RETÓRICA I: DECEPCIÓN

No son pautas, no son actas ni rencor, son sonrisas que me ensalzan a un falso frescor; no pretendo dirigir mis refunfuños al crepúsculo que desvanece el sol, solo intento reencontrarme con el oráculo sagrado en las tierras de Jericó: "Desatar un alegato inundado de dolor, dicótomo; cuasifacto, interludio de clamor".

Testifican por mí los demonios, lúgubres presencias se acomodan a su modo; los llamados del exhilio, un auxilio monocromo: "La carencia de sistemas, de engranajes en el domo; con acciones insalubles yo me asomo: Es la ciencia que discapacita a Cuasimodo, que se encierra en la jaula como el Lobo".

RETÓRICA II: PARTÍCULA

Mi vida arraigo al suelo pero no me entierro, destierro de los monstruos en un baño de calostro: bodrio; de seda marinada, es mi alma encrucijada entre laberintos y lianas, con una irreverente daga: "No maldigo cual mezquino, yo no engendro una decena de plagas".

Qué la ola siga, vacía el corazón, es el libre albedrío, una muestra de expresion; sensación onírica, piezas líricas, risas sínicas: "Faz de tierna a amarga, hija de la metafísica". No cuestiono todo, ¿río o caudal?: causalidad; libérrima y pacífica, mi espíritu en autocrítica: "La función de un bufón, Boson de Higgs, corte del bis en la partícula de la divinidad".