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Capítulo 11

—Cálmate, Eunji —Su voz en mi odio hace que me desconcentre y suelte un poco el acelerador y nuestros cascos choquen entre sí.

—No me desconcentres y aléjate un poco de mí, quieres —exijo sintiendo como su cuerpo está pegado al mío.

—No puedo, el diseño de esta motocicleta es así —se excusa, aunque tiene razón esta moto es más alta de atrás, provocando que él este prácticamente sobre mí.

Jamás en vida había conducido una moto y por supuesto no tengo licencia, pero eso a Yuntae no le importa. Poco a poco estoy mejorando, al principio Yuntae tuvo que colocar sus manos sobre las mías, ahora ya las tienes en mi cintura así que estoy conduciendo yo sola.

Mientras lo hago él me va indicando el camino y por un largo tiempo conduzco hasta que llegamos a un barrio y nos detenemos frente un edificio no muy alto.

Nos bajamos y después de quitarme le casco observo el lugar, es uno de esos barrios humildes y pequeños, además hay muy pocas personas en la calle. Me fijo en la fachada del edificio y me doy cuenta de que esta abandonado.

Yuntae comienza a caminar hacia el interior de este así que lo sigo. El edificio no tiene ascensor y solo cuenta con unas escaleras de metal. Camino detrás de él hasta llegar al piso seis, ya aquí lo veo ingresar a un apartamento con el número trece en su puerta. Apenas lo comprendo, esta era la casa en donde sucedió todo. Yuntae pasó sus primeros años en este apartamento con dos cuartos una pequeña cocina y una sala.

El lugar está deshabitado y luce sombrío, tiene sabanas cubriendo algunos muebles que supongo pertenecieron a su familia.

—Yuntae —Lo llamo, pero me indica que haga silencio.

Espero mientras él observa el lugar sumergido en sus pensamientos. A veces me gustaría saber qué es lo que hay en su mente, aunque sé que no es nada bueno y que de seguro es un lugar aterrador.

—Este lugar sigue igual —murmura con algo de entusiasmo y se dirige hasta uno de los cuartos.

—¿Por qué estamos aquí? —Me cruzo de brazos.

Él quita las sabanas que cubrían un camarote y también otra pequeña cama. En total en este cuarto hay tres camas para tres niños. Yuntae se agacha y mira con detenimiento dejada de la cama y luego debajo del camarote.

—Aquí fue donde estaba mi hermano escondido cuando la mataron —Señala debajo del camarote.

—¿Mataron? Estas hablando de tu madre.

—Sí, aún lo recuerdo muy bien. Snail no paraba de llorar al igual que Hari.

—¿Dónde estaba ella cuando sucedió todo?

Vuelve a ponerse de pie y camina hasta un armario. Lo abre y me señala su interior.

—Aquí, la escondí porque sabía que mamá estaba molesta.

—¿Por qué estaba molesta?

—Porque papá no regresaba y ella decía que estaba con otra mujer —dice restándole importancia.

Se sacude las manos y comienza a caminar de nuevo, esta vez va al otro cuarto, el de sus padres. Lo sigo detallando cada uno de sus movimientos. Él quita las sabanas de un armario y se inclina a abrir un cajón en específico, al abrirlo solo se queda mirándolo con una sonrisa, aunque el cajón está vacío.

Creo que está reviviendo en su mente ese día. El día en que todo comenzó.

Decido tomar asiento así que lo hago sobre la cama.

—¿Hace cuánto no visitabas este lugar?

—Solo he hecho una vez, fue cuando salí de la academia, al primer lugar al que sentí la necesidad de ir fue este... aunque ese día no entré.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—Esa historia que me contaste sobre lo que pasó, ¿es cierta?

—Quizás.

—Entonces ¿Qué fue lo que realmente pasó?

Él se acerca posicionándose frente a mí y mete sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

—¿Para qué quieres saber eso?

—Me causa demasiada intriega saber cómo murió tu madre.

—Podría decirte que igual que la tuya —Me brinda una sonrisa de lado.

Me molesto por lo que acaba decir así que me pongo de pie y lo empujo para que se haga un lado. Comienzo a caminar, pero él me sujeta del brazo con fuerza.

—Aún no te puedes ir —dice y rápido me coloca unas esposas. Sorprendida veo como el me empuja hacia la cama con brusquedad y coloca el otro extremo de las esposas en los barrotes de la cama.

—¡Qué te pasa! —exclamo, pero no me da tiempo de decir más nada porque él se sube sobre mi cuerpo.

—Shii —Pone uno de sus dedos sobre mis labios—. No pretendo hacerte nada, solo quiero que nos quedemos un poco más aquí —susurra.

No sé a qué está jugando este demente, pero sea lo que sea no me conviene hacerlo enojar, ahora que estoy esposada soy presa fácil.

—Está bien, está bien, entiendo ahora suéltame —exijo y él con una sonrisa de satisfacción niega.

—No, tendrás que quedarte un rato así hasta que nos vayamos.

Se quita de encima y trae una silla de la sala hasta acá, en esta toma asiento y se queda observándome en silencio. Esta escena me trae recuerdos perturbadores.

Es lo mismo, está sucediendo lo mismo.

—¡Yuntae! —grito comenzando a hiperventilar.

—¿Qué?

—¡No hagas eso!

—¿Hacer qué?

—Eso, sentarte ahí y mirarme como esa vez... como si quisieras hacerme daño —respiro agitado y un aire frío recorre mi cuerpo.

—Ya te dije que no voy a hacer nada, créeme me estoy conteniendo.

Siento mi cuerpo sudoriento.

—¡Entonces ven y abrázame! —Siento como mis ojos se llenan de lágrimas mientras aprieto las sabanas con mi mano libre.

Yuntae se pone de pie y sin decir nada se acuesta a mi lado abrazándome. Enseguida mi cuerpo busca el suyo. Hundo mi cabeza en su pecho y enredo mis piernas sobre sus caderas.

Él deja un beso sobre mi cabello y una de sus manos comienza a acariciarlo, mientras yo trato de alejar esos recuerdos de mi mente.

—Te odio —susurro hundiéndome más en su pecho.

—Sí, yo también... te amo.

*

Me bajo de la moto y me quito el casco. Rápido ingreso a la casa antes de que Yuntae se baje. Después de que me liberó de las esposas entró en modo frio y no dijo ni una sola palabra y tampoco dejó que yo condujera.

Llego a la sala y me encuentro con Snail.

—¿Qué haces aquí? pensé que te quedarías con tu hermana —digo confundida.

Él aún con un semblante muy triste me mira.

—Eso quería, pero...

—¿Qué fue lo que pasó? —interrumpe Yuntae entrando.

—Fue Yohan, él estuvo ahí. Nos encontramos en el baño, tuvimos una pelea y luego huyó —informa Snail sin ganas y con sus ojos rojos de tanto llorar.

La manera tan calmada en que lo toma Yuntae me deja claro que ya se lo esperaba, sabía que él iría y quizás por eso me sacó de ahí. No quería que yo me encontrara con Yohan.

¿Esa fue la razón? ¿O si no para qué me llevó entonces a su antigua casa? Y sobre todo por qué me mantuvo esposada todo ese tiempo.

Yuntae se acerca a Snail, coloca una de sus manos sobre el cuello de su hermano y lo lleva un poco lejos de mí. Parece susurrarle algo, más bien parece que lo está amenazando.


***

Unos días han pasado, ya mis heridas están sanando, al igual que las de Yuntae. Después de la muerte de Hari, Snail no vuelto venir, creo que Yuntae no lo deja así que no he tenido oportunidad de hablar con él.

Mis planes se han retrasado más de lo que tenía pensado.

—Eunji, vas a seguir ignorándome —Escucho su voz así que abro los ojos.

Está aquí en el baño, recostado sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados, observándome.

Dejo de mirarlo y por la situación en la que estoy no me atrevo cerrar los ojos así que me pongo a jugar con la espuma que cubre la superficie del agua en la que estoy.

Por el rabillo del ojo veo como él se va acercando.

—Llevas días sin dirigirme una sola palabra —dice al tiempo que se inclina sobre la bañera y seguido introduce sus manos en el agua.

Ruedo los ojos al sentir como sus dedos hacen contacto con mi piel.

—¿Qué quieres que te diga? —murmuro.

—Lo que sea.

—Aquí es donde intentaste ahogarme.

—Eso no —reniega sacando las manos del agua.

—Que lástima porque no tengo nada más de qué hablar —Vuelvo a centrar mi atención en la espuma.

Él se pone de pie aparentemente molesto y comienza caminar hacia la puerta.

—Puedes permitir que Snail venga —digo antes de que cruce la puerta, él se detiene y me mira por sobre su hombro.

—¿Para qué?

—Es agradable conversar con él —Me encojo de hombros.

—Lo pensaré —Deja de mirarme y continua su camino.

Lo veo por unos segundos y decido sumergir mi cabeza en la bañera, lo hago. Me mantengo así por un rato hasta que necesito aire así que salgo.

Ya bañada salgo del baño y me cambio. Saco de los cajones de la mesa junto a la cama de mi lado, el pequeño frasco que contiene los calmantes con los que Yuntae suele dormirme y los guardo en mis bolsillos. Voy hasta la ventana de la sala principal y como todos los días tomo asiento cerca de esta.

Es difícil convivir con Yuntae, pero más lo es el hecho de que no puedo mantener todo lo que planeo en secreto, es como si él lo supiera todo. Cada paso, cada idea, incluso los errores, es como si lo supiera todo.

No debí subestimarlo, después de todo hay algo que no puedo negar y es que es demasiado astuto. Pensé que podía vencerlo, pero no, aún estoy en su juego y mientras no salga siempre terminarme perdiendo. Tengo que jugar mi propio juego y hacer que él entre.

Pasan unas horas hasta que escucho un sonido así que dirijo mi vista hacia de donde proviene, el chico dulce y sonriente aparece de nuevo, ese que es la primera pieza que pienso mover en el juego.

Ciao, cara cognata (Hola, querida cuñada) —me saluda con alegría haciendo una reverencia.

Me pongo de pie y me acerco.

—Hola, cuñado. ¿Estuviste practicando?

—Sí, y como soy muy inteligente he aprendido tan rápido que ahora puedo hablar italiano como tú.

Me rio al notar que mientras hablaba lo hacía lento así que decido jugarle una broma.

Bene, allora immagino che tu possa capirlo, oggi finirai per dirmi tutto quello che sai, non mi interessa se devo costringerti o ucciderti.

Su cara de confusión me deja claro que no ha entendido. Así que me rio.

—No es justo, hablaste demasiado rápido —Se queja con ternura—. Vuelve a repetirlo y te prometo que entenderé.

Niego.

—No, lo que dije no tiene importancia, mejor porque no me cuentas como estás.

Él borra su sonrisa y baja su mirada.

—La extraño —dice en un tono melancólico así que le toco el hombro con suavidad.

—Tranquilo, sabes que estoy aquí para ti —Le brindo mi mejor sonrisa—. Puedes confiar en mí.

Me mira y vuelve a sonreír.

—Gracias —Hace una pequeña reverencia.

—Ven, tomemos algo —Le indico que me siga y caminamos hasta la sala en donde hago que tome asiento y me espere.

Enseguida voy a la cocina y saco dos botellas de Soju que Yuntae guarda en la nevera. Las abro y después saco el frasco con mi medicamento. Me aseguro de que no me vea y rápido vierto una gran cantidad en la cerveza.

Guardo de nuevo el frasco y comienzo a caminar hacia la sala con las dos botellas de cerveza en mis manos. La derecha es la de él.

—Mira lo que encontré —expreso ya cerca de él—. Si tienes edad para beber, ¿verdad? —bromeo tomando asiento a su lado.

Éste se ríe.

—Por supuesto —dice tomando la botella con los calmantes.

Me acomodo sobre el sofá y mientras él muy educado espera que yo tome primero por ser la mayor. Bebo un pequeño trago y seguido éste lo hace.

—Snail, sabes, en el poco tiempo que te conozco me has agradado mucho.

—Gracias, tú también me agradas, eres la esposa de mi hermano así que ahora eres mi hermana —Se apresura a decir y vuelve a tomar otro trago.

—¿Enserio? Eso quiere decir que no intentaras matarme si hago algo malo.

Snail frunce el ceño confundido por mis palabras.

—Jamás haría eso, te lo prometo.

—Entonces seamos sinceros —Tomo un trago y lo miro —. Sé que Yuntae fue quien dio la orden de que mataran a mi bebé.

Casi se atraganta con la bebida. La reacción tan nerviosa que ha tenido, llama mi atención.

—¿De qué estás hablando? ¡Sea lo que sea que te haya dicho Yohan no es cierto!

—¿Cómo sabes que fue él quien me lo dijo?

—¿No lo fue?

—Tienes razón fue él. Y me dijo que tienes evidencia de eso, ¿no es así? —inquiero y lo veo tomar la cerveza muy nerviosa.

—Eunji, no me hagas esto, mi hermano va a matarme.

—¿Que no haga qué? Porque parece que aquí todos saben la verdad menos yo, que todos tiene derecho sobre mi vida menos yo.

—Eunji...

—¡Muéstrame ese video, Snail! —exijo alzando mi tono de voz cosa que hace que él se altere.

—No, no puedo... ¡No la haré!

—¿No? Más te vale que lo hagas porque no te queda mucho tiempo —Saco el frasco que para mi suerte no tiene etiquetas o descripción alguna—. Puse veneno en tu cerveza. Para ser más exacta insecticida... mucha.

Él deja caer la botella muy sorprendido, comienza a sudar y su rostro se torna pálido.

—No es cierto.

—Si lo hice.

—¡Con razón sabía horrible! —se queja dejando caer la botella al piso y coloca sus manos sobre su cabeza.

—Dime, si no quieres morir.

—No lo haré, voy a ir al hospital y me van a dar atropina —exclama poniéndose de 'pie.

—No tienes tiempo, puse demasiado... mírate estás sudoriento, pálido y seguramente tu vista está borrosa. No tienes tiempo, pero si me muestras el video ahora mismo, te daré atropina.

—Estás hablando enserio —Deja caer su cuerpo de nuevo al sofá.

—Sí, la tengo muy bien guardada, solo jamás no la encontraras, pero si me das lo que quiero, puedes vivir.

Él desliza sus manos sobre su cabello de una forma brusca y comienza a respirar con dificultad. Demasiado asustado saca su celular y rápido comienza a buscar.

—Está bien —Me da su celular. El video comienza a reproducirse.

Desde un ángulo escondido visualizo a Yuntae y a Yohan discutiendo en lo que parece ser la antigua mansión. Se ve se ve como él lo amenaza para convencerlo de golpearme.  Lo más importante, Yuntae lo inyecta en con algo para despúes ordenarle lo que debe decirme mientras me golpea. Es cierto todo lo que Yohan dijo.

Cada palabra que utiliza me quema, quizás este video es lo que necesito para arrancarme de una vez a Yuntae.

El video termina y para mi sorpresa no estoy llorando, es algo que ya sabia y aunque duele no soy capaz de llorar. Solo siento rencor.

—¡Qué estas esperando, ya lo viste ahora dame el antídoto, por favor! —exige Snail desesperado ya en un punto donde los calmantes están comenzando a hacer efecto—. ¡Estoy muriendo, no siento mi cuerpo!

Lo miro.

—Estarás bien, no puse ningún veneno, solo es medicamento para dormir.

Él se queda pasmado intentando procesar lo que he dicho, y poco a poco sin poder evitarlo se va quedando dormido.

Me pongo de pie y lo observo con detenimiento. Apago su celular y lo guardo. Ya con el primer paso ganado, tengo que ejecutar el siguiente.

Rápido sujeto a Snail por las piernas y lo comienzo a arrastrar por toda la sala. Para mi suerte no es tan pesado y aunque tarda más de lo esperado logro esconderlo en uno de los estantes que están debajo del mesón. Aseguro el estante bajo llave y rápido me dirijo hacia el cuarto en donde empiezo empacar unas cuantas prendas de ropa, en una mochila. También mis documentos de identificación.

Termino y busco debajo de la cama el celular que me dio Justin. Marco el número que aparece registrado y espero a que conteste. Mientras espero recuerdo ese momento en que perdí a mi bebé y las palabras de Yuntae, ordenando que lo mataran. Llevo mi mano izquierda hasta mi abdomen cuando escucho del otro lado de la línea su voz.

—Necesito tu ayuda...

Un par de horas han pasado, Snail aún está en un sueño profundo y Yuntae está por regresar. Estoy esperándolo, sentada en la cama repasando en mi cabeza lo que tengo que hacer. Observo debajo de mi almohada aquella jeringa con ese líquido amarillento. Aquel que Yuntae me dijo que era para paralizar el cuerpo de una persona.

Esa es la única opción que tengo, si logro inyectarlo con ese líquido podré escapar por fin, muy muy lejos de él. Me aseguro que la jeringa no se note mientras lo distraigo y también me despido.

Luego de un rato escucho pasos acercándose así que me relajo tumbándome un poco sobre la cama. Veo a Yuntae entrar al cuarto con la máscara puesta, eso me pone nerviosa porque sé que cuando la tiene puesta se vuelve más loco de lo que ya está. Sin embargo, este se la quita y la deja caer al piso. Seguido se adentra al baño ignorando mi presencia.

Espero paciente que salga y cuando lo hace noto que se dirige a su armario en busca de ropa limpia. Eso quiere decir que tiene intención de volver a salir, no puedo permitirlo.

Me pongo de pie y me acerco hasta él.

—¿Vas a salir? —cuestiono inclinándome para recoger la máscara.

Él me da una mirada rápida dándose cuenta de que estoy en ropa interior.

—Sí, tengo algo más que hacer —dice al tiempo que desenrolla la toalla en sus caderas quedando desnudo.

—¿Qué cosa? ¿Es importante? —Me atrevo a preguntar. Éste se queda en silencio y comienza a vestirse. Así que molesta le arrojo la máscara sobre el pecho y camino hasta la cama.

—¿Qué es lo que quieres, Eunji?

—¡Nada, solo vete! —grito dándole la espalda. Segura de que ha entendido.

De repente siento como él me empuja con fuerza provocando que caiga sobre la cama y rápido se posiciona sobre mí. Pegando su cuerpo al mío mientras me mantiene las manos sujetadas detrás de mi espalda.

—Si quieres coger solo dilo, no tienes que actuar como una niña caprichosa —susurra en mi oído y luego comienza a hacer succiones en mi cuello.

—No quiero coger —digo sintiendo como su erección crece y se frota en mi trasero.

—¿Entonces?

—Quiero que me hagas el amor —Lo escucho reír.

Suelto un jadeo cuando siento que él lleva su mano libre entre mi trasero y la desliza hasta llegar a mi intimidad en donde empieza a tocar.

—Es lo mismo —dice mientras se levanta un poco. Enseguida me voltea y vuelve a pegarse a mi cuerpo esta vez abriéndose paso entre mis piernas.

—No es lo mismo —exclamo. Sin darle importancia lo que acabo de decir él besa mis senos por sobre la tela de mi sostén.

Termina y besa mis labios de la manera en que sabe a mí me gusta, poco a poco va mordiendo cada parte de mi cuerpo haciendo que esa exquisita electricidad me recorra provocando que suelte gemidos y enrede mis dedos entre su cabello.

En eso deja de besarme y se separa.

—¿Qué pasa si te digo que sí es muy importante? —Sonríe con malicia—. Tanto como para dejarte así.

El muy hijo de puta intenta ponerse de pie así que se lo impido enrollando mis piernas en sus caderas.

—No te atrevas —digo sin poder ocultar la excitación en mi tono de voz.

Este re ríe y sin decir nada más arranca mi sostén y mis bragas de un tirón. Vuelve a inclinarse sobre mí y a morderme los labios, mientras lo hace frota de manera circular la punta de su miembro en mi clítoris, esto hace que me retuerza y entierre mis uñas en su espalda.

Mi intimidad palpita con fuerza ansiosa por tenerlo adentro así que comienzo a levantar mi pelvis un poco en busca de su miembro, sin darme cuenta me encuentro haciendo estos movimientos una y otra vez.

Él vuelve a separarse de mi pero esta vez solo es para darme vuelta, me coloco sobre mis rodillas dejando mi trasero en el aire y mi cabeza pegada a la cama. De repente siento como él acaricia mis glúteos y sin esperármelo me azota con la palma de su mano. Tan fuerte que provoca un sonido seco y un ardor en esa zona que me gusta, vuelve a azotarme y no me da tiempo de sentir el ardor cuando me penetra de una sola estocada.

Suelto varios gemidos cuando sin dejar de penetrarme enrolla mi cabello en su mano derecha obligándome a llevar mi cabeza hacia atrás. Sus estocadas son tan fuertes y profundas me hacen querer gritar su nombre.

No pasa mucho tiempo cuando cambiamos de posición, esta vez de lado, él detrás de mi penetrándome como si no hubiera un mañana, aunque talvez no haya así que mejor lo disfruto...

Me estremezco mientras alcanzo el orgasmo debajo de su cuerpo, al mismo tiempo que él, así que permanecemos abrazados unos segundos mientras nos recuperamos. Mi pecho sube y baja al darme cuenta de que a pesar de que me he venido aún tengo ganas.

Yuntae se aparta de mi cuerpo acostándose a mi lado también con la respiración hecha un desastre, incluso sus labios están hinchados por los besos que nos hemos dado. No quiero ver los míos.

—Pensé que lo que tenías que hacer era muy importante —bufo inclinándome sobre mis codos para quedar un poco levantada.

Él se ríe y se inclina hacia mí.

—Supongo que puede esperar un poco más —murmura y lleva su cabeza hacia mi pelvis. Acto seguido introduce su lengua en mi intimidad y comienza a lamer mi clítoris el cual está tan hinchado que me produce una corriente de placer, es tanta que dejo caer mi cabeza en la cama y me retuerzo sin parar de gemir.

Sus manos acarician y aprietan mis senos mientras hunde cada vez más su lengua en mi interior...

*

Me bajo de su cuerpo con la respiración hecha un desastre. Mi cuerpo está aún tembloroso y sudado. Me acuesto de lado dándole la espalda mientras él se mantiene boca arriba.

Con cuidado saco la jeringa de debajo de la almohada y la mantengo escondida con mis manos.

—Yuntae —murmuro y seguido siento como él me abraza por detrás.

—¿Ya te recuperaste?, porque yo aún tengo ganas —dice y besa mi hombro.

Con cuidado me doy vuelta sin dejar de ocultar mi mano derecha que es donde tengo la jeringa. Ya frente a frente le sonrío.

—¿Me amas? —susurro a centímetros de su rostro.

—Eso creo, aunque para serte sincero no sé si lo que siento por ti sea amor.

—Eso fue lo que pensé —Le doy un beso, un beso salvaje con lengua para distraerlo. Mientras llevo mi mano hasta su cuello y sin que se dé cuenta le pongo la inyección.

Rápido me alejo al observar como comienza a retorcerse.

—¡¿Qué fue lo que me inyectaste?! —logra balbucear mientras su cuerpo se va tensando.

Sus venas toman un color rojizo y su respiración se vuelve pesada.

—¡Esta era la única opción, Yuntae! —exclamo.

—No... no me de... jes.

De pie junto a la cama veo como lentamente su cuerpo se queda inmóvil, así que me acerco y con mi mano derecha acaricio su mejilla.

Sus ojos me buscan desesperados, moviéndose de un lado al otro, pero ya no es capaz de hablar.

—Lo sé todo, mataste a nuestro hijo... a lo único que me motivaba a seguir viviendo cuando me tenías en ese infierno —Sin poder evitarlo las lágrimas empiezan a salir—. ¿Cómo pudiste? También era tu hijo —Mis palabras expresan tanto rencor que parece consumirme—, esperabas que me quedara a tu lado después de saber eso. Sé cómo eres, por eso es que te hice esto, no soy capaz de asesinarte después de todo... aún te amo. Me iré muy lejos de ti y espero que me dejes en paz.

Me acerco a su rostro y le doy un beso en los labios. Me separo y lo cubro con las sabanas mientras me fijo en que de sus ojos salen lágrimas, no sé si son reales, o un efecto de la parálisis, aunque me gustaría que fueran por mí. Es la última vez que lo veré y sus lágrimas provenientes de esos ojos que son como pozos profundos de oscuridad son el recuerdo que tendré de él.

Respiro y trago saliva sin dejar de mirarlo. Me levanto de la cama y rápido me coloco la ropa que tenía prepara para irme. Bajo la mirada de Yuntae tomo la mochila y antes de irme busco entre la ropa de Yuntae su celular.

Lo encuentro y como tiene contraseña decido usar su huella, es así como coloco su dedo índice en el celular y esta se desbloquea. Reviso sus contactos y encuentro los chats que mantiene con el jefe de seguridad de la casa.

Sonrío ansiosa mientras escribo que vayan a la parte de atrás de la casa y esperen allí nuevas órdenes. Le doy un último vistazo a Yuntae y sin permitirme sentir nada por él, corro hacia la entrada desde donde veo que todos los guardaespaldas se movilizan hacia donde les he indicado.

Voy hasta donde Yuntae guarda las llaves de sus autos y encuentro justo las llaves de la motocicleta. Navego en el celular de Yuntae y encuentro el programa con el que controla todas las puertas de la casa, desactivo la puerta y salgo con dirección al estacionamiento de la casa. Entro y veo entre muchos autos, la moto así que rápido me subo y la enciendo.

Me coloco el casco y doy un gran suspiro. Arranco y cuando llego al portón de la entrada me detengo. Desde la distancia veo la casa y activo la seguridad de la puerta, finalmente apago el celular.

Vuelvo a arrancar dejando caer el celular de Yuntae y luego también arrojo el de Snail, los cuales se hacen pedazo sal chocar contra el asfalto. Conduzco hasta introducirme a la carretera en donde un tráfico muy pesado me recibe. Bajo un poco la velocidad mientras en mi mente pasan uno a uno todos los momentos que viví con Yuntae, Todo ese sufrimiento ha quedado atrás, ahora soy libre.

Por fin soy libre.

Comienzo a reírme y sin darme cuenta de mis ojos comienzan a brotar lágrimas.

Ya no podrás hacerme daño.

Frente a mi visualizo el semáforo en color verde así que me paso de largo pero un auto aparece de la nada y lo siguiente que siento es mi cuerpo chocando contra el suelo y dando vueltas en medio de la carretera.

Nunca más.

Una vez Yuntae me dijo que solo podría escapar de él cuando muriera, tal vez la muerte para mí no significa desaparecer de este mundo, talvez vez significa, libertad.

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