Esta noche soy solo tuyo (Cap5)
Sara
El sábado comemos con la familia de Julio y por la tarde nos sentamos a organizar nuestra noche. Hemos acordado ir cada uno por su cuenta, ninguno de los dos estamos preparados aún para presenciar un intercambio completo. Él me comenta que va a ir a Six con Marina, que ella le ha dicho que le va a encantar esa discoteca y que tiene rincones donde poder hacer cosas sexys. Yo le he propuesto a Iván ir a Caprice y le ha parecido ideal. Tengo la esperanza de ver a Mat allí.
Estreno un conjunto de ropa interior negro de encaje y me pongo un vestido también negro bastante corto y con un escote muy sugerente. Hacía tiempo que no tenía ocasión de arreglarme, así que disfruto de maquillarme y de ponerme mi mejor perfume, el de las ocasiones especiales. Me siento sexy. No sé qué pasará esta noche con Iván, tampoco sé si al final veré a Mat, pero solo la posibilidad de que mi noche tenga que ver con ellos, hace que esté entusiasmada.
Julio también se arregla más de lo que lo ha hecho últimamente, y tararea una canción mientras se peina. Lo veo contento y eso me alegra. Él se va antes que yo, no sin antes darme un buen beso y recordarme que me quiere y que si quiero frenar esto, estamos a tiempo. Pero yo no quiero frenarlo, y él tampoco, así que se marcha convencido. Poco después me recoge Iván en su coche, un Mercedes Benz Clase A nuevo y que le pega mucho.
En cuanto me subo, me da un beso que deja claras sus intenciones para esta noche: tenerme ardiendo las próximas horas. Es un beso sexual, lleno de deseo, de ganas, de lengua y de anticipación. Me siento muy deseada a su lado y eso no hace más que alimentar mi propio deseo. Es un círculo que se retroalimenta y va creciendo, cada vez que nos vemos, un poco más.
Durante el trayecto a Caprice, me explica más cosas sobre esa discoteca, se nota que le gusta mucho. Yo tengo muchísimas ganas de comprobar si es un local liberal tal como lo pintan en mis novelas o es un local más bien frío. En cuanto entramos, me queda claro que Caprice va a cumplir con mi fantasía. La música, las luces, el mobiliario... Todo el conjunto transmite sensaciones que incitan a disfrutar sin límite.
La música que suena me gusta, son éxitos actuales, de todo tipo y sobre todo urbanos. La media de edad ronda los treinta y pocos. Hay gente muy arreglada y gente más casual. Pero lo que me llama bastante la atención es la cantidad de gente guapa que hay. También hay gente normal, claro, pero es llamativa la cantidad de bellezones que hay. Concretamente detengo la vista en un chico y se me queda ahí enganchada como si fuera magnético. Es rubio, tiene ojazos —lo aprecio incluso en la distancia— y esa sonrisa...
—Ese que miras tanto es uno de los dueños de este local —explica Iván acercándose a mi oído y habiéndome pillado repasando al rubio sin disimulo.
—Interesante —le respondo.
—Interesante y complicado. ¿Ves a las dos chicas que están con él? —pregunta y yo asiento al verlas, dos chicas muy guapas, por cierto— pues está con las dos.
—¿En serio?—cuestiono sorprendida.
—¿Y el chico moreno que está a su lado y que ahora mismo besa a una de las chicas? —continúa preguntando Iván y yo hago esfuerzos por ocultar la impresión que me provoca tanto atractivo junto ¿cómo no me había fijado en ese chico moreno tan potente?— ese es novio de ella también, además de ser otro de los dueños de Caprice.
—Madre mía, qué complejo todo —exclamo sincera y sorprendida, ¿colegas, socios y compartiendo novia? Parece que sea una ecuación imposible pero cuanto más los miro, más quiero saber sobre ellos.
—Son poliamorosos —aclara Iván— ¿sabes lo qué es?
Asiento sin decir nada más.
Tomamos algo, nos vamos moviendo por la sala mientras Iván me la va enseñando. Pasamos un rato agradable observando, él contándome cosas y yo llena de curiosidad por saber más y más.
La noche da un giro más que interesante en el momento en el que veo entrar a Mat con dos amigos. ¡Ha venido! No doy saltos de alegría porque Iván pensaría que estoy como una cabra. Además, se supone que es nuestra noche y no creo que se lo tomara muy bien.
Bailo con él y nos dejamos llevar mientras termino mi primera copa. No dejo de desviar la mirada hacia la barra para ver a Mat. Él aún no me ha visto, creo. Está tomando una cerveza con un amigo, el otro ha desaparecido. Hablan entre ellos y están bastante concentrados en la conversación.
—¿Me esperas aquí y voy a pedir otra copa? —pregunto Iván quien me mira extrañado.
—Te acompaño.
—No, espérame aquí —pido con autoridad y acepta entendiendo que no era una sugerencia.
Voy directa a la barra donde está Mat y pido mi copa de siempre justo a su lado.
—Eyyy, Sara —me saluda muy espontáneo. Yo me giro sonriente hacia él como si no lo hubiese visto.
—¡Mat! ¡Has venido! —le doy dos besos marcándolos bien.
—¿Cómo no iba a venir? Sabía que existía la posibilidad de que estuvieras aquí y no he podido resistirme —comenta muy directo y mi cuerpo se estremece.
¡Sí que empezamos fuerte la noche!
—Quizá yo tampoco me haya podido resistir... —añado dejando ver mi interés en él.
Me demuestra que le gusta mi actitud con una sonrisa inmensa.
—¿Así que es la primera vez que vienes? —pregunta con simpatía.
—Sí.
—Te gustará: ponen buena música, hay muy buen ambiente y... bueno, pueden pasar cosas muy divertidas.
Yo asiento mientras miro fijamente esos ojos azules tan profundos. Temo perderme en ellos si sigo haciéndolo.
—También hay poliamor... —añade con tono divertido al ver que no respondo— aunque cuesta encontrarlo.
—¿Ah sí? Pensaba que por aquí solo había polisexo —salgo del trance en el que estaba sumida y bromeo consiguiendo que Mat se ría.
—¿No vas a presentarme a tu amiga? —interrumpe su amigo y no sé por qué, no me gusta. No sé si es la forma en la que lo dice o que no aparta la mirada de mi escote ni para disimular.
—No creo que quiera conocerte, pero dejemos que sea ella quien lo decida —responde Mat muy avispado. Me gusta que no quiera compartir este momento nuestro con su amigo. A mí no me interesa lo más mínimo.
—Gracias por la oferta, pero debo declinarla —respondo con seguridad, cojo mi copa y antes de irme, me dirijo a él muy coqueta— Mat, ¿nos vemos luego?
Mat asiente contento y me guiña un ojo con mucha picardía.
Vuelvo con Iván, me recibe con los brazos abiertos y me estrecha contra él. Bailamos muy animados entre risas y confidencias. Está diferente al sábado pasado, como su mujer no está presente, está volcado en mí. Es más intenso y eso me gusta.
—Por un momento he pensado que te habías asustado y habías huído —explica Iván sin perder la sonrisa.
—¿Por qué piensas eso? ¡Lo estoy pasando muy bien! —expreso sincera—. ¿Te preocupa algo?
—No. Bueno, lo único que me preocupa a mí esta noche son las ganas que tengo de follarte a ti.
¡Glups!
Trago el Malibú con piña con dificultad.
Iván intensifica nuestro abrazo y me mira con unas ganas que traspasan el pequeño espacio que nos separa, electrificándome de pies a cabeza.
—¿Eso puede pasar aquí? —pregunto en cuanto recupero el habla. Es tan atractivo que, tan de cerca, impone.
—Eso va a pasar donde tú quieras, pero que te quede claro que va a pasar —exclama con mucho deseo en la voz mientras deja un beso en mi cuello—. Hoy no te escapas.
¿Escaparme yo? ¡Pobre ingenuo!
—Tengo una amiga que me habló de unas habitaciones...
—Sí, hay habitaciones. Son especialitas pero están muy bien —confirma demostrando que es conocedor de ellas.
Bien. Me apetece. Me acerco a él, rodeo su cuello con mis manos —con cuidado de no volcar mi copa— y susurro algo atrevido. Que no vaya a pensar que solo él sabe calentar.
—¿Sabes qué deseos tengo para esta noche contigo?
Iván niega con la cabeza divertido y yo acerco mucho mis labios a su oreja para volver a susurrar algo allí.
—Estoy disfrutando de verte, de olerte —hago una pausa para imitar lo que me hizo él la semana pasada y aspiro su perfume por detrás de su oreja. Él se remueve un poco ante ese contacto— y de saborearte —succiono un poco su labio inferior sin perder el contacto visual— pero tengo muchas ganas de tocarte...
Iván se pega a mí para demostrarme cómo afectan mis susurros en su cuerpo, concretamente en la gran erección que refriega contra mi vestido a la altura de mi entrepierna.
—Toca todo cuanto quieras, esta noche soy solo tuyo —responde con la voz cargada de deseo y la mirada fija en mis ojos.
Entre risas, bailes, susurros ardientes, besos y roces muy sutiles me termino la copa. Iván es experto en preparar el terreno, en calentar y en encender mi deseo. Recibo todo cuanto despierta en mi cuerpo emocionada por descubrir que vuelvo sentir, y ¡de qué manera!
También ayuda la camisa azul oscura que lleva y que insinúa lo definido que está: tiene los hombros marcados, unos brazos fuertes y unos pectorales que te preparan para lo que tiene más abajo: el six pack completo.
Me abraza para bailar una canción de reguetón que incita a rozarse, yo lo hago encantada y nos divertimos mucho tonteando. Cuando termina, mientras nos abrazamos y descansamos del baile que nos hemos pegado, busco con la mirada a Mat y, cuando veo que ya no está dónde lo he visto, me da mucho rabia haberlo perdido. Sigo buscando hasta que lo encuentro junto a sus amigos donde comienza la barra y, en ese momento, su mirada se encuentra directa con la mía. No puedo disimular la alegría que me da verlo, así que le sonrío casi sin querer.
Él no se achanta tampoco, me mantiene la mirada con valentía y, es más, me hace un gesto de curiosidad señalando a Iván con la barbilla a lo que yo me río y me encojo de hombros sin saber cómo responder.
Iván se gira para ver a quién miro pero no llega a verlo. Ambos disimulamos rápidamente y dejamos que esa comunicación no verbal quede en secreto entre nosotros.
Bailamos un poco más e Iván me propone pasar a la siguiente sala. Yo quiero avanzar con él, pero no quiero perder de vista a Mat. Esto del poliamor se me está yendo de las manos y aún no lo he probado siquiera.
—Voy al lavabo y cuando vuelva nos vamos a la otra sala —anuncio decidida.
Tengo planes de visitar el servicio, retocar mi maquillaje y, con suerte, encontrar a Mat para despedirme de él antes de cambiar de sala. Lo idílico sería conseguir su teléfono, si tengo que diversificar y conocer a alguien más para no estar quedando solo con Iván, Mat me parece un buen candidato.
Me armo de valor mientras me pongo un poco de brillo de labios frente al espejo del baño. «No pierdes nada por intentarlo» me digo mientras configuro mi estrategia. Salgo decidida pero la sorpresa que me encuentro es mayúscula. Mat está en la pared de delante, recostado, con actitud traviesa, sonrisa tremenda y... ¿alegría por verme?
—Ey, ¿cómo va la noche? —pregunto intentando sonar natural y me quedo frente a él sin acercarme demasiado.
—Podría ir mejor —responde muy directo sin dejar de mirarme.
—¿Y eso? —pregunto deseando que se refiera a algo que tenga que ver conmigo.
—Bueno, digamos que hay cierta chica que podría hacerme un poco de caso... Mejoraría sustancialmente mi noche si así lo hiciera.
En ese momento, Mat capta tanto mi atención que, automáticamente dejo de oír la música, dejo de ver a la gente que pasa a nuestro alrededor y, de pronto, solo estoy concentrada en él y en esa sonrisa tan particular que me pide a gritos acercarme.
Ese tono de voz que ha usado era mucho más sensual y seductor de lo que me esperaba. Y sus ojos fijos en mí haciéndome sentir bonita y especial, son algo maravilloso.
—¿Qué implica hacerte «un poco de caso»? —lanzo directa y deseando alargar este momento todo lo que pueda.
—Para empezar... —Mat me agarra por la cintura y me atrae hacia él decidido—. Esta es la distancia correcta que debería haber entre tú y yo.
¡Ay, ay, ay! ¿Me he puesto tanga esta noche? ¡Porque acaba de volatilizarse!
—¿Ah sí? —pregunto haciéndome la inocente. Tenerlo tan cerca me da valor y no soy capaz de resistirme a pegarme del todo a él y poner mis manos sobre su camisa—. Pero... si acortamos la distancia, lo hacemos del todo ¿no?
—Mucho mejor así —comenta Mat muy juguetón y yo tengo un subidón tremendo por estar prácticamente entre sus brazos. Su cuerpo desprende mucho calor y su perfume de chico sexy me incita a dejarme llevar.
—¿Y para continuar...? —cuestiono deseando más y más mientras acerco mi cara a la suya.
—Para continuar... depende. ¿Qué disponibilidad tienes ahora mismo?— pregunta muy cerca de mi boca.
¡Mierda!
La música vuelve a sonar, vuelvo a ver que hay personas que pasan por donde estamos y me acuerdo de Iván. ¡He vuelto a la realidad!
—Me quedan dos minutos antes de que Iván venga a buscarme curioso por estar tardando tanto en el baño. Esa es mi disponibilidad actual.
—¡Vaya disponibilidad de mierda! —se queja y forma una expresión de niño pequeño teniendo que prescindir de su juguete preferido.
Venga, Sara. ¡A por él! Activa tu estrategia.
—¿Cómo vas de memoria? —pregunto cerca de su oído.
—Bien, muy bien. ¿Qué quieres que memorice?
—Sarita cero veintiuno —susurro lo más cerca de su piel que puedo.
—Sarita cero veintiuno —repite con curiosidad.
Con gran pesar pero dispuesta a completar mi estrategia, me separo de él, sonrío y me voy. He puesto el cebo, ahora falta que él pique. Ojalá me encuentre y podamos hablar y conocernos mejor. ¡Me encantaría!
Cuando llego a Iván me recibe encantado. Bailamos un rato más mientras él se termina su copa y, cuando busco a Mat con la mirada, no lo encuentro por ningún lado, así que acepto cambiar de sala sin que ya nada me retenga en esta.
Iván y yo avanzamos juntos de la mano y llegamos a la famosa segunda sala. Esto es otra cosa. Aquí hay de todo: desde gente tomando algo tranquilamente hasta gente follando literalmente en unos sofás, pasando por parejas enrollándose entre ellas —imagino que intercambiadas—, y personas ligeras de ropa. Si en la anterior sala el ambiente incitaba a dejarse llevar, aquí incita a mezclarse y perder el control.
¡Y qué ganas tengo de hacerlo!
Incluso la música en esta sala es distinta, es mucho más lenta, insinuante y provocadora.
—¿Te gusta? —pregunta Iván mientras recorremos la sala cogidos de la mano. Asiento— ¿quieres tomar algo aquí o...?
—Ya sabes lo que quiero, y es a ti —le corto muy directa, dejándolo sorprendido pero muy sonriente.
Nos acercamos a la barra e Iván pregunta a la camarera por el encargado. Esta lo llama por el pinganillo que lleva y a los dos minutos aparece un chico sonriente y encantador que se presenta como Edu.
—¿En qué os puedo ayudar, chicos?
¡Hola Vibrantes!
¿Cómo estáis?
Que sepáis que este capítulo extra os lo estoy publicando como sorpresa gracias a DiSeijo quien me ha estado preguntando si era lunes toda la semana y hoy ya me ha rematado cuando me ha pedido la contraseña de mi ordenador para hackearlo y poder lees más jajaja 😂😂
Por cierto, la noche va a subir de temperatura... YO AVISO 🔥🔥🔥 ¿Queréis leer cómo sigue este capítulo? (Sí, si que queréis 🤭) ¿Cómo veis llegar a 300 comentarios? Venga, que os veo que estáis muchas en plan 👻
Sois más de 100 lectoras ahora mismo, con que todas pusierais 3 comentarios ya lo tendríamos.
¡Vamos a por ello! 💪 En cuanto este capítulo tenga 300 comentarios REALES, os publico el siguiente.
Un abrazo
Carol
PD: ¿Os ha gustado ver a David, Christian, Sofía y Gloria? 😏🥰
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