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Capítulo 9

Capítulo 9

Bieeeeeeen.

Leah, mantente tranquila, que nada te haga caer en el vacío inmerso de la desesperación.

Estamos solos los dos.

Solo yo y Ciro en está enorme casa.

Casa sola.

Ciro y yo.

Ciro me beso.

Estoy sola con él.

Quiero a Liam.

¡¿Por qué coño mi hermano no está cuando más lo necesito?!

Siempre es lo mismo, necesito de Liam y él mágicamente no está, hago estallar una ventana jugando con Liam, llegan mis padres para retarnos y Liam está al otro lado del continente haciendo una conferencia sobre protecciones hogareñas y como no jugar dentro de la casa.

Es un hijo de puta traidor y embustero.

Suspire una vez más soltando un quejido cuando fui a rascarme la cara con ansiedad tocándome mi lado herido maldiciendo en mi interior a ese infeliz, rezándole a mis dioses para que le haya quemado el maldito ojo.

Golpetee una vez más el piso con mi pie y...

—Justo aquí——deje de respirar viendo que en el punto donde mantenía mi mirada fija había un cuerpo, ya no era solo el inicio de la escalera sino que había un cuerpo, y era Ciro...con tenida hogareña, un buzo holgado y polera de ancha, parecía que había salido recién de la ducha y...—caí por tu culpa u me rompí el brazo—señaló el primer peldaño de la escalera donde había una pequeña hendidura lo que me hizo salir de mi transe e incomodidad para fruncir mi ceño y ponerme a la defensiva.

—Te caíste al intentar meter tu pierna entre las mías y hacerme caer. —lo señalé soltando mis brazos poniéndome en postura, lista para una buena discusión.

—Yo no lo recuerdo así—le restó importancia elevando sus hombros, ladeándose hacía mí, recorriéndome el cuerpo—tú me hiciste una zancadilla y yo...

—Cabrón mentiroso—escupí—¿Cómo te iba hacer una zancadilla si yo venía bajando? —lo encaré.

—Eres la reencarnación del mal Lena.

Hijo de puta.

—Sabes—me ladee hacía él—me duele el cuerpo, pero si sigues insistiendo feliz te rompo la cara Kyran.

—¿Romperme la cara como me rompiste el brazo hace...

—¡Yo no te rompí el jodido brazo! —me defendí moviendo mis brazos recalcando mi molestia.

—Pase todo el verano con la pierna enyesada—se quejó ignorando mis protestas.

—Pasarás otro verano con todo el cuerpo enyesado como me sigas jodiendo—soltó una risa débil para darme una negativa y volver a recorrerme con la mirada.

—Hablé con tu hermano—soltó de la nada—le dije que estabas bien, que te había encontrado en el parque al que solías escaparte de niña y que te quedarías aquí por esta noche.

—¿Lo acepto? —medio asintió no tan convencido.

—Supongo que después de todo terminaré el verano con el cuerpo todo enyesado. —curve una sonrisa divertida igual que él, detallándole el rostro.

—Gra...

—Mañana tiene cosas que hacer por la mañana—me cortó desviando la mirada—así que me pidió que te llevará a casa por la noche—comento rascándose la nuca con naturalidad provocando que se le levantara un poco de la polera, lo que...me hizo...desviar brevemente la mirada—al parecer si tendremos nuestra cita al final—volví a subir la mirada viendo que su sonrisa era más picara que divertida, lo señale, y me guiño un ojo para girarme y encaminarse a la cocina.

Obviamente lo seguí.

—No pienso salir contigo Kyran.

—Todas dicen lo mismo—balbuceo girando por la barra—te spoleo, salimos, se enamoran de mí, pierdo el interés y se vuelven obsesivas y psicópatas.

—¿Piensas que eso pasaría conmigo? —le enarque una ceja con altivez y se recargo en la barra mirándome fijamente el rostro.

—Pienso que me pasaría a mí, evitando el que pierdas el interés, claramente eso no pasaría.

—¿Pero si te volverías obsesivo y psicópata?

—Deja el psicópata y cámbialo por posesivo.

—Mmmh posesividad, lo que toda mujer desea de un hombre—ironice haciéndolo reír, para que se girara y siguiera rebuscando entre la comida.

—Deberías cambiarte de ropa—sugirió sin mirarme—supongo que recuerdas cual era mi habitación—ahora sí me miro con una sonrisa ladina—puedes usarla de la forma que quieras, en el segundo cajón del ropero tengo poleras y buzos que podrían quedarte para que puedas dormir cómoda.

—Quisiera ducharme, ¿Puedo ocupar...

—Puedes hacer lo que quieras—ahora sí se volteo apoyándose en la barra para mirarme detenidamente—pero preferiría que no te ducharas por hoy, te pusieron muchos medicamentos y por la forma inestable en la que caminas y te mantienes de pie me da a entender que aún no los digieres del todo.

—¿Quieres que me acueste así?, ¿Sin...

—Puedes ducharte...siempre y cuando sea con la puerta abierta y con...

—Prefiero quedarme así, gracias—balbucee cruzándome instintivamente de brazos. Sonrió dándome una negativa.

—Ya mañana tienes permitido hacerlo con la puerta cerrada.

—Gracias por su benevolencia mi señor—hice una reverencia corta, quejándome a mitad de camino por mis costillas.

—Vete a descansar, trata de no babosear tanto mi almohada—pidió y rodé los ojos.

—Podría dormir perfectamente bien en el sofá.

—Podrías dormir perfectamente bien conmigo pero te apaniqueas.

—Oh mira la hora que es—mire el reloj invisible en mi muñeca—es la hora de que sigas soñando porque eso no pasará jamás. Buenas noches Kyran—me gire elevando mi mano con desdén despidiéndome de él.

—Sueña conmigo Lena.

Sonreí libremente ahora que no podía verme y salí de la cocina, para subir las escaleras relajando por fin mi postura y expresión, permitiéndome por primera vez demostrar cuanto me dolía el cuerpo a través de mi facie.

Entre a la habitación que era de Ciro cerrando la puerta para recargarme en ella soltando un suspiro sonoroso, cerre los ojos y mire un punto fijo en la nada acariciándome mis costillas, regulando mi respiración.

—No...no lo hice mal, ¿Verdad papá? —balbuceé mirando hacia arriba—si... ¿Si estuvieras aquí...habría sucedido esto?

Evite el deslizarme por la puerta y sumirme en esa pregunta que no tendría fin...ni respuesta, simplemente camine por el interior de la habitación dándome cuenta de que...que no había cambiado en nada este lugar, más bien está casa no había cambiado en nada.

Todo sigue tal cual a como lo recordaba, las paredes, los muros, el aroma.

Respire profundamente y la piel se me erizo.

Sí, el aroma si había cambiado, es...un aroma más envolvente, absorbente.

—Huele a...Ciro. —respire una vez más de forma profunda, exhalando extasiada deteniéndome a unos pasos del ventanal notando dos cosas.

Uno, el cielo está tan negro como mi mente, no veo ninguna maldita estrella y tiene una pinta de que se largará a llover por semanas.

Segunda cosa y fue la que más llamo mi atención, es el cuadro que había en la repisa junto al ventanal, era precisamente un cuadro donde salíamos Ilay, Ciro y yo de pequeños...pero la única que salía mirando a la cámara era yo, estaba con una coleta en alto toda desordenada porque Ilay me la estaba tirando, con la intensión punzante de llevarme a arrastras a la piscina mientras que yo me reía por desesperación y le estiraba mi mano a Ciro pidiéndole ayuda, cosa que claramente no me brindo...pero si me...me sonreía de una forma tan...no lo sé extraña, dulce, fraternal...

—Recuerdo esta foto—balbucee—la recuerdo perfectamente, pero...no recuerdo haberte visto sonreír así.

Toqué su sonrisa por encima del vidrio y volví a dejar la foto en la repisa girándome en dirección al ropero, dándome cuenta de que esa...era la única fotografía que tenía en su habitación...no había ningún otro cuadro, ni fotografía, sus paredes estaban pulcras, lo único que adornaba su habitación era un insulso poster de un ring de boxeo vació y un saco de boxeo que colgaba en un rincón de la habitación.

Definitivamente él no ha cambiado del todo.

Sigue siendo...una persona tan cerrada y misteriosa.

Está habitación...tan carente de vida y emociones es...es la representación de lo que Ciro muestra, de su mente, más bien de lo que permite mostrar antes de que choques contra un muro gigante donde oculta su verdadera esencia.

Me metí en su ropero, rodando los ojos al ver la monocromía en sus ropas, todo en una gama de tonalidades oscuras y opacas, si alguna vez llegase a habitar una prenda rosada aquí el mundo colapsaría.

Saque una camiseta negra y ni me preocupe por un short porque la camiseta me quedaba perfectamente como vestido.

Bendecida por la estatura de mi madre.

Liam saco la altura bendita de papá y yo el carisma y el metro cincuenta de mamá.

Me saqué la ropa cuidando los movimientos bruscos, me deshice del brasier agradeciéndolo, porque los fierros me estaban matando, y con la misma delicadeza me puse la camiseta de Ciro, agradeciéndole nuevamente a mi madre porque la playera de Ciro me llegaba casi a las rodillas, me pongo un cinturón a la cintura un par de tacones y tengo vestido nuevo.

Me deje las bragas puestas y le saque unas medias largas para irme a la cama, colocármelas y hacerme una coleta en alto para meterme bajo los cubres y prepararme para dormir y por fin darle ese descanso a mi cuerpecito.

Lo intente.

Juro por el cielo que tenía toda la intensión de dormir pero era mucho.

Todo este jodido lugar huele a él.

La cama, almohadones, fundas, cobertores, la ropa, ¡Yo!

Maldita sea, así nadie puede dormir.

Y eso que no ando en mi periodo hormonal.

Solté un suspiro, me recosté boca arriba y perdí mi mirada en el techo, viendo una débil luz reflejada apenas por la luz exterior.

Que día más bizarro.

Desde que llegue todos los momentos que he vivido han sido bizarros, pero esté fue el peor y...me esforzaré mucho por no recordar lo que viví el día de hoy, lo denunciaré, y haré todo lo que tenga que hacer pero...nunca más...haré lo que hago con todos los recuerdos malos, simplemente lo bloquearé de mi mente, con los años...yo ya me he vuelto una experta en eso, al final Ciro tenía razón, desde pequeña aprendí a huir de todo lo que me complica o me causa algún dolor.

Solté un suspiro lento, cerrando mis ojos escuchando como lentamente las gotas comenzaban a caer sobre el tejado y se largaba a llover.

Cosas que amo, la playa, el verano, el sol, los climas cálidos.

Cosas que odio, el invierno, el frío, las lluvias, los climas lluviosos.

Tolero a duras penas la lluvia, mientras sea sutil, sin escándalos, por mí está bien.

Me recosté de lado buscando una posición cómoda para dormir y cuando la encontré me centre cien por ciento a dormir hasta que finalmente lo logre.

[...]

Me cago en todas las madres de las tormentas.

Di un brinco casi corriendo por el pasillo del segundo piso, chocando con la pared, tras salir de la habitación a tropezones adormilados.

Un jodido trueno casi me parte la espina, vino junto con un relámpago que ilumino toda la maldita habitación y termino conmigo anclada al techo como un puto gato.

Si a Ciro no lo despertó la secuela de truenos y relámpagos de seguro lo hicieron mis chillidos en gritos y más mis choques contra los muros al intentar llegar a la puerta de la habitación para salir corriendo en busca de socorro.

Llegue a la habitación que era de Ilay, tapada netamente con un cobertor que arranque de un tirón de la cama de Ciro para salir huyendo y con una trueno estrepitoso entre, abriendo de un portazo sin medirme a golpear y no sé qué lo hizo saltar, si el trueno o yo, pero lo bueno es que estaba despierto y alerta.

—¡¿Pu...pue...puedo dor...dormir aquí?!—me abrace más al cobertor viendo el rostro adormilado de Ciro con suerte mirándome desde la cama medio muerto, con sus ojos apenas y unos milímetros abiertos.

—¿Qué...—otro trueno y me importo una mierda de un brinco llegue a la cama haciéndome una bolita para taparme el rostro y los ojos.

—Se...se parte el cielo...se quemará la casa...se va a...

—Joder—balbuceo tirándose hacía atrás en la cama para de un movimiento abrir los cobertores y tirar el que me cubría—venga, metete—ni que me lo repitiera, en un segundo ya estaba dentro de la cama pegada a su cuerpo, ni me importo el que estuviera desnudo de la cintura hacia arriba y que vistiera un misero bóxer, no me intereso justo ahora la idea de que se iba a quemar la casa por la jodida tormenta podía más que yo.

—Ci...Ciro...se...

—No se parte el cielo—balbuceo pasando su brazo por debajo de mi cabeza aferrándome más a él, ladeándose para dejar que me anclará a su pecho—y no se quemará la casa, estamos lejos de los tendidos eléctricos, y ningún trueno, rayo, ni relámpago golpeará contra la casa, no...

—Mi...mi casa...se...se...

—No fue por la tormenta Leah, ese día sí había una tormenta eléctrica, pero la tormenta tiro un árbol que daño el tendido eléctrico y las chispas saltaron al árbol ladino a tu casa y eso propago el incendio, no fue por culpa de un rayo, no...

—Odio...odio...las tormentas...—hundí mi rostro en su costilla sintiéndolo jadear maldiciones bajas por mi nariz helada, pero no se alejó, al contrario, me acerco más y me cubrió con más mantas.

—A mí comienzan a gustarme—balbuceo ganándose que le enterrara los dedos en las costillas.

Otro relámpago ilumino la habitación y por poco termino a los pies de la cama.

—A ver—suspiro presionándome de los hombros—volveré en un minuto...Leah...—me pidió sutilmente que lo soltará, pero apenas lo estaba haciendo vino otro trueno y me amarre a su cuerpo de brazos, piernas y por poco dientes—pequeña tienes que soltarme para que pueda moverme.

—¿Don...donde...dónde vas?

—Volveré en menos de un minuto lo prometo—me tomo del mentón para que lo mirara y centrándome en sus ojos por un segundo vi la paz de un lago en calma y termine...asintiendo, relajando mi cuerpo soltándolo lentamente, cosa que tomo como ventaja y se alejó de mí en un segundo.

Trueno y terminé a los pies de la cama abrazando una almohada tapándome los oídos.

Pasaron los segundos y la cama se removió y los cubres que me tapaban desaparecieron.

—Volví—aviso lo que estaba más que claro, tardo menos de un minuto, estaba por lanzarme una vez más a sus brazos cuando abrí los ojos y note lo oscuro que estaba la habitación, mire el ventanal y estaba cubierto con una manta oscura que cubría cada pizca de luz del exterior—venga tapate que estás helada—me tiro de la mano para que terminará por recostarme a su lado y me cubrió hasta el cuello, lo vi mover sus manos delante de mi cara y antes de que pudiera preguntarle que hacía corrió el cabello de mi rostro tocándome con sus manos el contorno de la cara hasta que llego a mis oídos.

—Ciro... ¿Qué...

—Shh—me hizo callar y antes de que pudiera reaccionar metió unos audífonos en mis oídos encendió su teléfono conectando los audífonos y puso música, música suave, relajante qué...tapaba los sonidos del exterior.

—Ciro...

No lo escuche, pero por la forma en que se movió su pecho supe que estaba hablando, bloqueo su teléfono, lo dejo aún lado y ladeándose en mi dirección, deslizo su mano por mi cintura y me aferro a él, apoyando su mentón por encima de mi cabeza, soltando la respiración de forma lenta.

Todo estaba oscuro, mis oídos no oían más que la música que había puesto y sus manos me hacía cariño, regaban caricias tan lentas en mi cabello que me calmaban e incluso relajaban.

No...no sentía incomodidad por estar tan pegaba a él, por sentir su piel caliente contra la mía, o por sentir como su mano se deslizaba por mi cintura y espalda, al contrario, su contacto, su aroma, su presencia no me traía más que...paz. 

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Holaaa chiquitines 💜

Perdón por andar tan desaparecida últimamente, pero estoy modo: salvando el semestre, así que me estoy gastando mis últimas cartas bajo la manga para no quedarme estancada en mi tercer año de carrera, así que tenganme paciencia.

Espero disfruten el capítulo 💜

Mis chiquitines recuerden seguirme en mis redes sociales Ig: _Jaaviipb_ donde estaré subiendo dinámicas y post de mis historias.

E igualmente les recuerdo que mi historia "En la mira" (disponible en mi perfil)  se encuentra finalizada.

Esoooo, nos vemos en la próxima actualización :)

Besos,

Javi ☁

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