OneShot
El último día
Cuando llegas al límite de chocarte contra el muro de la desesperación, es cuando se te abren un centenar de opciones para lidiar con el dolor y la pena que implica la depresión. Lo importante es saber elegir, pues cuando estás en la recta final, sea cual sea lo que elijas, será lo más importante que hagas en tu vida, la cual dependerá de dicha decisión.
Esto ocurría con KyungSoo, tenía una importante decisión entre manos.
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La noche era fresca y desde donde se encontraba podía ver la ciudad entera, que con sus luces brillantes llamaban la atención de muchos turistas, incluido él, Do KyungSoo, quien se había mudado hace 5 años, pues estudiaría en una de las universidades más importantes de dicha ciudad. Al llegar, lo acogió una tía lejana, con la promesa de brindarle todas las comodidades que implicaba ser alguien independiente y autosuficiente.
El primer año, fue increíble, todo le resultaba nuevo y atractivo, pues con solo dieciséis años, ¿Qué podía salir mal?
Al principio no tenía amigos, así que pasaba la mayoría del tiempo estudiando, leyendo libros por diversión o viendo películas. Su tía pasaba la mayoría del día fuera de casa, por lo que tenía que quedarse en casa con el marido de ésta. Desde que lo conoció, creyó que se llevarían muy bien, pues el hombre parecía alguien amable y atento, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que no sería así.
Espero que no volver a verlo otra vez - se dijo mientras le daba un trago a su botella de ron que abrazaba con mucho cariño.
Una tarde, su tía le informó que se mudarían solos a otro lugar. KyungSoo solo la miró y empezó a empacar sus cosas con paciencia, pero la mujer lo malinterpretó y le dio una bofetada por su "Falta de educación", el muchacho, perplejo por dicha actitud, simplemente la miró y siguió con su labor, haciendo el mayor esfuerzo para contener las lágrimas.
Desde que había nacido, KyungSoo había sido clasificado como una persona sensible, debido a que los golpes o gritos sin que su mente los clasificara como merecidos, le afectaban hasta la médula, pero eso sus padres no lo sabían, simplemente lo clasificaban como un berrinche de niño malcriado. KyungSoo no tuvo hermanos hasta los 13 años.
Espero que no me extrañen - dijo suspirando, mientras se llevaba a la boca un cigarrillo preparado con sus propias manos con quien sabe qué componentes. Luego de darle una calada suave, una risa ligera salió de su interior.
Al perder contacto con el marido de su tía, pensó que las cosas cambiarían, lo cual ocurrió, subió sus notas en la universidad, consiguió nuevos amigos, salía con ellos y se comenzó a sentir más adaptado al ambiente que lo rodeaba. Ahora KyungSoo era clasificado como una persona cálida, buena, afectuosa, pero no cariñosa, pues su cariño había muerto por diversos motivos que resumían en el hombre que creyó que sería un buen amigo y ejemplo a seguir en un nuevo lugar.
Los días que KyungSoo se quedaba en casa, hacia los deberes y mantenía la casa en orden, o por lo menos hacía lo que podía, pero a su tía no le parecía suficiente, por lo que le gritaba cosas como que era un inútil, no servía para nada y que únicamente lo mantenía por el pacto que había hecho con sus padres, quienes tenían una deuda con ella, mediante el cual KyungSoo, al finalizar sus estudios, debía hacerse cargo de todos los gastos de la vieja mujer, idea que en un principio le pareció bien, pero al ser reiterada tantas veces, acompañada de miles de insultos y desprecios, hizo que su personalidad cambiará para con su casera, se volvió distante.
Te daré todo mi dinero... - dijo KyungSoo mientras le daba otro sorbo a su botella.
La vida del pelinegro iba viendo en popa, tenía muchos amigos, se llevaba bien con sus profesores, cumplía con lo que se comprometía y nadie tenía quejas de él, a excepción de una persona, que al llegar a casa despreció los alimentos preparados por él, además de decirle que la casa que compartían estaba muy descuidad, por lo cual KyungSoo se disculpó, pues había teñido exámenes esa semana y no había tenido tiempo para nada, la mujer lo entendió en cierto punto, pero continuó con los reclamos, reiterando que era un estorbo en su vida y que no tenía las habilidades de un buen hombre, que debía apurarse en acabar la universidad para pagar su deuda que sus padres tenían con ella, también le dijo que era un irresponsable por no cocinar lo que le gustaba y que debía organizarse mejor. Finalmente le dijo que se retirara a su habitación para que ella pudiera estar cómoda y así poder realizar los deberes que él no había logrado cumplir.
Mientras que KyungSoo tomaba sus cosas y se dirigía a su habitación, escuchó como la mujer se seguía quejando y diciendo en, lo que ella creía, voz baja que "Los jóvenes tenían que ser usados como inversiones para luego poder aprovecharlos cuando uno lo necesitase y por el sacrificio que había implicado la manutención, estos no podían quejarse", lo cual provocó que el pequeño corazón de KyungSoo se rompiera en dos al darse cuenta que no podía contar con nadie más, pues ni sus padres habían hecho contacto con él desde que se había mudado.
Al final nunca desaparecieron - se dijo el muchacho mientras acariciaba con la nariz y depositaba pequeños y cálidos besos en sus brazos, llenos de cicatrices oscuras y brillantes al mismo tiempo. - Tan bonitas... - dijo en un suspiro.
Con los meses, se dio cuenta que el dolor era una increíble e incomprensible, para sus amigos, forma de no sucumbir ante los maltratos que recibía de parte de su tía y los problemas que afrontaba, sumándole la falta de cariño y comprensión, además de los terrores nocturnos por el recuerdo de el ex marido de su tía. Como pudo siguió estando feliz, más aún con la voz que habitaba en su mente y le hacía compañía, no una grata, pero compañía al fin y al cabo, pues aunque KyungSoo tenía amigos, aún se seguía sintiendo solo.
Esa voz le decía lo que creía correcto o no para ambos, más aún cuando uno de sus amigos le presentó un muchacho, pues recientemente KyungSoo había descubierto su inclinación hacia ambos sexos, así que se dio cuenta que su pareja podría ser cualquiera que le llamara la atención, ya fuera hombre o mujer. Eso lo hizo feliz.
Los primeros días tuvieron citas, pero la voz le decía que ese muchacho de cabellos rubios y piel tostada no se merecía a una persona como él, pues KyungSoo tenía muchos secretos que no podía decir a nadie. Sin embargo, los ojos café del moreno se volvieron hipnóticos para el muchacho, haciendo que su corazón se acelerarse con un par de palabras y unos cuantos abrazos. Creyó estar enamorado por primera vez en su vida.
Espero que me olvides - dijo mientras le enviaba un mensaje a su amor diciéndole cuanto lo extrañaba y que no veía la hora de abrazarlo.
Al paso de los meses, las heridas dejaron de aparecer en sus brazos y fueron reemplazados por besos largos y apasionados, salidas al cine, paseos a lugares turísticos e incluso tardes completas hablando de todo y de nada al mismo tiempo. Todo pintaba perfección con su novio llamado Kim JongIn, la persona a la que decidió contarle todos sus secretos, pues no podía ocultárselos por más tiempo si planeaban salir por mucho tiempo, pues era algo importante para poder entender la personalidad cambiante de KyungSoo. El moreno comprendió todo lo que el pelinegro le dijo y explicó, haciendo que prometiera no volver a arruinar su bella piel blanca como la nieve y que contará con él cuando aquella voz le diera ideas de escape al tormento. KyungSoo hizo la promesa cruzando los dedos.
Prometo no volverte a mentir, amor. - dijo mirando una estrella fugaz pasar.
Para cuando su relación logró alcanzar casi un año, decidieron ir más allá de los besos y caricias, lo cual puso a KyungSoo muy nervioso, pues ocurriría lo inevitable.
Mientras los besos se profundizaban en un cuarto de hotel, el celular de KyungSoo no dejaba de sonar, por lo que JongIn insistió para que el muchacho contestara y se ahorrará problemas, pero solo logró que su frágil novio llorara y comenzara a buscar algo en sus pantalones. Se llevó la sorpresa de su vida cuando vio a su amor sacar una navaja de algún tajador y dirigirla peligrosamente a su entrepierna llena de cicatrices, lista para hacer una nueva incisión.
Luego de un forcejeo para hacer que KyungSoo soltara el arma, JongIn tomó una decisión para el bienestar de ambos, pues se negaba a separarse de una persona tan dulce como el de labios en forma de corazón, hablar con la mujer de las pesadillas de su novio, así que entre gritos por parte de este último, salió del hotel para enfrentar a la mujer en su trabajo.
Por otro lado, KyungSoo se vistió, tiró la navaja a un tacho de basura, luego de una ardua pelea con la voz en su mente que le decía que la conservara porque luego la necesitaría, pero el muchacho quería hacer caso por una buena vez en su vida, en favor de su salud, así que hizo lo que tenía que hacer.
Cuando llegó a su casa le mandó un mensaje a su novio para que lo ayudara a sacar sus cosas, pues sabía que si había hablado con su tía, ésta lo sacaría a patadas de su casa, pero no respondió y cuando llegó la mujer, actuó de lo más normal, pues los gritos fueron dirigidos al tema de la falta de dinero, lo que significó que no se había concretado dicha charla ese día.
JongIn, idiota, responde - dijo KyungSoo mientras marcaba al teléfono de su novio por décima quinta vez en el día. Igual que lo había hecho desde hace ya seis semanas, sin respuesta alguna.
Comenzó a recordar los momentos felices con su novio, las sensaciones placenteras que le producía y los sentimientos que emanaban de él. Todo lo que veía, recordaba y sentía era: Amor. Se dio cuenta de que estaba enamorado del moreno y de que lo amaba por aceptarlo tal cual como era. Que amaba cuando sus narices se rozaban, cuando entrelazaban sus dedos, cuando se le formaban ojuelos en sus mejillas.
Definitivamente eso era amor. Pues solo sentía paz cuando lo veía y estaba cerca.
Al la décimo tercera llamada, alguien contestó, por lo que se puso de pie y se acercó al borde de la azotea del edificio, dejando su botella de alcohol a un lado y lo que sobraba de su cigarrillo. Contempló los autos pasar y luego las estrellas, lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas cuando oyó a la persona que le hablaba desde el otro lado de la línea telefónica.
-Kyunggie... - la persona suspiró con pesadez. - ... En serio... Ya pasó mucho tiempo y comprendo que sigas así, pero no quiero frustrarte apagando el celular, por lo que te lo repetiré para que vayas aceptándolo... - la voz se detuvo - ¿Me estás escuchando?
El chico lanzó el teléfono a la pista sin miedo de lastimar alguien e imaginó cómo se sentiría si él hiciera lo mismo.
-Debiste quedarte conmigo y seguir besándome hasta el cansancio - se miró las vendas que cubrían sus brazos, luego se las quitó lentamente, para tirarlas al vacío también. - Debimos hacer el amor - se restregón el rostro con ambas manos, quitándose las lágrimas que no dejaban de salir. - pero ya no se puede ¿Verdad?
El moreno se apoyó en la baranda en la que él estaba recostado. Lucía la misma ropa de la última vez que lo vio, solo que estaba desordenada, pero aun así lucía apuesto. El corazón de KyungSoo se aceleró, pero evitó lanzarse a abrazarlo, pues todo acabaría, esa voz le gritaba la verdad.
-¿Qué nos trae aquí esta noche? - dijo el moreno muy tranquilo y con una suave sonrisa.
KyungSoo sintió morirse por volver a escuchar la voz del chico que amaba.
-Te extraño demasiado. - dijo con voz tímida y algo lerda por el alcohol.
-Lo sé, te he visto. - dijo acercándose lentamente al más bajo, pero KyungSoo hizo una seña para que se detuviera. Todavía no era tiempo.
-Lamento haberte desobedecido... - suspiró apreciando la silueta de JongIn, se veía igual que siempre. Aún tenía ere arito en la oreja, el cual se habían hecho juntos a los seis meses de su relación. Su piel relucía bajo la luz de la luna, pero esta estaba algo más pálida, aún así no le importó, porque no había nada malo en el moreno, a su manera era perfecto.
-¿Te acuerdas cuando te dije que me gustabas? - le respondió JongIn mirando sus manos.
El pelinegro se sonrojó, pues el recuerdo de ese día le producía un tsunami de emociones en su estómago. Ocurrió a los tres meses de conocerse, estaban en un jardín botánico, observando plantas y tomando fotos, cuando, para sorpresa de KyungSoo, JongIn lo abrazó por la espalda y apoyó su frente en la cabeza del más bajo. Se quedaron así por unos minutos, mientras sus corazones latían arrítmicamente, pero en sintonía, hasta que el más alto susurro lo suficientemente alto para que el otro lo oyera. Tuvo que concentrarse, pues sus latidos retumbaban en sus orejas, claro que aún así oyó ese suave "Creo que me gustas... Porque te quiero", y el silencio se formó entre ellos, pues a su alrededor aún se oían a las aves cantar.
-Me acuerdo...- dijo KyungSoo esforzándose por contener las lágrimas. - También te dije que me había enamorado de ti, así que empezamos a salir, ¿Cómo olvidarlo? - le sonrió con dulzura, dejando que las gotas saladas empaparán su rostro sin cuidado - incluso ahora... Te sigo queriendo, Kim JongIn, quiero estar contigo... - por fin empezó a acercarse a él.
-También quiero estar contigo, pero también quiero que seas feliz - le respondió el de cabellos rubios.
-Pero no puedo sin ti, te extraño demasiado. - dijo el más bajo dando otro paso hacia su amor.
-Claro que puedes, es más, debes serlo conmigo o sin mí, solo quiero lo mejor para ti, Kyunggie - otro paso hacia atrás.
-Eso... significa que vas a dejarme, ¿No? ¿Volverás a dejarme solo?- preguntó con la voz rota el muchacho.
-No, eso jamás, pero ya no podemos estar juntos - le respondió en voz baja. - Debes seguir, por los dos. - gesticuló con las manos haciendo referencia a ambos.
-¿A qué viene eso? - preguntó KyungSoo sorbiendo los mocos.
-A que sé lo que vas a hacer - dijo JongIn mirando el lugar en el que se encontraban.
-Esa noche... Ese último día en el hotel, debiste quedarte conmigo, debiste abrazarme y decirme que todo saldría bien, aunque por dentro sabía que todo seguiría igual, pero te fuiste, me dejaste solo, y yo... Yo... - bordillo - me volví a sentir solo.
-Perdóname - dijo JongIn, por fin dándole el alcance cuando el aire comenzó a alborotar los cabellos de su amado y, como pudo, lo besó.
-Ese día te lo iba a decir - salto - te iba a decir que ... - abrazó al moreno con fuerza cuando sintió que el impacto se avecinaba, no quería ver más, pues tenía a lo que más quería entre sus brazos. - Te amo...Kim JongIn. - dijo con su último aliento.
-Yo también te amo, Do KyungSoo, ahora estaremos juntos por siempre, tal como debió suceder ese último día.
Ya no pudo escuchar más, pues sus tímpanos empezaron a sangrar y a pitar por el aturdimiento, seguido por las sirenas de la ambulancia y los policías.
En plena avenida yacía Do KyungSoo, al lado del espíritu del difundo Kim JongIn, quien había sido atropellado cuando cruzó sin ver la avenida principal hace seis semanas. Le habían entregado el móvil del difunto a su único familiar cercano, su primo Kim JongDae, quien tuvo que informarle al que insistía con las llamadas que el joven Moreno había muerto en una circunstancia poco afortunada. Esto provocó que KyungSoo perdiera el control que JongIn había construido por meses en su interior y que en un solo minuto se vino a bajo, como las torres de cartas, las cuales caen con el más mínimo movimiento. El pelinegro se fundió en el dolor de perder a su todo y se destrozó los brazos y la entrepierna con miles de cortes, hasta que un día, luego de decidir qué hacer con su vida, se dirigió al edificio más alto para pasar sus últimos momentos antes de quitarse la vida saltando del doceavo piso.
FIN.
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Gracias por leer, en serio se los agradezco de corazón.
Comento que tengo otro OS llamado "La Nota", que también es KaiSoo, está en mi perfil, pero dejó el link : http://w.tt/1MEKPAZ
También tengo un fanfic que se llama "¿Soy yo?", también es del KaiSoo, este es el link: http://w.tt/1JdC7if
Comenten, compartan y denle a la estrellita, si les gustó! :)
Rivers22S.
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