Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Solo Una Nota

Ella, siempre simple, nada diferente a lo que pudiese ser cualquier otra chica, de enormes ojos color café, cafés como los de cualquier otra, y de cabello muy lacio, de figura delgada, solo delgada. Llegaba desde las siete de la mañana a acomodar los libros de aquella simple librería, de alguna esquina, de algún lugar de la ciudad, algún punto concurrido. Repartía los libros cuando la encargada salía a comer. Le gustaba esa hora por que tenia la oportunidad de atender lo a él. Lo veía desde la recepción, por encima del libro que leía, por encima de aquella revista de chismes, entre los estantes, cada que surgía algún hueco al sacar un libro. Un apuesto joven de su misma edad, de cabellos ondulados y de color chocolate, de ojos verdes como las hojas de los árboles en primavera. ¿Cómo podría enamorarse él de ella? No había mucho en ella que no hubiese en alguien más, perdía todas las oportunidades de ser diferente pero, era más cómodo ser como su actriz favorita y lucir como la cantante de moda, todo lo que podía ser sin seguir a nadie. Parecía que aquel joven mataba las horas esperando a que la encargada se fuese a comer y la chica que la solía tomar el cargo, por que solo esperaba unos minutos para levantarse a entregar los libros. Parecía que accidentalmente a propósito rozaba su mano con la de aquella chica, dándole una pequeña mirada linda, coqueteos los cuales le devolvía la joven. Siempre le entregaba el libro con una hoja en específico marcada, pero aquella chica jamás notó que él le dejaba notas entre páginas, se limitaba a cerrar el libro y observarlo, él miraba algo nervioso y apresurado por que ella las viera en ese instante, pero jamás se quedó a preguntarle si las había leído o tan siquiera notado, siempre llevaba mucha prisa, debía volver a sus clases. Era un joven bastante dedicado, tan jovial, alegre y sobretodo positivo. ¿Quién no se habría enamorado ya de aquél joven? Con aquella apariencia quien no lo habría hecho ya, seguramente era un chico muy deseado en su escuela, o en el parque donde siempre estaba en su bicicleta. Aquella simple y pobre chica pronto se emocionó de ir a aquel simple trabajo cada día, solo por verle a él, para intercambiar por lo menos siempre las mismas simples palabras del "¿En qué puedo ayudarte? ¿Buscas algo en especial?". Un imposible es más que cero, le gustaba esperarlo detrás de la ilusión, se enfrascaba en sueños de que él se acercara y la invitara a salir, o que ella reuniese el valor suficiente como para simplemente e ir a preguntar su nombre, soñando despierta, que salían juntos, que él la tomaba de la mano o que se sentaban en algún café. Si tan solo hubiese reparado en los libros, si hubiese puesto más atención.


Todos los días era lo mismo, o lo fue por más de dos meses, meses en los que ambos volvían a casa pensando se el uno al otro, pensado futuros, imaginándose, pensando en miles de posibilidades, todo lo que puede hacerse con decisión, el simple hecho de acercarse y preguntar sus nombres, de solo pedir una cita.
Una mañana la joven volvió al trabajo, como todos los días, nada inusual, como siempre vestida para dar una linda impresión a aquel chico, lista para poner su mejor sonrisa, con la blusa que hacía notar su cuello largo y un pantalón para resaltar su figura, fingiendo como que no lo hacia para encantar a alguien. Pasaban más horas, las mesas se fueron llenando como de costumbre, pero no había señal de aquel joven de cabellos rizados, de magníficos ojos verdes que tanto le quitaban el sueño a esos simples ojos cafés. En todo aquel día de primavera no hubo señal del joven, ella miraba hacia la puerta cada que la campanilla sonaba, ilusionada pensando que podría ser él. No hubo señal de él en toda aquella semana, no hubo ni si quiera un aroma suyo cerca del estante en que siempre buscaba los libros, aquella chica comenzaba a preocuparse. La encargada del lugar sabía quizá un poco más del joven, y esa tarde, cuando se cumplió una semana de que el joven no se había parado por la librería, ella junto suficiente valor para preguntar, formuló la pregunta con algo de pena.


-Señora Miller, si es tan amable, y si no es mucha indiscreción de mi parte, quería preguntarle sobre el joven de cabellos color chocolate, y ojos verdes que viene todas las tardes, creo que me a coqueteado y, no se a aparecido por aquí hace una semana -


-Oh querida, no lo sabias pensé que ya estabas enterada, salió en las noticias ayer por la mañana, lamento decirlo pero, creo no volverá - ella sintió que su corazón se estremecía - El bus en el que iba junto con sus compañeros de generación se volcó en una carretera a las afueras de la ciudad, no los habían encontrado hasta hace tres días me parece, me temo nadie sobrevivió de ese accidente, lo lamento querida parecía que había magia en ustedes dos, pero bueno él está en un lugar mejor ahora - una pobres lágrimas salían de sus ojos y recorrían sus mejillas -


Corrió hacia los archivos y buscó cada libro que el había pedido desde hacía dos meses, no eran más de doce libros, en su mayoría de Shakespeare y que para su fortuna no habían sido pedidos por nadie más que aquel joven.

Abrió el primer libro: Hamlet, hojeo con rapidez, buscando quizá una nota o un garabato, algo que sentía podía estar, sacudió el libro en el aire y de el salió una pequeña notita verde, la tomó en sus manos y leyó en calma "Hola, e notado que nuestras miradas chocan muy seguido y solo quiero decirte que luces linda cuando dejas tu cabello suelto" se detuvo a analizar la nota, la cual llevaba ahí dos meses, la primera nota que no vió. Sacó el siguiente libro del otro estante: Romeo y Julieta, sacudió rápido el libro y cayó otra pequeña nota del mismo color verde, "No te de pena de contestar mis notas, me encantaría saber tu nombre, creo que tiene los ojos color café más lindos del mundo" ya no podía más, sacó cada libro restante, cada nota la alagaba, cada nota le decía que él sentía lo mismo que ella, el mismo latir acelerado, las mismas mariposa; hasta llegar al último libro usado por él, el último libro que él leyó hasta irse, un libro de portada color café, del mismo café que sus ojos: 20 poemas de amor y una canción desesperada, sacudió él libro y vio la última nota "Se que quizá temes a responder mis notas informales, y mañana me iré de viaje de generación y te invitaré a salir, lo prometo, estoy contando las horas hasta ese momento, me gustas mucho y noto tus miradas hacia mi, prometo llevarte al café más delicioso de la ciudad. Con cariño Henry". Se soltó a llorar como niña, tapándose la boca para no hacer ningún ruido, estaba en el piso, abrazando las notas de aquel joven, en uno de los pasillos más alejados de los lectores, lamentándose de aquello que no tuvo el valor de decir, de aquello que no pudo ser. Si tan solo hubiera tenido el valor de acercarse a él y decirle su nombre, por que de haber solo dicho su nombre, aquel joven hubiese elegido otro día para hacer el viaje, habría podido detener la dicha de ser feliz con alguien que la miraba diferente, algo diferente a todos esos amores gastados que tuvo la desgracia de experimentar. ¿Y qué le quedaba ahora? Viejas notas color verde, el verde de sus ojos, ganas sobre todo ganas, palabras que no sirven, sueños más rotos que su corazón, noches obscuras llenas de pensamientos. Todo aquello que no pudo ser, y que quizá sea en otro lugar, en otro mundo, en otra historia, en un simple - Mi nombre es Amber y tú ¿Cómo te llamas? -

Las palabras nos enfrascan en mundos irreales que irónicamente son para escapar de lo real, de todo lo que no siempre puede ser real, en un mundo ingrato de posibilidades, todos vemos nuestro reloj como queriendo no gastar el tiempo, no queriendo enfrentar nuestras posibilidades. Queriendo planear hasta el último libro, pudiendo disfrutar de lo que es simple, espontáneo, solo prestando atención a los detalles, queriendo ver el amanecer al paso apresurado de la vida, nada es como ayer, todo lo que el tiempo dice no es necesario de cifrar. Él detuvo el tiempo, cada palabra era una apuñalada al corazón, era una posibilidad de ser todo lo que ella quería, todo lo que solía imaginar detrás del mostrador, recibiendo libros que nunca hojeo, planeando un futuro que, para su desgracia tampoco podría ser.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro