Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

𖤍Ryone Daweryek𖤍

El papel en mis manos es, tal como dijo Xarhen, curioso, pero ¿no lo son todas las leyendas?

Se lo digo.

No le hace gracia.

—Ryone, por favor —suplica, exasperado—, ¿puedes tomártelo en serio?

Lo miro, sus ojos están un poco hundidos, tiene ojeras y está más pálido de lo normal. Es cómo si no hubiera dormido nada.

—Entonces —digo, porque me provoca una curiosidad enorme—, ¿esto es una especie de... profecía?

Sus ojos se iluminan un poco, como si estuviera obteniendo una pizca de lo que desea.

—Sí, más o menos —confirma—. Es como un ciclo. Se repite...

—Xarhen —interrumpo con suavidad—. Aquí solo lo confirma dos veces. Además, nadie puede vivir tanto tiempo como para averiguar si es verdad.

—Se confirma que sucedió dos veces —insiste—. Pero no sabemos desde cuándo empezaron los conteos ¿Y si simplemente esa es la parte de la historia a la que tenemos acceso? —Camina hacia el borde contrario de mi cama y se sienta. Por alguna razón que desconozco, evita mirarme y se enfoca en el panorama exterior—. Ese es el problema con las guerras: nadie puede vivir lo suficiente como para evitar que se cometan los mismos errores una y otra vez.

—Sí, o todo lo escrito en este libro podría ser una farsa —le digo, porque es absurdo pensar que el destino querría que la historia se repita—. Un invento de alguien sin nada mejor qué hacer.

Suelta una risa ronca y corta. Sus ojos están más vacíos de lo común, y no sé porque eso me molesta como lo hace.

—Todo es un chiste para ti, ¿no, Ryone? —espeta, desganado. Por un momento temo que esté enfermo.

—¿Por no creer en leyendas? —replico.

Algo parecido a la furia se mezcla con el profundo vacío de sus ojos, pero desaparece casi al instante. No sé porque me siento culpable por eso.

—Eso es aceptable. Pido que tengas un poco de criterio —dice, aunque parece guardarse algo—. Es solo que... Temo a que, si esto es un presagio, nuestros caminos se separen tarde o temprano.

Me río. Miente, pero fingiré que le creo. Lo único que él sabe hacer es mentir y manipular. Lo aprendió de su padre. Es un Faerés, después de todo. Está en su sangre.

—Tranquilo —le digo, mi mano se dirige a su hombro izquierdo—. Si esto se convierte en una guerra de profecía, lo único que debemos hacer es resistir la tentación... de la sangre.

—¿Tú? —cuestiona, incrédulo—, ¿resistiendo la tentación de la sangre? Definitivamente, esto es una maldita profecía.

—Nada está escrito en piedra, e incluso si lo estuviera; la piedra se desmorona —reflexiono.

Se ríe, pero no parece divertirse.

—Qué filosófico.

Ruedo los ojos. Cómo si él pudiera burlarse de lo que yo digo después de traer un libro antiguo lleno de cuentos.

Estoy a punto de hacérselo saber cuando un trueno rompe el silencio de la mañana.

Ambos nos levantamos y prácticamente corremos hacia la ventana. Ahí, en la lejanía, Fared y Ariana han reanudado su guerra.

—¿Ahora entiendes lo que te digo? —me pregunta Xarhen.

No puedo prestarle atención ahora, porque parece que los monarcas vecinos quieren bailar con la muerte; la tormenta de Ariana está rozando peligrosamente los bordes de las fronteras entre Belixne y Daweryek.

Pero lo que me molesta es el fuego. Fared fue tan osado como para dejar que su incendio de mierda invada mi territorio.

Siento el tatuaje que tengo rodeándome el torso desde que el poder de las Rosas se manifestó en mí, las espinas clavándose en mi torso, el rosal retorciéndose.

—Hijos de puta —exhalo—. Los voy a...

—¡No, Ryone! —exclama mi amigo— ¿Olvidaste lo que acabo de decir?

Me giro hacia él y lo enfrento. No debo depositar mi furia en él, pero, por el inframundo, si dice otra cosa relacionada a profecías, lo voy a empalar en una rosa.

—¡Me importa una mierda! —gruño—. Esos pendejos están pasándose, y yo no lo pienso tolerar.

Voy a mi cama, donde mi capa y corona quedaron abandonadas cuando el Conde Vonhares llegó, me las pongo con rapidez y, sin más, me giro y salgo de mi alcoba. Escucho los pasos de Xarhen a mi espalda. Quiero matar a alguien. Jobs viene a mi encuentro, con una expresión atormentada y dubitativa.

—Suéltalo —digo en cuanto llego a su lugar.

No me detengo y el camina a paso veloz detrás de mí, junto al rey Faerés. Llegamos a las escaleras y continuamos hacia la puerta que conduce a los establos.

—El fuego viene del sur, majestad —informa, inútilmente. Eso ya lo sé—. Se estima que llegara a la granja Fitzgerald en un aproximado de cuarenta minutos.

Voy a hervir a Fared.

—Su caballo está listo —continua—. Y el de su majestad Faerés. La Caballería de Lucha Veloz está esperando por usted.

Y frente a mí, a la derecha de los establos, está una formación de cuatrocientos hombres preparados y a caballo.

Y mi caballo, Yather, de crin negra azabache, luciendo imponente a la derecha.

Bastante eficientes.

—No va a ser necesario —le digo a mi consejero—. Iré solo.

—Pero, majestad... —empieza a objetar.

—Iré solo —repito.

Camino hacia Yather y me monto en él. Mis hombres me miran con curiosidad, saben cuáles son mis capacidades, sin embargo, eso no evita que teman por su rey.

—No te preocupes, Jobs —escucho a mi espalda—. Yo lo acompañaré. Así evito que haga una pendejada.

Un momento después, otro caballo negro se alinea con Yather. Xarhen me mira con enfado mal disimulado. No obstante, no tengo tiempo para averiguar qué es lo que le pasa.

—Eres un estúpido —me dice amablemente—. Sabes que allá hay dos reyes tendiéndote una trampa, ¿verdad?

Sonrío salvajemente.

—Cuento con ello.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro