23.El festival de la creación de la vida
Cada noche me esperaba una apasionante aventura en el bosque donde yacía el lago Yhness, tan pronto surgía la voz del Sátiro poeta, el lugar se rebosaba de pequeñas y curiosas criaturas que habitaban el lugar y asomaban sus pequeñas cabezas deleitándose con tan bella representación.
Criaturas de ojos grandes y cuerpos cubiertos de bello, hermosas y exóticas criaturas de una elegancia admirable, risueñas y traviesas criaturas que trepaban por las flores para no perder detalle, diminutos insectos que encontraban en seta un lugar para posarse y deleitarse, pequeños y coloridos anfibios que hacían equilibras en las ramas de los árboles mientras escuchaban los versos, aves curiosas que retorcían sus cuellos para no comprender las rimas, criaturas de ensueño que encontraban en la melodía un lugar donde mostrarse pacíficamente, algún intrépido Fürbysh que posaba sus melenas deleitándose con cada giro del poeta, incluso las aves acuáticas del lago con sus polluelos encontraban en el verso una aventura a la que mostrar a sus pequeños, cazadores y cazados cada noche en este lugar declarando la pausa a su natural esencia, con tanta variedad este lugar podría considerarse de antemano el festival de la creación de la vida misma.
En un hilarante y divertido gesto el poeta terminó de recitar sus alocados versos y poco a poco las criaturas fueron retirándose y desapareciendo ante mis ojos, el último en retirarse fue el imponente ciervo que siempre nos acompañaba, sin duda era un animal que imponía respeto a todos los que estén ahí presentes, de alguna manera se postraba como el guardián de aquel bosque.
En el poema de esta noche una necesidad se despertó en mí, una idea al decir la verdad, algo alocada, pero que al ser cierta no estoy dispuesta a perderme tremendo e interesante espectáculo, mientras recitaba su poema me había dado cuenta de que jamás había visto al completo las posaderas de mi poeta y la posibilidad que aún no hubiera recuperado el bello que se le fue robado me resultaba tremendamente excitante y divertido. Así que me puse a recolocarme con discreción en la roca que reposaba, pudiendo ver, o al menos intentándolo, la parte trasera de su cuerpo.
- ¿Por qué miras mi espalda?- me dijo algo confuso e intrigado.
- No es tu espalda lo que busco
- vaya que "audaz" estás querida
Sin poderlo evitar he comenzado a reírme por lo grotesco y absurdo de la situación, él se presentaba algo molesto, pero cuando me ha visto reír se ha adquirido una actitud serena y me ha contado que aunque tardo en recuperar el cabello de su glúteo y se vio forzado a usar accesorios de vestimenta que le taparan la zona afectada, a la larga para su suerte recupero todo su cabello. Zanjado el tema y en un sutil intento de que me recitara otros versos antes de marcharme, le he preguntado por el poema que tuvo que escribirle a la maga verde, me resultaba divertido que fuera una alusión a la fealdad de dicha maga, pero para mi desgracia es firme con el trato, mismo trato que él me ha recordado junto antes de invitarme a marchar a mi hogar.
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Nuestra protagonista se había demorado un poco más de lo habitual, dado que Flabber, como ella llama a su bola de cristal, le hizo fijarse en unos suculentos frutos que ella decidió recolectar para poder desayunar a la mañana siguiente. Ahora se encuentra adentrándose en el bosque donde la cabaña la aguarda para su merecido descanso, sin ser consciente de que un par de ojos verdes la vieron salir del lugar en mitad de la noche.
Como cada noche me adentro con extremo sigilo en la cabaña a la espera de no despertar a Madame Blavatsky, pero me encuentro con sus iluminados ojos verdes que parecieran que flotaran en la estancia, ella estaba en el rincón más oscuro de la cabaña, la seriedad del rostro de Madame era palpable en el ambiente haciendo que me trague mi grito ahogado al no esperarla ahí sentada a altas horas de la noche. Busco con la mirada a Flabber a la espera de que su luz calmara la tensión o al menos me permita ver con más claridad, pero su luz está muy tenue y de su usual tono verdoso, a la par ha decidido ocultarse en la cesta que había improvisado esa misma noche con hojas y lianas. Madame Blavatsky soltó un sonoro suspiro y me pregunto secamente.
- ¿se puede saber dónde has estado toda la noche?
Estoy dispuesta a contarle la verdad que le he ocultado todos estos días, pero en un susurro audible solamente en mi mente, me hace dudar, no sé cómo, pero Flabber se comunica conmigo "No se lo digas, ella no quiere que vayas al lago, por eso nos tiene todo el día entrenando, hace días que puedo notarle que no nos dice la verdad" me he quedado sorprendida de que Flabber pueda comunicarse con tanta claridad en mi mente pero también de sus propias palabras. Soy incapaz de dudar de la bondad de Madame, pero tampoco puedo ignorar la estrecha y fuerte relación que tengo con Flabber ella y yo somos un mismo ser, cada vez nuestra unión es más fuerte y entonces entiendo para que he cogido realmente los frutos que llevo conmigo.
- Necesitaba salir fuera de la cueva, pasear un poco y además he salido a recolectar víveres, pruébalos son muy dulces.
Observo como madame se levanta lentamente, manteniendo firmemente si mirada en mí, agarra mi cesta llevándose sin saberlo a Flabber, coge una de las frutas y las acerca a sus fosas nasales para olfatearlas antes de hincarles el diente y saborear su dulzor, para luego decirme dulcemente mientras acaricia mis largos cabellos.
- Deberías de descansar, no son horas para ir por ahí sola, además sabes que ahora yo me encargo de estas tareas, no te preocupes cariño, ves a dormir anda, que mañana nos espera un largo día recolectando leña, se acerca la época fría y en Dorlokein se nota más que ningún otro lugar.
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La vida nos sorprende con situaciones que jamás hubieras esperado, pero de repente al día siguiente todo transcurre con una normalidad que resulta en cierta manera inquietante, pasemos todo el día cortando leña y eso que quedan muchas lunas para la época fría, pero supongo que nunca está de más ser precavidos en esta vida, y soy consciente que Madame a pasados muchas injurias en esta vida, quizá ello la haga más precavida de lo habitual, estoy tremendamente cansada, agotada física y mentalmente, pero para mi alegría ha llegado el momento del día que más anhelo desde que me levanto con el primer rayo de amanecer cada día.
Ella emerge un anoche más de la cueva a recibir junto a los peculiares seres del bosque del lago a nuestro peculiar poeta. Desde la distancia y el cobijo que le ofrece el bosque, Madame Blavatsky observa de nuevo su partida, levanta la mano hacia el falso cielo y una ave rapaz se posa leal en su mano.
- Mi querido Kramnco vuela a su vera, pero lo suficientemente alto para que ella no te descubra, y si él ha regresado atácalo para que ella vea quien es realmente.
El ave rapaz alza el vuelo dejando ver sus plumas grises y azuladas siguiendo las órdenes de su maga, se adentra en la grieta que lleva directo al exterior.
Deseo que os haya gustado este peculiar capítulo, como siempre os digo si os ha gustado recordad, votar, comentar y si lo consideran compartir con sus allegados de esta bella plataforma. Hoy vengo con varias imágenes que de seguro van a tocar sus corazones, una selección de imágenes de las criaturas que hacen acto de presencia cada noche, creando lo que nuestra protagonista llama el festival de la creación de la vida.
*FÜRBYSH: criatura disponible en el "atlas de las criaturas etéreas de nuestros mundos"
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