Dixie

Mi adaptación de regreso a Berberly Hill's a sido muyyyy mala.

No sé, quizá no encajo.

Los días se me han hecho muy largos y pesados. Con la mudanza llego a casa a ordenar un poco, desempacar y hacer tareas.

Además de los largos entrenamientos, que por si fuera poco, son a casi 20 minutos de aquí. El tiempo me consume.

La fiesta de inicio de curso fue demasiado extraña. Jamás había ido a una así.

Estaba acostumbrada a llegar con mis amigos, y charlar, quizá beber pero sin excedernos y menos drogarnos.

Cuando llegué a la lujosa casa había más de cuarenta autos últimos modelos estacionados. Música muy ruidosa y los chicos y chicas vestidos con ropa cara, fina y de ultra marca.

No soy lo contrario. Gracias a el esfuerzo de mis padres tengo un auto, casa y unas cuantas prendas de marca pero...

Simplemente no tengo taaanto dinero como para ensuciar unos tacones de miles de euros con vómito como la chica popular de anoche.

Creo que se llama Kina.

Me retiré temprano de la fiesta porque estaba muy agotada. De verdad que los entrenamientos de gimnasia son exhaustos. Es mi pasión y para lo que nací, pero demasiado cansancio.

Son ya las siete de la tarde.

El segundo día de clases fue mucho mejor que el de ayer. Al menos no choque con la espalda de nadie.

Ayer me sentí muy estúpida. La nueva chocando con la espalda del -para acabar- más popular del instituto. Hasta yo sentí lástima por mí.

Hoy todos llegaron con un aspecto que me pareció denigrante. Si de mi otra institución se tratara estarían suspendidos por todo el semestre y harían todo un escándalo.

Pero no.
Aquí es muy diferente. Lleno de personas aparentemente materialistas, sé que es apresurado hacer suposiciones, pero al menos es de lo que me he percatado.

Las chicas se preocupan más por qué su maquillaje no esté corrido que por pasar los semestres. Al final, tienen dinero y pueden pagar a los maestros.

Extraño a mis amigos.
Incluso el ambiente es distinto.

Estoy recostada sobre el tejado de mi casa. Por la ventana se puede salir perfectamente. Regala una vista maravillosa, el atardecer es divino.

Mi celular interrumpe mi momento de paz.

Llamada entrante de Hannah 💗

.

— ¿Hola? ¿Dix?

— Hola

— Quería saber si quieres acompañarme a el centro comercial, yo invito

— ¿A esta hora?. Son las 7

— Ya sé, pero... necesito algo con urgencia

— Está bien. En Insertar centro comercial dentro de 15 minutos está bien

— Te adoro linda, ahí estaré

Tardo en vestirme, tomar mi bolso, mi celular y las llaves de mi auto. 6 minutos.

Conduzco durante 3 minutos hasta llegar a el centro comercial, Hannah está allí.

Pero, no está sola.

Está acompañada.

Del imbécil. Del chico que me cae mal. Del idiota capitán de basquetbol con el que choqué el primer día de clase. Él idiota de Natam.

Si creo que así se llama.

Decido aparcar cerca por si en algún momento quiero echarme a correr. No creo poder resistir tanto cerca de él. Su simple presencia llena de arrogancia, ego y todo aire de grandeza, me irrita.

Bajo de mi querido amigo y camino con la seguridad que según mamá asegura que tengo. Sin borrar mi sonrisa.

Llego dónde está Hannah y para mí desgracia Natam igual. Él me saluda con una sonrisa que para mí asombro es natural.

Cómo si en este momento se presentara ante mí el verdadero Natam, no lo sé, quizá solo soy yo la que lo percibe. O solo me lo imagino.

— Hola chicos

— Hola Dix

Dicen al unisono.

Me miran como si de la última gota de agua en el desierto de tratara, con un brillo que destella malísima. Se traman algo.

— ¿Sabes de maquillaje?

Asiento.

Es el único tema de conversación con mi prima la que nunca de calla.

— Lo necesario para un maquillaje natural, fresco, sencillo, fácil y rápido

Enumero con mis dedos, ella comienza a brincar sin parar. Es toda una imperativa.

— ¡¿Porqué no habías llegado antes a mi vida?!

Grita atrayendo la atención de muchas chicas que la miran divertidas.

Natam está distraído escribiendo con su teléfono.

Justo en el momento en que se me ocurre prestarle atención, él se percata de mi mirada al instante y lo más impresionante.

Algo que jamás esperaba ver.

Se... sonroja.

Mis mejillas arden al mismo tiempo.

— Uyyy cuánta tensión hay aquí Dixtam

Exclama con burla Hannah.

De inmediato nuestras miradas se separan en medio del golpe de realidad.

Haciéndome recuerdar que estoy en un centro comercial y que he venido a acompañar a Hannah y es de mala educación no prestar atención.

Nota mental: No mirar más a Natam porque me quedo en trance

Carraspea Natam.

— Bueno chicas se les va esta escultura.

Hannah hace puchero.

Yo me limito a rodar los ojos disimuladamente.

— Pe...

No deja hacer su teatro a Hannah porque se adelanta.

— Tengo que hacer el proyecto de química, nos vemos mañana

— Chao

Responde cabizbaja Hannah.

Se da la vuelta Natam y se marcha solo. Aunque no tarda mucho tiempo porque tres chicas ( con complejos de Barbie superficiales) se acerca a él.

Y comienzan a hablar. Ellas se restregan de él y ríen como focas.
Que cringe.

— Oh querida, si Natam entra en tu radar debes acostumbrarte a verlo así siempre. Hablar con chicas, chicos, en fiestas, entrenamientos, fumando, bebiendo... todo eso

— No me interesa, solo estaba observando la escena de esas pobres chicas sin dignidad. No está en mi “ radar ”

Hago comillas con mis dedos.

— Dix, todas dicen lo mismo al principio, luego se dan cuenta que babean por él, es normal es atractivo

Está equivocada. Obvio no.

¿Cómo podría gustarme él?

Lo máximo que he hecho es salvarle el culo rescatando su teléfono pero todo a sido por simple cortesía. Es parte de mi personalidad.

Además... tiene algo. No lo sé.

Se que lo he visto en otra parte, pero no recuerdo exactamente de dónde.