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Capítulo 19: Entre Labios y Secretos

Había algo en la forma en que mis labios todavía hormigueaban que me resultaba imposible de ignorar. No podía dejar de tocarlos, de presionar mis dedos suavemente contra ellos como si quisiera asegurarme de que aún estuvieran allí, de que lo que había ocurrido no era simplemente un sueño extraño y surrealista. El beso de Axl... Había sido algo nuevo, algo que nunca había experimentado antes. Y, sin embargo, no era solo el acto en sí lo que me perturbaba, sino todo lo que implicaba.

Axl me había besado. ¿Por qué? ¿Qué significaba? Me repetía esas preguntas una y otra vez mientras caminaba sin rumbo por el jardín. Todo en mi interior se sentía como un caos completo. Era como si cada rincón de mi mente estuviera ocupado por la imagen de él, por la sensación de su boca sobre la mía, por el calor de su cuerpo cuando me había atraído hacia él.

Me dejé caer en la suave hierba, mirando hacia el cielo. El sol estaba comenzando a descender en el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa. Sentía mi corazón latiendo más rápido de lo normal, y mis pensamientos giraban en torno a una sola cosa: Axl. Todo en él me confundía. Un destructor que habla con palabras tan poéticas, que puede crear jardines en medio de la nada, que dice que estar conmigo lo hace menos destructivo...

Mis dedos volvieron a mis labios por enésima vez, trazando el contorno que aún podía sentir del beso. "¿Qué te pasa, Rhode?" me pregunté a mí misma en un murmullo. Esto no estaba bien. No debería estar pensando en él de esta manera, ¿verdad? Pero ¿cómo no hacerlo cuando me miraba como si yo fuera lo único que le importaba en el mundo? Y esas palabras... ¿De verdad había querido decir todo lo que dijo?

Cerré los ojos, recordando la forma en que me había besado, tan suave al principio, como si temiera romperme, y luego más apasionado, como si no pudiera contenerse. Ese pensamiento hizo que me sonrojara, y me mordí el labio, tratando de apagar el calor que sentía en mis mejillas.

"¡No puedo estar pensando en esto!" Me regañé en voz baja. Necesitaba distraerme, encontrar algo que hacer antes de volverme loca con todas estas emociones que no sabía cómo manejar.

Sin embargo, el universo parecía tener otros planes. Mientras estaba perdida en mis pensamientos, sentí una presencia cerca de mí. Abrí los ojos y lo vi, Axl, de pie a unos pocos metros de distancia, observándome con esa mirada intensa que parecía atravesarme.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque mi corazón latía con fuerza.

Axl se encogió de hombros, pero sus ojos nunca dejaron los míos.

—Te estaba buscando.

—¿Por qué? —respondí automáticamente, deseando poder borrar la pregunta tan pronto como salió de mis labios. ¿Por qué tenía que sonar tan necesitada?

Axl se acercó, sus pasos eran lentos y cuidadosos, como si temiera asustarme. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se agachó a mi lado y me miró directamente a los ojos.

—Porque hay algo en ti que me atrae, Rhode. Algo que no puedo ignorar, por más que lo intente.

Sentí un nudo formarse en mi garganta. Sus palabras eran tan sinceras, tan llenas de emoción, que no supe cómo responder. Él levantó una mano y me rozó la mejilla con el dorso de sus dedos, un gesto tan suave que me hizo estremecer.

—Deberías dejar de hacer eso —murmuré, tratando de sonar más firme de lo que me sentía.

—¿Dejar de hacer qué? —preguntó, con una sonrisa que era mitad diversión, mitad desafío.

—Mirarme como si fuera lo único en el mundo que importa. No es justo.

Axl se inclinó un poco más cerca, su aliento cálido contra mi piel.

—Pero lo eres. Para mí, lo eres.

Sus palabras me golpearon como una ráfaga de viento en pleno invierno. No sabía si quería gritarle que se detuviera o si quería que se acercara más. Mi mente estaba hecha un lío, pero mi cuerpo reaccionaba de una manera completamente diferente. Antes de que pudiera detenerme, me encontré inclinándome hacia él, buscando su calor, su cercanía.

—No juegues conmigo, Axl —susurré, mis labios apenas a unos centímetros de los suyos—. No puedo manejar eso ahora.

Él se detuvo, sus ojos oscuros y profundos buscando los míos, como si estuviera tratando de leer cada pensamiento que cruzaba por mi mente. Y tal vez lo estaba haciendo. Quizás siempre lo había estado haciendo.

—No estoy jugando, Rhode. —Su voz era suave, casi un susurro—. Esto... tú... eres lo más real que he sentido en toda mi existencia.

Quería decir algo, cualquier cosa, pero mi mente estaba en blanco. Todo lo que podía hacer era mirarlo, tratando de entender lo que significaban sus palabras. Pero antes de que pudiera hablar, Axl se inclinó y me besó de nuevo. Fue un beso suave, casi tímido, como si estuviera pidiendo permiso. Y yo... yo respondí. No pude evitarlo. Había algo en la forma en que me besaba, en la forma en que me sostenía, que hacía que todo lo demás desapareciera.

Nos separamos, y sentí que el mundo volvía lentamente a enfocarse. Axl me miró con una intensidad que me hizo estremecer.

Había algo en la forma en que se inclinaba hacia mí, en la manera en que sus ojos se oscurecían con una emoción que no podía nombrar, que me hacía querer sentir más de él. Deseé, con cada fibra de mi ser, que me tomara de la cintura, que me acercara más a él. Apenas ese pensamiento pasó por mi mente, sentí sus manos envolverse alrededor de mi cintura, tirando de mí hacia él con una firmeza que me hizo jadear.

—¿Puedes dejar de leer mi mente, aunque sea un segundo? —solté, con un tono que intentaba ser serio pero que sonaba más como una risa nerviosa.

Axl rió suavemente, el sonido resonando en el espacio que nos separaba, haciendo que mi piel se erizara.

—Lo siento, pero es difícil no hacerlo cuando tus pensamientos son tan... claros.

Me sonrojé, mis mejillas ardiendo con la vergüenza y el deseo. Era como si estuviera desnuda ante él, cada pensamiento, cada emoción expuesta.

—Eso no es justo, Axl. —Intenté apartarme, pero sus brazos me sostenían firmemente, y no podía evitar sentirme segura y protegida en su abrazo.

—Nada en la vida es justo, Rhode —respondió, su tono más suave, pero aún cargado con esa intensidad que me hacía temblar—. Pero puedo prometerte una cosa: no voy a aprovecharme de lo que veo en tu mente. Nunca.

Miré hacia abajo, incapaz de sostener su mirada, mi corazón latiendo con fuerza. Todo esto era tan nuevo, tan confuso. Pero en el fondo, sabía que había algo en Axl que me hacía querer confiar en él, a pesar de todo.

—¿Qué somos, Axl? —pregunté en voz baja, apenas un susurro.

Él levantó mi barbilla suavemente, obligándome a mirarlo a los ojos.

—Somos lo que queramos ser, Rhode. —Sus palabras eran suaves, pero firmes, llenas de una promesa que no podía entender del todo—. Y, por ahora, eso es suficiente.

Nos quedamos así, en silencio, nuestros cuerpos pegados el uno al otro, respirando en sincronía. Y aunque no sabía lo que el futuro nos deparaba, en ese momento, todo lo que importaba era el presente, y la inexplicable conexión que nos unía.

Los pensamientos sobre el beso de Axl seguían persiguiéndome. No podía evitar preguntarme qué significaba realmente para él. ¿Había sido un impulso, un momento de debilidad? ¿O había algo más, algo que yo aún no entendía? Mientras estas preguntas se arremolinaban en mi cabeza, sentí una presencia a mi lado. Abrí los ojos y ahí estaba él, de pie junto a mí, observándome con esa intensidad que siempre parecía atravesarme.

—¿Sigues pensando en el beso? —preguntó Axl con una media sonrisa, sus ojos reluciendo con un destello de travesura.

No pude evitar reírme un poco, a pesar de la confusión en mi mente. Siempre parecía saber lo que estaba pensando, como si pudiera leerme con la misma facilidad con la que uno lee un libro. Lo cual, pensándolo bien, probablemente era cierto.

Axl alzó una ceja, su sonrisa se ensanchó y, con un movimiento casi imperceptible, se inclinó hacia mí. Sentí su mano rozar mi cintura, suave pero firmemente, como si quisiera hacerme saber que estaba allí, pero sin forzarme. Mi respiración se aceleró de inmediato, y mis manos instintivamente encontraron su lugar en su pecho, no para empujarlo, sino para sentirlo más cerca.

—¿Qué te gustaría que hiciera en su lugar? —susurró, su voz baja y cargada de un misterio que solo él poseía.

No sabía cómo responder a eso. Mi mente estaba en blanco, inundada de sensaciones. La cercanía de Axl, su calor, el sonido de su voz. Todo me envolvía como un remolino que me atraía cada vez más hacia él.

—No sé... —admití, finalmente, mi voz apenas un susurro. Sentía mis mejillas arder y mis labios secos mientras trataba de encontrar las palabras correctas—. No sé qué quiero que hagas, Axl. Todo esto es tan... confuso.

Axl asintió, como si comprendiera exactamente a lo que me refería. Su mano se apretó ligeramente en mi cintura, y lo sentí acercarse un poco más, tanto que su aliento cálido se mezcló con el mío.

—A veces, las cosas más confusas son las más importantes —dijo, con una calma que contrastaba con la tormenta que yo sentía en mi interior—. Y tú... tú eres importante para mí, Rhode. Más de lo que te das cuenta.

Sus palabras me golpearon con fuerza. Era la primera vez que alguien me decía algo así, y no pude evitar sentirme abrumada. Pero al mismo tiempo, una pequeña parte de mí quería creerle, quería pensar que había algo real en todo esto, que no solo era un juego más de las entidades para manipularme.

—¿Y cómo sé que no es solo una de tus manipulaciones, Axl? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme, pero sin poder evitar el temblor que la atravesaba.

Él me miró fijamente, sus ojos más oscuros que nunca, y por un momento pensé que iba a enfadarse. Pero en lugar de eso, su expresión se suavizó, y una melancolía profunda llenó sus ojos.

—Rhode, hay algo que quiero que sepas —dijo finalmente, su voz apenas un susurro—. Desde el momento en que te vi, supe que había algo en ti que me hacía querer ser más de lo que soy, más de lo que me hicieron ser. Y sé que no confías en mí todavía, pero estoy dispuesto a ganarme esa confianza, por poco que me quede de tiempo. Nunca me había permitido sentir esto antes, pero estar contigo... estar contigo me hace querer cambiar. Me hace querer ser alguien mejor, alguien capaz de amor y de luz.

Sus palabras resonaron en mi corazón de una manera que no esperaba, y sentí que algo dentro de mí se rompía y se reconstruía al mismo tiempo. No sabía qué deparaba el futuro, pero por primera vez, sentí que no estaba completamente sola en este viaje.

Nos quedamos así, abrazados en medio del jardín, rodeados de flores que florecían por la conexión entre nosotros. Y aunque no sabía qué iba a pasar después, sabía que, pase lo que pase, no lo enfrentaría sola.

—Y ya para de leer mi mente—repetí, esta vez en voz baja, con una sonrisa que no pude ocultar.

Axl me miró y asintió, una sonrisa sincera cruzando sus labios.

—Solo por ti, Rhode. Solo por ti.

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