26. El último papiro
"No importa, yo quería que lo vieras, quiero que entiendas el latido de mí ulular, quiero que sigas en esa visión y que sepas como conocí a Aerith, me resulta más fácil de esta manera."
Dos mentes unidas por una visión, dos cuerpos ilusorios mostrándose libremente sin ataduras, un espacio sin barreras ni limites donde esconderse, donde cada pensamiento es una voz proyectada, donde dos almas desnudas y equidistantes intentan darse la mano. El deber de una de esas voces la retrocede mientras la otra voz por dolor y por amor se paraliza, será que el camino más fácil no deja de ser difícil.
"En ese instante vi como su corazón rebosaba de alegría al recordarla, pero también vi negrura tejiendo ese recuerdo, vi derramar la lágrima más negra y pesada que he visto en mi eterna vida."
Nació en mí una irremediable e imperiosa necesidad de abrazarlo, avance siguiendo mi insisto decidida a hacerlo, pero flubber se interpuso entre nosotros, irradiando en color verde fluorescente y vibrando intensamente para sumergirme de nuevo en los recuerdos de su mente, en nuestra visión donde veo nuevamente a los dos en el caldero de la pareja de gigantes.
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Con el vaivén del agua impulsada por el andar de los gigantes, me doy cuenta de que la sirena, con la que comparto cautiverio en un caldero, es mucho más hermosa de cerca de lo que parecía en un principio. El verde de sus ojos transporta a una pradera idílica que irradia una paz cautivadora, su amplia sonrisa te atrapa en sus redes haciendo que en tu subconsciente tú también sonrías, los cabellos de sus mechones caen sobre su cuerpo como cascadas haciendo que su figura destaque, la naturalidad de sus gestos y las formas en las que me trata me atrapan de tal modo que no llego a entender el motivo, será que por primera vez en la vida he conocido el amor o será el instinto de sátiro reclamando su fiera naturaleza.
No negaré que como todo sátiro tengo ese instinto voraz de admirar la belleza de todas las féminas, sean de la raza que sean, en todas ellas hay una belleza característica que las define. Aunque por lo general prefiero versar mi pasión en el papel a través de las rimas, no negaré que, como los de mi especie, en ocasiones he deleitado y sucumbido a la belleza de este variopinto mundo repleto de hermosas féminas. En esos pensamientos soy incapaz de prestar atención al largo discurso que la Sirena aún tiene, pero algo que pronuncia me saca al completo de mis pensamientos.
- ¿Qué acabas de decir?
- Aquella ave rapaz es tu amigo verdad, si lo sé, pensarás que soy demasiado observadora, pero que quieres que le haga aquí metida otra cosa no puedo hacer. La cosa es que esa ave también no seguía cuando empezaste, a hacerlo tú y sigue haciéndolo, supongo que, de alguna manera, se niega a dejarte marchar.
Al instante sé con total seguridad de qué ave rapaz se trata, por la distancia que calculo que tenemos desde la aldea Ümanéria y calculando las noches desde la última vez que la vi no podría ser otra ave, sin duda se trataba del ave mensajera de Azabac. Dispuesto a recoger sin más dilación mi papiro, empiezo a buscar maneras de salir de ahí, sin decir ni una palabra a la bella sirena, mientras ella por primera vez me observa en absoluto silencio, me doy cuenta que si consigo alcanzar el filo superior del caldero puedo sacar mi cabeza con cuidado y esperar el momento oportuno para saltar y salir de ahí sin que la pareja de gigantes se dé cuenta.
Me dispongo a llevar a cabo el plan improvisado, me suelto de los agarres de la sirena que se mantenía firme y atenta en completo silencio, en un salto consigo agarrarme al filo y asomar con cautela mi cabeza y puedo comprobar que la pareja de gigantes se mantiene distraída, quizás si salgo sin hacer ruido no se darán cuenta, pero antes debo localizar el ave rapaz de Azabac. Buscando entre las copas de los árboles encuentro a el ave sin problemas y me alegra estar en lo cierto al ver entre sus garras un papiro que porta con mucho cuidado, nunca dejará de sorprenderme la tenacidad y la perseverancia con la que el ave mensajera lucha por cumplir su cometido, sin duda Azabac es un gran entrenador que la trata con sumo cariño y respeto, respeto que al parecer es mutuo.
La portadora del papiro al ver que la estoy mirando se acerca discretamente acercándose a las ramas más bajas de los árboles que tenemos delante del camino, así que espero a estar justo a un paso de gigante del árbol para de un salto salir del caldero, pero con tan mala suerte que el agua salpica la cara de la mujer gigante quien, que con gemidos dado que es sordo y muda avisa a su hombre de mi escapismo, mientras yo corro hacia la arboleda para coger mi papiro, a sabiendas de que me alcanzaran con extrema facilidad, ellos con señas dejan a la sirena a cargo de los farfapodos y salen corriendo para capturarme.
Corriendo hacia la rama donde el ave me espera noto como algo duro y firme golpea mis cuernos, pero consigo después de perder el equilibrio seguir corriendo torpemente, ellos aprovechan mi torpeza para lanzarme una red que me deja al momento tumbado en el suelo y preso entre los nudos de cuerda, cansado por los golpes dejo que mis parpados se cierren lentamente mientras veo como el ave mensajera deja con cautela el papiro entre mis manos y seguidamente alza el vuelo en busca de su amo.
Como era de esperar despierto de nuevo en los brazos de la sirena que me sostiene para evitar que me ahogue dentro del caldero, pero en esta ocasión mis pezuñas están encadenadas a un gran peso de metal que evita que pueda salir del caldero con la misma facilidad que lo había hecho anteriormente, puedo ver en la mirada de la sirena la pena por verme así cautivo de la misma manera que ella y sin saber el porqué de su impulso me dejo llevar por sus brazos que me estrechan fuertemente en su cálido cuerpo.
- Disculpa que antes te avasallará hablando, necesitaba en cierta manera desahogarme, llevo mucho tiempo en esta situación más de lo que quisiera, disculpa que no me haya presentado debidamente, mi nombre es Aerith y hace tiempo fui una sirena libre que amaba nadar a la luz de las estrellas. No te preocupes por el papiro, conseguí que el farfapodo más persuasivo lo recogiera y me lo entregara cuando te sacaron de esa red. Tómalo debe ser importante como para arriesgar a que estos brutos gigantes acaben con tu integridad física.
Me incorporo y sostengo el papiro que ella me da, lo abro cuidadosamente asegurándome en cada paso que este no se moje, pues ello implicaría que se borraría su contenido, cuando al fin consigo desplegarlo al completo las palabras que hallo en su interior me dejan atonito y sin aliento, no puedo creer lo que en este papiro Azabac me cuenta y solo espero que nada malo le ocurra...
Las palabras que se esconden en el papiro son las siguientes:
Mi apreciado sátiro,
En esta ocasión mis palabras no te llevarán a nuevos lugares por explorar que me haya contado nuestros compañeros de hidromiel, ni te demandarán una respuesta que cuente tus nuevas aventuras allá por donde vayas, incluso tampoco hallarás consejo alguno en ellas, en estas palabras lo único que hallaras es que están teñidas de un halo de desprecio y desolación.
La desolación en la que nuevamente me hallo por mi condición, por ser incapaz de amar a una fémina, sea o no de mi especie, ni en Ümanéria, la aldea más pacifica de Balzeria quieren a alguien como yo, he sido expulsado a palos y piedras, he sentido en mis propias carnes el rechazo de todo mi ser. Mujeres, ancianos y niños se han ido turnando para golpear este maltrecho y enfermo cuerpo. Las hadas danzaron sobre mi cuerpo herido tocando sus melodías, con cánticos destinados a expulsar a los malos espíritus de mi interior.
El desprecio que siento hacia mi mismo y mi condición, hace preguntarme por qué nací con esta desgracia que me atormenta hasta lo más profundo de mi ser, me pregunto por qué el creador atento contra mí, haciéndome un ser defectuoso e inmoral. Siento que siempre he estado roto u debo de buscar una solución a mi repugnante forma de ser, es preciso que marche hacia Alähba quizás allí, en la comarca de la magia, encuentre una cura a mis males y pueda mirar a las féminas con los mismos ojos que te mire cuando te conocí.
Mis propias palabras se tornan contra mí, haciendo latente mi enfermedad, pero no es algo nuevo para ninguno de los dos, mis propios sentimientos hacia ti, entiendes ahora lo importante que es para mí que estos papiros acaben aquí, por el bien de ambos no podemos seguir con las palabras, debo de marchar al alba cuando mi ave mensajera regrese partiré hacia lo desconocido a la espera de hallar una mejor versión de mi mismo, una versión sin defectos, sin heridas, sin dolor.
Sucumbido por las palabras de Azabac, no me doy cuenta de que la pareja de gigantes nos bajan de la estructura de sus hombros, haciendo que el agua del caldero caiga sobre el papiro de manera brusca, atónito contemplo como este se descompone absolutamente en mis manos, ante de que pueda reaccionar ya me encuentro colgando del bloque de metal que la mujer gigante sostiene entre sus enormes dedos, me alza hacia la altura de su cara y me mira con desdén justo antes de lanzarme a la húmeda y fangosa tierra de la selva.
Toda la mercancía viva o no, esta expuesta de manera organizada delante de una siniestra y peculiar cabaña de donde emerge cubierto de pieles un humano cazador, puedo ver en su mirada altiva y en la forma en que nos examina que para él no somos mas que pedazos de carne cubiertos de pieles y escamas que quizá pueda usar para sus ropas o sus artimañas.
En que momento dejemos que una sola especie de todo Zeehïro, el ser humano, nos manipule y nos trate de esta manera, veo en los ojos oscuros del cazador a todas las criaturas que conocí en la comarca de Balzeria, a todas esas criaturas que acabaron con la libertad y la integridad de un ser que solo quería amar sin padecer. Aunque hay cosas que no pueden cambiar, no estaría de más que todos aprendiéramos a estar en la piel que habita el otro y no en resaltar las diferencias, diferencias que realmente nos acercan y nos complementan como seres de Zeehïro, como una misma unidad.
Azabac aunque muera hoy y aquí mismo, aunque este cautivo eternamente, solo espero que puedas recuperar tu integridad y que no dejes de luchar por ser tu mismo y no por ser lo que los demás quieren que seas .
Continuara...
En el próximo capítulo podrán ver la continuación de la visión, pero me parecía oportuno parar en este punto y no quitarle importancia a la "Carta" de Azabac, a ese papiro donde él sufre lo que ningún ser debería de sufrir por su orientación sexual, ya sabes que amo dar visibilidad a este tipo de injusticias que se dan también en nuestro planeta tierra, este es un punto de inflexión y de reflexión en el que os invito a hacer hincapié de manera que entre todos lleguemos a crear un mundo seguro a través de la conciencia, porque como bien dice nuestro sátiro es suficiente con ponerte en la piel del otro y aprender a comprenderlo.
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