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Tochtli - Conejo

Matlactliomome Mazatl, Alacaualo, Yei Calli

Día 12 Venado, Mes de Lo que dejan las aguas, Año 3 Hogar

21 de marzo de 1469

¿Pero como es posible? ¿Donají? ¿Conspirando con Yohual, el líder de los Camazotz? Xiuhcoatl, ¿estás seguro de que oíste todo eso? el chamán me preguntaba.

Mixtle, yo debo de confesar de que yo también pienso que el pequeño jaguar dice la verdad. Mira sus ojos. Titlantemoc comentó para poder defenderme.

¡Tráiganme a Donají! ¡Tráiganme a la traidora! dijo el chaman con furia en sus ojos. Envían los titlantli (mensajeros) a los otros tribus de nahuales. No quiero que los nahuales de tribus opuestos la escondan.

Se resonaban gritos por la plaza de Tizatlán. ¡Yao' Coyome! ¡Ocelome! ¡Itzcuintin! ¡Corran!

Guerreros Coyote, jaguares y perros de guerra invadieron la plaza mayor de Tizatlán. Los nahuales jóvenes vieron estos animales y empzaron a convertirse a sus animales. Miré la nahuala transformarse a su lechuza, Yohualcoatl convertió a su Guerrero Coatl y Titlantemoc -por la primera vez- cambió a un águila. En la batalla, habían animales de la tierra y del aire. Hubo gritos por todo lugar. Cuando yo llegué al campo bélico, convertí a mi Guerrero Ocelotl. Debo decir que entre más veces que convierto a cualquier animal, cada transformación duraba menos que el anterior.

Al hacer esto, los Yao' Coyome (Guerreros Coyote), ya se enfocaban en mi. Entre aullidos, juré escuchar la palabra, ninopalehuillani, la cual significa: ayúdame. Los jaguares y perros tenían la mirada llena de tristeza, pero seguían con sus aullidos y gruñidos bélicos.

Empecé a atacar los Guerreros Coyote, primero con mis manos, luego rasguñé el cuello de uno de los guerreros. Al rasguñar el cuello del coyote, noté que no salió sangre. Sino, no rasguñé la piel. Rasguñé un collar. Un collar hecho con obsidiana, un collar que hecha con magia negra. Un collar que debía de haber sido creado por la Bruja pelirroja. ¡Maldita seas Donají! -- fue la frase que resonaba en mi mente.

De pronto, escuché al Guerrero Coyote gritar, ¡El Collar, ¡Rómpalo! Xitaplana Cozcatl, ¡Libérame! ¡Timomaquixtia! y soltó un gruñido. De esos gruñidos que te dan miedo. Decidí tirar el Guerrero Coyote al suelo, para probar una teoría mía. Y sí, el collar se quebró. Revelando que el Guerrero Coyote era un Nahual controlado - esclavizado - un verdadero arma. El Guerrero Coyote reveló su nombre, era: Yaotecoyotl, Coyote de Guerra. No era el tipo de presentación que tenía en mente, en medio de una batalla, pero así fue. Señalé tanto al Guerrero Coyote liberado y a los Nahuales que deben romper el collar. Y uno por uno, cada nahual esclavizado fue liberado, claro, hubo jaguares y perros quienes murerion.

El chamán, Mixtle, apareció y exclamó: ¡Tráiganme a Donají! Es hora que ella responde por sus crímenes. Pero como nadie lo hará, lo haré yo mismo. Hizo siete volteretas y su espíritu emanó de su cuerpo, en forma de un mono. El mono corrió por todo Tizatlán en búsqueda por la hechicera.

Pasó horas y horas y no la encontró. Decidió volver al pueblo, volvió al templo y se unó con su cuerpo. Ya no era el mono, era Mixtle, el chamán. Me dio curiosidad, que su espíritu se convertió en un animal. Ya estaba decidido, aprenderé como hacer eso - liberar mi espíritu y que cobra forma de un animal.

Después de el caos, me acerqué con el chamán. Chamán, ¿me deja preguntarle algo? le pregunté. Claro joven Xiuhcoatl, con toda confianza me contestó. Caminamos por el templo mientras platicábamos. Me preguntó como me iba en mi entrenamiento como Nahual. Le contaba de que ya pude convertir en tres animales, mi tonalli, el jaguar, más otros dos: el serpiente y el tecolote. Y dime, Xiuhcoatl, ¿cómo transformaste a esos animales? me preguntó. Le contesté: Pedí la ayuda a dos dioses, Tezcatlipoca, Quetzalcoatl y Ehécatl. Tengo entendido que debo pedir la ayuda de otros. Me contestó: Así es, joven. Debes de rezar a varios dioses para que te dejan usar sus animales. La oscuridad y viento no serán suficientes - debes pedir ayuda de la tierra y el agua entre otros elementos y aspectos.

Me comentó de que hay dioses específicos que yo debo adorar o implorar para poder liberar ciertos animales. Después de tanta conversación, le pregunté: Chaman, ¿Cómo puedo emanar mi espíritu para que pueda convertirse a un animal? El chamán me llevo a un espacio del templo donde no había aprendices. Trazó un circulo en el suelo con sal y sacó un pequeño altar al dios de la cacería, Camaxtli. Me dijo: Xiuhcoatl, ponte en el centro del circulo. Estoy seguro de que conoces este dios, ¿no es así? Le respondí: Sí, es Camaxtli. Mi padre le rezaba antes de ir a cazar.

El chamán me dijo: Rézale, pídele que te deje convertir en su animal, tochtli, el conejo. Repite conmigo. Después de un silencio, el rezó lo siguiente: Camaxtli, dios soberano de la cacería. Has bendecido a los cazadores. Proteges los cazadores y escoges a los cazados. Pido tu bendición a este joven cuando el convierta a su animal sagrado. Repetí la oración. Y luego el chamán siguió: Ahora, contaré los números de uno a siete, haz una voltereta cada vez que digo un número. ¿Estás listo?

Le conteste: Sí. Kema. El chamán empezó a contar: Ce, Ome, Eyi, Nahui-- empecé a hacer las volteretas, al hacer cada voltereta, sentí ligero-- Macuilli-- sentí como un peso se me quitó encima-- Chicuace-- me faltó una-- Chicome. Al hacer la última voltereta, mis ojos cerraron, mi respiración cesó, mi corazón se detuvo. Fue algo increíble, Era como lo que pasó con Titlantemoc, cuando vi su espíritu. Pero esta vez, vi mi cuerpo. Mi espíritu estaba emanando.

Ahora Xiuhcoatl, se que puedes oírme. Ahora, imagínate brincando, imagínate que fueras un conejo- feliz de la vida- un conejo sin preocupaciones. me dijo el chamán en una voz tan calmada. Seguí sus instrucciones, de pronto, logré acostarme en el suelo, mi espíritu empezó a minimizar y se hizo una bola. La bola empezó a formar piernas traseras y fronteras. La bola empezó a formar una cabecita que tenía la textura de cuauhixcatl, nuestro algodón. Más bien, toda la bola ya tenía dicha textura. Tan suave, tan ligero.

La bola ya se tornó a pelaje y de pronto mi espíritu ya cobraba vida como un conejo. Mi pelaje era negra como la noche, mis ojos primero eran rojos como sangre, y luego tornaron un color marrón. Ya era un tochtli - un conejo. Brincaba por todo el cuarto, el chamán me abrió la puerta y pasé por todo el templo. Volví con el chamán, y mi espíritu emanó del conejo, así como el espíritu de Titlantemoc emanó del queztal.

Xiuhcoatl, siempre que tu tengas un circulo de sal y haces siete volteretas dentro de dicho circulo, tu cuerpo estará a salvo, nadie lo tocará mientras tu espíritu esté libre, en su forma animal - dijo el Chamán.

Brinqué, corrí, yo estaba feliz. Mi espíritu y el conejo ya eran uno. Me pasó por la mente varias ideas mías. ¿Mi espíritu podría ser uno con el jaguar? ¿Con el búho? ¿Con otro animal? Bueno, con el tiempo aprenderé más. Yo ya sentí que ya era hora de volver a mi cuerpo. Antes de unirme con mi cuerpo, me acerqué con el chamán y me acarició la cabeza. Rechiné los dientes, bueno, quise agradecerle, pero creo que cuando me convierte en humano, yo le diré con mis propias palabras.

Crucé el circulo de sal y me uní a mi cuerpo. Al entrar la boca y pasar por la garganta, empecé respirar hondo, como si por fin agarré aire. Trato de respirar normal, mi corazón latía rápido, el chamán me ve que estoy teniendo dificultad para respirar. Calmate, Xiuhcoatl. Xmokajkaua. Veo al chamán y me entra una tranquilidad profunda. Caminamos hacía la puerta del templo, le conté de mi experiencia como un conejo. El me contó como fue su experiencia como mono.

Llegando a la puerta, el chamán me dijo: Xiuhcoatl, debes aprender a escoger un animal y vivir tu vida a través de dicho animal. No solo hacer que tu espíritu convierta a un animal. Vuelva mañana y practicaremos más. Me hinqué y me despedí, listo para ver que vendrá mañana.

Pasaron las horas, las únicas luces en el cielo eran la luna y las estrellas. La noche era serena, tan silenciosa. Pero pronto ese silencio se acabaría. Había un grupo de tres mujeres, dos mujeres altas con pelo negro y lacio y una mujer pelirroja. ¿Donají, estas segura de que nosotras no seremos perjudicadas por lo que está haciendo el Camazotz ese? preguntó una que se llama Xochimitl. ¿Sí Donají, no nos matarán? Hicimos lo que juramos no hacer, controlar los nahuales. Habíamos dicho que ya no íbamos a controlarlos. ¿No era así, Donají? dijo la otra, llamada Citlalmina.

Donají contestó: Hermanas, ¿desde cuando tenemos miedo de los nahuales? ¿A poco tu no estabas de acuerdo, Xochimitl, de seguir el plan de Yohual? ¿Y tú, Citlalmina, tu decías que querías vengar por la muerte de tu padre, o ya no es así? Ella sacó un silbido, y con todas sus fuerzas, soltó un chiflido tan fuerte que se podía escuchar en todos los cuatro estados de las tierras Tlaxcaltecas. Hermanas, regocíjense, pronto vendrán todas las seguidoras de Iztacoyotl.

--------------Mientras tanto, en las cuevas de los Camazotz.

Su excelencia, Yohual, ¿Que sucede? preguntó el Camazotz que escapó. Un iztcuintli. Un perro, oscuro como la noche, con ojos rojos--más rojos que los míos. Y está por llegar. Por la primera vez, tengo miedo dijo Yohual, en un tono preocupado.

--------------El tarde del día siguiente o en mi idioma, Nepantla Tonatiuh...

Matlactliomei Tochtli, Alacaualo, Yei Calli

Día 13 Conejo, Mes de Lo que dejan las aguas, Año 3 Hogar

21 de marzo de 1469

El chamán, Mixtle, vino a mi hogar. Mis padres lo saludaron, y luego vinieron por mi. Xiuhcoatl, debemos hablar. Debemos continuar lo que empezamos ayer. Es necesario que vengas. Pienso yo que dos mentes son mejores que uno. Ven conmigo al templo- me dijo el chamán.

Caminamos al templo, y me decía su plan. Xiuhcoatl, vamos a usar animales para atraer a Donají. Pero no debemos dejar que ella u otra hechicera nos controla así como lo que sucedió con los jaguares, guerreros coyote y los perros. Mientras estamos en la selva, unos guerreros cuauhtli (o guerreros águila) estarán esperando en silencio para atrapar a Donají.

Sí, chamán. De acuerdo. Cahuah. Le contesté.

Paso las horas, llegó el anochecer u Onaqui Tonatiuh, en mi idioma. Ya era hora de nuestro plan. Ahora, Xiuhcoatl, harás lo siguiente: Vas a decir la misma oración que yo haré. Bien puedes convertirte en animal y convertir tu espiritu en animal, pero ahora te falta vivir a través de un animal. ¿Estás listo, Xiuhcoatl?

Incliné la cabeza, indicando que sí estaba listo.

El chamán empezó a orar: Tepeyóllotl, Señor de los animales. Tezcatlipoca, Gran Señor Oscuro. Ayúdanos como siempre nos has ayudado--al decir esto, dos círculos de sal aparecieron, entramos en dichos círculos-- Dejanos ver como viven tus animales Tepeyollotl, Corazón de la Montaña. Acepta nuestros actos como prueba de nuestro servicio, pausó. Xiuhcoatl, ahora, a la cuenta de uno a siete, haremos las siete volteretas. ¿Estás listo? Le contesté: Sí. Kema

Así como la otra vez, hicimos las siete volteretas. Sentí como si era yo y como si no era yo. Luego me di cuenta, tenía esta sensación antes en mi vida. Sí, la misma sensación que tuve cuando tenía cinco años. Cuando juré que vivía mi vida a través de un animal. Pero ahora, yo ya no era el jaguar feroz, yo era un tierno conejo. El chamán decidió vivir ese momento como un perro-- aclararé algo, nosotros no convertimos de humano a animal, nosotros estábamos usando animales como un canal donde nostros podemos mover y actuar. Por obra divina, podíamos comunicar de manera telepática—gracias a los dioses.

Empecemos a caminar más y más por la selva, en búsqueda de Donají. Estábamos acercando a la yohualnepantla o media noche y aún así, no encontrábamos a la bruja traidora. Estábamos perdiendo la esperanza, hasta que por fin la encontremos. Yo, como conejo, me acerqué con ella.

Se dio cuenta de que un animal silvestre le estaba acercando. Cuando me miró, yo siendo conejo, ella me acarició. Nunca sabré si aquella caricia tenía cariño o si esa caricia era fingida. Pensé: ¿Cómo hará un conejito tierno llevar una mujer con un perro que la realidad es un chamán? ¡Ah! ¡Ya sé! Rechiné los dientes y moví la pequeña colita que tenía. Por la primera vez, oí la risa de la bruja, era una risa muy linda. Decidí brincar por toda la selva para llegar a las afueras de Tizatlán. Ahí es cuando el chamán, siendo un perro, me esperaba. Donají nos miró con una mirada llena de sospechas. Los ojos parecían dagas que están por matar a una persona.

El perro y yo empecemos a llevar la bruja hacía el templo. Fue ahí donde Donají empezó a sentirse incomoda. Ella paraba varias veces para agarrar aire. Entraron al templo y caminaron hacía al centro. Donají no se dio cuenta de que ella estaba caminando al medio de una trampa. Cuando Donají llegó al centro del templo, los ojos del perro se tornaron rojos y empezó a ladrar. Donají le decía: Cálmese itzcuintli ¿Por que ladras? ¿Acaso hay enemigos, por aquí? Al soltar el séptimo ladrido, un circulo empezó a formarse al rededor de Donají. Ella cayó en la trampa.

De pronto, salían los guerreros cuauhtli, hombres cuyos tonaleque eran las aguilas. Vi como tenían las alas extendidas, tenían el color marrón. En lugar de pies humanos, tenían patas con cuatro dedos, tal cual como el animal. Tenían tilmas rojas, y un collar con una gema color marrón. Tenían sus brazos de humano cubiertos de plumas. En una mano traía su arma, el macuahuitl, una espada que consistía en un bastón de pino con puntas filosas de obsidiana y en la otra mano traía su escudo hecho de madera reforzado con carrizos.

Donaji solo miró y dijo: ¿Así que hoy he llegado a mi fin? ¿Es así, Mixtle? De pronto el perro caminó hacia fuera y el chamán ya regresó. Todo depende de ti, Donaji. Si tu respondes cada pregunta que te haremos con la verdad, quizás vivirás otro día- dijo el chamán. El conejo brincó hacía la puerta y atravesó el circulo de sal que apareció. Xiuhcoatl entró al templo gritando: Ahora si bruja traidora, ¿Porqué trabajas con los malditos murciélagos? ¿Porqué controlas nuestros nahuales? ¿Quién te dio esos collares de obsidiana?

Contestaré todas tus preguntas, dame un momento- contestó la hechicera pelirroja.

------------En las cuevas del Camazotz

¿Solo diez brujas? ¡Diez!- dijo Yohual de una con furia en sus ojos. Sí, ¿habrá algún problema? - dijo Citlalmina, la bruja del aquellare de Donaji. Riendo de una manera cínica, Yohual dijo, Pudieron haber sido treinta brujas. O déjame adivinar, ¿Los Nahuales han matado sus hermanas?

De pronto, una mujer que estaba en la cueva soltó gritos de agonía. ¡No puede ser! Las brujas y los Camazotz se acercaban a la bruja triste. Solo dijo lo siguiente: Donají está en peligro.

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