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CREANDO LAZOS DE AMOR P1

ESTOS CAPÍTULOS RECIENTEMENTE LOS ESTOY SUBIENDO AQUÍ. ERAN LOS QUE DEJÉ DE PUBLICAR Y QUE COMPLETAN LA HISTORIA.


Nota

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

Un desagradable olor a azufre se empieza a percibir con más intensidad, conforme seguimos subiendo por el primer volcán que tenemos que investigar para encontrar uno de los portales del Inframundo. 

Afortunadamente, he sido capaz de aguantar varias horas de largas caminatas, junto con las condiciones del terreno, (que en este momento son rocas calientes que seguramente ya lastimaron los pies de mis compañeros).

Al mirar hacia atrás, observo que Merle se está apoyando de una roca, pero a pesar de que su respiración es agitada, se ve que su cuerpo aún puede aguantar hasta que lleguemos a la cima, sin embargo, al mirar a Popp, lo encuentro varios metros lejos de nosotras. Está respirando demasiado rápido y debe estar sintiendo algún tipo de dolor en el pecho porque lo está apretando con una mano.

Angustiada, me apresuro a llegar a su lado e intento abrazarlo al ver que se hincó, pero alzó su brazo para señalarme que no es necesario que lo haga.

–¡Estoy bien, Maam! –su voz también es agitada y al estar cerca de él, puedo ver las gotas de sudor que bajan por su cara.

–¡Eso no es cierto! –sin importarme su negativa, lo abrazo para obligarlo a recargarse en mi cuerpo –¿qué tienes Popp?, llevas varios días con esa debilidad que me hace pensar que estás herido y no cansado como nos dijiste.

–No hemos tenido ningún enfrentamiento, ¿cómo podría estar herido? –me dedicó una sonrisa que debería tranquilizarme, pero como sus sonrisas han dejado de ser sinceras, obviamente no le creo nada.

–¿Qué pasó en la cabaña de esa tierra helada en la que nos enfrentamos a ese monstruo gigante?... tengo el presentimiento de que olvidé algo muy importante que sucedió en ese lugar.

–Quisiera decirte que estás equivocada, pero, honestamente también siento que olvidé cosas, aunque en mi caso, no creo que hayan sido muy importantes y por eso no me esfuerzo en recordarlas.

–Pues para mí si es importante saber lo que en realidad sucedió, sobre todo porque desde esa vez te encuentras débil.

–Siempre he sido un debilucho –eso lo pronunció sin mirarme y con un tono de voz serio –debemos continuar o la oscuridad de la noche nos pondrá en aprietos.

Se levantó rápido, pero era evidente que su cuerpo no le respondía e intenté cargarlo como lo hiciera en el palacio de Vearn, sin embargo, se teletransportó con Ruura para evitarlo y sentí una enorme ira en mi interior al ver que a Merle sí le permitió sostenerlo a pesar de que la adivina no es nada fuerte.

Apreté mis puños cuando empezaron a caminar abrazados y sin dedicarme una miserable mirada de disculpa por su grosería.

La siguiente hora me la pasé detrás de ellos y una parte de mi mente maldecía la imagen de los dos; "¿es necesario que la sostenga de la cintura?", "ni a mí me ha sujetado jamás de esa manera tan delicada".

Mi enojo no se esfumó ni aún después de habernos resguardado en una cueva al lado de la cima del volcán.

Cualquiera supondría que mi molestia se debe al intenso calor que cubre el lugar, pero la razón de que siga furiosa es la dulzura con la que Merle está limpiando la cara de Popp.

Desde que terminamos de colocar las mantas y encender la fogata para calentar la comida, la adivina le ofreció sus piernas como almohada porque su condición ha ido de mal en peor y las dos sabemos que necesita descansar, pero sólo a ella le permite mimarlo como si fuera su persona más importante.

Al observarlos nuevamente, viene a mi mente el recuerdo de la vez en que tuve a Hyunckel acostado de la misma manera y aunque no puedo asegurarlo, creo entender el motivo de que Popp no me permita cuidarlo.

Si lo reflexiono, fue muy injusto de mi parte haberme preocupado más por el que era mi enemigo en ese momento y no por mis compañeros que habían arriesgado sus vidas para salvarme, pero es que necesitaba que Hyunckel regresara al camino del bien para que fuera un digno discípulo del maestro Aván y no pensé que eso lastimaría a Popp, (que en ese entonces creo que ya me amaba).

Si hubiese sido consciente de que mi interés por otro hombre le dejaría una herida tan profunda, habría sido más cuidadosa en mis demostraciones afectuosas, pero por otro lado, no puede culparme, mi corazón ni siquiera sabe si ama a Hyunckel y no es justo que me condene por algo que escapa de mis posibilidades, porque nadie escoge a quién amar.

"No tengo que seguir culpándome por esto. Si amo a Hyunckel, Popp tiene que aceptarlo y buscar la mejor manera de que eso no sea un obstáculo para que sigamos siendo buenos amigos".

–¡Ha empezado a llover! –Merle corre por un contenedor y luego camina a la salida –no es agua pura, pero si Popp la congela, podremos usarla para mantener la comida en buenas condiciones hasta mañana.

Merle salió de la cueva dejando a nuestro compañero recostado en una incómoda piedra.

Ir con ella para protegerla sería una buena idea, pero Popp está débil y no quisiera que le pase nada malo si lo dejamos solo, así que camino hasta a él para sentarme a su lado.

Su rostro se nota sereno, aunque su mano en su pecho me indica que sigue sintiendo dolor.

"¿Por qué está en ese estado?", estiro mi mano para ponerla sobre la suya, "por más que trato de recordar si ese monstruo lo hirió en el pecho, más segura estoy de que no fue él, pero entonces, ¿qué lo tiene tan mal?".

Mi cuerpo se mueve para acortar más la distancia entre nosotros y con mi otra mano acaricio su rostro, pero lo siento tan caliente, que me asusto porque es una mala señal.

Mi angustia es grande y lo alzo para poner su cabeza en mis piernas, pero justo en ese momento, abrió los ojos y al ver lo que iba a hacer, se movió rápido para sentarse.

–¿Dónde está Merle? –preguntó sin mirarme.

–Fue a recolectar agua de lluvia –gateé hacia él y toqué su rostro –esa agua puede servirnos para bajarte la temperatura –sujeté su mano y lo jalé hacia mí –¡ven!, necesitas dormir.

Por fin me miró, pero al enfocar mis piernas, hizo una mueca que me desagradó.

–¿Tu idea es que me acueste en ti?

–No contamos con almohadas y una piedra no es buena idea si quieres descansar realmente.

–Eres muy caritativa, pero estoy bien –se puso de pie fingiendo que no le costó nada hacer ese movimiento –además, si quisiera un lugar dónde descansar, las piernas de Merle serían las elegidas.

Sus palabras crearon un silencio incómodo que nos permitió escuchar que afuera había aumentado la lluvia.

Popp se sobresaltó y salió corriendo.

Yo no pude moverme. Lo que dijo me lastimó y una lágrima resbaló por mi cara.

A los pocos minutos entró con Merle. La miraba con preocupación y la sostenía como si estuviera cargando a una princesa.

La adivina estaba completamente mojada y él la llevo a la pequeña fogata que me costó mucho encender, pero que a un hechicero que maneja bien la magia de fuego, no le fue nada complicado hacerla más grande.

Su aura se expandió cubriéndolos a ambos y por el calor que irradiaba, supuse que estaba tratando de secarla para que no se enfermara.

–¿Cómo te encuentras, Merle? –el tono amable que usó con ella era un contraste muy grande con el que acababa de rechazar mi ayuda y no pude evitar sentir coraje por su falta de tacto hacia mí.

–Estoy bien, Popp, ¡muchas gracias por salvarme de caer! –se le recargó en el pecho y apreté mis puños.

Yo bajé la mirada al piso, pero el silencio me obligó a mirarlos de nuevo y me sorprendió encontrarlos observándome con... ¿miedo?

Popp se levantó junto con ella para llevarla a acostar a su manta y luego de cerciorarse de que estaba bien, caminó hacia mí.

Extrañamente me puse a temblar por culpa de los latidos de mi corazón conforme más se me acercaba y contuve la respiración cuando se sentó a mi lado.

–¡Perdóname por lo de hace rato! –sentí su mirada, pero no quería que notara mi sonrojo y giré el rostro en otra dirección –lo que pasa es que no quería robar el lugar que es exclusivo de Hyunckel.

Esto debió sonar como una declaración dolorosa, sin embargo, su voz demostró diversión y al mirarlo lo encontré sonriéndome pícaramente.

–¡No me mires así! –seguía riéndose –si fuera él, mataría al pervertido que se atreviera a ponerte un dedo encima, por eso le prometí que no permitiría que ningún tonto se te acerque.

–¿Cuándo le hiciste esa promesa?

–Fue cuando iniciamos el viaje... ¿recuerdas que hablé con él en la villa de Nayle, cuando te fuimos a buscar para comenzar con nuestra aventura?

–Sí, pero ibas a abandonarme y tuve que sostenerme de tu ropa para evitar que me dejaras... si tenías ese plan, ¿cómo es que le prometiste tal cosa?

–Quizás porque presentí que al final buscarías venir con nosotros –no pude evitar sonreír ante esa confianza con la que sabía que estaría a su lado a pesar de su negativa –después de todo, tu alma caritativa es incapaz de dejar a su suerte a un idiota como yo, que siempre mete la pata –su risa aumentó, pero en mi caso, la sonrisa se me esfumó –¿qué tienes? –puso su mano en mi mejilla y nuevamente mi cuerpo reaccionó nervioso –no estoy cumpliendo la promesa, ¿verdad? –quitó su mano y se alejó unos centímetros –Merle ya se durmió y este calor me quitó el hambre, así que dormiré un rato. Si quieres puedes comer mientras haces la primera guardia –se levantó para irse a acostar en su manta e inmediatamente me dio la espalda –me despiertas cuando veas que el cielo está completamente oscuro. Tú también debes descansar –fue lo único que dijo antes de quedarnos en silencio nuevamente.

Por los leves sonidos que hace, supuse que estaba muy cansado y se quedó dormido en cuanto cerró los ojos.

Yo no pude apartar la mirada de él y me pasé todo el tiempo en esa misma posición porque tampoco tenía ganas de comer, además, me aterra ceder al cansancio. Si me dormía, volverían esas horribles pesadillas que me han acosado desde que estuvimos en ese lugar helado en el que no encontramos ni una sola pista de Dai, sin embargo, el calor, combinado con lo duro que ha sido esta travesía, terminó por hacerme ceder y para mi desgracia, volví a encontrarme en uno de los peores momentos que se me ha mostrado en mis sueños.

"Hyunckel peleaba solo contra un enorme dragón de color rojo. Dai y Crocodine lo hacían con otros dragones más pequeños, pero no menos mortíferos.

Su cuerpo sangraba por todos lados; estaba arrodillado y se sostenía con ayuda de su espada. Su respiración era errática y me imagino que no podía ver bien debido a una herida en su ojo.

–¡Llama a tu amada!... si ella viene por ti, el hechicero tomará tu lugar.

–¡Ella lo ama a él! –mi pobre Hyunckel pronunció esas palabras con dolor –si sucumbe a su compasión, lo perderá para siempre y ustedes obtendrán lo que tanto ansían.

–Te diste cuenta, por eso la obligaste a quedarse con él, pero tus esfuerzos no van a servir de nada. Su alma inmadura nos permitirá conseguir nuestro objetivo algún día... soy un ser inmortal, esperar no es problema para mí y en cualquier momento cometerá un error que le traerá al mundo de los humanos, la destrucción que he buscado desde hace siglos y lo mejor es que será por la mano de uno de ellos.

–¡Nunca vas a ganar!, el amor es lo único que pude vencer la maldad que te protege –la mirada de Hyunckel dejó de ser triste y por primera vez lo vi sonreír sinceramente –cuando ella entienda a su corazón, su verdadero poder se liberará y con ese gran apoyo para Dai, por fin tendremos la paz que todos deseamos.

–¡Señor Velzar!, nuestro aliado ha despertado –la voz de una mujer se dejó escuchar, pero no en mi mente, sino en ese lugar, y al mirar hacia el dragón, la vi aparecer a su lado.

Estoy segura de que esa mujer demonio es la que vi en ese horrible sueño en el que tenía atados a Popp y a Hyunckel en el Inframundo.

Detrás de ella se encontraba una figura cubierta por una capa negra que no dejaba que se le viera ni siquiera el rostro, pero por su constitución, me dio la impresión de que es un ser humano, (nada musculoso y no tan alto).

–¡Qué oportuna! –el dragón se puso contento –dejemos que nuestro aliado se encargue de aniquilar al Caballero Dragón y a sus amigos.

–¡Ya escuchaste! –la demonio se dirigió a esa extraña figura –¡mata al héroe que es el causante de tu dolor!, pero antes, deshazte del guerrero inmortal.

El extraño caminó lentamente hacia Hyunckel.

Mi querido amigo observó detenidamente al enemigo y cuando éste levantó un poco la capa que le cubría el rostro, vi que abrió los ojos, (que reflejaron incredulidad).

–¿Qué significa esto? –Hyunckel no salía de su estupor y trató de tocarlo –¡no puedes ser tú!

Un aura oscura salió del cuerpo de ese sujeto y de un golpe mortal, le atravesó el pecho haciéndolo caer al piso con los ojos aún abiertos.

–¡No... Hyunckel! –quise correr hacia él, pero traspasé su cuerpo.

Enseguida me abalancé sobre la demonio para golpearla y al pasar lo mismo, lloré de impotencia.

La oscuridad me envolvió y después una luz me dio de lleno en los ojos".

–¡Maam, tranquilízate! –la voz de Popp consiguió salvarme de esa espantosa pesadilla que seguiría mostrándome más cosas dolorosas que no quería ver.

En cuanto percibí su presencia, me arrojé a sus brazos que por fortuna me envolvieron dándome un calor amable y comprensivo, que empezó a desaparecer la tristeza de mi corazón.

Estuve llorando un rato y en todo ese tiempo, Popp me frotó la espalda y me permitió resguardar mi cara en el hueco de su cuello.

–¿Ya te encuentras mejor? –preguntó cuando mi llanto disminuyó y moví la cabeza afirmativamente –¡qué bueno!, ahora te llevaré a tu manta.

A pesar de que su cuerpo no ha tenido entrenamientos tan rudos como los que practicamos los guerreros de artes marciales o los héroes, me sorprendió el hecho de que pudiera cargarme sin dificultad e incluso no le costó nada acostarme delicadamente en mi manta.

–¡Duerme!, aún faltan varias horas para que amanezca –dijo mientras me arropaba con una tela delgada.

El dolor que provocó la pesadilla en mi corazón empezó a diluirse gracias a la amabilidad con la que me está tratando y es que no puedo negar que me gusta cuando se preocupa por mí.

Luego de darme un leve coscorrón en la cabeza y de sonreírme como si hubiera sido una broma, se levantó para irse a sentar en la entrada de la cueva.

Mi cuerpo sentía cansancio, pero no quiero volver a tener esos horribles sueños y me fuerzo a no dormir.

Luego de varios minutos, me frustro al no poder relajarme y me levanto para ir a sentarme a lado de Popp, (que mira con demasiada atención la cima del volcán y ni siquiera voltea a verme cuando me le acercó más).

–¿Crees que en este lugar encontremos el portal que nos llevará con Dai? –le pregunto al desesperarme por no obtener ni una mirada.

–No lo sé. Desgraciadamente no soy capaz de sentir presencias o auras malignas como lo hacen Dai y Hyunckel.

–¿No es mejor no toparnos con monstruos o demonios?

–El portal es el acceso de los monstruos y los demonios a nuestro mundo. Verlos significaría que está abierto y es lo que necesitamos.

–Entiendo –volvimos a quedarnos en silencio, pero odio este tipo de ambiente y me pegué más a él –¿puedo... este... podría... –de repente me puse nerviosa por lo que quería pedirle y él me miró con un gran signo de interrogación en su cara.

–¿Podrías qué?

–Lo que pasa es que no puedo dormir y quería saber si no te molestaría que... –mis mejillas se pusieron calientes y desvié la mirada de la suya –... bueno... ¿podría recostarme junto a ti?

–¿Quieres acostarte a mi lado, o quieres que te preste mis piernas para que sean tus almohadas? –sonrió como antes y gracias a eso no me molesté por su burla.

–¡No quiero acostarme en tus piernas! –mi voz era nerviosa –sólo quería... quería recargarme en tu hombro.

La expresión de su rostro no cambió, siguió siendo divertida y luego me dedicó una sonrisa conciliadora para finalmente recargarse en la pared y extender su mano hacia mí.

–¡Ven!, te ves bastante cansada, por eso tu pequeño hermanito servirá como tu almohada personal.

Nuevamente había utilizado esa definición que yo le di, pero que ya me molestaba cada que la pronunciaba.

–No seas remilgosa –estaba riéndose, sin embargo, no lograba corresponderle de la misma manera –te aseguro que alejaré de tu mente todas las pesadillas que te atormentan y tus sueños serán muy hermosos.

Lo dijo con tanta confianza, que no pude evitar pensar que su sola presencia ya es suficiente para calmar cualquier mal momento y es debido a su carácter afable.

Avergonzada, pero decidida, recargué mi cabeza en su hombro.

Ninguno de los dos habló, pero no fue necesario. No había incomodidad, (al menos de mi parte), me imagino que es porque se ganó mi confianza desde aquella vez en que creí que Hyunckel había muerto por culpa de Flazzard y tuvo la amabilidad de consolarme. Después de ese día, hablar con él sobre mis sentimientos y miedos era normal. Sus palabras de ánimo siempre lograban devolverle la tranquilidad a mi alma. Fue por eso que el primer sentimiento que me provocó fue el de admiración.

Con Hyunckel también siento lo mismo, pero las emociones que me embargan cuando lo veo son diferentes. El dolor que trasmite es el que me hace apegarme más a él, porque no me gusta verlo sufrir y es lo que me tiene confundida.

"¿Lo amo, o sólo le tengo compasión?".

Esta revolución de pensamientos fue perjudicial.

El sueño empezó a hacerse más fuerte y aunque no quería dormirme, volví a perder la batalla contra mi cansancio.

"El sonido de un caudal de agua guía mis pasos. Luego de unos minutos de caminata, llego a un hermoso lago y enseguida me doy cuenta de que es el que se encuentra cerca de la villa de Nayle.

Unas risas me obligan a esconderme y descubro que se trata de una pareja de enamorados que se besan con amor.

El hombre es al primero que puedo detallar, (por sus ropas sé que es un hechicero y debe ser uno bastante importante, porque la tela es especial y elegante).

El color verde de la prenda, el cabello negro y la cinta amarilla alrededor de su cabeza me revelan quien es, y siento un dolor en mi pecho al entender que es Popp el que está besando a una mujer que no alcanzo a ver.

Mis puños se cierran con tanta fuerza, que mis palmas sangran cuando mis uñas se clavan en mi piel.

Un ardor en mis ojos me hace consciente de que estoy a punto de llorar, sin embargo, mi boca se abre de la sorpresa, en el momento en que la pareja deja de besarse y por fin puedo ver el rostro de la mujer, la cual no es otra más que yo, (más madura y con ropa similar a las de las sacerdotisas de algún templo sagrado).

–¡Te amo, Maam! –un maduro Popp le dice a mi yo de este sueño y ella sonríe mientras le acaricia el rostro.

–También te amo, mi amor –se abraza a él sin dejar de sonreír –más de ocho años juntos y cada día siento que mi amor por ti sigue creciendo.

–¿Estás tratando de convencerme de no ir a Papunika? –él le pregunta con un tono divertido.

–¿Por qué dices eso? –lo mira y puedo notar un brillo intenso en sus ojos que para mí significaba admiración, pero ahora me parece que va más allá.

–Siempre que me toca ir a entrenar a los nuevos hechiceros del reino, me seduces y al final tengo que retrasar mi viaje porque antes que nadie, te encuentras tú.

–Es bueno saber que soy más importante que ese nuevo rey de Papunika, al que únicamente le interesa crear conflictos con otros países y te obliga a apoyarlo con el argumento de que lo hace en nombre de Leona –eso lo dijo molesta, aunque por su mirada de preocupación, entendí que no es con él.

–¡Tranquila, mi amor! –acarició su mejilla con un dedo –solamente iré a entrenar a esos jóvenes y regresaré antes de que se le ocurra pedirme que encabece la batalla contra algún monstruo.

–¡Ay, Popp! –lo volvió a abrazar, pero esta vez con más fuerza –¿por qué me dejas sola?... desde esa horrible batalla de hace ocho años, me prometiste que jamás volverías a luchar.

–Y lo he cumplido –besó su cabeza con amor –lo único que hago es entrenar futuros hechiceros y es para poder mantenernos... cada día somos más en casa –hizo que lo mirara y se dedicaron una sonrisa cómplice que no entendí.

–Está bien... te dejaré ir, pero prométeme que no te meterás en problemas y sobre todo, no te atrevas a mirar a otras chicas.

–Eso no tienes qué pedirlo –su mirada se intensificó, al igual que su sonrisa –en este mundo y en cualquier otro, sólo tú eres la dueña de mi corazón –se quitó su insignia para colocársela en el cuello junto con la de ella.

La Maam de mi sueño se puso feliz y lo atrajo para volver a besarlo. Después lo soltó con renuencia y Popp desapareció con su hechizo Ruura.

–¡Por favor, protégelo! –apretó con sus manos las insignias de Aván de ambos y su aura de color rojo la cubrió por completo –llega a él y tráelo de vuelta a mi lado.

Aunque era solamente observadora, mi corazón latía con fuerza y podía sentir una emoción demasiado grande que era equiparable a la felicidad.

De repente mis piernas se movieron más rápido que mis pensamientos y en segundos estaba frente a la Maam de mi sueño.

Supuse que pensaría que era un enemigo y me atacaría, pero nada sucedió. Sus ojos no me miraron, ni siquiera cuando moví la mano cerca de su rostro y ahí entendí que en mis sueños nadie puede verme.

–Regresa pronto, mi amor –fue su súplica mientras seguía mirando hacia el cielo por donde aún se veía el destello que llevaba a Popp hacia Papunika.

La luz que siempre me saca de mis pesadillas, también lo hizo con este extraño sueño y desperté con una leve brisa golpeando mi rostro, pero me sobresalté al notar que mi cabeza no estaba recargada en el hombro de Popp, si no en sus piernas.

Con las mejillas sonrojadas, di un salto para escapar de esa incómoda situación, sin embargo, al mirar a mi compañero, lo encontré durmiendo con los brazos cruzados en su pecho.

–¡Buenos días, Maam! –Merle me saludó desde el lugar donde está la fogata –el desayuno ya está caliente. Si gustas, puedes empezar a comer.

La adivina sirvió una buena porción en un plato y me lo ofreció.

Yo miré hacia Popp y tenía la intensión de despertarlo, pero Merle se levantó para correr hacia nosotros y detuvo mi mano antes de que pudiera tocarlo.

–¡Déjalo dormir!... después de varios días padeciendo dolor por su herida, parece que al fin está recuperándose.

–¿De qué herida hablas? –su cara demostró arrepentimiento por haber hablado de más –¿tú sabes lo que le pasó?

–Sí –respondió apenada –pero Popp no sabe que estoy enterada... si le dices, se enojará conmigo.

–No lo diré si me cuentas todo.

–Escucha Maam, hay muchas cosas que pasaron en la cabaña que Popp no recuerda y yo sí, debido a nuestra conexión, pero sólo puedo decirte que, su pulmón y pecho, tenían una herida de flecha que afortunadamente, anoche se fue curando, gracias al calor que proviene del volcán.

–¿Por qué dices que hay cosas que no recuerda? –Merle no respondió, ni tampoco me miró –¡por favor!, necesito saberlo porque estoy segura de que también olvidé algo importante.

–No creo que haya sido importante para ti –la seriedad con la que lo dijo me produjo malestar.

–Eso lo decidiré yo.

Merle no dejó de mirarme con seriedad y en consecuencia, tampoco pude evitar devolverle el gesto.

El bostezo de Popp es el que terminó con esa situación y por culpa del recuerdo de mi sueño, mis mejillas volvieron a sonrojarse y corrí lejos para que no se diera cuenta.

Desde la fogata pude escuchar que le preguntó a Merle si pasó algo y ella le respondió que solamente se acercó para avisarle que el desayuno está listo.

Sus pisadas me indicaron que se estaba acercando y mi corazón latía con cada una.

Popp se sentó a mi lado y Merle de frente a nosotros.

Él me dio los buenos días, pero no pude mirarlo y con una voz débil le devolví el saludo.

El desayuno se me hizo eterno. Merle y él platicaban sobre la vida de la adivina en su aldea. Los dos se escuchaban relajados y por buena suerte, ninguno intentó incluirme en la conversación.

Una vez terminamos, recogimos todo en silencio y después nos dirigimos hacia la cima del volcán. Popp encabezó al grupo y mientras caminábamos, no dejé de rememorar el sueño que tuve de nosotros y el rubor se instaló en mi cara permanentemente.

Al llegar a la cima, él decidió entrar solo a inspeccionar el interior del volcán y no dio lugar a objeciones. Yo no estaba conforme en dejarlo ir sin nuestra compañía, pero tuve que aceptar que tiene un poder mágico muy superior al mío y aunque lo obligara a llevarme, sería solamente una carga y lo que menos quiero es verlo herido por culpa de mi necedad.

Las horas que estuvo allá se me hicieron eternas. Merle estaba bastante tranquila y se dedicó a jugar con unas cartas de dibujos extraños. El ruido que hacía al manipularlas, junto con el crujir del volcán y los relámpagos que caían ocasionalmente en algún lugar del otro lado de donde nos encontramos, no hacían más que aumentar mi nerviosismo.

–Está tardando demasiado –mencioné sin apartar la mirada del agujero del volcán.

–Popp está bien –Merle respondió confiada –puedo sentirlo perfectamente y sé que no ha regresado porque aunque no encontró un portal, sí consiguió una pista.

–¿Eres capaz de saber todo lo que le pasa? –le pregunté con un sentimiento nada agradable que jamás había sentido por nadie.

–No precisamente todo, pero sí gran parte de lo que ve o piensa... es casi como si nuestras almas fueran una sola.

Aquello no lo dijo con orgullo, pero para mí fue detestable escuchar la definición que le dio a su conexión.

No sé nada del amor, sin embargo, conozco algunas cosas que piensan aquellos que se enamoran y muchos creen que cuando el amor es muy grande entre dos personas, incluso sus almas se unen. Si eso fuera cierto, lo que Merle dijo es casi como afirmar que Popp ha correspondido a sus sentimientos y ese es el motivo por el que ahora tienen esa conexión especial.

"No puede ser verdad", mi mente gritó con fuerza, "Popp no pudo dejar de amarme tan fácilmente".

«Hay muchas formas de matar al amor», la voz de la demonio de mis pesadillas se coló en mis pensamientos, «aunque en este caso, creo que más bien, ese jovencito jamás te amo»

"¿Qué quieres decir con eso?".

«Lo descubrirás por ti misma»

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