierto, pues se trataba de la tundra.

A pesar de las terribles condiciones climáticas, Popp se notaba muy contento y no pude evitar sentir envidia por todo el cariño que le profesa a Dai.

Continuará...

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Hola de nuevo!

Espero que la lectura no esté siendo demasiado pesada, pero si lo es, por favor indíquenmelo para tratar de agilizar las cosas. Los errores sólo pueden corregirse, si sabemos en dónde estamos fallando.

Como siempre, les agradezco a Estefania, y a Elizabeth Palomi, por sus comentarios. Hay otra lectora que amablemente me deja su opinión por mensaje directo y es debido al apoyo constante de ellas, que esta historia continúa.

Recuerden; sugerencias, correcciones, críticas constructivas, etc., son bien recibidas.

¡¡Hasta otro capítulo!!

P. D. Elizabeth, espero que el que tuvieras que leer dos veces, no sea porque revolví demasiado los acontecimientos. Si te das cuenta, aquí se presenta otro personaje que, aunque no ha aparecido propiamente en los dos anteriores, sí se mencionó en el último. Para el siguiente, Popp dará su punto de vista y quedará más claro quién es.

Muchas gracias por tu tiempo de comentar. 

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