Parte 3 T3 One More Day (1/2)
Narrador
El sol brillaba intensamente, bañando todo con un cálido resplandor dorado que hacía que cada rincón se viera vibrante y lleno de vida. Los árboles proyectaban sombras suaves en el césped, y el aire fresco traía el aroma de las flores del jardín. En el patio de la casa Loud, todo parecía tranquilo y familiar, con el canto de los pájaros llenando el silencio matutino. Bajo uno de los árboles, Lincoln y sus hermanas estaban recostados juntos, disfrutando del amanecer. El ambiente era cálido y apacible, y por un momento, parecía que nada en el mundo podía interrumpir esa paz perfecta.
Lincoln: Oye, ¿y sabes por qué Anne y Sasha no vinieron a ver el amanecer?
Marcy: Mmm... creo que simplemente no estaban de ánimos. Aún tienen muchas cosas en la cabeza -Marcy sonríe suavemente, tratando de no preocupar a Lincoln- ¿Y Luz? ¿Cómo va su recuperación?"
Lincoln: Sigue mejorando, sorprendentemente. Tampoco fue tan difícil explicarle a su mamá todo. Ya sabes, no es fácil contar algo así, pero parece que lo va tomando bien.
Marcy: -Sorprendida- ¡¿En serio?! Eso es impresionante... yo ni siquiera he tenido el valor de contarle todo a mi familia. No sé ni por dónde empezar.
Lincoln: Bueno, podríamos ir a visitarla más tarde. Me dijo que tenía cosas que quería compartirnos.
Marcy: -Asiente- Me parece bien. También me gustaría verla. ¿Y qué tal tus hermanas? ¿Cómo se lo tomaron con tu regreso?
Lincoln: Mis hermanas menores y Leni están más que felices de tenerme de vuelta. Lori, Luan y Luna... bueno, están en proceso de arrepentimiento, creo. Lynn... sigue siendo Lynn. No parece cambiar tan fácil.
Marcy: -Suspira- Hay que darles tiempo al tiempo. Cada quien se toma su proceso a su manera. Y hablando de tiempo... creo que deberíamos aprovechar este momento y relajarnos, ¿no?
Lincoln: -Sonríe con picardía- No tengo nada que hacer ahora y faltan algunas horas para ver a Luz... ¿te gustaría hacer algo?
Marcy: -Sonrojándose ligeramente y con una sonrisa emocionada- Claro, me encantaría.
Narrador
Lincoln entra rápidamente a la casa, y en menos de dos minutos ya está de regreso afuera, mochila al hombro y con una sonrisa entusiasta. Junto a Marcy, emprende el paseo mientras ambos exploran las calles de Royal Woods, que a esa hora aún está tranquila y apenas despierta. Los negocios empiezan a abrir, alguna que otra persona camina con la calma de la mañana, y el silencio se ve acompañado por el suave murmullo del amanecer. Se internan en un bosque cercano, y el ambiente cambia, volviéndose más mágico. La luz dorada del sol se filtra entre las ramas, tiñendo el sendero de cálidos tonos anaranjados. Caminar entre los árboles les permite sumergirse en un mundo distinto, lleno de sonidos naturales y la paz del nuevo día, sintiendo que, por un momento, solo existen ellos y la naturaleza alrededor.
Lincoln: -respira hondo y comenta, casi como hablando para sí mismo- ¿Te das cuenta de que en menos de nada regresamos a la escuela?
Marcy: .-asiente con una sonrisa, mirándolo de reojo- Sí, y con el otoño a la vuelta de la esquina. Todo va volviendo a la normalidad, ¿verdad? Sin demonios, ni hechiceros oscuros, ni ranas gigantes... ni reyes tiranos que quieran destruirnos.
Lincoln: Totalmente -ríe suavemente, recordando. Luego añade- Fue increíble, ¿no? Toda esa locura, las aventuras... pero ahora se siente bien que esté tan tranquilo.
Marcy: Sí... divertido, pero cansado, ¿sabes? -suspira, mirando a lo alto del bosque, donde la luz de la mañana sigue jugando entre las ramas- Creo que ahora sólo quiero algo más... no sé, común. No todo tiene que ser un desafío de vida o muerte.
Lincoln: -asiente, sonriendo con complicidad- Tranquilo y normal... me suena perfecto. Aunque -le dice con una mirada bromista- claro, algo me dice que contigo alrededor, siempre habrá una aventura esperando.
Marcy: -se ríe y le da un ligero empujón en el brazo- Bueno, puede ser -responde divertida- Pero esta vez, prometo mantenerlo dentro de los límites de Royal Woods.
Narrador
Lincoln y Marcy siguen avanzando con pasos cuidadosos y ligeros, mientras el bosque se vuelve más denso y las sombras de los árboles se alargan con el amanecer. Marcy, en un juego travieso, lanza pequeñas flechas de energía, apenas del tamaño de sus dedos, que hacen caer algunas ramitas o hojas frente a ellos, a lo que Lincoln simplemente reacciona, esquivando cada una por instinto y con una sonrisa divertida. Después de un rato, llegan a la cima de una pequeña montaña desde la cual el paisaje se despliega espectacularmente ante ellos: el amanecer tiñe el cielo de tonos dorados y rosados, y todo Royal Woods se extiende bajo ellos en silencio, como un susurro tranquilo. Ambos se sientan en el borde, contemplando la vista con admiración y sintiendo, en ese momento, una paz difícil de describir.
Lincoln: -mira hacia el horizonte, disfrutando de la calma del amanecer- Es bonito tener días así, ¿no crees? Días en los que todo parece estar en su lugar y no hay nada que nos preocupe.
Marcy: -asiente, sonriendo mientras se acomoda a su lado- Sí, es increíble. A veces siento que aún estoy despertando de todo lo que pasamos. Estar bajo el control de Andrias fue realmente duro... Me sentía atrapada, como si no pudiera ser yo misma.
Lincoln: -la mira con preocupación- Me preocupé mucho por ti, Marcy. El solo pensar en perderte... sería horrible. No sé qué haría sin ti.
Marcy: -se sonroja, pero su mirada brilla- Cuando te vi después de salir del control mental, mi corazón saltó. Fue como si de repente todo tuviera sentido de nuevo. Te necesitaba a mi lado.
Lincoln: Esa noche que celebramos con la resistencia... no puedo dejar de pensar en eso -dice un poco más tímido- Fue un momento tan especial para nosotros.
Marcy: -se sonroja aún más- Sí, lo fue. A pesar de lo jóvenes que somos, Nunca olvidaré cómo me sentí contigo... tan conectados.
Narrador
Lincoln y Marcy continuaban disfrutando del aire fresco en la cima de la montaña, rodeados del silencio y la paz de la naturaleza, con el sol comenzando a iluminar todo Royal Woods a sus pies. La tranquilidad de ese momento les brindaba una sensación de libertad y esperanza, algo que habían anhelado tras tantas batallas. Mientras tanto, en otro lugar, Luz Noceda permanecía en cama, aún en proceso de recuperación. Su madre, Camila, estaba en la cocina, lavando trastes y preparando una comida casera, con la esperanza de que ayudara a su hija a sentirse mejor. De pie en la puerta del cuarto, una figura observaba en silencio, vigilando atentamente el estado de Luz, con una mezcla de preocupación y lealtad, sin apartarse de su lado ni un instante.
Luz: No puedo creer que todavía no te creas todo esto... Todo lo que vivimos en las Islas Hirvientes fue tan real... y tan intenso.
Vee: Es que cuesta imaginarlo, Luz. No tienes idea... Los demonios, la magia, Belos... pensar que tuviste que enfrentarte a todo eso. Pero, oye, ¿segura que mamá no debe saber? No sé si podré ocultarlo por mucho tiempo.
Luz: No te preocupes, Vee, de verdad. Mamá ya tiene suficiente por ahora. Prefiero que por un tiempo, al menos, piense que todo fue solo... algo menos peligroso. A ella le costaría entenderlo todo.
Vee: Vale... confiaré en ti, pero sabes que tarde o temprano se enterará. Y hablando de eso... ¿Belos está... muerto? ¿Es seguro?
Luz: Sí... yo misma lo enfrenté. Fue difícil, pero no podía permitir que siguiera lastimando a nadie más. Así que... sí, está muerto. Ya no tenemos que preocuparnos por él.
Vee: Bueno, no importa, yo no volvería a las Islas Hirvientes de todos modos. Pasé tanto tiempo atrapada ahí y... este es mi hogar ahora. Aquí, contigo, con Camila... con mamá. Me siento parte de algo... de una familia.
Luz: Eres parte de esta familia, Vee. Te agradezco mucho que hayas hecho tanto por mamá, por cuidar este hogar mientras yo... bueno, mientras estaba fuera. Prometo que no voy a dejarte sola nunca.
Vee: Gracias, Luz. Me alegra saber que ahora tengo a alguien que realmente me entiende y... una familia que me quiere.
Narrador
Camila subió las escaleras con paso suave, sosteniendo con cuidado dos tazas humeantes de chocolate caliente. Al llegar al cuarto, se encontró con Luz y Vee sentadas juntas en la cama, conversando en silencio. Sin decir nada, Camila les sonrió, extendiéndoles las tazas mientras rodeaba con un brazo a cada una en un abrazo cálido y protector. Luz le devolvió la sonrisa, sintiendo el reconfortante peso de su madre a su lado, y Vee se acurrucó un poco más, disfrutando del momento. Camila se inclinó hacia Luz, revisándola de manera casi imperceptible, pero con esa mirada maternal llena de preocupación y alivio. Luz le aseguró que estaba bien con una sonrisa, y las tres se quedaron así, envueltas en un silencio lleno de cariño.
Camila: -observó a Luz con una mezcla de tristeza y comprensión en sus ojos mientras su hija intentaba minimizar lo sucedido- Luz, mija, Sé que pasaste por algo feo allá... No tienes que disimularlo conmigo. Yo... sé sobre los demonios, las brujas, y que eso no fue nada fácil. Estoy aquí para escucharte, para apoyarte. No tienes que cargar esto sola.
Luz: -bajó la mirada, queriendo encontrar consuelo en la idea de que nada de eso importaba, que lo único importante era que ahora estaba de vuelta en casa- No es para tanto, mamá. Lo que pasó, pasó. Estoy aquí contigo, con Vee, y eso es lo único que importa ahora.
Vee: -había estado en silencio, le tomó la mano a Luz, mirándola con preocupación- Luz... no necesitas guardártelo. Si te duele... Si quieres volver allá, no tienes que ocultarlo.
Camila: -miró a Luz con el mismo dolor y una pregunta ineludible en la voz- ¿De verdad no hay forma de regresar, Luz? Porque si quieres, encontraremos una forma...
Luz: -intentó responder, pero las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos antes de que pudiera decir palabra alguna. Con un nudo en la garganta, sacudió la cabeza, su voz quebrada- No... no hay manera de volver -sollozó, tratando de contener el dolor que ahora le cubría el rostro- No puedo... No hay manera. No pude ni despedirme como se debe... ni agradecer a mis amigos... y Amity...
Vee: -le puso una mano en el hombro, conmovida- ¿Querías volver, Luz? -preguntó en un tono suave, tratando de comprender el vacío que parecía ocupar el corazón de su hermana-
Luz: -asintió, tratando de contener el llanto, pero las palabras salieron entrecortadas- Sí, Vee... quería volver. No pude decirle a mis amigos cuánto significaban para mí... y a Amity... nunca le dije... cuánto la quería.
Narrador
Luz sintió cómo las imágenes regresaban a su mente con brutal claridad: los cuerpos inertes de Eda y Lilith, tendidos en el suelo sin vida; la sonrisa demente de Belos cuando, en un acto desesperado de furia, ella lo partió en dos; y el rostro de Amity, su expresión pacífica e inconsciente, lo último que vio antes de perderlo todo. De repente, el dolor la embargó y sintió una punzada incontrolable en el pecho, una mezcla de tristeza y desesperación que le quemaba el alma. Con el impulso de huir de esos recuerdos, se levantó de golpe, sin importarle el dolor de sus heridas, y corrió por las escaleras sin dirección. Apenas unos pasos después, sus vendajes comenzaron a teñirse de rojo al abrirse las heridas recientes. Pero Luz apenas lo notó: sus piernas flaquearon y, antes de poder sostenerse, cayó al suelo en un impacto seco, su respiración acelerada mientras sus fuerzas se desvanecían.
Luz: -aún en el suelo, sintió cómo la desesperación le envolvía y sus pensamientos se volvieron un grito ahogado que finalmente salió de su boca, quebrado y casi inaudible, como si con cada palabra su corazón se rompiera un poco más-
Por favor... ¡Por favor! Solo quiero volver... necesito volver. ¡Las Islas Hirvientes son mi hogar! No puedo dejarlas así... no puedo dejarlos a todos sin despedirme... no puedo dejar a Amity sin decirle cuánto la amo, cuánto me importa, cuánto desearía poder verla una vez más... abrazarla. Dios... Amity, Amity... ¡te necesito! Me haces falta... ¿Por qué no pude...? ¿Por qué... no pude decir todo lo que sentía? ¿Por qué dejé todo en silencio? ¡Es injusto! ¡Es tan, tan injusto!
-Sus palabras se quebraron en un sollozo y ella apretó el suelo, incapaz de controlar la ola de emociones que la invadía- Daría cualquier cosa... cualquier cosa por solo un instante más, por poder verte, por escuchar tu voz... ¡por despedirme de todos! ¿Cómo puedo vivir aquí ahora? ¿Cómo se supone que siga... como si nada hubiera pasado? Todo lo que quiero es regresar, estar en casa, pelear una vez más si es necesario... pero que esta vez termine bien. Que esta vez no los pierda. Que esta vez... pueda verte y no tener que dejarte ir. Amity, te necesito. ¡No puedo, no puedo vivir con esta agonía! ¡Por favor... que alguien me escuche, que alguien me lleve de vuelta!
Narrador
Luz cayó en silencio, con lágrimas que fluían sin control. Su alma desgarrada llamaba a las Islas Hirvientes, pero solo el eco de su propia desesperación le respondió. Camila y Vee corrieron hacia Luz, alarmadas por el sonido de su caída y el llanto desgarrador que escucharon desde abajo. Camila, sin perder tiempo, la levantó con cuidado, observando los vendajes empapados de sangre y la palidez en el rostro de su hija, mientras Vee, visiblemente preocupada, ayudaba sosteniéndola del otro lado. Entre ambas lograron llevarla de regreso a su habitación, acomodándola con delicadeza en la cama. Camila revisó cada una de sus heridas, con manos firmes pero llenas de ternura, mientras Vee alcanzaba los vendajes y suturas nuevas, tratando de seguir el ritmo de Camila. Con precisión y cuidado, ambas limpiaron las heridas y reemplazaron los vendajes, asegurándose de cubrir bien cada corte abierto. Luz, agotada y aún conmocionada, apenas tenía fuerzas para moverse, pero el consuelo del toque de su madre y la preocupación de Vee lograron calmar un poco su agitación, envolviéndola en el calor y el cuidado de sus seres queridos.
Camila: Luz, mi amor, debes prometerme que vas a quedarte quieta esta vez. Tus heridas no van a sanar si sigues moviéndote de esa manera.
Luz: -suspira débilmente- Lo sé, mamá... Solo que... no es fácil.
Camila: Lo sé, cariño, pero necesitas tiempo para sanar. Si no, cada paso que das va a doler más.
Vee: -intentando suavizar el ambiente- Oye, Luz... Cuéntanos sobre Amity. -sonríe- Has mencionado algunas cosas, pero quiero saber más, ¡todo lo que quieras decir!
Luz: -sonríe, aunque con los ojos llenos de nostalgia- Amity... -se le ilumina la mirada- Ella es... increíble. Fuerte, leal y... tan, tan valiente. Fue una de las primeras en creer en mí allá, aunque al principio no nos llevábamos bien. Pero... luego se convirtió en alguien muy especial. Su magia, su inteligencia... y su corazón.
Vee: -sonríe y asiente, curiosa- Parece que te cuidaba mucho también.
Luz: -asiente lentamente- Sí. Siempre estaba ahí, protegiéndome, dándome fuerzas. Incluso en los momentos difíciles, cuando todo parecía tan oscuro. -su voz se quiebra un poco- Me gustaría que estuviera aquí... para decirle cuánto significó todo eso para mí.
Camila: -aprieta suavemente la mano de Luz- Sé que la extrañas, mi amor. Ella debe de ser alguien muy especial para ti.
Luz: -con una lágrima cayendo por su mejilla- Sí, mamá. Ella es... simplemente única.
Vee: -intentando animarla- ¿Sabes? Cuando te recuperes, quizá puedas escribirle una carta, aunque no puedas enviarla. Tal vez así puedas expresar todo eso, Luz.
Luz: -sonríe débilmente- Es una buena idea, Vee. Creo que me haría bien decirlo, aunque sea solo en palabras. Gracias.
Narrador
En casa, Luz, Camila y Vee compartían un momento de calma, disfrutando de la compañía mutua, con Luz descansando y escuchando las historias cotidianas de su madre y Vee, quienes intentaban arrancarle una sonrisa entre risas suaves y gestos tiernos. Mientras tanto, en otro rincón de Royal Woods, Lincoln y Marcy bajaban la montaña después de disfrutar de la vista. Reían y tropezaban entre bromas y empujones suaves, disfrutando de una paz que hacía mucho no sentían. Al llegar a la base, se detuvieron en la parada de autobús, esperando bajo el sol de la mañana mientras el viento jugaba con sus cabellos. Los dos intercambiaban miradas cómplices y planes para pasar el día juntos en casa de Marcy, con el ánimo tan liviano como si el mundo fuera solo para ellos dos.
Lincoln: -mirando a Marcy con una sonrisa curiosa- Oye, ¿segura que quieres presentarme a tu familia? No es algo que mencionaste antes, así que... suena un poco inusual, ¿no crees?
Marcy: -sonrojándose levemente, mirando hacia otro lado- Pues... sí, lo sé, pero eres muy importante para mí, Lincoln. -vuelve a mirarlo con una sonrisa suave- Y me gustaría que ellos también lo supieran... aunque me da un poco de vergüenza decirlo así.
Lincoln: -sintiendo un nudo cálido en el estómago, y sonriendo con una mezcla de sorpresa y satisfacción- Marcy... eso es... increíble. Me encantaría conocerlos. -bromeando un poco- ¿Crees que les caeré bien?
Marcy: -ríe y asiente- Claro que sí, Linc. Si te conocieran como yo, sé que lo harían. Además, tú tienes una forma de caerle bien a la gente... aunque no lo creas.
Lincoln: -asiente, algo más pensativo- Me haría ilusión presentarte a mi familia también, Marcy. Pero, bueno... -hace una pausa, suspirando- las cosas están un poco tensas con algunas de mis hermanas. Lori, Luna y Luan apenas empiezan a... ya sabes, a hablarme, y Lynn sigue bastante obstinada.
Marcy: -poniendo una mano sobre la de Lincoln, en un gesto de apoyo- Entiendo. Me imagino lo complicado que debe ser. Pero bueno, si necesitas tiempo o ayuda para que ellas también entiendan lo importante que eres... yo estaré aquí.
Lincoln: -agradecido, cierra suavemente su mano sobre la de Marcy- Eso significa mucho para mí. No sabía lo afortunado que era hasta conocerte, Marcy.
Marcy: -sonríe, aún más sonrojada, mirando sus manos entrelazadas- Creo que estamos siendo afortunados los dos.
Narrador
Lincoln y Marcy llegan finalmente a la casa de la familia Wu, una vivienda acogedora y decorada con detalles tradicionales que reflejan la calidez del hogar. Apenas cruzan la puerta, los padres de Marcy la reciben, envueltos en una mezcla de alivio y protección. La señora Wu, de mirada dulce y gestos amables, le da un abrazo a su hija y luego vuelve la mirada hacia Lincoln, dándole una bienvenida amable y cordial. Sin embargo, el señor Wu, con semblante serio y una postura firme, apenas le dedica un asentimiento de cabeza a Lincoln, mirando de reojo al joven con evidente desconfianza. Lincoln siente la tensión, pero se mantiene respetuoso, mientras Marcy intenta suavizar el ambiente presentándolos. Sin embargo, es claro que el señor Wu no está del todo contento con la presencia de Lincoln, especialmente al verlo tan cercano a su hija.
Señor Wu: -Con un tono serio- Así que tú eres Lincoln... ¿Y qué haces en la vida? ¿Estudias o trabajas?
Lincoln: Eh, sí, estoy en la escuela todavía, señor Wu.
Señor Wu: Ajá. ¿Y tienes planes para después? ¿O solo estás... "pasando el rato"?
Marcy: -Incómoda- Papá, Lincoln es muy estudioso y tiene buenos proyectos en mente. No tienes que-
**Señor Wu:** -Interrumpiendo- Estoy hablando con Lincoln, Marcy. -Dirige su mirada a Lincoln- Entonces, ¿qué clase de proyectos? Porque la gente puede decir cualquier cosa. Pero eso no significa que vaya a lograrlo.
Señora Wu: -Intentando calmarlo- Querido, deja respirar al chico. Apenas lo estás conociendo.
Lincoln: -Tratando de responder, pero incómodo- Bueno, tengo en mente hacer algo en animación o diseño... aunque aún estoy explorando opciones.
Señor Wu: -Condescendiente- ¿Animación? Hm. Y dime, Lincoln, ¿cómo planeas mantenerte? Porque esas cosas, como "explorar opciones", suelen quedarse en nada.
Marcy: -Frustrada- ¡Papá, por favor! Lincoln es muy trabajador. Siempre ayuda a su familia y se esfuerza.
Señor Wu: -Ignorando a Marcy y mirando a Lincoln- ¿Y tu familia? ¿Con quién vives? ¿Tu situación es... estable?
Lincoln: -Incómodo, dudando si responder- Bueno, vivo con mis padres y tengo varias hermanas, pero...
Señora Wu: -Intentando relajar la situación- Creo que ya tenemos una buena idea, querido. Tal vez sea suficiente-
Señor Wu: -No cediendo- Eso no responde a la pregunta. ¿Tus padres pueden sostener una casa llena de hijos? Porque en esta familia, Marcy sabe bien que valoramos la estabilidad y el esfuerzo real, no sueños y distracciones.
Lincoln: -Incómodo, intentando escapar de la situación- Señor Wu, la verdad es que olvidé... que debía ayudar a mi madre con algo esta tarde. Será mejor que me vaya.
Marcy: -Preocupada, mirando a su padre y luego a Lincoln- ¿Lincoln, en serio?
Lincoln: -Sonríe forzadamente- Sí, de verdad. Ya volveremos a vernos, Marcy. -Dirige una mirada rápida y educada a los padres- Señora Wu, señor Wu... gracias por recibirme.
Señora Wu: -Sonriendo amablemente- Bueno, Lincoln, estás bienvenido siempre. Ten buen día.
Señor Wu: -Con un leve encogimiento de hombros, sin disimular su desdén- Que tengas suerte, chico.
Marcy: -Con voz baja, apenada- Lincoln, lo siento mucho...
Lincoln: No pasa nada, Marcy. Nos vemos después.
Narrador
Lincoln se aleja rápidamente de la casa de Marcy, sin mirar atrás, sintiendo el peso incómodo de las preguntas del señor Wu aún en su mente. Marcy se queda en la entrada, observando cómo él desaparece por la calle, y el dolor de la situación le llega con toda su fuerza. Ella sabe bien que Lincoln inventó esa excusa; no hay nadie esperándolo en casa, ya que sus padres están de viaje. Sin poder contenerse, Marcy sube las escaleras con el corazón apretado y se encierra en su habitación. La decepción y la frustración se desbordan en lágrimas, sintiéndose atrapada entre su amor por Lincoln y el rechazo inexplicable de su propio padre.
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