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59. El despertar

Una vez cerrada la puerta de la casa de Denis, Rose sintió un escalofrío. Estaba algo nerviosa. Había accedido a ese ejercicio de confianza del que hablaba Denis sin saber siquiera de qué se trataba. Además, supuestamente debía realizarse antes de leer el guión y ensayar, para ayudarla a meterse en el papel. Dejó la cartera al lado del sofá y Denis cerró las cortinas, creando el ambiente. Le indicó que se sentara en el sofá mientras él hacía lo mismo.

- Cierra los ojos. Imagínate que eres una adolescente que hace poco ha empezado el instituto. Tienes energía y ganas de experimentar, descubrir nuevas sensaciones. Tienes curiosidad y apenas miedo por saber cómo es sentir ese placer del que te hablan tus compañeras de cursos superiores cuando están con un hombre. Casi puedes imaginarte cómo se siente una caricia de la mano de alguien que te atrae en cada parte de tu cuerpo, desde la menos sensible a la que más.

Denis se quedó un momento en silencio, esperando a que Rose visualizara sus palabras suaves.

- Una vez que un chico roza tu mano y sientes un cosquilleo agradable- dijo acariciando la mano de Rose-, quieres sentirlo en otras partes de tu cuerpo, como el rostro, los labios, la pierna- a la vez que hablaba, iba deslizando la yema de sus dedos por esos sitios.

- No... Espera...- dijo Rose abriendo los ojos al sentir la mano en la pierna, cerca del borde de la falda.

- Se llama ejercicio de confianza para que aprendas a confiar en mí. No me pasaré de la raya... O mejor dicho, del guión- bromeó.

Rose se rio un poco. Volvió a cerrar los ojos y dejó que siguiera.

- Inspira. Espira. De nuevo. Bien. Ahora, piensa en que las caricias son solo una parte. Tienes aún más curiosidad por saber cómo se sienten unos labios masculinos sobre los tuyos- dicho lo cual los presionó levemente contra los de Rose-. Y sobre el cuello- siguió él, inclinándose hacia ella y comenzó a besar su cuello mientras Rose trataba de resistir y no dejarse llevar- mientras oyes que ese hombre con el que quieres estar te susurra al oído todas esas cosas que sabe que te excitan- le susurró mientras le daba un par de besos más en el cuello y bajando hacia el pecho. La notó tensa, por lo que se colocó tras ella y le masajeó ligeramente los hombros mientras le susurraba-. Recuerda que eres Lolita, quieres sentir todo esto y lo disfrutas, dejarse llevar es la clave para que te metas en su piel. Déjate llevar, Rose. Actúa como crees que lo haría ella.

- Si fuera Lolita... Supongo que lo siguiente que haría es...- dijo ella girándose hacia él y sentándose encima-. Y seas el profesor o no, si tengo ganas, te besaré como si realmente me gustaras- continuó ella, bajando el tono de voz-. Te lo haré creer y aunque te des cuenta de que solo estoy jugando contigo, seguirás deseando que no acabe- dijo mientras se acercaba a sus labios y al ver que Denis cerraba los ojos y sus brazos la rodeaban, puso un dedo sobre sus labios y le miró con una sonrisa felina-. Pero antes de dejarte creer que soy tuya, te haré enloquecer de deseo.

Denis parpadeó unos instantes antes de darse cuenta de que se la había jugado.

- Muy bien, Rose, o quizás debería decir Lolita... Porque ya eres ella.

Le sonrió con picardía mientras sus brazos seguían cerrándose alrededor de ella, sin dejarla apartarse.

- Pero resulta que el profesor no se da por vencido con facilidad, si me meto en mi papel...

Terminó de estrecharla contra sí, haciendo que se quedara tan cerca de su rostro que sus labios estaban a un centímetro de rozarse. Ambos esbozaron una sonrisa. Cuando Denis creyó que era luz verde, Rose se había desviado a su cuello y le dio un beso, lo cual le tomó desprevenido y su cuerpo reaccionó ante el estímulo. Rose aprovechó para soltarse de sus brazos y sentarse de nuevo en el sofá.

- Realmente te has metido en el papel, debo felicitarte- dijo Denis levantándose-. Si me disculpas, ahora vuelvo.

Mientras Rose esperaba a que volviera del baño, se quedó ojeando el guión y sonriendo. Sabía que acababa de sorprender al mismísimo profesor de teatro, el talentoso actor que ya todo lo había visto y hecho. Empezó a tener más confianza en sí misma y se vio capaz de interpretar su papel.

Mientras, Denis se echaba agua fría en la cara. Necesitaba espabilar si quería llevar el control de la situación en vez de ser él quien se dejara llevar y lo estropeara todo, haciendo alguna tontería sin pensar antes de tiempo. Al fin y al cabo, como él mismo dijo, era un ejercicio de confianza y debía cumplir su palabra. Ya habría tiempo para intimar cuando hubiera conseguido que Rose quisiera hacer ese tipo de cosas fuera del escenario y los ensayos. Hasta entonces, no debía perder su confianza ni el progreso que habían hecho. Además, estaba orgulloso de sí mismo como buen profesor al conseguir que Rose se metiera en el papel, y eso que ni él mismo la creía del todo capaz. Volvió con ella y miraron el guión, aunque estaba un poco distraído recordando la sensación de tenerla sentada en su regazo y con su cuerpo pegado al suyo. Antes de darse cuenta, miraba sus labios antes de que le tocara hacerlo según el guión.

- Creo que mejor seguimos mañana- propuso él-. Así ya lo tenemos leído y pasamos al ensayo.

Rose se extrañó un poco por su actitud, pero quizá había sido bastante por ese día, ya que si seguían quizá perdían la profesionalidad. Denis le ofreció acompañarla a casa para que viera que no le pasaba nada y no se preocupara. Al despedirse a la entrada del edificio, Rose le agradeció el ejercicio.

- Me ha servido mucho- añadió.

- Pues tendrás que demostrármelo mañana en el ensayo con la clase, y otro día quedaremos en mi casa o en la tuya para practicar lo que no te salga o hacer otro ejercicio si lo necesitas- le guiñó un ojo.

- Sí, profesor- sonrió Rose, haciendo un saludo militar de broma.

Antes de irse, Denis le acarició la mejilla y sonrió. En algún momento había empezado a sentir por ella más que curiosidad o simple atracción. Empezaba a desear que Rose terminara la universidad para que dejara de existir esa relación profesor-alumna e ir más allá. Hasta entonces, debía tener cuidado o perdería su trabajo. Los días siguientes Rose demostró tomarse en serio su papel y tener la suficiente confianza como para interpretarlo, gracias al ejercicio de Denis. También tenía la buena disposición de mejorar con las instrucciones, consejos y críticas constructivas que Denis, sus compañeros y el director le daban. Como Denis era parte de la obra, no podía juzgar desde fuera, por lo que asignó a un alumno mayor que ellos y con experiencia para que dirigiera la obra.

Había una escena que al director no le terminaba de convencer, por lo que les dijo a Rose y a Denis que se releyeran el libro y el guión, de forma que entendieran mejor lo que sentían los personajes y lo interpretaran adecuadamente. Por primera vez en tres semanas, quedaron después de comer en casa de Rose. Ensayaron cada parte del guión que les correspondía juntos, incluidos los besos que en los ensayos cortaban para que no se pasaran besándose todos los días. De hecho, solo hubo un ensayo general desde entonces en el que se incluyeron los besos, pero Rose estaba nerviosa porque no estaba preparada y había perdido práctica, además del ambiente que había entre Denis y ella. Esa tarde decidieron que era hora de practicar todo de principio a fin y luego rehacer las escenas que no salían tan bien. Solos en casa en vez de en un escenario se sentían algo diferentes, como si no fuera solo interpretar un papel, sino que se besaran por propia voluntad. Ninguno de los besos debían durar más de dos segundos y solo en un par de ocasiones se repetían. Se trataba de representar una obra, no de incomodar a los padres con los hijos adolescentes que fueran a verla o causar otro tipo de sensaciones entre el público. Sin embargo, estando solo ellos dos sin que nadie les viera, no sentían que era necesario contar los segundos o tener especial cuidado con las miradas.

Cuando Rose tuvo que saltar y agarrarse a su cuello abrazándolo con brazos y piernas mientras él la sujetaba y la besaba, no contaron los besos ni los segundos. Simplemente se dejaron llevar. Y cuando Denis tuvo que tumbar a Rose en el suelo y mirarla con deseo, como decía el guión, antes de besarla apasionadamente, tampoco se paró a prestar especial atención a si lo hacía exactamente como le había recomendado el director. Simplemente entrecruzaron los dedos y la besó. Rose se dio cuenta de la facilidad con la que actuaban las escenas románticas estando a solas, pero las justificó con que estaban más relajados que en el escenario. Aun así, temió la escena en la que la historia daba a entender que el profesor y Lolita habían mantenido relaciones poco profesionales. Antes de que se apagaran los focos, comenzaban a quitarse la ropa y cuando solo se veían sus sombras, hacían movimientos como si siguieran quitándose la ropa mientras se besaban hasta que se cambiaba la escena. En su casa no había focos que se apagaran solos ni se cambiaba la escena. Todo dependía de ellos.

- ¿Podemos solamente fingir?- preguntó ella.

- ¿Es que no te fías de mí?

Rose no dijo nada y continuaron la escena. Se suponía que llevarían algo por debajo de la camisa para que no se viera nada, sin embargo, cuando Rose empezó a desabrochar la camisa a Denis, vio su pecho desnudo. Hizo como que no le afectaba, a pesar de que empezaba a estar algo nerviosa. Una vez terminó de desabrocharla, debía volver a besarle mientras él empezaba a desabotonar la camisa de Rose. Cuando iba por el segundo botón, fue a apagar las luces, simulando que se apagaban los focos y siguió desabotonando el resto. Cuando sus ojos se acostumbraron mejor a la oscuridad, se dio cuenta de que lo que llevaba Rose debajo era ya su ropa interior. Ella pensó que no hacía falta decir nada, pues en la oscuridad ya no se vería y él no la tocaría para comprobarlo. Denis continuó como si no hubiera visto nada y la besó mientras le levantaba la falda, acariciando sus piernas por debajo de esta hasta llegar a subir por su espalda. Entonces se quitó el cinturón y se llevó las manos al pantalón para desabrocharlo. La escena debía acabar cuando la tumbaba, pero a Rose le intimidó ver que estaba sola en casa a oscuras con un hombre que se estaba quitando el pantalón, ya no le parecía una escena, por lo que se apartó y se levantó, retrocediendo hasta caer encima del sofá. Denis se acercó a ella para tranquilizarla.

- Abróchate el pantalón primero- dijo ella con voz temblorosa.

Denis así lo hizo y volvió a colocarse el cinturón y se sentó en el sofá con la camisa aún desabotonanda. Rose se la había vuelto a abrochar y estaba en un rincón del sofá, cubriéndose el pecho con las manos.

- Lo has visto, ¿verdad?

- Solo he visto tu ropa interior- dijo Denis encogiéndose de hombros como si no fuera gran cosa-. La ropa interior sirve para tapar también, ¿no? ¿Entonces cuál es el problema? No he visto nada.

- Lo siento, por un momento me pareció demasiado real- dijo ella en voz baja, evitando su mirada.

- Es cierto que las escenas son más directas porque los personajes ya tienen esa confianza y el deseo de hacer todo eso... Para ti es demasiado apresurado si llegas a creer que es real. Incluso para mí es algo rápido, yo haría más cosas antes de...- se detuvo, pensando que quizá mencionar aquello no la ayudaría a sentirse mejor. Se inclinó un poco hacia ella y le acercó la cabeza a su pecho-. ¿Notas mi pulso?

Rose se tranquilizó un poco y se quedó escuchando los latidos de su corazón. Poco a poco, se dejó envolver por sus brazos y se sintió mejor.

- Late rápido- dijo ella.

- ¿Ves? A mí también me parecía apresurado- bromeó Denis.

Rose soltó una risilla nerviosa pero a la vez de alivio. No había nada que temer, pero no le era fácil confiar al completo, ni siquiera de Chris terminaba de fiarse, pues sentía como si el deseo le impulsara a dejarse llevar más de lo debido. Sintió una punzada en el pecho al acordarse de él. Estar cerca de Denis ya no le producía ese efecto tranquilizador cuando se acordaba de Chris, sino que sentía como si nada pudiera hacerla desechar ese peso que sentía al saber que mientras Chris estaba pensando en ella y asimilando la ruptura, haciéndose muchas preguntas, ella estaba escuchando los latidos de otro tras haber ensayado escenas románticas y haberse saciado de besos. Todo con la justificación de que era una actuación. Le parecía que cobraba otro sentido cuando lo hacían solos, fuera del escenario.

- Sigamos otro día- suspiró ella.

- Nos queda poco para terminar. Sigue la parte del reencuentro después de un tiempo cuando ya Lolita está casada y con un bebé en camino- le recordó él-. Es la parte más sencilla.

- Está bien, terminemos- accedió.

La semana siguiente mostraron mejoría en sus actuaciones y al director poco le quedaba para comentar, excepto esa escena que, según él, estaba bien pero algo fallaba.

- Olvidaos de que hay gente mirando, imaginaos a Lolita y al profesor como que solo estaban ellos dos. Acordaos para la próxima vez, será un ensayo general e incluiremos los besos- dijo el director.

Ellos dos se quedaron en el escenario una vez se fueron los demás y practicaron de nuevo la escena. Pero Rose no se sentía del todo cómoda con ello, sobre todo porque últimamente había estado acordándose de Chris y le costaba poner esa pasión que debía. Denis le dio algunas indicaciones e incluso le propuso volver a hacer el ejercicio. Una vez se fue, le pareció ver a Chris saliendo. No era posible, debía de estar alucinando de tanto pensar en él. A pesar de todo, corrió tras él para averiguarlo. Y era él. Pero lo que sucedió fue que su pesadilla se había hecho realidad y escuchó esas palabras de su boca:

- Me decepcionas, Rose. Adiós.

Le veía por primera vez en casi tres años y por su culpa, podría haber sido la última. Regresó a casa con un dolor en el pecho que le impedía respirar bien. Se detuvo delante del buzón por primera vez y al abrirlo vio todas las cartas que se habían amontonado. Entre lágrimas, las fue leyendo una por una, tomando pausas para desahogarse entre llantos por la culpabilidad y la tristeza que le causaba ver todos esos mensajes que le transmitían cuánto la quería Chris y por último invitándola a la inauguración de unos días atrás. No fue capaz de seguir yendo a los ensayos. Tampoco abrió la puerta a nadie ni preguntó quién era. No dejaba de releer las cartas y llorar, recordando todos esos años que había pasado con Chris y por todo lo que pasaron hasta que al fin pudieron ser una pareja oficial. Y lo había echado a perder. Y todo por una carrera que la hacía sentirse culpable todo el tiempo y en el fondo no le daba la satisfacción que buscaba. Más bien le parecía que a veces era una excusa para besarse con los actores. Quizá la mayoría se lo tomaran en serio, pero a ella le costaba cada vez más hacer la diferencia entre sus propios sentimientos y el personaje.

Cuando escuchó esas palabras de Chris, sintió por primera vez lo que significaba cortar una relación. Para ella había sido simplemente dejar de preocuparse por sus acciones, pero cuando él le dijo "adiós", sintió como si le hubiera perdido para siempre y algo en ella se rompía en pedazos.

- Chris... Perdóname- sollozó y lo repitió para sus adentros una y otra vez.

De pronto, ya no le importaba ni terminar sus estudios, ni su carrera, ni su sueño, nada. Se dio cuenta de que había perdido lo que más le importaba y no había nada en el mundo capaz de sustituirlo.

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