Miquiztli - Muerte
Ome Atl, Atlacaualo, Yei Calli
Día 1 Agua, Mes de Lo que dejan las Aguas, Año 3 Hogar
23 de marzo de 1469
Habla Donají, Es hora de que nos expliques todo. Explícanos el por que estás haciendo esto- dijo el chamán. Después de quedar callada por minutos, Donaji contestó: He visto muchas cosas, Mixtli. Cosas que de verdad me han atormentado. En nuestro estado, Tizatlán, hay peligros por todos lados. ¿No te has dado cuenta?
El chamán empezó a caminar en una línea recta. Donaji, siempre hay peligro. Pero para aliarte con el peligro- fíjate Donaji, eso no me explico y no lo entiendo. Pausó, Donaji quedó callado. Ahora, Xiuhcoatl te hizo otra pregunta, ¿Los collares? ¿Yohual te los dio?- preguntó el chamán.
Sí, Él me los dio.- dijo Donají, por primera vez, tenía una sonrisa cínica. Como que le dio gusto de que estaba trabajando con el murciélago. Pero no te preocupes, quedó un collar. Y yo ya se a quien lo pondré. Pausó, un momento, y apuntó hacía mí. Sí, tu Xiuhcoatl. A ti te pondré el último collar. Fuiste tu quien mataste al Camazotz inocente. Tú eres un asesino.
Me gusta ser un asesino, mucho más que ser una bruja traidora. Pero tu no sabes lo que los tres Camazotz hicieron a mi. ¿O ya te lo contó el maldito murciélago ese?- le dije en un tono fuerte. Donají se quedó sorprendida. Supo que yo le decía la verdad en su totalidad. Aun así, Donaji. Con la bendición del chaman, pienso hacer un trato contigo. Danos el último collar- es más, danos toda la obsidiana que te tienes en tu poder. Y te daremos un pasaje seguro hasta las afueras de Tizatlán.
Donaji quedó pensando. Ella sabe que si nos diera el collar y toda la obsidiana, entonces los nahuales sabrán que ella si es la enemiga. Y si ella no nos dará el collar, entonces los Nahuales lo matarán. Después de pensarlo bien, ella dijo: Está bien, te daré toda la obsidiana que queda. Esta obsidiana está hechizada por mi aquelarre, La Loba Blanca, Iztacoyotl, controlará a toda mente humana o nahuala que tu deseas.
Donají, ¿y el collar? ¿Dónde está el maldito collar?- Xiuhcoatl le pregunta con furia en sus ojos. Tienes cinco segundos para decírmelo. Xiuhcoatl empieza una cuenta regresiva de cinco a uno. Al llegar al numero tres, el transforma de inmediato a su guerrero ocelotl. Xiuhcoatl, yo no te tengo miedo. Eres un simple humano- dijo Donají con un tono desafiante. Maldita bruja, ¿tu no sabes que tu vida está en juego? le dije con una voz más desafiante que la de ella. Me acerqué a la bruja traidora, saqué mis garras y le gruñé. Sentí el miedo que la bruja tenía disfrazado por una cara llena de seriedad.
En ese momento hubo tres relámpagos. Al terminar el tercer relampagueo, hubo un destello de luz que casi cegaban a todos presentes. En medio de dicho destello, pasaron cinco personas- noté que dos de ellos eran Camazotz, por la textura de su piel, y las tres faltantes eran mujeres de tez morena con cabello castaño. Sabía que querían. Querían liberar a Donají. De pronto, el chamán transformó en su tonalli, el venado, y empezó a pelear contra los Camazotz. El empezó a patearlos y pegarlos con sus astas. El Camazot afectado por el impacto de las astas cayó sobre una de las mujeres. Al impactar la mujer, el destello disminuyó. Se pudo inferir que las mujeres eran brujas, supongo del aquelarre de Donají.
La mujer, Citlalmina, tiró el collar de obsidiana y dijo: ¡Toma tu collar, estúpido! Están advertidos, los poderes de la Loba Blanca no se disminuirán. Mataremos a todos los Nahuales de Tizatlán y toda Tlaxcala. Un Guerrero Cuauhtli logró atrapar dicho collar de obsidiana. Uno de los Camazotz dijo: Yohual tomará venganza por su soldado muerto. Tu, Ocelotl, lo verás con el.
Citlalmina dijo un hechizo en náhuatl, un hechizo que yo ni sabía como traducir. De pronto el circulo de sal, donde estaba la bruja traidora, despareció. Donají dijo: Les juro, yo volveré. Volveré para atacarlos, y poner un fin a los Nahuales malvados de Tezcatlipoca. Volveré el día 13 Jaguar del mes que entra, pero esta vez no seremos seis personas. Seremos más. Seremos cuarenta. Con eso dicho, por obra de magía, todos desaparecieron. Solo dejaron una calavera, y con la sal del circulo el nombre Mictlantecuhtli estaba escrito. Justo lo que temía, dijo el chamán, sirvientes del dios de la muerte. Le pregunté: ¿Debo tener miedo? El chamán me contestó: ¿De él? No. Pero del miquiztli que viene, Sí.
Los días pasaron, las noches igual. Por la primera vez en Tizatlán, oímos los aullidos de cuetlachtin o lobos. Era un sonido tan agradable, pero a la vez era algo que causaba susto en los corazones de los Tlaxcaltecas.
El chamán, Mixtle, habló con nuestro tlatoani, Xicoténcatl, para pedir ayuda. El tlatoani mandó mensajeros a los otros estados en las tierras tlaxcaltecas. En cuestión de días, llegaron Nahuales de toda clase y de todo tonalli de los estados de Ocoteluco, Tepeticpac y Quiahuiztlan.
Llegó el día 12 Flor, del Mes del Desollamiento de Gentes del Año 3 Hogar; la lechuza y el quetzal aterrizaron y revertieron a Itzatlapalli y Titlantemoc (respectivamente). El Quetzal dijo: Ya no hay tiempo. La Lechuza agregó: Las brujas y los murciélagos están aquí. Yo, convirtiéndome en Guerrero Ocelotl, dije: Que vengan, estaremos listos. Al decir eso, solté un rugido fuerte. Un rugido que hasta los dioses lo podían escuchar. Ya era claro, estábamos listos.
Matlactliomei Ocelotl, Tlacaxipehualiztli, Yei Calli
Dia 13 Jaguar, del Mes del Desollamiento de Gentes, Año 3 Hogar
17 de abril de 1469
Desperté a ruidos tan conocidos: un chiflido que sonaba como gente agonizando por la ultima vez, gente ya tocados por los espíritus malignos de Mictlán. Era un sonido que causaba terror en los corazones de nosotros los nahuales y en los no nahuales. Solo esperábamos que le causaba el mismo terror en los corazones de las brujas y de los Camazotz, claro, solo si tienen corazones.
Los aullidos. Los aullidos de los lobos están mas fuertes. ¿No crees, hijo mío?- dijo mi tahtli. Kema. Sí, padre.- fueron las únicas palabras que salieron de mi boca. Aunque yo era un guerrero ocelotl, listo para atacar, aún tenía miedo. Mi tahtli convertió en Guerrero Ocelotl, tenia su tilma de otro color-tal vez para distinguir edad, todo lo demás era igual. No temas hijo, ya será la hora de nuestro gran momento. Regocíjate Xiuhcoatl, ahora nos tocará enseñar a Donají una cosa sobre los Nahuales, pausó , Nada ni Nadie nos puede controlar.
Salió de mi hogar y soltó un rugido fuerte. El son de su rugido atrajo dos Camazotz, claro, después de chillar para localizarlo. Mientras sucedía eso, corrí hasta el templo. Antes de entrar, una bruja me detuvo, por obra de magia. ¿A donde crees que vas, aoompa (bueno para nada)?- me dijo la bruja en un tono furioso. ¿De verdad crees que me puedes atar con tus poderes, bruja?- le dije en un tono desafiante. Noté que la bruja empezó a desenfocarse al mirar como me convertía a mi ser Guerrero Ocelotl. De pronto, perdió su enfoque hacía mi y cayó al suelo. Ya se imaginarán, arranqué su corazón.
Yohuacoatl en su forma de Guerrero Coatl, culebreó y gritó: ¡Tráiganme a Yohual! Al hacer eso, con su Átlatl (arma que se usa para lanzar proyectiles llamados Tlacochtli, un tipo javelina con puntas de obsidiana) pudo disparar a un Camazotz y una bruja a larga distancia. Hisseó y cascabeleó en victoria.
Todos los nahuales y no-nahuales se unieron para poder derrotar sus enemigos, pero a la vez, se sentía como si del medio de la nada habían más camaztoz. De pronto la pelea cesó. Los aullidos empezaron de nuevo. Las brujas cacarearon al escuchar los aullidos. Los Camazotz chillaron más fuerte. Y así fue, espiritus canidos entraron al combate. Los espiritus canidos, llamados Macuilitzcuintli, aullaron y ladraron. Junto con ellos estaban la Bruja Mayor, Donají, y el líder de los Camazotz, Yohual.
¡Xijhuian! ¡Ataquen! Al decir eso, las alas de Yohual se extendieron, y los ojos de Donají brillaban un color verde. Los Macuilitzcuintin corrieron hacía los no-nahuales y empezaron a morderlos. Otros de los macuilitzcuintin empezaron a corretear los Nahuales. Una manada de cuatro macuilitzcuintin atacaron a los Nahuales mayores, mi padre incluido. Entre los macuilitzcuintli habían lobos reales que atacaron los no-nahuales, siendo controlados por collares de obsidiana. Pero dentro de esos lobos, había una lobita. Una lobita asustada huyendo del ataque, tratando de aullar.
Mirando la lobita huyéndose, un macuilitzcuintli decidió perseguirla. La lobita, grisáceo de color con un poco de pelaje negra, ladró para defenderse. Trató de rasguñar el macuilitzcuintli malvado, pero como era un espíritu, no pudo atacar bien. ¡Apártate de ella, espíritu maligno! dijo un joven indígena que perseguía el macuilitzcuintli. El macuilitzcuintli volteó a ver la fuente de la voz- era Breon. No era el mismo Breon que siempre, feliz, curioso, risueño. Era un Breon furioso, no podía asimilar que una lobita indefensa podría ser atacada por un espíritu maligno.
Con los ojos brillando un color azul, Breon dijo: Cuetlachtli, Nimitzacitlani. Loba, permítame. Los ojos de la loba brillaban el mismo color azul que los ojos de Breon. Empezaron a atacar el macuilitzcuintli - Breon con su tecpatl (una daga con hoja de doble filo, hecha de pedernal) y la lobita con sus colmillos y garras de bebé. Entre los dos, mataron al macuilitzcuintli. No se si me entenderás, pero tus ojos brillaron como los míos, una luz azul. Te llamaré Kira. Ante mi tribu, te llamarán Poxautextli, La luz azul. ¿Quedarás conmigo?- preguntó Breon a la loba. La loba Kira brincaba a los brazos de Breon y lo lamía. Ambos corrieron a la ciudad.
¡Nahuales, usan el poder tuyo y de su tonalli para matar los macuilitzcuintin!- exclamó Breon. Al exclamarlo, los ojos de Breon y Kira brillaban azul para poder atacar a los macuilitzcuintin que faltaban. El Guerrero Coatl hizo lo mismo, imploró a Quetzalcoatl para buena puntería. Con los ojos brillando azul, El Guerrero Coatl lanzó otro Tlacochtli y mató un macuilitzcuintli. Titlantemoc, mirando hacía el cielo-silbó para atraer los seres del aire. Titlantemoc levantó sus manos y las empezó a mover de una manera similar a las manecillas del reloj- de derecho a izquierdo, creando un arma invisible de aire para luego atacar los Camazotz y macuilitzcuintin.
Sabiendo que ya estaban sobrepasados por los Nahual, Yohual gritó: ¡Ixachi! ¡Suficiente! Donají gritó: ¡Retírense! ¡Ma tsinkixti! Las cinco brujas y cinco Camaztoz que quedaron huyeron hacia la selva. Las llamas de su esperanza fueron disminuidas al darse cuenta que los macuilitzcuintin fueron derrotados.
¡No sean cobardes! ¡Vuelvan! gritaron varios de los nahuales. En seguida, convirtieron a sus tonaleque y a los guerreros tonaleque. Habían Guerreros Cuauhtli, Coyotl, Mazatl y Tecolotl (águila, coyote, venado y tecolote) y habían los animales como el Tlocuauhtli, Ozomahtli y Coatl (gavilán, mono y serpente). Incluyéndome, habían diez nahuales listos para el ataque. Persiguieron los que huyeron.
Llegaron a la selva tlaxcalteca, la misma selva donde tuve mi primera transformación. Con todo el valor que pude recaudar exclamé: ¡Yohual! ¡Donají! ¡Ya no pueden esconder! Había un silencio total. De pronto, se escuchó un conjuro. Gran Señor Mictlantecuhtli, danos el poder maléfico de tu dominio, Mictlán. Acepta nuestro sacrificio. De pronto cuatro bolas de fuego aparecieron al rededor de cuatro nahuales capturados.
¡No puede ser! ¡Itzatlapalli! gritó el Guerrero Tecolotl. ¡Ayudame Xiuhcoatl! gritó Itzatlapalli. De pronto se escuchó: ¡Hijo! ¡Ayúdame! No, no podía ser, ¿mi papá? De pronto salió Yohual. Con los ojos brillando una luz roja, el tlatoani de los Camazotz dijo: Gran Señor Yohualtecuhtli, dueño de la noche, empodéranos, nosotros los Camazotz queremos detener los nahuales, uno por uno. Empezando contigo, Xiuhcoatl.
Y empezó la batalla, Nahual contra los poderes unidos del Camazot y Bruja. Solo quedaban cuatro seres esperando- yo, un Guerrero Mazatl, Donají y Yohual. Miré al Guerrero Mazatl y me dijo: Me encargaré de la traidora. De pronto, me convertí a Guerrero Ocelotl. Yohual extendió sus alas y sus colmillos crecieron. He estado esperando por este momento, Xiuhcoatl. Lastima que nuestro primer encuentro es así, pues, tu último día de vida.- dijo Yohual en un tono desafiante. Le contesté: Si tu crees que vas a derrotarme, piénsalo bien. Y recuerda: he matado varios Camazotz. Yohual señaló a una bola de luz. Dicha bola de luz se metió al cuerpo de mi padré y detuvo su respiración. Solté un rugido fuerte, más fuerte que el rugido del día de mi primera transformación. ¡Te acabaré con tu vida, infeliz! grité. Pero, sucedió lo que esperaba, Yohual voló - huyó.
En esos momentos, Donají huyó más dentro de la selva. El Guerrero Mazatl la perseguía. Donají se detuvo y miró al Guerrero a los ojos. Cerró los ojos y dijo: Tierra, ayúdame. La orden no funcionó. Tierra, ayúdame.- lo dijo una segunda vez. Logró manipular las raices de un árbol cercano. Trató de usarlas para poder defenderse del Guerrero Mazatl. Pero, a su sorpresa, las raíces trabajaron en su contra, atándola al árbol controlado. El Guerrero Mazatl le dijo: ¿crees tu que la tierra te ayudará derrotar a un ser de la tierra? Por favor, Donají, pensé que tu ya lo entendías. Se acercó a Donají con un tecpatl en la mano.
Con los ojos lleno de susto, Donají suplicó al Guerrero Mazatl: Por Favor; teiknottalistli. Tenga piedad de mi. El Guerrero Mazatl revertió a su forma humana. Resultó ser Mixtli, el chamán. Le dijo: Donají, si te atreves a regresar a Tizatlán o cualquier estado tlaxcalteca, te mataremos. ¡Corre! Despúes de dar unos pasos, Donají miró hacía atrás y dijo: Gracias, Mixtli. El chamán le contestó: ¡Corre, hechicera! Donají corrió olvidándose mirar hacía atrás donde solamente se escuchaba gritos de agonía. Cuando Donají estaba fuera de la vista del chamán, el dijo con lagrimas corriendo a su mejilla: Hasta que nos encontremos en Mictlán, cihuapiltsin, mi amada hija.
Alcancé llegar con el maldito murciélago. ¿Verdad que aquí es un lugar tranquilo, jaguar?- me dijo. Pausó, y continuó- ¿Sabes la razón del porque el aquelarre se llama Itzacoyotl? No contesté. Supongo que no la sabes. Sucede y acontece que según la profecía, una loba blanca matará al último nahual en existencia. Las brujas de Donají alaban esta loba blanca y la diosa que creó dicha loba- Coyolxauhqui, la diosa de la luna. Seguía sin palabras. Sé que tu me matarás, Xiuhcoatl. Pero acuérdate: Nadie te matará, o quizás sí habrá alguien que te matará. Pero si nadie te mata, la loba blanca te matará. Dicho eso, el Camazotz corrió hacía mí y me apuñaló el corazón con su tecpatl.
Caí al suelo, solté un rugido de agonía. Pero luego dije en una fuerte voz: ¡Yohual! ¡Esto no termina aquí! Me levanté y me quité el tecpatl en una fracción de un segundo. Corrí a donde estaba Yohual y saqué su corazón. El cínico murciélago me dijo: Ganaste Xiuhcoatl. Pero sabes bien, así no puedes matar a un tlatoani, y mucho menos si está bendecido por un dios. Dicho eso, Yohual mordió mi cuello. Si el veneno te mata, tu serás el nuevo tlatoani de los Camazotz. Imaginate, un hibrido- Nahual y Camaztoz.- dijo Yohual.
Con una sonrisa cinica y malvada, le dije: Lastima que el veneno no funciona conmigo. Y sí, sí se exactamente como matar a un bendecido. Agarré mi macehualtin y corté la cabeza del tlatoani de los Camazotz. En un tono serio, dije: Efectivamente, este sí es el Mes del Desollamiento de Gentes.
Volví al centro de la selva, donde convertí en jaguar. Ahora esta vez, lo que adornaba este lugar sagrado para mi eran cadáveres y sangre tanto de brujo y de Camazotz. Regocíjense hermanos, hemos ganado la batalla. Hoy tomaremos pulque- fue lo único que podía salir de mi boca. Quería decir algo alegre, dado que aún tenía esas palabras de Yohual en mi mente. Solté un rugido y los otros nahuales soltaron aullidos, gruñidos, ruidos - sonidos de victoria.
Recogí el cuerpo de mi padre, y lo llevé a mi hogar. Te daré el funeral que mereces, padre. Lagrimas corrieron a mi mejilla al decir esas palabras. Siempre te amaré, papá.
La batalla terminó con relámpagos y lluvia. Pero en la distancia, se alcanzaba escuchar un último aullido. Pero esta vez, no era de un Coyotl, Macuilitzcuintli o Cuetlachtli. Era de un - Itzcuintli, un perro.
------------------Durante la batalla contra los Brujos y Camazotz
Gran Señor Mictlantecuhtli, rezo que usted cobra su venganza divina contra estos Nahuales. Hazlos sufrir como ellos nos hicieron sufrir. Yo Donají, hago un pacto con usted. Cortando la palma de la mano, continuó con su oración, Por la sangre que corra por mi cuerpo, Pido que tu mandas tu mano de ira y destruye los Nahuales. Hazlo. Nimitztlatlauhtia. Por Favor, se lo suplico. Libera los espiritus de Mictlán. Libera tu fuego oscuro. No enseñes misericordia.
Una voz resonaba: Sigue mi voz, te llevaré a tu salvación. Enviaré mi mensajero. Tú huye, huye al este.
Donají siguió corriendo hacía el este. Pausó un momento para concluir su plegaria: Solo te pediré un favor, Gran Señor de la Muerte, no mates a mi tahtli. No mates a mi padre: el chamán, Mixtli.
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