I
Un día estaba en la cocina aburrido, mirando en la televisión un documental de mitos e historias que no sabes si creer o no. Hablaban sobre los vendedores de pócimas y los oscuros secretos que escondían que, por supuesto no podía faltar, en ese documental los descubrían todos.
Mi abuelo entró a por un vaso de agua. Apagué la televisión y lo miré, pensando en la pregunta que iba a formular.
—Abuelo, ¿Es cierto todo eso que dicen de los vendedores de pócimas? ¿Qué en verdad no son lo que aparentan?
—Oh, Víctor querido. —se sentó en la mesa conmigo—. Hacía mucho que no te explicaba una de mis historias, me daba miedo que te parecieras a tu hermana o a tus padres. Pero el gran curioso aún sigue ahí dentro. - con su dedo índice me señalaba el corazón.
Mi padre entró en la cocina para hacer la comida, y de reojo nos iba mirando.
—Abuelo, no quiero un cuento de hadas. Ya no soy pequeño. Creía que tú sabrías algo por ser mayor y tener experiencia pero veo que solo es otra de tus historias de hadas.
—Víctor, es cierto que tengo muchas historias de hadas. Pero los vendedores de pócimas son reales, tú has visto alguno que otro, ¿No es así?
— Si, pero mamá me aparta de ellos cuando los ve, como si fueran malos.
—Está bien, entonces te voy a explicar el origen de esas creencias. Los vendedores de pócimas han sido muy famosos por traer al mundo remedios que han curado epidemias pero también por otras cosas. Por ejemplo, la gente les teme por su grandioso poder. Si han podido curar a un pueblo entero gracias a una poción imagínate lo que pueden llegar a hacer. Hay rumores de que no tienen forma, de que son una especie de humo oscuro controlado por alguien más poderoso. ¿Alguna vez has visto debajo de su capa?
—No, siempre van muy tapados, aunque haga calor.
—Pues ese es uno de los motivos para creer eso. No tienen forma, son espíritus malignos encerrados en la tierra, divagando, encerrando almas de inocentes en pócimas, que posteriormente las venderán a otros inocentes sin sospechas. También hay otras personas que creen que son demonios. Y que usan máscaras de gato para mostrar que son hijos de las brujas.
—Y si son demonios, ¿Por qué harían el bien? ¿Por qué salvarían a medio pueblo de las enfermedades?
—Porqué así creen que sus pecados serán enmendados y podrán ser libres de sus cargas. Y ese es el porqué la gente siempre que ve uno se aparta, para que no le roben el alma o para no ayudar a un pecador, hijo de una bruja.
—Oh, tiene... tiene lógica.
—Exacto, así que ya sabes Víctor —dijo mi padre que había estado escuchando toda la conversación.— Si no crees que está sucediendo alguna cosa de vida o muerte. Nunca acudas a un vendedor de pócimas.
¡Hola! Bienvenidos a mi nueva historia: El vendedor de pócimas. ¿Qué os ha parecido de momento la historia? Tengo una preguntita para vosotros: ¿Preferís que suba uno, o dos capítulos por semana? ¿Si son dos queréis que sean el mismo día (domingo) o días separados?
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