No he podido resistirme (Cap 9)
Mateo
El resto de la semana, me quedo pensando mucho en la charla sobre el poliamor. Bueno, para qué engañarme, en lo que de verdad he pensado —y mucho— es en esa chica castaña de ojos marrones, sonrisa deslumbrante y cuerpo sensual.
Se me ha metido en la cabeza y aparece en ciertos momentos muy oportunos a lo largo de la semana sin que lo pueda evitar. La imagino con el vestido granate que llevaba, mirándome desafiante, mordiéndose el labio inferior y pidiendo que me acerque más a ella. Yo respondo con ganas, la pongo de espaldas a mí y acaricio todas esas curvas tan llamativas mientras beso su cuello y presiono mi erección contra su trasero. Ella jadea deseosa y, tras jugar con su tanga y acariciar su sexo hasta que lo noto bien mojado, se lo hago así mismo: desde atrás, subiendo el vestido y bajando el tanga, reclinándola sobre una mesa, o sobre la encimera, o sobre cualquier mueble que tenga cerca y me sirva para imaginarlo mejor.
Tras la primera paja que ella protagoniza en mi mente, me quedo pensando en cuánto hacía que no me masturbaba pensando en alguien real. ¿Quizá desde adolescente? Ni lo recuerdo.
Solo la vi un rato. Está buena, joder, ¡claro! Pero muchas otras lo han estado y no he pensado en ellas de esta forma.
Qué triste que aparezca una chica que físicamente me atraiga tanto, que personalmente me haya llamado la atención por su forma de pensar, y que solo tenga la posibilidad de verla en Caprice este sábado —si es que al final va— y que encima sea con su vínculo. Quizá sea lo mejor. Es probable que si hubiésemos hablado un poco más, se hubiera desmontado la imagen idílica que ahora tengo de ella. Lo cual es, básicamente, lo que suele pasarme cuando conozco bien a alguien. Al final va a ser verdad que soy un poco exigente...
El siguiente fin de semana convenzo a Tom de ir a Caprice. Si hay una mínima posibilidad de ver a Sara, tengo que aprovecharla. Tom queda allí con Julia, la pelirroja que conoció que en Six la semana pasada. A nuestra noche se suma Marcos, un colega que es buen tío, pero un poco capullo. A mí me cae a medias. Para salir, bien. Para contar con él, mal.
Tras la primera cerveza, Tom y Julia se adentran en la pista y bailan muy pegados mientras se lían. Marcos me habla de la bolsa, ha hecho un cursillo online —o algo así— y cree que es bróker. Me pide consejo sobre dónde invertir. Se piensa que, como hago predicciones económicas, las puedo hacer también de futuro en general como se lo haría una pitonisa. Yo intento explicarle que esto no funciona así, que yo hago mis predicciones basándome en los movimientos de los líderes políticos, en la historia del país y en los intereses que hay detrás de cada decisión. Pero él insiste en que le dé algún soplo.
—¿Tú crees que si yo supiera dónde hay que invertir seguiría trabajando? —le pregunto indignado—. Estaría ahora mismo en mi jet privado con dirección a las islas Fiji para pasar allí unos días. ¡No te jode!
—¡Pero si dejaste de currar hace meses! Y te sobra la pasta, es evidente. ¡Eres un rancio! —sentencia en cachondeo—, seguro que a Tom sí que le das consejos sobre inversiones.
—Que no, tío. Que no tengo ni idea —insisto agotado—. Yo hago predicciones económicas a nivel global no de inversiones. Eres tú quien debería decirme a mí en dónde invertir ¿no has hecho un curso para eso?
—Cuando sepa dónde invertir, a ti, no te lo diré —sentencia riendo— puedes contar con ello. Seré yo quien vaya en su jet privado y te mandaré fotos desde las Fiji.
—Y no he dejado de trabajar, por cierto —aclaro molesto— solo ha cambiado que ahora soy autónomo.
—Haces vídeos por YouTube para ligar y escribes libros para decir que haces algo, pero currar, lo que se dice currar... —comenta moviendo la cabeza como si lo dudara.
—¿Vídeos por YouTube para ligar? Joder, si quisiera ligar hablaría de algo más ameno que de líderes políticos y de sus estrategias socioeconómicas ¿no?
—Los haces para ligar. Te pones tu camisita blanca ultra pija, tu corbata negra, esas gafitas de pasta que tienes para los vídeos, y con esa pinta de intelectual que moja bragas, les hablas de esos temas tan densos que seguro que las impresiona. ¡Quítate la máscara conmigo, tío! Te tengo calado —expresa señalando con dos dedos sus ojos y después señala hacia los míos.
Lo doy por perdido y termino la birra pensativo. Cómo puede alguien tener una imagen tan distorsionada de la realidad. Es increíble. Pero está claro que mientras juzguemos tanto a los demás y nos inventemos tantos rollos sobre ellos en vez de preguntarles qué hacen, vamos mal como sociedad.
—¿Me puedes poner un Malibú con piña, por favor? —pide una voz femenina a mi lado.
Esa voz... Me giro para verla y confirmar que es ella. ¡Sí! ¡Es Sara! Qué alegría me da verla.
¡Vaya! está guapísima. Lleva un vestido negro y corto con un escote muy sugerente, el pelo suelto y está más maquillada que el otro día, pero igual de preciosa.
—Eyyy, Sara —la saludo intentando sonar desinteresado y natural. Ella sonríe en cuanto me reconoce.
—¡Mat! ¡Has venido! —se acerca, me da dos besos muy cariñosa y un perfume dulce me inunda y me deja algo aturdido; para bien.
—¿Cómo no iba a venir? Sabía que existía la posibilidad de que estuvieras aquí y no he podido resistirme —expreso quizá demasiado sincero, Sara me mira sorprendida pero rápidamente rectifica y responde.
—Quizá yo tampoco me haya podido resistir...
¡Parece que ella también ha pensado en mí! No puedo dejar de sonreír. Es un hecho.
—¿Así que es la primera vez que vienes? —añado al recuperarme.
—Sí.
—Te gustará: ponen buena música, hay muy buen ambiente y... bueno, pueden pasar cosas muy divertidas.
Y con intención de rememorar nuestra charla, añado que también hay poliamor, aunque cueste encontrarlo.
Sara sonríe, asiente dándome la razón y no deja de mirarme fijamente.
—¿No vas a presentarme a tu amiga? —interviene Marcos obviando el primer código de nuestra ética de amistad: «No interferir cuando un colega está conociendo o ligando con alguien». Tom jamás lo habría hecho. Es más, "casualmente" habría desaparecido para ir al lavabo, a dar una vuelta o a saludar a alguien lejano a nuestra posición.
Marcos pasa su mano por encima de mi hombro poniéndose a mi lado como si fuéramos grandes amigos y Sara pudiera tener algún interés en él.
—Gracias por la oferta, pero debo declinarla —responde ella marcándose un puntazo por ese rechazo tan claro y a la vez elegante. Coge su copa y se va, pero antes de alejarse, se dirige a mí para decir algo con una mirada seductora y una sonrisa de lo más sensual— Mat, ¿nos vemos luego?
¿Qué nos vemos luego? ¿Cuándo?
En cualquier caso suena bien, ¡muy bien! Asiento y le guiño un ojo como respuesta.
Claro que, cuando veo que avanza hacia la pista y se para junto a un tiparraco que la coge por la cintura y se la come con la mirada, ese «nos vemos luego» se va desdibujando lentamente frente a mí.
Sin duda, ese es su vínculo. Y otra cosa de la que no cabe duda es de que no me ha gustado nada. Se ha notado, ¿no?
—Lo tienes muy negro, tío —verbaliza mi querido amigo Marcos dándome unas palmaditas en la espalda al ver la misma escena que estoy viendo yo.
El chico —con el que bebe su copa, ríe y coquetea descaradamente— es alto (debe de medir como yo, un metro noventa, más o menos), castaño y está cuadrado, eso se ve desde todos los ángulos.
Joder, he pasado de sentirme afortunado y suertudo de tenerla aquí esta noche, a sentirme un perdedor en cuestión de minutos.
A ver, Mateo, no está todo perdido. Ya sabías que vendría con su vínculo.
El otro día dijo que estaba en una relación liberal y que le interesaba conocerme. Ahora está en una discoteca swinger donde se suelen hacer intercambios, ¡aún tengo posibilidades! Además ese «nos vemos luego» puede significar algo interesante. Quizá esté buscando a un tercero con el que jugar. Yo me presto voluntario si es el caso. ¡Y lo hago encantado!
—¡Maaaatttt! —exclama una voz femenina muy melosa y, cuando me giro buscando su procedencia, me encuentro a Estefanía, la enfermera sexy de la aplicación con la que estuve el finde pasado y su marido.
Me da un beso en los labios mientras me abraza con cariño.
—¡Hombre, pareja! —les saludo contento — qué sorpresa veros por aquí.
—¿Sorpresa vernos a nosotros aquí? —cuestiona Lucas— ¡si nosotros prácticamente vivimos aquí! Sorpresa la nuestra de verte a ti.
—Esta discoteca la regenta mi marido junto a dos socios —aclara Estefanía.
—¡No jodas! ¿es vuestra? —cuestiono incrédulo— he venido muchísimas veces y no os he visto nunca por aquí.
—No te has fijado bien —explica Estefanía con sonrisa traviesa.
—Debe de ser eso —acepto divertido.
—Ven, vamos a tomar algo —propone Lucas—, invita la casa.
Me encojo de hombros y me giro hacia la barra con ellos. Marcos me mira sin entender nada.
—Por cierto, este es mi colega Marcos —lo presento haciendo que se acerque— ellos son Estefanía y Lucas, unos amigos —explico y Marcos abre mucho los ojos como interpretando muy acertadamente que hay algún tipo de vínculo sexual entre ellos y yo.
—Encantado y enhorabuena —añade muy amable— es de las mejores discotecas liberales que conozco.
—¡Me gustas, Marcos! —exclama Estefanía encantada y lo coge por el brazo para acercarlo a ellos— ¿qué bebéis, chicos? ¿os animáis con la copa especial de la noche? La he diseñado yo personalmente.
Marcos y yo acabamos aceptando su copa especial con tal de no rechazarla y romperle la ilusión con la que nos lo ha preguntado. Mientras piden "cuatro Lucanis dobles", y yo muero de miedo por no tener ni idea de lo que voy a beber, aprovecho para desviar disimuladamente la vista hacia la pista y buscar a Sara.
La encuentro sonriendo muy pegada al chico, besándolo y dejando que él la estreche contra su torso como si fuera lo último que hará en la vida. Después baja las manos hasta su trasero y lo estruja por encima del vestido mientras ella le susurra algo al oído. Ha debido de ser algo potente, porque él pone cara de querer salir corriendo de aquí cuanto antes para poder consumar lo que sea que le haya dicho. ¡Están ardiendo!
Lo siguiente que veo es inquietante para mí.
¡Hola Vibrantes!
Sorpresaaaaa 🥳🥳🥳
¿Os ha gustado este capítulo? ⭐️ ¿Y ver a Lucani? 🤔❤️
¿Queréis saber cómo avanza la noche para Mat?
150 comentarios reales y tendréis el siguiente 🥰
Un abrazo enormeeeee
Carol
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