Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Ecos en la oscuridad

Después de una misión agotadora, el grupo decidió que merecían un descanso. Se dirigieron a una de las discotecas más conocidas de Madrid, ansiosos por dejar atrás, al menos por una noche, las preocupaciones y el peligro constante que los rodeaba. La música vibrante, las luces parpadeantes y el bullicio de la gente los envolvieron al entrar. Todos comenzaron a beber, disfrutando del ambiente relajado y la compañía mutua.

La discoteca estaba repleta, las luces de neón creaban un juego de colores sobre las cabezas de los presentes. Las paredes vibraban con el ritmo de la música y las risas se mezclaban con el estruendo de las copas y los brindis. Elena y Laura se sentaron en un rincón más tranquilo de la discoteca, lejos del estruendo principal. Laura, con los ojos ligeramente vidriosos por el alcohol, decidió que era el momento de una confesión que había estado evitando.

—Elena, hay algo que debo decirte —comenzó Laura, su voz temblorosa pero decidida—. Siempre he estado celosa de ti. No solo por lo que eres capaz de hacer, sino porque vi cómo Damián te mira. Él te admira y te ama, lo veo en sus ojos. Te mira como nunca he visto a nadie mirar a otra persona.

Elena la miró sorprendida, sin saber cómo responder inicialmente.

—Laura, no sabía que te sentías así... —dijo finalmente, su voz suave—. Lo siento si alguna vez te hice sentir menos.

Laura sacudió la cabeza, sus lágrimas brillando bajo las luces tenues.

—No es tu culpa. Fui yo quien sintió la necesidad de no estar siempre en la sombra, de intentar arrebatártelo. Pero eso no es lo que quiero ser, no quiero ser ese tipo de amiga. Te pido perdón —dijo Laura, su voz quebrándose.

Elena sintió un nudo en la garganta. No había visto la lucha interna de Laura hasta ahora.

—Gracias por decírmelo, Laura. Es importante para mí saber lo que sientes. Quiero que sepas que valoro mucho tu amistad —dijo Elena, apretando la mano de Laura con afecto.

—Y yo la tuya, Elena. No quiero que nada ni nadie se interponga entre nosotras —respondió Laura, sonriendo a través de las lágrimas.

Mientras tanto, Damián observaba a Elena desde la distancia, sus ojos fijos en ella con una intensidad que no podía ocultar. Había algo en su mirada que mezclaba deseo, admiración y una pizca de celos. Más tarde en la noche, Elena y Damián se encontraron en la pista de baile. Un hombre atractivo se acercó a Elena, invitándola a una copa.

—Hola, preciosa. ¿Te gustaría una copa? —preguntó el hombre, sonriendo con confianza.

—Gracias, pero estoy bien así —respondió Elena amablemente.

El hombre insistió, sin darse por vencido.

—Vamos, solo una copa. ¿O es que tienes novio?

Antes de que Elena pudiera responder, Damián intervino, su voz firme y protectora.

—Sí, lo tiene —dijo, mirando al hombre con desafío—. Así que sería mejor que te fueras.

Elena se sorprendió por la reacción de Damián. Por un lado, le molestó un poco porque no era cierto que fueran pareja, pero por otro lado, sintió una fuerte atracción hacia él. Nadie la había defendido así antes, y ver los celos de Damián le pareció tierno.

—Damián, ¿por qué dijiste eso? —preguntó Elena, una vez que el hombre se había ido.

—Porque no me gustó cómo te miraba. No quiero que nadie se aproveche de ti —respondió Damián, sin apartar los ojos de ella.

La noche continuó y, medio borrachos, Elena y Damián se sentaron en un rincón más apartado. La música era más suave allí, permitiendo que las palabras fluyeran con mayor facilidad.

—¿Estabas celoso, Damián? —bromeó Elena, con una sonrisa juguetona.

Damián la miró, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y seriedad.

—Tal vez un poco —admitió, sonriendo—. No podía soportar la idea de que otro hombre te tuviera.

—Pero no somos pareja... —respondió Elena, su voz suave.

—Eso no significa que no te quiera —dijo Damián, acercándose más—. Elena, no quiero que nadie más esté a tu lado. Quiero ser yo quien te proteja y te ame.

Elena sintió su corazón latir con fuerza. La conversación se volvió más intensa, las palabras fluyendo con una honestidad que solo el alcohol podía traer.

—¿De verdad lo dices en serio? —preguntó Elena, buscando sus ojos.

—Sí, Elena. No puedo imaginar mi vida sin ti. Te necesito a mi lado —respondió Damián, tomando su mano.

Elena sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y felicidad.

—Yo también, Damián. Me haces sentir segura, y sé que podemos enfrentar cualquier cosa juntos.

Finalmente, la noche llegó a su fin y Damián acompañó a Elena a su casa.

—Quédate a dormir —dijo Elena, sus palabras suaves pero firmes—. Has bebido y no quiero que te vayas solo andando a casa. Podría ocurrirte algo.

Damián asintió, demasiado cansado para discutir. Entraron en el apartamento de Elena y se dirigieron a su habitación. Se tumbaron en la cama, demasiado agotados para que ocurriera algo más.

—Gracias, Damián —murmuró Elena, acurrucándose a su lado—. Por todo.

—Siempre, Elena —respondió Damián, abrazándola con fuerza—. Siempre estaré aquí para ti.

Se durmieron abrazados, sus cuerpos y mentes finalmente encontrando un momento de paz en medio del caos que los rodeaba.

A la mañana siguiente, Elena, Damián, Marcos, Laura y Javier estaban reunidos en el refugio, rodeados de papeles y documentos. Las luces eran tenues y el ambiente estaba cargado de tensión y concentración. Habían descubierto que Giovanni Conti tenía conexiones con varios políticos de alto rango en España.

—Miren esto, es una lista de políticos que recibieron sobornos de Giovanni Conti. Esto es más grande de lo que pensábamos —dijo Javier, mostrando el documento a los demás.

Elena se inclinó para examinar la lista, su expresión se endureció al leer los nombres.

—Si estos políticos están involucrados, significa que la red de corrupción es mucho más extensa. Necesitamos investigar a cada uno de ellos —respondió Elena, su voz firme y decidida.

Damián asintió, pero no pudo evitar sentir una punzada de preocupación. Sabía que adentrarse en el mundo político podría tener consecuencias graves.

—¿Cuántos nombres hay en esa lista? —preguntó Damián, observando a Javier.

—Al menos diez políticos de alto perfil. Esto incluye a diputados, senadores y algunos alcaldes —respondió Javier, con una mueca de preocupación.

Mientras revisaban los documentos, Damián encontró pruebas que le recordaron la conexión de su hermano con la Camorra. Había fotografías y notas que su hermano había dejado, pistas sobre su trabajo encubierto.

Damián se apartó un momento, fingiendo buscar algo en su mochila. Sacó una pequeña caja de madera que siempre llevaba consigo. Dentro, había una foto de su hermano y una vieja carta que le había enviado.

—¿Estás bien, Damián? —preguntó Elena, acercándose a él.

Damián guardó rápidamente la caja y forzó una sonrisa.

—Sí, solo... recuerdos —respondió, evitando profundizar en el tema.

Elena no insistió, pero notó la tensión en sus ojos. Sabía que algo más estaba ocurriendo, algo que él aún no estaba listo para compartir.

El grupo decidió dividirse para investigar a los políticos. Laura se encargaría de rastrear las comunicaciones y transacciones financieras, mientras Javier y Elena investigarían los antecedentes de cada político.

—Laura, necesitamos que hackees sus correos electrónicos y cuentas bancarias. Cualquier cosa que encuentres puede ser útil —dijo Elena, asignando tareas.

—Enseguida me pongo a ello. Haré lo que pueda para mantenerme en el anonimato y no levantar sospechas —respondió Laura, ya enfocada en su computadora.

Marcos y Damián planificaron una estrategia para abordar a los políticos de manera discreta, tratando de obtener confesiones o pistas sin alertarlos de su investigación.

—Vamos a hacer visitas discretas. Fingiéndonos reporteros o consultores. Necesitamos que bajen la guardia —dijo Marcos, trazando un plan.

Elena y Javier comenzaron a recopilar información sobre los políticos. Encontraron artículos de noticias antiguas, fotografías de eventos y registros públicos que mostraban conexiones sospechosas.

—Mira esto, Javier. Este diputado estuvo en varios eventos organizados por Giovanni Conti. Claramente hay una relación aquí —dijo Elena, señalando una fotografía.

—Esto es solo la punta del iceberg. Necesitamos algo más contundente, algo que no puedan negar —respondió Javier, tomando notas.

Trabajaron hasta altas horas de la abrumadora, pero cada nueva pista los acercaba más a la verdad.

La tensión entre Elena y Damián era palpable. Habían pasado tantas noches trabajando juntos, sus conversaciones se volvían cada vez más personales y cercanas. Una noche, mientras repasaban documentos, Elena dejó caer accidentalmente una pila de papeles.

—Lo siento, ha sido un día largo —dijo, riendo suavemente mientras recogía los papeles.

Damián se agachó para ayudarla, sus manos se rozaron y se miraron fijamente por un momento.

—No te preocupes. Todos estamos agotados —respondió Damián, su voz suave.

Elena se enderezó, su corazón latiendo rápidamente. La cercanía de Damián la afectaba más de lo que quería admitir.

—Es extraño cómo hemos llegado a este punto. Todo esto... no lo habría imaginado hace unos meses —dijo Elena, intentando romper la tensión.

—A veces, las cosas más inesperadas son las que más importan —respondió Damián, acercándose más.

Laura irrumpió en la habitación, rompiendo el momento con una expresión de emoción en su rostro.

—¡Lo tengo! He encontrado correos electrónicos comprometedores. Estos políticos están en problemas si esto sale a la luz —dijo, mostrando su pantalla.

Elena y Damián se acercaron para mirar. Los correos electrónicos detallaban transacciones ilegales, reuniones secretas y sobornos.

—Esto es oro puro. Podemos usar esto para presionarlos y obtener más información —dijo Elena, con los ojos brillando de determinación.

Con la nueva información, el grupo decidió planificar una misión para confrontar a los políticos. Sabían que necesitaban ser cuidadosos y estratégicos.

—Vamos a necesitar grabaciones y pruebas visuales. No podemos permitirnos errores —dijo Marcos, trazando un plan en una pizarra.

—Podemos preparar una falsa negociación, hacerles creer que tenemos más pruebas de las que realmente tenemos —sugirió Javier.

—Es arriesgado, pero puede funcionar. Necesitamos ser cuidadosos y mantener la calma —respondió Damián, ajustando los detalles.

El grupo trabajó hasta altas horas de la noche, ajustando cada detalle del plan. Sabían que la próxima misión sería crucial para su investigación.

A medida que la noche avanzaba, la fatiga se hizo más evidente en sus rostros. Sin embargo, la determinación de seguir adelante nunca flaqueó. Damián y Elena intercambiaron miradas cargadas de significado, sabiendo que el desafío que tenían por delante no solo era peligroso, sino también esencial para la justicia que buscaban.

—No importa lo que pase, estamos juntos en esto —dijo Elena, su voz firme y decidida.

—Siempre, Elena. Siempre juntos —respondió Damián, apretando suavemente su mano.

Se despidieron para intentar descansar un poco antes de la próxima misión, pero sabían que el verdadero descanso solo vendría cuando lograran exponer a todos los responsables. Mientras se acomodaban en sus respectivos lugares, la certeza de que estaban cada vez más cerca de la verdad los mantenía alerta y llenos de esperanza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro