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80. Romeo y Julieta

Regresar significaba vuelta a la rutina, el trabajo, la universidad, los exámenes... pero había algo que sería diferente: el inicio de los ensayos para Romeo y Julieta. Chris quería empezar aunque todavía tenía que estudiar. En cuanto acabaran los exámenes, empezaría los preparativos para otra clase de evento que sería sorpresa para Rose. No podía evitar desear hacer cosas por ella. No quería volver a verla triste y quería acabar con esa situación cuanto antes. Si Rose caía en depresión no podría perdonárselo. Para alguien alegre como ella no parecía que pudiera suceder, pero sí había visto a Rose deprimida en otras ocasiones, como cuando le quitó su libertad. Solo podía imaginarse cómo había pasado esas dos semanas llorando sola por haber cortado con él si estando mejor que antes seguía triste. Había tenido una mala influencia porque estaba lejos de él, no debía haber sido tan duro con ella.

Chris estudiaba hasta en la hora de comer con tal de tener tiempo por la tarde aunque fuera una hora para el ensayo. Rose le ayudaba haciéndole preguntas para ver si se lo sabía cuando Chris estaba más seguro. Se dio cuenta de que explicarle las cosas a Rose le facilitaba recordarlas y en el examen solo tenía que volver a explicarlas de la misma forma. Rose le esperaba a la salida para animarle y acompañarle al ensayo.

- Hoy ensayamos en casa- decidió Chris-. Estoy cansado, y este examen fue el más largo.

- Como quieras- sonrió Rose-. ¿Cuántos te quedan?

- Dos.

Iban de la mano y algunos compañeros de Chris les miraban. Uno comentó:

- ¿Esa no es la hija de los Wishingwell?

- Se prometieron hace tres años pero luego ella se fue a estudiar fuera y ha vuelto hace unos meses- respondió una chica.

- Ahh... por eso les he visto tantas veces juntos últimamente. Parece que les va bien, estaré atento a las noticias de la boda en el periódico. Desde luego será una gran noticia que la heredera de la empresa millonaria de los Wishingwell se case con el director de una empresa que está teniendo tanto éxito.

- Es cierto, están a otro nivel pero parecen una pareja normal.

Chris y Rose se sonrojaron y se miraron de reojo. Se les escapó una sonrisa al ver la reacción el uno del otro. Probablemente ya se hubieran casado hace tiempo si no se hubieran separado para seguir sus carreras. Por muy importante que fuera centrarse en aprender una profesión, no debía interponerse en una unión, al fin y al cabo podían seguir formándose estando juntos. De todas formas siempre lo habían estado, y juntos trabajaban muy bien y lograron el éxito.

En casa de Chris se pusieron a ensayar sus partes e incluso las escenas de besos sin distraerse. Les estaba saliendo bastante bien y Chris empezaba a pensar que su plan se llevaría a cabo antes de lo previsto. Para finales de mes pondrían la obra disponible en taquilla. También les dio tiempo a ir a la habitación del piano y tocar juntos. El ambiente era inmejorable. Cuando terminaron, Chris abrazó a Rose desde atrás.

- ¿No quieres quedarte un poco más?

- Pero se hace tarde...

- Solo un poco... Después de ese examen me apetecía mucho una cosa...

Al final Rose acabó sentándose en el sofá y Chris se tumbó con la cabeza en el regazo de Rose mientras ella le acariciaba el pelo. Le hubiera gustado quedarse a dormir con él, ese y todos los días. Y no solo eso, vivir con él, compartir mucho más que experiencias... no dejaba de pensarlo y a partir de ese día, tras escuchar a los compañeros de Chris, cada vez se ponía más triste, dándose cuenta de la vida que podría haber llevado y que quizá nunca tendría. Intentaba disimular cuando estaba con él, pero en uno de los ensayos le cayeron lágrimas en una de las escenas románticas. Chris se había dado cuenta de que Rose empezaba a decaer poco a poco, pero no fue hasta entonces que se preocupó seriamente por su estado.

- Hoy me dan las notas... ¿podrías acompañarme para darme ánimos?- le pidió a la salida.

- Claro- se esforzó ella en sonreír, tratando de pensar más en él que en sí misma.

Esa tarde logró alejar esos pensamientos nocivos que no la dejaban en paz y se preocupó por apoyar a Chris. Lo notaba nervioso y sentía su fuerte agarre al cogerle la mano. Una vez recogió el papel y salió, fue con ella a un banco para mirar las notas. De hecho, se las entregó para que las viera primero y le diera alguna pista. Rose las miró una por una, con cara de asombro.

- ¡Wow, Chris, eres increíble! ¡Felicidades!

A Chris se le iluminó el rostro y se atrevió a mirarlas. Se alegró tanto que de repente le cogió la cara entre sus manos y la besó. Rose sintió un cosquilleo, la había tomado por sorpresa y se sonrojó. Para celebrar, la llevó a cenar y se despidieron con un abrazo largo, ya que ninguno quería separarse, pero Chris sobre todo, estaba pensando en qué decirle para animarla y aguantar un poco más.

- Te quiero en mi futuro, Rose... no te vayas nunca de mi lado- le susurró.

Rose asintió entre lágrimas. Aunque quisiera, no podía dejar de estar con él. Por mucho que le doliera la decisión de Chris, seguiría a su lado. Le quería demasiado como para volver a separarse de él. Y quién sabe, quizá algún día cambiaba de opinión... algún día...

- He puesto fecha a la función- le dijo Chris al despedirse-. El último día del mes.

- Está bien.

- Quiero decirte algo cuando acabe.

- Y la llave...

- Y la llave.

Le dio un beso en la frente y se marchó. Rose caminaba por el jardín de su casa cuando vio a su madre salir con unas maletas enfadada y James tras ella, también molesto pero diciéndole que irse no era la solución.

- ¿Qué está pasando?- preguntó Rose asustada.

Dani la cogió por los hombros y la llevó aparte mientras le dijo al oído:

- No te preocupes, es temporal.

- ¿El qué es temporal?- se alteró Rose.

Sofia entró al coche y se marchó, mientras James regresaba con la mano en la nuca, suspirando. Al ver la preocupación en el rostro de Rose, bajó la mirada y trató de darle una explicación pero no tenía muchas ganas de hablar sobre el asunto.

- Volverá, lo sé- la tranquilizó.

- ¿Habéis peleado?- preguntó Rose llevándose las manos a la boca.

- Sí.

Su respuesta cortante la dejó sin palabras. Le vio marcharse a su habitación con rabia y dio un portazo.

- Dani... ¿Qué es esto?- insistió Rose.

- Un desacuerdo, ya lo resolverán.

Rose se quedó algo preocupada. Sus padres no siempre estaban de acuerdo y a veces les gustaba molestarse, pero nunca les había creído capaces de una pelea así. ¿Adónde habría ido su madre? Nadie le estaba dando información. Al día siguiente, vio que Chris estaba de mal humor. Al parecer su padre se había marchado sin avisar, los sirvientes dijeron que serían unos días.

- Yo también estoy preocupada, mis padres han peleado y mi madre se ha ido con unas maletas en las manos.

- ¿No será que se han ido juntos?- se dio cuenta Chris, palideciendo.

- ¿Por qué? ¿Adónde?

- No sé, pero los sirvientes le vieron ir bien arreglado y con un ramo de flores, que es lo que más me molestó. No me importa que tenga novia pero si voy a tener una nueva madre quiero saberlo.

- Por favor no digas eso- se alarmó Rose.

- No me refería a Sofia, no sabemos si se han ido juntos.

- Es verdad... pero no me gusta nada esta incertidumbre. En el pasado estuvieron prometidos... y eso levantaría sospechas.

- Cuando regresen les preguntamos, ¿vale? No tomemos conclusiones precipitadas- dijo Chris intentando tranquilizarla, aunque él mismo estaba preocupado.

No creía que fueran capaces pero la duda no le dejaba en paz. Tampoco creía a Rose capaz pero lo hizo... Sacudió la cabeza, intentando alejar esos pensamientos. Le acarició la cara a Rose y le dio un beso en la cabeza, tras lo cual la abrazó.

- Venga, no pasa nada, pensemos en otra cosa...

Rose respiró profundame, tratando de calmarse. Le costó centrarse en otras cosas ese día, pero más aún cuando pasaban los días y no sabía nada de su madre. La preocupación atraía más motivos para sentirse mal, por lo que empezó a pensar demasiado en Chris y ella. Si hasta sus padres podían estar así y ella creía que era imposible, ella y Chris que ni estaban en una relación... era más fácil de romper aún. Necesitaba la seguridad que le daba el compromiso, el hecho de que Chris quisiera estar con ella de forma oficial, y no a escondidas como los cobardes. Al cabo de una semana estaba tan quemada que rechazaba los gestos de afecto de Chris y este, harto, empezó a ser más frío con ella, dejándole su espacio pero seguía siendo su jefe y tenía que trabajar con ella. Rose no quiso ir más a los ensayos finales, diciendo que no los necesitaba y le tocó a Chris explicar a los demás que tenía problemas familiares y necesitaba reponerse. Creyó que se le pasaría y todo iría bien hasta que un día Rose ni fue al trabajo. Intentó contactar con ella, incluso fue a su casa, pero ya no la podía encontrar por ninguna parte. Ni James ni Dani sabían dónde estaba, pero al menos había llamado desde un teléfono público para avisar que estaba bien y no la buscaran, volvería cuando lo considerara oportuno.

- Espero que considere oportuno el día de la función- se preocupó Chris, llevándose las manos a la cabeza.

- No es tan irresponsable, no te dejaría colgado, sabe que hay mucha gente involucrada, los actores, los espectadores...- le animó Dani.

- Todo esto es culpa mía, llevaba un tiempo triste porque le prohibí mencionar el noviazgo y... ahora con lo de nuestros padres...

- Todo se arreglará, pero es verdad que te has arriesgado mucho.

- Quiero terminar ya con esto- suspiró Chris-. No podemos seguir así. Necesito pedirte un favor... a Rose se le está acumulando el trabajo y yo no puedo con todo...

- Está bien, te ayudaré- accedió Dani.

Así fue como por unos días, Dani hizo las veces de secretario para Chris y le pareció entretenido. Si Rose decidía hacer otra cosa, la sustituiría con mucho gusto. Al fin, el día de antes de la función, Sofia y Carl regresaron y no hubo más dudas, habían ido juntos. Chris había acudido al aeropuerto junto con Dani y James, decidido a obtener explicaciones. Cuando las miradas de Sofia y James se encontraron, se transmitieron arrepentimiento. Se habían echado de menos. No tardaron en correr a abrazarse mientras los demás miraban con aprobación. Volvía el equilibrio y la armonía al mundo.

- Exijo saber por qué os habéis ido juntos de viaje- reclamó Chris.

- James no quería acompañarme a un congreso de música y me enfadé, así que fui sola de todas formas.

- Pero yo sabía que acudirían patrocinadores que vendrían bien a mi empresa y ya tenía la entrada pagada antes de saber que Sofia iba, cuando me enteré decidimos ir juntos, pero no es lo que piensas- se justificó Carl.

- No es que no quisiera, amor, pero tenía trabajo que hacer y reuniones y...- dijo James.

- Y sabías que era importante para mí y que iría, no puedes quejarte de que fuera sola o con quien me encontrara.

- Lo siento, me puse un poco celoso, y tienes razón, me lo llevabas diciendo hace tiempo, no me di cuenta de programar todo para otra fecha y dejarme la semana libre...- se disculpó James, acercándose para pedir un beso de reconciliación.

- Tendrás que compensármelo- protestó Sofia dándole el beso.

- Hecho.

Cogidos de la mano, fueron al coche, llevando cada uno una maleta en la otra mano. Chris les miraba sonriente, pensando que quizá pronto Rose y él volverían a estar así de bien... en cuanto supiera algo de ella. Pero si Sofia había regresado, Rose seguramente lo haría, se parecían un poco.

- Por cierto, no os preocupéis por Rose, está con mis padres- avisó Sofia-. Hablé con ellos ayer y me contaron que Rose estaba ahí. La convencerán de volver a tiempo para la función si no quiere- le guiñó un ojo a Chris.

- Eso espero. Gracias.

Pero el tiempo que Rose pasó ahí no la ayudó mucho. No dejaba de pensar que nada cambiaría aunque volviera, pero aunque fuera por última vez, volvería con Chris, obtendría su último beso en la función y después se marcharía para siempre. Ya no aguantaba más estar así. Ni con él ni sin él. Quizá buscando la ayuda de Denis... Le llamó y después de hablar un rato, le ofreció su ayuda. Él también acudiría a la función para ver si el plan funcionaba. Rose sabía que no estaba bien, pero ya nada le importaba. Si esa era su última oportunidad, lo intentaría. Al día siguiente tomó el tren y regresó a casa. Dejó la maleta, se cambió y fue al teatro. Fuera, se encontró con Denis, que le dio un frasquito. Rose lo tomó con las manos temblorosas.

- ¿Estás segura?- le preguntó él-. Le veo capaz de compartir tu destino como en la obra.

- Que así sea.

A Denis le recorrió un escalofrío al imaginarse el peor de los casos y cómo Rose lo estaría aceptando. Chris no la vio hasta que empezó la función y les tocaba salir. Pero tenía que seguir actuando en vez de ir a abrazarla, como habría querido. Sentía más en su piel esa obra que antes, por alguna razón. Rose parecía sentirse igual y sus miradas transmitían el amor y la amargura de la situación. Incluso se metieron tanto en el papel que actuaban imaginando cómo sería si esos fueran ellos, y no Romeo y Julieta. El último beso fue dulce y amargo. Chris sentía que algo no iba bien. Rose no solo no se había recuperado, sino que además parecía mirarle como si fuera la última vez. Al fin llegó la escena en la que Julieta se había tomado el veneno y yacía inconsciente.

A Chris le pareció que lo estaba actuando demasiado bien. Entonces, vio a Denis entre bastidores, señalando un frasquito que llevaba en la mano, alterado, haciendo gestos de error. Señaló el fraso de Rose y se llevó el dedo al cuello, dibujando una línea horizontal. Chris actuó mejor que nunca el impacto de creer que Julieta había muerto y su dolor y desesperación. Pero esos sentimientos eran reales. No pudo soportarlos. Lo que fuera que Rose se había tomado, él lo haría también.

Los demás hacían gestos de que se detuviera, pero era demasiado tarde. Chris le dio un beso a Rose y se tomó el frasquito, desplomándose en el suelo, inerte. Era tan real que los espectadores se emocionaron y lloraron, y los demás actores lloraron también. A Denis le había conmovido la escena, realmente Chris era capaz de todo por Rose y acababa de demostrar lo mucho que la amaba que no podía vivir sin ella. Sin pensárselo, había decidido compartir su destino, como una vez lo hicieron Romeo y Julieta. La parte en la que Julieta se levantaba y veía a Romeo muerto y se clavaba su espada no llegó. El telón se cerró y todos aplaudieron la tragedia, sin saber las consecuencias que traería.

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