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ACEPTAR EL MEJOR FUTURO P1

ESTOS CAPÍTULOS RECIENTEMENTE LOS ESTOY SUBIENDO AQUÍ. ERAN LOS QUE DEJÉ DE PUBLICAR Y QUE COMPLETAN LA HISTORIA.


NOTA

Texto entre " ", pensamientos de los personajes.

Texto entre «», consciencia o voces de personajes terciarios.

PVO MAAM

Todos mirábamos fijamente a las dos mujeres que custodian la puerta del cuarto donde se encuentra Popp. La tela de sus túnicas es fina, los brazaletes dorados tienen símbolos desconocidos que se iluminan de vez en cuando, (en sus tobillos también llevan unos similares, dándoles una apariencia de grilletes en lugar de hermosos adornos). 

Ninguna ha dicho nada desde que se aparecieron junto a la mujer que salvó a Popp, después de que usara ese increíble hechizo que no sólo destruyó a los monstruos, si no también reconstruyó el reino de Papunika.

La más alta de las tres está cruzada de brazos. Su mirada denota enojo y quizás sea mi imaginación, pero creo que sólo es conmigo. Al contrario de ella, la mujer rubia posee una dulce mirada y cuando me descubre observando a su compañera con más atención de la debida, me sonríe con amabilidad.

–No seas tan desconfiada –de pronto habla y me pongo nerviosa al darme cuenta de que es a mí a quien se dirigió –ninguna de nosotras es enemigo, al contrario, estamos aquí para ayudarlos.

–¿En serio? –me pongo a la defensiva –si eso fuera cierto, lo primero que debieron hacer cuando aparecieron, fue presentarse, pero en vez de eso, rodearon a la otra mujer para que no pudiéramos acercarnos a Popp y están ahí paradas, impidiendo que entremos a ver cómo está.

–Astrid evaluará sus heridas –por fin habló la mujer alta –y si considera necesario que Eira y yo nos encarguemos de él, entonces le puedes reclamar a ella todo lo que quieras cuando salga.

–¿Y esa mujer por qué tiene tantos derechos sobre Popp? –caminé dos pasos y mi maestro me sujetó para que no avanzara más.

–Porque es...

–Skadi –la interrumpió la rubia –Popp no ha dicho que podemos revelarles todo y además, sólo él, o Astrid, tienen el derecho de informarles lo que sucede.

–Popp ya nos ha contado gran parte de lo que pasa –Leona tomó la palabra y la miré decepcionada al entender que de verdad me han estado ocultando cosas importantes –también por eso estamos muy preocupados por él. No tenía ni dos horas de haber regresado del Inframundo, cuando ese maldito de KillVearn nos atacó, y con todo el poder que usó, es lógico que su condición es delicada.

La puerta se abrió y la pelinegra salió con una expresión de angustia que me dio mala espina.

–Skadi, Eira, la herida que tiene se la hicieron en el inframundo, pero lo peor es que también su cuerpo real está sangrando.

–¿Qué? –la mujer alta se alteró y supimos que lo que está pasando es muy grave –le dije que desistiera de usar la magia astral por tantos días, pero ese necio nunca hace caso de las recomendaciones.

–¿Es peligroso que su cuerpo real tenga esa herida? –el maestro Aván se les acercó y todos contuvimos la respiración al esperar la respuesta.

–Bastante peligroso –contestó la rubia –su cuerpo está llegando al límite de lo que un humano puede soportar cuando usan poderes que sólo los dioses, demonios o dragones, manejan sin problema.

Perdí mi voz al escucharla. Todo el tiempo dudé de mi amigo y pensé que nos había abandonado porque volvió a ser un cobarde, pero la realidad es que estuvo combatiendo sin descanso en el Inframundo, utilizando poderes que lo superan como humano y ahora su vida está en peligro.

–Dejemos la plática para después, Eira –la mujer alta descruzó sus brazos y entró al cuarto –voy a necesitar que me ayudes a curarlo y como primero debemos detener la hemorragia de su cuerpo astral, el tiempo es valioso si queremos que sobreviva.

La rubia caminó detrás de la alta y antes de que alguno de nosotros pudiera seguirlas, la pelinegra cerró la puerta y se apostó frente a ella para no dejarnos pasar.

–¡Queremos ver a Popp! –la enfrenté, pero no se intimidó y me miró con ¿rencor?

–Será mejor que se vayan a descansar, no hay nada que ustedes puedan hacer por él –esa voz autoritaria en serio que me es familiar.

La puerta se abrió de nuevo y la rubia asomó la cabeza.

–Princesa de Papunika –movió su mano para llamar la atención de Leona –como usted utiliza Behoma con un alto grado de efectividad, podrá empezar a sanar la herida de su cuerpo, así que por favor, le pido que venga conmigo.

–Yo también uso magia curativa –le dije como pude, porque la pelinegra se alzó más y nuestra escasa diferencia de altura no importó ante su cuerpo atlético que es más poderoso que el mío –¿qué problema tienes conmigo? –su actitud ya me estaba cansando.

–¡Perdónala, Maam! –la rubia se apresuró a contestar y me sorprendió que me llamara por mi nombre –Astrid sólo intenta proteger a Popp, pero a veces exagera en sus funciones, y más porque está preocupada por él –jaló a Leona para meterla al cuarto –agradezco tu ofrecimiento de ayudar y quizás más tarde sí te busque para que le hagas algunas curaciones menores. Por ahora necesitamos cerrar la herida rápidamente o va a perder más sangre.

Nos dedicó una sonrisa conciliadora antes de cerrar la puerta y volvimos a quedarnos con esa mujer que irradia un aura poderosa, pero demasiado retadora, (conmigo más que con cualquiera).

–Ya escuchaste a mi hermana, niña –caminó hacia adelante para obligarme a hacerme hacia atrás –aquí no es necesario tu poder, que sinceramente es demasiado débil como para que puedas ayudar a Popp.

–La magia sanadora de Maam es muy efectiva –me defendió mi maestro –incluso podría apostar que es mejor que la de la princesa... al menos a Popp le ayuda más que cualquier otra.

–¡Sí, claro! –se rio y mi enojo subió varios niveles –eso era antes de que mi querido Popp obtuviera un poder que supera la magia humana. Si la niña se estancó con la suya, es una inútil –miró a mi maestro como retándolo a contradecirla y por increíble que parezca, él no intentó hacerlo.

–¡Oiga linda mujer! –Chiu estaba embelesado con esta tipa –creí escuchar que dijo que es su querido Popp, ¿me puede decir qué relación tiene con ese mago tonto?

Todos enfocamos la mirada en la arrogante mujer y como lo hiciera antes su otra compañera, se cruzó de brazos y luego sonrió cínicamente.

–Popp y yo estamos comprometidos –soltó esas palabras que recibí como si me hubiera golpeado el estómago –somos una pareja que está unida en cuerpo y alma.

¡Qué! –fue la exclamación de los demás al oír semejante declaración. En mi caso, mi garganta se cerró y empecé a sentir que no llegaba aire a mis pulmones.

La mano de Hyunckel rodeó la mía y gracias a eso no me desmayé.

–Jovencita –mi madre fue la primera en salir de su estupor –eso que dices es muy fuerte. Popp es apenas un adolescente y presiento que no eres consciente de la mala interpretación que generas al emplear mal las palabras.

–Bueno, si lo vemos en la perspectiva humana, puede que tenga razón –respondió con un dedo en su mentón –mi cuerpo humano apenas tendrá la mayoría de edad, pero si hablamos de Popp, él ya tiene dieciocho desde hace meses y si no le prestamos atención a mi edad como humana, mi alma es lo suficientemente adulta como para no caer en algo incorrecto.

–¡Ese mocoso no puede tener esa edad! –gritó Him detrás de mí –apenas han pasado ocho meses de que iniciara la búsqueda del héroe y recuerdo que acababa de cumplir dieciséis.

–Mi querido novio no les tiene mucha confianza por lo que veo –hizo una mueca de burla que a nadie le gustó –han pasado demasiadas cosas y entre ellas está el hecho de que los dos nos entregamos algo valioso que nos unió para siempre, por eso ahora somos uno, y nada, ni nadie, puede separarnos.

–Piensas que vamos a creer que nuestro amigo y tú tienen esa clase de relación –Hyunckel le habló con su acostumbrada seriedad –si en verdad conoces a Popp como tanto presumes, debes saber que su corazón le pertenece a otra mujer.

–Esa mujer ya no tiene cabida en su vida y eso sí lo sabes –su cinismo no tiene límites.

En este punto de la conversación, mi mente se desconectó porque fue duro escuchar que mi mejor amigo no me tuvo la suficiente confianza, como para contarme sobre sus amoríos con esta mujer.

Siempre creí que Popp era como un hermano pequeño, pero hay un dolor en mi pecho que se presenta cada que quiero convencerme de que sigo viéndolo de esa manera y me da miedo pensar en la razón por la que mis sentimientos cambiaron.

La mujer rubia salió y como el ambiente estaba muy tenso y silencioso, nos miró con cautela.

–Las heridas de Popp han sido curadas, pero el muy necio volvió a trasladarse astralmente al Inframundo porque al parecer el héroe tiene problemas. Nosotras lo cuidaremos todo el tiempo que dure en ese lugar. Ustedes deben estar muy cansados por la batalla y como no sabemos que planea KillVearn, lo más recomendable es que descansen para que recuperen sus fuerzas.

–¡Perfecto! –la descarada fue quien respondió –si Popp está en el Inframundo, entonces no es necesario que Skadi y tú lo cuiden. Voy con él para ayudarlo.

–Está bien, pero Astrid, compórtate como su protectora. Tus coqueteos siempre lo ponen en peligro porque te desconcentras cada que estás con él y en lugar de que tú lo salves, Popp es el que termina lastimado por tus descuidos.

–Sólo pasó una vez y ya viste que no fue tan grave.

–No es una si no varias veces, pero en esta ocasión no voy a regañarte porque su herida sirvió para darnos cuenta de que ya no debe sobre esforzarse.

–¡Ves!, soy de mucha ayuda, querida hermana.

La pelinegra fue cubierta por la misma luz dorada con la apareció previamente, pero ahora desapareció junto con ella.

–¿Cuándo piensas decirnos quienes son y qué demonios está pasando? –Larhart se acercó a la rubia y aunque el guerrero la supera en altura y es intimidante, ella no quitó de su rostro esa sonrisa que al menos se nota sincera.

–Tienes razón. Ahora que Popp me dijo que es mi decisión lo que puedo decirles o no, he considerado contarles todo.

–¿Ese niño es su jefe? –Him también se acercó y se colocó a un lado de Larhart y ella.

–Popp es un joven valeroso al que hemos aprendido a querer como un amigo, pero aunque tenemos una buena relación, no llega al punto de prohibirnos nada... Hay otros motivos por los que no podíamos revelarnos ante ustedes.

–Si han decidido hacerlo, es porque algo malo sucede, ¿verdad? –Hyunckel llegó a la misma conclusión que pensé.

–De su grupo casi todos conocen gran parte de lo que pasa y lo que se debe hacer para salvar a su mundo. Mis hermanas y Popp, creen que no es bueno que la mayor involucrada en este asunto sepa la verdad, pero yo no estoy de acuerdo en que otros decidan por ella.

–Y la mayor involucrada, soy yo, ¿no es cierto? –su mirada melancólica me dio la respuesta sin necesidad de pronunciarla en voz alta –KillVearn ya me dijo que hay dos futuros. En uno de ellos, seré destruida por la tristeza y parece que Popp decidió que ese destino es el adecuado para que Dai sea feliz.

–¿Hay dos futuros? –Hyunckel apretó mi mano para captar mi atención y sólo pude asentir con la cabeza –¿Popp lo sabía? –se lo preguntó a la rubia.

–Sí –respondió muy bajito.

Mis amigos empezaron a decir improperios hacia Popp y no pude estar más de acuerdo con ellos.

–No sean injustos –por primera vez la rubia usó un tono de voz enojado –ustedes no se imaginan lo doloroso que fue para él decidir que ese futuro era mejor –me miró con seriedad y por un instante me sentí avergonzada de mi actitud –si me prometes no sacar conclusiones anticipadas respecto a tu amigo, te juro que te revelaré el otro futuro –miró a los demás –ustedes también deben conocerlo y cuando lo hagan, sé que estarán de acuerdo con la decisión de Popp, pero antes descansen, ya habrá tiempo de conversar.

Leona salió del cuarto y se dirigió a la mujer.

–Señorita Eira, Popp está curado y aseado, ¿necesita algo más? –se me hizo extraño que le hablara como si se hubieran convertido en amigas.

La rubia negó y después nos felicitó a todos por el grandioso trabajo en equipo con el que ayudamos al pueblo de Papunika.

La belleza de la rubia y la amabilidad que irradia incluso sin necesidad de hablar tenía a mis amigos maravillados, y obedientemente siguieron su recomendación de retirarse a descansar, (hasta Hyunckel moderaba su actitud ante ella).

Yo traté de dormir, pero estaba muy preocupada por Popp y como mi necesidad de cerciorarme de que estuviera bien fue más fuerte, me encaminé al cuarto. Sabía que esas mujeres estaban con él, así que tuve que armarme de valor para tocar la puerta, (la cual se abrió antes de que levantara la mano). La rubia me recibió sonriente y se hizo a un lado para que pudiera pasar.

Al entrar, lo primero en lo que enfoqué mis ojos fue en el cuerpo de mi amigo, que emitía su aura mágica aun estando inconsciente. Su pecho estaba descubierto y había varios vendajes tanto en su abdomen, como en sus brazos y cuello.

A pesar de su situación, no pude evitar detallar los músculos que se le marcaban demasiado bien a su delgado cuerpo y me sonrojé por mi atrevida acción.

–Ya no es el cuerpo de un adolescente, ¿verdad? –la rubia me habló cerca del oído y mi vergüenza aumentó –apenas tiene dieciocho, ¿te imaginas cómo se verá cuando tenga veinte? –caminó hacia la cama para recargarse en el pilar –las humanas son demasiado banales. Cuando ven a un hombre con un buen cuerpo y muy guapo, ya sienten que lo aman, pero Astrid no cayó en esas niñerías porque vio más allá de la galanura de Popp y por eso lo ama con esa pasión que no está dirigida a su físico, si no a su alma.

–¿Por qué me dices eso? –le pregunté nerviosa –yo... yo no me estoy fijando en su físico.

–¿Cuándo mencioné que lo hiciste? –me sonrió y me sentí demasiado tonta –yo me refería a cualquier mujer de tu mundo, no a ti.

Desvié la mirada y me sobresalté al encontrar a la mujer alta, sentada en una silla al otro lado de la cama. También su cuerpo era rodeado por su aura, (demasiado fría para un ser humano), pero me dio la impresión de que estaba dormida.

–Skadi decidió compartir su poder mágico con Popp. Antes no había necesidad de hacerlo porque creímos que estaba soportando usar la magia que le enseñamos sin verse afectado, pero ahora que sabemos que sí lo está haciendo, ayudarlo de esa manera mientras combate, hará que su cuerpo resista más.

De nuevo observé los vendajes y noté que aunque se veían blancos, en otras partes de su cuerpo se apreciaban algunos rasguños que extrañamente aparecieron sin motivo.

–La magia astral ataca el alma y la mente, pero para eso se le debe dar a esa alma un cuerpo, al que se le nombra cuerpo astral. Si el ser vivo es herido mientras tiene esa forma, lo que en realidad se está hiriendo es el alma, o en ataques mentales, la consciencia es la que se destruye... El cuerpo real de Popp presentó la herida que le hicieron en el Inframundo, porque su alma estaba en peligro de morir y para evitarlo, envió la herida más grave a su cuerpo físico.

"¿Acaso puede leer la mente?", todo lo que acaba de explicar, me lo pregunté desde que empezaron a decir que el cuerpo real de Popp había sido herido.

Al mirarlo otra vez encontré nuevas heridas.

–¿Por qué siguen apareciéndole si dice que la otra mujer está apoyándolo y según recuerdo, la antipática fue al Inframundo a protegerlo?

–Astrid era la más fuerte de las tres, pero desafortunadamente perdió su vida inmortal y el usar magia infernal pone en riesgo su alma. Popp no la va a dejar usar más poder del necesario y Skadi no puede mantenerse fuera de su cuerpo más de una hora humana –alzó las manos y me mostró los brazaletes que tiene en las muñecas –sin el poder completo de mi hermana menor, no somos más que esclavas a las que no se nos permite proteger a otro humano que no sea el héroe de corazón puro.

–¡Entonces nadie está ayudándolo! –me alteré y me lancé a sujetar los brazos de la frágil rubia –¿Popp corre el riesgo de morir si continúan hiriéndolo en el Inframundo?

–Es su decisión morir por su amigo. KillVearn sabe que el pequeño Dai es su punto débil y por eso recrudeció sus ataques hacia el héroe. Si lo deja solo, aunque sea un Caballero del Dragón, no va a sobrevivir porque tiene una herida en su corazón que ni mi magia celestial ha podido curar.

Un fuerte movimiento me hizo perder el equilibrio y caí de rodillas en el suelo. Las ventanas vibraron por un estruendo que vino acompañado de una intensa luz.

–Y ahí tienes otro de sus malévolos planes –se acercó a la ventana para observar lo que pasaba –debes ir con tus amigos. Ringaia está bajo ataque y son monstruos que abrieron un portal demasiado grande... Si se tardan en llegar, solamente encontraran escombros.

Me puse de pie, e iba decidida a buscar a los demás, pero Popp se quejó y regresé corriendo a la cama.

–¿Qué tienes Popp? –mi angustia fue grande al verlo sufrir y todo el oxígeno se escapó de mis pulmones al observar una herida en su pecho –¡Dios mío! –la toqué con cuidado y noté que era profunda –¡voy a curarte, por favor, aguanta!

La rubia puso su mano sobre la mía y al mirarla, movió su cabeza negativamente.

–Ninguna magia de tu mundo puede curar heridas de aura oscura, supongo que ya lo sabías.

–Lo sé, pero al menos podré detener la hemorragia algunos minutos... Leona lo hizo, ¿no? –mis ojos picaban y supe que iba a ponerme a llorar.

–Behoma es la magia curativa más fuerte que hay en el mundo humano. Tú solamente usas Behoimi. Su energía es muy baja y ni siquiera conseguirás detener el sangrado –me apartó con cuidado para sentarse en la cama –¡ve con tus amigos a Ringaia!, yo me haré cargo de las heridas de Popp.

–Pero es que...

–Él estará bien, te lo aseguro –la sonrisa que me dedicó trajo la imagen de una niña que sonreía igual, pero fue tan fugaz, que no pude retener sus otros rasgos –tu mente es muy fuerte –la miré desconcertada y se levantó para poner un dedo en mi frente –el hechizo es perfecto y aun así te niegas a olvidar –su aura apareció y un brillo azul cielo me cegó –¡ve con los demás a Ringaia!

–Sí –miré a Popp y aunque no quería dejarlo, la orden de la rubia fue más fuerte que mi deseo, y salí en busca de mis amigos.

En el camino los encontré dirigiéndose hacia el patio. El maestro Aván y Him, nos teletransportaron al lugar de la batalla.

El número de monstruos era menor al que destruyó Papunika, sin embargo la fiereza con la que atacan, nos dejaron en claro que no se irían hasta aniquilar hasta el último habitante de Ringaia.

El maestro nos dividió en grupos dependiendo de las habilidades de cada uno.

Él se fue a la parte Sur junto con Larhart y la señorita Amy. Crocodine y Leona, fueron a la parte Este. Nova, Merle, Chiu y sus subordinados, se trasladaron al Oeste. Hyunckel, Him, y yo, nos quedamos en la punta del castillo.

Pelear con monstruos que lanzan ataques de aura oscura es un suicidio a mi parecer.

No sólo se mueven muy rápido, con un simple rasguño pueden herirte de gravedad y es aquí donde no comprendo cómo es que Popp ha podido luchar sin nuestra ayuda contra estos monstruos.

Him lo hace porque su cuerpo de oricalco resiste los embates, pero si Hyunckel que es un guerrero increíblemente poderoso, está teniendo problemas porque ya no se mueve tan rápido como antes, es un milagro que un hechicero sin fuerza física pueda defenderse de tantos ataques de gran velocidad.

«¡Maam!», la voz de la rubia se coló en mi mente, «Oye, deberías de dejar de llamarme "rubia". Sé que no me tienes confianza, pero ya te dije vinimos a ayudarlos»

"¿Crees que es el momento de distraerme con ese tipo de reclamos?", le respondí mientras esquivaba el zarpazo de un monstruo.

«¡Quizás no, pero odio que me digas así!, además, ¿a quién se le ocurre estar pensando en cómo su querido amigo ha sobrevivido a las batallas cuando está en pleno combate?», esa mujer es buena para hacerme sonrojar, «Escucha, hay un aura maligna de poder incomparable que está a unos minutos de llegar con ustedes. Te recomiendo que se reagrupen o los tomará desprevenidos»

Volteé hacia mis compañeros y al menos no vi que tuvieran muchos problemas.

«Apenas viene, por eso no ves nada raro. Popp es imprudente, pero tú le ganas en desconfianza»

"Está bien. Voy a creer en tus palabras".

Salté con fuerza y logré exterminar a un pequeño monstruo que iba a golpear a Hyunckel por la espalda.

–La mujer rubia dice que se está acercando alguien muy peligroso –le conté con dificultad porque no paraban los ataques.

«Me llamo Eira», se escuchó ofendida y no pude evitar sonreír al haberla hecho enojar.

–Bueno, Eira dice que nos reagrupemos.

–¿Sólo nosotros? –Hyunckel blandió su espada y exterminó a cuatro monstruos al mismo tiempo.

–Seguramente habló con los demás como lo hizo conmigo –aniquilé a un enemigo que trató de huir por el suelo.

Hyunckel llamó a Him y una vez estuvimos los tres juntos, extrañamente los monstruos dejaron de atacarnos.

El cielo se oscureció y todo quedó en penumbras.

Mi maestro, Crocodine, Larhart y Nova, aparecieron poco después y supe que Eira sí los contactó, porque de inmediato formaron un círculo alrededor de mi equipo.

–¿Por qué hace eso, maestro? –tenía qué preguntar, pues prácticamente nos estaban protegiendo.

–No lo sé –me respondió con una sonrisa apenada –la señorita Eira sólo dijo que debemos cuidar de que no te lastimen ni a ti, ni a Hyunckel.

–Los humanos son tan estúpidos, que siempre buscan conseguir un futuro perfecto a pesar de los sacrificios ajenos.

La voz de una mujer pronuncio esas palabras con burla, pero fue la maldad que reflejó, lo que hizo que mi cuerpo temblara de miedo.

Una bruma oscura se concentró en un punto, y de la misma manera en que la supuesta prometida de Popp se apareció ante nosotros, una figura femenina con alas de murciélago, piel color lila, ojos dorados, cabello largo azabache y con un atuendo más descarado e insultante que el de la otra tipa, (porque casi no cubre su desnudez), se materializó, y los monstruos se apostaron debajo del lugar donde está flotando.

KillVearn también hizo acto de presencia junto a esa malévola mujer.

–Como verá mi señora, los tontos humanos han dejado al descubierto a quienes darán nacimiento al guerrero que ayudará al héroe a destruir a mi amo y a su padre.

Los dos miraron hacia el centro del círculo y supe que hablaban de Hyunckel y de mí, (era obvio, porque dudo que se refieran a Him y a Hyunckel).

"¡Esperen!, ¿Dijo dar nacimiento?, eso significa que están hablando de un... ¿de un hijo?... ¡Eira, por favor!, ¡dime que no es cierto!".

«Lo normal entre una pareja que se ama, es perpetuarse a través de su descendencia»

"Es que yo no estoy segura de lo que siento", estaba siendo honesta. Quiero mucho a Hyunckel, pero ¿por qué ese futuro que traerá esa bendición a nuestro mundo va a sumirme en la tristeza?

–Ya los conocía –al fin contestó la mujer malévola y enfoqué mi atención en ella –la otra miserable estuvo tratando de abrirle los ojos a esa tonta, a pesar de que su destino ya estaba decidido desde antes de que iniciáramos con la apuesta.

–¿Quién es usted? –gritó mi maestro y los dos seres malignos voltearon a verlo, pero la mujer no respondió –¿dónde está el maldito de Piroro?

Todos miramos a los alrededores para ubicarlo, pero no estaba a la vista.

–Mi señora me hizo el favor de unirme al cuerpo de la marioneta y la fortaleció para que ninguno de sus hechizos o ataques, pueda herirme –se rio como loco y me dieron ganas de lanzarme a darle un buen golpe.

–KillVearn –la mujer alzó la voz y el susodicho tembló –aniquílalos y esta vez no tienes excusas porque ni el héroe, el hechicero o la diosa humana, van a intervenir.

–¿Y las otras dos?

–Mientras la menor no esté aquí, las otras no pueden moverse de donde están.

–¡Excelente! –KillVearn bajó al piso –¡Ya escucharon, señores!, hubiera preferido divertirme viéndolos sufrir teniendo que aceptar el futuro más indicado, pero mi señora tiene prisa en matarlos y como prometió liberar a mi amo si la ayudamos, debo obedecerla.

KillVearn movió su mano y enseguida los monstruos se abalanzaron sobre nosotros.

Mi maestro le ordenó a Him protegernos a Hyunckel y a mí por sobre todas las cosas, mientras los demás luchaban contra los enemigos.

Yo traté de salir al ver que mi maestro fue herido en su brazo, pero Him me obligó a mantenerme detrás de él.

El horror de ver a mis amigos siendo heridos, sin posibilidad de dar batalla porque al parecer el aura maligna de la mujer estaba aumentando la fuerza de los monstruos, fue una terrible tortura, pero no pude preocuparme por ellos mucho tiempo, debido a que una ráfaga de energía negativa lanzó a Him por los aires.

Hyunckel me empujó y me pidió que huyera, pero no podía abandonarlo. Es fuerte, sin embargo su condición apenas le permite luchar algunos minutos y aunque destruyó a un gran número de enemigos con su ataque de Cruz Magna, era lógico que se iba a debilitar más rápido después de eso.

–¿Estás bien, Hyunckel? –lo abracé cuando cayó al suelo por un ataque que hirió su pierna –¡debemos huir!, son demasiados y desde que esa mujer está aquí, su poder aumentó casi como el que tenía Vearn.

–Sé que deberíamos huir –me contestó adolorido –pero ni eso vamos a poder hacer. Todo el lugar está cubierto por el aura de esa mujer. Ruura no servirá y terminaremos como Popp, cuando trató de usar ese hechizo en el palacio de Vearn.

–Entonces ¿vamos a tener que ver morir a nuestros amigos sin siquiera intentar ayudarlos? –mis lágrimas mojaron mi rostro al mirar hacia el suelo donde yacía mi maestro, Nova, Him, y Larhart, completamente inconscientes y con graves heridas que los llevarían a la muerte.

Unos seres malignos con alas se nos acercaban a gran velocidad.

Cerré los ojos a la espera de su golpe, pero el grito de batalla de Crocodine me dio esperanza.

Mi poderoso amigo consiguió romperles sus alas y su golpe redentor del Rey de las bestias los evaporizó.

Íbamos a felicitarlo cuando KillVearn atravesó su cuerpo con su guadaña y sus ojos se pusieron blancos al momento de caer.

–Una bella pareja –el desgraciado levantó su arma y caminó hacia nosotros con esa maldita sonrisa que detesto –el hechicero no debió pasarla nada bien al enterarse de que ustedes tendrán un poderoso hijo que le hará la vida más fácil al héroe.

–Maam, debes huir. Ese infeliz quiere tu vida –Hyunckel volvió a empujarme, pero me aferré más a su cuerpo.

–Ese maldito quiere la vida de cualquiera de los dos. Si ese futuro es cierto, con uno que muera será suficiente para dejarnos sin esperanza.

–En realidad, el único que debe morir es el guerrero inmortal –el miserable se detuvo y amplió su sonrisa –el otro futuro depende de la destrucción del héroe y ahí entras tú también.

–¿Y yo por qué? –eso no podía ser cierto.

–Luego de que mate a este estorbo, te llevaré con mi señora para que empieces a servirle.

Hyunckel se levantó usando sus últimas fuerzas y me obligó a correr delante de él.

KillVearn nos dio unos segundos de ventaja y cuando consideró que eran suficientes, voló hacia nosotros con la guadaña lista para incrustarse en mi compañero.

Dejé de correr en el momento en que la mujer maligna se apareció enfrente de mí y Hyunckel chocó con mi espalda. De inmediato volteó hacia KillVearn en un intento de seguir luchando para salvar su vida. Mientras él hacia eso, yo traté de buscar un punto desprotegido en la mujer, pero su falta de postura defensiva me demostró que no importa con qué la ataque, nada serviría contra su poder.

–Conseguiste que la ingenua de mi contraparte perdiera las apuestas, y no te imaginas lo agradecida que estoy porque con tu obstinación, dejaste únicamente dos futuros bastante malos para ti, y lo más divertido, es que en ninguno volverás a ver a quien tanto amabas.

–¿De qué apuestas hablas?

–Te di esas oportunidades porque la desesperanza es una energía negativa muy valiosa para mi mundo... Es una fortuna que tu cobardía haya destruido los intentos por encontrar un futuro equilibrado –en su mano apareció una espada oscura y extendió sus alas para volar hacia mí –¡despídete de tu amado!

Si me quitaba, Hyunckel recibiría el ataque, y como no había forma de defenderme, esperé a que la hoja se hundiera en mi pecho.

De reojo vi que KillVearn también levantó su guadaña y ahí entendí que mi querido Hyunckel tampoco sobreviviría.

Quise hacer algo que pudiera evitar este horrible final, pero en el momento en que los dos seres malignos nos iban a matar, miles de flechas atacaron a la mujer y un lobo blanco mordió su costado provocándole una herida grotesca que incluso a mí me dolió.

El grito de Hyunckel hizo que dejara de mirar al lobo y a la mujer, pero sentí que mi alma se destrozó en el momento en que fui testigo de cómo la guadaña de KillVearn se había clavado en el pecho de Popp al tratar de protegerlo.

Hyunckel lo sostuvo cuando cayó al piso y aunque estaba a un paso de mí, todas mis fuerzas se diluyeron con la visión de su sangre cubriendo su ropa y tardé en reaccionar.

–¡Pooooopppp! –finalmente pude lanzarme al suelo para abrazarlo, pero al tocarlo se evaporó –¡noooooo!

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