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75. Juntos

El corazón le latía fuerte. ¿Quería? Sí, quería, pero...

- Chris... No sé si...

Chris decidió cambiar de estrategia con respecto al día anterior. Quizá la cama la ponía nerviosa, por lo que le cogió la mano y la llevó a sentarse en la alfombra. Rose bajó un poco la guardia. Chris la sentó delante de él entre sus piernas y la envolvió con los brazos.

- ¿Qué te preocupa? Dime qué sucede realmente, Rose- le pidió Chris con su rostro junto al de ella.

A ambos les gustaba sentir el tacto de sus mejillas al juntarse, tener los rostros cerca uno al lado del otro transmitía ternura. A pesar de tener la chimenea delante, lo que le transmitía calor era el cuerpo de Chris, y Rose lo encontraba reconfortante, pero también sentía como si no pudiera escapar de él, estaba a merced de su apresor.

- Que quieres recibir sin dar... Ese es mi problema- murmuró Rose.

- Te pido paciencia, como yo la tuve contigo.

- Pero no es justo que te molestes porque no te bese si no quieres tener algo serio.

- Ah, lo de ayer... La forma en que lo dijiste... me sentí rechazado, parecía como si no quisieras mi afecto.

- Claro que lo quiero pero tenía miedo de que te dejaras llevar y...

- Conozco mis límites, Rose, si me pasara puedes darme una bofetada o lo que consideres, sé que perdería tu confianza y eso es difícil de recuperar.

- Siempre me has dicho que podía confiar en ti y me lo has demostrado, pero podrías dejar de razonar llegado a cierto nivel...

- Llego aguantando todos estos años, creo que puedo aguantar un poco más- le dijo Chris dándole un beso en la mejilla.

- Confiaré en ti porque yo también te pido lo mismo.

- Estoy empezando a hacerlo- le susurró, besándole el cuello.

- Mmmm...

- ¿Me dejas besarte?

Rose no dijo nada y Chris continuó. Le apartó el pelo hacia un lado y siguió por la nuca y la parte superior de la espalda. Luego continuó con el otro lado de su cuello. Le desabrochó unos botones y bajó la camisa por el hombro, continuando con los besos.

- ¿Llevas algo debajo?

Rose asintió y Chris le terminó de quitar la camisa, dejando a la vista una camiseta de tirantes que llevaba en invierno por encima de la ropa interior. Chris le bajó el tirante por el hombro y lo besó desde atrás. Lo volvió a subir, ya que le empezaba a tentar bajarlo más. Los gemidos ahogados de Rose le incitaba a continuar, pero cuando la hizo girar hacia él para tenerla de frente, con su rostro cerca, volvió a preguntar:

- ¿Me dejas besarte?

- Un poco...

Chris sonrió y metió los dedos entre sus rizos, acercándola para tener sus labios entre los suyos. Al tercer beso, se apartó un poco y le acarició los labios. Rose entreabrió los ojos y los cerró de nuevo, disfrutando de ese placentero cosquilleo.

- ¿Un poco más?- le preguntó él.

Rose asintió y Chris cogió el labio inferior de Rose entre los suyos y luego el superior. Fue alternando los besos dando atención a una mitad y a la otra. Le encantaban los labios de Rose, no se cansaba de su sabor, los devoraría poco a poco por el resto de su vida sin hartarse. Rose era su adicción favorita. Sin importar qué pasaba entre ellos, volvían a atraerse como un imán y no podía evitar querer tenerla de nuevo entre sus brazos, amándola y obteniendo su dulce recompensa.

- Te quiero aún más cerca de mí- le susurró Chris y Rose le miró sonrojada.

- ¿Cómo?

- ¿Me dejas?

- Mmm... sí...

- Ven aquí...- dijo Chris mientras la hacía sentarse encima de él con una pierna a cada lado.

La rodeó por la cintura con ambos brazos acercándola hasta que el pecho de Rose se quedó sobre el de Chris y este apoyó su cabeza en él, oyendo sus latidos. Rose abrazó la cabeza de Chris, se sentía bien tan cerca de él. Podría estar así mucho tiempo, incluso podría dormirse así. Apoyó su mejilla en la cabeza de Chris y se relajó. El corazón seguía latiendo deprisa ya que reconocía la presencia masculina de quien amaba, y no podía evitarlo, pero se sentía tranquila y ya no estaba tan nerviosa.

- ¿Siempre te late tan rápido el corazón?- preguntó Chris.

- Puede... Cuando estás cerca...

Chris besó la parte superior de su pecho y bajó un poco por el centro. Tenía ganas de desviarse a los lados, pero debía limitarse a sentir el tacto de sus pechos solo en los abrazos y cuando tenía la ocasión de apoyar su cabeza entre ellos. En cierta manera, también era una sensación maternal, pero también era atractivo.

- No te desvíes con los besos- le recordó Rose.

- ¿Por qué tenías que ser tan irresistible?- murmuró Chris, tumbándola en la alfombra y levantándole la camiseta de tirantes.

Aún se encontraba entre sus piernas por la posición anterior, aunque Rose ya había apoyado los pies en el suelo, con las rodillas aún flexionadas.

- ¿Que haces?- preguntó ella.

- Nada nuevo.

Los labios de Chris se dirigieron al vientre de Rose, tomando diferentes direcciones mientras la acariciaba con las yemas de los dedos, deteniéndose antes de los lugares prohibidos. Le bajó un poco la falda para descubrir su ombligo y Rose sintió un escalofrío antes de notar la lengua de Chris introducirse en él, ya sabiendo lo que sucedería. Aquello era uno de sus puntos débiles y él lo sabía. Estaba determinado a hacerla gemir de placer e inevitablemente lo estaba consiguiendo. Rose se cubrió la boca y Chris, al verla, regresó a su rostro, le apartó las manos e introdujo la lengua entre sus labios, adentrándose hasta que los labios de Rose quedaron aplastados por los suyos. Repitió el proceso varias veces, sacando una reacción de Rose cada vez. Solo por eso, Chris tenía ganas de hacer una y otra vez esas cosas que provocaban a Rose, pero no tantas como para desarrollar inmunidad y que ya no le surtiera efecto, así que decidió dejarlo para otra ocasión. Continuó con una cadena de besos más lentos y sensuales, simplemente disfrutando de estar en ese momento con ella sintiendo su tacto y su sabor. Rose le correspondía, siguiéndole el ritmo. Creyó que no podía ser mejor hasta que Chris entrecruzó los dedos con los suyos en ambas manos, sujetándolas sobre la alfombra. Poco después, volvió a sentarla encima de él y la rodeó con los brazos. Rose estaba un poco despeinada, pero Chris solo miraba sus ojos y sus labios, aunque a veces se desviaban más abajo. Verla en esa postura sobre sus piernas y con esa camiseta de tirantes ceñida... Cerró los ojos para dejar de mirar y juntó su frente con la de Rose, tratando de relajarse y controlar sus pensamientos.

- ¿Te cansaste de los besos?

Chris abrió los ojos, sorprendido por su pregunta.

- Yo nunca me canso de besarte, si dejo de hacerlo es porque en algún momento habrá que parar, pero no porque me canse.

- ¿Cuánto crees que eres capaz de aguantar besando?- le retó ella.

Chris la miró con picardía. No creyó que Rose le sugeriría ese tipo de cosas sin sonrojarse.

- Averigüémoslo... Pero luego no digas que no te he avisado, esto puede ir para rato y dejarte los labios rojos.

Rose se sonrojó, pero no se echó atrás, ya que habían empezado, ¿por qué parar tan pronto? Tenía ganas de más aunque le costara admitirlo. Había echado de menos estar así con Chris, era el tipo de cosas de las que no dejaba de acordarse hasta que volvían a suceder.

- Será mejor que nos pongamos cómodos- dijo Chris llevándola a la cama.

Chris volvió a colocar las piernas de Rose a cada lado de su cintura y le lamió los labios lentamente mientras ella cerró los ojos. Jugó con sus labios un poco más y la volvió a sentar encima de él, en su posición favorita mientras la estrechaba contra sí e intensificaba los besos hasta que no podían ser más pasionales. Respiraban más fuerte y tenían que interrumpir los besos con más frecuencia, pero no tardaban en regresar. Chris aún tenía energías para continuar con ese ritmo aunque Rose empezó a preguntarse si hizo bien en retarle. Su cuerpo no aguantaría tantas emociones fuertes y ese ritmo, pero tampoco quería parar aún ni reducirlo. Quería más. Y más. Al ver que Rose empezaba a encorvarse de tanto estar en la misma postura, Chris la tumbó y se quedó encima de ella. Vio su rostro y pensó que se volvería loco.

- Vas a hacer que te devore- le advirtió él.

- No puedo evitar poner esta cara- protestó Rose poniéndose de morros.

- No me cansaría de verte así todos los días- dijo Chris con una mirada pícara.

- No... Ten piedad, mi corazón no aguantaría este ritmo cada día...

- Tendrás que aguantar un poco más... Ya que hoy tú me has retado.

- Ya estoy viendo de qué eres capaz...- murmuró ella.

- Esto no es nada, ya verás cuando seas mi...

Chris se dio cuenta de que se estaba yendo de la lengua y tuvo que distraerla. Le mordió el lóbulo de la oreja y le hizo cosquillas con la lengua. Rose sintió escalofríos y no pudo seguir pensando en lo que había dicho Chris, ya que la mantuvo ocupada pendiente de dónde estaban sus manos. Chris bordeó su pecho acariciando su abdomen y bajó con el dedo índice hasta el ombligo.

- ¿Sabes lo que sigue?

Rose le miró sonrojada, expectante, preparándose mentalmente, pero Chris le bajó un poco la barbilla y la besó volviendo a meter la lengua mientras el dedo presionaba en el ombligo.

- Mmmmm...

Fue un poco más alto de lo que ella hubiera querido que sonara y cuando Chris separó sus labios y los acercó a su oído volvió a presionar, queriendo escucharla con claridad.

- Ahh... Chris...

- Dime...- le susurró en el oído.

- Mmm...

- ¿Sí?

- Esto...

- ¿Te gusta?

Rose no dijo nada, estaba atontada por la mano de Chris en su tripa y la otra acariciándole los labios. Se detuvo un momento.

- ¿Quieres que siga?

- Mmm...

- ¿Sí?

- ...

- Pídemelo- le susurró él.

Rose no podía pensar con claridad y en ese momento su razón se había tomado un descanso, por lo que no opuso mucha resistencia a la orden de Chris.

- Sigue...- murmuró.

- Pero qué obediente estás- siguió susurrando Chris en su oído con tono seductor, empezando a mandar a su conciencia de vacaciones al oír a Rose-. Me gusta cuando estás así... gatita.

Empezó a acariciarle la pierna por encima de la rodilla mientras sus labios volvían a su cuello y presionaban un poco más que antes.

- No seas malo...- dijo Rose en bajo con tono de morritos.

- No lo soy... mucho.

Siguió con  la mano, apartando la falda poco a poco hasta notar la mano de Rose impidiendo que subiera más. Le cogió la mano y se la sujetó más arriba de su cabeza.

- Me pregunto qué harías si te atara las manos...- insinuó él.

- Volverme loca- respondió ella.

- Me encantaría ver eso.

- No me seas...

- Me voy a comer esos morritos que pones- dijo Chris cumpliendo su palabra.

Cuando se cansó de la postura, se tumbó a su lado y continuaron besándose lentamente otro rato hasta que les invadió el sueño. Chris la estrechó contra sí.

- Deberíamos taparnos, hará frío, el fuego de la chimenea se ha apagado- dijo Rose.

- ¿Ah, así que me estás invitando a dormir contigo?

- Bueno... Ya estaba dando por hecho que no te irías...

Chris le dio un beso en la frente y la mandó a ponerse el pijama. Ella fue a la habitación de Dani y cogió prestada ropa para dormir. Se lo debía por la venganza que le costó su trabajo. Se la dio a Chris para que se cambiara y ella se puso el pijama en el baño. Cuando salió, vio a Chris solo con el pantalón y le dio algo de vergüenza ver su torso desnudo.

- ¿No tendrás frío?

- Estando a tu lado lo dudo- dijo Chris acercándola a él.

- Al menos ponte la camisa para dormir aunque no te la abroches.

Ella misma la cogió y se la puso mientras Chris sonreía y la hizo caer en la cama de improvisto, haciéndole cosquillas en la tripa con la lengua.

- Ayy... Para, para... Jajajaja

Era una mezcla de sensación agradable y cosquillas que prefería que pararan aunque no le disgustara que Chris jugara con ella. Chris volvió a hacerle lo mismo en el cuello, provocando que aparte de reir soltara algún gemido.

- Me gusta hacer experimentos contigo, tienes reacciones interesantes- bromeó Chris mientras le lamía los labios y la volvía a besar un poco más antes de meterse bajo la manta con ella.

Rose se quedó cerca de su pecho y apoyó la cabeza. Puso la mano sobre su piel y movió un poco los dedos, acabando por acariciarle. Le gustaba tener el pecho de Chris a la altura de su cabeza, era suave y olía bien, una mezcla de colonia y su propio olor embriagador. Rose no pudo evitar darle un beso, ya que tenía su piel tan cerca de los labios. Chris experimentaba aquello con ella por primera vez y le gustaba. Sentir los labios de Rose en su piel y las caricias sobre su pecho y abdomen le calentaban y al mismo tiempo le relajaban, empezando a quedarse dormido. Le acarició un poco la cabeza a Rose hasta que la mano ella se detuvo agarrando levemente el borde de la camisa de Chris y ambos se quedaron dormidos.

Era una de las veces en la que mejor habían dormido, pero al oír el despertador, les costó querer levantarse. Rose quiso abrazarse más a Chris y poner su pierna sobre la de él, pero Chris se sonrojó y se levantó con la excusa de ir al baño. No quería que Rose se asustara, aunque ella ya había percibido el calor que desprendía Chris por la mañana, no era la primera vez que lo notaba. Le gustaba estar a su lado y sentir ese calor, aunque le daba vergüenza acercarse demasiado. Chris salió del baño ya vestido y aún un poco sonrojado.

- Haberte quedado un poco más... Ahora hace más frío en la cama- protestó ella frotándose los ojos, sentada sobre sus rodillas en la cama, despeinada.

A Chris le pareció adorable, era una mezcla entre niña pequeña y esposa atractiva que quería seguir durmiendo con su marido. Tenía ganas de que aquello se hiciera realidad, sobre todo un fin de semana en el que, al no trabajar, pudiera quedarse con ella en la cama, jugando o relajados. Esa mañana en especial se sentía con más energías que de costumbre, quizá porque recordaba lo sucedido la noche anterior y había descansado bien, lo cual le incitaba a volver a la cama y comerse a Rose entera. Fue hacia ella y le plantó un beso en los labios que la hizo caer de nuevo en la cama. Mientras se calzaba, la miró de reojo y sonrió.

- Si sigues estando adormilada me voy sin ti.

- ¿Qué? Pero creí que estaba despedida...

- Yo no dije eso, recuerda que te di el día libre, nada más. Es cierto que me enfadé cuando te eché, pero no te despedí.

Mientras hablaba, Rose se le había acercado por detrás y le abrazó. Con el material del pijama se le notaba más el relieve y Chris notó la suavidad del blando pecho de Rose en su espalda. Aún no se había puesto la chaqueta, por lo que lo pudo sentir a través de la fina tela. Se sonrojó y se esforzó por controlarse.

- Tienes 5 minutos para cambiarte- fue su forma de quitársela de encima antes de convertirse en un lobo y atacarla.

Rose corrió al vestidor y salió aún metiéndose la camisa en la falda. Chris la miró divertido, preguntándose si se habría mirado al espejo. Cogió un peine y se acercó a ella, llevándola a sentarse en una butaca acolchada.

- Ven aquí, gatita despeinada- le dio un beso en la cabeza y comenzó a peinarla.

Era la primera vez que Chris la peinaba y lo hacía con suavidad mientras pasaba los dedos por su pelo como si fueran caricias, lo cual la hacía cerrar los ojos y querer dormirse así. Cuando terminó, Chris vio que estaba medio dormida y le hizo cosquillas a los lados de la cintura para despertarla. Funcionó tan bien que Rose se sobresaltó y se puso de pie. Fue a mirarse al espejo y sonrió.

- Ojalá peinarme así cada mañana- dijo Rose soñadora.

- ¿Te gusta que te peine?

La mirada soñadora de Rose se lo dejó claro. Chris se rio un poco.

- ¿Y a ti?- preguntó ella.

- Me gusta mimarte- dijo Chris acariciando un mechón de pelo rozando la mejilla de Rose-. Vamos a desayunar, que se hace tarde. ¿Qué tal un chocolate caliente?- bromeó.

- ¿En serio?- el rostro de Rose se iluminó.

- No me digas que hasta para desayunar...

- Vamos...- le pidió Rose poniendo carita de cachorro.

Chris no pudo resistirse y la consintió, llevándola a la cafetería para desayunar. Otro día de trabajo, pero era como un nuevo comienzo.

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