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Yaoyotli - Guerra

Chicuei Cozcacuauhtli, Panquetzaliztli, Macuilli Ácatl

Día 7 Buitre, Mes del Despliegue de Banderas, Año 5 Carrizo

22 de diciembre de 1523


Teotihuacán, Cém Anáhuac (Valle de Anáhuac), Nueva España


Iquiza Tonatiuh (Amanecer)


Como me encantaría estar cerca del monte Huizachtecatl. En estas fechas tenemos una ceremonia tan hermosa, llamada Toxiuh molpilia. La misma historia se encargará de cambiarle el nombre a Fuego Nuevo. Esta ceremonia marca el fin del mundo. Sin embargo, siempre hay la esperanza de que tendremos el xiuhtzitziquilo (año nuevo). Normalmente realizamos esta ceremonia cada cincuenta y dos años. Supuestamente la última fue en 1507. Pero, yo, Xiuhcoatl, Tlatoani de la Tribu de Nahuales de Necoc Yaotl, antes de Tizatlán, declaro el fin de pertenecer a esa ciudad y declaro el inicio de pertenecer a nuestro Dios, el Gran Señor Oscuro, Tezcatlipoca. Camino por la Miccoati (Avenida de los Muertos) y reflexiono. Reflexiono sobre todo lo que ha ocurrido en mi vida. Todas las alianzas que he hecho. Todas las amistades que tengo. Pero pienso en algo más. Capaz, este será el último año de nuestras vidas. Aunque tengamos Guerreros Nahuales y No-Nahuales, soldados españoles, perros domesticados para la guerra, el poder infinito del tonalli, un Dios que nos está protegiendo, pues, Donají y sus nuevos aliados están más numerosos Pienso en voz alta: Si porque te quiero, quieres, Tezcatlipoca, que yo la muerte reciba. Entonces, que se haga tu voluntad, Tezcatlipoca, que muera por que otro viva.

Oigo una voz fuerte, la de Tezcatlipoca, éste me dice: Xiuhcoatl, siervo fiel, es imperativo que hablemos. Debo enseñarte lo que Mixtle nunca te enseñó, pausó, como invocar al Titán Kukulkán. Caminé junto con el, escalemos juntos el Tonatiuh itzacual. Aunque Él se ha fusionado conmigo, él aún quería estar a solas conmigo - separado. Mi Dios me preguntó: Xiuhcoatl, ¿sabes por que yo decidí fusionarme contigo? Yo le indiqué que no. Éste me contestó: Es que tu eres fuerte. Tu si puedes hacer el deber del Nahuacualli. Pero, la prueba más fuerte que tendrás que soportar es la invocación del Titán. Para eso, debes ser fuerte. Yo lo miré, le dije: No sé si podré. De pronto, Tezcatlipoca tomó la forma de mi madre. Yo me quedé sorprendido y le dije: ¿Mamá? Espera, eso quiere decir que... ¡Dígame que no es cierto! Tezcatlipoca, como mi mamá, me dijo: Hijo, estoy vivo, estoy en Tenochtitlán. Pronto me iré a Teotihuacán para estar contigo, pero tengo miedo. De pronto Tezcatlipoca cambió a otra forma - la forma de mi papá.

¿Papá? le pregunté con lagrimas corriendo desde mi ojo hasta el suelo. Aunque era la forma de mi papá, fue la primera vez que un Dios bélico llorara. La figura de mi padre me dijo: Hijo, Tezcatlipoca sabe que yo si puedo animarte. Para ser sincero, yo te extraño, hijo mío. Me considerarás un hombre con pensamientos llenos de maldad, pero solo he querido lo mejor para ti. Ser el Nahuacualli, es un verdadero orgullo para mí. Abracé a mi padre. No sé si fue el mismismo Tezcatlipoca, como mi padre, también quiso darme un abrazo. Tezcatlipoca, como mi padre, me dijo: Hijo, necesito enseñarte la oración.

Tienes que repetir conmigo: Nihuehue, Nicipac, Tia Xiuhalhuian (Antiguo, El Dragón, vengase por favor), in ninahuacualli, ninahualteuctli, nichualhuica Kulkulkán (Soy el Nahual Oscuro, el señor de hechizos, invoco a Kulkulkán). Tezcatlipoca, anmixpan, anmotlamatian, yn onihualla, yn onechcoc (Tezcatlipoca, en tu presencia, en tu percepción, me postro ante ti). Ninahualocelotl, onihualla niquimittaz yayauhque tlamacazque nican nichualhuica Kulkulkán (Yo soy el que su espíritu es el Jaguar, he venido a ver, los chamanes oscuros, heme aquí, estoy aquí para traer Kulkulkán). Ninahuacualli, Nitlamatini, nihocomoniz, nimictlanmati, nitopanmati (Soy el Nahual Oscuro, Soy el chamán, emanaré mi fuego, conozco el inframundo, sé del más allá). Kulkulkán, a ti te invoco.

Sentí un aire diferente. Un aire lleno de poder. Un aire que cambiaría todo nuestro destino, el destino de los Nahuales de Necoc Yaotl. Pero antes de estar completamente seguro, miro a los lados del Miccoati, con mis ojos de águila, veo que hay campamentos atrás del Tenan. El aire tenía olor a cuetlachtli (lobo), tzinaka (murciélago) y otros entes. Vi como un pequeño grupo de personas se acercaron a la base del Tenan y otros grupos acercaron a los rededores de la Ciudad. Vi a Donají acercarse a la entrada. Estábamos rodeados por enemigos. Estábamos solos.

Donají gritó: ¡Tia Xihualmohuica Xiuhcoatl, Tlatoani Nahualli Necoc Yaotl (¡Acérquese conmigo, Xiuhcoatl, Tlatoani de la Tribu de Nahuales de Necoc Yaotl!)! Pensé, ahora sí, no tengo que otra, tengo que saber que diablos quiere esta maldita traidora. Con la voz de la forma bélica del jaguar, le repliqué: Nihualla, temactecahuani (He venido, traidora). Me acerqué con la traidora, y le dije, con la voz de serpiente, con siseos cada rato: ¿Qué es lo que quieres, maldita? La maldita bruja contestó: Estás rodeado por las fuerzas que destruirán a los Nahuales, Xiuhcoatl. Exijo tu rendición. Pueden tratar de contraatacar, pero nosotros somos más que ustedes, nosotros los hemos superado.

Yo le contesté: Pensé que el terremoto los habría matado. Al parecer, estoy equivocado. Le enseñé mi pierna. Le mostré una marca que tenía. ¿Ves esto? pregunté. Este es el símbolo de Tezcatlipoca. ¿Y ves esto? señalé a una bandera cercana que tenía un símbolo con la forma de cuatro cruces. Ése es el símbolo de Necoc Yaotl, nuestra Tribu. Y nosotros, no nos rendiremos. Nosotros lucharemos hasta el final. Después de todo, nitlatoani (soy el tlatoani o líder), ninahualocelotl (soy el que su espíritu es el jaguar), Tezcatlipoca niytlachihual (Soy la creación de Tezcatlipoca), Tezcatlipoca niypiltzin (soy el hijo de Tezcatlipoca). Y aunque la vida me cueste, no me rendiré.

Donají me reclamó: ¡Yo no te tengo miedo, Tezcatlipoca piltzin (hijo de Tezcatlipoca), hice una promesa, yo me encargaré de tu muerte prematura, maldito! Me acerqué con la bruja traidora. Ella hablaba con la pura verdad, ella no me tiene miedo. Pero sabemos algo muy pero muy cierto, los latidos del corazón no mienten. Y sus latidos estaban aumentando velocidad cada segundo. Le susurré al oído: Iztlacatini (Mentirosa), tus teteyollocuicatin (latidos del corazón) dice lo contrario. Podrás decirme que no tienes miedo, pero adentro estás temblando, estás muriendo de mauhcatiliztli (miedo), hasta tu miedo emana un olor desagradable. Mis oídos y nariz de cuetlachtli (lobo) me lo aseguran. Al voltearme, miré un charco de agua que estaba en el suelo. Dije: Atl, huatza (Agua, sécate). El agua tornó forma de una criatura similar al atzoquichtli (Hombre Acuático), pero menos feroz. Este sí tenía la mitad superior como hombre y la mitad inferior como pez, pues, la cola de éste. Mofé: ¿Decías que tenías aliados fuertes, Donají?

Ésta me contestó: Cueste lo que cueste, yo te acabaré, Xiuhcoatl. Nimitzmictia (Yo te mataré). Cortó la palma de su mano con su tecpatl (cuchillo de obsidiana) y dijo: Por la sangre que corra por mis venas, hago un juramento sagrado con el mismismo Mictlantecuhtli. Juro ser la persona quien vengaré de la muerte de miles y miles de entes. En eso, el cielo se tornó oscuro. Y justo un trueno fue lanzado desde el cielo. Pero esta vez, no fue lanzado por mi, ni por Tláloc; fue lanzado por la mujer que tenía la ropa purpura puesta, los susurros entre mi pueblo decía que su nombre era Morgana. Me reí y reté a todos enemigos presentes: ¿Crees que ella es la única persona que puede invocar truenos? Después de una breve pausa, dije: Nichualhuica Quiyahuatl (Invoco la tormenta). Y claro, Tezcatlipoca me bendijo con el poder de control sobre clima, entonces, me es fácil poder invocar todo tipo cambio climático. De pronto, empezó a llover. En una cuestión de segundos, truenos fueron lanzados desde el cielo como nosotros lanzamos las tepoztopiltin (lanzas) y éstos estaban acompañados por relámpagos. Donají gritó: Acabas de declarar yaoyotli, guerra. Espero que estés feliz. Tlaminiani' (arqueros), ataquen.

De pronto, cientos de flechas llovieron sobre nosotros. Yo luego exclamé: ¡Tlacochcalca'(Hombres de la casa de los dardos), lancen sus tepoztopiltin (lanzas)! Así empezó esta guerra, que era la afamada última guerra que lucharemos contra estos enemigos. Convoqué a los Guerreros Nahuales, Soldados españoles y sus mascotas. Grité: Tia xiuhalhuian yaoyoque, in ihuan tlahuitequi, inic nauhca niquintzatzilia (Reúnanse guerreros, quienes luchan juntos, los invoco desde los cuatro puntos cardinales), ca nican nammechonotza, ixquich nicnotza, in nonehuian, nican noopochcopa tonyetiaz (Los imploro, invoco a todos, hagan mi voluntad, los que están a mi izquierda - siguen delante)!

De pronto, los Guerreros Nahuales y Soldados españoles se prepararon para la batalla de sus vidas. Los españoles dirán que el Sitio de Tenochtitlán fue la batalla más grande que ellos han vivido, pero estaban muy equivocados. Esta batalla, será la más grande. Breon se acercó conmigo, ya en su forma de Guerrero Cipactli (Caimán). Yo le dije: Amo quexquich cahuitl, cipactli (No será mucha espera, caimán). Por otro lado, tiquinmaahuiltizque (nos divertiremos bastante con ellos). Me convertí a Guerrero Ocelotl (Jaguar), y grité: Tezcoaaz! Titlapalloaz! (¡Sangrarán! ¡Se enrojecerán!), pausé, Yaoyoque, Xijhuian! (Guerreros, ¡Ataquen!)

Los arqueros, que pronto sabría que se llamaban "elfos" fueron las primeras personas quienes quisieron atacar. Acompañándolos, llegaron las criaturas rocosas como ese tal Pierre. De pronto, los Guerreros Ozomahtin y Tochtin (Mono y Conejo, respectivamente) empezaron a acercarse y luchar contra las criaturas rocosas. Los guerreros españoles empezaron a pelear contra los elfos. Oí el nombre Swiftarrow. Quería suponer de que era el nombre del tlatoani, líder, guerrero superior de los elfos. Así que grité a los españoles: ¡Maten al elfo que se llama Swiftarrow! De pronto oí un elfo con una voz media dijo algo en su lengua desconocida y luego gritó con el mismo tono de voz: ¡Maten al Soldado Diego Aguilar de Garcés! Busqué a Diego. Con mis ojos de águila logré hallarlo pero también hallé dos elfos que se escondían para atacarlo. Me convertí en Guerrero Ocelotl (Jaguar) y grité: ¡Diego! ¡Detrás de ti! De inmediato, Diego se brincó. Se transformó en el Guerrero Cuauhtli (Águila) en el aire. Y empezó a atacar sus enemigos con su espada.

Luego, desde la cima de la Pirámide del Sol, Miquinztli gritó: Xicaqui Ajachtin (¡Escuchen sirvientes!)! ¡Sé que están aquí! ¡Revélense! ¡Maten a los extranjeros! Se podía escuchar los aullidos infernales de los macuilitzcuintin. Si los elfos tenían miedo de algo, era miedo a la muerte, o bien, entes que representaban a la muerte. Y, los macuilitzcuintin precisamente son eso, entes de la muerte. Los macuilitzcuintin corrían tras los elfos y tras las criaturas rocosas. Fue ahí donde Swiftarrow apareció. Aunque el sol estaba escondido, tras de las nubes, se notaba que las horas pasaban. Fue en ese momento cuando éste entró al campo bélico.

Al llegar al campo bélico, este preguntó: ¿Dónde está la perversión que creó los perros espirituales? Miquinztli se convirtió en Sabueso Infernal y le gritó desde la cima: ¡Aquí estoy chaneque kuautik (alto)! ¿Deseas morir? Swiftarrow contestó: ¿Morir? Tú serás el muerto. Sacó su arco y lanzó una flecha que emanaba una luz fuerte. Una luz que parecía que venía desde el mismismo sol. Miquinztli evadió la flecha y empezó a correr hacia Swiftarrow. Abrió su boca y exhaló un fuego infernal. Swiftarrow evadió el fuego infernal y mostró una luz a Miquinztli, una luz que casi lo cegaba. De pronto, Miquinztli le mordió. Quién diría que la mordida de un Sabueso Infernal podría detener a un elfo. Miquinztli gritó: Ajachtin! ¡Muérdanlos! Poco a poco, Swiftarrow se huía del campo, pero Miquinztli lo persiguió.

Swiftarrow casi logró llegar a su destino, el campamento. Pero de repente, Miquinztli aulló. Los tlacacuetlachtin escuchó su llamada. Cuatro de los tlacacuetlachtin invocados rodeaban al elfo. ¿Algunas últimas palabras, maldito elfo? preguntó Miquinztli. Al preguntar eso, empezó a llover más fuerte. Swiftarrow dijo varias palabras en su lengua desconocida. Y luego dijo: Me matarás, pero Tritón te matará. Púdrete, perro sarnoso. Miquinztli revertió a su forma humana. Con furia, tomó su macuahuitl, y degolló al Elfo.

Nepantla Tonatiuh (Medio Día)


Miquinztli emergió del camino que dirigía del campamento enemigo. Gritó: Esto pasará a todo enemigo contra los Nahuales de la Tribu de Necoc Yaotl, fieles seguidores del Señor Oscuro, Tezcatlipoca; mostrando la cabeza del líder élfico, Swiftarrow. Los elfos que quedaban batallando quedaron asombrados, tanto por el hecho de que su líder haya muerto y que la persona quien lo ha asesinado era el líder de los perros espirituales que aún estaban peleando.

Éste gritó: Ajachtin, no se detengan, dales la mordida más dulce de sus vidas, la mordida de la muerte. ¡Ataquen, mis macuilitzcuintin! Dichos animales espectrales empezaron a atacar más fuerte, con una fuerza renovada por el enviado del Dios de la Muerte. Breon, como Guerrero Cipactli (Caimán), gritó: ¡Viene la nueva amenaza! ¡Prepárense! La mujer, Morgana, invocó lluvia, más lluvia que yo había invocado. Pero esta lluvia tenía algo diferente. Los charcos que se acumulaban tenían aspectos del Lago Texcoco, el hogar de los finados Descendientes de la Atlanchane. Estos charcos se acumulaban más agua, hasta tenían aires de nuestras piscinas sagradas. Pero de pronto, estos charcos se movían, tenían su propia mente. Uno de dichos charcos se acercaba a un grupo de cinco Nahuales. De ese charco, salió una mano escamosa, agarrando uno de los Nahuales y así ahogándolo.

Las gárgolas que quedaron, uno a uno, empezaron a morir gracias a los Guerreros Ozomahtin y Tochtin (Mono y Conejo, respectivamente). Los macuilitzcuintin acabaron con las vidas de los Elfos restantes. Se podía decir que las gárgolas fueron extinguidas. La presencia de los Elfos en Teotihuacán fue eliminada. Pero venía la siguiente ola de enemigos. Una verdadera ola, las Sirenas del Rey Tritón de las ruinas acuáticas de Atlántida. Para nosotros, eran iguales que Itzel, pues, los Descendientes de la Atlanchane. Oímos los cantos de esas Sirenas - Guerreros, Guerreros, ¿Dónde están guerreros? Acérquense al charco, queremos marcarlos. - Tlaxcalteca, Nahua, Es lo mismo para mi, malditos Nahuales, vengan a mi.

No podía decir la misma orden de secar el agua, había charcos por todos lugares. Era imposible poder secar toda esa agua. Pero si me acordaba de alguien que tenía un poder similar, el painal, el mensajero de Yeiteotl (El Dios de Tres), el tal Remiel. Suponía que Diego estaba orando a éste. Así que, puedo mantener la calma por un momento, sin embargo, yo debo estar listo para cualquier cosa. El agua empezaba a inundar el Miccoati (Avenida de los Muertos). Justo para una pelea acuática, así que convoqué todos los Nahuales: Ca onicualhuicac in Nahualli cipactli, ayotl intonaleque! (¡He convocado, a los Nahuales! ¡Cuyos espíritus son los del caimán y el de la tortuga!), ¡Vengan a la ribera del agua divino! Pero ¡Atención! ¡El agua divino de Tláloc y Chalchiuhtlicue es víctima de las perversiones extranjeras enemigas! ¡Acaban con ellos! Xijhuian! (¡Ataquen!)

Los Nahuales que podían transformarse al caimán y a la tortuga acuática se acercaron y empezaron a transformarse en las formas bélicas de sus tonaleque (espíritus animales) respectivos. Éstos lanzaron chillidos y gritos y sumergieron al agua contaminado por las Sirenas de Tritón. Oí el mismo Tritón decir: ¡Ataquen, mis sirvientes! De pronto, vi como Morgana estaba moviendo sus manos, así como las manecillas del reloj, formando un vórtice en el agua. Dicho vortice estaba queriendo consumir los Nahuales presentes. Pero de pronto, grité: Axictli, Ximocahcahua! (Remolino, ¡Detangase!) Mi voz resonó por el agua contaminado. Olas empezaron a mover por la superficie del agua. Las olas paraban dicho vortice. Hemos ganado tiempo.

Los elfos y gargolas ya están muertos o sin animos de seguir peleando. Las Sirenas están en el campo bélico. Según mis calcúlos, faltan dos entes más: Los Hechiceros como Dajjal, Morgana y la Traidora. Y, por último, los hombres-lobo como Gévaudan y Elliot. Algo me decía que éstos dos serían los más dificiles.

Pero de pronto, escuché un ruido fuerte. Un ruido que venía desde Tenan. Era los aullidos de lobos. Pero, a la vez, oí otro ruido, sonidos de guerra, gritos de guerra- gritos de, los purépechas. Guerreros muy habiles, rápidos, y como nosotros, los Tlaxcaltecas, tenían Nahuales. Pero de otros tonaleque, como el chichimichin (delfín), por ejemplo. Tales Nahuales convirtieron en sus formas de delfines. Y éstos empezaron a atacar las Sirenas.

De repente, dos sonidos como truenos enviados por Tláloc nos sorprendieron. Pero más, sorprendieron a Morgana y a Donají. Eran disparos de la bayoneta española. Me quedé pensando: ¿Es posible? ¿Había sobrevivientes? Habíamos recibido un cuervo mensajero de que Tenochtitlán, ocupado por los españoles, había caído, pero no esperábamos esto. Todo tenía un tiempo perfecto, como si todo estuviera planeado por el mismo Tezcatlipoca. Todo estaba volviendo a nuestro favor, y no dejaremos que esto se marchita. Queremos ganar.

Ahora sí, estabamos iguales: Brujos, Hombres Lobo, Vampiros, y Sirenas contra los poderes unidos de los Nahuales, Soldados Españoles y Purépechas. Nada ni nadie nos puede detener. Al menos, eso fue lo que pensé. Donají exclamó: Oztoc, xapotla! (Cueva, ¡ábrete!) Orificios empezaron a abrir, orificios tanto sobre Tenan y cerca de Tenan. Con mis ojos de águila pude ver pares de ojos brillando desde lo profundo de las cuevas, me daban memorias de los finados Camazotz. Sabía bien que no eran de ellos, pero aún así, me daban miedo. Por otro lado, los lobos, o bueno, Hombres Lobo seguían aullando y ladrando. Estaban sedientos de guerra, querían acabar con nuestras vidas. Por otro lado, vi hombres y mujeres como Dajjal, Morgana y Donají que se estaban acercando, como si desean lanzar un hechizo fuerte.

Pero no hablaré de ellos, hablemos de la presente amaneza, las Sirenas de Tritón. Aparte, no podán tocarnos, pues, para llegar con nosotros, tenían que sumergirse al agua y nadar hacia nosotros. Lo cual, no podían hacer, aún. De pronto Tritón escupó en el agua, dicha saliva convertió en espiritus acuaticos. Estos espiritus tenían tanto formas humanas y formas de los seres del agua. Seguíamos peleando contra Tritón y los suyos.

Desde luego, miro a un punto en el medio del agua, como que, si ese punto quería extenderse, y formar una grieta. Dentro de esa grieta, alcancé a mirar dos personas, no alcanzaba ver quiénes eran. Pero algo me decía que nos iban a ayudar.

Mientras Tanto

El espacio entre Mictlán y la Corte Infernal


Samael, ¿estás seguro? preguntó un Demonio vestido con la vestimenta tlaxcalteca. Samael le contestó: Itzoquichtli, Damon, estoy más que seguro. Pero, te daré un don. Del mismismo Rey Infernal. Tu ahora serás un Nahual, temporalmente. Confundido, Damon le interrogó: Creo que no funciona de esa manera, Samael. Samael le contestó: El Rey te lo está dando, aceptalo, mi Principe. Por cierto, el nombre de tu supuesto tonalli, en el idioma de los Nahuales, es kuakuaueyotl, o toro.

Antes de partir a la Corte Infernal, Samael dijo: Mi principe, La Corte Infernal te manda demonios para que puedas batallar contra los últimos enemigos, los Brujos, Vampiros y los Hombres Lobo. Te he enviado unos demonios acuaticos para batallar contra los entes acuáticos de Tritón, el Representante y Rey de las Sirenas. Damon miró al otro principe de la Corte Infernal y le dijo: Pero, Samael, ¿No te habían puesto en una celda infernal? De las cuales ni el Rey te puede sacar, ¿o me equivoco?

Damon, dijo Samael, hay mucho de lo que no sabes del Consejo Sobrenatural, uno de esas cosas es sencilla, nunca decir nada a sus superiores. En eso es lo que fallan los ángeles, siempre dicen a su Padre o en su defecto a su superior, todo lo que ocurre en estas reuniones. Damon miró a Samael y le dijo: Pero, a final de cuentas, los demonios alguna vez en la vida, fueron ángeles, ¿cierto? Con disgusto, Samael le contestó: Damon, haz lo que te digo, cruza a la Miccoati, tus aliados te están esperando. No dejas que el Rey te quite tu poder nuevo. Pero eso sí, debes decir al tal Xiuhcoatl ese, que se convierte en Guerrero Cabra Negra, para que éste puede dar ordenes

Los demonios acuáticos miraron a Damon, esperando una orden. Los demonios presentes tenían diferentes formas, formas de caimanes, anguilas, mantarrayas y tiburones. Estaban hambrientos para la guerra. Damon gritó: Demonios, es hora de partir, cruzaremos a la Tierra de los Vivientes, iremos a la Miccoati, a la Avenida de los Muertos, pelearemos con los Nahuales que adoran a Tezcatlipoca. ¡Andando!

De pronto...

Teotihuacán, Cém Anáhuac (Valle de Anáhuac), Nueva España


De la grieta, noté sombras negras saliendo. Sombras que luego tornaron formas de diferentes entes acuáticos. Entes que hasta yo no he visto. Vi sombras de la finada Cipactli, Itzel y más, pero no eran ellas, eran unas cosas más oscuras. De pronto, vimos un caimán oscuro emergerse del agua provocado por Tritón y Morgana. Junto con el caimán, vimos otros animales, animales que nunca habíamos visto anteriormente.

Pero luego vi la silueta de una persona nadando desde el orificio recién abierto. ¿Será? Si es la persona quien estoy pensando, ganaremos y de inmediato. Oí una voz tan parecida: Demonios, ¡ataquen! Nahuales, ¡que los fuegos de la Corte Infernal y de Mictlán renuevan sus fuerzas! Españoles, siguen luchando, ¡La Corte Infernal los apoyará! El que se llamaba Itzoquichtli está aquí para pelear junto con ustedes. Era refrescante escuchar la voz de Damon. Pero ¿vestido como tlaxcalteca? Debo admitir, se mira muy bien con la nuestra armadura. Pero noté algo raro, tenía un collar de obsidiana, ésta tenía la cabeza de un animal con cuernos. Era medio parecido a la Cabra Negra, pero a la vez, no.

Vi a Breon como Guerrero Cipactli (Caimán); usaba sus garras y su boca para matar los espíritus acuáticos de Tritón. Aketzali, como Guerrera Ayotl (Tortuga Acuática) usó su macahuitl para atacar las Sirenas. Yo decidí unirme a la batalla como Guerrero Cipactli. Solo era una cuestión de un par de movimientos más para poner un fin a esta batalla acuatica. De pronto escuché Dajjal decir: Alma' , 'ana tunqiah (Agua, sea purificada). El mismo agua empezó a batallar contra los demonios acuaticos que Damon tenía en su poder. Fue allí donde Damon me gritó: ¡Cabra Negra! ¡Ahora! De pronto, me convertí en Guerrero Tliltentzontli (Cabra Negra), con una voz endemoniada, ordené: Tla xihualhuian Tzitzimimatl, Yaoyoque, In ihuan tlahuitequi! Ca nica huitze, notlacaxellohua! Tiquinmaahuiltizque, Yehuanti ezcotihuitze! Atl ihuintiz! Triton, Achtotipa ezcoaz! Xijhuian! ¡Acerquense Demonios Acuaticos, Guerreros, quienes pelean juntos! ¡Mis enemigos están por venir! ¡Lucharemos contra ellos, ellos sangrarán! El agua será intoxicado! ¡Tritón será el primero en sangrar! ¡Ataquen!)

Los demonios acuaticos crecieron en tamaño, no tan grande como la finada Cipactli, pero ya tenían más altura y longitud. Los Guerreros Nahuales cuyos tonaleque (plural de tonalli: espíritu animal) eran seres de agua, también crecieron en tamaño. Sus habilidades eran más fuertes. Vi a Breon nadarse con más agilidad, queriendo acercarse con Tritón. Y así empezó una carrera épica, el Caimán contra el Rey de las Sirenas. Poco a poco, los demonios acuáticos empezaron a derrotar cada uno de los espíritus invocados por Tritón. Mientras los Guerreros Nahuales pelearon bien contra las Sirenas. Poco a poco perdieron en número, los sobrepasamos. Pero Tritón era inteligente, éste salió del agua y su parte inferior se revertió al inferior de un humano.

Breon no se que quedó atrás, a diferencia de Tritón, no tenía que revertirse a humano para correr tras el. Aún así, el empezó a perder agilidad. Mientras Tritón corría al norte, en búsqueda de un río, Breon se estaba volviendo más lento, pero algo inexplicable pasó. Breon empezó a cambiarse de forma, siendo Guerrero Cipactli (Caimán). Sus extremidades empezaron a encogerse, ya no eran patas con garras de caimán, sino eran patas canidas. Todo el cuerpo empezó a cubrirse por pelaje grisáceo. Su boca cambio a una forma más pequeña. Breon ya no chillaba como caimán, sino empezó a aullar, como lobo. De pronto, Tritón se dio cuenta que Breon no lo estaba persiguiendo. Se dio la vuelta y miró un lobo gris hambriento mirándolo, gruñéndole. Tritón pensó que era uno de los lobos de Elliot, pues de su manada: Crépuscule Cramoisi (Crepúsculo Carmesí). Creo que los gritos que se alcanzaba escuchar era pruebas suficientes para demostrar lo contrario.

Como vi que las Sirenas e espíritus estaban muriendo dentro del agua endemoniado, grité: Atl, huatza! (¡Agua, sécate!). El agua empezó a desaparecer, la misma Miccoati absorbió el agua. Pero, al ver como el agua se descendía, vi que varios entes salían de las cuevas que Donají abrió. Entes como el finado Yohual, entes como Elliot y claro, mujeres y hombres como Donají, Morgana y Dajjal. Hemos peleado contra tres entes, falta las otras tres razas. Pero vi al tal Gévaudan, vi como el era el supuesto líder de los Hombres Lobo. Pero el miedo de Donají aún olía feo. Vi a Diego, y varios Soldados Españoles, oraban, oraban a Remiel. Seguían orando a este painal (mensajero). Oí el rezo: Te pido que me auxilies para poder deshacerme de mis miedos, temores, ansiedades que mis ojos aún no han visto, Remiel.

De pronto miro al cielo y vi algo, algo acercando hacia esta tierra. Algo que quizás sea la luz que brilla antes del anochecer. La lluvia paró. No sabía que incluso mis poderes divinos tenían limite. Debe de ser por la noche, pero incluso, miro hacia el norte, donde está Tenan, veo criaturas como el Tlacacuetlachtli, pero eran menos feroces. Al sur, veo criaturas como los Camazotz, más humanos que murciélago, pero estaban sedientos para la batalla. Y al oeste, veo los hechiceros, guiados por Donají.

A nuestro poder, teníamos los últimos Guerreros Nahuales, Soldados Españoles, Purépechas, Demonios, aún teníamos bastantes guerreros, pero hubo sangre en ambos lados. De pronto escuchamos varios relinchos, Nahuales y Soldados montados en caballo entraron al campo. Pero estos Nahuales no usaban macahuitl, usaban bayonetas como los españoles. Hubo una grande enseñanza. Diego miró a los caballos, vio su Iberia, sin jinete. Éste se convirtió a Guerrero Cuauhtli (Águila), y éste se acercó con Iberia. Se montó y exclamó: ¡Al Ataque! Yo grité con todas mis fuerzas: Yaotin, Tezcoaaz, Titlapalloaz! (Enemigos, ¡Sangrarán!, ¡Morirán!) Quizás por la última vez, antes del anochecer, grité: Xijhuian! (¡Ataquen!)

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