Tecpatl - Pedernal
Ome Éhecatl, Hueytozozli, Yei Calli
Día 2 Viento, Mes de la Gran Velación, Año 3 Hogar
12 de mayo de 1521
Texcoco, Valle de Anahuac, Nueva España
Entonces, General Alfredo Domínguez, ya sabes toda la historia mía y de mi Tribu. Ya sabes por que estamos como estamos. Ya sabes todo sobre nosotros, los Nahuales, el arma secreta de vosotros, los españoles- comenté al General. Éste me contestó: Gracias por tanta confianza, Xiuhcoatl, aunque para mi, debo aclarar algo, para mi, tu nombre es Sebastián. El Santo del día de tu nacimiento. Le dije: General, ahora yo debo aclarar algo. Es importante que sepas que no haré esta alianza temporal para ustedes, sino por el odio que tenemos en común por los Mexica. En cuanto nuestro enemigo se cae, en cuanto Cem Anahuac ya está libre de los mexica, ustedes nos dan libre albedrío sobre la Ciudad Odiada y Tierras al norte del Valle.
En eso, llega Breon, como Guerrero Cipactli (Caimán) y éste me dice en una voz ronca: Xiuhcoatl, tenemos un problema. Me llevó a las afueras de Texcoco, miré la piedra donde habitaba Itzel. Era una piedra sola, triste, vacía, mejor así. Miré un árbol donde pretendían ahorcar a, ¿cómo? Xicoténcatl Axayácatl. Grité: ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué barbaridad es esta? ¿Capitán? ¿Qué pasó aquí? El Capitán Hernán Cortés declaró: Tlatoani Xicoténcatl, ¿le gustaría informar a Xiuhcoatl, el nuevo Guerrero Supremo de los Tlaxcaltecas, que ha pasado? El Tlatoani Xicoténcatl declaró ante todo el pueblo Tlaxcalteca: ¡Huey Altepetl Tlaxcallan! ¡Pueblo de Tlaxcala! Hoy Xicoténcatl Axayácatl se muera por haber abandonado a la causa de la razón de esta tlahtoloyan (alianza). ¿Tienes algo que decirnos, traidor?
Xicoténcatl Axayácatl miró a todos y dijo: Tahtli (padre), ayuda tu hijo. El Tlatoani Xicoténcatl miró al colgado con una mirada triste pero a la vez furiosa, y le dijo: Un hijo mío no traicionaría tanto a su Pueblo o a Mi. Por ende, tu, apuntándolo, no eres mi hijo. Dirigió la palabra al verdugo presente: Haz lo que tengas que hacer. Así terminó la vida del hijo del Tlatoani, todo por traicionar la causa. Estaría mintiendo si dijera que vi una sombra emanar de su cuerpo, y que esta sombra tenía la forma de un águila. Se notaba que esa águila se estaba volando, fuera de su cuerpo al cielo - significando, la partida de su alma. No hablaba mucho con él, pues tuvimos nuestras diferencias, pero en sí, era muy buena gente con todos. De pronto, la voz del Tlatoani interrumpió mis pensamientos: Xiuhcoatl, tu mereces el puesto de mi hijo, ser el Guerrero Supremo de los Tlaxcaltecas y de los Nahuales de la Tribu de Tezcatlipoca. Y en un futuro, tal vez, tlatoani. Pero por ahora, terminamos lo que el finado empezó, la caída de Tenochtitlán.
Meses después
Tenochtitlán, capital del imperio mexica
Un hombre alto, de piel morena, el tlatoani de los Mexica, habló al Consejero, Titlantemoc. Dígame, éste dijo. Ves eso, ¿lo que está en el horizonte? preguntó el Tlatoani. Titlantemoc contestó: Sí, Tlatoani, pienso como tu, son los Tlaxcaltecas con los que pensábamos que eran Dioses. Preocupado, el Tlatoani le preguntó: ¿Debo tener miedo? Titlantemoc le contestó: Tlatoani, Cuauhtémoc, es probable que Tenochtitlán caerá pronto, pero no te mentiré, por la primera vez, lagrimas corrieron del ojo hasta la mejilla al decir, yo no sé que hacer, mi Tlatoani.
Durante los meses hubo batallas en todo el Valle de Anáhuac, tanto españoles, tlaxcaltecas, totonacas, otomíes, mexicas y obvio, Nahuales de las tres tribus han fallecido y sobrevivido.
Ahora llegamos al...
Chiconahui Mazatl, Hueytecuílhuitl, Yei Calli
Día 9 Venado, Mes de la Gran Fiesta de los Señores, Año 3 Hogar
5 de agosto de 1521
Tlatelolco, Cem Anáhuac (Valle de Anáhuac), Nueva España
¡Reuníos, los ordena su Capitán! exclamó Hernán Cortés. ¡Inijuantij nechikoa, nitetlatekpana! interpreté y exclamé. Mientras el Capitán ordenaba en español, yo y Malintzin traducía cada orden al náhuatl. El Capitán Hernán Cortés decretó: Españoles, Tlaxcaltecas, Totonacas, Pueblo de Texcoco, Iztapalapa, Mizquic, Otomíes, Xochimilcas y Tribu de Nahuales de Tezcatlipoca. Hoy viene el Tlatoani de la Ciudad Odiada de los Mexica. Le daremos una última oportunidad para tener paz en estas tierras, que cede las Tierras de Cem Anáhuac a vosotros. Xiuhcoatl y yo haremos todo lo posible para que esto suceda. Al decir eso, los totonacas lanzaron sus gritos bélicos al cielo, los xochimilcas junto con los otomíes y los pueblos de Texcoco, Iztapalapa y Mizquic tocaron sus tambores de guerra. Mientras nosotros, los Nahuales de la Tribu del Dios Oscuro Tezcatlipoca, transformamos a las versiones bélicas de nuestros tonaleques (espíritus animales) y soltamos rugidos, gruñidos, chillidos, ululaciones, balidos, lloros, aullidos entre otros sonidos de los animales que representábamos.
En eso, llegan la Lechuza y la Jaguar, Itzatlapalli y Zyanya – respectivamente, con noticias para nosotros. Al revertirse a sus formas humanas, Itzatlapalli dijo: Cuauhtémoc viene en camino, y no viene solo. Zyanya agregó: Y no creo que quiere paz. Pasó dos horas, y de pronto escuchamos los chillidos de águilas, ¿era posible? ¿Guerreros Cuauhtli (Águila)? Bueno, debo admitir, el águila sí es un Ser del Aire, y éstos pertenecen a Quetzalcóatl y Tenochtitlán sí pertenece a la Tribu de Éste.
Llegó el Tlatoani Cuauhtémoc, la última vez que vi a éste, fue cuando estábamos reunidos por la cuestión de la alianza temporal. Aunque solo fue hace dos años, parece ser como los años le dieron más valentía a este Tlatoani. Aunque éste aún tiene la cara de imbécil. Veremos que decidirá. Éste dijo: Dios Quetzalcoatl, no debemos de pelear, nosotros te hemos adorado en las buenas y en las malas. Todos los Guerreros Nahuales y no Nahuales solo reíamos al escuchar esta pendejada que dijo el Tlatoani. Yo declaré: Cuauhtémoc, este no es tu Dios, no es un Dios, es un simple humano. El Tlatoani me miró y me dijo: Pero bien los ha dominado, ¿no? Retiro lo dicho, es una persona que quiere morir. El Capitán Hernán Cortés dijo: Maltin (prisioneros de guerra), acérquense.
De pronto, cuatro hombres atados con los ojos vendados acercaron al Capitán. Eran hombres de Cem Anáhuac, hombres de pueblos aliados del Imperio Mexica, hombres de ciudades que hemos destruido para herir la ciudad odiada de Tenochtitlán. Como cualquier ser humano, Cuauhtémoc, el tlatoani mexica, estaba asombrado al ver hombres de pueblos de su Triple Alianza encadenados, atados por los españoles. El exclamó: ¿Cómo es posible que un Dios puede hacer una barbaridad así? Te hemos adorado, Quetzalcóatl. De pronto, Diego, el Soldado, dijo: No inclinaréis a los dioses falsos, ni los honraréis; porque yo soy el Señor, tu Dios, fuerte, celoso, dice el Señor. El Capitán Hernán Cortés agregó: Yo sé que adoráis otros dioses y, debo admitir, soy celoso. Por ende, te diré esto, Cuauhtémoc, todos los hombres de los altepetin (plural de altépetl, estado), del Imperio Mexica son nuestros aliados. Te haré una propuesta, cédenos tus Tierras, y os dejo vivir en sus Tierras. Si vosotros no aceptéis la oferta, entonces, mato a cada uno de los maltin presentes.
Al escuchar esto, Titlantemoc gritó: ¿Cómo es posible que un Dios que hemos adorado nos tratara de esta manera? Yo grité: Titlantemoc, abre los ojos, él, apunté al Capitán, no es un Dios, él es un humano. Sí le cortes el brazo, le sangrará. Él sentirá dolor. Cuauhtémoc dijo: Rehúso una alianza contigo, Simple Humano. El Capitán Hernán Cortés señaló a cuatro conquistadores que se acercaran con sus armas de fuego. Tienes una última oportunidad, Tlatoani Cuauhtemoc, ¿habrá o no habrá trato?- mofó éste. Titlantemoc dijo a Cuauhtemoc: Piense muy bien lo que harás, mi querido Tlatoani. Cuauhtemoc dijo: No habrá trato, ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni en mil años. El Capitán dijo: Disparen.
El sonido fue como el del impacto de cuatro truenos a la tierra. Nuestra audición se fue por un momento. No podíamos entender que sonido acaba de sonar. Lo único que entendimos, bueno, tal vez, lo único que entendí fue que muy pronto escucharemos más de ese sonido. En esta guerra que tendremos, quizás. Cuauhtémoc después dijo: Antes de irme, pausó, Yao (Guerreros), tráiganme los maltin (Prisioneros de Guerra). Cuatro Guerreros Mexicas trajeron cuatro prisioneros españoles, eran conquistadores que pensábamos que murieron en plena batalla. Pero los malditos mexicas los tenían en su poder. Cuauhtémoc mofó: Como tú, Hernán Cortés, mataste en sangre fría a mis Guerreros, mataré a tus, apuntándolo, Guerreros. Cuauhtémoc miró a sus cuatro Guerreros y dijo: Xijhuian (Ataquen).
No sabía si convertirme en Guerrero Ocelotl (Jaguar) y degollar al maldito del Tlatoani mexica y sus cuatro guerreros, o quedarme callado. Pero algo estaba seguro, tenía que hacer algo. Al tratar de sacar mi tecpatl, el General Alfredo Dominguez me dijo, Pronto tendrás tetlacuepcayotililiztli (venganza). Vi como los Guerreros mexicas sacaron sus macuahuitin (plural de macuahuitl) y los usaron para dar una paliza a nuestros aliados españoles. De pronto, sale Itzcóatl, el mismo chamán que me tuvo en cautiverio, supuestamente para curarme del envenenamiento de agua que tenía, gracias a la finada Itzel. El chamán ese exclamó: Que Mictlantecuhtli esté feliz con estos sacrificios.
El Tlatoani Cuauhtémoc exclamó: ¡Esto pasará con cada prisionero español que tendremos en las batallas por ocurrir! Hasta cada maldito extranjero ya no pueda profanar nuestro suelo. Al darse la vuelta para regresar a su Ciudad, dijo: también pasará con cada prisionero tlaxcalteca. De pronto, el Capitán Hernán Cortés sacó su arma de fuego y disparó al hombre al lado del Tlatoani. El Tlatoani Cuauhtémoc declaró: ¡Te arrepentirás de esto, maldito español! Acabaste de enviar todos tus Guerreros al Mictlán. Y el Capitán le contestó: ¡Y tu también acabaste de mandar todos presentes al infierno, maldito animal!
Matlactlionce Éhecatl, Hueytecuílhuitl, Yei Calli
Día 11 Viento, Mes de la Gran Fiesta de los Señores, Año 3 Hogar
10 de agosto de 1521
Tlatelolco, Cem Anáhuac (Valle de Anáhuac), Nueva España
La voz de una mujer llegó a los oídos de Breon. Esta voz dijo: Breon, hijo, iza (despierta). Breon hizo caso a la voz, dado que tenía sospecha de quien pertenecía dicha voz. Apenas era yohualnepantla (media noche), el sol aún no gobernaba, la luna aún seguía presente. Breon caminaba para encontrar la dueña de esa voz. Éste se acercó a los puentes que dirigían a Tenochtitlán. Con una voz baja, para no despertar el enemigo, Breon imploró: Toskitl, nechnextiliame (Voz, revélate a mi). La voz le contestó: Breon, date la vuelta. Sorprendido, éste le dijo: ¡Mamá! Xochitl, la dueña de la voz, le dijo: Ven, Nocipiltsintli (mi hijo amado), le abrazó y le dio un beso en la mejilla. Ella continuó: No puedo quedar aquí por mucho tiempo, pero debo decirte un plan para entrar a la ciudad. Pero, solo podrá funcionar para los Nahuales, siempre y cuando vengan como animales en su forma natural, no como guerreros. Por la primera vez, Breon mostró su lado oscuro, como si su lado animal se estaba queriendo salir a la luz. Breon sonrió al igual que mi padre sonreía, de una manera malévola. Con la información de su madre, podríamos pagar los odiados mexicas con la misma moneda. Te escucho madre - dijo Breon.
Sala Real de Tenochtitlán, Valle de Anáhuac
Preocupado por todo, Titlantemoc dijo a Cuauhtémoc: Tlatoani, temo que los españoles y sus aliados nos ganarán. Y peor aún, la profecía se cumplirá. El Nahuacualli, Xiuhcoatl, junto con las Tres Fuerzas matarán a cada Nahual de las Tribus de Huitzilopochtli y de Quetzalcoatl. ¿Qué propones? Pensando todo bien, Cuauhtémoc le contestó: Sí todo va al infierno, huiremos en canoa. Habrá dos canoas, yo huiré al norte, donde tenemos aliados. Tu huirás al noroeste, las tierras baldías. Ya lo he decidido, serás el representante de los Nahuales en el Consejo Sobrenatural. Solo que, pausó, tendrás que ir a Eutlocpan, o como lo dicen, Europa. Titlantemoc se acercó al Tlatoani y le dijo: Lo haré.
Campamento Español, Tlatelolco, Cem Anáhuac (Valle de Anáhuac), Nueva España
Breon se acercó a la tienda de campaña del Capitán Hernán Cortés, donde se encontraban el Soldado Diego, Zyanya, Miquinztli, Mixtle, Tzilmiztli, Aketzalli, el General Alfredo Domínguez, el capitán mencionado y yo. Disculpen la entrada tan drástica, dijo Breon, pero tengo un plan. Un plan para meternos en la ciudad. El Capitán le dijo: Tienes diez minutos, empezando ahora. Breon marcó el mapa que estaba en la mesa donde todos estábamos reunidos. Marcando dicho mapa, decía: Nosotros estamos aquí en el barrio de Cohuatlan en Tlatelolco, en una de las islas en las afueras de Tenochtitlán. Señalando movimientos, continuaba: Debemos de convertirnos en animales, yo al caimán o al lobo, si es que pueda, tu, señalando a Tzilmiztli, al puma, tu Miquinztli, al Sabueso, obviamente. Le interrumpí: Breon, nos convertiremos en animales, está bien, ¿pero qué sucederá si nos lastimen o peor, nos corten una extremidad?
Breon siguió marcando el mapa. Continuó: En dos días, todos los puentes y los accesos a la Ciudad estarán sin soldados, nosotros entraremos a la Ciudad Odiada como animales y nos iríamos a este lugar, señaló lo que parecía ser un hogar cerca del mercado, este lugar es el hogar de Xochitl, mi madre, quien nos ayudará en Tenochtitlán. El Capitán Hernán Cortés dijo: Excelente plan para los, ¿cómo se llaman?, Nahuales. Pero, ¿qué pasará con nosotros? Breon seguía marcando el mapa. Contestó: Cuando nosotros estemos dentro, los Guerreros Nahuales tomarán control de los puentes y así, ustedes podrán entrar. Busquen las cruces en cada hogar, ahí entren y maten cada mexica que vean. El plan era claro, entrar a Tenochtitlán en plena vista del enemigo. No hay manera de hacer un error. Aparte, tenemos alguien quien nos ayudará desde adentro y es tlaxcalteca. Pues, esperaré dos días más para ver el final del Imperio Mexica.
Horas después del Onaqui Tonatiuh (anochecer) del...
Matlactliomei Cuetzapallin, Hueytecuílhuitl, Yei Calli
Día 13 Lagarto, Mes de la Gran Fiesta de los Señores, Año 3 Hogar
12 de agosto de 1521
Tenochtitlán, Valle de Anáhuac
Era como Breon decía, ningún alma estaba rondando por ahí. Antes de meter en la Ciudad Odiada, cada uno de los Guerreros Nahuales (éramos ochenta) convertimos en cada uno de nuestros tonaleque. Habían jaguares, gavilanes, lagartos, lobos, coyotes entre otros animales. Crucemos los puentes y pronto entramos a Tenochtitlán. El último en entrar a la ciudad odiada fue el caimán, Breon. Al entrar, una loba se nos acercó. Una loba que se parecía a Kira. La loba se comunicaba con cada uno de nosotros de manera telepática. Solo una palabra salía: Síganme.
Seguimos a Kira y ésta nos llevó a la casa de Xochitl. Al entrar a la casa, todos los animales revertimos a nuestras formas humanas. La Loba resultaba ser Xochitl. Ésta dijo: Bienvenidos sean a mi hogar, es algo reducido, pero para nosotros será sufienciente. Necesito que los más astutos vengan conmigo, les daré pintura verde, dibujen las cruces en cada hogar mexica. Veinte de los ochenta fueron con Xochitl para prepararse por lo que venía en seguida.
Los veinte salieron del hogar de Xochitl, hicieron lo que tenían que hacer. Cinco de los veinte fueron al barrio Cuepopan cerca del acceso a Tlatelolco, cinco al barrio de Moyotla - cerca del puente a Tacuba, cinco al barrio de Azacualco - que se encontraba al cerca del Embarcadero de Texcoco, y los restantes al barrio de Zoquipan, que se encontraba cerca del puente a Iztapalapa, donde entrabamos la primera vez hace un par de años para ayudar los Mexica en la guerra pasada. Cada uno de los Guerreros Nahuales, aún como humanos, empezaron a dibujar una cruz verde en cada uno de los hogares de los odiados mexicas. Todas las casas de los mexicas estaban con una cruz verde, que representaba la parada de los Soldados Españoles.
Decidimos marchar al la Acequia de Tezontlali, que marcaba la frontera de Tenochtitlán y Tlatelolco. Las fuerzas unidas de los españoles y de los indígenas aliados eran más fuertes que la union entre los mexicas. Aunque sabíamos bien que hay Nahuales en ambos lados y en nuestro caso, los Nahuales estaban en todos los Estados de las Tierras Tlaxcaltecas, éramos solo pocos. Cabe mencionar que había Soldados Españoles y Guerreros Indígenas de refuerzo en la Isla de Mixhuca que se encontraba cerca de Zoquipan. Ahora, la cuestión era esperar, esperar hasta el día siguiente, cuando sangre mexica correrá como agua.
Ce Coatl, Hueytecuílhuitl, Yei Calli
Día 1 Serpiente, Mes de la Gran Fiesta de los Señores, Año 3 Hogar
13 de agosto de 1521
Tenochtitlán, Valle de Anáhuac
Llegó el día que tanto he estado esperando, el fin de los odiados mexicas. Cuando el sol lanzó su luz sobre el Templo y el Lago Texcoco, los españoles cruzaron los puentes a Tenochtitlán y empezaron a invadir casas de los Mexicas restantes. De pronto, hubo un silencio, ese sonido penetrante de nuestros ehecachitchtin (plural de ehecachitchtli - silbato de la muerte) fueron lanzados al viento. Fue nuestra señal, los españoles empezaban a matar cada uno de los Mexicas de Tenochtitlán. Por la primera vez, solamente era cuestión de tiempo hasta que ellos aceptaran su derrota.
De pronto, oíamos gritos de guerra, los Nahuales de la Tribu de Huitzilopochtli, como Guerreros Cuauhtin y Ozomahtin (plural de águila y mono, respectivamente) llegaron a las calles de la Ciudad. Por suerte, Tzilmiztli y los cuatro Nahuales que dirigían para Cuepopan llegaron a tiempo. Tzilmiztli se convirtió en Guerrero Tzimiztli (Puma Negro), mientras dos de los otros Nahuales convirtieron en Guerreros Cuetzapaltin (plural de Lagarto) y los dos restantes Nahuales se convirtieron en Guerreros Itzcuintin (plural de Perro). Atacaron a los Nahuales de dicha Tribu, se podía apreciar la bestialidad de los Guerreros de Nuestra Tribu en cada movimiento. De pronto, los Nahuales de la Tribu opuesta ya no desearon seguir peleando, pero esto no detuvo a Tzimiztli y sus guerreros, seguían buscando más Nahuales.
En el noreste de Tenochtitlán, en el barrio de Azacualco, algo similar estaba pasando, La Guerrera Ocelotl (Jaguar), Zyanya, con la ayuda de la Guerrera Ayotl (Tortuga Acuatica), Aketzalli, estaban peleando contra los Nahuales de la Tribu de Huitzilopochtli, pero esta vez, eran Guerreros Mazatin y Cuetlachtin (plural de Venado y Lobo, respectivamente). De pronto, los ehecachitchtin de Yaotecoyotl y los otros cuatro Nahuales quienes lo acompañaban se sonaron. Zyanya y Aketzalli, en sus formas de animal bélico, rieron en felicidad, y empezaron a pelear con más ganas, pues su salvación llegó.
En el sudeste de Tenochtitlán, en el barrio de Zoquipan, se encontraba Miquinztli y los cinco Nahuales. De pronto, llegaron veinte Nahuales de la Tribu de Quetzalcóatl. Había Guerreros Coatin, Tlocuauhtin y Ocelome (Plural de Serpiente, Gavilán y Jaguar - respectivamente) contra Miquinztli y sus Nahuales. Miquinztli caminó al frente y exclamó: ¡Macuilitzcuintin! ¡Tu amo los ordena! De pronto aullidos resonaban por Zoquipan. Los mismos Macuilitzcuintin que no llegaron a la batalla con las Cihuateteo y con las Tzitzimime llegaron para batallar con nosotros contra los mexica. De pronto, Miquinztli se convirtió en Sabueso Infernal y éste exclamó: Xijhuian! ¡Ataquen!
En el suroeste de Tenochtitlán, en el barrio de Moyotla, se encontraba Diego, Breon y Yo. Los Nahuales ya estaban en guerra con los Nahuales de la Tribu de Quetzalcoatl. Mientras venían más Nahuales contra nosotros, ya eramos tres contra treinta. Oí la voz de Mixtle, el chamán, en mi mente: Poder Personal, úsalo. Convertí a Guerrero Ocelotl (Jaguar), con el fuego oscuro en mis ojos, dije: Tlalli, xapotla (Tierra, ábrete). Grietas abrió por la calle que iba desde el Tianguis de Moyotla a la Plaza del Volador de Zoquipan. Dichas grietas consumían los Nahuales de Quetzalcoatl y de Huitzilopochtli que se encontraban en ambos barrios.
Todos nos reunimos en el lugar que nos hacía falta, el Centro de Tenochtitlán, los españoles atacaron al Templo, mientras Miquinztli, Breon, Tzilmiztli, Zyanya y yo, fuimos al Palacio de Cuauhtémoc. Hasta ahora la masacre mexica ha sido todo un éxito, solo quedaban pocos mexicas. Pero el gran premio nos esperaba en el Palacio. Sí, la muerte de Cuauhtémoc. Pero si solo fuera tan fácil. Antes de entrar al Palacio, Itzcoatl, el chamán que me tenía en cautiverio nos detuvo. Éste exclamó: ¡Ahora sí, Nahuacualli, te mataré! Invoco el poder de las que escucharon a Cipactli. Invoco las Cihuateteo y su tlatoani, pausó y gritó, ¡Chokani! ¡Chokani, escúchame, he aquí las personas quienes mataron sus hijos! De pronto, escuchábamos los llantos de las mujeres: ¡Mis hijos! ¿Dónde están mis hijos? De pronto, la batalla se convirtió en una guerra anfibia, Todo el Lago Texcoco estaba lleno de las Cihuateteo. Xiuhcoatl, nosotros encargaremos de Itzcoatl y de los Guardias del Palacio, gritó Zyanya, ¡tu corre!
Le hice caso, corrí hasta pude, llegué a la Habitación de Cuauhtémoc. El mendigo tlatoani no estaba allí. Con mis ojos de águila y mis oídos de tecolote, vi y escuché como ocho hombres estaban metiendo a dos canoas en el Embarcadero de Texcoco. Estaban por huirse al norte. Grité: ¡Ámo! (¡No!) y luego solté un gruñido.
Embarcadero de Texcoco, Tenochtitlán, Cem Anáhuac (Valle de Anáhuac)
El Tlatoani, Cuauhtémoc, junto con tres hombres se estaba metiendo a una canoa, mientras Titlantemoc y los restantes hombres estaban metiendo en la otra. Ambos lloraron al ver su Ciudad destruyéndose. Ambos se despidieron y se huyeron. Yo no alcancé a llegar a tiempo. Grité: ¡Cobardes! ¿Así se rendirán? De pronto me recordé, uno de mis poderes nuevos es la brujería negra y la ilusión. Empecé a dibujar o al menos marcar ante el agua un circulo. Recé: Cihuateteo, deseo hablar con su tlatoani, Chokani (La Llorona), La Chokacihuatl (La mujer que llora). Juro saber donde está su hijo, él no está muerto. De pronto, del agua del Lago Salado de Texcoco, una mujer vestida en blanco con una serpiente como cinto, salió y interrogó: ¿Dónde tienes a mi hijo? Le contesté: Tus hijos están huyendo, vieron como su Ciudad estaba pudriéndose por dentro, uno se fue al noroeste en camino a las Tierras Baldias y el otro fue al norte. Antes de partirse, Chokani preguntó: Nada es gratis, ¿qué quieres a cambio, Nahual de Tezcatlipoca? Le dije: Te pido una sola cosa, devuélvanse a Cihuatlampa, el Lugar de las Mujeres, y nunca vuelvan. Solo cuando deben de, cada cierto tiempo. Disgustada, se fue.
Lago Texcoco, Cem Anahuac (Valle de Anáhuac)
Ambas canoas ya estaban lejos de la vista de Tenochtitlán. Antes de llegar al destino, el agua empezaba a temblar. Ondas empezaron a formarse en el agua. En la canoa en que iba Cuauhtémoc casi estaba por voltearse. Pero antes que Chokani podía hacer algo, brigantinas españolas atraparon la canoa en que iba Cuauhtémoc. Por fin, la rendición de los Mexica fue hecha. ¿Qué puedo decir de la canoa de Titlantemoc? Bueno, diremos que Chokani logró encontrar uno de sus hijos perdidos.
Ome Miquiztli, Hueytecuílhuitl, Yei Calli
Día 2 Muerte, Mes de la Gran Fiesta de los Señores, Año 3 Hogar
14 de agosto de 1521
Tenochtitlán, Valle de Anáhuac
Mas de ochocientos cincuenta españoles murieron y más de veinte-mil indígenas murieron en el transcurso de la Destrucción de Tenochtitlán. El Capitán Hernán Cortés me preguntó: ¿A dónde irá vosotros, Nahuales de la Tribu de Tezcatlipoca? Me acordé de la profecía: ...hasta encontrar quién irá al Lugar donde Hombres se convierten a Dioses. Le contesté: Iremos a la Ciudad que una vez era la Ciudad que gobernaba todo este Valle, iremos a, pausé y miré al norte, Teotihuacán. El Capitán Hernán Cortés me contestó: Dejaré unos Soldados míos, caballos y perros para que estén con ustedes, necesitarán mucho refuerzo para poder tomar la Ciudad de Teotihuacán. Aún tengo mucho por hacer aquí en Nueva España. Espero que nos recibes pronto en Teotihuacán. Nunca olvidaré de nuestros aliados. Al darme la vuelta y mirar hacía el camino a Tlatelolco, le dije: Nosotros, La Tribu de Tezcatlipoca, no te olvidaremos, Capitán Hernán Cortés, Tlatoani de Tenochtitlán. Con gusto, te recibiremos en nuestra Ciudad de Teotihuacán.
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