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72. Más sorpresas

Rose bajaba las escaleras, ya vestida y lista para mezclarse con el resto de invitados. Logró pasar más o menos desapercibida. Se fijó a su alrededor y se dio cuenta de que había muchos jóvenes rubios. De esa forma, le sería más difícil saber cuál era cuál. Uno de ellos se le acercó y saludó.

- ¿Cómo estás, Rose?

- ¿Como te diste cuenta?- se maravilló ella.

- Se lo dije yo- dijo una chica apareciendo detrás de él y le cogió del brazo.

- Hellen, Leo, bienvenidos. ¡Cuánto tiempo!

Les saludó con una reverencia y luego le dio un abrazo a Hellen. Se quedó un rato hablando con ellos y luego Hellen le pidió ir a hablar a solas un momento, en un lugar con menos gente. Se quedaron cerca de la pared mientras los músicos iban colocándose y probando que los instrumentos sonaran bien.

- ¿Cómo va con Chris?

- Bueno... No sé qué decirte.

- Lleváis tres años de novios oficiales pero veo que ya no llevas el anillo.

- Bueno... Esos tres años no sé si cuentan, no nos vimos porque estuve estudiando fuera, ya lo sabes y pasaron muchas cosas...

Le contó un poco sobre su dilema en cuanto a lo que debía y no debía hacer en el teatro y cómo Denis la había convencido hasta que apareció Chris y se dio cuenta del error que había cometido. También le contó sobre su trabajo y la apuesta de Chris y Denis en el baile.

- Vaya, parece emocionante, es romántico si lo piensas- comentó Hellen-. ¿Es apuesto Denis?

- En mi opinión no más que Chris, pero sí, lo es, mucho.

- Claro que yo ya estoy prometida con Leo y lo tengo claro, pero me da curiosidad por ver si Denis es como dices.

- Si las cosas se complican como imagino, te darás cuenta de quién es.

- Será un baile para recordar, ya tengo ganas de que empiece- dijo Hellen con una sonrisa pícara.

Los músicos empezaron a tocar y Leo fue a invitar a Hellen a bailar. Ella aceptó con una sonrisa y salieron al centro. Rose se acercó a la mesa y tomó una copa con zumo a la que le hizo una marca para saber que era la suya y se quedó tranquilamente tomando mientras observaba que todos tenían pareja de baile. Mientras iban llegando más invitados, estaba atenta por ver de quién se trataba. No veía a Chris, o quizá no le reconocía. Tampoco lograba identificar cuál era Denis, si es que estaba. Empezaba a ponerle de los nervios el hecho de que tuviera que averiguar cuál era cuál con tantos chicos parecidos en la sala. Sintió un poco de dolor de cabeza y trató de calmarse. No era el fin del mundo si no descubría quién era quién, ¿verdad? ¿Se enfadaría Chris? ¿Y si Denis la besaba y perdía la oportunidad de estar con Chris para nunca más recuperarla? Mientras estaba pensando en todo aquello, alguien la sacó a bailar y cambió de pareja de baile varias veces, pero no se dio cuenta hasta que la música terminó y tenía a dos jóvenes delante de ella, como si esperaran que decidiera entre ellos. Le tendieron la mano para que le concediera el siguiente baile a uno de ellos, pero ella estaba confusa, pensando que eran Chris y Denis y exclamó:

- ¡Ya me tenéis harta! ¿Sabéis a quién voy a besar?

Miró a su alrededor buscando al primer rubio que le llamara la atención. Se dio la vuelta y al ver a uno cerca, le cogió de la corbata para acercarle a ella y le besó.

- ¿Ya estáis contentos? Que sea la última vez que me involucráis en apuestas.

Rose salió al jardín ante la mirada de algunos que habían dejado de bailar y sus padres y Dani, que seguían la escena, al igual que Hellen y Leo. El joven enmascarado que recibió el beso sonrió y declaró a otro que estaba delante:

- Gané.

- ¿Cómo sabías que pasaría eso?- se quedó atónito el otro.

- El secreto era no presionarla, si esperaba tenía más probabilidades que si la provocaba, pues iba a querer hacer lo contrario.

Rose lo había escuchado, ya que estaba regresando al cambiar de opinión y decidir que era mejor seguir con el baile. Se acercó al joven y le propuso salir a bailar. Este aceptó y mientras se movían al ritmo de la música, empezó a sentir curiosidad.

- Quiero saber quién eres, quítate la máscara.

Él sonrió y la acercó a sí por la cintura. Se inclinó un poco y le susurró al oído:

- ¿Te quedarás conmigo sin importar quién sea?

- No, yo ya sé a quién quiero y solo me quedaré con él.

- ¿Y quién es el afortunado?

- Lo sabrás cuando te quites la máscara.

Sin esperar a que terminara el baile, se la llevó al jardín y le puso su capa sobre los hombros para que no tuviera frío. La hizo girar hacia él y la besó.

- Creo que sabes muy bien quién soy.

En cuanto se quitó la máscara y su identidad fue confirmada, Rose se sonrojó al recordar el beso que le dio antes al cogerle de la corbata. Había sido bastante atrevida, ¿y si se hubiera apartado y ella quedaba mal delante de todos? Por suerte no sucedió y se trataba de Chris en vez de otro.

- Debo decir que me sorprendió lo que hiciste- dijo él, ajustándose la corbata-. Me gusta ese lado tuyo, aunque me gusta aún más verte sonrojar cuando te tomo por sorpresa.

Rose miró a otro lado, aunque no podía evitar que se le notara el color en la cara. Chris le puso la mano en la mejilla y ella le miró.

- Tengo algo para ti, aparte del regalo que ya tenía preparado. Quiero dártelo ahora. Ven conmigo.

La llevó ante uno de los espejos del pasillo y se colocó delante para ponerle algo en el pelo, tras lo cual la dejó mirarse al espejo. Rose se quitó la máscara un momento para verse mejor.

- Sabía que te quedaría bien- dijo Chris acercando su rostro al de ella desde atrás hasta que sus mejillas se rozaron-. Estás preciosa. 

- ¿Una pinza dorada con forma de violín? ¡Me encanta! Muchas gracias- se dio la vuelta y le abrazó-. ¿Cómo tuviste la idea del violín?

- Bueno, pienso que te pega, tiene forma bonita como tú- bromeó sacando la lengua.

- No me digas que es solo por eso...- se sonrojó Rose sin poder evitarlo.

- No- Chris le alzó la barbilla-. Es la reina de los instrumentos, según dicen, por eso la he elegido, me parece digna de ti. Mira, tiene una coronita.

Rose se acercó más al espejo para mirarla y era verdad; el violín de la pinza, aparte de estar cruzado por el arco, tenía una corona sobre el mástil.

- Chris...- se giró hacia él con una sonrisa, emocionada por el regalo y sin saber qué más decir.

- ¿Te ha gustado la cita de hoy?- le preguntó rodeando su cintura y abrazándola desde atrás mientras apoyaba su barbilla en el hombro de Rose, delante del espejo.

- Me has sorprendido, no esperaba que hiciéramos tantas cosas hoy, como íbamos a trabajar... Ha sido un día estupendo si quitamos la parte del encuentro con Denis.

- Bueno, tuvo su gracia. Lo improvisto le da emoción a la aventura- bromeó Chris-. Además, al fin siento que he ganado. Me elegiste consciente e inconscientemente. Hoy obtuve todo lo que quería.

- Yo ya te había elegido desde hace tiempo...- protestó Rose, sonrojada.

- Pero hoy lo has demostrado. Gracias.

Rose no dijo nada, su corazón latía rápido y empezaba a sentir más calor mientras que sus mejillas no dejaban de cobrar un color cada vez más intenso. Se preguntaba si al fin Chris se decidiría a tener una relación con ella, aunque no fuera justo a partir de ese día.

- Rose...- murmuró Chris, notando su perfume y sintiéndose tentado al tener su cuello tan cerca de sus labios-. Mi Rose...

Antes de darse cuenta, ya tenía sus labios presionados sobre la suave piel de Rose y beso tras beso iba recorriendo el hombro y el cuello hasta llegar a su mejilla y luego la comisura de los labios. Ella sentía mariposas en la tripa y cada vez la temperatura aumentaba más a pesar de los escalofríos que sentía con cada beso. Sus ojos se entrecerraron dejando que su cuerpo disfrutara de aquella sensación. Finalmente los cerró cuando los labios de Chris llegaron a los suyos. Notó que sus brazos la envolvían y ella rodeó su cuello con los brazos, lo que hizo que Chris la estrechara contra sí e intensificara el beso. Sentir sus cuerpos tan cerca, notando el relieve y el perfume que desprendía cada uno les hizo olvidar todo lo demás. Era tan agradable y adictivo que no podían parar. Una de las veces que se separaron para coger aire, Chris le susurró:

- Me muero de ganas por cogerte en brazos y llevarte a una habitación para continuar a solas y olvidarnos del baile...

- ¡El baile!- se sobresaltó Rose apartándose tras sentir un escalofrío con las palabras de Chris.

Se fue corriendo y se tropezó con una irregularidad en la alfombra, por lo que se le escapó el zapato. Logró mantener el equilibrio y miró atrás, viendo que Chris se acercaba para coger el zapato y colocárselo en el pie.

- ¿Por qué tantas prisas?- se rio divertido ante esa escena-. Aún no es medianoche- sonrió con picardía.

- Pero tengo que ir a... Bueno... Es una sorpresa, ahora lo verás.

Volvió a caminar con prisas mientras Chris la seguía curioso. Vio que Sofia y James estaban tocando juntos una hermosa melodía y pensó que Rose no se lo quería perder. No fue poca su sorpresa cuando la vio sacar un violín de la funda y unirse a sus padres tocando en canon la parte más rápida de la canción cuando James tocaba la parte lenta. Sofia se limitaba al acompañamiento y dejarles el protagonismo, pues le gustaba escuchar ese dúo de violines compuesto por padre e hija. Chris estaba boquiabierto. No tenía ni idea de que Rose supiera tocar el violín. ¿Cuándo había aprendido a hacerlo tan bien? Últimamente había estado ocupado como para tocar el piano, pero viendo ese ambiente tuvo ganas de practicar nuevamente y que fuera su turno dejar a otros boquiabiertos.

Más se sorprendió cuando vio a Dani unírseles con la guitarra en un villancico y Sofia y él cantando mientras James y Rose solo acompañaban. Invitaron a los demás a cantar con ellos y todos se pusieron a entonar villancicos. Cuando terminaron, dejaron a Dani solo animándole que tocara y cantara esa canción que había ensayado para Raquel. Rose llevó a Raquel al frente, a pesar de que la pobre estaba roja de vergüenza y la dejó ahí sola con Dani mientras regresó junto a Chris.

- Se la habéis jugado, ¿verdad?- se rio Chris.

- Queríamos que fuera sorpresa- dijo Rose con una sonrisa traviesa, sacando la lengua.

- No vi a Raquel y a sus padres llegar, me pregunto cuándo han venido.

- Al parecer mientras no estábamos, pero les vi cuando estaba al frente tocando- se encogió Rose de hombros.

- En cuanto a eso... Bien que te guardaste el secreto, ¿eh?- dijo Chris acercándola a él.

- Era sorpresa. ¿Te ha gustado?

- Por supuesto- sonrió Chris-. Estoy orgulloso de ti. Ahora podremos tocar juntos. Y veo que acerté con la pinza.

- Por eso me sorprendió tanto. No sé cómo me conoces tan bien...

- Rose- Chris le cogió la mano y entrecruzó los dedos con los de ella-, te conozco desde antes de que pueda recordarlo, nadie te conoce mejor que yo. Y sin contar a tu familia, nadie te quiere más que yo.

A Rose le brillaban los ojos escuchando las palabras de Chris. Para ella era un misterio todo lo que sabía sobre ella y nunca dejaría de sorprenderla, pero también la sorprendía que de casualidad y sin planearlo le eligiera justo a él para besarle. Era como si tuvieran una conexión que les atraía el uno hacia el otro sin importar lo que sucediera. Hellen observó que estaban cogidos de la mano y se miraban como si fueran los únicos en la sala.

- ¿Ves esa química de la que te hablaba? A pesar de lo que pase entre ellos, no pueden evitarla- le dijo en voz baja a Leo.

- Sí, lo he captado desde el principio, si lo de esos dos no es el destino nada lo es.

- Tienes razón- se rio Hellen-. Aunque me gusta creer que tú y yo también estábamos destinados.

- Yo lo creo.

Miraron alrededor y al ver que nadie prestaba atención, se dieron un beso corto en los labios. A pesar de que estaban prometidos para casarse en primavera, les costaba mostrar afecto en público. Preferían la intimidad, no eran tan atrevidos como Chris y Rose, o mejor dicho, tan metidos en su mundo que no veían a su alrededor.

Raquel tenía algo de vergüenza, pero en el fondo estaba feliz de ver a Dani tocando la guitarra para ella, sobre todo tratándose de una canción que había compuesto en su honor. Dani estaba sonrojado y pensando en una forma de vengarse de Rose. Hubiera preferido cantársela a solas. Todos aplaudieron a la pareja y algunos sugerían beso. Parecía un buen momento para algo que Dani había tenido en mente desde hacía unos meses y le propuso matrimonio ahí mismo, sorprendiendo a todos. Tenía el anillo listo y todo. Raquel no se lo podía creer. Al fin podrían dejar de estar a distancia y vivir juntos. No podía imaginarse nada mejor. Aceptó al instante y le abrazó, tras lo cual acabaron por ceder a la insistencia del público y se dieron un beso. Rose se había llevado las manos a la boca, perpleja, pero a la vez llena de emoción y contenta por su amiga y su tío. Miró a Chris con una sonrisa de oreja a oreja, transmitiendo la felicidad que le daba esa escena y él le devolvió la misma sonrisa, aunque algo más tranquilo que ella.

- No me lo puedo creer, Raquel será mi tía- comentó Rose-. Mejor no lo mencionemos, esto es muy raro.

- Qué mayor es ya- bromeó Chris.

- Ni se te ocurra referirte a ella como mi tía- le advirtió Rose.

- Pero puedo decir que eres su sobrina.

- ¡Eso tampoco!

Mientras Rose protestaba y Chris se reia, Sofia y James observaban sonriendo tanto a Dani como a Rose, planeando en secreto sorpresas para futuras bodas.

- ¿Y si les regalamos un viaje en la luna de miel?- propuso Sofia.

- No es mala idea, pero hablando de viajes...

James la llevó al balcón y sacó un par de billetes a la isla donde habían estado los días de tormenta antes de ir a la isla de los anillos. Sofia le miró sorprendida.

- ¿Vamos ahí de vacaciones?

- Hace calor ahí, será perfecto. Y ese hotel estaba muy bien... Cuando fuimos la última vez me gustó revivir los recuerdos de ese beso accidental en el mar, ¿recuerdas?

- Claro que recuerdo...- se sonrojó Sofia.

- Incluso después de tanto tiempo sigues reaccionando igual- james le colocó el pelo detrás de la oreja y puso la mano en su mejilla-. Pero esta vez no me detendré en un beso...- dijo con una mirada pícara.

- No te detengas entonces- respondió Sofia con tono seductor.

- Y yo que iba a esperar al viaje de mañana... Tendré un aperitivo esta noche- le susurró James al oído, produciéndole un escalofrío.

- Ambos sabemos que para ti eso no existe, no me intentes engañar- le sacó la lengua ella.

- Ah, pero si caperucita se vuelve cauta, tendré que atacar sin previo aviso- dijo James poniendo las manos en forma de garras y comenzando a hacerle cosquillas.

- No, para...- decía Sofia mientras se reía.

Chris captó la escena en el balcón y miró a Rose de reojo, que estaba concentrada en Dani y Raquel, pues aún le costaba asimilarlo. Él se preguntaba por qué tardaba en hacer suya a Rose y llevar una vida juntos como la de James y Sofia. En cierta manera, les envidiaba. Tenían una relación admirable, pues no habían perdido la chispa y seguían jugando como cuando eran más jóvenes y se notaba lo mucho que se querían y lo bien que se sentían estando juntos. Era una pareja armoniosa, se habían adaptado bien el uno al otro aunque a veces no opinaran lo mismo o intentaran molestarse. Chris deseaba lo mismo con Rose, seguir juntos como estaban pero llevando la relación más allá, viviendo juntos y compartiendo mucho más que solo habitación. Quería que esa llama nunca se apagara, crecer juntos y cuando fueran mayores, bromear sobre tiempos pasados y nunca arrepentirse de haber decidido caminar juntos en el viaje de la vida. Lo tenía bastante claro y nada se lo impedía. ¿Se sentía preparado? Quizá era algo repentino, pero pronto le mostraría a Rose sus intenciones. "Basta de juegos, es hora de ponerse serio", decidió Chris para sus adentros.

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