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Capítulo 11. Explicaciones


You lift my feet off the ground, you spin me around
You make me crazier, crazier



La esencia que Magnus olió al abrir la puerta le hizo gruñir. Genial, habían traído a otro, pensó. Miró al nuevo intruso sospechosamente, antes de girarse hacía Clary.

– ¿Quién es el? – gruñó Magnus, señalando al familiar alfa. Alto, cabello castaño rizado y gafas. ¿Dónde lo había visto antes?

– Esta bien Magnus, solo es Simon, el mate de Izzy. ¿Le recuerdas de la otra noche en el club? – Clary logró explicar antes de que Magnus se lanzara contra la pareja de Izzy

– ¿Dónde está mi hermano? – Izzy demando, tratando de pasar a Magnus

– El está bien, Isabelle, – dijo Magnus, impaciente, deteniéndola.

– Tu y yo, – Magnus apuntó a Jace y Simon. – Pueden pasar pero no se les ocurra tocar a mi mate. Aun no le he marcado y no seré capaz de detenerme si se acercan demasiado, –

Magnus vio a Clary e Izzy abrazar fuertemente a Alec, mientras Magnus fruncía el ceño. Incluso los betas eran una amenaza para sus ojos, sin importar la relación que tuviera con su omega.

Jace y Simon fueron más reservados, acercándose lentamente, y quedándose a suficiente distancia para mostrar respeto a Magnus, entendiendo por lo que estaba pasando el alfa, cuando ellos cortejaron a sus mates por dos semanas antes de marcarles. Era un infierno tener otros alfas cercas de sus mates sin marcar

Al ver la situación, Alec tomó la mano de Magnus, haciendo que se sentara en el sofá. Se subió al regazo de Magnus y se acurruco entre su cuello. No estaba seguro si intentaba calmar al alfa o a si mismo, ya que el estrés le tenía bastante agitado.

Magnus escuchó un gemido por parte de su omega, haciendo que llenara su cabeza de besos, y acariciando su espalda, haciendo que Alec se tranquilizara.

– Jace, Sherwin, disculpen mi comportamiento, por favor, tomen asiento, – Magnus trató de aligerar la tensión. "Sherwin?" escuchó susurrar, mientras los alfas se sentaban del otro lado del sillón.

– Ya veo a que te referías con su nueva esencia, – Simon susurró, tratando de aligerar el ambiente, pero solo ganándose un gruñido de Magnus.

– Este no es momento de hacer bromas, Simon, – Izzy murmuró, sentándose en su regazo, para intentar calmar a Magnus.

Alec notó la bolsa que Clary había dejado en la mesa, y estirándose el regazo de Magnus, la abrió. ¡Se moría de hambre! ¿Cuándo había comido por última vez? Se preguntó sin poder recordar.

Abrió la bolsa y encontró un bagget de jamón y un pastel de queso. Le dio una gran mordida al baget, y le dio otra mordida a Magnus.

Izzy veía la escena de como compartían comida y no pudo evitar sonreír, notando que Clary sonreía de igual forma

– ¿Porqué sonríen, tontos? – Alec preguntó con la boca llena de comida, notando las miradas de las chicas.

– Nunca te había visto tan feliz, – Clary contestó con lágrimas en sus ojos. – Te mereces ser feliz, y estoy tan feliz de que hayas encontrado a Magnus, ¡que hayas encontrado a tu mate! – ella gritó de felicidad.

– Nunca había visto que compartieras tu comida con nadie, – Jace dijo con la boca abierta. – Debe ser bastante especial. –

– Cuando Clary nos dijo lo que mamá te hizo...– Izzy tembló. – y lo que Sebastián te hizo...–

– ¿Sebastián? – Magnus gruñó, casi brincando, haciendo que Alec temblara de nuevo. – Lo siento, cariño, – Magnus depositó besos en la mejilla de Alec, aspirando su esencia para mantenerse en control. – Cariño, ¿puedes decirnos que pasó? Se que es difícil, pero necesitamos saber, –

Alec miró alrededor, viendo las expresiones preocupadas de sus amigos. Miró a Magnus, quien le veía con amor, y dolor por haber preguntado. No quería recordar, pero no dejaría que Maryse y Sebastián se salieran con la suya.

Enterró su rostro en el cuello de su alfa y les contó la historia, sobre como quedo inconsciente hasta como Clary y Jace le rescataron. Estaban sorprendidos, Izzy furiosa, maldiciendo a su madre.

– Pero no entiendo, ¿porqué quedaste inconsciente? – preguntó Simón

Magnus miró con preocupación a su omega, pero este solo asintió dándole seguridad a su mate. Así, Magnus explicó por lo que Alec había pasado. Notó las miradas de sorpresa del grupo, y Magnus los miraba retándoles a molestar a Alec

Y como siempre, Simon rompió la tensión.

– Tío Simon, me gusta como suena. Le enseñaré a mi sobrino o sobrina todo lo que se para vencer vampiros, – Simón dijo, intentando sonar tenebroso, y rompiendo la tensión del cuarto. Todos rieron, sabiendo el odio que le tenía a los vampiros.

– ¿No piensan que soy raro? – Alec preguntó, con miedo de que sus amigos se rieran de el.

Pero todos le miraban con rostros de aceptación y los "Claro que no" y " te amamos", no se hicieron esperar.

– Y ¿Qué hay en el sobre que te dio Robert? – preguntó Clary, recordando el sobre. – ¿Y a que se refería con que "el Gran Brujo te arreglaría?, se la pasaba repitiendo eso, – dijo la chica con mirada confundida.

Magnus gruñó. No le gustaba el "arreglar a Alec", como si estuviera enfermo o algo.

– No lo hemos visto, estuvimos muy ocupados anoche, – Alec dijo. – ¡Durmiendo, pervertidos! – exclamó todo sonrojado cuando noto las risitas y guiños de sus amigos.

Girando los ojos, Magnus chasqueo los dedos haciendo aparecer el sobre. – Averigüémoslo– dijo, abriendo el papel

Se lo entregó a Alec, quien mientras leía, se iba oscureciendo su mirada.

– ¿Qué es esto? – preguntó Alec, entregándoselo al brujo.

– Es un hechizo, magia negra. Para deshacer el estatus de Omega, – Magnus dijo con enojo, leyendo la carta de Robert. – Parece que tu padre espera que te mutile en esperanza de evitar que seas un Omega, y también explica lo que le pasó a Ragnor Fell, – susurró Magnus, enojado.

Alec tomó la carta en sus manos y la leyó.

Para Magnus:

Te escribo esta carta en modo urgente. Esperaba poder pedirte esto en persona, pero si estas leyendo esto es porque algo malo pasó.

Tu predecesor nos a servido por varias generaciones a mi familia, y ya que este ya no se encuentra con vida, esperaba que tu siguieras su misión.

Mi hijo pronto se presentará como un omega, y no puedo dejar que eso suceda. Por ello aquí esta el hechizo que evitara su presentación. Te suplico que lo uses para arreglar a mi hijo

Creo que Valentine averiguó sobre los servicios que Ragnor Fell daba, por lo que lo asesino, aunque creo que no sabía a quien le daba el servicio. Entiendo si no quieres ponerte en riesgo, pero te suplico, por el bien de mi hijo, que hagas el hechizo.

Pongo la esperanza de mi hijo en ti

Sinceramente, Robert Lightwood

Alec solo veía la hoja en sus manos. ¿Qué se supone que significaba todo eso? "Evitar su presentación", "Valentine lo averiguó y lo asesino" "arreglarlo".

¿Qué mierda?

Alec le entregó la hoja a su hermana, sin decir nada. "Arreglarlo" como si el fuera un problema

– Particularmente me llama la atención como llama servicio a este hechizo, como si se te estuviera haciendo un favor, – Magnus soltó, lleno de sarcasmo y desdén. No podía contener el coraje contra el padre de Alec

Pero lo que más le asustaba era, ¿si Alec quisiera eso? ¿Podría hacerlo por Alec?

Alec miró el siguiente papel el cual tenia su nombre, sin saber bien que decir. Con manos temblorosas comenzó a leer

Querido Alec,

Esperaba poder hacer esto sin que tuvieras que sufrir por o que eres. Si estás leyendo esta carta significa que fue demasiado tarde. Así que lo siento y déjame explicarte.

Todos los hombres de la generación Lightwood han sido presentados como Omegas. Nuestra línea es la última existente.

Hace muchos años los hombres omegas eran tratados horriblemente. Siempre se apareaban con hombres Alfas, algo que no era aceptado en esos días. La mayoría de las veces los alfas eran asesinados y los Omegas torturados, vendidos a casas de esclavos y mantenidos solo para tener hijos.

Para detener esa barbarie, Johnathan Lightwood conoció a un brujo llamado Ragnor Fell quien hizo un hechizo el cual impedía la presentación como Omega, manteniéndoles a salvo.

El primero en quien fue realizado fue un antepasado Joseph Lightwood, y funcionó, así que desde entonces el hechizo a sido realizado en cada generación, así como Magnus lo hará en ti

Para crear el mito de que Johnathan Lighwood fue el último omega, se difundió la historia de que su hijo había sido asesinado junto con él y su alfa. Aunque en realidad este fue escondido en una villa de monjes tibetanos muy lejos de todos. El resto del mundo sobrenatural lo creyó, que los omegas se habían extinto.

El hechizo destruirá tus glándulas de aroma, lo que significa que tendrás que usar feromonas sintéticas de alfa para convencer a la gente que lo eres, también revertirá los cambios por los que tu cuerpo está pasando. Será doloroso, y significará que nunca tendrás un mate real. Pero estarás a salvo, y yo te ayudaré a encontrar una esposa, así como mi padre lo hizo conmigo.

Siento que tengas que pasar por esto, pero después de que Magnus te arregle, nunca más tendrás que preocuparte de que alguien descubra tu secreto

Con todo mi amor

Tu padre.

Alec se sintió mareado. Un sabor amargo al leer la última línea "Con amor, tu padre". ¿Su padre lo quería? Pero esperaba que hiciera ese loco hechizo. Que se mutilara a si mismo y dejara a su mate para pasar el resto de su vida con alguna mujer que su padre eligiera para él.

Robert estaba igual de loco que Maryse.

– Magnus, mira lo que dice sobre mi un montón de tátaras, abuelo, – rio amargamente, pasándole la carta a Magnus.

Magnus leyó la carta, frunciendo el ceño, ¿qué era lo divertido sobre esta situación? Mientras leía, recordó como eran las cosas antes, gracias a Lilith que ya no era así.

– El cazador de sombras tibetano, – Magnus susurró sorprendido, y entendiendo el chiste. – El maldito bastardo me dijo que era el último, – rio histéricamente,

– No entiendo lo divertido, esto me suena horrífico. ¿asesinados y torturados por estar con un hombre? – Izzy dijo, confundida, pasándole la carta a Clary.

Magnus miró a Alec, intentando averiguar su reacción al resto de la carta. Sabía que tenía que preguntar, pero tenía miedo de la respuesta.

– Alexander, cariño, espero que sepas lo mucho que te amo, y que te apoyaré en cualquier decisión que tomes. Pero necesito saber, ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres que haga... el hechizo? – Magnus casi se ahoga con las palabras. ¿Qué haría si su omega decía que si?

Rápidamente Alec se giró en su regazo y estrelló sus labios contra los suyos, tomando su boca con fuerza e invadiéndola con su lengua. Una necesidad le llenó todo su cuerpo, haciendo que se olvidara de todos en la habitación y se abrazara a su alfa.

– Ehem...– Alec escuchó de repente, prendiendo un foquito en su cerebro.

Se sentó correctamente sobre el regazo de su alfa, con sus mejillas ardiendo y mirando los rostros de diversión de todos.

– Supongo que esa es su respuesta, – Jace dijo, con una sonrisa burlona al ver la expresión de Magnus.

Magnus seguía sorprendido. Sabía que Alec aceptaba el cambio, pero ahora tenía otra opción. Pero ahora Alec le había elegido aun sabiéndolo. ¡Nunca nadie le había elegido antes!

Magnus se acurrucó sobre el cuello de su omega, apretándole fuertemente contra él, dándose cuenta de que el aroma de Alec ahora era más fuerte. Y no fue el único que lo noto. Jace y Simon comenzaron a olfatear el aroma que el Omega desprendía.

Magnus les gruñó. – ¡Contrólense! – gritó, haciendo que ambos hombres saltaran y se abrazaran a sus mates.

– No vamos a hacer nada, Magnus, en caso de que no lo hayas notado, nosotros ya tememos mates, – Jace dijo, intentando tranquilizarle

Magnus escuchó un gemidito por parte de Alec, haciendo que se girara preocupado. – ¿Qué pasa amor? – le preguntó, lleno de preocupación.

Alec miró a su guapo Alfa, sintiendo una ola de deseo en todo su cuerpo. Se acurrucó sobre su cuello. Por el ángel, Magnus olía delicioso. Saco sus dientes y comenzó a dejar pequeñas mordidas y besitos en su cuello, olvidándose de su audiencia.

– Alexander, amor, necesito que me contestes. ¿Ya no te duele nada? – Magnus preguntó sin aliento, sintiéndose caliente por las acciones de su omega, y por fin entendiendo

– ¿Qué está pasando? – Izzy preguntó, viendo como su hermano se abrazaba al alfa.

– Va a entrar en celo, – murmuró Magnus, intentando controlarse. Los alfas en la habitación veían a su omega de una forma que no le gustaba. Tomó a Alec y lo escondió detrás de su cuerpo. – Es hora de que se vayan. Todo estará bien, Isabelle. Pero creo que lo mejor es que no vuelvan en unos cinco días. –

Magnus los guió hacía la puerta, prometiéndoles mandarles mensaje cuando fuera seguro que volvieran. Finalmente cerró la puerta, volviendo con su omega, quien estaba jadeando en el sofá, intentando quitarse su playera, y volviendo loco a su alfa. Magnus giró hacía su bañera, llenándose de ideas.




Gracias por leer... espero que lo disfruten (:

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