³· ¹· ²²

Natam

¡TIC! ¡TIC! ¡TIC!

Retumba el sonido de la puta alarma en mi cabeza.

Jodido colegio.

Me levanto cuidadosamente, sin despertar a mi querido amigo. Aunque no logro el cometido.

Sin querer mi teléfono cae al piso causando un sonido igual al de un tren cargando maquinaria pesada.

Fuck. Puto primer día de clases.

Daxi se remueve entre las sábanas, abre sus ojitos y se levanta estirándose cuál resorte. Me recuerda a el perrito de Toy Story.

Sale huyendo de mi cama y rasca la puerta de mi habitación con su manita para que la abra yo y pueda salir a hacer sus necesidades (pipí).

Mi visión es borrosa pero hago todo el esfuerzo por llegar rápido, giro el picaporte y la abro. En el momento exacto mi mamá pasa frente a mi habitación con el mismo aspecto que yo y casi es derrumbada por la fuerza descomunal del salchicha Daxi.

Continúa su camino a regañadientes de que se le ha echo tarde.

Después de ducharme con una velocidad igual a la de una estrella fugaz me dirijo a el comedor donde está preparando el desayuno mamá y papá.

Ambos parecen estar en planetas distintos, chocan entre ellos derriban trastos, derraman café por doquier... un lunes volviendo a la normalidad después de vacaciones.

Después de tomar “ desayuno ” conformado por una gelatina y agua mineral, espero el bus cerca de mi casa, encontrándome a Didi Wallke. Mi amigo de la infancia.

— Menuda cara la de ustedes chicos

Su linda hermanita de 7 años esboza una sonrisa tímida y se sonroja hasta las orejas.

— Que lindo te ves hoy Nat

— No más que tú belleza

Ella se esconde tras su hermano. Él me da una mirada cansada, pobrecito se resiste a creer que soy su futuro cuñado.

— Basta Madeleine, es muy temprano para comenzar tu coquetería

Creo que todos estamos igual de agotados porque ninguno decide articular parabra.
Mejor al ambiente.
Se hace un buen ahorro de dióxido de carbono y no sé que más.

El bus viene a vuelta de rueda, después de lo que parece ser una aternidad se detiene y subimos. Madeleine se sienta de lado izquierdo con sus amigas que cotillean mientras no me quitan la mirada.

Decido avanzar hasta el último de los asientos junto a Diego.

— ¿Qué tal todo?

Pregunta mientras saca un auricular y me lo extiende. Con eso volvemos a la normalidad de hasta hace unas semanas.

— Somos vecinos Diego, no pasó nada de lo que no te hayas enterado

Se limita a aplanar los labios y entrecerrar los ojos en un gesto de aburrimiento.

— Es verdad

— Creo que no estabas equivocado al decir que este año será igual de aburridos que los otros

El suspira profundamente y asiente. Comienza a sonar The beach de The neighbourhood.

El camino es relativamente corto pero el conductor se empeña en que parezca todo un viaje de horas.

Creo que me quedé dormido por unos minutos. Bajamos del autobús mientras me palpita la cabeza de una manera horrible, después de todo estar hasta las tantas jugando no fue una buena idea.

Un excelente comienzo de último año.

Una vez entramos a el aula el director entra con un aspecto reluciente.
Creo que es el único con una efusividad tremenda, un porte pulcro y el semblante maravilloso tal como si se hubiese internado en un SPA de lujo.

Todos nos ponemos de pie al notar su presencia. El asiente, en una señal para que podamos sentarnos.

— Jóvenes, buenos días bienvenidos a su último año de preparatoria, les deseo que les vaya excelente y que comienzen con toda la actitud para no suspender ninguna materia, debemos enfocarn...

Y ahí me pierdo.

Me quedo divisando la lámpara situada sobre el escritorio. Creo que cambio de color, no sé me agrada.

Después de no se cuánto el silencio y un movimiento en las costillas por parte de mi amigo me volvieron a la realidad.

Una chica.

Una chica nueva se aparece y se sitúa al frente de todos para presentarse.

Pero... No es cualquier chica es ella.

Me quedo estupefacto contemplando su fisionomía, parpadeo muchas veces para asegurarme de que esto no es un sueño o alucinación producto de la droga que consumí hace más de cuatro semanas en la fiesta de fin de curso antes de las vacaciones.

— Es ella

Me susurra mi mejor amigo.

— No puede ser

Murmuro a modo de que nadie más pueda escuchar.

Nuestros ojos chocan fusionándose. Gris y azul conectado.

Mi corazón asimilando lo que está pasando. Hay una adrenalina que corre por mis venas al verla.

— Dixie Morgan a regresado campeón

Las palabras de mi amigo que hacen darme cuanta de la realidad del asunto que mis manos sudan y me tenso completamente.