DECISIONES INSONDABLES P2
Nota
Este capítulo se puede considerar un intermedio debido a que hay muy pocas cosas nuevas, sólo detallé las decisiones de Popp hasta la parte en la que se quedó el capítulo de Maam. Si desean saltarlo no hay problema.
Texto entre " ", pensamientos de los personajes.
Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.
PVO POPP
Luego de ese momento incómodo, seguí cumpliendo mi promesa de ser un buen novio, (más que nada para no despertar su aura maligna).
Volví a ser el bufón del grupo e hice un sinfín de ridiculeces; caminaba con ella tomados de las manos, pero lo más degradante fue hacerla reír con tonterías a la hora de cocinar juntos y darle una clase para hacer galletas de figuras, que incluyó una escena cursi en la que la abracé para guiar sus manos a la hora de formarlas.
En los paseos seguía la misma línea y hasta le elaboraba coronas de flores o hacía formas de animalitos que le obsequiaba cada que estábamos en el claro.
Era consciente de que eso lo hacía porque es algo que llevo dentro de mí, pero no hubiese querido que ella viera lo patético que soy cuando estoy enamorado.
Maam nunca dio indicios de detestar ese comportamiento, aunque el recuerdo de su molestia durante la batalla contra Vearn cuando se me ocurría mencionar nuestra futura relación, sirvió para que no cayera en el engaño de que en verdad le gustaba que fuera demasiado romántico.
A un día de su mayoría de edad, su madre quiso ir a visitar la tumba de su esposo.
Negarme a acompañarlas argumentando que no soy parte de su familia, no fue suficiente excusa para ella y casi me suplicó que fuera, pero en cuanto mencionó frente a la lápida, que yo era el amor destinado de Maam y ahora también su esposo era mi padre, no pude más y me agaché hasta el suelo en un arranque de culpabilidad por ocupar un lugar que nunca me correspondió.
–¡Perdón! –hablé angustiado y arrepentido –le prometo que Maam será muy feliz. Daré mi vida para compensarlos por todo el sufrimiento que le he causado.
–No me has hecho sufrir –ella se hincó a mi lado y me abrazó –bueno, sí has hecho cosas que me entristecen, pero sé que lo hacías por mi bien.
–Nada lo justifica –mi voz tembló por el deseo que tenía de llorar.
Mi elocuencia quedó sepultada junto a la tumba del poderoso guerrero Roka.
Si antes me odiaba, en este momento quería incluso aniquilarme. Yo no debería estar aquí, si no Hyunckel.
Le he quitado tanto a Maam, que ni con la muerte podría pagarle mi egoísmo.
No fui capaz de mirar la tumba en todo el tiempo que estuvimos ahí y al regresar a la aldea, decidí no tomar la mano de "mi novia".
"Koré tenía razón. Debí alejarme sentimentalmente de ella cuando aún podía, pero fue más fuerte mi amor, que mi cordura".
Al llegar les dije que iría con mis padres por unas decoraciones para la fiesta de cumpleaños y desaparecí rápidamente con mi hechizo.
Mis padres estaban comiendo cuando entré en la casa.
Sin dar explicaciones, me paré frente a la puerta de mi cuarto para invocar un hechizo similar al que selló los portales del inframundo, pero este sellaría únicamente la entrada a mi habitación.
Cuando terminé, mi madre intentó entrar, pero la barrera se lo impidió.
–¿Por qué hiciste algo tan cruel? –mi madre me reclamó entre lágrimas –ahí dentro están tus recuerdos. Es un lugar que me habría servido para consolarme en caso de que nunca vuelva a verte.
–Ya no son solamente mis recuerdos –respondí apretando mis puños –Maam dejó su esencia en cada rincón. Sobre todo, en la cama que compartimos y aunque no quiero que desaparezca, tampoco quiero atormentarla si llegara a venir y perciba incluso la combinación de nuestro aroma.
–¡¿Y yo no cuento?! –me reclamó a gritos –ni tu pijama voy a poder abrazar los días en que ya no pueda con mi dolor.
–Es lo mejor, Stein –mi padre abrazó a mi madre y me miró con la comprensión grabada en sus ojos –esa joven tiene un alma bondadosa y sé que lo primero que querrá hacer, es venir a buscar consuelo en el lugar en que compartió más momentos con Popp... Si no la obligamos a renunciar a los recuerdos, jamás se sobrepondrá a la culpa.
Asentí con la cabeza y luego me dispuse a salir hasta llegar a un punto medio de la aldea. Concentré toda mi aura mágica para cubrirla por completo y después ejecuté el hechizo que Eira me enseñó para borrar la memoria a un grupo de numerosos integrantes.
Tal como prometí, borré de la mente de mis vecinos lo que pasó con Maam. Todas las promesas, las convivencias, y la fiesta, se eliminaron para siempre.
Regresé a mi casa muy desanimado. No comí nada porque estuve rememorando lo que viví con Maam y al llegar la noche, me la pasé en vela por el mismo motivo.
Dos horas antes del amanecer, me dirigí a Terán.
Merle se quedaba con su abuela algunas veces. Ambas se encontraban sentadas platicando en una pequeña mesita.
No tenía ánimo de explicar nada, así que usé el hechizo del sueño profundo para que no se dieran cuenta de mi presencia.
Como ya no compartimos nuestros pensamientos, me costó trabajo descubrir lo que consiguió de la mente de Nova y me sorprendí al ver que tenía por lo menos la petición de crear brazaletes especiales.
Me sentí un miserable al borrarle su memoria a una persona que sé, nunca diría nada que yo no quiera que se sepa, pero esto es lo mejor. Por último, coloqué el hechizo que bloquea sus ondas mentales para evitar que vuelva a percibir los pensamientos de aquellos a los que les dejé una encomienda.
Cumplido mi objetivo, regresé a la Villa de Nayle cuando apenas empezaba a salir el sol.
La madre de Maam abrió la puerta a unos pasos de la entrada. Su mirada tenía un tinte de reproche que me hizo avergonzarme por mi mal comportamiento.
–¿Por qué lastimas a mi hija? –cerró la puerta con cuidado y se fue acercando lentamente a mí.
–Podría darle una larga explicación de mis verdaderos motivos, pero ya no tengo fuerzas para hacerlo... El maestro Aván sabe todo, y él se lo contará si le dice que le di mi aprobación. Sólo le pido que por favor, lo mantenga en secreto, incluso para Maam.
–No crees que me debes al menos la consideración de ser tú, quién me diga la verdad –estaba realmente enojada.
–Lo haré, se lo prometo, pero por favor, escuche primero al maestro Aván –miré hacia la puerta –le pido me disculpe por mi descortesía. Los invitados a la fiesta llegarán pronto y me gustaría hablar con Maam antes de que vengan –agaché la cabeza por la vergüenza –creo que necesito pedirle perdón si queremos verla contenta en su cumpleaños –continué mi camino a la casa dando por terminada la conversación.
–Si quieres verla contenta, no te le separes ni un instante –me detuve para responderle una de mis acostumbradas negativas a esas cursilerías, pero la señora Leila ya se estaba alejando.
Al entrar a la casa, caminé con sigilo hasta el cuarto de Maam.
Mientras abría la puerta, mis ojos recorrieron lentamente la figura de la hermosa durmiente que abrazaba mi almohada con fuerza, y como siempre sucede, mi corazón se tranquilizó tan sólo con mirarla.
Al ver que se removió, temí que despertara, pero las ligeras ojeras debajo de sus ojos me indicaron que se desveló.
Todavía era muy temprano y aunque percibía que nuestros amigos estaban en movimiento, no se encontraban cerca, por lo que supuse que aparecerían en una o dos horas.
Aproveché la espera para crear el último regalo que iba a darle a "mi novia"; un vestido color rosa pálido, de falda muy corta, (lo niego, pero sigo siendo un pervertido en potencia cuando se trata de Maam). El escote era menos descarado que el de su traje de combate. Los tirantes logré hacerlos de oro y las botas a media pierna fueron lo mejor del atuendo.
Pasadas las diez de la mañana, me atreví a despertarla con un beso.
Nunca deja de sorprenderme la rapidez con la que me corresponde, y un lapso de ingenuidad quiso atacarme al pensar que tal vez no finge su amor por mí.
«Te describes bastante bien, ¡I–N–G–E–N–U–O!», Koré no necesitaba burlarse para que me sintiera avergonzado.
Ignoré completamente a mi "aliada", y quise aclarar el motivo por el que la dejé el día anterior, pero Maam dio muestra de una gran madurez al decir que lo que importaba era que estuviera aquí.
Salí de su habitación luego de hacerle unas bromas de su edad e informarle que nuestros amigos habían llegado, (los percibí en cuanto pusieron un pie en la aldea).
En la sala, usé un hechizo para crearme un atuendo sencillo.
La puerta del cuarto de Maam se abrió y quedé boquiabierto al mirar a la hermosa mujer frente a mí.
No sé si ser una adulta la hizo verse más bella que nunca, o soy yo el que cada que la ve, se enamora más.
Decidido a que al menos este día sea el mejor de su vida, tomé sus manos entre las mías.
–¿Lista para tener un día colmado de felicidad? –besé con suavidad sus manos.
–Si lo comparto contigo, por supuesto que sí –respondió con una bellísima sonrisa que emocionó cada fibra de mi ser.
Al salir de la casa, la avalancha de felicitaciones no se hizo esperar y todos nuestros amigos se acercaron a abrazarla y desearle feliz cumpleaños.
Nadie había faltado, salvo mi mentor, Him y Astrid. Del primero sabía que no iría porque detesta verme mentirle a su querida sobrina, pero casi muero de la risa al escuchar el motivo por el que Him y Astrid no habían ido. La cara del maestro Aván, el maestro Brokina y Crocodine, no ayudó a que mantuviera mi seriedad porque fue muy cómico verlos abrir los ojos al enterarse de que a pesar de que Him tiene el cuerpo de oricalco, eso no le impide cumplirle a Astrid como un buen amante, debido a que ella puede cambiar la consistencia de cualquier cosa. El problema de haber revelado un dato demasiado íntimo de la ex diosa fue que Maam se molestó y me vi en la necesidad de redoblar esfuerzos para hacer de su fiesta la más maravillosa del mundo. Junto con Dai, nos la pasamos ideando juegos, bailes, dinámicas divertidas y bromas, que le dieron un agradable ambiente a la celebración.
Había pensado que me cansaría rápidamente al estar dedicado al entretenimiento y a bailar largas horas con Maam, pero más bien, tenía energía de sobra.
Todo fue tan ameno y lleno de risas, que rogaba porque este día no terminara nunca. Desafortunadamente, la medianoche llegó muy pronto y con ella, el momento que más temía.
Partir el pastel que la princesa Leona trajo, daría por finalizada la fiesta. Maam me pidió que lo hiciéramos juntos, pero antes quise dedicarle unas palabras de aliento.
–Maam, a partir de hoy comenzará una nueva etapa en tu vida. La tristeza desaparecerá definitivamente de tu corazón, porque tienes un alma fuerte, capaz de vencer cualquier obstáculo que se presente en tu camino y además, cuentas con amigos que te quieren y que te apoyarán siempre. Tus sueños se materializarán en el instante en que recuperes el deseo que dejaste olvidado y conocerás la verdadera felicidad.
Al estar diciendo eso, pude ver que el rostro de Maam pasó de la alegría, a la tristeza y comprendí que no fue buena idea ser demasiado sincero.
Me apresuré a reparar mi error, pidiéndole que fuéramos al claro y ahí nos pusimos a bailar aprovechando que seguía escuchándose la música de la aldea.
–¿Puedes cumplirme un último deseo? –habló tan bajito que la escuché de puro milagro.
–Sabes que siempre hago lo que me pides –dejé de bailar al percibir un leve temblor en su cuerpo, pero como evitaba mirarme, tuve que alzar su mentón para poder ver su rostro –¿estás temblando? –toqué su frente cuando aumentaron las vibraciones –no es fiebre. Tu piel está demasiado fría.
–Quiero que vayamos al lago –estaba por negarme, pero me abrazó con más fuerza –desconozco el motivo por el que no te gustó que te llevara ahí, pero considéralo como si fuera la última petición de un moribundo.
–No vas a morir, Maam. Yo no lo permitiré.
–Lo sé, pero todo puede pasar y hay una sola cosa que quiero tener antes de abandonar este mundo.
–¿Qué cosa?
–Te lo diré en el lago.
Ir a ese sitio es una pesada loza porque no soy la persona que merece estar junto a ella, pero acepté al verla desesperada.
El lago estaba iluminado por la luz que desprende la luna. Brillaba tanto, que no había necesidad de encender una fogata.
Maam caminó a la orilla. Enseguida se quitó sus botas y metió sus pies en el agua para posteriormente sentarse con las piernas flexionadas, (casi como si con esa postura se estuviera protegiendo de lo que martiriza su alma).
Yo me senté a su lado y esperé paciente a que se animara a hablar, sin embargo, cuando lo hizo, sus palabras no tenían sentido porque parecía que estaba confesando sus deseos más íntimos y no me refiero a la cuestión espiritual, sino a la física, pero es imposible que yo haya despertado esa clase de interés en ella.
Me disculpé por las veces que toqué su cuerpo indebidamente, y de nuevo me sorprendió al decirme que con eso la hice consciente de que tiene las mismas debilidades que los hombres, (también mencionó otras cosas incoherentes acerca de un deseo que alguien le ganó, a las que les resté importancia).
"Ni todos los conocimientos de los sabios me ayudarían a comprender a las mujeres", estaba pensando en eso cuando Maam me miró con intensidad.
–¡Por favor, Popp, no me hagas ser más específica! –gritó con su cara completamente roja.
–No lo hago a propósito. En serio no te entiendo –sí la entendía, pero esa confesión era para Hyunckel, no para mí.
–Está bien, seré directa –bajó su mirada –al aceptar mis sentimientos, me di cuenta de que a pesar de ser compasiva y amable con todo el mundo, cuando se trata de ti, también me invaden emociones negativas. Las dos más fuertes son la envidia y los celos... No soporto que admires la belleza de otras mujeres, o que dividas tu cariño entre Dai y yo, pero lo que más me destroza, es el saber que Astrid me robó el momento que quería que vivieras únicamente conmigo.
"¿De nuevo con eso?", suspiré fastidiado, "al parecer las mujeres detestan que los hombres que las aman busquen consuelo en otras personas... ¡eso sí es egoísmo!".
–Te dije que lo de Astrid fue por... –me quedé callado al verla levantar su mano.
–Podrás decirme mil veces que lo hiciste para revivirla y así obtener la ayuda de las diosas para salvar a Dai, pero eso no me va a quitar este dolor que me hiere cada que lo recuerdo –colocó su mano sobre su pecho –sólo existe una manera en la que lo superaré definitivamente.
–¿Cuál sería? –no debí preguntar. Mi cara también adquirió un tono rojizo y pasé saliva en el momento en que Maam se apresuró a colocarse encima de mi cuerpo, con sus piernas a lado de mi torso.
–¡Quiero hacerte el amor! –¿se volvió loca, o quizás Koré me estaba jugando una pésima broma? –quiero borrar de tu cuerpo las caricias de esa mujer para que sólo queden las mías –puso su mano en mi pecho y mi estúpido corazón latió de emoción –¡por favor, te suplico que no me rechaces!... te amo demasiado y no quiero morir sin haberte amado también con mi cuerpo.
–No sabes lo que estás pidiendo –quise quitármela de encima, pero es demasiado fuerte para el cuerpo escuálido que tengo y terminó acostándome en el piso sin ninguna dificultad.
–¡Sí lo sé!, aunque más bien, sospecho que tú eres el que no desea nada de mí –¿es que espera humillarme más?
Mis energías malignas se elevaron por culpa de su actitud y eran tan grandes, que tuve miedo de no ser capaz de controlarlas. No tengo fuerza física, pero mi magia, (sobre todo la astral), es muy fuerte y no me perdonaría lastimarla.
"¿Tanto quieres destruirme antes de la prueba?", pronuncié en mi mente con rencor, "¡bien!, ¡disfruta de tu triunfo!, sé que me lo merezco por todas mis mentiras".
La atraje con mis brazos para dejarla recostada sobre mí, y por la sorpresa en su rostro, supe que se dio cuenta de que esa maldita parte de mi cuerpo que evidencia lo mucho que la deseo, había despertado en cuanto percibí su calor junto con sus formas femeninas, sin importar que esto es una broma cruel.
–La única mujer que consigue despertar mi cuerpo, eres tú –mis ojos se cristalizaron ante la inminente humillación a la que me estaba sometiendo –antes dijiste que lo que pasó con Astrid te destroza, pero para un hombre que te ama más que así mismo, perder la oportunidad de conocer contigo lo que es hacer el amor por primera vez, sepultó la emoción de la pasión, o eso quise creer... acabas de darte cuenta de que sí te deseo y no te imaginas cuántas veces tuve que envolverme con mi poder mágico de hielo para que no pensaras que soy un pervertido... Dormir en la misma cama, un simple abrazo, unir nuestras manos al caminar, o un pequeño beso, despierta mi cuerpo tal y como lo estás sintiendo ahora –lo último lo dije completamente humillado y aparté la mirada para no verla burlarse.
Lo único que quería es que se apiadara de mí y me dejara irme con lo poco que me quedaba de dignidad, pero es una mujer muy cruel y continuó con su maldito juego.
–Mi amor –sujetó mi rostro delicadamente y por inercia la miré –En las mujeres no se nota a simple vista el deseo que tenemos hacia un hombre, pero así como tu cuerpo despertó por lo que sientes, el mío está al mismo nivel, y te darás cuenta que no miento, en el momento en que seamos uno en cuerpo y alma.
–No quisiera que te arrepientas después... Yo aceptaría adorarte con mi cuerpo porque sí te amo, pero tú, ¿lo harías por amor, o porque piensas que es un paso obligado entre nosotros?
–Es obvio que quiero hacerlo porque te amo –me sonrió para embaucarme porque sabe que sólo ella tiene mi voluntad en sus manos.
Estaba concentrándome para alejarla con mi poder mental, pero mi cerebro colapsó al verla intentar bajar los tirantes de su vestido.
"¡No!... ¡Maam no quiere burlarse!... Si está dispuesta a dar este paso, significa que Koré debió presionarla a que intimara conmigo para demostrar que es capaz de hacer cualquier sacrificio con tal de salvar la vida de Hyunckel".
Esta revelación redujo mis energías negativas y me hizo admirarla más por tener un corazón tan noble.
–¿Podemos tomar turnos para prodigarnos caricias? –detuve su intento de quitarse el vestido sujetando sus manos y cambié el tono de mi voz por una más varonil.
–Entonces ¿sí aceptas cumplir mi deseo? –es fantástica a la hora de actuar emocionada, que hasta sus ojos estaban brillando.
–Cumplir tu deseo es cumplir el mío... Si esta es nuestra última noche juntos, al menos quiero llevarme como recuerdo tus caricias y tus besos –la atraje de nuevo para besarla y me acosté completamente en el suelo –puedes tomar el primer turno para empezar a conocer este cuerpo que siempre será tuyo.
Dirigí su mano hasta mi pecho y mi excitación subió varios niveles, cuando se puso a acariciarme sobre la ropa.
"Sé que no está bien lo que estoy haciendo, pero si ya no volveré a verte, quiero que mi cuerpo se llene de tus caricias... Serás la esposa de Hyunckel el resto de tu vida, aunque no le veo nada de malo, que me regales este pequeño recuerdo para llevármelo al otro mundo".
Entre más me tocaba, toda mi sangre se iba aglomerando en esa parte de mi cuerpo que empezaba a doler por el deseo de unirme a ella.
La Maam desinhibida y autoritaria había regresado. Su beso pasó de ser tierno a uno increíblemente pasional. En ese instante comprendí que me gusta mucho su carácter fuerte que reclama lo que sabe que es suyo, algo que demostró al despojarme de mi ropa prácticamente arrancándola de mi cuerpo, y ya sin nada que le estorbara, se dispuso a recorrerlo por completo. Mi temperatura aumentó con cada toque. Ninguna parte se salvó de ser inspeccionada, excepto la que serviría para unirnos, pues era la única que aún se mantenía cubierta, pero esa situación no duró mucho y también quedó desprotegida en un rápido movimiento de sus manos.
–¡No puedes ser Maam!... ¡esto... esto no es verdad! –pronuncié molesto porque presentía que cuando se le pase el hechizo que seguramente Koré le colocó para llegar a esto, sentiría asco de mí.
–¿No te gusta que me comporte así? –se alejó un poco y su rostro se quedó de piedra al mirar mi hombría.
"¿Por qué me mira tanto?, parece que le afectó ver mi cuerpo escuálido y sin una pizca de musculatura como la de Hyunckel... Un poco de ejercicio no me habría caído mal de haber sabido que esto pasaría".
De repente se dejó caer en el piso, no sin antes jalarme para que ahora yo quedara encima de ella.
–No... no creo poder esperar a que sea tu turno de tocarme –su jadeo me confundió y más porque sus ojos destellaron ¿lujuria?... ¡ya estoy alucinando! –¡ámame, por favor! –lo dijo como si lo estuviera suplicando.
No sé si abrió las piernas para que me posara en medio por instinto o por resignación.
Yo no tengo más experiencia que ella. La unión con Astrid fue brusca y sin una gota de deseo de mi parte, pero con Maam, todo mi cuerpo ansiaba fundirse al suyo con desesperación.
"Hyunckel", el eco de unos de los gritos de alegría que acostumbraba a emitir cada que veía a nuestro compañero de batallas, se coló en mi mente y empezó a enfriarme.
Ella me besó aumentando la pasión y aunque no quería, dejé que escaparan de mi boca algunos gemidos, pero de nuevo en mi mente aparecieron más imágenes de su devoción hacia Hyunckel y en esta ocasión, ni sus caricias, ni sus besos húmedos en mi cuerpo, volverían a avivar el fuego que se estaba consumiendo ante esos malditos recuerdos.
"Eres como un hermanito al que siento que debo cuidar", esas palabras fueron las que destruyeron mi confianza como hombre, (al menos con ella).
"Podría apostar que está logrando comportarse así, gracias a que está pensando en Hyunckel".
Sus piernas envolvieron mi cadera. La fricción que estaba creando con sus candentes movimientos, provocaría que la excitación reanimara mis deseos y para evitarlo, liberé de golpe toda mi aura helada.
–¿Qué pasa? –pausó el beso y me miró desconcertada –¿ya no me deseas?, ¿no te atraigo porque no soy tan hermosa como Astrid? –preguntó como si tuviera miedo a mi respuesta.
–¡Eres mil veces más hermosa que cualquier otra mujer! –mi cuerpo tembló por el deseo frustrado –no te imaginas lo que me está costando contenerme, incluso he tenido que invocar la magia de hielo otra vez, para evitar cometer el error de dejarme llevar.
–¿Por qué dices que sería un error? –sus manos apretaron con fuerza mis brazos y pude sentir que también estaba temblando.
–No puedo hacer contigo, lo mismo que me pasó a mí –con mi mano acaricié suavemente su rostro –sería peor que un monstruo si te quito el privilegio de entregarte al hombre que en verdad amas.
No quería verme más mediocre, pero no fui capaz de controlar mis lágrimas. Maam intentó detenerlas, sin embargo, salieron como una cascada que nadie podría parar.
–¡Tú eres el hombre que amo! –me odié al ver que la hice llorar con la misma fuerza con la que yo lo hacía.
–¡No lo soy, Maam!... sabes perfectamente quién es tu verdadero amor, pero te estás sacrificando por el bien de los demás y debiste pensar que si tenemos intimidad, conseguirás olvidarlo.
–No es cier... –coloqué mi mano en su frente e invoqué mi hechizo de sueño profundo para que dejara de llorar –¿qué... qué me estás haciendo?
–Mañana abrirás los ojos y verás el rostro de la persona a la que estabas renunciando, pero que amas más que a nadie en el mundo... Con él irás a enfrentar la prueba de Koré y cuando logres pasarla, podrás tener lo que siempre deseaste. La casa que construiste la decorarán juntos y tendrán varios hijos –de sólo pensar en el proceso para que eso suceda, partió más mi deteriorado corazón –por suerte pensaste en hacer muchas habitaciones para cada uno –quise sonreírle para no hacerla sentir mal, pero nada detenía mis propias lágrimas –¡sé muy feliz! –en serio quiero que lo sea.
El hechizo hizo efecto y al dejar de apretarme los brazos, me apresuré a ponerme de pie para luego cubrir mi desnudez con mi habitual atuendo de hechicero.
No quise mirarla y opté por observar por última vez el hermoso lago.
Un toque en mi pie me sobresaltó. Era imposible que Maam no se hubiera quedado dormida con el hechizo, pero al voltear, la encontré intentando levantarse.
Su fuerza de voluntad es lo que le estaba permitiendo mantenerse consciente, sin embargo, su cuerpo debe estar sufriendo las secuelas del cansancio que produce mi magia y para que no continuara sobre esforzándose, me apresuré a cargarla y luego nos trasladé a su aldea.
Me pareció increíble que nuestros amigos estuvieran esperándonos si nunca les dije que se fueran preparando, pero fue excelente que lo hicieran porque nos ahorró mucho tiempo.
–¡Es hora! –anuncié y ellos simplemente asintieron con un movimiento de cabeza.
La señora Leila depositó un beso en la frente de Maam. Yo quise desviar la mirada porque me imaginé que seguía molesta conmigo, pero al apretar suavemente mi brazo, supe que ya había hablado con el maestro Aván y gracias al cielo aceptó mi plan.
–Yo no podré acompañarlos, pero te lo suplico... –sus ojos no tenían ni una pizca de reproche –...¡protege a mi hija!
–¡Así lo haré, señora! –reafirmé mi promesa con una mirada tierna a mi preciosa Maam.
Enseguida trasladé a todos al palacio de Papunika.
Con una mirada, la princesa Leona me pidió que la siguiera y así lo hice.
Agradecí que hubiera pensado en que lo mejor es que deje que Maam descanse en su recámara y aunque no deseaba soltarla, me forcé a hacerlo.
Con cuidado la deposité en la cama y luego de arroparla con el cobertor, me senté a su lado para acariciar su cabello.
Dai entró exigiendo saber lo que estaba pasando.
Comprendía a la perfección su ansiedad, sin embargo, no tenía ánimo de relatar nuevamente lo que llevo meses diciéndoles a los demás.
La princesa Leona quiso convencerme de reconsiderar el plan, pero la decepción de Maam es justamente lo que necesito si queremos que acepte combatir en la prueba.
Debido al poco tiempo con el que contaba, tuve que retirarme.
El sonido de un fuerte golpe casi me hace voltear, pero de haberlo hecho, sé que no hubiera sido capaz de abandonar a Maam y eso no sería conveniente.
*****
Hola!!
Es un comentario rápido porque si no se va la luz en mi casa, espero poder publicar el que sería el último capítulo de esta parte de la historia más tarde.
BetheDiaz y Estefania Montero, mil gracias por sus comentarios. Si leen este capítulo, espero les guste y les sirva para recordar en qué se quedó la prueba de Maam. Si decidieron saltarlo, no se preocupen, nos leemos en el siguiente sin falta.
Hasta luego!!
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