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60. Empezar de nuevo

Denis regresaba a casa de nuevo sin haber logrado ver a Rose. Hacía ya más de una semana que no venía a clase ni a los ensayos y los demás empezaron a sugerir poner a otra Lolita. Pero él no quería otra, la quería a ella. A esas alturas ya ni se imaginaba no actuar con ella. Él mismo había dicho que un profesional era capaz de adaptarse a cualquier cambio, y sin embargo, ahí estaba él pidiendo a los demás que esperaran a que Rose regresara. Quizá al fin y al cabo no era tan profesional como creía.

El último día que vio a Rose, fue sobre el escenario practicando el beso que según él se podía mejorar, aunque solo quería probar más de los dulces labios de Rose. Cuando preguntó si alguien sabía algo de ella, alguien contestó que la vio corriendo hacia la entrada del campus donde se detuvo a hablar con un chico que se subía a un taxi y se iba poco después.

- ¿Sólo hablaron?- se extrañó.

- Sí, aunque parecía más una discusión de pareja. Ahora que lo pienso, creo que vi al chico salir del teatro y luego fue que Rose corrió tras él. Si Rose tiene novio debió de ser él.

Entonces Denis lo entendió. Debió de tratarse de Chris, que les vio practicando la escena. Aunque a ojos de un novio o ex novio celoso, y en verdad a cualquiera que se fijara un poco más, eso parecería mucho más que solo un ensayo para una obra. Y no se hubieran equivocado. No se le ocurrió que Chris fuera a verla ni que ella reaccionara tan mal a una decisión que ella misma había tomado, aunque fuera por su culpa. Cuando se enteró, fue a casa de Rose y llamó, pero no hubo respuesta. Sabía que estaba en casa, las luces estaban encendidas. Fue a la ventana para llamarla, pero escuchó su llanto y decidió marcharse por ese día. Volvió día sí día no hasta que dejó de llamar y solo se pasaba para ver si seguía llorando. Durante varios días, dejó de ir. En su lugar, le dejó una carta que deslizó debajo de la puerta.

Unos días después, Rose vio la carta y la leyó. El papel le tembló entre las manos. Ese día se arregló y salió para ir a clases y al ensayo. Seguía sin tener ganas, pero necesitaba hablar con Denis. Tenía muchas preguntas. Cuando la vio, la condujo a una parte del pasillo que hacía esquina al fondo con una puerta que llevaba al sótano y nunca se usaba, por lo que nadie les vería ahí. Y la abrazó. Rose trató de no volver a dejarse deprimir y que le salieran las lágrimas. Había llorado con tanta facilidad esos últimos días que cualquier cosa provocaba que volviera a hacerlo. Estaba demasiado sensible. Después de unos minutos, Denis le habló.

- Al fin te veo... Me tenías muy preocupado.

- Vine porque leí tu carta- respondió ella.

- Es mejor que lo hablemos después, ¿crees que puedes ir al ensayo?

- Lo intentaré. Pero no sé si pueda interpretar bien el papel...

Rose tenía la mirada perdida, como si mientras terminaba sus frases su mente viajara a otra parte. Denis volvió a abrazarla y le besó la cabeza.

- Al menos quiero que vean que no desapareciste, por poco dan el papel a otra persona.

- Quizá sea lo mejor...- murmuró Rose.

- Ni hablar, no quiero actuar con otra esas escenas, estaría pensando en ti- se le escapó.

Rose le miró sorprendida. No hubiera creído que el mismo que le decía que un profesional hacía lo que debía hacer estaría contradiciéndose a sí mismo más tarde, no queriendo hacer lo que le tocaba. Denis suspiró al ver que ya no había remedio. Se lo había dicho.

- Es extraño porque cuando yo decía lo de los besos... por mi relación...- dijo ella atropellándose con las palabras sin llegar a decir algo con sentido, pero Denis la entendió perfectamente.

- Sí, tienes razón. No podía entenderlo si nunca me había enamorado de verdad. Vamos, que se nos hace tarde.

Llegaron al teatro y todos fueron a recibir a Rose, preguntándole si estaba bien y si seguiría actuando en la obra. Ella dijo que sí, pero se encontró a sí misma reprimiendo las lágrimas en la escena que practicaban cuando Chris los vio. Bajó del escenario y salió corriendo, dejando a Denis ahí de pie plantado, con una sensación incómoda en el pecho. Instantes después, dijo que iría a hablar con Rose y corrió tras ella, aunque se la encontró a la entrada del baño, cubriéndose la cara con las manos. Le ofreció un pañuelo y ella lo tomó.

- Vamos a tomar un chocolate caliente, ¿quieres?

Rose asintió, secándose la cara y le acompañó hasta la salida, tras lo cual Denis la cogió de la mano y la llevó a la cafetería. Antes de entrar, se detuvo a mirarla un momento. Le puso los dedos en las comisuras de los labios, como si intentara hacerla sonreir.

- Si entras con esa cara pensarán que te estoy secuestrando o algo- bromeó.

Ella sonrió un poco. Denis se conformó y entraron. Mientras esperaban el chocolate, no dijeron nada. Rose miraba a veces al suelo y a veces a Denis. Una vez tuvo la taza delante, era como si le hubieran dado cuerda. Cerró los ojos, respirando ese delicioso olor y sopló para enfriar la cucharada antes de probarla. Sonrió levemente, cuando algo le gustaba, era inevitable. Entonces empezaron las preguntas.

- Dime, ¿es verdad lo que me decías en tu carta?

- Cada palabra.

- Pero... No entiendo...- se sonrojó ella.

- No hay nada que entender, debes creerme y ya.

- Pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Yo creí que siendo actor...

- ¿... Que no puedo enamorarme porque no dejo de fingir? Rose, el escenario es una cosa, el resto del mundo es otra. ¿Cómo? Pues no dejando de pensar en ti. ¿Cuándo? Empezaste a llamarme la atención desde el principio. Cada vez me gustaste más y desde que empezamos a actuar juntos, lo que sentía por ti no hizo más que aumentar. Cuando dejaste de venir no pude dejar de preocuparme ni un segundo. Te oí llorar y se me hizo insoportable saber que has estado así todo este tiempo, incluso... Incluso llegué a llorar de rabia por no poder hacer nada por ti. Finalmente te escribí la carta confesando lo que sentía. Esperaba que eso te hiciera sentir mejor o al menos pudieras pensar en otra cosa.

Rose cada vez pensaba más en lo que Denis le decía que en el motivo de su tristeza. Él tomó una pausa antes de continuar, observando su reacción.

- Y por último... ¿Por qué? Porque eres increíble. Tienes mucho talento, eres cariñosa, amable, sensible, inteligente, inocente, creativa, aprendes rápido, no puedo no pasarlo bien estando contigo... Y tienes más conciencia que todos nosotros, pero yo te corrompí para que estuvieras a nuestro nivel sin darme cuenta de que lo que te hacía especial era precisamente que no eras como los demás. Pero creí que debía meterte en nuestro mundo para acercarte a mí... Te aconsejé como profesor de teatro, pero debí aconsejarte como amigo y alejarte de todo esto. Este mundo no es para ti, no debes cambiar una de tus mejores cualidades para adaptarte. Además de que ya he visto en qué ha acabado. Solo conseguí que te sintieras peor que nunca y que perdieras a esa persona que tanto amas y que tanto te ama. Sé que lo hace, ¿cómo puede alguien conocerte y no quererte?

- Denis, ¿es eso cierto? ¿Me convenciste por intereses?

- Lo siento, Rose, fue un error, estaba pensando más en mí que en ti, pero ahora me doy cuenta de que en vez de preguntarte qué te dolía más para que renunciaras a ello, debí preguntarte qué te hacía más feliz para que no lo dejaras, aunque me doliera que te fueras. Por eso, aunque te echaré de menos, te recomendaré que te vayas de aquí y te busques otra carrera, aquí no serás feliz.

Denis no la miró a los ojos mientras lo decía, intentaba reprimir las lágrimas hasta que tuvo que responder a su pregunta:

- ¿Por qué me dices esto ahora?

- Porque te quiero mucho, Rose. Quiero que seas feliz. Vuelve con quien te hace sentir así- una lágrima rodó por su mejilla y Rose puso su mano sobre la de Denis.

- Gracias por sincerarte conmigo, no voy a echarte la culpa. Al fin y al cabo yo elegí esta carrera y yo tomé esta decisión... Pero quizá sea demasiado tarde para volver- dijo Rose intentando ser fuerte, pero recordar su situación era demasiado para ella y las ganas de llorar regresaban.

- No llores, mi querida Rose, ya verás cómo todo se arregla. Yo si fuera él no desaprovecharía la oportunidad en cuanto volvieras a mí- trató de animarla Denis.

- Chris no es de los que se rinden... Pero su cara de decepción... Sé que le he hecho daño y no me atrevo a esperar que me quiera de vuelta.

- No lo sabrás hasta que no lo intentes. Está herido por verte con otro, es decir que te quiere solo para él, y si le aseguras que eso es lo que harás, dudo que deje de quererte de un día para otro, no podrá resistirse. Además, parece la clase de chico paciente a pesar de verte con otros hasta que pudo salir contigo.

- Lo es... Lo fue...

Rose empezó a sentirse un poco mejor y por primera vez tenía muy claro lo que quería y su mente y su corazón estaban de acuerdo respecto a su decisión.

- Además, en el extraño y afortunado para mí caso de que no te funcione, yo no dudaré en dejar los papeles románticos que no te gustan y si hace falta, buscar otro trabajo para ofrecerte una buena vida juntos- dijo Denis, esforzándose para sonreír.

- Denis...

- Bueno, el chocolate se enfría- cambió de tema para animar un poco el ambiente y que no echaran a llorar en la cafetería delante de la gente.

Rose se rio un poco y tomó un sorbo de su taza, imitando a Denis.

- Está bueno- comentó él.

- Sí, lo está- sonrió ella.

Al día siguiente, tras avisar a la universidad de que ya no asistiría más, Rose se despidió de sus compañeros, quienes insistieron en hacerle una fiesta de despedida en condiciones. Ella accedió y esa tarde estuvieron comiendo, charlando y bailando en parejas. Denis se alegraba de ver que se había animado, aunque le entristecía no volver a verla. No le convenía haberse sincerado con ella, pero al menos la compensaba por sus malos consejos y aprovecharse de los ensayos para acercarse a ella.

Una vez que Rose hizo su maleta y salió, Denis se ofreció a llevarle la maleta y acompañarla a la estación.

- Aún quedan unos minutos para que llegue el tren- comentó él-. Me gustaría recrear esa escena que no nos salía... Por última vez. ¿Me harías el favor?

- Es un ensayo al fin y al cabo... Te lo concederé- bromeó ella.

Dijeron sus frases y se acercaron para un beso cuando escucharon el tren llegar y se giraron sobresaltados por el pitido. Cuando volvieron a mirarse, Denis le puso una mano en la mejilla y la besó.

- Si tan solo me pudiera bastar con uno- dijo en tono dramático haciendo que Rose se riera-. Una pena.

Le robó otro beso y la abrazó. Rose le devolvió el abrazo hasta que el revisor gritó:

- ¡Todos a bordo!

- Gracias- le dijo Rose.

- ¿Por qué?

- Por darme el empujón y salir de dudas. Y por darme esperanza.

- Gracias a ti, he aprendido que hay cosas más importantes que la carrera. Quizá yo también me plantee mi elección.

- Creo que podrías ayudar a la gente con sus problemas... Como un orientador o un psicólogo.

- Tendría muchos dolores de cabeza como psicólogo. Pero orientador no suena mal.

Rose subió al tren y se despidieron con un beso al aire y luego moviendo la mano. Cuando dejó de verle, Rose guardó la maleta y se sentó. Miraba por la ventana, deseosa de llegar a su destino. Cuando se preguntó a sí misma qué les diría a sus padres, a Dani y a Chris al regresar, pensó que quizá necesitaba un poco de tiempo para pensar. Después de un rato se quedó dormida, pues le quedaba un largo trayecto hasta el aeropuerto.

Denis regresó pensativo y algo triste por no poder ver más a Rose. Quizá necesitaba un cambio de aires, ya que todo le recordaba a ella. El director se lo facilitó diciéndole que alguien había reportado un comportamiento extraño por su parte con una de las alumnas. Denis le aseguró que no debía preocuparse por ello, pues renunciaba a su puesto de trabajo y se mudaría lejos. Estaba decepcionado consigo mismo y con el trabajo que tenía, por lo que no quería continuar.

Cuando Chris recibió la noticia por parte de Daniel de que Rose regresaba, sonrió y se frotó las manos.

- Fue más rápido de lo que esperaba- se dijo a sí mismo.

La secretaria le miró con desagrado, preguntándose qué le ocurría. A Chris no le hizo gracia que se metiera en sus asuntos y la despidió. No necesitaba gente así a su alrededor, por mucho que quien tenía una actitud extraña era él. Había otra razón por la que necesitaba que el puesto de secretaria estuviera libre. El plan que había tramado con Dani estaba comenzando.

Se preguntó si ir a recibirla al aeropuerto, pero eso estropearía todo. Además, su familia seguramente estaría ahí. Tampoco tenía muchas ganas de verla después de lo ocurrido, ese plan también le serviría como proceso para perdonarla y ser capaz de volver a confiar en ella si descubría que Rose había recapacitado. El tiempo lo diría.

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