Siempre me ha gustado el fuego.

A mi novio también.

Tanto, que no nos importó que fueran las tres de la mañana, fuimos a ver ese incendio tan excitante.

Ese pirómano debía seguir por ahí.

Es muy famoso.

Quiero verlo. Haber si me da una firma.

Estamos aparcando el coche.

Ya casi llegamos.

Oh, ya lo veo.

Es muy bonito, brillante, luminoso, ardiente, poderoso.

Veo a alguien corriendo por el monte.

Tiene que ser él.

Salgo tras él con mi novio detrás.

Corro y corro.

El calor me invade por culpa del fuego, pero no me detengo.

Ese calor lo que me llena. Lo produce mi querido incendio.

Creo que corrí como cinco minutos.

Llegué hasta el pirómano.

Le pregunté si había sido él quien había incendiado el bosque.

Después de eso, lo recuerdo todo negro.