Capítulo 1
¡Hola chicos!
Como verán, otra historia de "Yo reencarnando en DxD".
Esta es en solitario y con una trama distinta.
Creo que lo que más me gusta de DxD es la cantidad de historias que puedes hacer de ella, es muy dinámica y moldeable, pues hay una infinidad de posibilidades, unas más alocadas que otras.
Espero me den todo su apoyo en este proyecto :3.
Sin más, comencemos con esta historia.
...
-Narrador Yo-
Hola, mi nombre es... Bueno, la verdad no importa, solo soy un chico de 17 años apunto de salir de la preparatoria y empezar la universidad y después, comenzar una vida laboral, tal vez tener una esposa e hijos, no lo sé, no me gusta pensar tanto a futuro, pues no sé sabe lo que pueda pasar, tal vez muera antes de todo eso y solo me comienzo a ilusionar, es por eso que prefiero vivir el presente al máximo, a mi manera claro está.
Aunque, aceptó que no está mal tener deseos o un plan de vida para el futuro.
Pero bueno, primero tengo que terminar la preparatoria y luego pasar mis exámenes de admisión, aún tengo tiempo para pensar en eso.
La vida pasa tan lento que no siento ganas de preocuparme, aunque hay cosas que si me llaman la atención y me intrigan, tal es la muerte.
Yo siempre fui un obsesionado con la teoría de la reencarnación.
Pues simplemente me parecía algo absurdo y aburrido que una vez terminara tu vida, todo ya no fuera nada, los científicos y muchas personas creían eso, que una vez terminaba tu vida, ya, es todo, ya no hay nada.
Pero yo no podía creerlo, me negaba a ese destino tan aburrido y siempre estuve seguro de que una vez mueres renaces como otra persona, no estoy seguro de si en otra dimensión o universo, pero vuelves a renacer. Tal vez no como una persona, pero si como otro ser vivo.
También fui un adicto al anime, manga, novelas ligeras, novelas normales, libros de fantasía y todo lo que me haga soñar e imaginar cómo sería vivir en un mundo diferente, con seres como dragones, grifos, demonios, elfos, vampiros, etc.
Aunque no creía tanto la idea de renacer en otros universos, algo que deseaba mucho, era no reencarnar de nuevo en un mundo aburrido como el humano, un mundo tan... Podrido como el humano.
Cambiando de tema.
Hace poco ocurrió una noticia muy triste para mí, uno de mis seres favoritos de Highschool DxD, Great Red, habia muerto.
Suspirando, me recosté pesadamente en la cama.
Alguien tan poderoso como, el Dios Dragón de los sueños, Gran Rojo, había muerto, de una manera tan fácil.
Sonreí para mí mismo, esto es lo que me gusta de una serie, incluso los seres que creemos infinitamente poderosos, son superados por otros aún más fuertes y así sucesivamente.
Nunca te debes conformar con ser más fuerte que todos aquellos que conozcas, siempre debes seguir creciendo, pues nunca se sabe cuándo llegará alguien más fuerte que tú.
Creo que ese es el error más común que los poderosos cometen, confiarse mucho.
A veces no está de más, de hecho, pueden darse ese lujo, pero hay que ser cautelosos.
Lo de Great Red fue algo trágico, pero iba a pasar en algún punto.
Highschool DxD sin duda me encanta y no puedo parar de crear historias alternativas en torno a ella.
Hay muchas posibilidades para todo.
Por supuesto, siempre me eh imaginado cómo sería vivir allí, pero creo que no sería nadie relevante para esa historia, tal vez solo sea el mismo chico aburrido de ahora.
-Bien, tengo una nueva idea-, me levanté de la cama y fui hacia mi escritorio, encendí mi computadora, mientras daba un sorbo a un zumito de manzana que antes ya estaba tomando.
Una vez encendío entre a mi bloc de notas.
Comencé a teclear un nuevo título: "Yo en Highschool DxD...".
Esto era algo que me gustaba hacer a menudo y no guardarme las ideas.
Pero justo antes de terminar de terminar de teclearlo, mi computadora comenzó a brillar intensamente, tan intenso que toda la habitación se había iluminado y me estaba cegando.
-¡¿Qué demonios?!-, grite al no poder ver nada.
Sin más, la luz se hizo más intensa hasta que sentí que algo me absorbía y perdía lentamente el conocimiento.
...
-...-, comencé a abrir los ojos lentamente, pero no podía ver casi nada, los cerré y abrí nuevamente tratando de recuperar algo de visibilidad y me di cuenta de que estaba oscuro, era de noche.
La luz de la luna y las estrellas eran la única fuente de luz en ese momento.
Una persona me llevaba en brazos, todo lo que podía ver era a esa persona con la cara cubierta y al gran bosque que atravesabamos.
Sus manos eran las de una mujer, una mujer era quien me llevaba.
Pero después de cierto tiempo nos detuvimos, al parecer ya nos habíamos adentrado muy en el fondo del bosque.
-Apresúrate, debemos volver con Lord Rizevim-, dijo otra persona detrás, a esta nunca la había notado, su voz era masculina.
-Ya lo sé, no tienes que recordarmelo-, dijo la persona que me tenía en brazos con cierto pesimismo, mientras se quitaban la capucha.
Al hacerlo y mirarla bien, pude apreciar lo hermosa que era, pero lo que más me sorprendió era que ella, era Katerea Leviathan, un personaje de Highschool DxD perteneciente a la Khaos Brigade.
Ella tenía lágrimas en los ojos al mirarme a mi.
¿Porqué?
Cerro los ojos y lentamente me dejó en el suelo de aquel bosque.
Se inco en el suelo como si esto fuera demasiado difícil para ella.
-Perdoname pequeño, pero no podré estar contigo, lamento tener que hacer esto...-, podía sentir el remordimiento en sus palabras. -Eres mi hijo y te amo, si sobrevives prometo buscarte en el futuro, te encontraré, lo juro, no lo olvides, mamá siempre te amará-, con un último beso en la frente, ella se seco las lágrimas y se levantó dándome la espalda.
-Vamonos-, su todo de voz cambio al dirigirse a la otra persona.
-¿No lo matarás?-, pregunto el otro algo curioso.
-No, los animales del bosque se encargarán de ello-, dijo mientras avanzaban, no sin antes darme una última mirada, sus ojos se veían llenos de dolor y arrepentimiento.
Y sin más, ambos desparecieron en un circulo mágico con el símbolo de los Leviathan.
Ahora estaba solo, mi madre se fue.
Mi madre, Katerea Leviathan.
Su voz, sus expresiones, todo indicaba que no quería hacer esto, ¿Pero porque hacerlo?, ¿Quién la obligó a tal cosa?
A pesar de que prácticamente me abandono, por algún motivo no siento rencor contra ella, ella no lo hacía porque quería y eso lo entiendo. Es más, hasta me siento triste por ella.
Juro que haré pagar a quienes hicieron esto.
Aunque de momento debo sobrevivir a esto, lo cual veo poco probable, estoy en medio del bosque, de noche, y se ve que es demasiado difícil que alguien pase por estos lugares.
Pero un momento... ¿Qué diablos paso?
Mire mis manos.
¡Eran demasiado pequeñas!
Intenté levantarme, pero por alguna razón no podía, solo podía mover mis brazos y piernas.
Al parecer y como lo suponía desde un principio.
¡Soy un bebé!
¿Pero qué está pasando?
Hace tan solo un momento estaba en mi habitación a punto de escribir una historia, cuando derrepente, llegué y paso todo esto.
¿Que hago aquí?
Espera, ¿Me estás diciendo que llegue a otro mundo sin querer?
¿Reencarne aquí?
No, aún no eh muerto, al menos eso creo, de todas maneras, a pesar de que creo en esto, no pensé que de verdad fuera posible.
Una gran emoción se apoderó de mi, en verdad llegué a otro mundo, ¡La reencarnación es real!
¡Toma ahí estúpido profesor de ciencias! ¡Yo: 1, Ciencia: 0!
Joder, de verdad lo hice.
Pero espera... ¡¿Y mi familia?!
En realidad vine aqui solo yo...
Los extrañaré mucho, espero que puedan superar esto. Se que lo harán, después de todo ellos son las personas más fuertes que eh conocido emocionalmente hablando.
Espera, técnicamente no eh muerto, me preguntó si mi anterior cuerpo seguirá activo en el otro mundo.
Pero por algún motivo me siento más triste por mi madre en este mundo, ella tenía demasiado remordimiento.
Te buscaré mamá.
...
Pasaron las horas y casi amanecía, no se veía ni siquiera alguna señal de que almenos una persona se diera la vuelta por aqui.
¿De verdad me están jodiendo?, ¿Acabo de llegar y ya voy a morir?
Por eso creo que un escritor de fics aveces exagera con sus historias, es decir, son muy OP desde el principio, tienen familias felices, etc.
Pero creo que está sería la realidad, si cualquier joven del mundo normal, viniera a un mundo como este, no sobreviviría de ser un bebé.
Es patético.
Moriré de forma tan patética, aunque bueno, creo que sí muero ahora sí podré comprobar si mis teorías son verdaderas y ya sería un 2-0 en el marcador a favor mío.
¿Acaso nadie se preocupa por los bebés de este mundo?
¡Ayuda! ¡Alguien ayuda!
Cierto, aunque grite la verdad es que no puedo formular palabras.
Todo lo que sale de mi pequeña boca es un "Gahh, gahh".
Creo que dejaré de hacerlo, podría atraer animales salvajes y la verdad es que si voy a morir prefiero hacerlo así, que morir hecho pedazos por alguna criatura.
-Narrador normal-
Derrepente, las hojas de aquel bosque comienzan a moverse, como si algo se acercará a una alta velocidad.
El bebé en el suelo mira asustado aquello, pues no sabe lo que pudiera haber en este lugar.
El sonido se hacía más fuerte y cada momento era de gran tensión hasta que por fin aquello salió de entre las hojas.
Era un niño pelicastaño el cual parecía haber estado corriendo entre las hojas del bosque y tal vez tuvo que tropezar algunas veces, pues tenía leves raspones en el cuerpo.
El bebé lo miro sorprendido, pero aquel niño no pareció sentir su presencia y continuo su camino, pero lamentablemente tropezó con algo y cayó al suelo de nuevo.
-Narrador Yo-
Vi como las hojas se movían, algo se acercaba y yo cada vez me ponía más nervioso, pero al salir aquella figura me sorprendí de que fuera un niño, pero no cualquier niño, este niño lo reconocería donde fuera.
Pero al parecer él no me noto a mi y siguió su camino, ¿El problema? ¡Es que yo estoy en su camino!
Siguió y tropezó comigo, el golpe me dolió, mucho, no era un dolor para llorar o algo por el estilo, pero por algún motivo mi llanto no se pudo controlar y comencé a llorar fuertemente.
¡No quería llorar, pero no podía evitarlo! ¡Maldito mocoso descuidado! ¡Nadie se preocupa por los bebés en este mundo!
Entonces el niño por fin pudo notar mi presencia y parecía sorprendido al verme llorando, no debería estarlo, fue su culpa después de todo.
-Narrador normal-
El pequeño pelicastaño se acercó al bebé llorando en el suelo sin saber que hacer.
Hasta que de el mismo camino por el cual el había llegado, llegaron otros dos adultos, un hombre y una mujer de mediana edad.
Estaban buscando a su hijo el cual había decidió jugar con libertad dentro del bosque, y fueron atraidos por los llantos de un bebé, por lo cual al llegar no esperaron ver tal cosa.
La mujer sin pensarlo se acercó a cargar al bebé, luego de mecerlo por un rato, este calmo su llanto y parecía más tranquilo.
El padre miraba algo nervioso esto, pues tal vez su esposa quiera otro hijo y ya tenían suficiente con el mocoso que ya tenían.
El niño por otra parta perecia sorprendido por la facilidad con la que su madre logro calmarlo, pero luego puso una mirada aterrada cuando está lo miro con unos fríos ojos que prometían un inmenso dolor, esa mirada que solo una madre puede dedicarte y sabes que no puedes hacer nada para evitarlo.
-Calma, calma bebé-, ella seguía meciendo al pequeño. Para luego mirar a su propio hijo. -Y tu Issei, tendrás tu castigo por correr de esa manera, el bosque es peligroso-, ella dijo con una mirada severa, pero con la frase final se pregunto que era lo que hacía un bebé en aquella profundidad del bosque.
-Vamos cariño, no puedes ser tan severa, el solo quería jugar...-, el padre decidió abogar por su hijo, pero se vio obligado a callar cuando su mujer le mando una mirada un más severa que la que le había mandado al pequeño Issei.
-No lo defiendas-, dijo ella con una voz de ultratumba, la alerta roja se encendió dentro del hombre que solo volteo a ver su hijo con una mirada de disculpa y no dijo más del tema.
-Ahora vámonos, este pequeño de seguro debe tener algo de hambre-, dijo ella avanzando.
-Espera... ¿Lo llevaremos con nosotros?-, pregunto el esposo algo nervioso.
-No pienso dejarlo aqui-, dijo la mujer seriamente, el hombre no dijo nada y solo atino a seguirla junto su hijo, el cual parecía confundido por las actitudes de ellos, pues siempre había pensado que su padre era el jefe de la casa, pero esa parecía ser su madre.
-Más tarde ese día-
Después de aquel encuentro había decidido llevar al pequeño su pequeña cabaña en el bosque, cabaña a la cual habían ido por motivos de alejarse un poco de la ciudad, era su último día, pues planeaban volver al siguiente.
Durante el camino la mujer había venido alimentando al pequeño, desde su pecho, pues para fortuna de el pequeño, ella aún lactaba, pues su hijo a pesar de tener ya dos años y algunos meses apunto de cumplir 3 años, aún seguía tomando de su pecho, por lo cual eso fue una fortuna para el bebé que habían encontrado, pues no había mejor alimento para el, aunque ella lo notaba algo incómodo al darle de su pecho.
Aquel día había sido una salvación para aquel pequeño, un golpe de mucha suerte, pues si no hubiera sido así, hubiera tenido el patético final que no deseaba.
Esa noche, mientras los pequeños dormían, la pareja discutía sobre que hacer.
-Pero cariño, es un bebé, podríamos...-, la mujer quería quedarse con el y posiblemente adoptarlo, pero el hombre se negaba rotundamente.
-Himiko-chan, se lo que sientes, pero no podemos, nuestra situación económica no es la mejor, no podremos con dos niños-, dijo el hombre amargamente mientras su esposa apartaba la mirada hacia el suelo y apretaba un poco los puños.
Su esposo la vio, sin duda se sentía mal por todo esto, pero no había otra manera.
Se arrodilló frente a ella mientras la tomaba del mentón y acariciaba su mejilla.
-Lo mejor que podemos hacer es llevarlo a un orfanato, ahí podrá estar bien y tal vez en un futuro una buena familia lo encuentre-, dijo él.
Su esposa lo miro y algo resignada acepto tal cosa, después de todo nada de eso podría salir mal.
Así al siguiente día partieron de regreso a Kuoh, la ciudad dónde residían.
Y sin perder el tiempo visitaron uno de los tantos orfanatos del lugar.
-Orfanato-
Se encontraban el señor y la señora Hyoudou frente a una de las cuidadoras del orfanato.
Estaban haciendo el trámite para que el niño permanecía al cuidado de este lugar.
La mujer se encontraba anotando todo.
-Entonces solo lo encontraron solo en el bosque, no había nadie más con él y tampoco saben mucho de él-, dijo ella repasando todo lo que la pareja le había dicho. -Supongo que tampoco saben si tiene algún nombre...-, dijo ella mirándolos.
El señor Gorou iba a hablar, para contestar que no lo sabían, pero su esposa se adelantó a este.
-Su nombre es Yuu-, dijo ella, la cuidadora la miro por un momento con curiosidad, pero luego dió una sonrisa y termino de hacer su expediente.
-Entonces será el pequeño Yuu-, dijo ella terminando. -Esto sería todo-, dijo sonriendo, esperando a que se lo entregaran.
La pelicastaña que tenía al bebé en brazos dudaba un poco, sabía que tenía que despedirse, pero no quería hacerlo, sentía que se había encariñado mucho con el.
A pesar de solo haber pasado poco tiempo con el niño, ya le tenía mucho cariño y le dolía un poco dejarlo ir.
Su esposo la miraba algo preocupado, pero se sorprendió cuando ella se lo entrego a la mujer en brazos.
La mujer lo acepto sonriendo y se sorprendió al ver al pequeño.
-¡Es muy lindo!-, dijo ella mirando como el niño dormía plácidamente.
-Porfavor, cuidenlo muy bien-, dijo la señora Hyoudou inclinándose un poco.
-No se preocupe, aquí le daremos todas las comodidades que necesite-, dijo la cuidadora sonriendo.
-Gracias-, la señora Hyoudou volvió a su pose normal y le sonrió.
Estaba lista para irse, pero su esposo hizo algo más.
De su bolsillo saco un papel el cual entrego a la sorprendida cuidadora.
-Se que no es mucho, pero espero sirva de algo-, dijo él mientras la mujer miraba el cheque que le habían dado, es verdad, no era mucho, pero para un lugar que se mantiene a base de donaciones, cualquier aporte es más que bienvenido.
Entonces los esposos se despidieron y comenzaron a salir del lugar.
-¡Muchas gracias, y no sé preocupen, el pequeño Yuu estará bien!-, dijo ella mientras ellos se iban.
Y así es como comenzaba esta historia. La historia de un joven de 17 años que por algún motivo de guión reencarnó en un pequeño niño recién nacido, en un mundo por mucho más interesante que en el que vivía, pero también mucho más peligroso que ese. Un mundo donde la magia y los seres sobrenaturales existen, un mundo en el que siempre estará en peligro debido a su sangre, un mundo en el que sin saberlo, jugará un papel muy importante para su desarrollo, aún sin quererlo.
Esta es la historia de "Yo reencarnando en DxD".
...
Espero les haya gustado está introducción a la historia.
Cómo pudieron apreciar, no soy muy bueno con los sentimentalismos y la creación de relaciones, pero hago el mayor esfuerzo que puedo.
Si encuentran algún error, por favor háganmelo saber.
Sin más que agregar, esto sería todo por hoy.
Bye bye ^^
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