Cuenta la leyenda, de que hacía mucho tiempo, en una zona apartada por completo de Los Ángeles, California, un barrio apacible y tranquilo vivía en prosperidad y calma felizmente.

Pero un buen día, fue abandonado por todos sus habitantes debido a un incendio producido en una de las comunidades privadas que dejó todo en llamas, menos el mismo edificio.

Desde entonces, han circulado cientos de rumores acerca de ese famoso vecindario que lo hacen más temible, entre ellos que puede estar embrujado.

Y a día de hoy siguen oyéndose esos rumores allá donde vayas, y cada vez de forma más masiva.

Sin embargo, ese edificio no está sólo... Sino que muchas personas han decidido irse a vivir allí.

Y todas ellas tienen algo en común...

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La mañana se despertó como todas las de ese sitio. Todos colaboraban en las miles de tareas que requería esa comunidad, cabe destacar que estaba hundida en la pobreza, así que... Como que todos debían trabajar en algo para mantenerla a flote.

Con ello, las fuentes de energía son muy pobres y escasas y para tenerlas bien pagadas se deben ayudar como mínimo dos personas para poder pagarla a fin de mes y como máximo un grupo de cinco.

Y es así que, los más pobres de allí, deben ir a la fuente colectiva a ducharse. Así que, en plena madrugada, aprovechaban para usarla de forma digna y no agobiante. Aunque, claro... Al ser paupérrima y pagada justamente, pues suele traer consecuencias feas...

-Ahhh no mames...-Dijo uno de ellos al ver que dejó de caer el agua del grifo, su nombre era David, apodado Junior, y como que era un poco quejica-¡Jefe!-Esto provocó que un joven rubio de ojos azules con un cigarro colgando de su boca abriese su ventana-¡No seas pinche y abre el agüita, wey!-No fue buena idea, nunca era mala idea enfadarle, pero claro... Normal quejarse.

Se oyeron pasos rapidísimos en la escalera y se abrió la puerta. Era el supuesto jefe de todo aquello, y literal porque era el que mandaba, el que les sacaba de los problemas, el que pagaba todo. Y bueno... Por como caminaba, iba enfadado. Es comprensible si estás lidiando con tantísimas responsabilidades.

-¿Pero tú qué te creeh? ¿Que yo soy aquí'el Dioh Nehtuno?-Preguntó indignado, el muchacho desnudo se cubría sus partes íntimas con las manos, su pelo seguía bañado en el jabón que no pudo aclarar a tiempo.

-Es que el agua se fue a la verga. ¿Por qué no la pones de nuevo, pendejo? Me quedaba solamente la segunda ducha no más-Vaya, tampoco es que fuese muy educado, esto causó una reacción violenta en el rubio, mejor conocida como torta en la cara que lo dejó incluso tirado en el suelo.

-Poh ahí te cajco la segunda dusha. ¿Tú te creeh que ehto eh posible? Yo aquí pagando to la mierda de cada uno y vosotroh dale que te pego con quehah. Si por mí fuera oh quedáih toh sin agua y sin na, panda de cazurroh-Muy sureño sonaba él, y cuando él alzaba la voz de esa forma, no había que hacer nada más.

-Ehhh, jefe, sscuche bien. Nossotross también contribuímoss al dessarroio de ssta comunidad. Nu vaya ussted de lisstillo porque no ss el único que ssta haciendo todo essto-Dijo uno de los ciudadanos de acento muy forzado, parecía catalán, aunque sus rasgos no le hacían verse como un catalán.

-Ya ehtamoh con er tío mierda ehte que no se le entiende un caraho. Amo'a veh, pisha, si tú vinihte aquí de'acoplao y te acomodahte en lo que viene a seh en tol meollo de la comunidah, ¿en qué vah a colaborah tú? Si lo único que sabeh haseh eh ehtar dale que te pego con loh tamborsitoh. Algún día via ir yo pa llá y te via quitar loh tamborsitoh de una pa que aprendah a no tocar loh cohoneh. Avisao quedah-Y dicho esto, no se andó con más tonterías y siguieron todos y cada uno de los habitantes con sus tareas.

-¿Qué pasó, jefe? No andás de buena onda-Intervino un muchacho de cabello rojizo largo y acento también latinoamericano, éste parecía venir de Argentina.

-Ej que ehto eh insoportable, quillo. No podeh ehtáh ni un sólo día tranquilo porque ej que no paran, ej que no paran. Ej que eh ahí dale que te pego con meteh mierda, poh ya me han tocao loh cohoneh, ya me han tocao loh huevoh. Así no se pué vivíh, miarma-No se nota que sea sureño, no, ya dije que lo de sureño, para nada, ¿eh?

-Sha, calmáte. Sos groso, sabelo. Esos son unos idiotas, no más. Anda y que le chupen la poronga a su papá-Comentó, el otro le miraba con cara de repulsión, como si no se hubiese enterado de nada.

-¿Tú de ónde vieneh? Porque del súh como que no ereh tú, ¿eh?-Cuestionó, el pelirrojo hizo un gesto de disculpa y se marchó-¿Pero a'onde vah? Hay que hoderse...-Vociferó, todos sabían que cuando él preguntaba esas cosas de su zona natal, como que no era buena idea decirle que no.

Era un chaval que no se andaba con rodeos. No estaba dispuesto a perder su tiempo en tonterías. Por eso era tan mal visto entre los que están a su servicio.

¿Su nombre? James, James Hetfield. Es de padres y familia americana, pero por razones desconocidas su acento es digno del sur español, Sevilla concretamente. Se presume que puede que tenga sangre de estas tierras, pero no se conoce con certeza.

-Oie, ¿pa cuándo ehtá la sena, papito?-Un habitante con sangre cubana le habló a su padre adoptivo que tenía el mismo acento que el chico catalán, de nombre Lars, que parecía haberle criado toda su vida, Jason era el nombre del chaval.

-¿Qué cena? ¿Y a mí no me váih'a invitá?-Menuda cara de loco tenía cuando estaba enojado, pero al conocer muy bien al Jason, no le echaría la bronca mucho.

-Oie, no vendráh pa ajumarte de nuevo. Si eh así, no te quedah hoy con nosotroh, casuerelo-Boquiabierto, no le gustó demasiado la idea de ser discriminado.

-¿Qué mah llamao, peazo de hiho puta?-Le desafió, frente a frente ya estaban ambos.

-Te he llamao metomentodo, porque ereh un chihmoso, un pesao, un cotilla. Eso ereh, cojonú-Cojonú significaba valiente, listillo, algo así como una persona que da mucho la cara, aunque en este caso se lo decía de forma mala.

-Me cago en tu puta madre, guachupino de loh cohoneh-A punto de propinarle un golpe con su puñetazo, fue frenado por el nativo de la isla caribeña, pero el rubio apartó el cigarrillo de su boca y no se rindió y mordió sus labios con una expresión desafiante-Me via cagá en toh tuh muertoh, maricón-Y dicho esto, le dio el puñetazo lanzándole a la pared, una batalla había empezado.

Resumen: Patadas voladoras, puñetazos, hostias con el canto de la mano, más patadas, incluso golpes con la cadera. Al final, el ganador fue James.

-Y la siguiente veh que me digah metomentó, te via dar un sopapo en el cogote que te van a salíh hahta loh dienteh-Dijo, y con eso se encendió un cigarro y se marchó a su humilde morada.

Un día normal y cualquiera en un vecindario de lo más tranquilo, cómo no.