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El diario y el crío se han
complementado.



Italia,
Roma.
2017.

BAYLENA.

Siete hermanos, uno muerto...

Catástrofe en una ciudad de Roma. Ultima hora, un asesino acecha la famosa discoteca Sexgon y mata a sangre fría al dueño del lugar.

<<Si supieran que era "asesina" y no un asesino.>>

-No me dan el reconocimiento exacto, ¿para qué hablan de mi obra de arte? -observe el diario en el escritorio de Nibeil, quien nos había citado a todos a ser participes de la noticia de ultimo momento.

El hombre sonrio satisfecho. -Has hecho un gran trabajo, Baylena.

-Tanto que hasta me han cambiado el sexo.

De repente la señora Freullain apareció con una bandeja de plata donde se lograban percibir cuatro pequeñas tazas de café.

-Felicidades, querida. -dijo, ofreciéndome una taza que no tarde en tomar con mis manos.

-Gracias...

Saboree el amargo del café mientras veía como Aro y Afal hacían lo mismo desde el sofa.

-Fue y será un honor trabajar con usted, señorita. Jamás habíamos podido derrotar a uno de esos monstruos-admitio Nibeil con pesar-. Si no fuera por usted, aun seguiríamos bajo una angustia eterna.

Por primera vez me senti bien con lo que hacia, como si lo que habia hecho no era un asesinato, sino un bien mayor. Observe mis manos de manera fugaz y volvi a tomar un sorbo de café al no sentirlas sucias de sangre.

¿Acaso este era el alivio?

Pues, si ese era el sentimiento de alivio, a los pocos segundos se rompió en mil pedazos, como un espejo siendo golpeado por una gran piedra. Y no era coincidencia, las puertas fueron abiertas estrepitosamente por el oscuro y competitivo Victor Freullain, alias crio.

En este caso debo admitir ser el espejo; toda piedra fria debia ser él.

-Me siento un poco traicionado por no haber sido invitado a la celebracion-dijo, sacandose el oscuro sombrero que llevaba en su cabeza-. Pero debo decir que me siento mejor porque no quisiera estar presente para el destrozo de ilusion. -a paso lento y recto se acercó a mi lado, observando a su padre. Por otro lado, yo solo pude ver un diario e imagenes siendo visibles en una de sus manos palidas.

-¿De qué hablas, hijo? -Nibeil siguió con su sonrisa victoriosa intacta, como si la interrupcion de su hijo no lo haya inmutado en lo más minimo.

-Hablo de la catastrofe, padre. -cómo si no pudiera contener sus ansias por liberar la gran bomba, deposito lo que llevaba en una de sus manos, aquello que yo no paraba de ver.

-¿Catastrofe? -el hombre recorrió lo que yo con sus ojos azules. Llevo el diario cerca de sus ojos, leyendo todo con suma lentitud. Sus iris se movian de un lado a otro-Este lunes diecinueve de julio, luego de la muerte en la discoteca Sexgon,  se han desatado más de treinta y nueve muertes en tan solo una noche. Las muertes son misteriosas y no se han encontrado causas. Se sospecha que el asesino que rondaba esa noche cerca de la discoteca, ha cometido más asesinatos, ya que los cuerpos encontrados, se hallaron a unos metros del lugar. Victimas tanto hombres como mujeres. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que busca?, nadie lo sabe, pero este asesino será investigado. -luego de finalizar la lectura, dejo el diario en el escritorio, pasmado y horrorizado.

-Señorita Baylena, ha pasado de blanca a muerta, ¿qué le ocurre? -voltee a ver a Victor, sus ojos negros me miraban burlescos.

-La noticia... es... -trague en seco, sin poder asimilar lo que Nibeil acababa de leer.

-Horrible e interesante. -finalizó él pelinegeo como si lo que dijera no fuera más que simples palabras vagas. Se sentó en una de las sillas que se encontraban a mi lado. Su olor a madera aterrizó en mí. 

-No puede ser verdad. -susurró el señor Nibeil.

-Tranquilo, papá. Eso no lo es todo-tomó las fotografias que se encontraban en el escritorio y comenzó a mostrarlas-. No sólo treinta y nueve muertes, sino que los casos de astigios se han ido a los cielos. Claro que yo no iba a faltar en esa investigacion; sabes lo mucho que me encanta ser el mejor detective de Roma-sus ojos encontaron los míos al decir aquello y luego volvió a su padre-. Los Valentine's estuvieron presentes en el día de los hechos. Quiero decir, estuvieron presentes cuando la señorita Baylena mató a Lebel, eso quiere decir que los Valentine's han hecho esto para darnos una amenaza. 

-Suposiciones. -Nibeil le miró al decir ello.

-Papá, mi trabajo se basa en ellas. Y ahora... -me observó con sus ojos entrecerrados- ¿Esa noche de los hechos, usted, señorita Baylena, ha sido vista por los hermanos Valentine's? ¿Vieron a la mejor cazadora? 

-Victor. -Nibeil levantó la voz, y Victor solo hizo un ademan para que se callara.

-Digamelo, señorita. -insistió.

Las palabras no salieron de mi boca. Mi mente trataba de asimilar lo que estaba ocurriendo. 

Victor me observó desde su lugar. Mirada fria, pero siniestra.

Mi mision habia tenido una consecuencia, la ira de los Valentine's se habia presentado frente a nuestros ojos. Los casos de astigios se habian disparado de la noche a la mañana y con ello más muertes de inocentes.

Todos esperaron expectantes a mi respuesta. 

-Sí, creo que ellos vieron cuando explote la cabeza de Lebel Valentine.

-¿Y será que usted, con su gran codicia y arrogancia por ser la mejor y demostrar su grandeza, les miró mientras mataba a su hermano? 

¿Cómo él sabía aquello? No pude ocultar el desprecio hacia mi accion.

-No... yo...

-Claro, lo suponia -se puso de pie, posando su sombrero en su cabeza-. En conclusion, Baylena no fue lo suficientemente discreta que hasta dejo una huella: ahora sospechan de un asesino, asi que no se sorprendan de tener policias tras nuestras espaldas.

No evite fulminarlo con la mirada. Estaba diciendo que era mi culpa. -¿Acaso me está tirando la culpa, señor Victor? 

-¿Qué cree? ¿o no le parece suficiente ser la causante de la ira de seis vampiros más fuertes que cualquier humano inocente que ronda por las calles de Roma? 

-¿Será que prefiere investigarme más a mí que a nuestros enemigos? ¡Yo solo hice mi trabajo!

-Ser arrogante no es un trabajo, inglesa. 

En la habitacion solo era él, sus ojos burlones y yo. No tarde en ponerme de pie. No iba a darle el poder de estar sentada mientras él me culpaba de algo que estaba fuera de mis manos,

-Entonces ¿qué es lo que hace usted, cri... -mordi mi lengua. Por un momento me senti incapaz de decir aquella palabra frente al señor Nibeil. 

-¿Qué? -sonrió, victorioso, esperando a que dijera esa maldita palabra-. Eso pensé.

-Es suficiente. La señorita Baylena no es la causante de todo esto.

-En pocas palabras si lo es. -respondió Victor, llevando sus manos a los bolsillos de sus pantalones.

-No, no lo es, y deberiamos estar agradecidos de que ha eliminado a uno de esos monstruos.

-¿Y a raiz de ello treinta y nueve muertes y más astigios en la ciudad? Debemos admitir que su trabajo fue casi atroz, nada profesional.

-Disculpe, Victor, pero yo logré exterminar un pedazo de esa amenaza, ¿y usted? ¿que ha logrado? ¿sacar unos porcentajes y suposiciones mediocres?

-Si fueran tan mediocres no la hubieran palidecido de esa forma, señorita.

-Basta, ¡ha sido suficiente! Si tienen algo que arreglar, que sea fuera de las misiones, solo nos afectan los casos. 

En ese instante cai en cuenta de como nos observaban mis colegas y la señora Freullain. Tambien logre percatarme como Victor era capaz de sacarme de casillas en unos simples minutos. 

-Disculpe, señor Nibeil. No era mi intencion. 

-Tranquila, ha hecho un buen trabajo. De todos modos era lo unico que debiamos esperar, tarde o temprano los hermanos Valentine's iban a enterarse y hacer esto en venganza.

-Debe ser una broma de ultimo siglo, padre. De todas formas no me interesa, solo vine a darles la noticia- se dió la vuelta antes de regalarme una mirada fria y una pequeña sonrisa. Fue que, antes de salir, dijo:-. Ah, y... a la señorita Baylena no le gusta el café tan solo, pónganle un litro de coñac y se olvidara hasta de su sucio oficio. 

Rápidamente lo observé desde mi hombro. ¿Cómo podía decir aquello?

<<Imbécil...>>

...

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