27
Kira permaneció mirando la pantalla de la computadora, el brillo tenue de los antiguos caracteres iluminando su rostro. A su alrededor, el grupo estaba en silencio, todos concentrados en sus propias tareas o recuperándose del agotamiento reciente. Pero Kira había notado algo extraño, un patrón apenas perceptible en los datos que la piedra Xink había almacenado.
Una palabra.
Una palabra que se repetía en lugares que no parecían tener sentido, como si se hubiera filtrado en los archivos de manera accidental. Al principio, Kira pensó que era un error en la transmisión de los datos debido a lo antiguo del sistema. Sin embargo, la intuición que había desarrollado gracias a su entrenamiento con Yoran le susurraba que había algo más en juego.
La palabra se repetía en diversos párrafos, pero no tenía una conexión lógica con el resto del texto. "Luna", traducido del antiguo lenguaje Sith, una palabra olvidada por la mayoría, pero que Kira había visto en antiguos holocrones y registros durante sus investigaciones. Y ahora, esa palabra se infiltraba en los datos de manera insistente.
Su corazón se aceleró, y una idea comenzó a formarse en su mente. No era una coincidencia. Los Sith habían utilizado ese lenguaje críptico para ocultar información vital durante siglos, y Malakar, siendo un devoto de esos antiguos métodos, probablemente había hecho lo mismo.
—No es un error, —susurró Kira para sí misma mientras sus dedos recorrían el teclado, buscando más información sobre el significado de la palabra.
—¿Qué dijiste? —preguntó Lana, que se acercó con una taza de bebida caliente en la mano.
—Esta palabra, "luna". Se repite en varios puntos de los datos. Al principio pensé que era un error, pero tiene sentido en el contexto de un lenguaje Sith antiguo. Malakar está usando una técnica para ocultar información a plena vista.
Yoran, que estaba meditando a un lado de la sala, abrió los ojos y se acercó con interés. —¿Un lenguaje cifrado?
Kira asintió. —Exactamente. La palabra "luna" se repite una y otra vez. No encaja con el resto de la información, pero si lo piensas... —hizo una pausa, dándose cuenta de la revelación que estaba a punto de hacer—, tiene sentido. Malakar se está escondiendo en una de las lunas de Korriban.
Lana y Rolan intercambiaron miradas. El nombre "Korriban" por sí solo evocaba un sentimiento de inquietud. Ese planeta, conocido por ser un centro del Lado Oscuro, había sido el hogar ancestral de los Sith durante milenios. Era un lugar de inmenso poder y peligro, un mundo que ni siquiera los Jedi solían visitar sin una razón de peso.
—Korriban... —murmuró Rolan, pensativo—. Eso tiene sentido. Malakar buscaría un lugar cargado de energía oscura para esconderse y reagrupar a sus fuerzas.
—Pero no en el planeta principal, —dijo Kira, ampliando los mapas de la región—. En una de sus lunas. Es un lugar perfecto para ocultarse sin atraer demasiada atención.
Yoran observó el mapa con una expresión de concentración. —Las lunas de Korriban... muchas de ellas están infestadas de restos de antiguas bases Sith. Si Malakar está allí, significa que está aprovechando el poder de esos lugares.
Lana se cruzó de brazos, analizando la situación. —Esto nos da una ventaja. Ahora sabemos dónde está. Pero no podemos atacarlo sin un plan sólido. Las lunas de Korriban son extremadamente peligrosas, incluso sin un ejército de seguidores Sith acechando por ahí.
Kira respiró hondo, sabiendo que tenían que actuar con rapidez. —Tenemos que investigar más. Ahora que sabemos que está en una de las lunas, podemos centrar nuestros esfuerzos en encontrar su ubicación exacta. Si lo sorprendemos antes de que esté completamente preparado, podemos detenerlo.
Lana asintió. —Puedo usar mis contactos para obtener información adicional. También podríamos buscar equipo especializado para enfrentar la energía oscura que seguramente está impregnada en ese lugar.
—Pero no podemos esperar mucho, —dijo Rolan, con su voz grave y firme—. Cada segundo que Malakar sigue suelto, está reuniendo más poder. Debemos atacarlo antes de que sea demasiado tarde.
Yoran se volvió hacia Kira, su mirada llena de respeto y confianza. —Tienes razón. Esta es nuestra oportunidad. Pero debemos ser cuidadosos. No es solo Malakar a quien enfrentamos, sino el poder acumulado de siglos de oscuridad.
Kira miró a su maestro, sintiendo una mezcla de miedo y determinación. Su entrenamiento, su conexión con la Fuerza, todo lo que había aprendido hasta ese momento la había preparado para este desafío. Pero aún así, sabía que lo que estaba por venir sería lo más peligroso que jamás había enfrentado.
—Entonces, —dijo Lana, preparándose para salir—, ¿nos dirigimos a las lunas de Korriban?
Kira asintió, sabiendo que esa era la única opción. El tiempo de huir había terminado. Ahora debían enfrentarse a Malakar directamente, en el corazón del Lado Oscuro, donde las sombras de los antiguos Sith aún susurraban a los vivos.
El grupo se preparó para partir, cada uno con su propia carga de pensamientos y preocupaciones. La luna de Korriban sería su próximo destino, el escenario de la confrontación final. Pero mientras se dirigían hacia lo desconocido, Kira no podía evitar sentir que algo mucho más grande que ellos estaba en juego. Y la clave para todo, de alguna manera, estaba en esa piedra negra mate que había encontrado.
La batalla final estaba por llegar, y en las lunas de Korriban, el destino de la galaxia podría decidirse para siempre.
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