62. Entrevista de trabajo
En cuanto Rose recibió la carta con la invitación a la entrevista de trabajo, se alegró mucho. Dani intentaba ocultar una risilla al imaginarse qué cara pondría Rose si supiera quién se la enviaba. Pronto lo averiguaría. Rose se vistió y se dirigió a la empresa. Al parecer no se informó mucho, pues no sabía a quién pertenecía ni quién la entrevistaría. Estaba demasiado emocionada por tener la oportunidad de conseguir un trabajo más interesante que el que le proponía su padre como para preocuparse por esos detalles.
Cuando llegó, llamó a la puerta y entró al recibir el permiso. Vio una silla girada hacia la ventana detrás del escritorio y fue a sentarse delante.
- Buenos días, vengo a la entrevista de trabajo. Aquí está la carta que...
Se quedó paralizada al ver que la silla se giraba y veía a Chris de traje sentado como un jefe. Incluso se había quedado con la carta en la mano, extendida hacia él. Estaba atónita. Chris tomó su carta.
- La había enviado antes de que me dijeras que no necesitabas mi ayuda- sonrió con frialdad-. Puedes irte, voy a deshacerme de esto.
Hizo ademán de romper la carta, pero Rose se la quitó de las manos.
- No... No entiendo... ¿Cómo...?
Entonces recordó esa carta que Chris le había escrito invitándola a la inauguración de su empresa, esa carta que leyó demasiado tarde. Se mordió el labio, volviendo a sentir la culpa por no haber mirado el buzón nada más regresar del tour.
- ¿Estás aquí para la entrevista de trabajo, entonces?
- Pues... Sí...
- ¿No era que no necesitabas pedirme ayuda?- siguió provocando Chris enarcando una ceja.
Rose no dijo nada. Sentía vergüenza por haber reaccionado así en su casa y luego estar en esa situación. Ya entendía por qué le había preguntado si quería el trabajo y se reía al oír su respuesta. Debió de haberse informado mejor. Sujetó la correa de su bolso sobre el hombro y se levantó para marcharse.
- Disculpa las molestias.
Se dio la vuelta para irse, arrepintiéndose de su reacción y diciéndose a sí misma que no se fuera y se tragara su orgullo, pero no era capaz.
- Si te interesa saber, la entrevista está abierta dos días más. Pero quién sabe, quizá encuentre otra interesada para el puesto para entonces.
Rose sabía que si se iba, estaba tirando a la basura la oportunidad tanto de trabajar como de empezar a recuperar su relación con Chris, pero por alguna razón, ya ni se planteaba la posibilidad de volver con él. Ya no era lo primero que cruzaba por su mente. Se sentía tan lejos de ese objetivo que ya ni se atrevía a desearlo. Lo que más quería era recuperar el buen ambiente que tenían y el primer paso era pedirle perdón. Lo siguiente era recuperar su confianza. Luego, poco a poco descubrir si podían volver a sentir lo mismo. No tenía prisa, esperaría el tiempo que hiciera falta con tal de acortar las distancias, con tal de avanzar y recuperar incluso aunque fuera una mínima parte de lo perdido.
- Lo tendré en cuenta- respondió cerrando la puerta.
Chris chasqueó la lengua, con cierta molestia. Eso no estaba en sus planes, pero pensó que volvería. De todas formas, ese no era su único recurso.
- Bueno, nunca fue fácil contigo- murmuró para sí, con una ligera sonrisa irónica-. Eso lo hace más interesante.
Ciertamente, acudieron más interesadas para el puesto de secretarias, Rose lo averiguó cuando regresó de nuevo el último día, con mucha vergüenza. Se quedó la última. Chris salió para cerrar con llave e irse a casa al haber finalizado el turno de tarde cuando se dio cuenta de que Rose estaba apoyada en la pared de la esquina, mirando el reloj. No pudo evitar ocultar su sonrisa. Pensó que ya no vendría, pero estaba ahí en el último momento. Carraspeó y ella se giró hacia él, viendo que abría la puerta del despacho.
- ¿Entras o harás que me arrepienta de quedarme más del tiempo que debería en vez de irme a casa a descansar?
Rose se dio prisa por ir hasta él y entrar al despacho.
- Siéntate- le dijo.
Ella se sentó y esperó a que Chris hiciera lo mismo.
- Habrás observado la competencia- le hizo notar Chris-. Todas con sus títulos de universidad y experiencia laboral. ¿Por qué debería contratarte a ti? ¿Qué puedes ofrecer?
Chris sabía muy bien que había atacado su punto débil. Quería ver qué argumentos tenía para contraatacar o si por el contrario admitía que necesitaba su ayuda. Al fin y al cabo, ese puesto le era reservado a ella desde el principio, pero tenía que ganárselo de alguna forma. Había un requisito que nadie más cumplía pero que intentaban cubrir con un buen historial: la edad y la fama adquirida en más países que Rose logró en su tour. Ninguna pensaba que fuera posible tener éxito con tan temprana edad y sin haber terminado la carrera, por lo que confiaban en sus puntos positivos.
- Me esforzaré- empezó ella.
- Eso no es negociable.
- Trabajé a tu servicio un tiempo, eso cuenta como experiencia, ¿no?- titubeó Rose.
- ¿Cuando me engañaste para pensar que eras otra? Que yo sepa ese trabajo lo hizo Lily. No puedes demostrarme lo contrario.
- Bueno pues... Pues...- cada vez hablaba más bajito y la mente se le quedaba en blanco. Hubiera deseado poder prepararse las respuestas si hubiera sabido qué le preguntarían.
- ¿Por qué quieres trabajar aquí?
- Porque es el único sitio que...
- Si sigues en esa dirección te echo- le advirtió Chris, con cara seria, aunque tuvo que levantarse y mirar por la ventana, dándole la espalda para ocultar sus esfuerzos para contener una carcajada. Rose podía ser demasiado sincera e inocente a veces.
Al verle de pie, de espaldas a ella, Rose creyó que se estaba impacientando y realmente perdería su oportunidad de ser contratada. Tenía que pensar en algo más convincente.
- He escogido esta empresa porque se adapta al ámbito de mis estudios y ya he logrado anteriormente el éxito en ese área en diferentes países, puedo aportar esa experiencia, energía y conocimiento para hacer que el negocio crezca exponencialmente en poco tiempo- se pasó un poco con el crédito que se daba a sí misma, pero era lo mejor que había podido decir hasta entonces.
- Bueno, es cierto que tienes la edad y el potencial que busco- dijo Chris dándose la vuelta, lo bastante sorprendido con su respuesta como para dejar de reirse por lo bajo-. Pero es mejor que no prometas cosas que no puedes cumplir, sabes que existe el despido.
- Pero para eso antes me tendrás que contratar y ver de qué soy capaz- se levantó ella, poniendo una mano sobre la mesa, inclinándose hacia él con la otra mano extendida.
Chris se la estrechó, algo divertido por su forma de hacer las cosas.
- Gracias por tu tiempo- dijo Rose.
- Analizaré los resultados de las entrevistas y ya te llamaré para decirte si te doy el trabajo o no- dijo Chris cogiendo un cuaderno y un boli, empezando a apuntar cosas que solo él sabía.
Rose se despidió y salió, cerrando la puerta. Se apoyó en la pared y resopló. Había completado la entrevista. Estaba sudando por los nervios y agitó las manos en dirección a su cara para abanicarse, aunque no hacía mucho efecto. Se desabotonó un poco la camisa mientras seguía agitando una mano y sacudía el cuello de la camisa con la otra. No debió de haberse sorprendido cuando vio a Chris salir y mirarla como quien ve un gato azul. Quedarse en el pasillo en vez de marcharse directamente no fue una de sus ideas más brillantes. Al instante, Rose se rio con nerviosismo y se marchó lo más deprisa que pudo, roja de vergüenza. Chris lo agradeció, o de lo contrario le hubiera visto sonrojarse. No era solamente por lo atractiva que la hacía su traje elegante para la entrevista con esa falda pegada al cuerpo, sino que además no pudo evitar fijarse en el escote excesivamente pronunciado al haberse desabotonado la camisa, que dejó entrever por un instante más de lo que debía.
Terminó de cerrar con llave y pasó por el baño para echarse agua fría en la cara. No debía dejarse llevar por su bonita figura. No le afectaba tanto el cuerpo de otras que también habían tratado de captar su atención, ya que solo tenía ojos para ella. Estuvieran juntos o no, Rose seguía siendo la niña de sus ojos. Una niña demasiado traviesa para su propio bien, pero su niña al fin y al cabo. No iba a dejar de quererla a pesar de que su corazón roto aún debía enmendarse. No había dejado de amarla y desearla con la distancia, mucho más difícil de resistir se le hacía tenerla tan cerca a la vista. Nunca debió acceder a esa relación a distancia. Debieron visitarse al menos.
Pero ya todo eso había pasado y volvía a estar ahí. En cuanto volviera a ser suya, si alguno de ellos tenía que irse a alguna parte, irían los dos. No volvería a arriesgarse por nada del mundo. El problema era llegar a ese punto. Por el momento, tal y como estaban las cosas, no quería. Desconfiaba de ella y temía que aquello volviera a pasar. Siempre habrían hombres interesados en una dama tan bella y dulce como Rose, por lo que si ella no tenía claro sus prioridades, volverían a llevársela de su lado. Necesitaba ver que había cambiado y tenía las cosas claras o de lo contrario, empezar de nuevo para volver a perderla era una pérdida de tiempo, era inútil y destructivo. Tóxico. Era demasiado doloroso como para que estuviera dispuesto a volver a pasar por ello. Esa era su última oportunidad.
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