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Capítulo 24. Es hora


Alec estaba en la biblioteca, llenado un reporte. Había estado investigando unos secuestros de vampiros en Singapore. Su reloj marcaba las nueve de la noche.

Así que decidió terminar por hoy. Iban a ir al Instituto de Nueva York al día siguiente a visitar a Clary, por lo que se levantó, se estiró un poco... cuando de repente sintió un dolor en su estómago.

– ¡Magnus! – Alec gritó, dejándose caer nuevamente en la silla, por el dolor. Miró el calendario, aun faltaba unos días, pero parecía que sus hijas estaban impacientes por nacer. – ¡Ahh! –

Magnus, quien se encontraba preparando el baño para su omega, corrió al escucharle gritar. Nunca había corrido tan rápido, que en unos segundos bajó escaleras, para encontrar a su omega abrazando su pancita y llorando de dolor.

– ¡Es hora, Magnus! Llama a Cat, – Alec se las arregló a decir entre el dolor. – ¡Rápido! –

Magnus se movió con velocidad, llamando a Cat y mandando varios mensajes a los demás.

– ¿Te puedes mover, amor? – Magnus le preguntó, aterrorizado, pero acariciándole la cabeza para intentar calmar a su omega.

– ¡No soy un maldito perro, Magnus! Deja de darme palmaditaaaaaaa....!– Alec gritó.

– Lo siento, lo siento... no quise, yo no... ¡¿Dónde estás Cat?! – Magnus dijo más para si mismo.

¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Por qué tardaban tanto?

– ¿Alec? – Clary fue la primera en llegar a la casa, acompañada de Jace, Jia y Robert.

Clary escuchó a Alec gritar y supo que Alec estaba en su oficina. Todos llegaron rápidamente con Alec.

– ¡Papá, duele! – Alec gritó en dolor, apretando las manos que tenía sujetas, la de su papa y la de Magnus. Muy fuerte.

– Alexander Lightwood, te juro que si me haces entrar en labor te golpearé, – Clary gritó, al sentir el dolor a través del vínculo con su parabatai y apretando igualmente el brazo de Jace.

– Lo siento, Clary, – Alec gimió, metiendo su nariz en el cuello de Magnus, intentado tranquilizarse con el olor de su alfa. – Pero, ¿¡donde mierda esta Cat!? – Alec gruñó.

– Vamos, cariño, – Magnus dijo, tomando a Alec entre sus brazos y llevándolo a la habitación médica temporal que habían hecho para ese momento.

Magnus lo llevó por las escaleras, seguido por los demás, con aspecto de terror. Lo acostó en la cama y conjuró otra cama para la parabatai de su mate.

– ¿Ya es hora? – Cat preguntó, entrando a la habitación, y ganándose miradas de enojo. – ¿Clary, Jace, que hacen aquí? – Cat preguntó, escuchando a Clary gritar al mismo tiempo que Alec.

– Creo que nuestro vínculo hizo que yo también entrara en labor, ¿es normal? – Clary jadeó entre el dolor, mirando confundida a Magnus.

– No lo sé. En esos tiempos los omegas varones no tenían parabatai. No eran soldados, eran usados como cosas para tener hijos. Era despreciable, – Magnus dijo, y Cat solo asintió.

En ese momento entraron Izzy y Simon, ambos mirándose sorprendidos al ver a Clary y Alec en las camas, gritando de dolor.

– ¿Esto es lo que me espera? – Izzy preguntó, sonriendo al ver las caras sorprendidas de sus amigos y familia. – Cat me lo confirmó esta mañana, tengo cuatro semanas. –

Todos les felicitaron. Simon se veía resplandeciente. Robert lloró de felicidad. En ese momento también llegó Luke y Jocelyn, quienes corrieron hacía Clary.

– ¡POR EL ÁNGEL, Magnus! ¡QUE LE AVISASTE A TODA LA MALDITA CLAVE! ¡ESTO PARECE UN ZOOLÓGICO! – Alec gritó, al sentir otra contracion. – MALDITA SEA, CATARINA, ¡VEN A AYUDARME! – Alec le gritó.

Cat corrió hacia él y después hacía Clary, decidiendo que el más urgente era Alec.

– Clary, a ti todavía te falta un poco más, así que primero atenderé a Alec, – Cat le dijo a Clary, y se giró hacía Alec.

Puso sus manos sobre el estomago de Alec y le detuvo el dolor.

– Gracias, – Alec dijo, respirando nuevamente y soltando un poco el agarre que tenía con su padre y Magnus.

Cat hizo aparecer una sábana blanca y cubrió a Alec, desapareciendo su ropa. Alec sintió como abrían su pancita y vio salir las primeras gotas de sangre. Escuchó como Simon caía al suelo, seguido de Luke.

– Par de cobardes, – Alec gruñó,

Escuchó como Clary gritó de dolor. – Necesitas pujar, cariño, – Jocelyn le dijo. Parecía que Clary no iba a aguantar hasta que Cat terminara.

– Vas bien, – Jace le dijo, callándose al momento cuando Clary le miró llena de enojo. Decidió mejor quedarse calladito.

– Callate Jace Herondale, que esto es tu culpa, – Clary soltó, pero comenzó a pujar como su madre le dijo.

– Así cariño, solo respira y puja, – Jocelyn le decía.

Magnus acariciaba el cabello de su mate, susurrándole palabras de amor, cuando escuchó el mejor sonido de su vida. ¡Su bebe lloraba! Vio como le entregaba el bebé a Robert, mientras continuaba con la siguiente.

– Mira Alec, ya tenemos a nuestro primer frijolito, – Magnus le susurró a Alec, viendo como Robert mecía a la pequeña que solo lloraba. Un momento después Cat sacó a la segunda bebé.

– Puja, puja, – Jocelyn decía, sonriendo y llorando cuando el bebé finalmente salió del cuerpo de su hija, y Clary se dejó caer en la cama.

– Lo hiciste muy bien amor, – Jace le susurró a su mate, llorando al ver a su bebé.

Alec miró a su parabatai y ella le miró a él. Ambos sonreían cansados, ambos lloraban.

– Felicitaciones, – dijeron al mismo tiempo.

Cat usó su magia para curar a Alec, sin dejarle cicatriz, y quitándole el dolor. Después se acercó a Clary, dándole energía y ayudándole también con el dolor.

Finalmente fue hacía los bebes. ¡tres bebes! Hizo aparecer tres incubadoras y colocó ahí a los bebes, juntos. Les limpió y se aseguró que todo estuviera bien con los tres.

Alec decidió que ya había descansado lo suficiente y se intentó levantar.

– ¿Qué haces? – Magnus preguntó, tratando de detenerle.

– Necesito ver a mis bebés, – Alec dijo. – Cat, ¿puedes traerlos? Los quiero ver ya, – Alec dijo haciendo un puchero que convenció a Magnus e hizo reír a Cat.

– Igualmente, – Clary gritó.

Cat rio, pero dio permiso de que Robert y Jocelyn llevaran a los niños con sus padres.

Magnus se sentó y la cama y vio como le entregaban un bebé a Alec y un bebé a él.

Ambas se veían idénticas y perfectas. Hermosa piel morena, pequeños deditos, sonrojados cachetes, cabello negro, y la más linda nariz.

– Son iguales, ¿cómo vamos a diferenciarlas? – Alec preguntó a su alfa.

– Estoy seguro que lo averiguaremos, ¿Quizá con alguna marca que la otra no tenga? – Magnus contestó, sonriéndole a sus niñas, y buscándoles alguna diferencia.

Ninguno de los dos encontró diferencias. Pero ambos jadearon cuando las niñas abrieron los ojos al mismo tiempo. Una de ellas tenía ojos dorados y verdes como Magnus y la otra azules como Alec, pero la de ojos azules tenía ojos de gato como Magnus.

– Bueno, ya está resuelto ese problema, – Magnus rio. – ¿Qué tal si la de ojos dorados se llama Mackenzie y la de ojos azules Alexis? –

– Esta bien, mientras no les llames solo por el color de sus ojos, – Alec giró los ojos, haciendo reír a Magnus.

– Gracias por darme a estas hermosas niñas, – Magnus susurró, abrazando a su mate, y besándole el cuello donde tenía su marca.

– Gracias a ti por darme una familia, – Alec le dijo, besándole los labios. Ambos finalmente tenían la familia y el amor que tanto habían deseado.

Ambas niñas comenzaron a llorar al mismo tiempo, y Magnus mágicamente conjuró dos botellas de leche para alimentarlas, Magnus sosteniendo a Alexis t Alec a Mackenzie. Las niñas se acabaron la formula en minutos.

– Comen como tu, – Magnus dijo, sonriendo por la mala mirada que le lanzó su mate.

– Pues comen bien, ¿verdad mis dulces niñas? – Alec le habló a sus bebés, sonriendo al verlas juntas y felices por hacer comido.

Magnus chasqueo de nuevo los dedos, vistiéndolas y Alec no pudo evitar reír al ver las playeras que Simon les había comprado. Alec repartió besos por las caritas de sus bebés.

Jace y Clary se encontraban igualmente abrazados, admirando a su pequeño bebé, de ojos verdes.

– Es perfecto, – Jace dijo, sintiendo su corazón lleno de amor.

– Lo es, – Clary coincidió, besando a Jace, para nuevamente abrazar a su bebé, y alimentarlo.

– Sonrían, – Simon dijo, mientras comenzaba a tomar fotos de las bonitas familias. Ninguno se había enterado cuando Simon había despertado de su desmayo, pero ya se veía nuevamente bien.

– Te juro que te mataré si te desmayas cuando yo este en labor. Te quedan bastantes meses para prepararte, así que más te vale estar listo, Sherwin, – Izzy le miró enojada, haciendo que todos en la habitación rieran.



1 capítulo más... 

No se olviden de checar la nueva traducción si quieren más malec <3

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