Natam

— ¿Natam me escuchas?

Parpadeo para salir de mi viaje astral.

— ¿He?

— ¿Qué si has escuchado?

— No ¿Qué pasa?

— Antony no se presentará a clases por lo menos en dos semanas

Responde serio.

— ¿Por? Estuve llamándole durante todas las vacaciones y no respondió

— ¿Recuerdas aquella noticia de principios de vacaciones?

Niego.
Si olvidé que hice ayer por la mañana ¿Cómo quiere que recuerde lo que pasó hace tres semanas con exactitud?.

— ¿Recuerdas que Antony nos dijo que viajaría a España para ver a Mar?

¿Quién es Mar?

Mar...

Mar...

Mhm... No me suena.

Hurgo en lo más profundo de mis recuerdos, entre telarañas y recuerdos reprimidos encuentro algo.

Oh, sí. Ya recuerdo.

Asiento rápidamente.

Mar, Sofía y Antony eran inseparables amigos de la infancia, hasta que Mar regresó a su país natal hace un par de años causando que los mellizos se apagaran mucho.

Antony días antes de vacaciones nos informó que viajaría a España para visitar a Mar, prometió mandar fotografías pero por una extraña razón, no respondió mensajes, llamadas o alguna señal de vida. Su hermana tampoco.

— Dijo que sería un viaje inolvidable y no mintió

Eso me confunde odio los rodeos de mi amigo.

Nota mi impaciencia y suspira.

— Mar se suicidó hace tres semanas, justo en el segundo día de vacaciones

Me quedo helado.

Eso no pude ser cierto, es... tan... extraño.

Se veía tan bien, tan llena de luz, tan viva.

Mamá siempre me ha dicho que jamás juzgue a una persona por nada, al final nadie sabe por lo que pasa.

— Es una puta broma, pero...

— Si es complicado, Antony dijo que se quedará un par de días allá

⛓️🦋⛓️

Tras cuatro horas sentado, con el culo plano cuál madera. Salimos a el receso.

Dixie me lanza miradas de vez en cuando.

Me encantaría dejar de ser un cobarde, de poder acercarme a ella y decirle “ ¿Recuerdas a Natam? ”. Pero en el fondo, a pesar de ser el más popular de la escuela, no tengo la suficiente fuerza para poder hablar.

Ella es mi jodida debilidad, la única.

El receso se pasa entre saludos de medio instituto, al final, ser el multi campeón en basquetbol es agotado.

El maestro de deportes me asigna el entrenamiento de hoy y comienzo a dar instrucciones precisas a todos mis jugadores.

Comenzamos a botar el balón cuarenta veces sin que éste se salga de la línea y encestar en la canastilla al final para concluir el primer calentamiento.

El sudor brota de mis poros como si fuese un colador humano, debo apestar a un animal en estado de putrefacción. Al igual que todos mis compañeros aquí.

Bebemos agua, nos ponemos desodorante y ajustamos las medias y empezamos la segunda ronda.

Comenzamos a dar largos saltos de lado y luego del otro mientras rebota el balón en la cancha, se repite el proceso y hacemos un mini juego a tres cestas. Es fácil por lo que termina más rápido.

Una buena ducha me refresca. Entro nuevamente a el aula con mis cosas después de guardar mi ropa deportiva en el casillero. Dixie me observa discretamente y eso me tensa al instante.

Se levanta de su asiento y camina en mi dirección, me distraigo buscando mi tableta para la siguiente materia.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?

Mi corazón se detiene, mis agallas se derrumban y mi saliva se esfuma.

Su voz es cálida, fina y dulce. Sus ojos de cerca me hacen parecer embobado (en realidad lo estoy), y su aroma de frutilla me recuerda a el día en el que la conocí.

¿Me recordará?

— Adelante

Respondo directo, debo mantener la calma, todo bajo control.
Solo es una chica, de la que permanecí enamorado todo el tiempo, pero al final, una simple chica.

Aunque Diego dice que si fuese tan simple no le daría importancia igual que a las chicas que se la pasan acosándome para obtener mi número, una salida o una foto conmigo.

— ¿Un iPhone 10 rojo es tuyo?

Instintivamente me levanto de mi asiento y palpo mis bolsillos del uniforme. Nada.

Reviso mi mochila y... nada.

— S-si es mío

Casi comienzo a correr para llegar al casillero cuando me extiende a mi querido amigo inseparable.

— Lo siento pequeño

Le susurro mientras lo meto a el bolsillo de mi pantalón.

— Gracias me has salvado la vida

— Y tú a mí Na-natam

Dicho eso de gira y me deja ahí.

Con la boca seca, el corazón acelerado, la adrenalina recorriendo me y los pensamientos hechos ovillo.

Eso solo significa una cosa... Me recuerda.