Capítulo 9
Sacrificio.
A veces pensamos que, si nos interponemos para evitar que otra persona sea lastimada, esta persona estará bien y por lo tanto tú también lo estarás, hay ocasiones en que después de hacerlo no recibes agradecimiento, solo mas sufrimiento, esto puede venir de un padre, una madre o cualquier persona que amas, en mi caso, una amiga.
En mi falsa realidad imaginé que ella estaba en riesgo y queriendo evitar que saliera lastimada, tuve que renunciar a mi libertad para que al menos ella lo fuera. No estoy enojada con ella por ser uno de ellos, de esos que me destruyeron la vida, de su farsa. Estoy enojada porque al ver el odio en sus ojos, el rencor en cada palabra, me doy cuenta de que nada ha valido la pena.
Exhausta, me detengo a mirar lo que he hecho. En mi mano temblorosa aún permanece la afilada arma. Sobre la cama el cuerpo de Yoona hecho pedazos y sobre mi toda su sangre.
No soy capaz de sentir remordimiento, para este punto no creo que vuelva a sentirlo. Dejo caer al piso el machete y doy unos cuantos pasos hacia atrás hasta chocar con la pared. Dejo caer mi cuerpo y flexiono mis rodillas quedando mis piernas frente a mi cuerpo.
Observo mis manos cubiertas de rojo y seguido me enfoco en la escena. Hace un momento no veía a nadie más en el cuarto, sin embargo, ahora la presencia de Yohan parado a mi lado observando el cuerpo desmembrado con una mirada sorprendida me causa curiosidad.
—¿Te duele? —murmuro con la voz suave y sin quitar mi atención del montón de carne y huesos que hay sobre la cama.
Él me mira y asiente con lentitud.
—Por supuesto, era parte de mi familia a pesar de todo —Su respuesta no causa nada en mí.
—Bien, ahora conoces un poco de mi sufrimiento —Yohan vuelve asentir y seguido toma asiento a mi lado, obteniendo la misma posición—. La foto que tiene Snail como fondo de pantalla con cuatro niños, estás tú en ella ¿Verdad?
—Sí, esa fue nuestra ultima navidad juntos con nuestros padres.
—¿Qué les sucedió?
—No lo recuerdo muy bien, solo fragmentos. Yo estaba afuera del edificio donde vivíamos esperando que papá regresara del trabajo. Era muy tarde en la noche y cuando lo vi llegar junto con mi tío, escuchamos varios disparos. Cuando subimos el cuerpo de la tía estaba en el suelo, sin vida.
—¿Y Yuntae?
—Él y Snail estaban escondidos debajo de la cama, gritando de miedo muy asustados, estaban con las manos amarradas y tenían golpes. Luego solo recuerdo que se los llevaron a la estación de policía, yo me quedé con Hari mientras papá averiguaba que había sucedido. Según Vante dos hombres entraron y la asesinaron, pero nadie vio nada. Después de eso no supe más de él... Nuestros padres jamás regresaron a casa así que el estado nos colocó en orfanatos del gobierno. Cuando pregunté me dijeron que su padre se lo había llevado y luego de unos meses Hari y el pequeño Snail también desparecieron. Me llevaron hasta la academia en donde permanecí por muchos años y luego me trasladaron a otra en donde volví a encontrarme con los chicos, a Hari la se la habían llevado a otro país y regresó hace tres años. Esa es la historia.
Saco la foto y la observo, él desde su lugar hace lo mismo.
—¿Qué significa esto? —Le doy vuelta a la foto dejando ver lo que está escrito.
—Esa era la tía Wang Hani, la madre de Vante. Sabes ella era una buena mujer, quería a sus hijos demasiado, muchas veces deseé que mi madre fuese como ella, que me mirara de la misma manera que ella lo hacía con Vante, su hijo favorito —Corta para tragar saliva y limpiar lo que parecen ser lágrimas de sus mejillas—. Eso que está escrito, es una de las canciones favoritas de Vante, solía cantarla cuando estaba aburrido. Lo que está borroso es su firma, su verdadero nombre.
Me sobre salto y lo miro.
—Su nombre, ¿cuál es? —Éste se queda un rato en silencio y finalmente habla.
—No lo recuerdo, desde que tengo uso de razón siempre lo he llamado Vante. Solo sé que su apellido es Kim, como el de nuestros padres.
Hago una mueca de decepción.
—¿Qué hay de mí? Como es que resulté involucrada.
—Hace un año, ambos, Vante y yo nos interesamos en ti, yo me enamoré... y él se obsesionó. Me enteré de que te había secuestrado dos meses después. Intenté sacarte, pero mi miedo era más grande. Sé que no lo entenderás, pero Vante tiene una manera de manipular muy grande que te hace temerle de una forma impresionante. Fui su perro durante años, pero ya no más... Yo fui quien llamó a la policía y di tu ubicación, pero Vante se dio cuenta y logró engañar a los policías. Pensé que te dejaría en paz en ese hospital, pero no lo hizo. De nuevo te tiene a su lado, y a hora yo soy el malo —Deja salir una risa pesada, llena de amargura.
—¿Lo eres?
—Contigo no —Me mira—. Tienes que dejarlo. Antes dejé que te hiciera daño, pero ahora es diferente, tengo aliados muy poderosos que pueden protegerte, solo pídemelo y te sacaré de este mundo.
—No puedo. Este mundo lleno de sufrimiento y sangre es ahora mi mundo, pertenezco a él.
Me pongo de pie.
—Vas a volver con él —Concluye con desilusión.
—No quiero. Mi plan era irme lejos, pero después de lo que me has dicho no puedo seguir huyendo.
Él se pone rápidamente de pie y me sujeta por los hombros.
—¡Escapaste! Si regresas sabes que habrá consecuencias. Él podría matarte —exaspera y en eso mis ojos se humedecen por los recuerdos de todo lo que he sufrido hasta hoy.
—Lo sé, pero necesito arrancarlo de mi pecho, deshacerme de una vez por todas de estos absurdos sentimientos que tengo por él y la única manera es verlo, ver lo que se esconde debajo de esa mascara —Con mis dedos limpio las lágrimas emergentes—. Necesito ver su verdadero rostro.
Yohan resignado aparta sus manos y las lleva hasta su cabeza al tiempo que comienza a caminar de un lado para el otro. Puedo notar su preocupación, pero en realidad tengo que volver.
Caigo en cuenta que no puedo regresar con la ropa sucia de sangre.
—¿Puedo tomar un baño? —inquiero y él detiene su andar para darme un vistazo rápido.
—Sí, está ahí —Señala una puerta detras de mi—. Te conseguiré ropa limpia.
Asiento y me dirijo hasta el baño. Ya adentro me apresuro a meterme bajo la regadera y dejar que el agua se lleve toda la suciedad que traigo conmigo. El agua rápidamente cambia su color cristalino a uno carmesí.
Ya cuando no sale más sangre me quito la ropa y la dejo en el piso mientras me enjabono todo el cuerpo pensando una y otra vez en lo hipócrita que ha sido Yuntae. Parece que sus mentiras no tienen fin, y cada vez son peores. También me inquieta mucho por qué Yohan me está ayudando e incluso me ha dejado asesinar a su prima.
Mis pensamientos son interrumpidos por toques en la puerta.
—Eunji yo soy, ya te traje la ropa.
Analizo la situación y no sé por qué, pero quiero ver la reacción de Justin al verme desnuda.
—Pasa —digo y él lo hace, apenas entra intenta decir algo, pero al verme, con rapidez se da vuelta muy impresionado. Continuo con mi ducha.
—¿Qué querías decirme? —pregunto restándole importancia a su timidez.
—Que... tu ropa... Mmm ... dame... que me des tu ropa para quemarla —logra decir aún de espaldas.
—Entiendo, aquí está —miro la ropa a solo unos centímetros de mi—. Ven tómala —indico.
—¡Qué!
—No la querías, tómala —Ruedo los ojos y él suelta varios suspiros ansiosos.
Lo veo caminar de lado como un cangrejo para así no verme, con prisa se inclina a recoger la ropa y sin mirarme termina llevándosela. Eso ha sido muy tierno.
Termino de lavarme y ya con la ropa nueva salgo mientras guardo en mis bolsillos las cosas que traje. Me sorprendo al ver a Yohan agachado en el suelo vestido con un camuflaje de plástico blanco de esos que usan los investigadores o doctores para no contraer algún virus, limpiando con un cepillo unas manchas de sangre. Además, a su lado hay varios potes de alcohol, desinfectante, ácido y muchas cosas más de limpieza.
Parece un maniático de la limpieza.
Ya el cuerpo de Yoona no está sobre la cama, al parecer está en unas bolsas de basura.
—¿Qué haces? —cuestiono y él deja de limpiar para ponerse de pie.
Al instante noto que, a pesar de que lleva na mascarilla que se ha sonrojado y por lo tanto evita mirarme a los ojos.
—Me aseguro de que todo quede intacto y así no nos descubra la policía.
Entonces es así como ellos solían actuar. Yuntae hacia una masacre y él lo limpiaba.
—Me voy —digo comenzando a caminar. Pero se interpone en mi camino.
—Espera —Se quista la mascarilla—. Hay un video, supongo que quieres pruebas de lo que te dije. Yo instalé una cámara en la oficina de Yuntae y grabé la discusión que tuvimos ese día cuando me amenazó para que te golpeara.
—¿Dónde está? —pregunto ansiosa, pero él se apresura a negar.
—Ese es el problema. Lo perdí luego de que Yuntae quemara la mansión. No estoy seguro, pero creo que hay una copia y es Snail quien la tiene.
Bajo mi mirada pensando en que hacer. Y en eso él va hasta una mochila que tiene en un rincón del cuarto y de esta saca un celular que me da.
—Ya tiene mi número agendado, puedes llamarme si necesitas ayuda —murmura a lo cual le doy una sonrisa de labios cerrados.
Sin decir más me dirijo hasta la salida y después de salir del hotel tomo un taxi. En el camino pienso en lo que me espera así que trato de tranquilizarme, pensando en otras cosas. Como en lo que sentí al matar a Yoona, esa adrenalina, esa sensación de éxtasis que recorría mi cuerpo y que me hacía sentir viva.
En cuestión de minutos me encuentro en la casa. Puedo divisar antes de cruzar el cercado la cantidad de hombres en la entrada. El taxista me deja a unos pasos de la entrada así que tengo que caminar. Con cada paso que doy trato de no alterarme. Uno a uno los hombres se dan cuenta de mi presencia y por supuesto que se sorprenden, aunque yo no cuando veo varios cuerpos tirados en el césped.
Uno se me acerca y tomándome por sorpresa me abofetea. Por la fuerza del impacto mi rostro arde y sangre comienza salir de mi labio inferior. Rápido los otros lo alejan de mí y como el hombre está furioso tienen que amenazarlo apuntándolo con sus armas.
—¿Qué crees que haces? ¡Es la esposa del jefe! —expresa uno sin dejar de apuntarlo mientras yo trato de limpiarme la sangre.
—¡Por su culpa mataron a mi hermano! ¡Si no si hubiese escapado, él estaría vivo! —grita con enojo e intenta volver a agredirme. Pero una ráfaga de disparos se lo impide. Sus compañeros abren fuego contra él y no dejan de dispararle hasta que su cuerpo cae al suelo.
Sorprendida por lo sucedido me quedo mirando como enseguida arrastran su cuerpo hasta donde están los otros cadáveres. Al tiempo que le dan aviso a Yuntae de que estoy aquí.
Los hombres me indican que entre a la casa y al hacerlo veo el desorden que quizás Yuntae ha hecho. Todo está hecho pedazos hasta el televisor fue afectado. Voy al cuarto y escondo el celular debajo del colchón.
Tomo asiento en la cama ocultando mi rostro entre mis manos y sintiendo como cuerpo sudoriento tiembla. Dejo salir el aire e intento no entrar en pánico porque quizás me dé un ataque y no quiero que pase. Cruzo mis brazos en forma de x y coloco las manos sobre mis hombros cerrando los ojos.
«¿Alguna vez has amado tanto a alguien que, sientes que no puedes respirar cuando estás con esa persona?
Conoces a esa persona y ninguno de los dos sabe que los impactó, pero tienes es cálido y confuso sentimiento cuando están juntos. Esos escalofríos cada vez que se miraban, al principio todo se sentía tan bien pero ahora se sienten enfermos de verse. Terminan enfrentados y escupiendo veneno con cada palabra que dicen. Se empujan, se jalan del cabello, se rasguñan, se tiran al piso. Y al final se encuentran tan perdidos en esos momentos de locura que se apodera de sus mentes, así que es mejor que cada uno vaya por caminos separados y cuando lo intentan ninguno de los dos tiene la fuerza suficiente para hacerlo. Ambos están enfermos, pero se niegan a ira a terapia»
Recuerdo las palabras de una paciente del hospital psiquiátrico que había asesinado a su pareja, eran tan tóxicos como Yuntae y yo, pero con la diferencia de que el chico no era un asesino profesional.
¿Qué puedo decir? Es complicado.
No pasa ni un minuto cuando siento un fuerte jalón en mi cabello que me obliga a ponerme de pie. Abro asustada los ojos al tiempo que Yuntae me estampa contra la pared y lanza un puño a la pared que hace un agujero en esta, justo a un lado de mi cara.
A pesar de que por el impacto me he quedado sin aire Intento alejarme de él, pero rápido me sujeta del cuello y me aprieta con fuerza. Nuestras respiraciones están igual de agitadas. Su mirada fría me atraviesa el alma como lo haría un cuchillo afilado. Sus venas sobresalen tanto que parecen querer explotar, incluso el parche aun en su cabeza se macha con la sangre de la herida.
—¡¿En dónde estabas?! —grita cerca de mi rostro, pero intento mantenerme en calma. No puedo seguir temiéndole, no puedo permitirme tener miedo.
—Fui a dar un paseo —Sonrío con amplitud—. Estaba aburrida.
Él vuelve a estamparme contra la pared tras mi comentario.
—No me provoques —amenaza con los dientes apretados. Soportando el dolor vuelvo a reírme porque sé que no le gusta perder el control y solo yo hago que pierda la cabeza.
Su agarre en mi cuello cada vez es más fuerte, más frio, más imponente. Escucho la irritante risa de Yoona en mi cabeza mezcladas con las palabras de Justin.
Comienzo a reírme de la misma manera que ella lo hacía, fuerte y constante. Tan irritante pero satisfactoria a la vez. Mi risa desconcierta a Yuntae que por un instante afloja la mano en mi cuello, por lo tanto, me aproximo rápido a su rostro y lo beso. Lo beso con rabia y rencor, él sigue sin problema el beso volviéndolo más intenso así que tomo su labio inferior entre mis dientes y lo muerdo, lo hago con tanta fuerza que termino rompiéndolo.
Él se apresura a separarse un poco dejándome ver la gran confusión en su pálido rostro, y una delgada línea carmesí brotando de su boca.
—¡Te volviste loca! —exclama, haciéndome reír de nuevo.
—¡Sí, estoy loca! —expreso y vuelvo a besarlo.
Yuntae sostiene mi cabeza enredando sus dedos en mi cabello y aproximándome más a él. Su cuerpo está tan tenso que puedo sentir con facilidad todos sus músculos comprimirse. El exquisito sabor de su boca, su lengua incluso como roza sus dientes en mis labios me gusta.
Aprovecho que está distraído en la pequeña batalla que mantienen nuestras lenguas, y con mi mano derecha saco de mis bolsillos aquella navaja. Con rapidez se la entierro en el abdomen, él se da cuenta de lo que he hecho así que intenta separarse, pero rápido saco la hoja de la navaja y se la vuelvo a enterrar.
Él logra apartarme apretando de nuevo mi cuello con su mano e inmovilizándome contra la pared, mientras observa su abdomen ensangrentado. A pesar de que mi respiración es un desastre sigo manteniendo esa risilla.
El hecho de que no se lo esperaba me satisface. Yuntae vuelve su mirada hacia mi dándose cuanta de mis intenciones así que intenta con su mano libre quitarme la navaja, pero antes de que lo haga levanto la navaja en el aire queriendo córtale el rostro, sin embargo, él se cubre y termino cortándole el antebrazo. Esto lo enfurece aún más y después de un forcejeo logra quitarme la navaja.
Con fuerza me arroja al piso así que mi cuerpo se golpea al caer. Para mi mala suerte imágenes de él violándome y golpeándome me invaden ocasionado que quiera dolerme la cabeza. Aparto esas imágenes y la risa de Yoona lejos, no pedo permitir que me dé un ataque. No ahora.
Sin dejar de reírme levanto un poco la cabeza y lo veo acercarse así que me pongo rápido de pie, sin embargo, él logra sujetarme de los brazos y me hace una especie de llave que me impide moverme.
Furiosa por la situación pataleo para intentar zafarme, pero su agarre es demasiado fuerte así que solo me queda gruñir con ira. De una forma veloz este me tumba sobre la cama, coloca su pesado cuerpo sobre el mío y después de quitarse la corbata que lleva puesta la usa para atarme las manos a la espalda. Aun sujetándome comienza a caminar hasta llevarme al baño. Al ver que la bañera está llena de agua y que él se dirige a esta me doy cuenta de lo que pretende hacer.
Asustada, pataleo con más fuerza, pero ni siquiera se inmuta, es así como sin poder evitarlo él termina metiendo mi cabeza en la bañera. Con mis ojos bien abiertos bajo el agua contemplo como Yuntae comienza a ahogarme. Su mano hace presión en mi cuello empujando mi cabeza los más profundo que puede.
Agito mi cuerpo para intentar salvarme, pero termino tragando más agua. De repente cuando pienso que mis pulmones no van a resistir más, él tira de mi cabello hacia arriba consiguiendo que saque la cabeza un poco.
Horrorizada intento respirar tomando bocanadas de aire mientras mi cuerpo tiembla. Yuntae detrás de mí, presiona mi cuerpo contra la bañera y se acerca a mi oído.
—¿Con quién estabas? —cuestiona con su gruesa voz, pero como no le respondo vuelve a introducirme al agua.
Esta vez tarda más en sacarme así que cuando lo hace mi garganta quema, al igual que el interior de mi nariz y ni que decir de mis pulmones. Toso con fuerza.
—Vas a necesitar algo mucho mejor que un oso para que te perdone —bufo sintiendo como me cuesta hablar por el agua que he tragado, sin embargo, mis palabras no le hacen gracia a Yuntae, ya que vuelve a meter mi cabeza el agua.
Siento como después de luchar me estoy quedando sin aire, la presión en mis oídos se ha incrementado tanto que me causa mareo y lentamente todo se va haciendo oscuro...
Siento una fuerte presión en el pecho así que desesperada inhalo aire. Abro los ojos cayendo en cuenta de que estoy acostada sobre la cama, boca abajo y mis manos están atadas a la cama con cuerdas. Observo mis piernas que también están atadas manteniéndome en una posición muy incómoda.
Mi cabello está empapado de agua así que las almohadas igual. En mi campo de visión aparece Yuntae recostado sobre la pared observándome fijo, con la mano izquierda juega con la navaja manteniéndola en constante movimiento, mientras que con su otra mano acaricia la pequeña mordedura que le di en el labio.
Por su mente retorcida pueden estar pasando muchas cosas, y no me agrada la forma en que me está mirando y esa sonrisa ladina en su rostro. Además de que en esta posición soy presa fácil.
—Yuntae, no estarás pensando en violarme de nuevo —inquiero y él rápido niega.
Deja de jugar con la navaja y comienza a caminar hacia mí.
—No, quiero averiguar qué tan lejos puedes llegar sin tus alas —murmura tomando asiento sobre la cama.
—¿De que estas hablando?
Éste me ignora y con agilidad corta mi blusa dejándome la espalda al descubierto.
—Si las corto, ya no podrás irte.
Muy confundida intento cuestionar, pero de repente siento un fuerte ardor en la piel. Es como si me estuviera... cortando. Comienzo a gritar adolorida mientras él me hace una gran y profunda cortada en la espalda.
—¡Yuntae, detente! —grito aterrada, pero sigue ignorándome, el dolor no cesa, al contrario, se incrementa cuando siento que hace otra cortada igual que la anterior.
Mientras doy gritos siento el líquido bajar de mi espalda y caer sobre las sabanas creando un charco a mi alrededor. Él se detiene y siento que se aleja así que levanto un poco cabeza para ver a donde va. Éste solo toma de una mesa una aguja con un poco de hilo para suturar heridas. Pero no trae nada más.
Mi pecho agitado sube y baja con rapidez.
Yuntae regresa y vuelve a sentarse a mi lado. Sigo intentado deshacerme de las ataduras, pero solo consigo lastimarme las muñecas y desangrarme aún más.
—Yuntae ¿Qué estás haciendo? —cuestiono con temor.
De un momento a otro, él comienza a introducir la aguja en mi piel lastimada, logrando así unir la gran cortada que me ha hecho. Mientras lo hace me retuerzo de dolor. Él lo está haciendo mal apropósito para así causarme más dolor.
Mis gritos resuenan por toda la habitación y la sangre sigue brotando de mis heridas. Sin tener cuidado y muy lento cose las heridas hasta que cuando termina se va, dejándome atada y con dos grandes y horrendas cicatrices en mi espalda.
Imformacion 100% verificada y confiable. Yohan no le está mintiendo, repito no le está mintiendo.
Aqui les dejo un pequeño adelantoe de lo que será el tercer libro, "EL ORIGEN DEL MAL" que como su nombre lo indica es el origen de nuestro perverso favorito. Narrado única y exclusivamente por él.
Este libro aún es un borrador y será publicado despues de que el segundo libro termine. ¿por que? porque si, y no solo eso habrá muchos libros mas PERO, cada uno a su tiempo. sin mas que decir ciao.
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