EMOCIONES HUMANAS P2
Nota
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
PVO POPP
En la noche no pude dormir a causa de mis estupideces y para distraerme se me ocurrió viajar a mi plano astral.
Apenas acababa de sentarme bajo uno de los árboles recreados del bosque oscuro, cuando frente a mí apareció una de las personas más importantes de mi vida.
-¡Skadi! -me levanté como rayo y corrí para abrazarla, pero traspasé su cuerpo.
-Aún no aprendes que en el plano astral sólo vienen las almas y por ahora no quise darle solidez a la mía -me respondió con una sonrisa.
-¿Cómo es que estás aquí si se supone que los dioses te sumieron en un profundo sueño? -pregunté con ansiedad.
-¿Acaso piensas que tu maestra de magia astral no tiene suficiente conocimiento de este poder? -cruzó sus brazos al tiempo en que su alma adoptaba solidez -niño, todavía desconoces las ventajas que te da utilizar poderes astrales.
-¿Eres capaz de mantener tu consciencia a pesar del hechizo de los dioses?
-Sí, aunque no puedo estar fuera de mi cuerpo mucho tiempo -se sentó en el lugar en el que yo estaba antes y señaló con su mano el espacio a su lado -te busqué porque me he dado cuenta de las estupideces que estás haciendo.
-¿Cuáles estupideces? -me senté junto a ella y la observé expectante.
-Esa jovencita no parece estar fingiendo su amor, pero tú sí lo haces -su mirada me indicó que estaba molesta.
-¡Cómo puedes decir que estoy fingiendo!, conoces mejor que nadie mis sentimientos hacia Maam -mi voz reflejaba sinceridad, aun así, desvié la mirada de la suya.
-Con esto que voy a contarte, tal vez empieces a darte cuenta de que no es bueno que continúes engañando a esa niña -alzó su cara para mirar el cielo azul que me había quedado perfecto.-Cuando los dioses me hechizaron para que durmiera cien años, olvidaron que de esa forma vuelvo a soñar, y los sueños contienen los recuerdos de nuestras vidas. Gracias a eso recuperé un recuerdo muy importante y decidí venir a contártelo porque a pesar de que ya has decidido aliarte con la traidora, antes debes estar seguro de que encaminaste bien tus suposiciones... Si te llegaras a equivocar, podrías estarle dando la ventaja de ganar, así que escucha atentamente.
"Mil años antes del nacimiento del reino de Alkid, existió un soberano cruel, que gustaba de mancillar jovencitas y luego de torturarlas, las ponía dentro de un coliseo para que lucharan contra monstruos hambrientos, que de un solo zarpazo desmembraban sus cuerpos. Una joven esclava de no más de quince años que había sobrevivido debido a su gran altura y su habilidad en el combate, presenció la lucha de una hechicera que también consiguió vivir gracias al enorme poder que poseía. Supo después que aquella mujer fue bendecida por el dios de los humanos con una magia casi celestial. Es desconocido el motivo por el que el dios decidió otorgarle un don tan importante a un ser frágil, si para ese entonces ya tenían a la mejor creación protectora en la figura del Caballero del Dragón. La única cosa que sabía la hechicera fue que tenía que pasar tres pruebas impuestas por los dioses celestiales, pero al estar enfrentándolas, la capturó el soberano humano porque esos mismos dioses le entregaron un collar que inhibía su poder mágico. Varias veces estuvo a punto de morir, pero apareció una luz de esperanza dentro de ese mundo cruel. Un soldado de la guardia del soberano quedó prendado de la belleza de la hechicera e hizo hasta lo imposible por mantenerla a salvo. Durante su cautiverio la visitaba día y noche. Su trato amable fue conquistando el corazón de la mujer y el amor mutuo de ambos fue tan grande, que decidieron intentar escapar tanto de la esclavitud del soberano, como de las pruebas de los dioses. La jovencita con la que compartía ese infierno no tenía a nadie que la amara y se sentía tan sucia, que se ofreció a darles una oportunidad de vivir su amor libremente. Para eso, le dijo al soberano que enfrentaría una horda de monstruos ella sola. El hombre aceptó porque sería un espectáculo divertido para su pueblo y mientras la jovencita era despedazada, los amantes aprovecharon la distracción de los guardias para robarles la llave del collar, y una vez libre, la hechicera usó su magia para huir con su amado hacia una dimensión diferente, pero su error fue creer que el amor de su pareja sería suficiente como para aceptar al pequeño que llevaba en su vientre y que seguramente no era suyo, si no de uno de los monstruos que la tomaron a la fuerza y que tenía una mezcla de sangre de demonio. Fue en ese momento que se le reveló que la última prueba también era para su enamorado. Lo único que le pidieron los dioses, fue que demostrara su valor a través del amor verdadero que decía sentir por ella, sacrificando su alma al absorber el aura maligna del bebé y así purificar a su amada, pero el soldado se negó porque jamás aceptaría morir por un engendro de demonio y la dejó sola. Abandonada y humillada por aquél que juró amarla por la eternidad, pidió perdón a los dioses celestiales y estos aceptaron llevarla de regreso a Celestia, aunque esta vez como esclava. Colocaron en sus manos y pies, unos brazaletes para seguir controlando sus poderes. La tristeza que dejó la traición de su amor comenzó a contaminar su alma pura. Los dioses celestiales podían sentir la infinita magia que el dios de los humanos le había otorgado y querían mantenerla de su lado porque era una creación a la que podían sacarle provecho, pero la soledad en la que viven los seres divinos no ayudaba a disipar su melancolía. De continuar así, se habría desatado una guerra entre la hechicera y el caballero del Dragón y los mundos estarían en riesgo porque ella fue capaz de aprender a manejar el tiempo a su antojo. Como una compensación por el error de crear una humana con la magia de los seres divinos, el dios de los humanos les regaló dos creaciones más para hacerle frente a la primera, en caso de necesitarlo. La triada que se formó, logró menguar el aura maligna de la hechicera y junto a su nuevo estatus, le fue posible trasladarle sus poderes a su bebé, pero es bien sabido que las emociones malignas, mejor conocidas como maldad, es lo que nace del dolor y unos siglos más tarde, la ahora diosa traicionó al dios de los humanos cuando el suyo fue insoportable. Su odio la llevó a aliarse a un dios demonio de otra dimensión y mezcló su esencia con la de él, dándole al cuerpo de su bebé la resistencia demoniaca necesaria en caso de que los dioses celestiales quisieran destruirla. Si hubiera aceptado su destino, quizás se habría convertido en la esposa del dios demonio y habría reinado esa dimensión, pero en su corazón aun existía un poco de amor hacia el soldado que la traicionó. En su deseo por verlo y mostrarle que el bebé en realidad sí era suyo, se arriesgó a dar a luz en su antiguo mundo, sin embargo, los dioses no dan vida con sus cuerpos, por lo que tuvo que crear unos brazaletes especiales del reino demoniaco para contrarrestar el poder de los brazaletes divinos. De esa manera consiguió ser humana por unas horas y fue tan feliz al sostener a su pequeña en sus brazos que pensó en tener una vida normal al lado del soldado y su hija, pero él nuevamente la rechazó y destruyó sus emociones humanas, al confesarle que todas sus promesas de amor fueron mentira, pues los dioses le pidieron engañarla para que les demostrara la fuerza de su corazón. Sin alguna esperanza en su alma, aniquiló con sus manos al amor de su vida y con eso, su corazón puro se consumió en la oscuridad. Los dioses celestiales sabían que habían perdido a una de las tres diosas protectoras, la cual se transformó en un demonio que sería incontenible si envenenaba el alma de su bebé, por eso se apresuraron a quitársela aprovechando que seguía débil por el alumbramiento. Lo que ellos ignoraban es que con ese último golpe, la antigua diosa decidió ofrecer completamente su lealtad al dios demonio, el cual usó su esencia maligna para equipararla en poder a la mejor creación de los dioses. En la nueva era, el Caballero del Dragón está destinado enfrentarse a muerte con la traidora, pero en la batalla final, ella tendrá ventaja si consigue a un verdugo al que nadie será capaz de destruir".
Skadi guardó silencio una vez que terminó su relato y supuse que lo hizo para darme tiempo de analizarlo.
Esta historia es la pieza que faltaba para comprender a Koré.
Si antes pensaba que tenía que ayudarla, con esto es imprescindible hacerla ganar.
-Como te habrás dado cuenta, la historia que acabo de contarte es la verdadera y la leyenda que te llevó a buscarnos, es una mala interpretación que le dieron los humanos, por eso no debes permitir que la traidora gane la apuesta -continué en silencio y Skadi sostuvo mi mentón para obligarme a mirarla -¿entiendes lo que te he dicho?
-Lo único que entiendo es el odio que le tienes a los humanos y a los monstruos -tomé su mano entre las mías -¡perdónanos Skadi!
-No te conté la historia para que me compadecieras. Tampoco tienes que pedir perdón a nombre de nadie. Tú no eres culpable y no aceptaré que hagas de mi desgracia algo propio.
-Pero Skadi...
-¡Olvida lo mío y mejor sigue analizando el relato!, tal vez encuentres las respuestas que necesitas para derrotar a la traidora.
-¡No voy a retractarme! -pronuncié completamente seguro.
-¿Qué no te das cuenta de que Koré intenta repetir su historia usando a tu amada? -colocó sus manos en mis hombros -los dioses no van a compadecerse de los tuyos si pierden por segunda vez las pruebas que les impusieron.
-Si Koré hubiera perdido las pruebas, la raza humana ya no existiría -Skadi me soltó ante esa afirmación -a la historia que me contaste le sigue faltando la parte más importante y sólo ella puede decirme cuál es la verdad.
-Si planeas preguntársela, sabrá que conoces su pasado y la pondrás sobre aviso. Actualmente esa traidora está buscando liberar a su "padre" de la dimensión en el que lo volvió a sellar Eira, e independientemente de si tu amada pasa la prueba o no, su verdadero objetivo es conseguir el poder maligno que se encuentra en su interior para romper el hechizo de mi hermana, por eso tienes que matarla -golpeó el suelo con toda su ira y lo cuarteó - si Eira y yo la hubiéramos aniquilado, aun sin el permiso de los dioses, todos ustedes estarían viviendo en paz.
-¡No lo habrías hecho!, es tu hermana de alma, y como la conociste antes de ser transformadas en diosas, me imagino que llegaste a apreciarla, por eso decidiste morir por ella... Eira nació varios siglos después, sin embargo, los años de convivencia crearon un lazo de hermandad que las unió también... Ese día en el volcán, Koré pudo matarlas aprovechando que conocía el futuro, pero les permitió sellar a su "padre" y las dejó escapar.
-Insistes en creer que tiene un propósito bondadoso, pero ese pensamiento será el culpable de tu derrota... Si Koré busca un verdugo, lo puede encontrar en tu amada.
-Koré por sí misma es poderosa, ¿por qué es indispensable que tenga un verdugo?
-Porque si esa jovencita se deja dominar por el aura maligna, ninguno de ustedes sería capaz de lastimarla. Tampoco el pequeño Dai se atrevería, y él es el único que puede destruir a Koré.
-Puede ser. En la visión que me mostró, Maam está atacando a Dai y a Hyunckel con una furia incontrolable y ella los... -el recuerdo de lo que vi me volvió a llenar de temor a que eso suceda.
-Y esa es la razón que te obligó a separarla momentáneamente del que piensas que es el amor de su vida.
-Sí -apreté mis puños ante la impotencia -la maldad de su interior se libera debido a que mató a su más grande amor, por eso necesito cambiar ese destino.
-Te dije que esa niña no está fingiendo sentir amor por ti, ¿por qué no lo entiendes? -preguntó desesperada -estoy hablando contigo, pero parece que no me estás escuchando -colocó una mano en mi pecho -estás reduciendo tus emociones humanas y lo haces a propósito -me miró furiosa -¿por qué?
-"Para ganar, a veces tienes qué perder" -el rostro de Skadi mostró desconcierto -Koré quiere un aliado y un verdugo. Quizás podrías pensar que significan lo mismo, sin embargo, presiento que no lo son, pero ella los necesita por una razón que va más allá de la apuesta que hizo con los dioses.
-¿Entonces pretendes dárselos tú mismo? -su enojo estaba creciendo conforme iba develando el plan completo -si el verdugo se une a la traidora, la vida de tus amigos estará en grave riesgo.
"Es lo que tiene que pasar, Skadi", pronuncié en mi mente, "El aura que desprende Koré es la que me hace estar de su lado. Además, esa historia me ayudó a terminar de comprenderla, pero tienes un punto y aunque sé que lo mejor para todos es que esa mujer gane, necesito evitar que Dai y mis amigos mueran a manos del verdugo".
-Ustedes dijeron que la magia astral es capaz de dar ventaja a cualquiera de los dos bandos, ¿no es así? -le pregunté luego de un rato de meditar unos cambios a mi plan.
-Así es, ¿por qué lo mencionas?
-Eira me enseñó el lenguaje celestial y puedo imbuir aditamentos que sirvan como protectores, pero también necesito crear armas astrales para los que no pueden usar esa magia.
-¿Quieres crear armas para tus amigos?, ¿para qué? -su confusión creció.
-Algún día las van a necesitar para aniquilar al verdugo.
-¡Insistes en eso!... si esa niña que adoras resulta ser el verdugo, estarías aceptando que la maten si les das esa ventaja.
-Ese verdugo es el mayor obstáculo para que Dai logre vencer y nuestro mundo es más importante que cualquier cosa -la miré sin una gota de arrepentimiento en mis palabras.
-¿La sacrificarás, aunque la amas? -me empujó hacia el árbol y su mirada cambió a una de decepción.
-Quien se convierta en verdugo no merecerá otra cosa que la muerte por la traición a sus amigos y a su amor.
-¿Ni siquiera lo reconsiderarás porque es la persona que más amas en el mundo?
-Es un ser que nacerá de la traición, Skadi... no merece nada más que la destrucción -aun con su enorme fuerza, logré soltarme gracias a que mi magia astral está haciéndose más poderosa.
-¡No puedes estar hablando en serio! -negó con la cabeza y se levantó para irse.
-¡Espera! -sujeté su mano para evitarlo -¡por favor, Skadi!, ¡confía en mí!
-¿Cómo puedo confiar en una persona que ya no tiene sentimientos humanos?... ¿no te das cuenta de que has dejado de pensar en el dolor que le causas a los que amas? -la solté porque me afectaron sus palabras.
-Pensar en su dolor es lo que me hace tomar estas decisiones -me erguí para que viera que no miento -en este momento no ves que es necesario que las cosas se desarrollen así, pero llegará el día en que entenderás que todo lo que hice fue por el bienestar de nuestro mundo.
-"Nuestro mundo" -se rio con falsedad -decir que lo haces por los que amas me habría convencido, pero ser práctico en vez de sentimental, es lo que me demuestra que tu corazón ya casi no es humano -me miró unos largos y desesperantes minutos -¡está bien!, te enseñaré lo que me pediste. Después de todo, mi obligación es obedecer a los dioses a pesar de no estar de acuerdo con ellos. Si le han dado permiso a Koré de hacer lo que se le venga en gana, estarán de acuerdo en que ayude a su aliado -su cuerpo empezó a difuminarse -cuando tengas los aditamentos que servirán como armas, pronuncia mi nombre y vendré enseguida.
Skadi desapareció dejándome con un pequeño malestar a causa de su acusación de que estoy dejando de sentir como un humano.
-Perder todas mis emociones humanas es fundamental para mi plan.
Eso lo dije al tiempo en que regresé mi alma a mi cuerpo real, pero al abrir los ojos, el rostro apacible de Maam consiguió que mi corazón latiera muy rápido.
-Cuando te aseguré que eres la única dueña de mi corazón, no estaba mintiendo -acaricié con cuidado su mejilla -me estoy obligando a desaparecer mis emociones, pero basta mirarte para que vuelvan a surgir -Maam se movió como si buscara un mayor contacto con mi mano y luego me abrazó haciendo que su cara quedara recargada en mi pecho -tengo que creer que estás pensando que soy Hyunckel -cerré los ojos con fuerza -ya no tengo mucho tiempo, y es indispensable que prepare todo antes de irnos a tu aldea. Ahí podré continuar con mi objetivo de eliminar estos sentimientos que no me sirven para ganarle a los dioses y a los demonios del infierno.
A la mañana siguiente, me dirigí a la montaña de Eira en lugar de irme a la tienda con mi padre. Para mi buena suerte pude entrar sin problemas y salí de ahí llevando conmigo lo que sobró del oricalco que usamos para elaborar los cetros que sellaron los portales.
-¿Ahora necesitas que forje brazaletes y una protección de cintura? -Nova casi gritó ante mi petición -cada que me pides algo, significa que tendremos más problemas y jamás te tomas la molestia de explicarnos nada.
-¡Has lo que te está pidiendo! -Lon Beruk tomó un gran trago a su bebida -ya se acabó la última reserva que tenía -sacó una moneda de oro y se la arrojó a Nova -¡ve por otra caja!... yo me encargo de tomar nota de cómo es que quiere lo que pidió.
Nova me dedicó una mirada retadora, pero obedeció a su maestro.
-Sé que a mí tampoco me vas a revelar el motivo por el que quieres esos brazaletes, pero ojalá pienses que un poco de información nos ayudaría a darle el poder que en realidad necesitas.
-El oricalco es un material que es capaz de resistir cantidades de magia a niveles infinitos y justamente necesito que resistan más que cualquiera de tus armas, y también requiero un sello.
-Los dioses son los únicos que poseen magia infinita, ya sean buenos o malvados. ¿Y qué clase de sello es el que se le tiene qué colocar?
-Uno que evite que aquél que los imbuyó, pueda destruirlos.
-¡O sea, tú mismo! -asentí -es raro que pidas esa cualidad, pero por la cara seria que tienes, dudo que me aclares tus motivos.
-Hay otra arma que quiero que hagan... más específicamente, usted.
-Ya no puedo forjar armas -me mostró sus manos vendadas.
-Yo puedo curarlas -me le acerqué para sujetar sus manos y liberé mi poder mágico -esto no me llevará mucho tiempo.
El daño de sus manos era demasiado y consumí mucha magia celestial.
"¿Cuántos años perderá mi alma?... uno, tres, cinco", suspiré resignado porque juntando las curaciones que le hago a mi mentor, ya perdí diez años más de vida.
-¡Listo!, ya puede quitarse las vendas -hablé animado porque me sentí útil al hacer algo bueno por otra persona.
-¡Increíble! -dijo emocionado -pensaba que tardaría cien años en recuperarme, pero me dejaste como nuevo -su rostro volvió a adquirir sus acostumbrados gestos serios -si te tomaste la molestia de curarme, seguramente es porque el arma que pedirás es muy importante.
-¡En efecto!, quiero un arma igual de poderosa que la de Dai y es para Nova. En la parte en la que suele colocar la joya, no le ponga nada. Cuando sea el momento de que se la entregue a su dueño, aparecerá por sí misma.
-¿Cuándo debo entregársela?
-No lo sé muy bien, pero sabrá que llegó el momento en cuanto aparezca al que todos llamarán "verdugo".
-Un arma igual de fuerte que la espada de Dai -puso un dedo en su barbilla -Nova no es como él... Un simple humano será incapaz de usar adecuadamente un arma con ese poder.
-¡Lo hará!, no se preocupe -le sonreí sinceramente -también quiero que consiga las armas de Hyunckel, Larhart y Crocodine. Ninguno debe saber para qué las quiere y menos que me las dará a mí.
-Eso sí va a ser difícil. Un guerrero jamás suelta su arma.
-Siendo así, entonces tendré que usar algunos trucos con ellos... bueno, yo me encargo de eso.
-Y supongo que tu última petición es que no le diga nada a nadie y tampoco lo puede saber mi discípulo, ¿verdad?
-¡Exactamente!, y para que no descubra nada, debe seguir fingiendo que sus manos están dañadas. La espada de Nova no será necesaria en un largo tiempo -me encaminé a la puerta -ya debo regresar a mis labores... ¡por favor, Lon Beruk!, trate de cuidar su consumo de alcohol. Si habla de más, tal vez Nova no diga nada por lealtad a usted, pero Merle podría descubrirlo y no quiero que ponga a los demás al tanto.
-Nova está intentando conquistar a esa joven y salen a pasear dos o tres veces por semana. Lo veo tan entusiasmado con ella, que no te prometo que conseguirá alejar de su mente lo que le pediste.
-También me haré cargo de ese asunto -suspiré resignado -¡Nova ya viene! -abrí la puerta -mejor me voy para no darle oportunidad de continuar insistiendo en conocer mis motivos.
Me teletransporté nuevamente a la montaña de Eira y en la cima llamé en mi mente a Koré.
-¿Qué quieres, hechicero? -apareció en su bruma oscura con una cara que reflejaba que se acababa de despertar -no había dormido en novecientos setenta y cinco años, y tú vienes y me sacas de mi agradable sueño.
-Es que necesito que pongas una especie de barrera que bloquee ondas mentales y visiones en una persona.
-Tengo sueño -talló sus ojos para reafirmar sus palabras -¡mejor hazlo tú! -puso sus manos al lado de mi cabeza y luego de que brillaron, apareció en mi mente la manera de crear ese hechizo -¡listo! -dio un gran bostezo y se estiró dejando al descubierto su cuerpo al abrirse su bata -¡eres raro!, notas mi desnudez, pero no percibo ninguna emoción que suelen tener los machos humanos cuando se excitan con una hembra.
-¿Y eso es importante para ti? -me crucé de brazos.
-Importante no, yo dije "raro" ... Eres muy joven y aunque tu cuerpo adoptó la edad de los adultos, tu alma debería seguir siendo la de un adolescente calenturiento, independientemente de los años que ha perdido.
-¡Vete a dormir!, tu somnolencia te hace menos inteligente -su conversación me estaba poniendo de malas.
-¡Ammmm! -bostezó más fuerte -creo que te haré caso. Sólo te doy un consejo. No sería bueno que pierdas emociones humanas con la prueba tan cerca, por eso me preocupé, pero se me están cerrando los ojos y quizás estoy malinterpretando tu falta de respuesta ante la belleza de una mujer semidesnuda.
Si no se hubiera desvanecido, la habría atacado debido a una acumulación de energías malignas que despertaron por culpa de sus tonterías.
-Una mujer me dice que no me ve como hombre, sino como su pequeño hermanito, y otra me critica sólo porque no me excité al ver su desnudez -lancé un hechizo de fuego que destruyó la punta de la montaña -¡soy un completo guiñapo!
Después de ese suceso, mi humor estaba peor que el de Hyunckel, por lo que decidí dejar para el día siguiente lo de ir por las armas de mis amigos.
Toda la noche me la pasé planeando alguna excusa para irme antes que mi padre, pero no hubo necesidad de mentir porque Maam quiso que la llevara de visita con mi mentor y como tenía prisa, no pasé a saludarlo, (de todas maneras, lo había hecho unas horas atrás).
Al llegar al castillo de Papunika, Dai vino a darme un fuerte abrazo como es costumbre cada que nos vemos y luego nos encaminamos a una sala especial de entrenamiento.
-Pensé que te habías olvidado de mí, con eso de que eres un adulto, deben aburrirte mis niñerías -Dai me reclamó en tono juguetón.
-Jamás me olvidaría de ti -revolví su cabello -eres la única persona en este mundo a quien quiero tener siempre a mi lado.
-Dirás, a Maam y a mí, ¿no? -me miró dudoso -yo te quiero a ti y a Leona conmigo por el resto de mi vida.
-Leona te ama y es ese amor el que los hará estar juntos para siempre, pero Maam y yo somos más como hermanos que se separarán en algún momento.
-Pero si dijeron que son novios y... -le di un coscorrón -¡Auch!, ¿por qué me pegas?
-Hay temas que los niños no deben preguntar -le dije de broma -pasando a otro asunto, vine porque quiero que me prestes tu espada.
-¿Para qué? -cruzó sus brazos y frunció el ceño -no pienses que por ser menor que tú, soy inmaduro. Además, tu mirada carece de brillo y si le sumamos el que no desprendes la energía que suelen reflejar las emociones de los humanos, podría afirmar que estoy hablando con otra persona y no con mi amigo Popp.
"Eso no me lo esperaba", dije en mi mente, "Dai, en verdad eres increíblemente hábil, y yo soy un idiota al creer que te superaba en inteligencia".
-¿Por qué esperaste tanto tiempo para decirme que no me tienes confianza? -traté de no sonar decepcionado.
-No es que no te tenga confianza, al contrario. No te dije nada porque no percibo ninguna maldad en ti. La única emoción que te domina es la tristeza... una gran tristeza que incluso a mí me hiere porque eres mi mejor amigo y no me gusta ver que te esfuerzas en ocultarla.
-¿Desde cuándo te diste cuenta de lo que me pasa?
-Durante mi encierro en la cúpula del tiempo, empecé a sentir que sufrías. Tu carácter es voluble, pero siempre estabas alegre para darnos valor, sin embargo, esa tristeza ha ido aumentando y estás dejando de emanar la esencia de los humanos. Verte enmascarar tu dolor, me hizo callarme para no herirte más de lo que estás... Popp, ¿hay alguna cosa que pueda hacer para alejar esa tristeza de tu alma?
Las palabras de Dai consiguieron lo que nadie había logrado hasta ahora.
Su mirada pura y el aura de bondad que lo cubre, destruyeron la barrera que coloqué en mi corazón y sin poder evitarlo, mis lágrimas por fin salieron de mis ojos.
-¡Dai! -me arrodillé para envolverlo en mis brazos -¡muchas gracias!
-¿Por qué me agradeces? -me miró confundido y un poco avergonzado.
-Por no juzgarme y porque a pesar de que no entiendes lo que pasa, no has dejado de creer en mí.
-Eres mi mejor amigo -me sonrió amablemente -eres la única persona en el mundo aparte de Leona, a quien más quiero y en quien más confío. De todos nuestros compañeros, tú nunca me has tratado como un ser que solamente sirve para pelear por la paz de los humanos, sino como un simple niño a quien siempre cuidas y ayudas a ponerse de pie cuando siento que no puedo más.
-Yo también te quiero mucho. Eres mi hermano de alma y por verte feliz, haré lo que sea.
-Menos dar tu vida -extendió su mano con su dedo meñique a la vista -lo prometes ¿verdad?
-Aunque diera mi vida, siempre estaré contigo, ¡te lo prometo! -entrelacé mi meñique con el suyo.
-No me gusta esa promesa -frunció el ceño y me reí porque infló sus cachetes.
-A nosotros dos jamás nos separará la muerte y para que veas que no te miento, te daré algo que siempre nos mantendrá unidos, aunque no estemos en el mismo plano.
El rostro de Dai demostró más confusión que antes, pero aceptó prestarme su espada cuando se la volví a pedir.
Al tenerla en mis manos, liberé una enorme cantidad de aura mágica y la imbuí con mi poder astral.
-¡Listo! -exclamé emocionado -si ya no estuviera contigo y quisieras hablarme, debes concentrarte mientras sostienes tu espada... sólo a ti te responderé, pero por el momento, no debes recordar esta conversación -trasladé su espada a mi plano astral y luego junté mis manos para formar un triángulo.
-¿Qué quieres de... -el rayo que salió expulsado dio en su frente y se desmayó.
Como estaría inconsciente algunos minutos, nos trasladé al bosque de Papunika y lo acosté bajo la sombra de un árbol, mientras que yo me senté a su lado para esperar a que despertara.
-¿Me quedé dormido? -tocó su cabeza porque debió sentir un ligero dolor en la sien -¿por qué no recuerdo que vinimos aquí?
-Has estado entrenando mucho y tu cuerpo está cansado.
-Sí -se veía un poco incrédulo -Leona ya me había pedido reducir mis entrenamientos, pero como dijiste que era indispensable que controlara mi transformación en dragón, no le hice caso. Por cierto, ¿de qué estábamos hablando?, sé que era de algo importante, pero no lo recuerdo.
-Decías que quieres que te enseñe a bailar para que no le pises los pies a la princesa Leona en la fiesta de Maam.
-¿Yo te pedí eso? -se alteró y su cara se puso completamente roja.
-¡Sí! -me carcajeé -¡ven! -tomé su mano y me dirigí al salón de baile -yo tampoco soy muy bueno bailando, pero la princesa nos asignó un instructor y ya vamos retrasados para nuestra primera lección.
Eso no era mentira, en verdad la princesa quiso que aprendiéramos a bailar, pero mientras Dai se peleaba con sus dos pies izquierdos, hice un desdoblamiento astral.
Ese día Crocodine y Larhart llegaron al castillo a preguntar el motivo por el que les pedí entrenar. Sabía que era mi obligación hablar con ellos, pero Larhart es más necio que Hyunckel y me exigiría una explicación más completa de la que puedo darles, así que al final, envié a mi yo astral a pedirle a la princesa que me ayudara a convencerlos, (ella es una líder a la que no pueden negarle nada).
Una vez libre de ese problema, mi otro yo entró a la cámara en dónde se guardan las armas y por buena suerte las que necesitaba estaban ahí, (son guerreros, pero no andan cargando objetos peligrosos en el castillo). Enseguida las envié al mismo plano en el que ya tenía la espada de Dai. Luego creé astralmente unas copias y regresé mi alma a mi cuerpo.
Me habría ido rápidamente, pero la princesa me obligó a quedarme a mi clase de baile como castigo por el mal momento que la hice pasar con los muchachos.
He pasado por entrenamientos bastante duros, pero aprenderme los pasos de distintos tipos de vals, fue la peor tortura que pudieron darme. Lo único que ayudó a que mi estrés no provocara que mi carácter se hiciera malhumorado, fue que Dai también se la pasó quejándose de manera cómica porque no lograba recordar las instrucciones que nos daban.
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Comentario final en la siguiente parte.
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