Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27: Redes de traición

Elena caminaba hacia el despacho de Don Vittorio, con el corazón palpitando con fuerza. Sabía que cada paso que daba la acercaba más al peligro. Sin embargo, tenía que mantener la compostura y demostrar que estaba lista para cualquier cosa que él le pidiera. Cada encuentro con Don Vittorio era un juego de ajedrez, y no podía permitirse ningún error.

—Elena, justo a tiempo —dijo Don Vittorio con una sonrisa fría al verla entrar—. Siéntate.

Elena se sentó frente a él, manteniendo una expresión neutral. Mientras Don Vittorio hablaba, ella aprovechó para dejar discretamente un micrófono bajo el escritorio, sabiendo que cualquier información podría ser vital.

—Alexei ha estado mostrando interés en ti, ¿no es verdad? —dijo Don Vittorio, entrelazando sus dedos sobre el escritorio—. Quiero que utilices eso a nuestro favor. Esta noche, vas a cenar en su yate. Quiero que coloques estos micrófonos allí.

Elena tomó los dispositivos, tratando de ocultar su nerviosismo.

—Lo haré, Don Vittorio. No se preocupe.

Don Vittorio la miró fijamente por un momento, como si tratara de leer su mente, antes de asentir y dejarla ir. Afuera, Irene la interceptó con una mirada de preocupación.

—Ten cuidado, Elena. Alexei no es alguien con quien se deba jugar a la ligera.

Elena le ofreció una sonrisa tranquilizadora, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.

Esa noche, Elena llegó al yate de Alexei. El lugar era lujoso y deslumbrante, un contraste con la tensión que sentía. Alexei la recibió con una sonrisa encantadora, conduciéndola a una mesa elegantemente preparada.

—Me alegra que hayas venido, Elena —dijo Alexei mientras descorchaba una botella de vino caro—. Espero que disfrutes de la noche.

—Gracias, Alexei. Todo se ve maravilloso —respondió ella, intentando mantener la calma.

La cena comenzó con una conversación ligera y cortesías. Alexei hablaba de negocios y de su vida, mientras Elena intentaba encontrar el momento adecuado para colocar los micrófonos. Justo cuando pensó que podría hacerlo, reconoció a uno de los hombres en el yate: un infiltrado de la Camorra.

El hombre la miró directamente a los ojos y Elena supo que su cubierta estaba a punto de ser descubierta. Antes de que pudiera reaccionar, Alexei se dio cuenta del intercambio y frunció el ceño.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, su tono se volvió peligroso.

El infiltrado se adelantó, sacando a relucir la verdad.

—Ella está trabajando para Don Vittorio, Alexei. La vi colocar un micrófono en tu oficina.

La expresión de Alexei se transformó en una mezcla de furia y dolor.

—¿Es eso cierto, Elena? —preguntó con voz temblorosa.

—Alexei, no es lo que parece... —comenzó ella, pero fue interrumpida.

—¡Basta! —gritó Alexei, golpeando la mesa con el puño—. ¡Llévenla adentro!

Los hombres de Alexei la arrastraron a una cabina, donde fue amordazada y atada a una silla. Elena luchó contra el pánico, sabiendo que tenía que mantener la calma si quería salir de esta situación con vida.

Alexei entró en la cabina, su mirada dura y fría. Se sentó frente a ella, sacando una botella de vodka y sirviendo dos vasos.

—¿Sabes qué es lo que más odio, Elena? —dijo mientras se sentaba frente a ella—. La traición.

Le quitó la mordaza y le ofreció un vaso de vodka, que ella rechazó con la cabeza.

—No esperaba esto de ti —continuó Alexei, ignorando su rechazo—. Parecías diferente. Especial.

Elena aprovechó la oportunidad para hablar.

—Alexei, escúchame. No soy una traidora. Estoy aquí porque quiero ayudarte. Don Vittorio me ha obligado a hacer esto.

Alexei la miró con escepticismo.

—¿Ayudarme? ¿Colocando micrófonos en mi yate? ¿Qué clase de ayuda es esa?

Elena respiró hondo, recordando su formación en derecho y su conocimiento de la ley. Sabía que debía ser astuta.

—Don Vittorio está tramando algo grande, Alexei. Algo que va más allá de nuestra rivalidad. Está utilizando a todos nosotros como peones en su juego. Si confías en mí, podríamos desenmascararlo juntos.

Alexei parecía considerar sus palabras, pero no dejaba de estar furioso.

—Y, ¿por qué debería creerte? ¿Qué pruebas tienes?

Elena se mordió el labio, tratando de pensar rápidamente.

—Sé que tu orgullo está herido, Alexei, pero piensa en esto: si realmente quisiera traicionarte, ¿habría venido aquí sola? Sabía el riesgo que corría, pero confío en que puedes ver más allá de las apariencias.

Alexei bebió un largo trago de vodka, sus ojos fijos en ella.

—Voy a necesitar algo más que palabras, Elena. Necesito pruebas. Necesito razones para confiar en ti.

Elena asintió, sabiendo que esta era su única oportunidad.

—Te conseguiré esas pruebas. Pero necesito tu ayuda para hacerlo.

Alexei se levantó, caminando alrededor de la cabina con pasos pesados.

—Veremos. Por ahora, vas a quedarte aquí hasta que decida qué hacer contigo.

La dejó atada y amordazada de nuevo, saliendo de la cabina con un portazo. Elena escuchó cómo la cerradura se giraba, dejándola atrapada.

Horas pasaron mientras Elena se esforzaba por mantenerse despierta y alerta. Sabía que Alexei estaba lidiando con sus propios demonios y que esta situación podría volverse aún más peligrosa.

Finalmente, Alexei regresó, tambaleándose ligeramente por el alcohol. Se sentó frente a ella una vez más, sus ojos vidriosos por el vodka.

—¿Sabes una cosa, Elena? —dijo, su voz más suave pero aún llena de dolor—. Realmente me gustas. Me gustas más de lo que debería. Y eso me duele.

Elena lo miró, sintiendo una mezcla de lástima y temor.

—Alexei, yo...

—No, no hables —la interrumpió, levantando una mano—. Solo... quédate aquí conmigo. Necesito pensar.

La cabina se sumió en un silencio tenso, solo roto por el sonido de la respiración pesada de Alexei y el vaivén del yate sobre el agua.

Elena sabía que su situación era precaria, pero también sabía que debía aprovechar cualquier oportunidad para escapar y reunir las pruebas que necesitaba. La batalla apenas comenzaba, y tendría que ser más astuta que nunca para sobrevivir.

A través del micrófono oculto en el despacho de Don Vittorio, Damián había escuchado toda la conversación. Su corazón latía con fuerza, dividido entre la furia y la preocupación por Elena. Sabía que tenía que actuar rápido, pero también sabía que debía ser extremadamente cauteloso.

Elena y Alexei continuaron su tensa interacción, cada palabra, cada gesto, cargado de implicaciones profundas. La situación se volvía cada vez más peligrosa y compleja, pero Elena estaba decidida a utilizar su inteligencia y habilidades para salir adelante, aunque eso significara enfrentarse a la oscuridad del mundo que la rodeaba.

La noche continuó, y el destino de Elena y Damián pendía de un hilo, cada uno luchando con todas sus fuerzas para protegerse y proteger al otro en un juego mortal de traición y poder.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro