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Capítulo 4


¿Qué quiere decir?

Sin palabras y sin entender nada, me quedo mirando al chico; no sé por qué, pero su rostro me parece familiar. Es alto de piel pálida y ojos pequeños. El color del cabello es castaño y usa varios pendientes.

—Veo que estás sorprendida y me imagino que es porque no tienes idea de quién soy, ¿verdad? —Su forma de hablar es relaja y usa un tono amigable.

Una idea se me cruza por la cabeza.

—Eres Snail —aseguro y él sonríe ampliamente escondiendo en el acto sus ojos.

—Oh, no sabes cuánto me alegra que sepas mi nombre. —Sus gestos son como los de un chico de secundaria, inmaduros y torpes—. Estuve en tu boda, no sé si me recuerdas, fui uno de los testigos —menciona con orgullo mientras se señala así mismo.

—¿Estuviste ahí? —Mi interés despierta.

—Sí, es que tuve que usar una máscara por eso no me recuerdas —Su rostro se entristece—, si mi hermano no me obligara a usar esa estúpida mascara yo...

—Espera —Lo interrumpo sorprendida por lo que acabo de escuchar—. ¿Yuntae es tu hermano?

El chico frente a mi asiente.

—Sí, ya me esperaba eso, casi nunca me menciona. —Me sonríe y hace una reverencia ante mí—. Mi nombre es Snail, y soy el hermano pequeño de tu esposo.

Su presentación me deja anonadada. Parece muy sincero, pero cómo es posible, Yuntae jamás me mencionó que tuviera hermanos, siempre hablaba de sus padres no de que el supuesto hacker es su hermano.

El silencio entre nosotros es interrumpido por Yuntae quien camina hacia nosotros aun con su torso desnudo lleno de sangre. Se pasea por la sala cargando consigo una bolsa de basura color negro muy pesada y de la cual caen pequeñas gotas del líquido rojo.

Se posiciona frente al chico y le arroja la bolsa de basura de la que sé muy bien su contenido. El chico atrapa la bolsa sin mucho esfuerzo y enseguida Yuntae le da indicaciones.

—Empácalo en una caja de regalo y envíaselo a sus padres —ordena fríamente. Observo confundida a los dos hombres frente a mí, son tan parecidos físicamente que en realidad no sé cómo no medí cuenta cuando lo vi, ese chico es el hermano de Yuntae. Las facciones de Yuntae son más marcadas y masculinas que las de su hermano, sin embargo, son tan parecidos—. ¿Qué esperas? Ve.

Su tono agresivo y frio me hace reaccionar. El chico obedece y comienza a caminar con dirección a la salida mientras Yuntae me lanza una de sus miradas vacías y oscuras, solo una fracción de segundo es lo que dura ya que, así como apareció así se marcha.

De nuevo me quedo sola en la sala totalmente sorprendida por lo que acaba de pasar, no obstante, el hambre me ataca y decido preparar algo. Pasan unos minutos y cuando estoy por terminar escucho pasos acercándose, me asomo un poco y veo al tal Sneil entrar de nuevo a la casa.

—Cuñada, ¿puedo quedarme a comer? —Se frota el abdomen y eso me hace notar que es más delgado que Yuntae—. Es que llevo horas sin hacerlo y tengo demasiada hambre.

Su pregunta me deja sin saber que decir.

—Está bien. No creo que haya ningún problema, cuñado —murmuro y él me sonríe tiernamente. Una linda sonrisa, pero muy diferente a la de su hermano mayor.

Termino de preparar la comida y sirvo la mesa, después de eso tomo asiento y para mi sorpresa Snail toma asiento a mi lado y aproxima su rostro a mi oído como si me fuera a contar un secreto, aunque parece amigable se me hace un poco difícil acostumbrarme a su cercanía.

—Eunji, quiero que sepas que yo no estuve de acuerdo con muchas de las cosas que mi hermano te hizo, pero no podía hacer nada, él me hubiese... —Corta de repente sus palabras y luego pega un chillido de dolor. Me giro a ver por qué y descubro a Yuntae jalándole la oreja, haciendo que Sneil se cambie de lugar para así él poder sentarse junto a mí.

El pobre chico se queja de dolor de una manera muy infantil mientras Yuntae comienza servirse su plato de comida ignorando por completo el berrinche. Está recién bañado y no queda rastro alguno de toda la sangre de la persona que descuartizó en el baño, de su cabello algunas gotas de agua caen sobre sus hombros mojando un poco su camiseta blanca.

—Yuntae —murmuro debatiéndome si decirlo a no—. ¿Por qué no me dijiste que es tu hermano?

Un silencio se hace presente y cuando creo que él no me dirá nada, lo hace.

—No lo vi necesario. —Es lo único que pronuncia y continúa masticando.

Abro la boca para expresarme, pero no lo hago ya que en realidad no encuentro las palabras, solo me limito a quedarme en silencio y aunque detesto mi comportamiento tan débil y sumiso decido seguir con mi plan de observar el entorno en que se rodea Yuntae. No ha pasado mucho tiempo y ya me he enterado de muchas cosas, quizás esto llegue a funcionar si me esfuerzo un poco más.

Me concentro en mi plato de comida mientras Yuntae y Snail ya se encuentran comiendo, ambos son parecidos físicamente pero tan diferentes respecto a sus formas de comportarse; Yuntae, aunque puede fingir muchas personalidades su verdadero ser es cruel, despiadado, apático e insensible; por el otro lado su hermano es tierno, cariñoso y muy divertido.

Me pregunto si también está fingiendo.

—Espero no encontrar el dedo de alguien en el lavabo —susurro en voz baja y alcanzo a distinguir el fantasma de una sonrisa en el rostro de Yuntae; sin embargo, eso es lo único que muestra ya que por varios minutos en la mesa solo hay silencio, ese silencio que me incomoda a tal punto que pierdo el apetito.

Ahora que lo pienso el hermano de Yuntae puede ser una buena fuente de información, se supone que al ser su única familia debería conocer todo sobre él, por lo menos cosas que me ayuden a poder lidiar con su extraño y bipolar carácter.

Sin pensarlo mucho tomo una decisión.

—Snail, ¿quieres salir a tomar un café conmigo? —Mi repentina proposición hace que ambos me miren, uno con entusiasmo y el otro con disgusto.

—Me gustaría —responde y luego mira de reojo a su hermano—, claro, si tú lo permites.

Yuntae solo niega y sigue comiendo. Está claro que no quiere que su hermanito y yo conversemos, eso me incita a querer hacerlo aún más. ¿Qué es lo que no quieres que sepa Yuntae?

—¿Por qué no? —cuestiono, tomando una pequeña porción de arroz con mis palillos. Gracias a su reacción me ha devuelto las ganas de comer.

—Sí, ¿por qué no? ¿Qué tiene de malo? —interroga Snail.

—Cállate.

De nuevo Yuntae luce molesto, y por la forma en que le habla a su hermano no dudo en que esta es una muy buena idea. Llevo mi mano derecha por debajo de la mesa hasta dejarla reposada en su muslo, logrando con esto que él me mire.

—Solo será una hora. —Deslizo la palma de mi mano por los músculos de su pierna, la cual gracias a la pantaloneta que lleva puesta, su piel tiene mayor exposición—. Te prometo que no voy a escapar, ni intentar algo estúpido.

Sin dejar de mirarlo quito mi mano de su muslo y noto que se ha quedado pensativo.

—Iré con ustedes —dice, haciendo que yo me sobresalte.

—¡No! Iremos solo nosotros dos.

—Crees que te dejaré hacerlo.

—Eso ya lo veremos.


*

Camino detrás del chico de sudadera roja y jeans negros mientras observo a los autos estacionados en la acera. El primero es de Snail y el otro es el de Yuntae, el cual, aunque no está muy convencido se ve obligado a bajar la ventanilla de su auto y posteriormente a conducir lejos de mi vista. Gracias a aquella llamada que recibió donde le informaban que tenía algo muy urgente que hacer y ya después der eso fue más fácil convencerlo de dejarme salir con su hermano, al fin y al cabo, es mi cuñado.

Entramos a la cafetería y nos dijimos hacia una mesa que está ubicada junto a la pared, en la cual hay un ventanal de cristal con vista hacia la calle. Tomo asiento y observo que en el cristal hay dibujadas figuritas de tacitas de café con caritas muy lindas.

El ruido que provocan un grupo de chicas jugando y riéndose al entrar a la cafetería hace que caiga en cuanta que hay muchas personas en éste lugar, y que no será fácil establecer una conversación de secretos perturbares. Aunque mejor será ir lento y hacer que Snail confié en mí.

—¿Qué quieres tomar? —pregunta para poder ir a hacer el pedido.

—Un Batido de yogur de fresa estaría bien.

—¿Y de postre?

—Lo que sea que contenga chocolate. —Sonrío recordando que hace mucho no como chocolate.

 Snail asiente y camina hacia la barra en donde hay dos chicas preparando las bebidas. Dejo de mirarlo por un rato ya que descubro que hay una mujer en una motocicleta del otro lado de la calle mirando hacia acá, está vestida totalmente de negro; con pataleos y chaqueta de cuero y por supuesto un casco que no me deja ver su rostro. Pero si me parece muy extraño.

—¡Mira qué servicio! —exclama Snail tomando asiento—, no tardaron mucho tiempo preparándolos. —Deja las bebidas sobre la mesa y me sorprende que pidió lo mismo para él. Dos gigantescos batidos y dos frappes de doble chocolate.

—Y bien ¿De qué querías hablar?

—Para ser sincera solo quiero que me digas cosas de Yuntae, lo conoces muy bien así que sabes que suele mentir casi todo el tiempo y se me hace muy difícil estar con él, cuándo ni siquiera lo conozco.

—Realmente lo amas, ¿verdad? —pregunta remangándose las mangas de su sudadera. Y luego abre los batidos que están servidos en vasos de plástico trasparente.

—Sí y mucho, pero él es tan... malo conmigo, que creo que no tengo ninguna oportunidad.

—Él es así, mas creo que si está enamorado de ti, de una forma extraña, pero lo está, a veces yo también pienso que no me quiere, sin embargo, aún no me ha matado y eso ya es algo.

Su lógica, aunque es cruel, es muy acertada.

—Puedes ayudarme —vuelvo a insistir. Introduzco la pajita en el batido y comienzo a sorber, en cambio él se decide por comenzar con el frappe.

—Bien, pero solo algunas cosas ya que Yuntae me puede cortar la lengua ¿Qué quieres saber?

Conociendo a Yuntae de seguro, y sí le corta la lengua. Entonces tengo que ser cuidadosa con lo que pregunto, que no lo haga sospechar.

—No sé, su verdadero nombre talvez —Le doy un sorbido más al batido, pero me da un dolor en el cerebro así que me decido a intercalar con el chocolate.

—Mmm, eso sí que esta difícil porque ni yo lo sé, él desde que tengo uso de razón impuso que le llamen Vante y por eso no recuerdo cuál es su nombre.

Bueno al menos si está intentando decirme la verdad.

—¿Es cierto todo eso, de que lo enviaron a una academia de asesinos cuando era niño?

—Sí y a mí también. Yo tenía cuatro años cuando pasó todo, a él se lo llevaron y a mí me dejaron en un hogar para niños huérfanos del gobierno y cuando cumplí ocho años me enviaron a ese lugar, ahí nos volvimos a encontrar.

—¿Quién los enviaba?

—Eso tampoco lo sé, pero Yuntae los está cazando.

Su respuesta me causa frustración ya que al parecer hay muchas cosas que no sabe. Le doy una cucharada a mi chocolate tratando de no mostrar lo ansiosa que estoy.

—Estoy seguro que no te dijo su verdadera fecha de cumpleaños —dice de repente causándome más curiosidad—. ¿Qué fecha te dijo? —vuelve a cuestionar.

—El siete de diciembre.

—Lo sabía —Se ríe orgulloso—, su verdadero cumpleaños es el treinta de diciembre. Él hace eso todo el tiempo, le gusta mucho cambiar su información personal. Es mi héroe, siempre ha sido muy inteligente y astuto, incluso a veces pienso que es como Súper man porque no siente dolor.

—¿Qué? —murmuro recordando aquella vez que lo apuñalaron, ya cuando lo estaba curando parecía dolerle—. ¿Cómo es eso posible?

—Sí, créeme Yuntae no siente dolor, jamás lo he visto quejarse cuando lo hieren al contrario se hace el mismo las curaciones y no le importa cuán grave sea la herida.

—Imposible, una vez él estaba herido en el abdomen y me obligó a que lo ayudarlo, pero todo el tiempo decía que le dolía.

—Estaba fingiendo, a veces suele hacer eso para no levantar sospechas.

—Lo vez, todo lo que se sobre él es mentira y aun así dices que me quiere.

—Si te quiere o ¿Por qué estás viva? A las mujeres que encerraba en ese sótano las mataba después de una semana y tu después de un año, aún sigues con vida. Además, recuerdo que cuando bajaba a buscarlo, tú estabas acostada con la mirada perdida, como si estuviera en un trance —susurra mientras hace gestos simulando mi estado de desconexión—. Yuntae, se quedaba mirándote por horas y solía conversar contigo, contarte cosas, incluso un día lo vi llorando y créeme él nunca llora, a menos que sea para hacerse la víctima, pero esa vez estaba solo, por eso creo que si te quiere.

Me quedo analizando todo lo que me ha dicho hasta ahora, pero a la única conclusión que llego es que Yuntae es un ser muy extraño. Parece que decir mentiras es su afición sin embargo no sé si debería creerle a Snail, después de todo ni siquiera lo conozco. Yuntae es un asesino a sangre fría y el hecho de que esté condenada a seguir viviendo con el asesino de mis padres me causa repugnancia. Si tan solo pudiera devolverle todo el sufrimiento que me ha causado, pero ¿cómo? si ni siquiera quiere a su propio hermano.

Para este punto todo mi auto control se ha esfumado.

—Si es así, ¿por qué mató a mis padres? —reclamo elevando el tono de mi voz y provocando que él mire a nuestro alrededor con temor de que los demás nos escuchen—. ¡Dime porque los mató si eran inocentes!

De rente veo como Snail se arranca algo del oído y rápido lanza dentro del batido, lo que parece ser un audífono muy pequeño. Lo miro sorprendida y noto que él está agitado, su mirada es de miedo, es entonces que caigo en cuenta. Yuntae nos ha estado escuchando.

—¡Qué mierda! ¿Acaso te ordenó que me dijeras todo eso? —exclamo poniéndome de pie.

—No, no espera —Me indica que vuelva a tomar asiento, lo cual hago—. Él solo quería asegurase de que yo no hablara de más.

—Y entonces, no eres su hermano.

—Carajo, si lo soy —Saca de su pantalón una billetera de cuero marrón y luego de su interior saca algo y me lo entrega.

Una foto, de una madre en un parque de pie saludando a la cámara y entre ella hay dos niños cada uno en un columpio, a uno de los niños, el más pequeño se le está cayendo un cono helado sobre la ropa, pero no se da cuenta y solo se mantiene sonriendo. El otro niño, solo está mirando hacia la cámara, totalmente serio y su mirada se parece mucho a la de... Yuntae.

—Eso fue unos días antes de que mamá muriera —Lo escucho decir y vuelvo la mirada hacia él—, ella era nuestra madre y en cuanto a tus padres.

—Dime, por favor.

—Él estaba enojado, tu abuela había encontrado pruebas de tu secuestro en contra de Yuntae y planeaba hacerlas públicas con el apoyo de tus padres, les hizo creer que estabas muerta, pero ellos seguían y justo antes de que revelaran las pruebas decidió matarlos. Tienes que entenderlo, cada vez que se siente amenazado su sed de sangre se incrementa y tus padres eran una amenaza.

Bajo mi mirada a la foto en mis manos, mis padres estuvieron a punto de encontrarme, pero Yuntae los asesinó y me hizo creer que me odiaban solo para que me olvidara de ellos.

No entiendo por qué Snail lo defiende tanto, que no ve el monstruo que en realidad es su hermano, aunque que puedo esperar si piensa que es su héroe.

—Eunji, él se dirige hacia acá —me informa tras recibir un mensaje en su celular.

Me trago todo lo que estoy sintiendo y decido devolverle la foto, pero él me indica que no.

—Quédatela y no dejes que mi hermano la vea. Él no sabe que esta foto aún existe —dice con un aire de preocupación que me recuerda lo asustado que se veía cuando dañó el audífono. Tanto miedo le tiene.

Snail gira su cabeza hacia la ventana fijándose que del otro lado de la calle un auto muy familiar acaba de estacionarse. Lo veo tragar saliva y lucir más asustado. Yuntae sale del auto y camina hacia nosotros.

Guardo la foto en los bolsillos de mi chaqueta antes de que me descubra.

—¿Qué pasará contigo?, dijiste que no quiere que me digas algunas cosas

—Estaré bien —susurra, pero no veo seguridad en sus ojos, solo temor. Yuntae entra y en un par de segundos ya se encuentra delante de nosotros.

Su mirada oscura cae sobre mí, en su pálido y brillante rostro no hay indicios de alguna emociona diferente a la calma. Al contrario de su hermano quien parece que ha visto a un fantasma.

—Nos vamos —dice jalándome del brazo para que me ponga de pie. Miro al chico frente a mí y lo descubro temblando ligeramente. Sin más me saca a del lugar y aunque intento que me suelte no lo consigo. Las personas nos observan con extrañeza, sin embargo, no hacen nada. Antes de subir al auto le doy una última mirada Snail quien también ha salido de la cafetería y se encuentra en la entrada, mirándome de la misma manera que lo hizo mi madre el ultimo día que la vi.

Desconcertada subo al auto e intento descifrar que clase de pruebas descubrió mi abuela como para que Yuntae se sintiera amenazado. Él sube y de inmediato comienza a conducir como el loco que es. Es curioso cómo, aunque está enojado no lo demuestra, su rostro es como un papel en blanco en el cual, estoy segura puedo hacer una mancha negra en cualquier momento.

—Quiero ir a visitar los restos de mis padres —digo, pero éste parece ignorarme—. Yuntae llévame con mis padres! —Desde mi asiento de copiloto comienzo a darle golpes y a causa de estos Yuntae pierde el control del volante por segundos, segundos en los que casi morimos debido a que la vía está llena de automóviles.

A pesar de que estuvimos a centímetros de ser atropellados no tengo miedo.

—Si te quieres morir solo dímelo y yo lo hago, pero no intentes matarme a mí también —grita retomando el control del auto.

—Llévame —Vuelvo a exigir con todas las intenciones de seguir molestándolo.

—Ok, ok, te llevo, pero quédate quieta.

El camino se me hace tan largo hasta que, por fin llegamos, no me importa el lugar solo que adentro están mis padres, en nuestro pueblo enterrábamos a los difuntos en la montaña, pero como esto es una ciudad es diferente. Salgo del auto y como no en qué lugar específico están me toca esperar a que Yuntae se coloque su saco, el cual le da un aspecto de formalidad. Eso me hace fijarme en mi ropa, unos jeans y una camiseta negra con una chaqueta negra, al menos estoy vestida de negro. Después de recorrer varios cuartos Yuntae me señala uno.

Con rapidez entro y veo muchas repisas con fotos de las personas muertas adornadas con flores, y detrás de las fotos unos pequeños jarrones o cajitas que son los que contienes las cenizas. Me detengo al ver la imagen de mi familia, son las fotos que nos tomamos para el Chuseok, pierdo mis fuerzas y caigo de rodillas derramando todas las lágrimas que tenía retenidas. Llevo mi cabeza hasta el piso haciendo una reverencia ante aquellos que murieron por mi culpa.

Lloro en esta posición recordando todo lo que vivimos juntos, las promesas que les hice y que nunca cumpliré, la última vez que nos vimos, la pela con mi padre, pero sobre todo la decepción es sus ojos.

—Lo lamento, todo esto es mi culpa —Un fuerte dolor de cabeza me hace llorar aún más—perdónenme —Comienzo golpear ligeramente mi cabeza contra el piso—. Los siento papá —El dolor no cesa—. Lo siento mamá, es mi culpa.

Golpeo varias veces mi cabeza hasta que un zumbido me deja sorda y decido ponerme de pie. Me enfoco en la imagen de mis padres sonrientes pero cada vez se ven borrosos. De la nada el sonido desaparece y mi visón mejora, pero ahora no siento nada, no hay dolor, no hay nada. Mi cuerpo camina hacia a la salida y detallo a Yuntae de espaldas hablando por teléfono así que mi cuerpo se mueve por sí solo.

Sin darme cuenta me encuentro caminando por las calles, tropiezo con personas, pero no me afecta solo continúo caminando hasta que siento un brazo jalarme con fuerza y arrastrarme hasta un callejón.

Esto me hace reaccionar y al levantar la vista lo veo a él.

A Sooho.


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