El Viaje
Samanta y Catalina eran dos jóvenes rebeldes que se dedicaban una gran parte de su tiempo a consumir drogas y plantas alucinógenas que conseguían gracias a un hombre al que ellas llamaban El Diler.
Un día, mientras que las jóvenes estaban en un callejón abandonado, comprando dosis de cocaína Diler les comento de una extraña droga que estaba apunto de salir al mercado, una sustancia a la que su gente llamada "El viaje".
Diler comentó los efectos que le producía a las personas y les dijo que como era una nueva droga ellas podrían probarla sin siquiera tener que pagarla y ambas aceptaron la propuesta, con la condición de que la droga se les fuese entregada en esa misma noche.
Sellaron el trato y quedaron de verse en ese mismo lugar a las ocho de la noche.
Samanta y Catalina acudieron a la cita y esperaron a Diler, por más una hora, con mucha impaciencia, sin saber que la respuesta a sus problemas iría a estar más cerca de lo que ellas esperaban.
- No puede ser que ese idiota nos esté haciendo esperar demasiado -dijo Catalina
- En eso tienes razón, pero sí esa droga es tan buena como nos dijo entonces valdrá la pena que lo esperemos
El tiempo siguió transcurriendo hasta que la noche se apodero de todo el escenario; ambas jóvenes estaban cansadas y desesperadas por consumir las sustancias que Diler les prometió que sin darse cuenta sus mentes empezaron a dejarse llevar por el sueño que las agobiaba...
Samanta fue la primera en caer al suelo: sus ojos le estaban pesando, ya no podía mantenerse en pie y su mente estaba comenzando a sufrir una rara serie de eventos alucinógenos.
Los colores de su entorno empezaron a cambiar a los de una paisaje estilo hippie: los arboles eran rosas el pavimento rojo y el cielo era naranja y poseía una misteriosa apariencia, como sí fuese de día en lugar de noche.
Samanta se dejo llevar por los extraños efectos que su cuerpo sufrió a un punto en el que su mente ya no tenía control sobre su cuerpo o el mundo real, sin darse cuenta de que en esa dimensión ella iría a estar sola, ya que Catalina se encontraba en un estado diferente.
Ella podía ver que a su alrededor que todo estaba oscuro y que tanto ella como su amiga se veían adentro de un gigantesco frasco cuya apertura era muy lejana y por cada segundo que pasaba la salida se hacía más y más grande...
Las dos muchachas permanecieron atrapadas entre los misteriosos efectos que sufrieron sus cuerpos sin darse cuenta de que la noche llego a su fin y al día siguiente ambas jóvenes se irían a topar con la misteriosa sorpresa de una persona que les era familiar.
Era el hombre que les surtía las drogas había aparecido, pero en esta ocasión iba vestido como todo un hombre de negocios, un mercenario que se veía dispuesto a pagarles por el gran favor que le brindaron...
- Buenos Días -contestó en un tono serio al ver que ambas muchachas había despertado con un fuerte dolor de cabeza- como les fue
- De qué hablas -preguntó Samanta- sí te estuvimos esperando durante toda la noche y nunca te apareciste
- así es -continuó Catalina- nos dijiste que nos ibas a experimentar con nosotras una nueva droga y nunca te apareciste
- Y están seguras de que no probaron la nueva Droga
En un solo abrir y cerrar de ojos el hombre al que Samanta y Catalina conocían como El Diler hizo un pequeño sonido con sus dedos, provocando que una gran multitud de gente vestida con batas de laboratorio aparecieron delante de ellas portando unos misteriosos tanques de gas.
- Les presento a mi equipo de investigación..., juntos estamos trabajando en una nueva droga para castigar a presos..., un gas al que llamamos "El Viaje"
Diler les confeso a Catalina y a Samanta que el no era un traficante sino un cientifico que trabajaba para el gobierno (experimentando nuevas drogas con muchachos como ellas) y que en el trascurso de la noche a ellas se les fue suministrado el gas del "Viaje" para ver que efectos alucinógenos producía en los muchachos con problemas de adicción...,
- así que todo este tiempo solo estuviese experimentando con nosotras -pregunto Catalina
- correcto, y por eso ahora tendré que pagarles con una sorpresa
El rostro del muchacho al que Catalina y Samanta llegaron a tenerle fe en algún momento de su vida cambio por el de una persona que se veía ansiosa de seguir experimentando con sus nuevas amigas...,,
Diler volvió a hacer la misma señal con sus dedos y en solo dos segundos todos los hombres que trabajaban para él activaron los tanques de gas y los rociaron sobre los rostros de las muchachas, dejándolas atrapadas en medio de una misteriosa nube que gas que termino con un sueño.
Al momento de despertar Samanta y Catalina habían olvidado todo lo ocurrido y en su lugar solo se veían desesperadas porque llegase el joven al que ellas conocían como "el Diler" para que les entregara su dosis diaria de cocaína y les ofreciera probar esa misteriosa droga la que sus amigos llamaban "el Viaje"....
* * *
La Escena de Samanta y Catalina, hablando con ese misterioso hombre, era una típica imagen que se había repetido hacía solo unos minutos y se estaba volviendo a repetir; solo que en esta ocasión la escena estaba siendo contemplando por otras personas...,
Era el mundo real, las imágenes de Catalina y Samanta se estaban reflejando a través de un monitor y sus verdaderos cuerpos se encontraban recostados sobre un par de camillas, en donde se veían conectadas por diversos cables y cada cierta hora se les suministraba una dosis del gas al que llamaban el Viaje.
- Y como podrá ver -dijo el doctor que estaba a cargo del experimento El Viaje- el gas que le suministramos a los sujetos que llamamos "Catalina" y "Samanta" les brinda efectos alucinógenos que les permite contemplar diversas situaciones en su entorno...
- Y qué efectos secundarios tiene en ellas -preguntó el doctor que fue asignado para supervisar los avances del experimento
- Eso depende de las emociones que sienta, pero en muy pocas ocasiones vemos que ellas tengan reacciones suicidas
- Y como llegaron los sujetos a este lugar
- Mediante sus familias, ellas ingresaron a esta institución de rehabilitación hace tres meses; las conectamos a estas camas en un día que ellas estaban dormidas y las hemos estado administrando el gas del viaje desde ese entonces; aquellos monitores nos permiten ver lo que hacer y mediante las dosis que les suministramos, para que podemos ver si el experimento "El Viaje" podrá ayudar a jóvenes como ellas a salir de los mundos de la drogadicción
- Y como imagina usted que esto pueda funcionar
- Eso depende de las alucinaciones que sus cerebros generen al tener el contacto con el gas; por ejemplo la joven Catalina tuvo la sensación de estar atrapada en un frasco, eso nos indica que su tratamiento esta a solo un mes de terminar, en cambio Samanta sigue teniendo alucinaciones poco susceptibles..., sí sigue así yo diría que su tratamiento tendrá que prolongarse un año más
- Pobres niñas..., me pregunto sí ellas se darán cuenta de lo que sucede
- No lo harán, para ellas todo lo que sucede es un sueño que se repite día a día hasta que sus tratamientos terminen..., pero aun así tenemos que seguir aplicándoles las dosis
- En eso tiene razón, Dr. Rivera..., pero creo que lo mejor sería volver a los monitores..., la escena de las dosis no tardarán en empezar
- Así, pero por favor Dr. Sánchez llámeme Diler...
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